martes, 14 de octubre de 2008

LA SEDUCCIÓN COMBINADA: CHINA E INDIA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE


Sergio M. Cesarin

Introducción

Un rasgo destacado del actual escenario internacional es la emergencia de India y China como actores relevantes en el nuevo tablero de poder mundial. Este proceso, concita la atención de politólogos y economistas conscientes del impacto que las dos mayores economías del mundo en desarrollo ejercen sobre el sistema político y económico mundial con ramificaciones en América Latina y el Caribe (ALC).

Si bien sucesivos acontecimientos históricos generaron división e impusieron un patrón de conflicto entre China e India que los transformó en enemigos durante cuatro décadas a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, la cooperación bilateral prima hoy reuniendo similares universos simbólicos que la política e ideología separaron.

Atenuado el conflicto bipolar, las oportunidades abiertas por la globalización, demandas sobre mejoras en la situación social interna y el reconocimiento de un nuevo escenario internacional en la post guerra fría, promovieron el mutuo acercamiento. La imagen de una China poderosa como resultado del sostenido proceso de reformas iniciado en 1979, impulsó la adopción de similar camino por parte de la India poco más de una década después. En consecuencia, la búsqueda de una senda de crecimiento necesaria sortear los dilemas impuestos por el subdesarrollo las encuentra hoy unidas por similares expectativas de progreso y captación de beneficios derivados de la competencia global por recursos.

En este competitivo escenario internacional, ambos actores buscan establecer nuevas alianzas económicas que permitan acceder a materias primas y mercados utilizando no sólo argumentos bilaterales de negociación sino también por medio de acuerdos subregionales e interregionales que interconecten las economías de China e India con ALC. Una nueva geografía económica mundial emerge lentamente como consecuencia del combinado crecimiento económico de China e India.

Por tales consideraciones, el argumento central del ensayo plantea que la sinergia del crecimiento sino-indio supone oportunidades novedosas para los países latinoamericanos orientadas a fortalecer capacidades endógenas y de re vinculación con la economía mundial. Visto de esta manera, China e India inducen un efecto tracción de las economías latinoamericanas hacia las corrientes más dinámicas de comercio e inversión. No obstante los riesgos que se presentan frente a la competencia sino – india en manufacturas y servicios, ambas economías potencian el crecimiento regional y fuerzan la adaptación de los sistemas nacionales de producción a las exigencias de nuevas formas de competencia global por ellas impuestas.

Para el logro de mi propósito argumental, considero pertinente analizar comparativamente las estrategias de crecimiento, estructura económica, el papel del Estado en la definición de estrategias de desarrollo, y los rasgos de la respectiva interconexión con la economía mundial. En la segunda parte, analizo las características de las relaciones sino-latinoamericanas e indo – latinoamericanas, los planos de vinculación (bilateral, regional e interregional), y las nuevas tendencias observables que suponen oportunidades para la región derivadas de una mayor interacción con China e India.

El ensayo sugiere la importancia que la “división del trabajo” entre una potencia manufacturera como China y de servicios como India puede tener en el proceso económico latinoamericano y asume que esta etapa histórica es única ya que por primera vez las dos más grandes economías del mundo en desarrollo crecen aceleradamente, aspiran localizar inversiones en sectores extractivos y tecnológicamente intensivos en ALC y desarrollan políticas específicas de cooperación sur – sur con la región.

China e India: ideología y religión en distintas combinaciones

En el proceso de formación de los Estados nacionales en China e India, ideología y religión jugaron un papel determinante. El Hinduismo en India como religión predominante, y sus expresiones en la escritura, filosofía, y el sistema de organización social basado en castas impuso patrones sobre jerarquía y estratificación que aún son el fundamento del sistema socio – político de la India moderna.

La ausencia de una religión predominante en China es un rasgo de diferenciación comprobable con su vecino. Aún cuando el Imperio adoptó el Budismo arraigado en las clases inferiores junto con el Taoísmo, proponen pautas de relacionamiento entre individuo - sociedad - Estado insuficientes para constituir un desafío a la “doctrina oficial” confuciana. El Confucionismo, como filosofía, práctica política elevada al rango de religión por el Imperio, constituyó un instrumento privilegiado de control social e instauración de valores basados en la obediencia y orden con el fin de regular el mundo de los hombres y garantizar obediencia al soberano. Frente a la diversidad y matices de la India, el Imperio ofrecía un homogéneo escenario político y valores asentados en la tradición sínica que, lejos de la sumisión y complacencia, plantearían permanentes desafíos al poder político.

Gracias a ella, China aportó un legado civilizatorio basado en un sofisticado sistema de gobierno fundado en la eficiencia burocrática, el desarrollo armónico de la sociedad y la moderación del conflicto social; atributos que le valieron su in cuestionada posición como poder dominante en Asia hasta mediados del siglo XIX. India por su parte, ahondó el particularismo de su filosofía y gracias al derrame de escuelas de pensamiento político y religioso como el Budismo, Sijismo e Islam, legó valores constitutivos de la entidad del “mundo chino” y que aún hoy perduran en Asia.

Con el correr de la historia, China e India entrelazadas por valores y concepciones religiosas comunes, forjarían identidades contrapuestas mediatizadas por la influencia del colonialismo y los determinantes del conflicto geopolítico subregional típicos de la Guerra Fría. Así, la convivencia y aceptación mutua mutaron al enfrentamiento producto de la radicalización religiosa en India y la preeminencia del factor ideológico en China, ambos convertidos en vectores portadores del militante nacionalismo hindú y el neo sino centrismo chino. La India galvanizaría voluntades mediante la religión para forjar la independencia atada a una metodología no violenta; China, por su parte, viviría bajo el imperativo ideológico marxista – maoísta una de las revoluciones campesinas centrales para la historia contemporánea.

Similares visiones del mundo y ruptura

Del encuentro con Occidente, China e India surgen al orden mundial con visiones políticas muy diferentes y se encuentran cara a cara como estados independientes a partir del fin de la II Guerra Mundial. A fines de los cuarenta, la lucha revolucionaria china y la naciente India independiente coinciden en sus objetivos: anticolonialismo, superación de la pobreza, y aspiraciones por consolidar vías autónomas de desarrollo económico.

El papel de histórico co-liderazgo ejercido sobre el mundo en desarrollo parecía consolidarse en los cincuenta. Ambos países asumen proactivas posiciones en el campo internacional tendientes a crear un orden regional que enfrentara el dispositivo bipolar amenazante del orden global. Sus convicciones se plasman en 1955 cuando co-fundan (junto a Egipto e Indonesia) el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) en Bandung (Indonesia) iniciativa acordada sobre la base de una visión crítica respecto de la distribución del poder mundial, las pretensiones hegemónicas estadounidenses y soviéticas, y la asimétrica distribución de la riqueza mundial.

Un proceso de acumulación de tensiones torna dialéctica la relación bilateral, los transforma en adversarios y, finalmente, los enfrenta en una guerra (1962). La ruptura sino – soviética, la militante actitud revolucionaria china en el mundo, la nuclearización de la política exterior india, las tensiones derivadas de la situación en Tibet y los irresueltos conflictos fronterizos, alejaron a China e India enfrentándolas durante la guerra fría; la situación subregional de tensión bilateral sería determinante para la consolidación de alianzas político – militares entre India y Rusia tendiente a contrapesar el eje Pakistán – Beijing.

Durante la década del setenta y ochenta las tensiones internas se acumulan en India. Los estados del norte promueven reivindicaciones religiosas radicales y el fantasma del separatismo tamil enfrenta al gobierno central con dilemas de gobernabilidad retroalimentados por demandas sociales insatisfechas. China, ingresa a los setenta en medio de un período de convulsión interna como la Revolución Cultural (RC), moderado luego gracias a la incidencia de dos factores: la normalización de relaciones con Estados Unidos y la toma de conciencia por parte de Mao Zedong respecto que la fallida experiencia revolucionaria sólo acarreaba destrucción en las áreas rurales y descontento partidario retrasando la pendiente modernización económica. De manera similar al agotamiento del maoísmo revolucionario, India asistía al fin de un perfil de liderazgo centrado en históricos pro seres como los Gandhi y Nehru.

Resultado de la anarquía de la RC, China inicia un período regido por una nueva dirigencia que impone cambios radicales: por sobre determinantes ideológicos, asume como prioritaria la tarea de modernizar el país mediante la activa industrialización, para lo cual sería imprescindible distender el escenario externo y manifestar voluntad cooperativa con los vecinos. El proceso en su evolución conlleva la progresiva desideologización de la política exterior. La consecuente distensión habilita la posterior normalización de relaciones sino – soviéticas a fines de los ochenta y abre el camino hacia el acercamiento con India. La debacle soviética, los incentivos provistos por la globalización, aspiraciones por emular el éxito chino, y el encumbramiento de sectores ligados al nacionalismo hindú ganan el favor popular y la India inicia su pendiente proceso de reformas económicas en los noventa.

La historia reciente es dinámica. India y China adoptan mecanismos de consultas en el campo político, militar y económico, mutuas visitas abonan la construcción de confianza necesaria para la distensión bilateral. Ambos países consolidan el diálogo político y la cooperación económica desde comienzos del siglo XXI sobre la base de intereses comunes en el campo de la cooperación económica, la eliminación de fuentes de conflicto bilateral, y la común aspiración por regir la acción internacional concertada sobre principios tales como democratización en las relaciones interestatales, y formación de un mundo multipolar con el fin último de afirmar la paz y estabilidad regional y global, necesarias para garantizar el logro de sus respectivas metas sobre desarrollo.

Diferentes estrategias de inserción en la economía mundial

Como potencia económica, China lleva gran ventaja sobre India luego de casi tres décadas de reformas. El proceso de apertura y liberalización ha sido exitoso medido por la sostenida expansión del PBI que creció a un promedio del 9,8% anual durante la última década (11,1% en el primer trimestre de 2007). Por parte de la India, las reformas también muestran logros evidentes. El PBI creció a un promedio del 8,6% entre 2001 y 2006, y las previsiones indican que a mediados del siglo XXI se ubicará entre las cinco principales economías del planeta.

El dinamismo adquirido por el sector comercial externo chino es indicativo de la potencia exportadora de firmas extranjeras (FIE´s) y joint ventures radicadas en su mayoría en provincias del este. La apertura económica y proactivas políticas públicas han sido definitorias para la ganancia de competitividad de bienes y servicios producidos en China, destinados a satisfacer la demanda mundial. La evolución de su participación en las exportaciones mundiales así lo verifica: en el año 2006 alcanzó el 6,1%. En India, la de construcción del modelo económico socialista es dificultosa. La caída de barreras comerciales (arancelarias y no arancelarias), y la necesidad de aplicar instrumentos de liberalización sin descuidar intereses locales, estaduales y la necesaria armonización de intereses con el sector privado en la “mayor democracia del mundo”, hacen más difícil la aplicación de políticas nacionales de apertura comercial y atracción de inversiones. Sin embargo, las expectativas de crecimiento se han concretado.

La composición del comercio exterior, también refleja disparidades entre China e India. Las manufacturas representan el 76% del total exportado por India y el 89% para China. Pero India aventaja notoriamente a China en exportación de servicios. La tasa de exportaciones indias de servicios duplica la correspondiente a bienes manufacturados. En 2006, las exportaciones indias de servicios aumentaron 34% respecto del 2005 alcanzando los U$S 73.000 millones. Las ventajas indias en el dominio del idioma inglés la colocan delante de China en exportaciones de software (algunos de cuyos centros más importantes están en Bangallore, el Sillicon Valley de la India, Chennai, Delhi, Hyderabad, Kolkata, Mumbai y Pune); es tal el potencial de la India en el sector que aproximadamente el 40% de las exportaciones sectoriales chinas provienen de firmas indias de IT radicadas en dicho país (Srinivasan T.N, 2004). Como consecuencia de la creciente vinculación económica bilateral, China es el tercer destino de las exportaciones indias (Hong Kong el quinto) y ocupa el segundo lugar como origen de importaciones.

La recepción de inversión externa (IE) por parte de China es uno de los capítulos que mayor atención concita en su transformación como potencia económica. En su mayor parte proveniente de Hong Kong y Taiwán (es decir inversión intrasínica) alcanzó los U$S 62.300 millones en 2006 transformando a China en la primera economía del mundo en desarrollo en captación de IE en su mayor porción aplicada a operaciones de ensamblaje. Para la India las estimaciones sitúan la cifra en U$S 11.000 millones para el año fiscal 2006-2007, pero una parte sustancial se localiza en sectores de alta tecnología (HT) y servicios como comercio electrónico (e – business), electrónica, computación, software, telecomunicaciones (Balasubramanyan y Mahambare, 2002).

Otros servicios como centros de llamadas, procesamiento de información, desarrollo de contenidos explican el rápido crecimiento exportador indio en el sector, potenciado por la relocalización de firmas europeas y estadounidenses en busca de ventajas idiomáticas y bajos salarios. Su dinamismo es esencial para el gobierno indio, se estima que el sector puede generar 1.1 millones de nuevos empleos en 2008. Otro sector en el que India aventaja competitivamente a China es el farmacéutico, por ejemplo en la producción de vacunas y medicamentos (genéricos).

El gobierno chino sostiene una activa política de expansión de obras públicas mediante el apoyo financiero de instituciones estatales chinas. Por el contrario, las ineficiencias que reducen la competitividad externa de la economía india residen en la subdesarrollada infraestructura con que cuenta, en particular generación eléctrica y transporte. La principal restricción para India proviene de sus fuentes de financiamiento. La carencia de recursos asignados por el Gobierno central y estados provinciales, dificulta la introducción de mejoras convergentes con las necesidades de desarrollo y expansión de la capacidad exportadora.

Similar status de dependencia energética externa las impulsa a competir por el acceso a fuentes de materias primas, petróleo y gas. En la actualidad China importa el 40% del petróleo que consume, e India compra en el mercado internacional el 70% del crudo que utiliza. Compañías transnacionales del sector energético indio han invertido en Vietnam, Argelia, Indonesia, Venezuela y Libia. Las firmas estatales chinas registran operaciones en Medio Oriente (Irán, Siria), África (Chad, Sudán, Angola, Nigeria), América Latina (Ecuador, Brasil, Venezuela). Las firmas indias también compiten en África, Medio oriente y América Latina (Brasil, Ecuador y Méjico).

En gran medida, el dinamismo económico de India y China y su rápida inserción en la economía mundial se sustenta en el aporte de actores no estatales relevantes: sus respectivas comunidades de emigrados. La diáspora india y las redes de chinos de ultramar constituyen activos intangibles de fundamental importancia para ambos países; las comunidades de indios y chinos dispersos en Asia (y el mundo) constituyen exitosas comunidades de negocios incluso en ALC siendo éste un factor que dinamiza la relación.

Relaciones con América latina y el Caribe

La ventaja china

China lleva la delantera en intensidad, multiplicidad y densidad de vínculos políticos y económicos con ALC. La actualidad de las relaciones sino-latinoamericanas resume un histórico ejercicio de vinculaciones diplomáticas en los planos bilateral, multilateral, e interregional. Hasta el fin de la Guerra Fría factores político – ideológicos, culturales y económicos, fueron determinantes para comprender la expansión de vínculos centrados en preferencias políticas y expansión del comercio. En actualidad, los rasgos de la inserción china en ALC expresan objetivos permanentes tendientes a garantizar su acceso a fuentes de recursos naturales y acotar los espacios de acción político-diplomática de Taiwán en América Central.

La visión china sobre ALC admite que la región forma parte de su proceso de construcción y acumulación de poder aún cuando se trate del “patio trasero” de los Estados Unidos. Desde la tradicional concepción china de las relaciones interestatales, los países latinoamericanos forman parte del mundo en desarrollo, comparten una historia común en el marco del no alineamiento durante la guerra fría y mantienen aspiraciones autonómicas respecto a los poderes rectores del orden mundial.

El peso de la relación política y económica sino – latinoamericana reside en países como la Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Méjico, Perú, Panamá, Colombia y Venezuela destacados por su dinamismo económico, dotación de recursos naturales y capacidad de construcción de consenso en la región. Países con los que también comparte similares visiones del orden mundial; con Brasil en el marco de una “asociación estratégica” o bien asociando esfuerzos de negociación en el campo económico multilateral en el G-20 (Argentina, Brasil, Chile) que pugna por la eliminación de subsidios agrícolas.

En el plano multilateral, la proyección del poder chino e indio hacia ALC se verifica en los vínculos establecidos por medio de organizaciones transpacíficas de cooperación económica como APEC (de la que participan economías latinoamericanas como Chile, Méjico y Perú). Iniciativas interregionales igualmente amplían la participación de China e India en las organizaciones interamericanas. Vale recordar que China posee el Status de Observador en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) y en la Organización de Estados Americanos (OEA), aspira ingresar al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y mantiene un activo mecanismo de diálogo con el Grupo Río. Por su parte India es Observador en la OEA, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), mantiene contactos con el CARICOM, el Grupo de Río y ha firmado un acuerdo de cooperación con el Sistema de Integración Centroamericano (SICA). El Foro Asia del Este – América Latina (FOCALAE, 1998) es otro ejemplo del interés por acercar a China e India con ALC.

ALC representa para China un área proveedora de materias primas por su dotación de recursos naturales. El patrón de intercambio comercial y de inversiones basado en la complementariedad refleja su interés por acceder a recursos naturales y materias primas, minerales, riqueza forestal, pesquera, energética (petróleo y gas), mineral de hierro, cobre, alimentos y cereales. La configuración que adoptan las relaciones económicas sino – latinoamericanas reflejan la creciente interacción económica china con el mundo en desarrollo (Yongzheng, Yang, 2003).

Según estadísticas del Ministerio de Comercio de China, en 2006, el intercambio comercial entre China y América Latina ascendió a U$S 70.200 millones (4% del comercio exterior chino). De acuerdo con el rápido ritmo de crecimiento del comercio durante los últimos años, podría aproximarse a la ansiada meta de U$S 100.000 millones (anunciada por el Presidente Hu Jintao en su visita a la región de 2004) en 2010. El principal socio de China en ALC es Brasil. En 2005 China representó el 5,8% de las exportaciones brasileñas (0,4% en 1980) y el origen del 7,3% de sus importaciones (0,6% en 1980). Para la argentina China representa el cuarto mercado de exportación (10% del total) y el 7,8% de sus importaciones.

Las ventas regionales se concentran en commodities (cereales, petróleo, carbón, mineral de hierro, zinc, estaño, cobre), en cambio, las importaciones originarias de China están mayoritariamente compuestas por manufacturas, automóviles, productos electrónicos y computadoras, aparatos de telefonía. Situación que define un tipo de intercambio básicamente inter industrial. Esta situación de desequilibrio en la calidad de los flujos de comercio sino-latinoamericano, alienta las críticas de quienes perciben en la competencia china más amenazas que oportunidades para ALC.

En este orden, concebido en el marco de una estrategia sur – sur de cooperación, el AAP India – MERCOSUR (2005) responde a estas tendencias y es convergente con otras instancias de negociación entre MERCOSUR y la Unión Aduanera de Africa Meridional (UAAM) o el Foro India- Brasil y Sudáfrica (IBSA, 2003) que incluso cuenta con un Consejo Empresario Trilateral. La complementariedad existente en sectores como producción agrícola, producción de fármacos, programas informáticos, tecnologías de información (TI), telecomunicaciones, productos forestales, madereros, aviación y transporte marítimo, alentó negociaciones con sentido pragmático apuntando al desarrollo de proyectos empresarios (1).

El AAP busca cambiar el vigente patrón de comercio MERCOSUR-India por uno en el que predomine el intercambio de tecnologías, inversión, y formación de empresas conjuntas en distintos sectores de mutuo interés (industria química, productos farmacéuticos, energía hidroeléctrica y nuclear, gas natural comprimido, etanol, telecomunicaciones). Si bien el acuerdo es limitado en la cantidad de productos y márgenes de preferencia otorgados, es un acuerdo “testigo” por ser el primero que firma el MERCOSUR con un país asiático, no latinoamericano, en desarrollo, y un mercado de gran potencial como el de India.

A pesar de que China se destaca como receptor mundial de IED, su papel como inversor externo se afirma desde comienzos de siglo. Los sectores priorizados para la IE de origen chino son hasta el presente el minero (52,8%), comercial (26,5%) y manufacturero (13,5%). En 2005, ALC recibió un 16% de la IE china radicada en el exterior (42% de aumento respecto a 2004), ocupando el segundo lugar luego de Asia (60%). La UNCTAD prevé que China sostenida por su fortaleza en reservas externas, será una de las principales fuentes de IED para el mundo en desarrollo, por lo tanto los capitales chinos fluirán paulatinamente hacia ALC.

Lejos del dinamismo chino, el comercio de la India y ALC aumentó de U$S 560,58 millones en 1994 a U$S 5.300 millones en 2006; el gobierno indio espera duplicar esta cifra en 2010. Sólo si se compara la expansión del comercio exterior de India en el año fiscal 2004 – 2005 con distintas regiones, las cifras con ALC registran el mayor incremento 77,6% (U$S 3.596 millones) frente al 9,02% de aumento en el intercambio con las economías del Sudeste de Asia (ASEAN). Sus principales socios México, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Colombia, Venezuela y Trinidad & Tobago, absorben el 88% de sus exportaciones y son el origen del 95% de las importaciones provenientes de ALC. Para Brasil, la India representa el 1% de sus exportaciones (1,2% en 1980) y el 1,6% de sus importaciones (0,1% en 1980).

India y una nueva estrategia para ALC

Pero la importancia de ALC en la estrategia económica global de firmas indias es cada vez mayor. Por tal motivo, en 1997 el gobierno indio definió un plan específicamente orientado a profundizar las relaciones económicas con nuestra región. El Latin American Program, Focus Lac (1997) ha sido extendido hasta 2008 y consiste en coordinar esfuerzos público – privados para promover exportaciones, en particular, hacia sus principales socios regionales en rubros como productos textiles, artesanías, productos químicos, software, y medicamentos para uso en la industria farmacéutica. También considera aumentar las importaciones de cereales, alimentos, motores, petróleo crudo y manufacturas de acero (tubos para la industria petrolera) desde Argentina, auto partes, vehículos, café, soja y mineral de hierro desde Brasil, cobre y productos de mar (Chile), petróleo crudo, aceites, plata, motores para vehículos, componentes para PC´s desde Méjico, así como adquirir en Venezuela, petróleo, bauxita, aluminio, químicos, acero y productos agrícolas.

En este marco varias son las iniciativas desplegadas. Con la Argentina India amplió la cooperación científica en biotecnologías. Mediante el Programa de Cooperación (POC) ambos países prevén extender los intercambios en software para servicios, hidrocarburos, el sector farmacéutico, el campo nuclear y espacial (desarrollo satelital). El enfoque aplicado a los acuerdos se considera negocio – orientado.

Según reportes del Mac Kinsey Global Institute (MGI), Méjico se ubica entre los países con más atractivo para la producción costas afuera junto con India, China, Malasia, Filipinas y Brasil. Méjico, India, Brasil, China y Sudáfrica forman el G – 5 identificados en comunes intereses (países en desarrollo con influencia regional y global) lo cual brinda una red de acuerdos funcionales a una mayor interconexión económica. En este contexto, Méjico e India firmaron acuerdos sobre cooperación técnica y en 1995 establecieron un Mecanismo de Consultas Políticas. Para sectores empresarios mejicanos India es una opción más confiable que la agresiva y competitiva China. Según fuentes gubernamentales indias, setenta y cinco firmas indias operan en Méjico, entre ellas Mittal Steel, con inversiones por U$S 3.000 millones.

Vectores de impulso

Los vectores de impulso hacia una mayor vinculación entre ALC y las dinámicas economías de China e India son múltiples e interactuantes, entre ellos se destacan:

Estrategia de múltiples rayos: interegionalismo

A la malla de acuerdos bilaterales existentes entre China, India y los países latinoamericanos debemos sumar la sinergia que provocan las iniciativas interregionales de cooperación política y económica. Estas últimas han sido notablemente dinámicas durante la última década. Luego de la crisis asiática y su ingreso a la OMC, China aceptó negociar acuerdos preferenciales útiles para superar barreras de ingreso a mercados y el estancamiento de la Cumbre Doha de la OMC. Para las industrias transnacionales (ETN´s) chinas e indias, la cercanía con centros de consumo, facilidades logísticas y reducción de costos fiscales y aduaneros son claves en sus estrategias competitivas con ALC. En consecuencia, acuerdos preferenciales como tratados de libre comercio (TLC), o acuerdos de alcance parcial (AAP) facilitan el logro de estos objetivos.

También con China el MERCOSUR intentó avanzar en este sentido, pero determinantes políticos condicionan un acuerdo general (2), MERCOSUR y China establecieron en 1997 una instancia de Diálogo tendiente a profundizar la cooperación económica. Resultado de sucesivas rondas de contactos, durante el V Diálogo MERCOSUR – China (2004), se planteó la posibilidad de negociar un acuerdo sobre preferencias acotadas (similar al modelo de negociación empleado con India) ante la dificultad de negociar un TLC. Sin embargo, las conversaciones no muestran avances sustantivos.

Un segundo hito de importancia en la extensión de vínculos interregionales entre ALC, China e India, lo constituye el Tratado de Libre Comercio (TLC) Chile - China. La decisión de concretar un TLC entre ambos países fue anunciado durante la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), celebrada en noviembre del 2004 y registra el antecedente del TLC Chile-Corea (vigente desde el 1° de abril de 2004, el primero alcanzado entre una nación asiática y una latinoamericana). Mediante el TLC Chile aspira ampliar el comercio bilateral y la captación de inversiones de origen chino.

El cronograma de implementación fija reducciones progresivas durante trece años, quedando sometidas a desgravación inmediata el 98% de las exportaciones chilenas y el 71% de las exportaciones indias. El dinamismo comercial que el TLC producirá tendrá sin dudas efectos intra MERCOSUR en el plano industrial, comercial y de inversiones. China es el tercer destino de las exportaciones chilenas, después de Estados Unidos y Japón. A su vez, Chile es el tercer socio comercial de China en América Latina después de Brasil y México. En similar senda se inscribe el Acuerdo de Alcance Parcial (AAP) entre India y Chile (firmado en marzo de 2006) por medio del cual Chile aspira cuadruplicar sus exportaciones a dicho mercado.

Redes (networks) industriales:

Es un hecho reconocido la expansión de los sistemas internacionales de producción y la modificación en los patrones de localización de firmas y procesos basados en ajustadas combinaciones entre, calificada mano de obra y adecuada infraestructura, insumos especialmente críticos para las firmas de alta tecnología. Las empresas transnacionales (ETN) lideran este proceso. Definen la distribución geográfica de las tecnologías (I&D), producción, y comercialización integrando actividades regionales de producción.
En sectores como el automotriz, electrónica y computación, las ETN buscan reducir costos mediante la búsqueda de proveedores, bajos costos laborales y fácil acceso a mercados (Harley, Shaiken, 2004) Si bien las ETN´s chinas son impulsadas y apoyadas financieramente por el Estado para invertir en el exterior, en India el proceso recién comienza. Las ETN indias cuentan con menor apoyo gubernamental por lo tanto deben captar financiamiento externo para ampliar sus operaciones.

Desde esta perspectiva, la presencia de ETN chinas e indias en ALC es un dato relevante de una nueva dinámica productiva a nivel mundial que genera entrelazamientos productivos hacia bienes de mayor valor agregado y servicios. Durante la década del noventa, la operación de firmas transnacionales en la región fue facilitada por el atractivo de nuevos mercados, la apertura hacia la inversión externa, y mejoras en el clima económico regional mediante acuerdos sobre garantías de inversión (BIT´s) que alentaron las alianzas empresarias mediante fusiones y adquisiciones (F&A). De esta forma, las reformas estructurales en ALC generaron una atractiva base para la radicación de capitales externos. Como resultado, Méjico, Costa Rica, Colombia, Brasil, Argentina y Chile fortalecieron sus capacidades competitivas gracias a ETN que impulsaron su integración en la creación de cadenas globales de valor.

Por otra parte, varios países latinoamericanos fortalecieron o crearon sus ETN estatales y/o privadas aprovechando el escenario global. Países como Brasil, Méjico, Argentina, Venezuela, Chile, Colombia cuentan con firmas estatales y privadas transnacionales atractivas para la asociación con pares de China e India. Los ejemplos son concretos. ETN de la India operan en MERCOSUR en la producción de fármacos (Brasil), el sector automovilístico (Brasil y Uruguay) y de servicios (Uruguay). Firmas siderúrgicas brasileñas proveen acero para la fabricación de auto partes a las compañías indias, la india Mittal Steel opera en Méjico y TATA Motors producirá automotores en la Argentina asociada con la italiana FIAT. La división telecomunicaciones de la firma TATA despliega operaciones sobre redes de procesamiento inalámbricas de datos en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Panamá, y Venezuela.

Los proyectos sobre radicación de inversiones por parte de ETN chinas e indias en el sector minero ofrecen también posibilidades de estrechar las vinculaciones industriales entre China, India y ALC. En el sector siderúrgico la sociedad entre Tata Steel y Companhia do Vale do Rio Doce (CVRD), responde a los procesos de F&A en la industria siderúrgica mundial pero, fundamentalmente, a la necesidad de garantizar provisión de mineral de hierro a las plantas indias.

En el sector minero el interés inversor de firmas chinas e indias sobre recursos regionales es evidente. Ejemplo son, la compra del 70% de la firma argentina de mineral de hierro Sierra Grande por parte de la China Metallurgical (siderúrgica estatal china). La estatal minera china Minmetals proyecta inversiones mineras por U$S 10.000 millones en Bolivia, Colombia, Venezuela y Chile mediante la capitalización de la firma estatal CODELCO por un monto de U$S 2.200 millones. Por su parte, la india Jindal Steel planea inversiones por U$S 2.300 millones en el yacimiento de hierro El Mutún de Bolivia.

Desde el momento en que las instituciones financieras nacionales como el Banco de Importación y Exportación (EXIMBANK) financian proyectos de inversión en el exterior, las firmas indias han expandido sus operaciones mundiales. El gobierno de la India redactó en 1992 las Guidelines for Indian Join Ventures and Wholly Owned Subsidiares Abroad, que con posteriores enmiendas desde 2002 provee el marco general para la IED de firmas indias. Gracias al poyo brindado, en 2006, un tercio de la IE india (U$S 16.000 millones) en el mundo fue captada por ALC, especialmente Colombia, Bolivia y Brasil en minería y petróleo.

Por otra parte, el gobierno indio provee sostén financiero y operativo a las firmas de mediana y pequeña escala (Small Scale Undertakings Program, SSU´s) con el objeto de fomentar la IE en sectores específicos, promover la formación de clusters y la posterior internacionalización de sus operaciones. Este tipo de alianza bien puede acomodarse a las estructuras industriales de países latinoamericanos donde pequeñas y medianas empresas constituyen el epicentro de la política exportadora y la oferta interna de bienes y servicios. China, por su parte desarrolla similar estrategia alentando a municipios y provincias para que faciliten la “salida al exterior” de sus firmas medianas.

Asociación en la producción agroalimentaria

Es uno de los capítulos más sugerentes para ALC dado el esperado crecimiento poblacional; las proyecciones indican que en 2025 China alcanzará los 1.550 millones de habitantes y 1.400 millones la India. Y si bien la mayor demanda puede ser compensada en parte por mayor oferta interna y ganancias de productividad, factores tales como carencia de capitales, limitantes en infraestructura y degradación ambiental, indefectiblemente ocasionarán aumentos en las importaciones. El surgimiento de clases medias en China e India, sostienen las expectativas favorables para la región. Asumiendo un crecimiento promedio del 7,3% durante los próximos veinte años, una clase media de 580 millones de personas podrían liderar el consumo en India (Mc.Kinsey Global Institute, 2007)

Frente este escenario, ALC aparece en las estrategias de ambas economías no sólo como proveedor sino también como socio, y receptora de inversiones para el desarrollo de agro negocios. La producción conjunta agroindustrial, servicios agrícolas, logística, y maquinaria agrícola muestran potencial de articulación con los intereses de inversión de corporaciones chinas e indias.

Más importante aún son los procesos de transferencia en biotecnologías, conocimiento sobre sistemas integrados de producción agrícola, desarrollo de semillas y cultivos transgénicos en los que países latinoamericanos son competitivos internacionalmente. En este sentido, Argentina mantiene un activo intercambio en el campo de biotecnologías con China y ha firmado (agosto de 2004) un programa de cooperación en biotecnología y alimentos con India.

Sector farmacéutico

Los países en desarrollo (PED) encuentran en la asociación estratégica opciones para reducir los costos de acceso a medicamentos por parte de la población de menores recursos. En tal sentido, tanto China, India como ALC aplican estrategias destinadas a mejorar las condiciones sanitarias de la población con mayores carencias. Brasil intenta bajar los costos de tratamiento de los infectados por SIDA mediante la producción de genéricos que reemplacen los medicamentos producidos por laboratorios multinacionales. En el ámbito del MERCOSUR, Argentina y Brasil acordaron la producción de medicamentos, reactivos para diagnóstico y genéricos a fin de ser incluidos en los programas nacionales de salud.

En la actualidad la India es el primer productor y exportador mundial de retrovirales genéricos. En tanto China se ha transformado en el primer proveedor de materia prima y principios activos para su fabricación, tanto para laboratorios multinacionales como para los fabricantes de genéricos. Firmas de la India están presentes en ALC. En Brasil elaboran principios activos en Brasil; las aspiraciones por universalizar las prestaciones básicas de salud, encuentran a firmas indias bien posicionadas en los dos principales socios del MERCOSUR.

Cooperación energética

China es el segundo consumidor de energía del mundo e India el sexto. Las previsiones indican que India hoy produce 819.000 barriles por día y consume 2,2 millones, en tanto China produce 3,5 millones y consume 5 millones; de seguirlas actuales tendencias en 2025 India consumirá 5,3 millones b/d y China 12,8 millones, es decir, entre ambas más del triple de lo que consumirá Japón dentro de dos décadas.

Si bien la ecuación de suministro chino basada en proveedores de Medio Oriente, Asia Central, ALC y Africa parece funcionar, las expectativas de la India no son promisorias en su vecindad: tensiones con Pakistán y Bangladesh (posee gas natural), y resistencias por parte de Myanmar no auguran otras posibilidades como el despliegue de la “diplomacia energética” india hacia Irán, Africa y ALC.

El cuadro de situación muestra evidencias empíricas. En Ecuador y Venezuela firmas chinas registran operaciones de exploración y explotación petrolífera. Ejemplo son la China National Petroleum Corp. (CNPC) y Sinopec que han comprado activos de la empresa EnCana en Ecuador. Firmas chinas han ganado licitaciones para explotar los campos de Caracoles y Norte de Intercampo en Venezuela y la CNPC opera el campo de Talara en Perú. Venezuela no descuida a la India. Las expectativas sobre “diversificación del riego de provisión” por parte de India y los intentos por aumentar el número de clientes fuera de Estados Unidos por parte de Venezuela coinciden, por lo tanto la asociación de firmas indias y venezolanas para producir en dicho país está en marcha.

Las previsiones sobre futuro desarrollo en materia de generación energética auguran que en el caso de India y China el componente de base nuclear aumentará. No obstante, las aplicaciones nucleares tienen distintas aristas. En el caso de China, su interés en ALC reside en desarrollos conjuntos, alianzas para comercialización en el mercado internacional y suministro de equipos de radioterapia, reactores para desalinización de agua de mar, producción de radioisótopos, provisión de uranio natural, y fuentes selladas de cobalto 60. Tanto para China como India, países como la Argentina constituyen potenciales proveedores de reactores de bajo costo y alto rendimiento competitivos internacionalmente. Otras opciones aparecen en aplicaciones médicas, y dispositivos para la irradiación de alimentos a fin de lograr el cultivo y procesamiento más eficiente de comestibles.

La expansión de la demanda de gas en China e India también tiene en ALC un socio potencial. India y China necesitan reconvertir sus respectivos sistemas de generación y satisfacer las necesidades de una economía menos contaminante a medida que el avance industrial y el crecimiento del parque automotor así lo determina. Las tecnologías aplicadas al consumo de GNC en automóviles (GNC) es uno de los ítems que posiciona a países latinoamericanos como la Argentina y Bolivia, en la lista de posibles socios regionales.

La revolución en biocombustibles acelera la conexión entre China, India y países avanzados de ALC en este campo como Brasil. Firmas de Brasil desarrollan proyectos en etanol en India. Durante el último foro IBSA celebrado en Brasilia entre el 12 13 de septiembre de 2006, fueron firmados acuerdos sobre energías renovables que favorecen la estrategia brasileña de promoción del etanol y el uso de biodiesel. La Argentina trabaja sobre similar desarrollo gracias su capacidad de producción de maíz y biocombustibles derivados de la soja.

Una conveniente división internacional del trabajo?, manufacturas con China y alta tecnología con India?

ALC se encuentra ante una doble oportunidad; una China altamente competitiva y eficiente productor de manufacturas y el potencial de la India en desarrollo de software e industrias de información. Desde la perspectiva de UNCTAD, la aumento de la FDI mundial está ligada a la expansión de flujos especialmente en el sector servicios y secundariamente manufacturero (en particular químico, farmacéutico, y automotriz). Por lo tanto, al tradicional patrón de asociación productiva en sectores industriales (como los antes citados) es posible sumar los derivados de alianzas empresarias en sectores de media y alta complejidad tecnológica con India.

ALC cuenta con capacidades endógenas para responder a estas demandas. Los sistemas nacionales de I&D, diseño e información en Brasil, Chile, Argentina, Costa Rica, y Méjico, entre otros, constituyen plataformas para la asociación y formación de redes de provisión en el marco de estrategias expansivas por parte de firmas chinas e indias.

Ejemplos, TCS de India lanzó sus operaciones iberoamericanas en Méjico, Brasil, Argentina y España. Considerada una nueva área estratégica para la empresa, en 2002 estableció un centro de desarrollo en Uruguay para el MERCOSUR y cuenta entre sus clientes latinoamericanos al estado de Nuevo Méjico (Méjico). La experiencia de Chile es particularmente interesante. La política gubernamental alienta proyectos de informatización en universidades, escuelas y brinda incentivos para que hacia fines de la década Chile se convierta en una plataforma atractiva para la producción de software de servicios y aplicaciones. No es extraño entonces que en los acuerdos comerciales firmados con China (TLC) y la India (AAP) incluyan capítulos sobre inversión en IT.

En el mismo orden de gradual apertura hacia la industria informática india, el acuerdo con MERCOSUR plantea opciones de asociación empresaria y su tratamiento como empresa nacional y, por ende, sujeta a beneficios impositivos especiales.

Un rol clave: los actores no gubernamentales, comunidades y emprendedores

En los enfoques aplicados al análisis sobre relaciones China, India y ALC las diferentes capacidades para la creación de empresas y vectores asociativos liderados por empresarios jóvenes son un capítulo aún inexplorado. Nuevas generaciones de profesionales y técnicos beneficiados por patrones de deslocalización productiva y circulación del conocimiento sobre la base de redes intangibles de producción, aspiran desarrollar sus propios negocios.

De acuerdo al Global Entepreneurship Monitor (GEM), en ALC 1 de cada 7,4 individuos son emprendedores y China e India figuran entre las economías que verifican la creación de mayor número de empresas. En China, el surgimiento de una dinámica economía privada, la participación de jóvenes empresarios en la administración de empresas extranjeras y join ventures, la nueva economía de la información, y las habilidades de jóvenes administradores formados en universidades extranjeras, favorecen un mayor entendimiento intercultural por sintonía de códigos que acerca más China hacia ALC. En el caso de India su joven mano de obra calificada, ingenieros y técnicos suelen transformarse en emprendedores gracias a la menor intervención del estado en la economía y el desarrollo de servicios.

La globalización brindó amplias oportunidades de circulación de conocimiento mundial entre científicos y la creación de redes de investigación, por lo tanto las mejoras en el sistema corporativo chino, indio y latinoamericano habilitan senderos poco reconocidos pero aptos para sostener la dinámica asociativa de grandes y medianas firmas.

En ALC las reformas de la pasada década han legado conductas empresarias basadas en la nueva economía de información, conocimiento, tecnologías de comunicación, y servicios relacionados a Internet. En ALC, países como Chile, Brasil, Méjico y Argentina son ejemplo de un mayor compromiso en los sistemas de formación de profesionales y promoción de empresarialidad (entrepreneurship). En este orden, el establecimiento de nexos empresariales mediante foros de negocios es un instrumento útil para el fomento de asociaciones estratégicas.

Dispositivo institucional y apoyos locales en ALC: matices de diferenciación entre China e India

La diáspora china se estima en 55 millones de emigrados, en su mayoría presentes en el Sudeste de Asia, Canadá, Estados Unidos, Australia, continente africano y ALC. La presencia de comunidades chinas en países de la región como Brasil, Argentina, y Perú, ofrecen a China ventajas en su interrelación comercial con la región por cuanto constituyen agentes económicos dinámicos, promotores de comercio y conexiones empresarias. Comunidades chinas establecidas en Perú (60.000), Brasil (600.000), Méjico (30.000), Argentina (35.000), Panamá (150.000) y Ecuador (20.000), constituyen un activo con el que China cuenta para extender sus vínculos económicos con ALC. China cuenta con agencias gubernamentales nacionales, provinciales y municipales de apoyo a las asociaciones empresarias y redes de negocios establecidas por chinos de ultramar.

En el caso de India, según datos del Alto Comité de la Diáspora India, en Guyana representan el 51% de los 775.000 habitantes, el 0,81% en Barbados, 35% en Surinam y 39% en Trinidad Tobago. En Brasil, son en su mayoría sindhis radicados en Manaos (han formado la Indian Association) y goans en San Pablo. La caracterización de los indios residentes en Méjico los ubica como profesionales y hombres de negocios. En Panamá se estiman en 8.000 los indios étnicos (la mayoría provenientes de Gujarat). En Venezuela la mayoría proviene de Gujarat, Punjab, Sindhis y estados del Sur.

Al igual que China, en la estructura gubernamental india existe una agencia dedicada al seguimiento y diseño de políticas específicas para sus emigrados, el Ministerio de Asuntos de Indios de Ultramar. El mismo da cuenta, por medio de la Global Data Base (Global Organization of People of Indian Origin, cuya sede está en New York), que 25 millones de indios viven dispersos por el mundo. Son ellos los responsables de ubicar a India en el segundo lugar mundial como receptor de remesas laborales.

Si bien menos influyentes económicamente, el gobierno indio trata de reducir la brecha con ALC involucrando indios de origen en actividades comerciales y empresarias que sirvan de plataforma para dinamizar las relaciones económicas con la región.
Ponderar oportunidades reconociendo amenazas: en busca del justo medio.

La evaluación sobre el real impacto del creciente poder económico chino e indio en los ciclos económicos regionales está en elaboración. Un dinámico escenario sin embargo, muestras nítidas tendencias que se han de profundizar en el mediano plazo. Es evidente que, de mantenerse el ciclo de crecimiento en China e India, los precios de materias primas aumentarán favoreciendo el crecimiento económico regional. Por el contrario, una brusca desaceleración (hard landing) del crecimiento en China e India (ambas representan el 10% del producto mundial) repercutirá negativamente en la región y más aún en aquellos países de alta concentración exportadora.

Frentes de amenaza surgen como consecuencia de la competitividad manufacturera china frente a la producción latinoamericana, el patrón de intercambio comercial sino-latinoamericano (manufacturas frente a commodities) y el desplazamiento en mercados de alto consumo (Estados Unidos) de manufacturas latinoamericanas (calzados, productos electrónicos) como consecuencia de los bajos precios ofrecidos por firmas chinas e indias. Si bien los impactos positivos y negativos en la región son asimétricos, cabe destacar que la caída del Acuerdo Multifibras amplió la participación en las exportaciones mundiales de productos textiles por parte de India y China lo cual afecta directamente a las economías centroamericanas.

Méjico observa con preocupación la competencia china en su propio mercado y las pérdidas de participación para sus productos en el mercado estadounidense. El traslado de maquilas desde la frontera norte ha desplazado inversiones hacia China. Entre 2000 y 2003 se estiman en 730 las firmas que trasladaron sus procesos fuera de Méjico, 35% a China y otro 10% hacia Centroamérica y el Caribe (Cornejo, Romer, 2003).

Sin embargo, las principales amenazas provienen de los mismos países latinoamericanos en tanto las oportunidades abiertas por China e India no sirvan para retrotraer la mayor especialización en actividades trabajo-intensivas y pasar hacia industrias capital-intensivas con fuerte sesgo exportador. ALC tampoco cuenta con instituciones eficientes que ayuden a sostener una política sobre atracción de IE no sólo en sectores extractivos sino también en sectores tecnológicamente intensivos.

Frente a los modelos asiáticos fuertemente pro exportadores, las agencias de gobierno aplicadas al fomento de inversión externa están dispersas, y son débiles. A esto se suma la diversidad de intereses en ALC y las carencias en materia de coordinación de políticas, aún entre socios de un mismo acuerdo subregional.

Conclusiones

China e India aspiran ocupar posiciones centrales en el tablero de poder mundial sobre la base de renovadas capacidades económicas, poder militar, e influencia cultural. Ambos países poseen un capital político determinante para la estabilidad del sistema internacional. Unidas concentran más de la mitad de la población mundial, y son dos economías en crecimiento que privilegian la apertura comercial, recepción de inversión externa y adquisición tecnológica.

Producto del dinamismo económico presente y futuro, representan para ALC una oportunidad para el impulso del comercio sur – sur, la generación de entrelazamientos empresarios, expansión del comercio intraindustrial y la radicación de inversiones en infraestructura, explotación minera, producción agroalimentaria, proyectos energéticos, tecnologías de información y servicios. En este escenario, tanto los actores gubernamentales como no gubernamentales juegan un papel clave.
Para aprovechar las oportunidades derivadas de la expansión sino – india, ALC debe encontrar fórmulas de coordinación que posibiliten maximizar el interés de ambas economías por la región.

Luego de varias décadas de tensión, Hanuman y el Rey Mono (China e India) parecen reencontrase, es de esperar el derrame de sus beneficios hacia ALC.

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Notas

(1) Los principales productos sometidos a preferencias fueron: agropecuarios (15 productos); bienes de capital e informática (142 productos); calzados (6 productos); cueros y pieles (46 productos); goma y caucho (1 producto); herramientas (9 productos); no ferrosos (5 productos); papel y celulosa (7 productos); químicos y petroquímicos (128 productos); siderúrgicos (17 productos), textil y vestuario 40 productos) y otros (41 productos).

(2) Se debe tener en cuenta que Paraguay -miembro del MERCOSUR junto a Brasil, Argentina y Uruguay-, reconoce diplomáticamente a Taiwán.

AMÉRICA LATINA Y EL FORTALECIMIENTO DE CHINA EN EL ESCENARIO INTERNACIONAL


Riordan Roett

Hay dos grandes debates intelectuales en estos primeros años del nuevo siglo. El primero, acerca de si el imperio estadounidense ha iniciado o no un declive inexorable; aunque la fuerza de Estados Unidos no tiene aún rival en el mundo, no hay garantías de que esta hegemonía se mantenga, pues un mundo nuevo y multipolar podría estarse formando conforme regiones que van de la Unión Europea (UE) a China se vuelven más poderosas, a tal punto que podría desestabilizar el actual orden internacional. El segundo de estos debates gira en torno a si China es la "verdadera ganadora de la guerra contra el terrorismo", como dice Giovanni Arrighi. Para él, "la ocupación de Irak ha puesto en riesgo la credibilidad de la fuerza militar estadounidense, ha socavado aún más el predominio de Estados Unidos y su moneda en la economía política global, y ha fortalecido la tendencia hacia el ascenso de China como una alternativa al liderazgo estadounidense en el este asiático y más allá". Mientras Estados Unidos se distrae con sus conflictos en Medio Oriente, China aprovecha la oportunidad de aumentar su influencia, que se volverá relativamente mayor conforme se deteriore la opinión global sobre Estados Unidos.

Una pregunta clave que surge de estos debates es qué significa en el nuevo siglo el ascenso de China para América Latina. Si se adopta un punto de vista benigno, se trataría de un asunto relativamente marginal. Con más escepticismo, dado el avance de China en Asia y África, puede necesitarse la consideración de escenarios alternativos. ¿Existen razones políticas en la búsqueda -- y necesidad -- de China de materias primas de la región? ¿Son acaso los vínculos cada vez mayores en el intercambio de productos agrícolas básicos, materias primas y energía el primer paso en la expansión de la influencia china en términos políticos y económicos? ¿Acaso debe América Latina seguir con atención las reacciones del gobierno estadounidense ante cualquier forma de expansión del gigante asiático en la región, dada la relación de "amor-odio" entre ambas potencias?

La visión benigna

La visión benigna percibe un nivel bajo de amenaza y muchas oportunidades en una mayor presencia china en la región. China ha apoyado las actividades del Grupo de los 20, formado en 2003 en la reunión cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Cancún, México, para protestar por la intransigencia de Estados Unidos y la UE, en especial en el tema de los subsidios agrícolas. Si bien China no ha estado dispuesta a apoyar la candidatura de Brasil a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, se sabe que la decisión tiene como objetivo principal evitar que Japón obtenga también un lugar. Y China, como uno de los cinco actores con poder de veto, entiende la importancia de su papel conforme se amplía su presencia global.

Desde una perspectiva comercial, la visión benigna se concentra en las nuevas oportunidades. Ya que China es un comprador de tal magnitud en el mercado de materias primas y productos agrícolas primarios -- representó más de un quinto del mercado de soja mundial y casi un quinto de las compras de cobre en 2004 -- su gran demanda por estas y otras exportaciones han impulsado significativamente a la región en términos comerciales. De 2000 a 2005, el comercio sino-latinoamericano prácticamente se quintuplicó al pasar de poco más de 10000 millones de dólares (mmd) a 50 mmd. Aunque el volumen total es aún pequeño para ambas partes, el pronunciado crecimiento de los intercambios es sorprendente. Desde 2000, las importaciones chinas de América Latina han crecido a una tasa de 60% anual hasta llegar a aproximadamente 50 mmd en 2005. El comercio también ha crecido abruptamente en la otra dirección. De 1990 a 2004, las exportaciones chinas a América Latina aumentaron de 1.4% de su total de exportaciones a 2.3 por ciento.

Además, China ha tenido éxito al presentar su influencia cada vez mayor como un ejercicio de "poder blando" en las relaciones internacionales. Su modelo de "Estado autoritario en desarrollo" puede resultar atractivo para algunos países de América Latina -- es evidente, por ejemplo, que la combinación de reformar la economía a la vez que se limitan las libertades políticas le ha funcionado hasta ahora -- . Para impulsar su poder blando, el régimen de Beijing ha destinado recursos significativos a varias áreas, como la promoción de su cultura y su lengua; un incremento del turismo en América Latina; delegaciones diplomáticas de mayor nivel y más modernas, con una nueva generación de profesionales jóvenes y de gran aptitud, y una enseñanza cada vez mayor de lenguas extranjeras conforme aumentan los contactos de negocios. De nuevo: estos movimientos no deben verse como una amenaza, sino simplemente como el resultado natural del vertiginoso crecimiento económico de China y de la percepción de su creciente importancia en los asuntos internacionales.

En suma, la visión benigna de la creciente influencia de China en América Latina considera que ese país seguirá concentrándose en establecer vínculos económicos y en mantener un camino neutral en lo político. Hoy, Beijing trata con la región mediante una activa diplomacia económica caracterizada por el pragmatismo, basada en la conciliación y la estabilidad, preocupada por evitar la irritación de Washington y dispuesta a fortalecer los vínculos interestatales.

Una visión más escéptica

Un argumento igualmente convincente sostiene que la expansión de China en América Latina y el Caribe puede convertirse en una amenaza potencial en el largo plazo. Existen muchas razones para fundamentarlo, desde las consecuencias comerciales hasta la extracción de materias primas, la degradación ambiental y la aparente indiferencia de China frente a los derechos laborales en la industria manufacturera.

Este déficit de derechos laborales suele asociarse a preocupaciones vinculadas con el dominio cada vez mayor que ejerce ese país en la industria textil. Debido a que se estima que los costos de su mano de obra equivalen a un tercio de la de los mexicanos, China consigue una ventaja significativa sobre México y sus países vecinos; la visión escéptica subraya el temor de que las importaciones baratas terminen por remplazar a la producción nacional. Es poco probable que estas condiciones cambien en el futuro cercano pese a las presiones internacionales para que China mejore sus derechos laborales, lo que implica que los sectores textiles y del vestido en México, América Central y el Caribe serán incapaces de competir con las manufacturas chinas y las de otros países asiáticos.

También se añade otra preocupación: la marcada dependencia de América Latina de la demanda china de materias primas y bienes agrícolas primarios. Después de todo, la composición del comercio varía mucho entre las exportaciones latinoamericanas a China y las exportaciones de ese país a América Latina. Las exportaciones latinoamericanas se concentran sobre todo en fuentes de energía y bienes agrícolas, mientras que en sentido inverso se concentran en productos manufacturados. Los bienes primarios, por ejemplo, representaron más de 30% de las exportaciones latinoamericanas a China, pero fueron menos de 10% de las exportaciones chinas a América Latina en 2004. Durante el mismo periodo, las manufacturas de alta tecnología representaron menos de 20% de las exportaciones de la región a China, pero fueron más de 30% de las exportaciones chinas a América Latina.

Al concentrarse en la exportación de materias primas y productos agrícolas primarios -- el papel histórico y la ventaja comparativa tradicional de América Latina -- la región puede dejar de agregar valor a sus exportaciones y, de hecho, volverse cada vez más vulnerable a la "maldición de los recursos naturales". Si las ganancias en divisas dependen de la exportación de materias primas y productos agrícolas primarios, el crecimiento de China terminará por detener el desarrollo de industrias de valor agregado en América Latina.

Más aún, existe gran inquietud con respecto a la influencia de China en los precios mundiales de productos agrícolas primarios y materias primas. A finales de 2006, se informó que había sobrepasado a Japón como el productor de acero más grande del mundo y se convirtió en el principal importador mundial de hierro. En las negociaciones anuales de precios que determinan el costo de las existencias de hierro, la principal contraparte del país asiático ese año fue Brasil. China, el mayor productor de acero del mundo, con el Grupo Baosteel a la cabeza, competía con la Companhia Vale do Rio Doce (CVRD) de Brasil, mayor productora de hierro del mundo. Baosteel buscaba una caída en los precios de entre 5 y 10%, mientras que CVRD pedía un incremento de entre 20 y 25%. A finales de 2006, los negociadores de Beijing y Brasilia acordaron un aumento de 9.5%, la mitad del de 2005 (19 por ciento).

La visión escéptica subraya una serie de preguntas con respecto a la creciente influencia de China en la región. Por ejemplo, ¿debe preocuparse América Latina por la posibilidad de que, en algún momento, dada su demanda continua, China quiera controlar o influir en el precio de la soja, el cobre, el estaño u otros productos que se producen en la región? ¿Deben los gobiernos latinoamericanos prepararse para defender su posición en las negociaciones internacionales de precios? Si los precios altos guían ahora los superávit presupuestarios, ¿hasta qué punto deberán prever los gobiernos una reducción en sus ingresos si los precios los controla China o se negocian a su favor? En términos de Realpolitik, ¿representa China una amenaza a futuro para los intereses históricos de Estados Unidos en la región? ¿Y acaso ello significa que en un momento dado algunos países deberán tomar decisiones estratégicas o proponer prácticas de reciprocidad con respecto a sus preferencias y opciones de política exterior?

Conclusión

A principios del siglo XXI, el "escenario benigno" parece apropiado para América Latina en sus relaciones con China. La expansión china en la región es relativamente nueva y muy concentrada, y en un considerable número de temas sur-sur América Latina y China querrán colaborar y consultarse con regularidad. Si bien aumentará la demanda energética, subsisten temas institucionales, tecnológicos y quizá legales que pueden desacelerar la extracción de petróleo. También crecerá la preocupación social sobre temas medioambientales y laborales.

Dada la importancia de las relaciones sino-estadounidenses, parece claro que existen consecuencias potencialmente negativas para la relación Beijing-Washington, que requerirán que en el futuro América Latina y el Caribe tomen decisiones que por ahora no son obvias. Por ejemplo, ¿puede la búsqueda o competencia global por fuentes seguras de energía conducir a América Latina a una encrucijada en la que se vea obligada a elegir ente Estados Unidos y China? De allí la importancia de entender los temas fundamentales que en este escenario impulsan las relaciones China-Estados Unidos: seguridad, recursos energéticos, tipo de cambio y desequilibrios comerciales, por mencionar sólo algunos.

En América Latina, la estrategia de poder blando de China resulta atractiva, sobre todo por la escasa atención que, en términos relativos, Estados Unidos ha prestado a la región en años recientes. Y si, en realidad, Estados Unidos ha comenzado un declive histórico, América Latina podría necesitar de otra potencia en ascenso para tratar temas de comercio, inversión y ayuda. Al mismo tiempo, la región debe reconocer que China también busca vínculos más estrechos con el sudeste asiático y África. Con el drástico aumento de la presencia china en África, impulsada por algunas de las mismas consideraciones que han aumentado el perfil de Beijing en América Latina (en especial recursos energéticos y abastecimiento de productos agrícolas primarios), el caso africano seguramente ofrece lecciones útiles. Las políticas chinas, por tanto, estarán determinadas por una combinación variable de consideraciones de seguridad, recursos, comercio e inversión en mercados emergentes.

La principal meta de los países de América Latina debe ser continuar la construcción de "Estados inteligentes", eficientes, competitivos y preparados institucionalmente para proteger el interés nacional de cualquier influencia externa, lo que requerirá el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica con un mayor énfasis en las instituciones. Tal como se señaló en un informe reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), no son necesariamente las "políticas" las que han fallado, sino que a menudo el proceso de formulación de políticas públicas, y las consideraciones políticas que intervienen, es el que ha evitado un desarrollo económico e institucional más sólido.

Al margen de la expansión de China en la región y con la reducción de la influencia estadounidense, América Latina debe seguir estrategias de desarrollo que, por encima de todo, sirvan a sus ciudadanos. Para ese fin, América Latina debe preparase para la posibilidad de que China se una a Estados Unidos como potencia global, de que Estados Unidos decaiga o de que se mantenga en su papel actual de única potencia hegemónica. Sin importar si se trata de lidiar con China o con Estados Unidos, el reto para los dirigentes políticos consiste en comprender la necesidad de largo plazo de alcanzar la consolidación institucional. La formulación de políticas no ocurre en el vacío. En vez de alegrarse por el ascenso de China o lamentar su dominio, América Latina defendería mejor sus intereses en el escenario internacional si demandara políticas coherentes y construyera instituciones fuertes y consolidadas.

CHINA Y EL ESPEJO LATINOAMERICANO


Sergio Cesarin

Las primeras huellas

Las relaciones sino-latinoamericanas son el resultado de procesos históricos, políticos y socio-culturales que las enmarcan y enriquecen. Históricamente, la presencia china en América Latina y el Caribe (ALC) se remite a los primeros emigrados que, como forzados trabajadores (coolies), reemplazaron en nuestras costas la mano de obra esclava negra a mediados del siglo XIX. Sin opciones, fueron empleados en la construcción de caminos, plantaciones y el tendido de líneas férreas en América Latina y Estados Unidos. De esta forma, ALC recibió la cultura china a través de hombres y mujeres que abandonaron el Imperio del Centro, inmerso en luchas internas que auguraban su pronto fin.

El camino que luego siguieron los inmigrados chinos en ALC escribe una historia donde aspiraciones económicas, reconocimiento social y heroísmo cívico, el compromiso político de aquellos desclasados en las luchas independentistas hispanoamericanas y su participación en la construcción del "sueño americano" constituyen parte de la herencia legada por miles de chinos, ansiosos por lograr la preciada libertad en los nuevos estados latinoamericanos. La participación de combatientes chinos en la guerra de independencia cubana junto a José Martí constituye uno de los hitos imposible de soslayar en la historia de las relaciones sino-latinoamericanas. Ya libres, desde América Central alcanzaron otras tierras del sur continental (Perú, Brasil), donde se insertaron socialmente, establecieron vínculos y arraigaron comunidades que hoy forman parte de la extendida red del capitalismo chino global.

Las imágenes de ALC predominantes en académicos e intelectuales chinos recrean permanentemente esta historia, mezcla de tragedia y superación. En la elaboración discursiva oficial e intelectual, ALC aparece así como una geografía amiga y hospitalaria, que brinda oportunidades y riqueza en tiempos de crisis.

Utopías compartidas

El prisma ideológico en la China maoísta consideró a ALC una geografía apta para extender el ideario revolucionario; como países en desarrollo (y en algunos casos sociedades agrícolas) las naciones latinoamericanas podían ser receptivas a las bondades del exitoso experimento chino. Los atributos de la "vía china al socialismo" (frente a la soviética) destacaban una práctica revolucionaria con epicentro en la figura del campesino dominado por terratenientes, pero activo sujeto revolucionario con capacidad de modificar radicalmente el sistema de dominación impuesto por el "antiguo régimen". La Nueva China, a partir de su fundación en 1949, fue también atractiva para el discurso político e intelectual latinoamericano porque legitimaba su posición internacional sobre principios tales como igualdad de los estados, soberanía y no intervención en los asuntos internos. De esta forma, para la izquierda latinoamericana, cauta ante las ansias de imposición soviéticas, China supondría una alternativa político-ideológica atractiva. Desde la óptica china, ALC formaba parte de la elaboración teórica propuesta por Mao Zedong conocida como Teoría de los Tres Mundos: un primer mundo integrado por las dos superpotencias en conflicto (Estados Unidos y la URSS); el segundo mundo incluye a países industrializados de alto nivel de vida (Europa, Canadá y Japón), y un tercer mundo, compuesto por el "mundo campesino" de Asia, África y ALC, sin dudas los esperados protagonistas de la revolución mundial.

En los sesenta, el activismo provisto por la ortodoxia ideológica impuso a China su Revolución Cultural, cuyas proyecciones también se observaron en ALC. El ideal del nuevo revolucionario, mezclado con altas dosis de agitación social en China, alentó movilizaciones en México, adhesiones en Argentina y nutrieron las expectativas de éxito en la lucha armada que se libraba en el Cono Sur latinoamericano. El no alineamiento en política internacional, con el proceso de descolonización como trasfondo, acercó las posiciones de intereses de China y ALC en la búsqueda de autonomía política y alternativas para el desarrollo económico. En ALC el atractivo ejercido por China orientó la investigación académica hacia los fundamentos ideológicos, teóricos y prácticos de la experiencia social y política china, al mismo tiempo que la "teoría de la dependencia" y el pensamiento de Raúl Prebisch nutría los marcos teóricos aplicados al análisis sobre la inserción asimétrica de los países en desarrollo en la economía mundial. En este periodo, a pesar de que los países latinoamericanos no reconocían diplomáticamente al gobierno de Beijing (Chile fue el primer país latinoamericano en reconocer diplomáticamente a la República Popular en 1970), ALC no fue política ni económicamente hostil a la Nueva China; muy por el contrario, aumentaron los contactos económicos "privados" directos e indirectos entre las partes.

En los setenta, la recomposición de relaciones entre Estados Unidos y China rompió el dique de contención latinoamericano abriendo paso al reconocimiento diplomático y el progresivo aumento del comercio. A finales de la década, la política de reforma económica y apertura impuesta por Deng Xiaoping (las Cuatro Modernizaciones) imprimía una nueva dinámica a la vinculación de China con el mundo y auguraba oportunidades para los países latinoamericanos ávidos por diversificar sus relaciones políticas y económicas externas. La desideologización de la política exterior china coincidía con el interés de regímenes militares latinoamericanos por quebrar el aislamiento internacional en el que se encontraban (por ejemplo, la primera visita efectuada a China por un "presidente" argentino fue la del general Videla). De esta forma, acuerdos gubernamentales nutrían el auge de los intercambios económicos y científico-tecnológicos, así como la promoción cultural. La acción político-diplomática china se regía por el enfoque sobre relaciones Sur-Sur y cooperación entre naciones en desarrollo por ser determinante para el mayor acercamiento sino-latinoamericano.

En los ochenta, las democracias latinoamericanas encontraban en China un activo socio político y económico. Los avances en la experiencia reformista china divergían respecto una ALC sumida en una profunda crisis económica e inmersa en procesos de transición política. La crisis del socialismo real en la URSS y Europa Oriental proyectó sus efectos en China por medio de movilizaciones estudiantiles (Tiananmen, 1989) que desafiaron al régimen y al partido gobernante (PCC: Partido Comunista Chino); frente a este escenario de conflicto ALC adoptó una posición equidistante. Posteriormente, frente al aislamiento internacional sufrido por China, ALC brindó una oportunidad para reparar su imagen internacional: por primera vez en 1990, un jefe de Estado chino (Yang Shankun) visitó la región, acto, sin dudas, de alto simbolismo político en la histórica relación. A pesar de las coincidencias, existían factores de tensión. América Latina y el Caribe era un teatro en el que China y Taiwán agudizaban su enfrentamiento, estableciendo una línea divisoria de intereses regionales entre los países de América Central y Paraguay que reconocían a Taiwán, y los restantes países latinoamericanos que mantenían relaciones diplomáticas con la República Popular China.

La Posguerra Fría constituyó una etapa signada por la intensificación de contactos políticos y el intercambio económico (comercial, científico-tecnológico y financiero). China y ALC coincidían en la aplicación de "reformas estructurales" bajo el paraguas impuesto por la globalización. El aumento del comercio, las frecuentes visitas de alto nivel político, misiones empresariales y la radicación de capitales chinos en la región fueron los ejes de la densa malla de relaciones y nexos establecidos durante los noventa. El éxito económico y la acelerada apertura china consolidaron su imagen como poder emergente capaz de "traccionar" el crecimiento económico en ALC y como alternativa frente a mercados protegidos para bienes agrícolas. Las iniciativas gubernamentales no pueden entenderse si no es en el marco de procesos sociales más amplios. La inclusión de sectores empresarios nacionales ante el auge chino, el involucramiento de las comunidades chinas de histórica presencia en ALC o aquellos considerados "nueva inmigración" (típica de los noventa) deben ser considerados dinámicos agentes promotores de más estrechas relaciones entre el Dragón asiático y ALC. La conjunción de los procesos descritos despegó el interés (dormido) de analistas e intelectuales latinoamericanos sobre las causas y consecuencias de la experiencia modernizadora china, ya no sostenidos por enfoques ideológicos, sino provistos de múltiples variables: históricas, culturales, socio-políticas y económicas.

Constantes y variables

Existen constantes en la percepción china sobre ALC: a) China reconoce el predominio de visiones críticas en ALC sobre el papel desempeñado por Estados Unidos, b) ALC es considerada una extensa región geográfica y una rica dotación de recursos naturales (hoy imprescindibles para sostener su acelerado crecimiento económico), y c) los países latinoamericanos representan un frente de lucha determinante en su puja con Taiwán (de los 27 países que reconocen diplomáticamente a Taipei, 12 son latinoamericanos). En general los análisis de los thinks tanks gubernamentales y privados destacan que ALC históricamente ha rechazado los comportamientos "hegemónicos" con sus secuelas sobre intervención armada o presiones políticas y financieras que condicionan las agendas internas y externas. Corroboran estas apreciaciones las imágenes de la actual realidad latinoamericana en donde hay líderes políticos que critican el papel desempeñado por Estados Unidos en materia política y económica. Desde esta perspectiva, el "progresismo" predominante en los gobiernos de la región responde ajustadamente a las estrategias de aproximación de "múltiples rayos" aplicada por China en ALC: gobiernos, empresarios y partidos políticos considerados amigos.

Por otra parte, en ALC el "modelo chino" ha ganado prestigio y reconocimiento en círculos intelectuales y ámbitos de planificación sobre políticas, en particular luego de la crisis económica asiática, el colapso del Consenso de Washington traducido en inestabilidad institucional y crisis de los mercados emergentes latinoamericanos (ahora sumergidos), las duras negociaciones que los países en desarrollo enfrentan en el campo multilateral (Organización Mundial del Comercio, OMC) y la debacle argentina. En la visión de analistas latinoamericanos, la fortaleza del modelo chino, incólume frente a la incertidumbre reinante, refuerza el valor empírico de la experiencia autónoma de desarrollo. El carisma intelectual de la "vía china al capitalismo" se plantea así como alternativa válida para construir poder sobre la base de recursos propios, lejos de los postulados sobre globalización (asimétrica) provistos por Washington. Por eso, no es de extrañar que en las actuales circunstancias políticas, gobiernos, gabinetes y centros académicos destaquen el papel del Estado en la planificación económica y la gradualidad aplicada por China en su política de apertura al capital externo.

Ejes de acoplamiento

La acción china en ALC se despliega en varios frentes simultáneos: bilateral, subregional e interregional. El peso de la relación política y económica sino-latinoamericana reside en un conjunto de países (Argentina, Brasil, Cuba, Chile, México, Panamá, Perú y Venezuela) considerados determinantes en la formación de consensos políticos regionales, y relevantes por poderío económico y dotación de recursos naturales. También deben tomarse en cuenta consideraciones geoestratégicas ligadas al tráfico marítimo (tal vez el ejemplo más claro sea Panamá) y la seguridad. En el plano económico, la complementariedad rige los intercambios sino-latinoamericanos. La creciente demanda china de alimentos, petróleo, materias primas y minerales es satisfecha por eficientes productores latinoamericanos.

En el plano bilateral, Brasil y China comparten visiones similares sobre el orden mundial, intereses comunes respecto a la configuración del sistema internacional de poder y expectativas por lograr la condición de "potencias económicas" en el siglo XXI. Brasil es el primer socio comercial de China en ALC (representa 42% de las exportaciones latinoamericanas con destino a China), y rigen sus vínculos en el contexto de una "asociación estratégica" basada en el intercambio económico-comercial, científico-tecnológico y desarrollos de alianzas empresariales para competir incluso en terceros mercados. Dotación de recursos minerales, relevancia política regional, tamaño de mercado y la importancia que reviste la comunidad china residente en el país distinguen los atributos con que cuenta Brasil en la estrategia china hacia América Latina y el Caribe.

Con Argentina, China mantiene una relación basada en coincidencias políticas y simpatías generadas por tempranas relaciones económicas establecidas en la década de 1940. Para Argentina, el apoyo de China como Miembro Permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es crucial para sus pretensiones de resolver pacíficamente el conflicto colonial (Islas Malvinas) con Gran Bretaña. Durante los últimos 10 años, las relaciones económicas bilaterales se han intensificado gracias a las exportaciones agroalimentarias argentinas y las importaciones de manufacturas chinas. La presencia de una activa comunidad de inmigrados chinos en el país explica el aumento en el intercambio económico bilateral.

La política china hacia ALC otorga a México importancia particular y adquiere características propias por su frontera con Estados Unidos. Pese a la existente simpatía cultural que ha dado lugar a la creación de instituciones orientalistas rectoras (El Colegio de México), la relación bilateral no está exenta de dificultades. México fue el último país con el que China negoció su acceso a la OMC. Sectores industriales mexicanos observan con aprehensión la competencia china en el mercado interno y, en particular, en el de Estados Unidos, donde la producción china de bajo costo desplaza las exportaciones mexicanas con esfuerzo logradas mediante el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Asimismo, la desviación de inversiones hacia China antes localizadas en maquiladoras predispone negativamente el ánimo de sectores políticos, intelectuales y obreros mexicanos que ven con preocupación la pérdida de empleos en sectores de mano de obra intensivos.

El acercamiento entre China y Cuba es resultado directo de la debacle soviética y la necesidad cubana de contar con insumos y energía provistos por el país asiático. La impronta cultural china y la histórica identificación ideológica facilitaron en la Posguerra Fría el giro pragmático del gobierno cubano a favor de China, ávida por tener acceso a recursos minerales y petróleo en el Caribe.

Venezuela constituye un país de importancia estratégica para China como proveedor de petróleo y plataforma de inversión para firmas chinas pertenecientes al sector energético con intenciones de explotar reservas petrolíferas en la Cuenca del Orinoco. A pesar de la estrecha relación política establecida entre ambos gobiernos, China no busca la confrontación "directa" con Estados Unidos, sino demostrar su capacidad de maniobra e influencia en un área geográficamente alejada de su territorio, pero bajo influencia directa estadounidense.

Chile es la economía del Cono Sur con la que mantiene una densa red de contactos en los niveles bilateral, multilateral, interregional y transpacífico. La estrategia chilena de apertura y vinculación económica con los dinámicos mercados asiáticos tiene en China un socio excepcional: es el tercer destino de sus exportaciones y el segundo como fuente de importaciones. En el corto plazo, la relación económica se afianzará mediante la firma de un tratado de libre comercio (TLC) cuyo objetivo persigue aumentar los flujos comerciales bilaterales y ampliar las oportunidades de asociación entre el Gran Dragón asiático y el pequeño tigre latinoamericano por medio de alianzas empresariales y radicación de inversiones chinas en el sector productivo chileno (minero, forestal, pesquero y servicios). Esta estrategia de aproximación por medio de un TLC puede ser mejor entendida cuando se relaciona con el proyecto del Mercosur.

En el plano subregional, China ha establecido un Mecanismo de Diálogo con el Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones (CAN). La relevancia para China del acuerdo con el Mercosur proviene de tres frentes: a) influir políticamente en Paraguay para que revise su reconocimiento de Taiwán, b) aumentar la cooperación económica con socios proveedores de materias primas, y c) articular este desarrollo con salidas de bienes y servicios proyectadas por puertos del Pacífico hacia y desde Chile. Hasta el presente, los resultados en el campo comercial son positivos; sin embargo, la crisis del Mercosur dificulta los avances en materia política y fortalece el ejercicio diplomático bilateral aplicado por China en sus relaciones con los estados miembro.

El despliegue político-diplomático de China en la región se observa en su activa inserción en el sistema interamericano: en 1990 estableció un Mecanismo de Diálogo con el Grupo de Rio; en 1994 fue el primer país asiático con categoría de observador en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi); fue admitida en el Banco de Desarrollo del Caribe en 1994 y, a partir de 2004, como Observador Permanente en la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Parlamento Latinoamericano; además, aspira a ser miembro extrarregional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Organizaciones transpacíficas, como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), e interregionales, como el Foro de Cooperación América Latina-Asia del Este (Focalae), amplifican su inserción en instituciones y organizaciones intergubernamentales latinoamericanas.

En síntesis, simpatías ideológicas y visiones compartidas entre China y ALC justifican la expansión de vínculos y la intensidad por ellos alcanzada. Refuerza esta situación la imagen de China como "poder cooperante" en ALC, capaz de sostener la recuperación económica regional luego de una etapa de aguda crisis económico-social. Si bien el escenario de auge económico chino proyecta beneficios reales para ALC en comercio e inversión, también plantea desafíos por resolver. El debate sobre costos y beneficios para ALC de una relación basada en intercambio de materias primas por manufacturas apenas comienza.

ALC, un "laboratorio social" para China

En ALC China tiene una imagen altamente positiva, pero no ocurre necesariamente lo mismo en China. Para economistas y líderes políticos, ALC registra procesos y experiencias que deben evitarse. Si ALC es políticamente importante y económicamente imprescindible, como modelo político y social asume relevancia analítica ante desafíos similares que enfrenta la dirigencia china. El pensamiento crítico chino (que, por cierto, existe en aquel país) refuerza sus argumentos sobre los riesgos del "crecimiento sin equidad", basados en la fallida experiencia latinoamericana. En las actuales circunstancias sociales por las que atraviesa China, la exacerbación de diferenciales de ingreso entre habitantes rurales y urbanos hace temer la "latinoamericanización" de China con sus secuelas de inestabilidad política y aumento en los niveles de conflictividad social.

Las preocupaciones de la dirigencia china y la agenda pública de la "cuarta generación" en el poder son similares a las que enfrenta la dirigencia política latinoamericana: gobernabilidad, estabilidad social, deterioro institucional, desarrollo y pobreza. En este sentido, la definición de políticas orientadas a recuperar el Estado de bienestar perdido, mejorar la distribución del ingreso y focalizar los esfuerzos en la "calidad del crecimiento", demuestra que China y ALC comparten desafíos similares. Asimismo, ALC aporta "casos" que la ajustada sabiduría china incita a estudiar en universidades y gabinetes gubernamentales para no replicarlos en sí misma. Ejemplos de ello son: el interés demostrado en la transición política mexicana y la caída del Partido Revolucionario Institucional (PRI) -- secuencia posible de ser extrapolada al PCC -- ; la crisis económica argentina y su impacto en partidos tradicionales como el Justicialista; las nuevas condiciones sociales en economías de rápido crecimiento; estabilidad política; brecha de riqueza (materia en la que ALC lleva bien la delantera), y relaciones de propiedad. Variables como violencia social y experiencias sobre la crisis del Estado benefactor en ALC configuran a ojos de expertos y analistas chinos áreas de interés prioritario. Un dato: los estudios sociológicos considerados políticamente riesgosos hasta hace una década han adquirido en China un valor inusitado ante los dilemas que enfrenta una sociedad que en poco menos de tres décadas pasó del igualitarismo absoluto a la abrupta competencia impuesta por el mercado.

Conclusiones

En el proceso de ascenso pacífico (peacefull rising) de China durante el siglo XXI, ALC tiene asignado un papel relevante. Sin embargo, el caudal de conocimiento que China posee sobre ALC supera con creces nuestras capacidades. La labor desplegada por científicos sociales, economistas y expertos chinos constituye insumos aplicados a la definición de estrategias nacionales y formulación de políticas gubernamentales; proceso no verificable en similar intensidad y eficiencia en la mayoría de los países latinoamericanos, salvo raras excepciones (Chile). La asistematicidad en los esfuerzos realizados y la carencia de una interfase adecuada entre el ámbito académico y el político en ALC resta capacidades de negociación frente al creciente poderío chino. Sin embargo -- como expresa la sabiduría popular china -- , en la crisis está la oportunidad. Es éste un momento particularmente propicio para profundizar el conocimiento mutuo mediante contactos directos que, incluso, puedan integrarse con los de centros académicos estadounidenses en su búsqueda de respuestas sobre el porqué de las nuevas dinámicas presentes en las relaciones sino-latinoamericanas.