martes, 8 de julio de 2008

LA IMPORTANCIA ESTRATÉGICA DE ASIA CENTRAL (I)


Carlos Echeverría Jesús

Aparte de la dimensión energética, que trataremos en otro análisis, es importante tener en cuenta que estos Estados comenzaron destacando tras las independencias por su dimensión musulmana, aunque entonces tal dimensión aún no era considerada estratégica. Aunque los soviéticos fueron derrotados en Afganistán y este escenario se mantuvo inestable (guerras en Afganistán y Tayikistán, inestabilidad paquistaní, redespliegue de al–Qaeda en la segunda mitad de los 90, etc.), hubo que esperar hasta el 11–S para que Asia Central fuera incorporada a las agendas de las grandes potencias.

Unos Estados descompensados

Es a partir de ahí que muchos comenzaron a cortejar a Estados que gestionaban prudentemente sus independencias sin perder de vista a Moscú, mientras buscaban valores añadidos para emanciparse. Tales Estados estaban y están descompensados, con emergentes productores de hidrocarburos como Kazajistán y Turkmenistán, y en menor medida Uzbekistán, y el resto sobreviviendo con dificultades.

Los regímenes han estado dirigidos por presidentes inamovibles, heredados algunos de la época soviética (Nursultán Nazarvayev en Kazajistán, Islam Karimov en Uzbekistán y Saparmurat Niyazov, hasta su muerte en 2006, en Turkmenistán). En Kirguizistán el presidente Askar Akaev estuvo casi 15 años en el poder hasta su derrocamiento en marzo de 2005 por un levantamiento popular; en Tayikistán Imomali Rahmon es presidente desde 1992; y, en Uzbekistán, Islam Karimov va por su tercer mandato tras unas elecciones fuertemente contestadas.

Los cinco Estados se han ido consolidando desde sus independencias, y si bien algunos aún adolecen de importantes déficit en términos de seguridad, también coadyuvan a permitir hablar de una región que antaño sólo era geográfica pero que hoy es geopolítica y geoeconómica. No es región en términos de cooperación interestatal, si bien sí existen estructuras en las que pueden concertarse en cuestiones sectoriales.

En la región, poblada por unos 60 millones de habitantes, más de 10 millones viven por debajo del umbral de la pobreza y hay flujos migratorios desde los países más pobres a los más ricos, y hacia Rusia como antigua metrópoli. Por ello, Kazajistán invierte y mucho en Kirguizistán y en Tayikistán y algo menos en Uzbekistán, por jugar Karimov a ser su rival regional. Ello no impide a Kazajistán estudiar actualmente los beneficios que obtendría construyendo un gasoducto para transportar gas turkmeno a China a través de Uzbekistán.

Situaciones diversas

Kazajistán (con 15 millones de habitantes), que va a presidir la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en 2010, no sólo es importante por su envergadura y por su papel energético sino que también reúne otras cualidades relevantes. En dos años puede convertirse en el primer productor mundial de uranio, estando ya especializando en su extracción y procesamiento. Libre de contenciosos importantes con sus vecinos inmediatos, incluida China con la que comparte 7.000 kilómetros de frontera, Kazajistán ha adquirido importancia por su pragmatismo, por su peso energético y por su búsqueda de mecanismos imaginativos de gestión de la vecindad en la zona. Llegó incluso a proponer hace años la creación de una Unión Centroasiática para distribuir mejor energía y agua, propuesta que acaba de renovar durante la visita a Astaná del presidente tayiko Rahmon el 14 de mayo pasado. Por otro lado, la visita del presidente ruso Dimitri Medvedev a Astaná, en su primer viaje al extranjero como jefe de Estado, sirvió para reforzar su cooperación energética pero también para mostrar el despegue kazajo en su industria espacial, tras haber lanzado su primer satélite en 2006, preparando el lanzamiento de un segundo en breve y formando a un astronauta que pueda ser enviado a la Estación Espacial Internacional. La relación entre Kazajistán y Rusia es y seguirá siendo especial, habida cuenta de la población rusa que vive en el primero (6 millones de kazajos son étnicamente rusos) y de la existencia del Caspian Pipeline Consortium ruso para dar salida al crudo kazajo al exterior.

Nazarbayev dinamiza una prudente apertura que incluye la aproximación a Europa y que cristalizaba el 2 de abril con la creación del Club Europeo, foro que promociona una estandarización de valores que permita la integración en el Consejo de Europa como primer paso a una aproximación mayor mientras se asegura una democratización tranquila. Aunque aún colean las denuncias de su yerno, Rakhat Aliev, sobre corruptelas situadas hace una década y calificadas por los medios de “Kazajigate”, Nazarbayev se inserta bien en la sociedad internacional. Su yerno, en cambio, vive en Austria, país en el que fue embajador hasta mayo de 2007 y que se niega a extraditarle, y recibía este año una condena en ausencia de 40 años de prisión en su país acusado de corrupción, de conspiración y de intento de golpe. Su esposa, Darigha Nazarbayeva, quien ha visto cómo su figura política y su partido Asar han caído en picado por este escándalo, dificultando la sucesión, está divorciada de él.

También en Tayikistán (7,3 millones de habitantes) encontramos al poder implicado en casos oscuros, como lo demuestra el caso de Hasan Sadulloev, uno de los tayikos más ricos, director de Orienbank y de otras 13 compañías y cuñado del presidente Rahmon, y a quien se da por desaparecido desde abril, lo que ha hecho que circulen diversos rumores. Esa situación está debilitando la figura de Rahmon, quien no acudió a las festividades del Día de la Victoria, el 9 de mayo, y hay que considerar también que un crudo invierno sin calefacción y con los precios de los alimentos disparándose están erosionando aún más su figura en un país que es autoritario, como Kazajistán, pero donde, a diferencia de este último, no se acometen reformas económicas. Tras una guerra civil (1992–1997) con más de 100.000 muertos, el régimen decidió legalizar el Partido del Renacimiento Islámico, único partido islamista legalizado en toda Asia Central, pero ello no blindó al país frente a los yihadistas, bien asentados en la confluencia de Tayikistán con Uzbekistán y Kirguizistán y canalizados a través de organizaciones como Bayat. Tras haber sufrido varios atentados con bomba entre 2005 y 2007 el régimen persigue toda indumentaria islamista en centros administrativos, concede el uso de una base a aviones a la OTAN en misión en Afganistán y otra, la de Ayni (Farkhor), al uso conjunto de aviones rusos e indios con idéntica misión, y ha detenido y juzgado a miembros del Hizb ut–Tahrir en 2007, entre otras medidas.

Uzbekistán es el país centroasiático más poblado, con 27,3 millones de habitantes, trata de explotar hidrocarburos de su subsuelo y aún sigue dependiendo de la herencia soviética del monocultivo del algodón. No obstante, el gas que produce y exporta a Kirguizistán, Tayikistán e incluso al sur de Kazajistán le permite tener un instrumento de presión sobre ellos. El régimen es extremadamente autoritario en el país más importante desde una perspectiva religiosa. La oposición más firme a Islam Karimov es islamista radical, desde el Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU), fundado a fines de los 90 por Tahir Yuldashev, hasta el Hizb ut–Tahrir como vanguardia más visible. Junto a ambos instrumentos de oposición existe Akramiya, una red de la que también forman parte hombres de negocios del país y a la que el régimen considera yihadista. Tras haberse alejado de Occidente inmediatamente después de los sangrientos disturbios de Andiján, el 13 mayo de 2005, el régimen vuelve a acercarse y, en paralelo, enfría unas relaciones con Moscú que habían ido por buen camino en los tres últimos años –se adhirió a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) y a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS)– mientras mantiene su aproximación a China. Las ofertas occidentales de reforzar lazos lanzadas en los últimos meses han sido bien recibidas en Tashkent, que ha tenido varios gestos poco cordiales con Moscú. En la reunión de ministros de Defensa de la OCS celebrada en Dushanbe el 15 de mayo, fue el único país que envió un representante de bajo nivel y ha aceptado, sin coordinarse con Moscú, la propuesta de la OTAN de construir una línea de ferrocarril para facilitar el transporte logístico hacia Afganistán. Ello permitirá recuperarse en parte del golpe que supuso para EEUU tener que abandonar, en 2005, la base aérea de Karshi–Khanabad (K–2), en el sur del país. Es evidente que dicho ferrocarril, que atravesará Ucrania, Bielorrusia, Rusia, Kazajistán y Uzbekistán, requiere de un acuerdo entre la Alianza y la CSTO, léase Rusia, y esta última, que tiene bases en Kirguizistán y Tayikistán y firmó un acuerdo bilateral con Uzbekistán en 2006, ya ha comenzado a aplicar medidas de retorsión contra Karimov, interrumpiendo la importación de algodón y otros productos. Karimov se mantenía fiel a su espíritu gregario cuando a fines de abril rechazaba en Astaná la propuesta de su homólogo kazajo de contribuir a crear una Unión Centroasiática, propuesta que poco antes y también en Astaná apoyaba el kirguiz Bakiev.

Kirguizistán es muy montañoso y fronterizo con China y está presidido por Kurmanbek Bakiev a raíz del triunfo de la llamada “Revolución del Tulipán”, de marzo de 2005, en la que las movilizaciones contra un fraude electoral consiguieron echar del país a Askar Akayev. Importa el 20% del cereal que consume desde Kazajistán y ahora prevé la construcción de un segundo gasoducto (Tashkent–Bishkek–Almaty) desde dicho país. Las elecciones parlamentarias de diciembre de 2007, con Bakiev obteniendo 71 de los 90 escaños, han dejado a la oposición dividida y ello en un país que está desgarrado en clanes. Poco poblado (5,2 millones de habitantes) y disponiendo en su suelo de una base estadounidense y de otra rusa, mantiene cuidadosamente los equilibrios: el pasado 28 de abril cuatro funcionarios eran encarcelados –con penas de entre 4 y 14 años– acusados de espiar para Rusia. También se mantiene firme en la lucha contra la expansión de la ideología islamista y de su variante radical yihadista, pues ha prohibido el partido Hizb ut–Tahrir, cuyos miembros en Kirguizistán se estiman en unos 10.000 y está bien implantado entre los uzbekos étnicos instalados en el Valle de Fergana, donde se han intervenido armas en los últimos meses.

Turkmenistán es un país desértico y poco poblado (5 millones de habitantes) que cuenta con las quintas reservas mundiales de gas, que exporta por gasoductos rusos y que es fronterizo con Irán. Muy cerrado y autoritario hasta 2006, se está abriendo progresivamente, incluso a la cooperación con una OTAN que valora mucho su frontera con Afganistán. Tras la muerte del veterano y extravagante Saparmurat Niyazov, en diciembre de 2006, su sucesor, el pragmático Gurbanguly Berdymukhammedov, ha introducido un nuevo dinamismo en su política exterior al abandonar su tradicional neutralismo. Cabe recordar que, aunque con Niyazov Turkmenistán fue el primer Estado centroasiático en adherirse –en 1994– a la Alianza para la Paz (PfP), tal vínculo no se reflejó en nada, pero Berdymukhammedov acudió en abril a la Cumbre aliada de Bucarest donde se entrevistó con el presidente Bush, y está permitiendo que cada vez más aviones de transporte de la OTAN reposten en su país. Es evidente que habrá evaluado previamente los riesgos que ello puede comportar para sus relaciones con Moscú y con Teherán.

Tayikistán adolece de importantes problemas de seguridad que se arrastran desde la guerra civil que desgarró el país. Es el más pobre de todos los países centroasiáticos: más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y medio millón de tayikos –el 7% de la población total– sufre de malnutrición. Además, en la actualidad hay abierta una investigación sobre corrupción en la que el propio Banco Central tayiko ha debido reconocer el uso impropio de préstamos del FMI. Por otro lado, el pasado 27 de mayo una importante banda de traficantes de drogas sufría un golpe policial en la ciudad meridional de Kulyab que llevaba a la detención, tras duros enfrentamientos, de ocho de sus miembros incluyendo a su jefe y a dos ciudadanos afganos, mejorando con ello la imagen del país.

La dimensión medioambiental

Otra de las dimensiones de la seguridad, la medioambiental, es especialmente preocupante en algunos de los Estados. Tradicionalmente se había creído en Asia Central que, en términos de abastecimiento de agua, Tayikistán y Kirguizistán la recogerían en invierno para facilitar la necesaria a los otros tres Estados centroasiáticos más secos. En realidad, no están adoptando medidas frente a esos problemas y muestran divisiones. El Valle de Fergana, compartido por Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, sufre escasez y ello agrava algunos viejos litigios territoriales, como el que afecta a la provincia tayika de Soghd y a la región de Batken en Kirguizistán. A fines de marzo, unos 150 tayikos intentaron destruir una presa construida por las autoridades kirguizas al considerar que la habían hecho en su territorio.

Conclusiones

Desde que el 19 de octubre de 1994 los presidentes de Azerbaiyán, Kazajistán, Kirguizistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Turquía firmaran en Estambul la Declaración de su II Cumbre –la primera había tenido lugar en Ankara en octubre de 1992– hasta la actualidad, las dimensiones turca y musulmana allí reflejadas, y en buena medida también la energética, se han mantenido. Sin embargo, hoy los países centroasiáticos, incluyendo a Tayikistán, han diversificado sus relaciones con otros actores. La dimensión euroasiática allí presente se enriquecía años después con la creación de la OCS, en la que Rusia y China se introducen en las agendas exterior y comercial de esos Estados. Por otro lado, las referencias en la citada Declaración tanto a la Ruta de la Seda como eje vertebrador como a los desafíos medioambientales, bien reflejados en la situación del Mar de Aral, siguen siendo actuales hoy.

Cuando Dimitri Medvedev presida a finales de junio, en la localidad siberiana de Janti–Mansiisk, la cumbre entre Rusia y la UE, los representantes de los 27 tendrán ante sí a un mandatario que en el poco tiempo transcurrido desde su investidura ha fijado con firmeza algunas de las líneas fundamentales de la política exterior rusa. En lo que a Asia Central respecta, Moscú es más claro y coherente que Bruselas o que las capitales de los Estados de la UE. Sí es preciso constatar una creciente incorporación de esta región a la agenda de la UE, aún cuando no esté incluida en la Política Europea de Vecindad (PEV) y esté sólo presente en la cooperación al desarrollo, y algunos de los Estados comunitarios son cada vez más visibles en términos energéticos y de diálogo político.

Pierre Morel tiene ante sí, como enviado especial de la UE a Asia Central, un horizonte prometedor siempre que la voluntad política de la Unión y de sus Estados miembros le arropen. La UE ha dedicado en 15 años hasta 1.300 millones de euros en ayudas a la región, más de 150 millones de ellos invertidos desde 1993 en infraestructuras en el marco del proyecto Transport Corridor Europe Caucasus Asia (TRACECA). Tal montante global hace de la UE el mayor inversor extranjero en Asia Central, pero lamentablemente la realidad nos demuestra que su visibilidad política es mucho menor que la de Rusia o China.

Junto a una amenaza terrorista que es claramente transfronteriza, los países de Asia central deben superar problemas como la pobreza, la debilidad de las instituciones, el terrorismo transnacional y la falta de agua, además de evitar posibles conflictos entre ellos. El ataque terrorista realizado por miembros del Hizb ut–Tahrir el 12 de mayo de 2006 en la frontera entre Tayikistán y Kirguizistán, en el que murieron varias personas, o la detención a principios de julio de 2007 de miembros del mismo y origen centroasiático en Afganistán, mostraban la porosidad de las fronteras, realidad esta que coadyuva a que las amenazas y los riesgos se afiancen. Por otro lado, sus decisiones actuales y en un próximo futuro en torno a los recursos energéticos, que recogeremos en otro análisis, tendrán también sus consecuencias para las relaciones entre sí, para sus vecinos y para las potencias implicadas aquí citadas.

LAS CONSECUENCIAS DE LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS DE 2008 EN IRÁN


Luciano Zaccara

El 14 de marzo y el 25 de abril de 2008 se llevaron a cabo las dos rondas de las octavas elecciones legislativas para definir los componentes de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán.Las listas conservadoras han sido las claras vencedoras de los comicios. El Frente Unido Fundamentalista (FUF) habría obtenido el 70% de los 285[1] diputados a elegir, mientras que las agrupaciones reformistas sólo el 16%. El resto serían independientes sin clara identificación ideológica. Los resultados no han sido sorpresivos debido al veto a gran cantidad de candidatos reformistas en los meses previos, lo que aseguró su derrota. Sin embargo, la situación política del presidente Ahmadineyad no parece haber mejorado, sino todo lo contrario. Los conservadores críticos con la gestión presidencial han obtenido gran cantidad de escaños, y los máximos referentes fundamentalistas han quedado muy bien posicionados de cara a las elecciones presidenciales de mayo de 2009 para competir con Ahmadineyad por el apoyo del establishment. Los polémicos casos de renuncia y destitución de los ministros del Interior y de Economía al finalizar el período electoral, y las críticas vertidas por importantes clérigos sobre la cuestión económica, no hacen sino corroborar el limitado apoyo de que dispone actualmente el presidente dentro de la elite política, e incluso dentro del sector conservador.

El sistema político y electoral en Irán

El sistema político iraní está compuesto de una serie de instituciones electivas y no electivas que forman un complejo entramado de controles recíprocos que evitan que una sola de esas instituciones pueda ejercer un control absoluto sobre el sistema. La Asamblea Consultiva Islámica (Parlamento iraní) es la institución electiva más representativa del sistema político iraní, a pesar de las restricciones sistémicas y coyunturales. El Consejo de Guardianes, cámara de senadores no electiva formada por 12 miembros de los cuales seis son designados por el Líder Espiritual, ejerce de filtro electoral para las candidaturas a todas las instituciones electivas, incluida la Asamblea.

Como los partidos políticos fueron disueltos en 1985, el sistema electoral prevé la presentación de candidaturas individuales a todos los puestos electivos. El ciudadano debe elegir, escribiendo de puño y letra, los nombres y códigos de todos los candidatos a elegir en la circunscripción en la que deposite su voto. En Teherán, la circunscripción más grande de Irán, cada elector debe elegir y escribir 30 nombres. El sistema electoral iraní no prevé el registro previo de electores ni un censo que determine las circunscripciones en las que debe votar cada ciudadano, por lo que cada hombre o mujer mayor de 18 años[2] puede votar en cualquier ciudad o provincia donde se encuentre en el momento de la votación. Esto dificulta enormemente la determinación de las tasas reales de participación, porque no existe elemento comparativo. También dificulta la detección de errores y fraudes electorales.

Al ser candidaturas individuales, las listas que se proponen al elector no están en realidad formadas por candidatos que han decidido presentarse conjuntamente. El sistema de votación funciona como una serie de listas de candidatos establecidas por agrupaciones permanentes o creadas ad hoc para cada proceso electoral. La mayoría de las veces estas listas incluyen muchos candidatos que coinciden con otras listas, incluso de tendencias políticas enfrentadas, y ha hecho que muchas de las facciones en disputa se autoasignaran victorias difícilmente comprobables en ambas rondas electorales. La complejidad y escasa claridad del sistema, incluso para los propios iraníes, sumada a la falta de transparencia del Ministerio del Interior a la hora de publicar los datos finales, hacen que estos datos no sirvan de mucho para entender la verdadera orientación ideológica del Parlamento ni su futuro comportamiento político.

Algunas de las consecuencias de la aplicación de este sistema de listas y apoyos en las elecciones iraníes son:

1. Que un candidato puede estar incluido en numerosas listas de apoyos, independientemente de su voluntad de estar incluido o no en ellas e incluso sin su conocimiento de estarlo.

2. Que una lista electoral puede incluir a candidatos opuestos política e ideológicamente entre sí.

3. Que pueden existir tantas listas de candidatos como agrupaciones se formen de manera permanente o en función de cada elección.[3]

4. Que los datos de candidatos colocados por cada lista se superponen, dificultando la definición de vencedores y vencidos en la composición del Parlamento resultante.

El proceso electoral de las legislativas de 2008

El complejo sistema electoral vigente prevé el comienzo del proceso electoral más de dos meses antes del día de la votación. En este caso, el proceso comenzó el 5 de enero, con la apertura del registro de precandidaturas en las oficinas provinciales establecidas por el Ministerio del Interior. Un total de 7.129 personas (6.549 hombres y 580 mujeres) presentaron sus candidaturas. Del total, 1.278 se presentaron por la circunscripción de Teherán. El 22 de enero se dio a conocer la primera lista de admitidos y rechazados, que dejaba provisionalmente fuera de la contienda electoral a cerca del 40% de los precandidatos pero, lo que es aún más importante, al 70% de los candidatos reformistas de las agrupaciones Partido Confianza Nacional y Frente de Participación Islámica de Irán. Entre los vetados se encontraban figuras políticas destacadas como Morteza Haji(ministro de Educación con Jatamí), Elias Hazrati (ex diputado y director del periódico reformista Etemad), Behzad Nabavi (ministro de Industria con Jatamí y vicepresidente del 6? Majlis), Abdollah Naseri (jefe de la Agencia de Noticias IRNA con Jatamí y actual portavoz de la Coalición Reformista), Kasra Nouri (ex editor del periódico Irán) y Ali Eshraqi (nieto de Jomeini). Cabe destacar que entre los rechazados en primera instancia se encontraban 80 que ocupaban su escaño en el Parlamento y que fueron quienes participaron en la protesta del año 2004 en la antecámara del Majlis, precisamente por el veto masivo ocurrido en esa elección legislativa. A los vetos anteriores se sumó también la retirada de la carrera electoral de Mohammad–Reza Aref, ex vicepresidente con Jatamí, como medida de protesta, lo que dejaba a los reformistas con muy pocas opciones electorales.

Los procesos de alegaciones y revisiones ante el Ministerio del Interior y el Consejo de Guardianes se cumplimentaron en tres rondas los días 26 de enero, 22 de febrero y 3 de marzo, esta última fecha en la que se dieron a conocer las listas definitivas de candidatos que participarían de las elecciones apenas 10 días después. En estas revisiones fueron reaceptados, no sin polémicas, cerca de 500 precandidatos. Sin embargo, los aspirantes respaldados por las listas reformistas no llegaban a 340 en todo el país. Las opciones de estos se redujeron aún más por la incapacidad de designar una lista conjunta entre los dirigentes de las agrupaciones reformistas. Así, las dos listas principales presentadas en todo el país por parte de los reformistas fueron Alianza Reformista Unida, que se presentaba bajo el eslogan de “amigos de Jatamí” y con la virtual dirección deAbdollah Naseri, y el Partido Confianza Nacional, dirigido por Mehdi Karrubi, ex candidato presidencial en 2005. El ejemplo más notable de esta falta de unidad ha sido que en las dos listas de 30 candidatos presentadas en la circunscripción de Teherán, 14 nombres se repetían en ambas, dificultando la opción para aquellos electores que optaban por el reformismo, y restando votos a los demás candidatos de esas listas.[4]

En el campo conservador, las disputas internas entre las distintas facciones y agrupaciones también se han dejado ver, y en este caso de manera más notable, en función de la existencia de diversos personajes políticos clave entre sus filas. Han sido evidentes las diferencias políticas entre Ahmadineyad y Alí Lariyani (ex negociador nuclear cesado por el actual presidente), y también entre aquel y el presidente del Parlamento Golam Hadad–Adel. Sin embargo, los tres forman parte del mismo frente electoral, y Ahmadineyad y Hadad–Adel de la misma agrupación política dentro del frente, conocida como “placer del servicio”. Como resultado de las disputas por el protagonismo dentro del sector conservador, se presentaron finalmentedos listas fundamentalistas, el Frente Unido Fundamentalista y la Alianza Fundamentalista Abarcadora, con nueve candidatos en común en Teherán. Esta última también desestimó su vinculación y apoyo al tándem político formado por Alí Lariyani (finalmente candidato por Qom), Bagher Qalibaf (alcalde de Teherán) y Mohsen Rezai (ex comandante de los Pasdarán). Estos tres se perfilarían como potenciales candidatos presidenciales para las elecciones presidenciales de 2009.

El número final de candidatos que participaron en la primera ronda fue 4.419. La segunda ronda electoral tuvo lugar el 25 de abril.Se llevó a cabo en 54 distritos electorales (de los 207 del total) en los que quedaban plazas por definir. Un total de 164 candidatos se presentaron para ocupar 82 escaños. En esta ocasión las dos listas reformistas principales respaldaron una lista de candidatos conjuntos llamada Alianza Reformista Unida, pero a la que se retiró el eslogan de “amigos de Jatamí”. Las listas conservadoras también participan unidas en el Frente Unido Fundamentalista.

El balance de los resultados

Si bien el ministro del Interior Pourmohamadi había anunciado que sólo se darían datos definitivos totales, lo que implicaba una demora de al menos una semana, apenas dos días después de la primera ronda las principales agencias de noticias iraníes y medios de información locales y extranjeros daban la victoria a los fundamentalistas, que proclamaban haber obtenido el 70% de las 290 plazas del Parlamento. Según declaraciones del propio ministro en conferencia de prensa el día 15, la participación general en todo el país había sido del 60%, y la participación en la provincia de Teherán de un 40%, sin que se ofrecieran datos concretos para corroborarlo. A pesar de que algunos líderes reformistas, como Mehdi Karrubi, habían dado por válidos los resultados publicados, desde muchas páginas web de información sobre Irán (Rooz on line, RFL/RL) se alertaba sobre la falsedad de los datos oficiales y sobre los cientos de casos de fraude electoral, presiones y otras acciones que invalidarían cualquier resultado.[5] Especial hincapié se hizo en la expulsión de interventores reformistas en el recuento definitivo de votos.

Si bien el número definitivo de candidatos que habría presentado cada lista es variable por lo que se ha explicado anteriormente, es segura en cambio la victoria de la lista del Frente Unido Fundamentalista (FUF) en todo el país, sobre todo en Teherán, otrora bastión reformista, donde obtuvo 29 de los 30 escaños posibles, frente a uno solo de los reformistas.

Sin embargo, no se puede decir que esta victoria electoral del FUF se traduzca en una del presidente Ahmadineyad. El FUF es una lista que incluye diversas personalidades del sector conservador, algunas muy críticas con Ahmadineyad. La facción del Frente aliada con el actual presidente habría conseguido 67 escaños, mientras que los fundamentalistas críticos 46. También hay que tener en cuenta que la segunda lista conservadora, la Alianza Fundamentalista Abarcadora, que incluye a otro sector crítico con Ahmadineyad, a pesar de compartir la mitad de sus candidatos de lista, también ha logrado meter a muchos de sus candidatos en el Parlamento. Miembros de esta última incluso llegaron a denunciar el fraude electoral en detrimento de sus candidatos.

La confusión en la evaluación de los resultados se acrecienta cuando se trata de los reformistas. La principal lista, la Alianza Reformista Unida, habría conseguido 30 escaños en la primera ronda, según la agencia IRNA, mientras que 42 habrían sido candidatos independientes sin filiación reconocida. Sin embargo, RFL/RL citaba a los reformistas que aseguran que al menos 14 de esos independientes serían reformistas, elevando la cifra a 44. El portavoz reformista, Abdolah Nasseri, declaraba a Fars News que la alianza habría obtenido cerca de 50 escaños, y que esperaban obtener más en la segunda ronda electoral, lo que significaría un aumento considerable en relación a los 40 escaños que los reformistas tenían en la legislatura saliente.

Más allá de lo antedicho, los datos más relevantes de este proceso electoral han sido que Gholam Ali Haddad Adel, actual presidente del Parlamento, candidato del Frente Fundamentalista pero crítico con Ahmadineyad, ha obtenido el primer encaño por Teherán al obtener más de 800.000 votos. Y Alí Lariyani, candidato por la misma lista pero enfrentado tanto a Hadad Adel como a Ahmadineyad, ha obtenido la primera plaza de Qom, al lograr más de 300.000 votos, el 70% del total. Los dos, personajes de peso en el sector conservador, se disputaron la candidatura a la presidencia del Parlamento en una reunión el 25 de mayo. El resultado fue la victoria de Lariyani con 160 votos, contra 50 de Hadad Adel. En la sesión inaugural de la legislatura dos días después, Lariyani obtuvo 232 votos de los 263 emitidos, incluyendo votos reformistas e independientes. Esta elección constituye una sorpresa para muchos analistas, ya que podría marcar el límite de las aspiraciones presidencialistas de Lariyani, allanando el camino a Haddad Adel y Ahmadineyad. Sin embargo, esto podría interpretarse también como la decisión del sector conservador de poner un límite a Ahmadineyad, teniendo en cuenta el grave enfrentamiento que existe entre ambos, y que la presidencia del Parlamento sólo sea un trampolín para la candidatura presidencial. Por lo tanto, Hadad Adel y Lariyani se mantendrían como dos precandidatos con muchos apoyos políticos en la precampaña presidencial.

Si bien aún falta mucho para definir las candidaturas, los distintos personajes y grupos políticos están anunciando su intención de presentarse. El proceso de selección es similar a las legislativas: los candidatos hacen su inscripción individual, y pasan por un proceso de selección del Consejo de Guardianes, que elabora una lista definitiva de candidatos que nunca ha superado la docena.[6] Antes de esta definición, los diferentes grupos y facciones expresarán sus respaldos políticos y tejerán sus alianzas preelectorales.

Conclusión

El reciente proceso electoral y las perspectivas de cara a las próximas elecciones presidenciales de 2009 permiten elaborar una serie de conclusiones. El resultado final de las legislativas ha marcado un reforzamiento del “centro del régimen”, entendiendo por éste el grupo fundacional de la República representado principalmente por el tándem Jamenei–Rafsanyani, en detrimento de la posición de Ahmadineyad, tanto al frente del ejecutivo como dentro de la coalición conservadora. En un primer momento, Hashemi Rafsanyani hizo alguna aparición conjuntamente con Jatamí y Karrubi para solicitar la readmisión de muchos candidatos vetados, pero su ausencia de la escena pública durante todo el proceso resultó llamativa, lo que podría marcar su renuncia a participar en más contiendas electorales para posicionarse ante un futura nombramiento al puesto de Líder Espiritual para reemplazar a Jamenei cuando sea necesario.

La falta de unidad en el frente conservador es evidente. Las distintas facciones conservadoras se encuentran enfrascadas en una disputa feroz por el control de la coalición y de los diferentes estamentos del poder republicano, no sólo de cara a las presidenciales sino también en el seno de otras instituciones como la Asamblea de Expertos y el Consejo de Discernimiento, como queda reflejado a diario en los cruces de acusaciones que publica la prolífica prensa iraní afín a cada facción. Entre estas criticas cruzadas han sido notables algunas como las de los ayatolás Makarem Shirazi, Mahdavi Khani y Abdolkarim Musavi Ardebili, quienes atacaron duramente en varias ocasiones la desastrosa política económica de Ahmadineyad, mientras que el Líder Ali Jamenei salió en su respaldo, ya que el ex ministro de Finanzas había sido designado directamente por él. Otras críticas han salido de los propios aliados de Ahmadineyad, como el diputado Mohammad Khoshchehreh ?por el aumento de la inflación? o el saliente presidente del Parlamento Hadad Adel ?por ciertos manejos impropios de los asuntos legislativos?, lo que ha significado la ruptura de estas alianzas. La destitución del ministro del Interior, Pourmohamadi, apenas terminado el proceso electoral, también se habría debido a críticas expresadas sobre el manejo de la ley y el sistema electoral por parte de la Administración actual. Las críticas sobre la gestión de la diplomacia nuclear, que fueron frecuentes durante 2007 por parte incluso de los periódicos más vinculados al Líder, no se han hecho sentir en la presente coyuntura, lo que no debería entenderse como un respaldo unánime a la gestión presidencial, sino a una unanimidad en cuanto a la defensa del programa nuclear civil por parte de la totalidad de la elite política iraní.

En cuanto a los reformistas, se han mostrado satisfechos en cuanto a los recientes resultados, e incluso argumentaron que podrían haber obtenido una victoria electoral de no haber sido vetados la mayoría de sus candidatos. Sin embargo, lo cierto es que su capacidad de incidencia en los acontecimientos políticos iraníes está cada vez más limitada. El Parlamento es la única institución importante en la que tienen cierta representación, pero el papel de éste en el sistema político iraní no le otorga una capacidad de decisión en los asuntos fundamentales del Estado.

Las perspectivas de futuro cercano, es decir las presidenciales de 2009, serían la de una nueva disputa tanto entre los reformistas como entre los conservadores. Dentro del reformismo iraní no existe por el momento una figura con mayor capacidad de convocatoria ni con tanto prestigio interno e internacional como Mohamed Jatamí. Desde diversos ámbitos sociales y políticos se busca convencer al ex presidente a que vuelva a participar en la vida política iraní, a pesar de su voluntad de permanecer al margen. El otro gran candidato reformista, Mehdi Karrubi, ya habría tocado el techo de su popularidad, lo que se resumiría en el mantenimiento de un bloque homogéneo de oposición en el Parlamento y a través del periódico partidario, pero lo alejaría de ser un candidato presidencial con opciones frente a cualquiera de los conservadores que pudieran competir. Entre estos, en cambio, los presidenciables con opciones serían numerosos. Hadad Adel habría quedado muy bien posicionado y con opciones serias, tanto por el respaldo popular como por el apoyo de cierto sector de la elite religiosa de Qom, tendiendo en cuenta el divorcio que ésta ha tenido con el actual presidente. También habría quedado bien ubicado Alí Lariyani, quien a pesar de su destitución como jefe del Consejo de Seguridad Nacional en 2007 aspiraría ahora a la presidencia de la República desde su presidencia parlamentaria, y contaría con el respaldo innegable del Líder Jamenei, además de un respaldo popular muy importante por su defensa del programa nuclear ante las organizaciones internacionales. El actual alcalde de Teherán,Bagher Qalibaf, un tecnócrata con el respaldo de Rafsanyani, sería otro candidato con grandes opciones, teniendo en cuenta que la capital es el distrito electoral con mayor número de votantes y que dispondría de la maquinaria para movilizar a gran cantidad de electores.

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[1] El Parlamento iraní cuenta con 290 diputados, de los cuales cinco representan a las minorías religiosas reconocidas en la Constitución. Los cristianos eligen tres diputados, los zoroastrianos uno y los judíos uno, en circunscripciones independientes.

[2] El 2 de enero de 2007, el Majlis había aprobado la decisión de elevar la edad de votación de 16 a 18 años para las elecciones legislativas de 2008, por 151 votos a favor, 30 en contra y siete abstenciones. Esta medida está siendo revisada actualmente y se prevé que vuelva a ser bajada a 16 años antes de las presidenciales de 2009, lo que ha sido duramente criticado por el recientemente destituido ministro del Interior, Mustafa Pourmohamadi.

[3] El Ministerio del Interior publica una lista de 290 asociaciones político–religiosas y profesionales en su sitio web.

[4] Un ejemplo de este lo representaba la propia portada del día 13 de marzo del periódico Ettemad–e Melli (Confianza Nacional) de Mehdi Karrubi. Allí se mostraba la publicidad de las dos listas reformistas, confundiendo a los potenciales electores reformistas sobre qué lista votar.

[5] La tasa de participación oficial dada por el Ministerio del Interior fue del 65% para la primer ronda electoral, mientras que para la oposición reformista fue de alrededor del 46%, de acuerdo a cálculos elaborados por el Centro Estadístico de Irán. Para la oposición en el exilio, la participación no habría llegado al 40%, aunque en este caso las fuentes y datos son poco claros.

[6] De las nueve elecciones presidenciales desde 1980 hasta 2005, el número de candidatos definitivos ha oscilado entre dos y 12, mientras que las precandidaturas registradas han crecido exponencialmente, desde 45 en 1981 a 1014 en 2005.

PETRÓLEO, GOBERNANZA Y CONFLICTO EN EL CHAD


Artur Colom Jaen

Introducción

Desde su independencia en 1960, la República del Chad ha conocido muy escasos y cortos períodos de paz y estabilidad política. El faccionalismo, el militarismo y el autoritarismo son las claves que han dominado y dominan la política chadiana. En este contexto, la capacidad del Estado para llevar a cabo políticas más o menos complejas y efectivas es escasa, de modo que la situación de profundo subdesarrollo estructural que caracteriza el Chad no ha tenido posibilidades de ser superada.

Por otra parte, desde octubre de 2003 el Chad ha pasado a formar parte del club de exportadores de petróleo, lo que ha significado que el gobierno ha visto más que triplicar sus ingresos fiscales entre 2001 y 2005, lo que podía haberse traducido en programas de reducción de la pobreza y desarrollo (el FMI estima que, de media, entre 2005 y 2010 un 52% de los ingresos públicos procederán del petróleo). Sin embargo, la renta petrolera no ha abierto posibilidades de desarrollo, sino que ha servido para alimentar el faccionalismo y reforzar el autoritarismo del gobierno del presidente Idriss Déby. Así, la disputa por el poder político se ha visto fuertemente influida por la posibilidad de control de la renta petrolera, lo que ha conducido a una rebelión dentro de las propias filas presidenciales desde finales de 2005. Asimismo, las expectativas que se habían generado en la población, según las cuales el petróleo podía ser beneficioso para el desarrollo del país se han visto ampliamente frustradas, confirmándose la hipótesis de la “maldición de los recursos” (resource curse).

El Chad, un nuevo petroestado en el África Central

A pesar de que la presencia de petróleo en el subsuelo chadiano está documentada desde por lo menos 1975, hasta los años 90 no se puso en marcha ningún proyecto para su explotación. La conflictividad política del país ciertamente no permitió hasta esos años emprender ningún proyecto de este tipo, pero para entender bien las razones de la puesta en marcha del proyecto hay que añadir el cambio de estrategia de aprovisionamiento energético de EEUU, que a partir de la primera Guerra del Golfo (1991) busca depender menos de Oriente Medio y ve en los países del Golfo de Guinea una vía de diversificación. El petróleo del Golfo de Guinea ofrece sobre todo la ventaja de la proximidad geográfica, y numerosas posibilidades de generar economías de enclave, más fáciles de controlar. Aunque el Chad no sea geográficamente un país del Golfo de Guinea, entra en esta estrategia en la medida en que su petróleo se evacuaría por la costa camerunesa.

Así, el proyecto de explotación petrolera del Chad se ha hecho básicamente con capital de EEUU, y se ha acabado concretando en la mayor inversión privada de la historia del África subsahariana, estimada en 4.200 millones de dólares. El proyecto está liderado por un consorcio de tres grandes transnacionales petroleras: la tejana ExxonMobile, que posee el 40% del capital del consorcio y que ejerce la dirección ejecutiva del proyecto a través de su filial EssoChad; la malaya Petronas; y la californiana Chevron. El proyecto consiste en la explotación de tres yacimientos en la región de Doba (Bolobo, Komé y Miandoum), ubicados en el sur del país y muy cerca de la frontera con Camerún. Dado su carácter de enclave, una parte importante del proyecto ha consistido en la construcción de un oleoducto de 1.070 kilómetros que une los campos de Doba con Kribi, en la costa camerunesa.

No es tampoco casual que el Banco Mundial haya participado en la financiación del proyecto. De hecho, este ha sido uno de los puntos más polémicos en el desarrollo del mismo, ya que su participación se ha realizado a través de créditos no concesionales del BIRF y la CFI (Corporación Financiera Internacional), y ha significado también participar en un proyecto con impactos ambientales, sociales y políticos, que de antemano eran –como mínimo– inciertos.

Finalmente, en junio de 2000 el Banco Mundial dio luz verde a su apoyo, materializado a través de financiación directa y también del reforzamiento de la seguridad jurídica de las inversiones. Sin duda, el apoyo del Banco Mundial ha sido determinante, sin él no se hubiera llevado a cabo el proyecto. Con toda la financiación necesaria y el marco legal establecido se emprendieron las obras y, con un año de adelanto sobre el calendario previsto, el oleoducto fue terminado y los pozos pudieron empezar a producir en octubre de 2003.

Según lo proyectado, la producción de los campos de Doba no será muy grande en comparación con la de otros productores africanos y, de hecho, en 2007 ha comenzado a ser declinante. De todos modos, en la medida en que se están poniendo paulatinamente en marcha nuevos pozos en la zona de explotación actual, y también se están llevando a cabo nuevas prospecciones que están arrojando resultados positivos, la posición relativa y absoluta del Chad como productor africano puede variar en el medio plazo.

En un país con una población pequeña (algo más de 10.700.000 habitantes) y una estructura estatal débil y también pequeña, el impacto del petróleo sobre la economía y las finanzas públicas es más que notable. Además, con el precio del petróleo por las nubes y sin expectativas de bajar, dicho impacto se multiplica. Según datos del FMI, en 2004 el petróleo supuso el 29,2% de los ingresos fiscales, y en 2005 el 45%.

El modelo chadiano de reducción de la pobreza

Para ganar legitimidad a ojos de la población y de la opinión pública internacional, y tratar de evitar los problemas típicamente asociados a la “maldición de los recursos”, el Banco Mundial condicionó su participación en el proyecto a la aprobación en el parlamento chadiano a principios del año 1999 de la Loi 001/99, por la que se regulaba la administración de los recursos procedentes del petróleo. A grandes rasgos, la Loi obligaba al gobierno a asignar una parte sustancial de los ingresos derivados del petróleo a los denominados “sectores prioritarios”: salud, bienestar social, educación, infraestructuras, energía, desarrollo rural, medio ambiente y agua, todos ellos considerados reductores de la pobreza.

Por otra parte, desde 1999 tanto el Banco Mundial como el FMI, exigen a los países beneficiarios de la condonación de la deuda en el marco de la Iniciativa HIPC, como el Chad, que elaboren un documento con una estrategia política global de reducción de la pobreza, los llamados Poverty Reduction Strategy Papers (PRSP). En su caso, el Chad accedió al programa de reducción de la deuda en mayo de 2001, y en junio de 2003 le fue aprobado su primer PRSP, con el nombre de Stratégie Nationale de Réduction de la Pauvreté (SNRP). Dentro de este marco de políticas y relaciones exteriores nuestra definición del “modelo chadiano” consta de estos tres elementos: los ingresos petroleros, la reducción de la deuda y la estrategia para usar estos ingresos suplementarios, la SNRP.

En el marco de la Loi, para garantizar la transparencia en la gestión de los fondos petroleros, los royalties, dividendos e ingresos indirectos se depositan en una cuenta en Londres. Tras el pago de comisiones de gestión, los fondos se transfieren a otra cuenta, desde la que se paga el servicio de la deuda del BIRF y el Banco Europeo de Inversiones. Tras ese pago, los ingresos indirectos se transfieren directamente al Tesoro chadiano en Ndjamena, y el 10% de los dividendos y royalties se deposita en otra cuenta en el mismo banco, denominada Fondo para las Generaciones Futuras (FGF). El resto se transfiere a una cuenta de la Banque des États de l?Afrique Centrale en Ndjamena. De ese resto, un 80% va a una denominada “cuenta de estabilización”, y son estos fondos los que se deben asignar exclusivamente a los sectores prioritarios. Otro 15% va directamente al Tesoro público para gastos generales y, finalmente, el 5% restante va a parar a la región productora.

Otro de los rasgos distintivos del modelo chadiano es la existencia de un Collège de Contr?le et Surveillance des Ressources Pétrolières (CCSRP), que vela en principio para que haya eficiencia y transparencia en la gestión de los recursos asignados a los sectores prioritarios. El CCSRP se compone de nueve miembros, cinco procedentes de la administración, el Parlamento y el Senado, y otros cuatro procedentes de la sociedad civil. Las funciones del Collège consisten en seguir el proceso de elaboración del presupuesto de los sectores prioritarios y autorizar los pagos a los proyectos. El problema principal al que se enfrenta el Collège es de índole técnica, ya que los medios para llevar a cabo esta misión son escasos. Además, los intentos de socavar su independencia instrumentalizándolo en favor del gobierno han abundado.

El fracaso del modelo

Los instrumentos desplegados para tratar de garantizar un uso de la renta petrolera acorde con las necesidades de desarrollo del Chad se han revelado limitados, y han acabado por alimentar la inestabilidad política. Si bien la fragilidad del equilibrio político chadiano es prácticamente estructural, la posibilidad de control político y económico de la renta petrolera ha reforzado el autoritarismo del ya autoritario Déby y también han exacerbado las animosidades de su entorno. Vayamos por partes.

En primer lugar, destaquemos las dificultades técnicas en la implementación del “modelo”. El enorme incremento de las disponibilidades financieras fruto del petróleo ha generado numerosos cuellos de botella en su gestión. Por decirlo brevemente, las capacidades técnicas de la administración no han crecido al mismo ritmo que los ingresos fiscales del petróleo, hallándonos claramente ante un caso de falta de capacidad de absorción. Por ejemplo, en el sector educativo solamente se ejecutó un 30% del presupuesto de 2004 procedente del petróleo (datos del propio Ministerio). Otro ejemplo lo constituye la infradotación de recursos que ha sufrido (y sufre) el Collège, que apenas cuenta con medios técnicos para gestionar un presupuesto enorme. Por otro lado, la falta de experiencia y de cultura de planificación a nivel gubernamental ha conducido a que muchos aspectos del “modelo” estén tutelados desde el exterior, ya sea por parte del Banco Mundial, el PNUD u otros grandes donantes como la Comisión Europea.

En segundo lugar, Idriss Déby es un hombre de carrera militar, que accedió a la presidencia del país tras un golpe de Estado en 1990 (con apoyo libio, sudanés y francés), y no fue hasta 1996 que convocó elecciones multipartidarias, que ganó ampliamente. Su estilo autoritario y militarista no ha permitido la consolidación de la democracia y los derechos humanos; por ejemplo, en el año 2000 hubo cierto escándalo cuando se supo que el gobierno había empleado en gasto militar los primeros 4,5 millones de dólares del pago de un bonus petrolero de 25 millones de dólares. En 2001 reeditó su cómoda victoria, e inauguró el que constitucionalmente debía ser su último mandato. Sin embargo, las perspectivas de control de la renta petrolera, que comenzó a entrar en las arcas públicas a finales de 2003 llevaron a Déby a intentar forzar una reforma constitucional mediante referéndum que le permitiera presentarse de nuevo a las elecciones. Finalmente, consiguió llevar a cabo dicho referéndum en junio de 2005, que ganó en medio del boicoteo de la oposición y de graves acusaciones de manipulación. El descontento en los círculos cercanos al presidente empezó a manifestarse, y el faccionalismo, tan presente en la cultura política chadiana, afloró con más fuerza. Así, a finales de 2005, una coalición rebelde comandada por antiguos colaboradores de Déby se instaló en el este del país, amenazando con tomar el poder por las armas e inaugurando así la fase de inestabilidad política que dura hasta hoy.

El tercero de los elementos que ayudan a comprender el fracaso del “modelo” lo encontramos en el papel del Banco Mundial. A pesar de los esfuerzos llevados a cabo por esta institución para que el “modelo” funcionara, podemos afirmar que ha habido cierta ingenuidad por su parte en creer que un proyecto de esta magnitud podía funcionar con unas bases institucionales y políticas de entrada tan poco sólidas, y que éstas podían ser transformadas y adaptarse a tales cambios en tan corto espacio de tiempo. No eran pocas las voces (del país y de fuera de él) que reclamaban posponer el proyecto hasta que dichas bases no fueran más sólidas y, sobre todo, hubiera garantías de que la renta petrolera no iba a alimentar el autoritarismo.

El cuarto y último elemento que cabe destacar ha sido el impacto ambiental que ha generado el proyecto. A pesar de los controles establecidos y de los avisos de las empresas consultoras llamadas a llevar a cabo los controles ambientales del proyecto, los impactos a nivel local han sido muy notables. Además de cierta desestructuración social inducida típica de este tipo de proyectos, los residuos, la deforestación, el polvo en suspensión generado por el paso de camiones (con efectos negativos sobre la salud de las personas) y la contaminación de acuíferos, son impactos que han sido pésimamente gestionados.

La deconstrucción del modelo

Ante el empuje de la rebelión, y el restringido marco presupuestario que ofrecía la Loi, Déby anunció a finales de 2005 sus intenciones de modificar la Loi en un sentido que le permitiera acceder a más fondos sin control del Collège. La modificación llegó en enero de 2006 y supuso: (a) la repatriación de lo acumulado en el FGF y la eliminación de dicho fondo (36,2 millones de dólares); (b) la ampliación de la lista de “sectores prioritarios” a policía y gendarmería, desminado, administración territorial y sistema judicial; y (c) que el porcentaje de ingresos petroleros asignado a gastos generales del Estado se doblara. Tal decisión supuso una violación de los acuerdos con el Banco Mundial, con lo cual esta institución paralizó todas sus operaciones en el país. Tras meses de negociaciones e incertidumbre, en julio de 2006 se firmó un acuerdo (Memorandum of Understanding), que introducía algunas modificaciones adicionales y rebajaba (ligeramente) algunas de las pretensiones del gobierno. Todo ello se produjo en un momento en que el precio del petróleo empezó a escalar de modo espectacular, y el gobierno de EEUU hizo pública su intención de reforzar la provisión de petróleo del Golfo de Guinea, lo que condujo al Banco Mundial a flexibilizar su postura negociadora.

Por otro lado, paralelamente al desarrollo del proyecto de Doba, otras empresas de hidrocarburos han entrado en el negocio del petróleo en el Chad, haciendo prospecciones en otros puntos del territorio. Desde 2004, la canadiense Energem tiene permisos de exploración, así como la libia Tamoil, que desde finales de 2007 los tiene cerca de la frontera con la propia Libia. Mención aparte merece la presencia china en el negocio petrolero del Chad, creciente en muchos ámbitos desde la ruptura de relaciones diplomáticas con Taiwán en 2006. La petrolera china CNPC compró permisos de exploración a la canadiense Encana a principios de 2007, y sus prospecciones en el desierto han resultado positivas aunque no se conoce exactamente el volumen de las bolsas descubiertas. Por otra parte, en septiembre de 2007, con motivo de un viaje de Déby a China en que se suscribieron numerosos convenios de cooperación, la CNPC firmó un contrato de construcción de una refinería cerca de Ndjamena. El pago de los permisos de exploración, así como de los bonus de explotación, y parte de los futuros ingresos derivados de estos yacimientos no se ven afectados por la Loi, que aunque modificada permite vincular una parte de los ingresos del petróleo a programas de desarrollo.

En suma, en muy poco tiempo las esperanzas depositadas en el “modelo” se han esfumado y los peores augurios de inestabilidad política y corrupción se han confirmado.

La rebelión

Como decíamos más arriba, a finales de 2005 una coalición rebelde nacida en el entorno de Déby se instala en el este del país, dispuesta a derrocarlo militarmente. El faccionalismo, tan presente en la cultura política chadiana, hace acto de presencia en una situación en la que el control de la renta petrolera es un apetecible activo político, además de potencial fuente de enriquecimiento ilícito. La coalición rebelde la conforman tres grupos, de los que el más importante es la UFDD (Union des Forces pour la Démocratie et le Développement), liderado por Mahamat Nouri; el segundo grupo en importancia es la RFC (Rassemblement des Forces pour le Changement), liderado por Timane Erdimi, antiguo jefe de gabinete y sobrino de Déby; y, por último, está la UFDD–Fondamentale, una escisión de la UFDD liderada por Abdelwahid Aboud. Todos los líderes de la rebelión son antiguos colaboradores de Déby.

La rebelión también tiene, como es conocido, su dimensión internacional. Y aunque no es este el objeto de este ARI, tiene su interés que la mencionemos para que el lector tenga una visión más completa. En primer lugar, la rebelión tiene conexiones con el conflicto del Darfur sudanés, ya que uno de los grupos más activos que tiene en jaque al gobierno de Jartum (el Justice and Equality Movement, JEM), tiene apoyo político y logístico de Déby. No en vano, el 4 de febrero una columna del JEM se trasladó a Ndjamena en apoyo de Déby, llegando a intercambiar fuego con los rebeldes. Esta alianza irrita al gobierno sudanés, por lo que éste a su vez permite que la coalición rebelde tenga sus santuarios en territorio sudanés, amén de proporcionarles armas y logística (véase Félix Arteaga, “El conflicto de Chad, Naciones Unidas (Minurcat) y la Unión Europea (Eufor)”, ARI n? 20/2008, Real Instituto Elcano, 14/II/2008). En segundo lugar, el apoyo francés a Déby es crucial para explicar la actual situación. Cuando Déby tomó el poder en 1990 lo hizo con la connivencia de Francia, cuyo apoyo ha continuado con escasas fisuras a pesar de los métodos poco democráticos de Déby. Más allá del episodio del Arche de Zoé, con ocasión del último ataque rebelde a la capital, la intervención francesa ha sido directa y ha consistido también en el envío de material de combate vía Trípoli. La condena generalizada de la que ha sido objeto la rebelión a nivel internacional ha acabado reforzando la posición de Déby, cuya continuidad es considerada el menor de los males (véase Jean–Fran?ois Bayart, “Obscénité Franco–Tchadienne”, Le Monde, 18/II/2008).

Conclusiones

La hipótesis de la “maldición de los recursos” se ha confirmado en el Chad. Los escasos resultados en términos de desarrollo de los países afectados por ella tienen que ver principalmente con la mala gobernanza. En este contexto, la mala gobernanza se puede expresar de diversas formas: corrupción económica, uso político de la renta generada para reforzar el autoritarismo y despilfarro en el gasto público. En el caso del Chad concurren todos estos elementos.

Las perspectivas de desarrollo y estabilidad política del Chad, lejos de haberse reforzado gracias al petróleo, se han visto afectadas negativamente. Lo que debía ser un modelo a imitar para otros países en desarrollo con abundantes recursos naturales, ha acabado en fracaso rotundo.

La conclusión es que sin unas bases institucionales sólidas, que comprendan una gestión técnica con amplias capacidades, eficaz, eficiente y transparente, proyectos como el del Chad presentan demasiadas incertidumbres. Otra de las conclusiones es que además de las capacidades técnicas, el reforzamiento de mecanismos democráticos que permitan fiscalizar eficazmente la acción de gobierno se revela también necesario, bien sea en el ámbito del parlamento o de la sociedad civil, o incluso a escala internacional.