tag:blogger.com,1999:blog-55599535742217918282024-02-20T03:15:10.835-05:00Seminario Asia AfricaBLOG SOBRE LA GEOPOLITICA Y GEOECONOMIA DE ASIA, AFRICA Y OCEANIACarlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.comBlogger184125tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-23400860245336850502010-02-21T12:49:00.001-05:002010-02-21T12:56:03.499-05:00LA VOCACIÓN GLOBAL DE CHINA A TRAVÉS DE SUS PERSONALIDADES<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc4qcgm5fUWhY44O00Eve0UNZ-tqHo1kVL8MQaD_cTM29gDeHa1NFXpNqtkC8LB6-DbThlv7EPb5PEE0qHEEvjic4FqppeOtSHB0RoxLeE9xdgCqHAK-wmV0BNrWhIw3OamLJa7gFE0OT3/s1600-h/HMS-HEM262772.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; FLOAT: left; HEIGHT: 214px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5440757010488823138" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc4qcgm5fUWhY44O00Eve0UNZ-tqHo1kVL8MQaD_cTM29gDeHa1NFXpNqtkC8LB6-DbThlv7EPb5PEE0qHEEvjic4FqppeOtSHB0RoxLeE9xdgCqHAK-wmV0BNrWhIw3OamLJa7gFE0OT3/s320/HMS-HEM262772.jpg" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Augusto Soto<br /></em></strong><br />El informe de 2009 editado por el Consejo Europeo para las Relaciones Internacionales, titulado A Power Audit of EU-China Relations, indica que Europa encuentra dificultades a la hora de comprometer (engage) políticamente a China. Esta constatación se manifiesta igualmente en barreras al acceso a altos burócratas y al proceso decisorio de Pekín necesario para que distintos proyectos chino-europeos solucionen problemas in situ.<br /><br />Esta opacidad en cualquier caso contrasta con la actitud de apertura global, a su propio ritmo, seguida por la elite china. En los últimos años una activa diplomacia viajera se ha comprometido en el exterior en la firma de numerosísimos contratos y acuerdos bilaterales y multilaterales. Además, los viajes han servido al aparato exterior para afinar su estrategia. Esta actitud, iniciada en la era de Deng Xiaoping, igualmente ha inspirado a emprendedores, empresarios y a diversos conglomerados a disponer de una estrategia exterior.<br /><br />De igual modo, en años recientes han surgido nuevos espacios de intercambio e influencia y se han potenciado una serie de think tanks y centros educacionales, locales e internacionales, en el gigante asiático, en los que trabajan connotados analistas y estrategas chinos. Los miembros de estos colectivos asisten a los más diversos diálogos y foros internacionales, interesados más que nunca en analizar las consecuencias de la expansión internacional del país-continente.<br /><br />Además, en estas últimas tres décadas se han popularizado las reflexiones de personalidades chinas y asiáticas particularmente interesadas en el futuro de China continental y en sus relaciones exteriores. Estas reflexiones igualmente son de significado estratégico porque crean corrientes de opinión en la “aldea global”.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La actitud global de la elite</span><br /><br />En la última década se han ampliado los espacios y el número y rango de personas que inciden en la formación de ideas para la adopción de políticas estratégicas adoptadas por el Partido y el Estado chinos. Igualmente, en este período se ha potenciado la influencia de centros decisorios de grandes empresas y célebres think tanks que colaboran con instituciones homólogas a nivel internacional.<br /><br />Pekín entiende que una estrategia de desarrollo nacional está más unida que nunca a la realidad global y a la política internacional. Y esta percepción se agudiza porque incluye las oportunidades que ofrece la actual crisis financiera mundial. En ésta, muchas economías asociadas a China necesitan de su cooperación (así como a la inversa). Como se sabe, a fines de esta década las prioridades clave para Pekín incluyen identificar y asegurar fuentes y suministro de energía, encontrar mercados abiertos donde vender sus productos y buscar oportunidades de inversión para sus excedentes financieros. En 2009 sus reservas en divisas, las mayores del mundo, son vistas con un creciente interés global.<br /><br />Paralelamente, las oportunidades que ve China se identifican, discuten y afinan en las más variadas ocasiones. El Foro de Davos (donde España este año estuvo infrarrepresentada) es una de ellas. Estas ocasiones son especialmente importantes para el actual liderato chino del Comité Permanente del Politburó, hecho de historias de vida que, con excepciones, en su etapa formativa apenas tuvo contacto externo.<br /><br />En lo institucional la vocación exterior la recoge explícitamente una de las enmiendas de la Constitución adoptadas por la Asamblea Popular Nacional en 2004, que concede mayor protagonismo diplomático al presidente (responsabilidad que en este caso recae en Hu Jintao). Igualmente viajan las otras figuras del Comité Permanente del Politburó.<br /><br />En sus giras por el exterior los líderes ejercen una colegialidad más o menos análoga a la que practican en la política nacional. Desde 2002 son nueve los miembros del actual Comité Permanente del Politburó (antes eran media docena). Las visitas las pueden encabezar, alternadamente, Hu Jintao o el primer ministro Wen Jiabao, pero también otros líderes que han incidido en importantes acuerdos. El ejemplo más reciente de este tipo en el espacio de la UE fue la ejecutiva visita hecha en junio a Madrid por el líder He Guoquiang. He catalizó una serie de contactos técnicos y políticos que desembocaron en el acuerdo firmado a inicios de septiembre de 2009 y por el que la tercera operadora china, Unicom, ingresó con una novedosa fórmula en el capital de Telefónica.<br /><br />En los siguientes escalones del Partido y del Estado (particularmente en los ministerios) destacan los efectos del proceso de globalización que fueron los 14 años de negociaciones para ingresar a la OMC y concluidas en 2001. Ese proceso coadyuvó a formar a una nueva generación de técnicos y negociadores.<br /><br />Como es sabido, la especialización de los líderes se centra en los ámbitos de la ingeniería, de la economía, de la administración, del derecho y de la ciencia política, campos de conocimiento de un porcentaje importante de los dos últimos Comités Permanentes del Politburó en la última década. Para entender su grado de internacionalización prácticamente da igual que de los 25 miembros del decimoséptimo Politburó actual los especializados en las ingenierías hayan bajado en su representación en comparación con los dirigentes especializados en derecho y ciencia política, más representados en el decimosexto Politburó. Al fin y al cabo, con cualquier especialidad el intercambio con el exterior que se promueve desde esa misma instancia es inevitable. De notable relevancia es la administración, campo en el que la Escuela Central del Partido tiene convenios para formar personal con un puñado de países occidentales (entre ellos con España, desde 2006).<br /><br />En sus contactos internacionales destacan las redes que mantiene el personal de las industrias estratégicas, como las del sector energético. En primer lugar se sitúa la acción de la elite ingeniera del Ministerio del Petróleo, que por tradición tiene peso político. Esa importancia se remonta a cuando este colectivo abogó por la apertura al mundo antes que la expresase oficialmente Deng Xiaoping en 1978. Entonces expusieron el simple argumento de que proponerse una economía en expansión moderna requería de una tecnología puntera que sólo tenía EE UU y que urgía obtener.<br /><br />En general, la influencia del lobby petrolero, que actualmente incluye a las empresas gigantes como Sinopec y CNOOC, se fortaleció nuevamente después de que China se transformase en claro importador de petróleo a inicios de la década pasada. Son estrategas que trabajan con el “síndrome de la escasez” y con la directriz de la no dependencia externa, claves en la conciencia política de los dirigentes. Por tanto, cuentan con especial margen para ser escuchados.<br /><br />Ciertamente, fuera del Estado y del Partido, aunque no muy distantes de ellos si logran un extraordinario éxito, China cuenta con emprendedores cuya elite está por definición compuesta por grandes estrategas. Aquí se sitúan las máximas personalidades del mundo digital y del software, como Pony Ma, fundador de la compañía Tencent, que desde hace un lustro ha operado como el mayor buscador y proveedor de servicios de entretenimiento y mensajería, revolucionando las posibilidades de Internet en China. Y por esta misma razón aún con un margen de expansión exterior.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Instituciones, estrategas y especialistas<br /></span><br />En la vocación global de China cuentan los análisis de este proceso. Y quienes ejercen esta reflexión se han transformado a su vez en una generación internacionalizada. Un espacio de recepción de análisis con resonancia política es la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Como es sabido, no se trata de un think tank, pero en los últimos años han dado allí su opinión reconocidos profesionales cosmopolitas, varios de ellos profesores y conferenciantes internacionales. El gremio de los profesores es importante por la clásica relación maestro-alumno y por la sólida red de vínculos que genera.<br /><br />Una instancia relevante es el Instituto Chino de Estudios Internacionales (CIIS), un think tank gubernamental clave. Entre sus miembros se da una interesante síntesis entre política, diplomacia y academia y la renovada aspiración china por influir en el exterior. Destaca su presidente, Ma Zhengang, quien es justamente miembro del Décimo Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino y co-presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Partido Comunista. Desde hace años, Ma dicta cursos y participa en foros internacionales. Entre sus participaciones más recientes en los últimos tres años sobresalen el Trialogue21 (enfocado a las relaciones entre China, Europa y EEUU) y el Seminario Global de Salzburgo (en el que participará en diciembre de este año). En España, Ma ha participado en foros organizados por la Fundación Botín, en 2006, y por OPEX en Pekín, en 2007.<br /><br />En otro flanco y con una larga tradición, la Academia China de Ciencias Sociales y la Universidad de Pekín generan estudios y diagnósticos de la situación del país en las más variadas especialidades. Entre los actores que particularmente tiene la Academia destacan las figuras “puente”. Esto es, personalidades polifacéticas en la investigación y en la administración y que viajan a menudo. Una figura es la del ex subdirector para América Latina y hoy para Europa, Jiang Shixue. Jiang ha tejido una relevante red de contactos con América Latina, con España (entre otros centros, con el Real Instituto Elcano) y con los principales think tanks latinoamericanos y norteamericanos dedicados a Iberoamérica.<br /><br />Igualmente se capta el pulso de la economía, de las estrategias económicas, de los proyectos empresariales (e incluso de los geoestratégicos) en el espacio de formación y debate que es la Escuela de Negocios China-Europa (CEIBS) en Shanghai. La CEIBS, pese a contar con una decisiva iniciativa y capitales europeos, con los años ha entrado en aquel fructífero sincretismo que ha dado como resultado que se la pueda considerar de ambos mundos. Destacan los foros organizados allí y en otras ciudades. El más reciente fue el Octavo Foro China Europa celebrado en Tianjín en abril de este año y con la asistencia de altos cargos chinos y de personalidades europeas.<br /><br />Personalidades “puente” en la CEIBS han sido Liu Ji, presidente honorario de la institución, autor de la famosa teoría de “las tres representaciones” y cercano al ex líder Jiang Zemin. En Liu destacan sus juicios sobre el Estado de bienestar. Esa preocupación le hace una personalidad que ayuda a entender mejor la imperfecta separación, hecha por algunos observadores, entre la “coalición populista” y la “coalición elitista” en la elite del Partido y de la que tanto se ha hablado en la primera mitad de la administración de Hu Jintao. También en los últimos años ha aportado con su reflexión en la CEIBS el profesor Feng Shaolei, decano de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de Área de la Universidad Normal del Este de China, asesor de la ciudad de Shanghai, y cuyos intereses de estudio, además de Eurasia, incluyen la histórica transición de regímenes políticos en la Europa meridional.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">El perfil de las personalidades estratégicas<br /></span><br />Luego hay otro nivel. Es el de la reflexión influyente de los intelectuales chinos y asiáticos del ámbito cultural chino. Aprecian que les concierne el presente y el futuro del país-continente. Con su quehacer contribuyen a retroalimentar la vocación global de China.<br /><br />Uno de ellos es Zhang Wei-Wei, ex intérprete de Deng Xiaoping y de otros líderes, investigador del Centro para Estudios Asiáticos en Ginebra y profesor visitante en las universidades de Fudan, en Shanghai, y en la Universidad Tsinghua, en Pekín, alma mater de Hu Jintao. Zhang ha visitado más de 100 países en distintos proyectos y es especialista en relaciones Beijing-Taipei, lo que lo convierte en un consultor particularmente posicionado.<br /><br />Con un perfil con similitudes y diferencias también destaca, entre varios otros, Minxin Pei, director del Programa de China del Carnegie Endowment for International Peace, institución con sede central en Washington y con oficinas en Pekín. Ciertamente Pei tiene el privilegio de estar en el centro del análisis de las relaciones chino-norteamericanas y de la interacción entre personajes estratégicos. Pero tanto o más importante aún, Pei destaca por su versión hipercrítica del estado de cosas en China. Aunque es leído en Zhongnanhai, sus más ácidas apreciaciones no trascienden en sus entrevistas oficiales en China, como por ejemplo se puede apreciar en sus declaraciones recogidas por la agencia oficial Xinhua. Pei tiene relación con instituciones dedicadas al estudio de China en Barcelona.<br /><br />Igualmente, en EEUU destaca la figura del pensador neoconfuciano Tu Weiming, nacido en Kunming. Su perfil se acerca más a la figura de un pensador de la China de ultramar que a la del perfil del emigrado a Oriente u Occidente. Tu es profesor en Harvard y ha sido uno de los ocho intelectuales invitados por el gobierno de Singapur para desarrollar el currículo escolar de ética confuciana. Es importante considerar además el renacimiento oficial en China de la figura de Confucio (recuérdese también el impulso que Pekín ha dado a la apertura de los Centros Confucio en los cinco continentes en esta década). Tu también fue nombrado en 2001 por Naciones Unidas como miembro del Grupo de Personas Eminentes para facilitar el Diálogo de Civilizaciones, foro del cual España ha sido co-impulsor. Por tanto, se le puede entender como un pensador de carácter estratégico de acuerdo a los parámetros de la agenda internacional del período post 11-S.<br /><br />En ultramar también destacan los dirigentes ilustrados del mundo cultural de origen chino. El más relevante ha sido el ex primer ministro de Singapur, Lee Kuan Yew, célebre por vincular con China a políticos, empresarios e intelectuales singapurenses y asiáticos. También lo es por divulgar el prestigio de China utilizando el argumento explicativo de los “valores asiáticos” en la primera mitad de la década de los años 90. En verdad, Lee puede ser considerado como precursor cercano del concepto de “ascenso pacífico”, acuñado por Zheng Bijian en Pekín (luego denominado “desarrollo pacífico”).<br /><br />Relacionado con Lee se sitúan otros intelectuales de ultramar. Aquí encaja el también servidor público singapurense, Kishore Mahbubani, ex ministro de Exteriores y decano y catedrático de Práctica Política en la Escuela Lee Kuan Yew de Política de la Universidad Nacional de Singapur. Es autor del controvertido libro, El nuevo hemisferio asiático: el irresistible traspaso del poder mundial a Oriente. En Mahbubani interesa su cercanía al campo cultural chino (aunque descienda de indios), y por los lazos políticos con China, que él ha contribuido a reforzar en los últimos años tras tres décadas como diplomático. Por supuesto, interesa su reflexión sobre China. Mahbubani participa en una serie de foros internacionales que en Occidente incluyen, entre otros, al Foro de Davos y la Conferencia de Seguridad Anual de Munich. Mahbubani se refiere a menudo a un Occidente “que sólo se escucha a sí mismo”.<br /><br />Otro plano es el de las personalidades externas a China continental, pero cuya reflexión e influencia se refiere en gran medida a ella. Son los investigadores y estrategas taiwaneses que perciben que el poder de la economía china “arrastra” en el medio plazo a todos los demás aspectos de su vida nacional. Por tanto, inevitablemente, al reflexionar sobre la isla están previendo escenarios futuros, y por ello, al fin y al cabo, cabe prever que intentan pensar como pensarían sus contrapartes de China continental. Interesante es que en parte de ese proceso reflexivo también intervienen sus contrapartes del continente. Un nexo de relación se da entre el Consejo Chino de Estudios de Política Avanzada, presidido por Andrew N.D. Yang, en Taipei, la Academia China de Ciencias Sociales y otros principales centros y think tanks del continente.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones</span><br /><br />Como recuerda Mahbubani, una estrategia para China debiera ser patrimonio de todos los países con una estrategia global. En el caso particular de España, desde 2005 el vínculo con China se califica por ambas partes como “asociación estratégica integral”.<br /><br />Pero excepto en los destinos individuales de un número impreciso, creciente, pero aún limitado de personas (tanto a nivel oficial como de la sociedad civil), en el caso español queda todavía mucho margen antes de que se pueda hablar de una generación de estrechos y estables contactos con una parte de la amplia elite que juega un gran papel en cada nuevo ciclo político, social o cultural. Generalmente, por parte española, muchos vínculos que han sido estrechos los desdibuja el tiempo por cambios de destino, misión, mercado o especialidad.<br /><br />Tan importante como esos vínculos importa interactuar cada vez que es posible con los líderes chinos en las más altas instancias internacionales (como en Davos, en el G-20), y de manera sostenida con los analistas y pensadores chinos en el exterior y con sus congéneres de ultramar. Muchas veces, las apreciaciones sobre estrategias que está adoptando Pekín pueden aclararse aún más en estos diálogos. Además, conviene recordar que los espacios informales cuentan tanto como los formales.<br /><br />A medio camino entre la formalidad y la informalidad, por otra parte, parece razonable aprovechar los aspectos más dinámicos que ofrece la Expo de Shanghai 2010. Por un lado, con la Expo se arriesga la miniaturización de la imagen al coincidirse en la “cacofonía” que supone que cada país promueva lo propio junto a otros a la vez. Así, tan efectivo como proyectar imagen, productos y credibilidad es utilizar la ocasión para actualizar redes de contacto y generar otras.<br /><br />Siempre pensando en el largo plazo, procede interiorizarse de los proyectos actuales y de futuro que tengan en mente los emprendedores chinos, actualizar el conocimiento de las figuras emergentes en áreas estratégicas. Y éstas también incluyen los campos de la cultura y de las comunicaciones debido al más reciente énfasis que Pekín ha decidido dar a su soft power.<br /><br />La República Popular China llega a su 60 aniversario viviendo su momento más complejo desde su fundación. Esto significa recordar que el país es más pragmático, más ecléctico y más global que nunca. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-51586864271343324462010-02-21T12:44:00.001-05:002010-02-21T12:48:05.502-05:00LAS PERIFERIAS DE ASIA MERIDIONAL: FRONTERAS DE INSEGURIDAD<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyTkiOFhyphenhyphenEa7NFjBpecyhiFiIVF2si1m5c8HASmbZVYnQKmvMD7BsknnMgLpFRo2mSm9Kz-FT4W5Bn0YrGh_rWNd6zu6AidQoXREFC87Sndtlw_6JfDedwhU2sRVh9QqL_yQd31CHfuNiG/s1600-h/NSF-bb0328123.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; FLOAT: left; HEIGHT: 214px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5440754931963034130" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyTkiOFhyphenhyphenEa7NFjBpecyhiFiIVF2si1m5c8HASmbZVYnQKmvMD7BsknnMgLpFRo2mSm9Kz-FT4W5Bn0YrGh_rWNd6zu6AidQoXREFC87Sndtlw_6JfDedwhU2sRVh9QqL_yQd31CHfuNiG/s320/NSF-bb0328123.jpg" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Antía Mato</em></strong><br /><br />Desde la frontera afgano-paquistaní en la parte occidental hasta la indo-birmana y bengalo-birmana oriental, cada una de las líneas divisorias que separa a los Estados en el sur de Asia representa una fuente de conflicto, ya sea plasmado en una disputa entre Estados, ya mediante las dinámicas transfronterizas que involucran a actores subestatales con distintos intereses y agendas en juego. La magnitud de los contenciosos varía en importancia, siendo en la actualidad el avispero afgano-paquistaní el que está desgarrando la zona. Además, al examinar detenidamente el microcosmos fronterizo de toda Asia meridional, trasciende un panorama donde hay una gran actividad ilícita y también subversiva con respecto a los gobiernos centrales de estos países. Sin embargo, huelga decir también que es en estos territorios de indefinición donde las estrategias estatales adoptan sus formas más coercitivas, en especial en lo que se refiere a luchas políticas disidentes para definir criterios de inclusión y exclusión en el Estado nación.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Las disputas fronterizas y las periferias conflictivas<br /></span><br />Casi todos los países de Asia meridional mantienen entre ellos disputas de diverso origen; unas son de herencia colonial, como la frontera de la línea Durand que separa Afganistán de Pakistán, mientras que otras surgieron a consecuencia de la partición del subcontinente y del marco regional posterior (como las disputas marítimas). Del mismo modo, existen una serie de conflictos autonomistas o secesionistas en varios de los Estados de la región. El significativo número de contenciosos territoriales que permanecen abiertos desde hace décadas (a los que puede sumarse la disputa fronteriza sino-india) indica que ha habido escasos esfuerzos y voluntad para abordarlos y acercar posiciones. El énfasis en por dónde trazar la línea fronteriza, y demarcarla sobre el terreno, prevalece sin prestar gran consideración a las comunidades locales afectadas, que no sólo quedan divididas sino también, en muchos casos, marginadas y desposeídas de los derechos más básicos. Quizá el ejemplo más evidente en la región sean los habitantes de los más de 200 enclaves existentes en el área fronteriza entre la India y Bangladesh, que siguen aislados en cada uno de estos países, pero de igual modo puede aplicarse a las familias divididas por el conflicto de Cachemira. En esa lógica, el juego de poder entre los Estados se manifiesta de manera evidente, al igual que la centralidad y la proyección regional de la India, que posee más margen de negociación y respaldo político que sus vecinos.<br /><br />La realidad hace ver que en Asia meridional existe una escasa cultura de negociación, que no sólo se aprecia en los contenciosos bilaterales abiertos, sino también en la actitud con que se tratan las tendencias centrífugas o disidentes que amenazan a la unidad nacional. El último episodio de tal tendencia ha sido la gran ofensiva militar con la que el gobierno cingalés ha acabado con la insurgencia tamil, pero igualmente se puede señalar la actual actividad militar del gobierno indio en algunos Estados del norte y centro del país para contrarrestar la influencia de los grupos maoístas. Es evidente que las tácticas de violencia de esas organizaciones son totalmente injustificables, pero su misma existencia y su supervivencia en el tiempo son la expresión de formas de marginación política y económica que han sido ignoradas por los gobiernos centrales, cuando no indirectamente fomentadas por éstos.<br /><br />Por otro lado, durante los procesos de negociación en curso se aprecia una notable falta de voluntad política para aplicar los acuerdos, proveer de infraestructuras y llevar adelante otras medidas con miras a mejorar las condiciones de unas zonas, generalmente muy empobrecidas a causa de la violencia. Los acuerdos del gobierno indio con varios grupos insurgentes del noreste del país sólo han tenido un éxito muy limitado, mientras que los acuerdos de paz del gobierno bengalí de 1997 con los grupos indígenas del área de Chittagong Hill Tracts, si bien han propiciado cierta normalización política en esta región, no han resuelto los derechos de la propiedad de las tierras de la población local, entre otros asuntos.<br /><br />Tales escenarios ponen de manifiesto las dificultades que tienen los países de Asia del Sur para acomodar las actitudes de disensión frente a una identidad nacional dominante todavía en fase de definición o de elaboración. Esto es así porque la experiencia colonial, y la particional (en el caso de la India, Pakistán y Bangladesh), todavía se percibe como reciente y sigue estando en el centro del debate político bajo las formas más insospechadas. El nacionalismo paquistaní posee un importante elemento de “antiindianidad” y el bangladeshí es esencialmente antipaquistaní (pero también sospecha de la India), mientras que en Bután y en Sri Lanka el discurso de inclusión y exclusión se halla fundamentalmente dentro de las fronteras del Estado (en base a la adhesión a una etnia dominante o grupo lingüístico y religioso). Incluso en un país que clama ser secular o laico como es la India, ciertas formas de disensión política siguen siendo controvertidas, como se ha podido ver recientemente con el caso del ex ministro de Asuntos Exteriores y miembro del Partido Popular de la India (más conocido como Bharatiya Janata Party o BJP). A la expulsión del partido tras la publicación de una obra sobre la partición en la que daba un juicio positivo sobre M.A. Jinnah (el fundador de Pakistán) se le sumaron las duras críticas de otras formaciones políticas consideradas más plurales y tolerantes, como fue el propio Partido del Congreso. Esos ejemplos, aunque circunscritos al ámbito político, tienen su traslación a la práctica del plano negociador con posiciones poco constructivas acerca del actual escenario cambiante.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La porosidad de las fronteras</span><br /><br />Frente a las disputas irresueltas, el otro gran problema lo plantea la gran porosidad de las fronteras ya existentes, donde a pesar de la densa militarización y control sobre la población local, se llevan a cabo actividades ilícitas con diverso impacto para estos Estados. Así, por ejemplo, la frontera entre Bangladesh y la India soporta un importante flujo de movimientos ilícitos, no sólo por razones económicas sino también con fines delictivos (como es el tráfico de seres humanos) y de lucha política armada (el movimiento separatista de Assam). De éstos, es quizá el tráfico de seres humanos el que posee una mayor dimensión regional y hasta mundial, pues niños y mujeres, principalmente, son objeto de tráfico con fines de prostitución y explotación laboral hacia otros países vecinos y regiones próximas, como es el caso del Golfo. La frontera indo-bangladeshí representa tan sólo un punto de origen en la zona, al que se unen otros como Nepal y la propia India, siendo la frontera indo-paquistaní por donde se realiza el tránsito hacia los posibles destinos.<br /><br />Además, mientras que los gobiernos se enfrentan continuamente respecto de asuntos transfronterizos que afectan a las actividades de grupos separatistas y extremistas, se aprecia una cierta pasividad a la hora de combatir a las mafias que comercian con seres humanos y el crimen organizado que conlleva ese tráfico. Para atajar estas mafias, la legislación interna en estos países sigue siendo débil y no se suele aplicar y, cuando lo hace, resulta incluso claramente disfuncional. Por otro lado, pese a los escasos acuerdos multilaterales existentes para combatir esos delitos, circunscritos generalmente al ámbito regional de la ACRAM (el Acuerdo de Cooperación Regional en Asia Meridional, más conocido por sus siglas inglesas SAARC), no se adoptan medidas concretas para su desarrollo y aplicación.<br /><br />En referencia a la frontera indo-bangladeshí, los respectivos gobiernos de Nueva Delhi y Dacca han acercado posturas en algunos asuntos –recientemente el gobierno de Dacca accedió a la extradición de dos miembros de la Frente Unido de Liberación de Assam–, pero el mayor obstáculo sigue siendo la falta de comprensión del problema como un fenómeno transnacional y no como algo que emana de la parte vecina. La India y Bangladesh siguen sin tener un tratado bilateral que permita combatir asuntos como el tráfico de seres humanos y, además, el problema de la inmigración bengalí en la India suscita constantes desacuerdos entre ambos. En el caso de la frontera indo-paquistaní, casi siempre referida en el plano bilateral en relación al problema del terrorismo y del separatismo cachemir, la colaboración parece casi inexistente. Tan sólo se han establecido algunas medidas de cooperación policial y diplomática como resultado del proceso de diálogo bilateral, fundamentalmente para asuntos de información en determinados delitos y la situación de prisioneros en el país vecino. Éstas han servido para aliviar en parte situaciones anacrónicas, como el caso de los humildes pescadores capturados por ambos países debido a la disputa fronteriza marítima, que suelen pasar largos períodos en las prisiones del país contrario antes de ser liberados.<br /><br />El actual panorama demuestra que es la ausencia de una perspectiva regional por parte de las principales elites dominantes en esos países la que determina este escenario inseguro e inestable. A esa ausencia se suma la falta de una adecuada política de vertebración territorial inclusiva, sobre todo en las periferias del Estado. Un claro ejemplo son la India y Pakistán, que poseen una actitud casi siempre represiva y poco dialogante a la hora de abordar los movimientos disidentes en sus respectivas periferias territoriales, como puede verse en los casos del tratamiento del nacionalismo beluchi (en Pakistán), cachemir (en los dos países), asamés (en la India) o incluso la rebelión naxalita, entre otros. La teoría de la conspiración, que afirma que detrás de estos movimientos está la mano de los servicios secretos del país vecino enemigo, suele prevalecer sobre el reconocimiento de que existe un problema dentro del territorio nacional y, por ello, las operaciones militares van dirigidas a atajar toda disidencia que sea considerada antinacional. Sin embargo, aun cuando esa participación externa es evidente, como con el apoyo de Pakistán a los muyahidines cachemires, ésta no resulta suficiente para deslegitimar la existencia de un conflicto político en el país (en este caso concreto en la India) que necesita una solución.<br /><br />En ese sentido, no conviene olvidar la situación de la centralidad de la India, que comparte fronteras terrestres y marítimas con casi todos los Estados de la región, a excepción de Afganistán. La India puede convertirse en el principal motor de vertebración de esta área, tanto por razones territorial-geográficas, que afectan a las infraestructuras y comunicaciones, como por su mayor capacidad y estabilidad económica frente a la de sus vecinos. Aun así, la realidad también hace ver que este gigante, y concretamente sus periferias, constituyen un factor de inestabilidad de primer orden en Asia del Sur que pone en graves dificultades a los Estados vecinos, en particular a los más pequeños y vulnerables. En diversas ocasiones, las conexiones transfronterizas de determinados grupos (como los naxalitas o maoístas, otros grupos de liberación nacional y también formaciones islamistas) han perjudicado las relaciones entre Nueva Delhi y los gobiernos de Dacca y Katmandú, de tal manera que ha habido una gran presión sobre estos últimos. Generalmente, cuando tal presión ocurre, esos pequeños Estados vecinos suelen reaccionar apelando a un sentido de unidad nacional frente a lo que se considera como la hegemonía e injerencia indias, es decir, con un claro tono antiindio. Como resultado, las trifulcas basadas en el juego de la dialéctica política no contribuyen a resolver el problema planteado.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La actividad transfronteriza violenta y la política exterior</span><br /><br />Para entender adecuadamente la conflictividad existente en las zonas fronterizas de Asia meridional, conviene no olvidar el papel que tienen los gobiernos como potenciales facilitadores, cuando no instigadores, de la misma. Quizá en ningún otro lugar se aprecia mejor que en Pakistán el uso de las fronteras permeables para la exportación del conflicto y la violencia como un arma de política exterior. No obstante, aunque a menor escala, todo parece sugerir que otros Estados de Asia del Sur también se han involucrado en actividades similares, particularmente mediante el uso de medidas de contrainsurgencia y la manipulación de determinadas minorías étnicas contra otros grupos en regiones afectadas por este tipo de violencia.<br /><br />En el caso paquistaní, la actual batalla que se libra en la frontera afgana no sólo es heredera de un juego de alianzas resultado del orden derivado de la Guerra Fría (hacer frente a la invasión soviética de Afganistán) sino que también obedece a la política de este país dirigida a instrumentalizar el factor religioso. Con el adoctrinamiento de la etnia pastún al otro lado de la frontera (que a su vez es mayoritaria en Afganistán), se pretendió infligir divisiones en el nacionalismo pastún y concretamente en el sentimiento panpastún de la demanda de un Estado independiente. El objetivo era que el movimiento pastún paquistaní (generalmente laico) se sintiese así poco atraído por sus hermanos al otro lado de la frontera. No obstante, esta estrategia también hay que enmarcarla como una respuesta a los intentos de anteriores gobiernos afganos de movilizar a los pastunes de la zona paquistaní.<br /><br />Del mismo modo, Pakistán, o más concretamente los sectores de la cúpula militar y ciertas elites burocráticas, han seguido una política parecida de propiciar una revuelta en la Cachemira india desde mediados de los años 60 del siglo pasado, si bien sin resultados concretos hasta varias décadas después, cuando los cachemires del valle cogieron las armas y se organizaron contra el gobierno indio. Tal actividad, además del nivel de violencia que ha conllevado, ha provocado una degeneración de este conflicto, debido a la autonomía y multiplicidad de los grupos que operan y a la ausencia de un control sobre los mismos. En último término, esto ha afectado de manera significativa a las reclamaciones que Pakistán hace sobre este contencioso e incluso ha revertido negativamente en su seguridad interna.<br /><br />El fomento de la violencia y otros problemas sociales en áreas vecinas como instrumento de la política exterior no es exclusivo de un solo Estado en la región. Su práctica frecuente responde a la persistencia de una profunda rivalidad entre países y a un gran sentido de vulnerabilidad por parte de los Estados más pequeños que impide un clima mínimo de confianza ante eventuales procesos de acercamiento y de negociación. A pesar de que se aprecia una voluntad para el diálogo, no hay un consenso ni posturas compartidas sobre cómo abordar problemas concretos, y suele predominar un juego en el que los Estados miden su poder e influencia mediante la retórica política, en vez de alcanzar acuerdos. Y es que, en el fondo, la visión de los conflictos que enfrentan a los países del subcontinente indio sigue estando muy determinada por una lógica estatal, que desatiende la dimensión regional y el carácter transnacional de estos problemas y, por ello, la búsqueda de soluciones a través del compromiso.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones</span><br /><br />Un examen de las áreas fronterizas de los Estados de Asia meridional ofrece un panorama de gran conflictividad e ilegalidad que posee importantes consecuencias para la seguridad mundial (no sólo militar sino también –y especialmente– humana). El ejemplo más claro de este caos los constituye la existencia de numerosas disputas en las periferias de estos Estados, así como los contenciosos entre varios países todavía no resueltos. Sin embargo, otras actividades que atraen menor atención internacional, como el tráfico de seres humanos u otras actividades ilícitas, comportan una realidad igualmente preocupante.<br /><br />Para entender buena parte del presente escenario conviene remitirse al contexto histórico de estos países y concretamente al poscolonial, que superpuso fronteras territoriales sobre otro tipo de afinidades previas entre comunidades, pero también a la experiencia de la construcción de una identidad nacional en estos países poco acomodaticia o inclusiva, sobre todo con las minorías de la periferia. Esa realidad sigue prevaleciendo actualmente en Asia del Sur, donde todavía no se ha asentado una cultura de negociación, tanto intraestatal como interestatal, que permita abordar los principales problemas que diezman esta región. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-51693420465974974682010-02-21T12:12:00.001-05:002010-02-21T12:44:20.825-05:00DESAFÍOS ANTE LA GESTIÓN DE LAS PROFUNDAS CRISIS EN YEMEN<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-YSajbPNr9bhabS74xlNzniGDPvq1oOTsUtc9BnWbopsNm6bcFTWC48_hsrUVnDSSttkfubMazD87EIez08jPtZXH7qVCsRifsDUKqBJlJBk5ojE5ZJjBTd0BiDTsPdx_IRHrLmSKriZv/s1600-h/H44-10850467.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; FLOAT: left; HEIGHT: 214px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5440753990110638946" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-YSajbPNr9bhabS74xlNzniGDPvq1oOTsUtc9BnWbopsNm6bcFTWC48_hsrUVnDSSttkfubMazD87EIez08jPtZXH7qVCsRifsDUKqBJlJBk5ojE5ZJjBTd0BiDTsPdx_IRHrLmSKriZv/s320/H44-10850467.jpg" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Abdullah Al-faqih</em></strong><br /><br />Todo hacía presagiar que la primera década del nuevo milenio sería la mejor para Yemen en los tiempos modernos. Al inicio de la década, el presidente Ali Abdullah Saleh, que accedió al poder en Yemen del Norte en 1978, había sobrevivido a la unificación de los dos Yémenes, eliminado a sus detractores socialistas del sur en la breve guerra civil de 1994 y resuelto los conflictos fronterizos del país con Omán, Eritrea y Arabia Saudí. Asimismo, había centralizado el poder en sus propias manos y en las de sus leales vástagos, hermanos, sobrinos y familia política, debilitando a todas aquellas personas que pudieran hacerle sombra, entre las que se encontraban posibles competidores de su familia, clan, tribu, partidos gobernantes y de la oposición, el país en su conjunto e incluso políticos yemeníes en el exilio. Saleh debió de pensar, mientras preparaba a su hijo, el coronel Ahmed, para sucederle en el cargo, que ponía así fin a un capítulo de la historia yemení.<br /><br />Sin embargo, a mediados de la década, los grandes logros de Saleh empezaron a tambalearse. Durante el verano de 2004 estalló una contienda que permanece abierta a fecha de hoy en la región de Saada, en la zona norte del país, con acusaciones cruzadas entre el gobierno de Saná y un grupo chií conocido como los houthis, a quienes acusa de tratar de reinstaurar el imanato que dominó la historia yemení durante más de un milenio hasta el derrocamiento definitivo del régimen en 1962. En 2005 la dividida oposición yemení, que el propio Saleh había contribuido a debilitar, sorprendió al mandatario al adoptar una agenda de reforma conjunta de gran alcance, entre cuyos puntos destacaba el deseo de crear un gobierno parlamentario semejante al de la India, el Reino Unido y muchos otros países genuinamente democráticos. A finales del verano de 2006, la oposición hizo frente común presentando un único candidato para plantar cara a Saleh durante las que fueron las primeras elecciones presidenciales razonablemente competitivas de la historia del país.<br /><br />A mediados de 2007, el resentimiento popular contra el gobierno de Saleh alcanzó su máxima expresión entre la población de las provincias del sur, territorio conocido antiguamente como Yemen del Sur, cuando miles de personas tomaron las calles a diario como símbolo de protesta. La situación se complicó de forma significativa cuando los elevados precios del petróleo de los que dependía el régimen de Saleh para satisfacer las necesidades del país en materia de divisas duras se desplomaron a finales de 2008, privando al país de casi el 65% de sus ingresos en divisas extranjeras. Mientras Saleh se mantenía ocupado combatiendo a los insurgentes del norte y tratando de acallar el profundo descontento popular del sur, miembros de las facciones saudí y yemení de al-Qaeda se agrupaban en una rama conocida ya como al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA).<br /><br />Saleh, que celebró sus 31 años en el poder el pasado mes de julio, cita con frecuencia un viejo proverbio yemení al dirigirse a periodistas y visitantes: “gobernar Yemen es como bailar sobre cabezas de serpientes”. Es probable que Saleh se remita a esta imagen para sugerir que gobernar el país no es tarea sencilla y que él es el único bailarín capaz de bailar sin recibir la fatal mordedura. Pero la convergencia de los imponentes desafíos a los que se enfrenta Yemen –un guerra en el norte, un movimiento secesionista en el sur, AQPA y la crisis económica– ciernen una oscura sombra de duda no sólo sobre la capacidad del bailarín para ejecutar su baile, sino también sobre la estabilidad del escenario sobre el que actúa.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La guerra del norte<br /></span><br />Durante gran parte de la historia yemení en la era islámica, fueron los hachemíes, que representan en torno al 12% de la población actual, que asciende a 24 millones de habitantes, quienes ostentaron el poder político, económico y social. Los hachemíes, que dicen ser descendientes del profeta Mahoma a través de los hijos de su hija Fátima, gobernaron Yemen de forma intermitente durante alrededor de 11 siglos. Legitimaron su reinado explotando dos mecanismos: (1) las enseñanzas del zaidismo, una rama muy moderada del islam chií que sigue aproximadamente el 25% de la población yemení; y (2) una estructura social esmeradamente definida y preservada en la que los roles políticos, económicos y sociales vienen determinados por linaje.<br /><br />En septiembre de 1962, el régimen teocrático de los hachemíes en Yemen del Norte se vio bruscamente interrumpido cuando un grupo de militares respaldados por Gamal Abdel Naser de Egipto tomaron el palacio del imam y declararon la República. Dicho acontecimiento marcó el inicio de una guerra civil que se prolongaría durante seis años entre los republicanos respaldados por Naser y los monárquicos apoyados por los saudíes. Vista la manifiesta incapacidad de los monárquicos para capturar el capital, ambos frentes terminaron acordando un reparto del poder que conservaba el régimen republicano pero decantaba el poder hacia una alianza entre jeques y militares zaidíes procedentes de dos tribus zaidíes altamente influyentes del norte: los Hashid y los Bakeel. No obstante, quedaba una cuestión por resolver en el nuevo régimen: la legitimidad religiosa. De acuerdo con la Constitución y las leyes yemeníes, todo yemení puede ser un gobernante legítimo, cláusula que entra en conflicto con las doctrinas zaidíes, que establecen que sólo un hachemí varón que reúna ciertas condiciones tiene legitimidad para convertirse en imam.<br /><br />Para los hachemíes y los miembros tribales que compartieron el poder durante el período republicano, el debate en torno a la legitimidad del imam estaba llamado a convertirse en un factor divisorio. Así, los sucesivos presidentes republicanos, originarios de importantes tribus fuertemente armadas del norte, se esforzaron repetidamente por minar la fe zaidí para evitar un posible retorno de los hachemíes. Por su parte, los hachemíes de la secta zaidí desafiaron los intentos realizados por la corriente dominante sunní para absorberlos en su secta. Con todo, las partes del conflicto lograron mantener sus diferencias dentro de límites bien definidos. El conflicto político entre ambos grupos sólo cambió tras la unificación del país. Por un lado, la recién fundada República de Yemen implantó un sistema político relativamente abierto que permitió a los ciudadanos ejercer algunos derechos políticos y civiles, como constituir partidos políticos, fundar y ostentar la titularidad de periódicos y ejercer la libertad de expresión. Por otro lado, los hachemíes zaidíes del norte de Yemen trataron de aprovecharse de las últimas reformas aliándose con los socialistas del sur, entre los que se encontraban hachemíes sunníes secularizados.<br /><br />La reacción del presidente Saleh, que temía el impacto de las afinidades raciales, no fue otra que apoyar la creación y expansión de la Congregación Yemení para la Reforma –conocida por su expresión abreviada en árabe, Islah (reforma)– como partido sunní de orientación islámica integrado por los Hermanos Musulmanes yemeníes y otros grupos zaidíes y sunníes cercanos al régimen. Todo apunta a que Saleh buscaba un equilibrio entre los socialistas del sur y los islamistas del norte, al tiempo que reducía las probabilidades de que se produjera un retorno de los hachemíes del norte. Asimismo, Saleh se aseguró de dividir a los hachemíes en varios partidos políticos, evitando así que crearan una fuerza política unificada.<br /><br />En el verano de 1994, Saleh, con el apoyo de la recién fundada Congregación Islah, se impuso sobre sus rivales socialistas del sur en una breve guerra civil que se prolongó durante aproximadamente setenta días. Tras la guerra, Saleh alejó paulatinamente sus alianzas políticas de la Islah sunní para codearse con un grupo zaidí denominado Los Jóvenes Creyentes, que se presentaba como un colectivo renacentista (revivalist) perteneciente a la secta zaidí. Entre las muchas razones que explican este cambio de rumbo destacan la preocupación de Saleh por el creciente poder e influencia de la Congregación Islah –que se consideraba respaldada por los saudíes– y su deseo de recuperar viejas políticas para acallar el zaidismo, en este caso fomentando nuevas políticas destinadas a legitimar su régimen. Hay que tener en cuenta también que Saleh estaba sometido a importantes presiones para resolver el conflicto fronterizo con los saudíes, y es posible que al apoyar a Los Jóvenes Creyentes –concentrados precisamente en las áreas fronterizas– tratara de contrarrestar la influencia saudí y no sólo las fuerzas políticas prosaudíes. Saleh apoyó a Los Jóvenes Creyentes permitiéndoles crear escuelas religiosas en las que inculcar el zaidismo y recibir ayudas de Irán. Además, se encargó de que el gobierno les imprimiera libros de texto y les otorgó una modesta asignación mensual, cuyo importe exacto siempre ha sido objeto de debate.<br /><br />No se sabe con claridad cómo se produjo el giro en la relación entre Los Jóvenes Creyentes y Saleh durante los 10 años que separan la alianza de la rivalidad. Lo que resulta evidente es que durante dicho período Yemen fue testigo de multitud de cambios internos y externos que afectaron no sólo al régimen de Saleh sino también al grupo “renacentista” (revivalist) zaidí. A nivel interno, todo apunta a que las preocupaciones de Saleh por garantizar su supervivencia política y conservar el poder en el seno de su familia terminaron chocando con la creciente influencia e independencia de Los Jóvenes Creyentes. A nivel externo, Saleh consiguió zanjar los conflictos fronterizos con los saudíes y necesitaba aplacar con urgencia el temor de los saudíes sunníes hacia el creciente radicalismo del grupo chií en el sur.<br /><br />Tras suscribir el acuerdo fronterizo con Arabia Saudí, Saleh adoptó una política para contener a Los Jóvenes Creyentes que se basó en múltiples estrategias, entre ellas el apoyo a un colectivo salafista teóricamente apolítico que contaba con el respaldo saudí. Dicho movimiento salafista incluye grupos tales como los “renacentistas” (revivalists) de la Asociación Antrópica al-Hikmah al-Yamaniah y el tradicionalista Dar al-Hadith. Los Jóvenes Creyentes, por su parte, se aprovecharon de la alianza de Saleh con EEUU en el marco de la guerra global contra el terrorismo y adoptaron el famoso eslogan chií: “Dios es grande, muerte a América, muerte a Israel”. Los seguidores de Los Jóvenes Creyentes empezaron a corear el eslogan en mezquitas y a escribirlo en las paredes y muros de la capital yemení. Como respuesta, Saleh lanzó una ofensiva que terminó con la detención y el encarcelamiento masivo de seguidores de Los Jóvenes Creyentes. Ahora bien, cuando envió tropas a la región de Saada en junio de 2004 para apresar a Hussein Badr al-Din al-Houthi, líder de Los Jóvenes Creyentes cuyo nombre rebautizaría posteriormente el movimiento, Los Jóvenes Creyentes respondieron con violencia en un acto que marcó el inicio de la primera guerra. Desde 2004, Yemen ha sufrido una media de una guerra al año, habiendo estallado la sexta oleada de violencia, que persiste en la actualidad, en agosto de 2009.<br /><br />La contienda de Saada ha servido de catalizador del fracaso del Estado yemení, esquilmando los escasos recursos del país, animando a los yemeníes del sur a desafiar el régimen, creando un refugio para al-Qaeda y erosionando la legitimidad de Saleh. Con todo, Saleh no parece dispuesto a aceptar a los houthis como una fuerza política y social. De hecho, cuanto mayor es la debilidad del mandatario, más vehemente se muestra en apostar por una solución militar al conflicto político.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Llamamientos a la secesión en el sur<br /></span><br />Tras imponerse militarmente en el conflicto político con sus socios del sur en el proceso de unificación, la victoria de Saleh y sus posteriores políticas acabaron con los sentimientos nacionalistas que fueron en un día un motor para la unidad. La invasión del sur por parte del movimiento yihadista, tribal y militar del norte en 1994 saqueó los activos comunitarios, públicos y privados, incluidos edificios gubernamentales, equipos y la mayor parte de las tierras del país, de propiedad pública bajo la economía dirigida implantada en el sur durante el periodo comprendido entre 1970 y 1990. Asimismo, el gobierno adoptó políticas que condujeron, deliberadamente o no, al aislamiento cultural, político y económico de los yemeníes del sur. La mayoría de los cargos medios y superiores acabaron huyendo al exilio, fueron obligados a pasar al retiro, o bien optaron por abandonar sus cargos y buscar refugio en el interior de sus hogares. Los nombres de calles, colegios, canales de televisión y emisoras de radio y demás lugares públicos fueron modificados como parte de una política no escrita de largo alcance destinada a borrar toda huella del pasado. Las empresas públicas del antiguo Yemen del Sur fueron privatizadas, por lo general vendidas a altos cargos en operaciones altamente corruptas. El tiempo ha demostrado que los yemeníes del sur terminaron perdiendo mucho más que la guerra de 1994: humillados por la derrota, la mayoría de los habitantes del sur optaron por el silencio mientras que otros protagonizaron protestas a pequeña escala que fueron aplacadas mediante una brutal represión.<br /><br />En 1995, el gobierno lanzó un programa de reestructuración económica destinado a estabilizar la economía del país. Dicho programa se centró sobre todo en recortar el gasto en programas sociales y en retirar los subsidios a los bienes básicos. Los yemeníes del sur, cuyas vidas dependían por completo de los programas públicos, fueron quienes se llevaron la peor parte. Mientras que el gobierno de Saná –dominado por el norte– dependía para su supervivencia de los ingresos de los recursos extraídos en el sur, al inicio de esta década los habitantes del sur vivían al margen de la economía nacional. Una inflación desbocada consumía sus ingresos y el programa de reestructuración económica les privaba del acceso a la educación, sanidad y demás servicios públicos gratuitos.<br /><br />Tras aproximadamente 13 años de privación y frustración, los habitantes del sur decidieron tomar las calles en manifestaciones que en ocasiones alcanzaron los cientos de miles de ciudadanos. Entre los muchos factores que explican la ira sureña, destacaremos tres de ellos. El primero fue la incapacidad de las elecciones presidenciales de septiembre de 2006 para producir cambios significativos en materia de liderazgo o políticas. Sorprendido por la fuerte campaña contra sus políticas y su estilo de liderazgo, y por la negativa del candidato de la oposición del sur a aceptar los resultados como legítimos, Saleh percibió lo ocurrido como un insulto a su persona y comenzó su nuevo mandato imponiendo medidas contra la libertad de expresión y de movimiento a modo de represalia. Los activistas que apoyaron a su rival durante las elecciones fueron encarcelados y juzgados en relación con acusaciones falsas o relativas a actos producidos durante la campaña. Si bien la campaña presidencial debilitó a Saleh frente a sus rivales, tanto los del propio partido gubernamental (el Congreso General del Pueblo) como los de la oposición, su reacción no ha sido otra que concentrar el poder y la riqueza en sus manos y centralizar la toma de decisiones en su círculo interno. El segundo y tercer factor que contribuyeron al levantamiento en el sur han sido la incapacidad del régimen para contener el movimiento insurgente de los houthis en el norte y el deterioro de sus condiciones de vida.<br /><br />Cuando comenzó el movimiento en el sur a mediados de 2007, lo hizo bajo la batuta de organizaciones ad hoc integradas por cargos militares y de seguridad en situación de retiro. Por aquel entonces, los manifestantes reivindicaban la reincorporación al servicio público y la promoción e indemnización de los yemeníes del sur que se vieron obligados al retiro anticipado o que perdieron sus puestos de trabajo tras la guerra civil de 1994. También exigían la devolución de las tierras confiscadas por altos cargos militares y jeques, fundamentalmente del norte.<br /><br />Sorprendido por la magnitud y la intensidad de las protestas, el gobierno adoptó una política dual de incentivos y amenazas. Por un lado, trató de restituir en el cargo, aumentar el sueldo y ascender a quienes se habían visto forzados al retiro o al despido. Asimismo, trató de sobornar a líderes influyentes del movimiento de protesta designándoles a altos cargos en el gobierno y ofreciéndoles dádivas como coches y viviendas, entre otros favores. Por otro lado, se esforzó por reprimir el movimiento. Entre mediados de 2007 y finales de 2009, multitud de manifestantes y policías fueron asesinados y miles de personas detenidas durante períodos de distinta duración. La represión gubernamental escaló con rapidez a medida que los manifestantes comenzaron a reivindicar la secesión del sur, si bien su capacidad para hacerlo se encontraba gravemente deteriorada, de ahí que perdiera el control sobre varias zonas. Hay quienes afirman que el gobierno podría haber apoyado a los yihadistas para contener a los grupos secesionistas, una política que agravó la situación en algunas regiones. En dicho contexto de caos, marcado por un control gubernamental mermado o inexistente, AQPA empezó a expandirse y a establecer campamentos de entrenamiento.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La resurrección de al-Qaeda<br /></span><br />Las raíces de los grupos terroristas en Yemen pueden encontrarse en los conflictos políticos inter e intrayemeníes. Durante la década de los 70 y 80, el extremismo religioso fue fomentado por los gobiernos yemení y saudí como estrategia para contener a los marxistas del sur. Posteriormente, la misión de los yihadistas yemeníes se amplió a la lucha por la liberación de Afganistán de la ocupación soviética. En menos de una década, los yihadistas yemeníes cosecharon múltiples victorias: (1) la victoria frente a las fuerzas marxistas del norte que, respaldadas por el régimen comunista del sur, trataban de derrocar el régimen de Saleh; (2) la expulsión de los soviéticos de Afganistán; (3) la desintegración de la Unión Soviética; y (4) la reunificación de los dos Yémenes, un acontecimiento directamente relacionado con la caída de los regímenes comunistas alrededor del mundo.<br /><br />A finales de los 80 y principios de los 90, los yihadistas yemeníes empezaron a regresar a sus hogares. Sin embargo, no estaban solos en su viaje de vuelta. Muchos de sus camaradas internacionales, incapaces de regresar a sus países por temor a la persecución, encontraron en la recién fundada República de Yemen un refugio. Mientras que el caos derivado de la apresurada unificación de los dos Yémenes pudo haber contribuido a la llegada de los llamados “afganos árabes”, hay quienes opinan que fueron a Yemen porque tenían un papel bien concreto que desempeñar, la participación en un nuevo yihad, en esta ocasión contra la izquierda yemení en general y contra los miembros del Partido Socialista Yemení (PSY) en particular. Durante los primeros años de la unificación, Yemen fue testigo de una oleada de atentados terroristas, muchos de ellos dirigidos contra líderes del PSY o partidos afines.<br /><br />En la guerra civil de 1994 entre las élites gobernantes del norte y del sur, los yihadistas yemeníes y árabes que combatieron en Afganistán se pusieron del lado de Saleh en la contienda. A cambio, el gobierno les recompensó de distintas maneras. Los yemeníes fueron incorporados a las fuerzas militares y de seguridad y se apoyó a algunos grupos, especialmente en el sur, como medida para contener al movimiento moderado Islah. Algunos yihadistas árabes se incorporaron a instituciones educativas oficiales y no oficiales, si bien la mayoría de ellos se vieron enseguida obligados a abandonar el país debido a la creciente presión ejercida contra el gobierno por otros países tras los atentados terroristas de Arabia Saudí, Egipto y otros lugares en los que estuvieron involucrados individuos que aparentemente operaban desde Yemen.<br /><br />En los años posteriores a los atentados terroristas del 11 de septiembre, Saleh, que se resistió inicialmente a la idea de permitir que los investigadores estadounidenses tuvieran acceso a los detenidos acusados de atacar el USS Cole en octubre de 2000 en el Golfo de Adén, terminó por asociarse, voluntaria o involuntariamente, a la “guerra global contra el terrorismo”. En el año 2002, permitió que mercenarios estadounidenses asesinaran a varios líderes de al-Qaeda en territorio yemení. Posteriormente, entabló un polémico programa de diálogo con al-Qaeda, a quien brindó presuntamente beneficios financieros y la posibilidad de moverse con libertad. La última resurrección de al-Qaeda puede atribuirse a tres factores fundamentales: (1) la comunidad internacional presionó al gobierno yemení para que restringiera el movimiento de terroristas de al-Qaeda y les impidiera el paso a Iraq para unirse al yihad, lo cual molestó sobremanera a al-Qaeda; (2) a medida que menguaban los recursos financieros del gobierno, los miembros de al-Qaeda le exigían más dinero, demanda que el gobierno era incapaz de satisfacer; y (3) la intensificación del conflicto político –por cuestiones electorales o de otra índole– hizo que el régimen yemení se mostrara reacio a perseguir a los terroristas de al-Qaeda, ya fuera porque representaban un posible aliado en la batalla por la supervivencia del régimen o porque el régimen no percibía a al-Qaeda como una amenaza si se comparaba con otros desafíos, o bien porque el régimen se había debilitado demasiado para plantarle cara.<br /><br />En cuanto a la chispa que desató los últimos acontecimientos, es muy probable que EEUU tuviera constancia de que al-Qaeda estaba planeando un ataque contra sus intereses y, como resultado, tratara de frustrar el plan lanzando –en solitario o en conjunción con el Gobierno yemení– los ataques preventivos de los días 17 y 24 de diciembre de 2009. Esta sospecha está respaldada por pruebas cada vez más contundentes, a saber: (a) que el padre del joven nigeriano Umar Farouk Abdulmutalib, que trató de saltar por los aires el avión de la compañía Northwest Airlines, se puso en contacto con los servicios de inteligencia estadounidenses a principios de diciembre y les informó de la afiliación de su hijo a al-Qaeda y de que su última llamada había sido realizada desde Yemen; (b) por aquel entonces, los medios estadounidenses estaban preocupados por el papel desempeñado por el predicador nacido en suelo estadounidense Anwar al-Awlaqi, residente en Yemen, en el atentado contra Fort Hood; (c) altos cargos estadounidenses habían reiterado su preocupación por la manera en que AQPA aprovechaba las precarias condiciones de seguridad yemeníes para asentarse y reclutar y entrenar a nuevos miembros; (d) Abdulmutalib, que abandonó Yemen a principios de diciembre, no se dirigió inmediatamente hacia EEUU; (e) los ataques estadounidenses estaban dirigidos contra zonas que supuestamente servían de escondite para al-Awlaqi y en las que se cree que fue entrenado y provisto de explosivos Abdulmutalib; (f) los miembros de AQPA rompieron el silencio y amenazaron con tomar represalias tras el primer ataque del 17 de diciembre; y, por último, (g) que Saleh jamás hubiera permitido a EEUU atacar zonas controladas por uno de sus más importantes aliados políticos –la tribu Awlaqi– salvo que le hubieran convencido de que existía una amenaza inminente contra EEUU.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Una economía rentista<br /></span><br />Durante el período de división, los dos Yémenes dependieron de una economía rentista; el sur recurría a los soviéticos mientras que el norte miraba hacia los países del Golfo. Tras la unificación de 1990, Yemen se vio azotado por una de sus más severas crisis económicas. Esto se debió en gran medida a su posición en la invasión iraquí de Kuwait, que hizo que sus vecinos y la comunidad internacional le percibieran como un defensor del dictador iraquí. Para castigar a Yemen, los saudíes expulsaron a cientos de miles de trabajadores yemeníes y, como resultado, el país perdió no sólo las remesas de sus trabajadores, sino también la ayuda al desarrollo, llevando la economía yemení al borde del colapso.<br /><br />En 1995 las instituciones financieras internacionales y el gobierno yemení acordaron un programa de reforma para estabilizar la economía. La finalidad de la reforma era financiar inversiones y crear nuevos puestos de trabajo para los desempleados. Sin embargo, los resultados del programa fueron mixtos. Por un lado, el gobierno logró estabilizar la economía; por otro, los ahorros derivados de la retirada de los subsidios acabaron en gran medida en los bolsillos de funcionarios corruptos. El programa de reforma se estancó, especialmente después de que los ingresos del petróleo de Yemen empezaran a subir, primero debido al incremento de la producción y después a los crecientes precios del crudo.<br /><br />Al tiempo que guardaba las formas para con los donantes, el gobierno yemení se abstuvo de implantar una reforma real que pudiera tener un impacto negativo sobre la posición de Saleh en el poder. De hecho, Saleh se ha mostrado propenso a concentrar las inversiones en manos de sus parientes y de aquellos que profesan una lealtad incuestionable tanto hacia él como hacia su heredero. El resultado de las políticas interesadas de Saleh ha sido catastrófico. La pobreza ha crecido tan rápido que asfixia ya a la mayoría de la población, convirtiendo a Yemen en el país más pobre no sólo en el mundo árabe sino también en Oriente Medio y a nivel mundial, con la excepción del África Subsahariana. Los niveles de corrupción también han alcanzado cotas insospechadas y las instituciones responsables de exigir responsabilidades a los cargos públicos se han visto debilitadas hasta tal punto que garantizan ya la inmunidad plena a los funcionarios corruptos. A lo largo de casi 20 años, la Cámara de Representantes yemení ha sido incapaz de poner en marcha un solo proceso para la destitución de un cargo público. Los cargos corruptos e incompetentes fueron reclutados por sus lazos de sangre con el mandatario o su lealtad personal y han hecho que las instituciones del Estado sean prácticamente inservibles al personificar las funciones de dichas instituciones.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusión<br /></span><br /><span style="color:#ff6600;"><em>La vía de salida<br /></em></span><br />La principal preocupación del presidente Saleh no es otra que conservar el poder económico y político en sus manos mientras viva, para después cederle el testigo a su hijo. EEUU y la comunidad internacional están preocupados por la amenaza que al-Qaeda representa a la paz regional e internacional, mientras que muchos yemeníes ilustrados están preocupados por las posibles tensiones entre el objetivo de Saleh y el de la comunidad internacional. De todos sus enemigos en el norte y en el sur, al-Qaeda se presenta como el menos peligroso y amenazante para lo que Saleh más valora. De hecho, el mandatario ha tenido al movimiento de su lado en múltiples ocasiones. Es posible que Saleh no esté utilizando a al-Qaeda o a los houthis para chantajear a países vecinos y amigos, como suelen apuntar algunos de sus detractores, pero resulta evidente que carece de un fuerte incentivo para librarse del grupo terrorista de una vez por todas o para alcanzar un acuerdo con los houthis. En un momento en el que el futuro de Saleh y de su país dependen en gran medida de lo que diga y haga el mundo exterior, al-Qaeda representa un seguro de vida para el bailarín y su escenario, si bien puede convertirse también en el elemento que precipite la caída de uno y otro.<br /><br />Las opciones de las que dispone la comunidad internacional en Yemen son muy limitadas. Por un lado, no puede dar la espalda al país sin arriesgarse a que se produzcan consecuencias devastadoras. Por otro lado, no puede apoyar a Saleh contra uno de sus rivales del norte o del sur o incluso contra al-Qaeda, mientras deja que el mandatario yemení se ocupe de los otros dos en solitario. Toda estrategia que aspire a abordar con eficacia las complejidades de la problemática yemení deberá reunir varias condiciones: (1) deberá ser amplia en su alcance y abarcar las cuestiones de índole política, económica y de seguridad; (2) tendrá como prioridad la resolución de los conflictos políticos abiertos en norte y sur –los saudíes, en concreto, deberían dejar de pagar las facturas de la guerra del norte y dirigir los fondos hacia el desarrollo y la reconstrucción–; y (3) la comunidad internacional deberá implicar plenamente a Saleh utilizando una combinación de incentivos y desincentivos.<br /><br />Contener el movimiento secesionista del sur e impedir que Yemen degenere hasta convertirse en un Estado como Somalia requiere una reestructuración y un fortalecimiento del Estado yemení y de su sistema político que garantice un reparto genuino del poder, la rendición de cuentas, la despersonalización del poder y el imperio de la ley. La creación de un sistema parlamentario, una descentralización profunda, el bicameralismo, la representación proporcional y la libertad de los medios de comunicación son todos ellos componentes fundamentales para garantizar una solución viable a la larga lista de problemas a los que se enfrenta Yemen en la actualidad. La separación de norte y sur es prácticamente imposible y, en caso de permitirse, podría desintegrar el país en una serie de tribus, sectas, regiones y orientaciones ideológicas enfrentadas entre sí. Como ocurre en Afganistán, Somalia e Iraq, entre otros países, la división sólo servirá para dar alas a grupos extremistas movidos por la pasión y el recurso al terrorismo. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-90313995554529286422009-11-15T22:26:00.001-05:002009-11-15T22:28:03.977-05:00EL CONFLICTO FUERA DE XINJIANG: LA DIÁSPORA UIGUR Y LA POLÍTICA EXTERIOR CHINA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlX3wON20LGSKZdhgKzF2ZmUcXTP75FxzwchcZ0uKYm-wSSc10uVbTo4X0MpInvBFUIExNcMPGszipTkLO9O3TLOJGdkxbpQDW5_R5RANfZjn0-74AUwgyxKucz2s3i9zJhRa4c55SliFS/s1600/RHA-450-3924.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5404538048762445362" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 214px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlX3wON20LGSKZdhgKzF2ZmUcXTP75FxzwchcZ0uKYm-wSSc10uVbTo4X0MpInvBFUIExNcMPGszipTkLO9O3TLOJGdkxbpQDW5_R5RANfZjn0-74AUwgyxKucz2s3i9zJhRa4c55SliFS/s320/RHA-450-3924.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><em><strong>Nicolás de Pedro</strong><br /></em><br />La evolución del conflicto de Xinjiang depende esencialmente de las políticas que implemente Pekín y de las respuestas que ofrezca la minoría uigur. Es decir, de la habilidad de Pekín para promover la integración armoniosa de la comunidad uigur y de la capacidad de esta minoría para acomodarse satisfactoriamente en la estructura de la República Popular China. El enfoque de “palo y zanahoria” aplicado por Pekín ha sido muy eficaz en aplacar el activismo uigur, pero no en reducir el malestar de esta población y en mitigar el conflicto latente en Xinjiang. Con la sistemática inmigración de chinos han se configura un escenario muy polarizado y fácilmente inflamable dada la conflictiva interacción entre ambas comunidades en Xinjiang. Los graves episodios de violencia interétnica del pasado mes de julio auguran tiempos turbulentos.<br /><br />Sin embargo, las autoridades chinas, al menos públicamente, muestran una mayor preocupación ante posibles injerencias exteriores y una hipotética internacionalización del conflicto de Xinjiang. Alrededor de medio millón de personas conforman la diáspora uigur en el mundo. Por ello, y aunque Pekín considera la cuestión uigur un asunto estrictamente interno, la incluye en su agenda de política exterior, fundamentalmente en sus relaciones con países fronterizos que acogen importantes comunidades uigures –caso de Kazajistán y Kirguizistán–, en los que es conocida la presencia de activistas uigures huidos –caso de Afganistán y Pakistán– y en los que sin ser fronterizos existen organizaciones uigures relevantes –como sucede en EEUU, Alemania y Turquía–. Los turcos, al igual que sucede con kazajos y kirguizos, están próximos desde un punto de vista étnico a los uigures.<br /><br />Pekín teme fundamentalmente que los activistas uigures utilicen sus vínculos transfronterizos para disponer de una retaguardia desde la que organizar su actividad secesionista, pero también que las organizaciones uigures en Europa y EEUU perjudiquen sus intereses en el extranjero y dificulten su acción exterior. Sin embargo, hasta la fecha, al contrario de lo que suelen argüir las autoridades chinas, la capacidad de la diáspora uigur para influir en la situación en Xinjiang parece bastante escasa, si bien es cierto que las organizaciones uigures están elevando progresivamente la visibilidad internacional de su causa y consecuentemente los recelos e irritación de Pekín.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Kazajistán, Kirguizistán y Uzbekistán</span><br /><br />Kazajistán y Kirguizistán, ambos fronterizos con Xinjiang, son la primera área de interés para China. Para mitigar el riesgo del establecimiento de un santuario para las organizaciones uigures al otro lado de la frontera, las autoridades chinas han impulsado un rápido acercamiento a las nuevas repúblicas centroasiáticas, lo que ha supuesto la resolución de las dilatadas disputas fronterizas, un estrechamiento sin precedentes de los relaciones con Pekín y la creación de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS).<br /><br />La minoría uigur de Kazajistán, que con sus más de 200.000 miembros constituye la mayor comunidad fuera de Xinjiang, ha visto como el control y las restricciones sobre sus actividades crecían al mismo ritmo que se fortalecía la relación con China. Así, por ejemplo, durante la visita del presidente chino Jiang Zemin a Kazajistán en julio de 1996 se firmó una declaración conjunta en la que, entre otros aspectos, se incluían unos acuerdos en los que el Gobierno kazajo se comprometía explícitamente a no ayudar a los separatistas en China e incluso a no prestar demasiado apoyo a la comunidad uigur de Kazajistán. El auge del comercio bilateral y el estrechamiento de las relaciones económicas es una de las claves explicativas de las concesiones kazajas ante las demandas chinas. Vínculos que priman sobre cualquier otra consideración y así, por ejemplo, el hecho de que el primer ministro de Kazajistán, Karim Masimov, sea uigur no tiene ninguna incidencia en la posición kazaja con respecto a la cuestión de Xinjiang. Por ello, investigadores uigures como Ablet Kamalov no dudan en afirmar que China “ha comprado” el control sobre la actividad de la diáspora uigur a través de la inversión económica. El resultado de todo ello es que la permisividad de los primeros años de independencia ha desaparecido por completo y la actividad pública uigur en Kazajistán es fundamentalmente de carácter cultural.<br /><br />No obstante, subsisten alrededor de media docena de organizaciones uigures en el país. Todas ellas están radicadas en Almaty, ciudad en la que existen varios barrios (rayon) donde la población es mayoritariamente uigur y en los que el eco de los acontecimientos en Xinjiang resuena con mayor intensidad. Estas organizaciones tienen un carácter bastante informal y su visibilidad en Internet no se corresponde con su implantación y actividad real. Entre las principales se pueden citar la Asociación de la Unidad (Ittipak) Uigur de Kazajistán, liderada por Sharipzhan Nadirov, o la Unión de la Juventud Uigur, encabezada por Abdurexit Turdeyev. La figura uigur local más destacada es la de Kakharman Khozhamberdim, vicepresidente y representante de Kazajistán en el Congreso Uigur Mundial. Como resultado del control sobre sus actividades, estas organizaciones tienen un perfil de actividad político muy bajo y se limitan a condenar las violaciones de derechos humanos en Xinjiang. Tan solo una de ellas asiste abiertamente a los uigures procedentes de China.<br /><br />La actividad cultural incluye la defensa de los derechos culturales de la comunidad uigur local. Este es el principal cometido de las tres organizaciones uigures oficiales que existen en el país: una a nivel estatal, otra provincial (oblast) y otra a nivel municipal en Almaty. Las autoridades kazajas permiten este nivel de actividad uigur porque es parte de su política de promoción de la “armonía interétnica” basada en el respeto de los derechos culturales de las minorías nacionales y también porque, en línea con lo sugerido anteriormente se puede considerar a esta comunidad como un “activo” para Astaná en su interacción con las autoridades chinas. Además, en Kazajistán existen arraigados prejuicios antichinos y a pesar del acercamiento político y económico entre Astaná y Pekín, elevado a la categoría de partenariado estratégico, la tesis de la “amenaza emergente” con una dimensión demográfica añadida, es particularmente popular en el país.<br /><br />Son precisamente estos temores kazajos ante el potencial chino los que impulsan a creer erróneamente a algunos activistas uigures locales que en última instancia las autoridades kazajas verían con buenos ojos la proclamación de Uigurstán. Percepción errónea porque Kazajistán, al igual que China y por su propio contexto interno, es contrario a cualquier acto secesionista y que pueda contribuir al cuestionamiento de las fronteras existentes. A esto se suman los recelos que existen en Kazajistán con respecto al irredentismo uigur sobre ciertas áreas de la región kazaja de Semirechie. Por no mencionar que Kazajistán, al igual que China, está concentrado en su propio desarrollo y es contrario a cualquier alteración interna e inestabilidad regional. Así, por ejemplo, los actos que se celebraron durante el mes de julio en Almaty como protesta por los sangrientos disturbios en Urumqí generaron más preocupación que solidaridad, lo que se explica tanto por la propia naturaleza de la vida política en el país como por el potencial movilizador demostrado por los uigures con su concentración del 19 de julio en Almaty, que contó con entre 2.000 y 4.000 participantes. Muchos de ellos iban ataviados con lazos azules y negros y portaban la bandera nacional uigur, mientras gritaban eslóganes por la libertad de Uigurstán. No obstante, el resto de actos celebrados durante ese mes en Almaty fueron pequeñas concentraciones religiosas conmemorativas.<br /><br />De igual forma, China ha atraído a los miembros centroasiáticos de la OCS a su concepción de lucha contra las “tres fuerzas” –el terrorismo, el extremismo y el separatismo–, que es como Pekín caracteriza al activismo uigur y como son representados en muchas ocasiones los uigures en la prensa de Kazajistán. Los sucesos de septiembre de 2000, cuando cuatro uigures que supuestamente habían asesinado a dos agentes kazajos fueron abatidos por las fuerzas de seguridad en Almaty, son un referente argumental de los análisis locales sobre la amenaza uigur. En este sentido, Dosym Satpayev, uno de los analistas kazajos más conocidos, considera que los uigures representan una “amenaza potencial” para la seguridad de Kazajistán. No obstante, hay que indicar que hasta la fecha no existe ninguna información pública ni elemento sobre el terreno que permita inferir una vinculación o colaboración significativa de ninguna organización uigur de Kazajistán con grupos separatistas armados en Xinjiang. De igual forma, los líderes y activistas uigures locales prácticamente de forma unánime hacen de la defensa de los derechos humanos el eje de su discurso y hay un posicionamiento explícito en contra del terrorismo y del extremismo religioso.<br /><br />Por otro lado, algunos activistas uigures han sufrido agresiones en Kazajistán. El suceso más grave, y aún no esclarecido, es el asesinato de Dilbirim Samsakova, cuyo cadáver fue hallado en Almaty el 9 de junio de 2001 después de haber permanecido desaparecida unas dos semanas. Samsakova dirigía la organización Nazugum de apoyo a las mujeres y la infancia de Xinjiang, y se había significado por haber actuado en Osh (Kirguizistán) como intérprete de tres uigures que en marzo de 2001 fueron juzgados por la explosión de dos bombas en sendos autobuses de esa ciudad en mayo y junio de 1998.<br /><br />Kirguizistán es el segundo foco de interés para China, ya que el país cuenta con una comunidad uigur de unas 40.000 personas. Al igual que en el caso kazajo, el estrechamiento de las relaciones con China se ha traducido en un mayor control y restricciones sobre las actividades de la diáspora uigur. Sin embargo, el entorno político kirguizo más abierto, sumado a la incapacidad del Estado para controlar la situación en determinados momentos, ha permitido una mayor actividad de la diáspora uigur local. Existen organizaciones como el Comité de Derechos Humanos de Bishkek, liderado por Tursun Islam, y la Sociedad Uigur Ittipak, presidida por Dilmurat Akbarov, quien es a su vez el representante de Kirguizistán en el Congreso Uigur Mundial. La publicación del periódico La voz de la conciencia otorga mayor visibilidad a sus actividades. Pero lo que más irrita a Pekín son los ataques a intereses chinos y atentados contra sus nacionales, especialmente el caso del asesinato del diplomático chino Wang Jianping en junio de 2002 en Bishkek, tiroteado junto con un hombre de negocios uigur que también falleció. De igual forma, en numerosas ocasiones se ha sugerido la implicación uigur en los ataques a los bazares chinos, si bien es difícil establecer si se trata de sucesos con motivación genuinamente política o, por el contrario, son vinculables a disputas criminales. Así, por ejemplo, en el caso del diplomático chino, Pekín responsabilizó a miembros de la Organización de la Liberación del Turkestán Oriental (ETLO), mientras que el ministro del Interior kirguizo declaró que consideraba que el asesinato había tenido una motivación económica, en línea con lo sugerido por algunos medios de comunicación rusos en cuanto a que el hombre de negocios uigur, Umar Nurmukhamedov, era el principal objetivo del atentado.<br /><br />Uzbekistán también cuenta con una minoría uigur significativa compuesta por unas 35.000 personas. El número es un tanto incierto ya que muchos uigures del país han sido conminados a inscribirse como uzbekos. La cercanía étnica entre ambas comunidades facilita esta asimilación o “uzbekización”. Ambas lenguas están muy próximas y existe una afinidad cultural mayor que en el caso de otros pueblos túrquicos. El régimen uzbeko, tanto por su propia naturaleza autoritaria como por el estrechamiento de sus relaciones con China, no permite actividades uigures significativas. En Turkmenistán existe una pequeña comunidad uigur que tiene escasos o nulos vínculos con el resto de comunidades uigures de Asia Central y Xinjiang. A pesar de eso, Pekín ha incluido igualmente las cuestiones uigures en los acuerdos bilaterales, tal vez para que Asjabad controle que los hombres de negocio turkmenos que se desplacen a Xinjiang no redistribuyan materiales uigures elaborados en otros países.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Turquía<br /></span><br />Turquía, al igual que Kazajistán, fue el punto de destino de muchos de los uigures que huyeron de Xinjiang en los años 50 en plena revolución cultural maoísta, algunos de ellos figuras históricas del activismo uigur, como Isa Yusuf Alptekin. En Turquía los uigures han contado tradicionalmente el respaldo de Ankara. Pero, al igual que sucede en Asia Central, los intereses económicos y el estrechamiento de las relaciones con China han condicionado la postura del Gobierno turco en tiempos recientes. Sin embargo, subsisten numerosas organizaciones y la cuestión es popular más allá de los círculos uigures. De hecho, los sucesos del pasado verano se vivieron en Turquía con mucha intensidad. Se celebraron manifestaciones de protesta tanto en Ankara como en Estambul, la prensa local no escatimó a la hora de mostrar los aspectos más dramáticos de la violencia en Urumqí y el primer ministro Erdogan calificó la situación de los uigures como de “próxima al genocidio”.<br /><br />Por otro lado, hay que indicar que el respaldo turco, cuando tiene carácter panturquista, plantea cierto rechazo a unos uigures poco inclinados a adaptarse a las consignas del “hermano mayor” turco. Así, por ejemplo, existen discrepancias en cuanto al nombre que debería recibir Xinjiang. Los ideólogos turcos prefieren el de “Turkestán Oriental” frente al de “Uigurstán”, crecientemente popular entre los uigures.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Afganistán y Pakistán</span><br /><br />Afganistán y Pakistán también están en la agenda china en lo referente a la cuestión uigur. El auge de la relación entre Pakistán y Xinjiang ha facilitado la difusión de algunas corrientes islamistas extremistas entre algunos segmentos de la población uigur y las relaciones entre organizaciones de ambos lados de la frontera. No obstante, la sólida alianza entre Islamabad y Pekín prevalece sobre otras consideraciones y el Gobierno paquistaní respalda la posición china. Así, por ejemplo, durante su visita a China en diciembre de 2001, el entonces presidente Pervez Musharraf exhortó a los musulmanes chinos a respetar la soberanía de Pekín sobre Xinjiang. Respaldo que se mantiene con el nuevo presidente Zardari. Además, las deportaciones a China de uigures huidos son frecuentes.<br /><br />Por otro lado, la presencia de unos 200 uigures combatiendo en Afganistán animó a Pekín a tratar de vincular la cuestión uigur con la “guerra contra el terrorismo” de la Administración Bush. En el verano de 2002 el Departamento de Estado norteamericano incluyó al oscuro Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM por sus siglas en inglés), supuestamente vinculado con al-Qaeda en su lista de organizaciones terroristas. No obstante, la vinculación del activismo uigur con esta red terrorista es una cuestión que genera serias controversias. Aunque sea de forma meramente especulativa se puede indicar que el tipo de violencia atribuible al activismo uigur hasta el momento no sugiere vínculos sólidos con el terrorismo internacional ni por su naturaleza (manifestaciones y algaradas callejeras) ni por sus métodos y acciones más frecuentes (atentados con cuchillos y cócteles molotov o actos de sabotaje).[1] Una cuestión diferente sería que algún grupo yihadista atentara contra intereses chinos en cualquier lugar como supuesta respuesta a la política china en Xinjiang. Pero esto tampoco sería una prueba definitiva de la vinculación del activismo uigur con al-Qaeda sino de la capacidad e interés de esta organización por aprovechar cualquier acontecimiento con impacto mediático.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Europa y América del Norte</span><br /><br />No obstante, es la diáspora uigur en Europa, Norteamérica y Australia con sus respectivas organizaciones, la que confiere progresivamente una dimensión y visibilidad global a la causa uigur. Las dos organizaciones más relevantes son el Congreso Uigur Mundial (WUC) con sede en Munich y la Asociación Uigur Americana (UAA) situada en Washington. Ambas organizaciones tienen un compromiso explícito con la defensa de la democracia y los derechos humanos por medios pacíficos y no violentos.<br /><br />El WUC se constituyó oficialmente en abril de 2004 en Munich y es el resultado tangible de los esfuerzos de unificación de las organizaciones uigures fuera de Xinjiang. Su origen se puede rastrear hasta diciembre de 1992, cuando se celebró la primera reunión uigur mundial en Estambul y tiene su precedente inmediato en el Congreso Nacional del Turkestán Oriental (ETNC) establecido en Munich en octubre de 1999, con 13 organizaciones uigures asociadas y un órgano ejecutivo propio para dotar de operatividad a la institución.<br /><br />Los atentados del 11 de septiembre obligaron a los uigures a un esfuerzo adicional para lograr la unidad y hacer frente al riesgo de vinculación de su causa con el terrorismo internacional. El 18 de octubre de 2001 el ETNC hizo pública una resolución en la que condenaba sin paliativos los ataques terroristas en EEUU, el terrorismo y el extremismo en cualquier forma, pero incluyendo también una condena de la violencia empleada por China contra la comunidad uigur en Xinjiang. Desde entonces y para contrarrestar las declaraciones de Pekín vinculando al ETNC con el terrorismo, una de sus actividades principales ha sido la publicación de manifiestos insistiendo en su rechazo de la violencia y ofreciéndose como interlocutor con Pekín en el caso de un hipotético proceso de apertura política en China.<br /><br />Erkin Alptekin, hijo del antes mencionado Isa Yusuf Alptekin, fue elegido primer presidente del WUC en 2004. Alptekin era ya un activista muy conocido y que había jugado un papel destacado en dotar de visibilidad internacional a la causa uigur. En 1995 había sido nombrado presidente de la Organización de las Naciones y Pueblos No Representados (UNPO) con sede en La Haya. La UNPO es uno de los foros en los que se articula la cooperación entre uigures y tibetanos, que aún no está muy desarrollada, pero es una posibilidad que preocupa a Pekín. Por otro lado, Alptekin era conocido también por sus reiteradas condenas de la violencia y por sus vínculos con la acción exterior de EEUU, dado que había trabajado desde los años 70 en Radio Free Europe/Radio Liberty.<br /><br />Precisamente, la creciente proximidad entre el activismo uigur y EEUU es un elemento especialmente irritante para Pekín. En mayo de 1998 se creó en Washington la Asociación Uigur Americana (UAA) que ha efectuado una eficaz labor de lobby y ha acercado la causa uigur a los círculos de poder político estadounidense. Esto se ha traducido en un creciente apoyo tanto en forma de declaraciones como de financiación. Así por ejemplo, en abril de 2004 se estableció el Proyecto Uigur de Derechos Humanos (UHRP) con apoyo de la National Endowment for Democracy, y en julio de 2008 los dirigentes del WUC fueron recibidos por el ex presidente Bush en la Casa Blanca.<br /><br />La visibilidad y actividad de la UAA se ha multiplicado desde que Rebiya Kadeer se convirtió en su presidenta cuando se trasladó a EEUU en marzo de 2005, tras permanecer encarcelada en China desde agosto de 1999. Con su liderazgo los uigures tratan de emular al activismo tibetano y la figura del Dalai Lama. Su discurso centrado en el respeto de los derechos humanos, su condición femenina y el hecho de aparecer en público con la tradicional tiubeteika uigur como único tocado contrarresta los intentos de Pekín de vincular sus acciones con el extremismo islamista.<br /><br />Kadeer tiene cada vez una mayor audiencia internacional. Para fortalecer esta dinámica, fue elegida también presidenta del WUC en la asamblea de noviembre de 2006, un hito en el proceso de unificación uigur por los acuerdos logrados entre las diversas facciones. Además, desde ese mismo año, Rebiya Kadeer figura entre los aspirantes al premio Nobel de la Paz, cuya concesión tendría un impacto mayúsculo en la causa uigur.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones<br /></span><br />La cuestión uigur tiene una creciente visibilidad internacional, pero no tanto como resultado de la acción de la diáspora uigur como del agravamiento de la situación en Xinjiang, que se comprende fundamentalmente por su propia dinámica interna.<br /><br />Con el estrechamiento de las relaciones con los países fronterizos con la región autónoma, Pekín ha conseguido mitigar los que percibía como graves riesgos transfronterizos. Esta situación ha motivado el desplazamiento del centro de gravedad de la actividad uigur hacia Europa y EEUU, lo que a su vez ha contribuido al aumento de la audiencia internacional de las organizaciones uigures y con ello de la irritación de las autoridades chinas, que las vinculan con los brotes de agitación en Xinjiang. No obstante, la capacidad de influencia y el impacto de las campañas de estas organizaciones en el interior de la región autónoma son escasos. A pesar de lo cual, Pekín responde a su creciente visibilidad internacional con el endurecimiento de algunas de sus medidas e intensificando su acción en Xinjiang, lo que no hace sino alimentar y agravar un conflicto del que no se vislumbra ninguna mejora a corto y medio plazo.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Notas:</span><br /><br />[1] Excluyendo tres atentados terroristas con bomba en los noventa, en los que, por otra parte nunca se han sugerido vinculaciones externas en su planeamiento o ejecución. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-33071153189048453052009-11-15T22:23:00.001-05:002009-11-15T22:25:36.415-05:00LA DERROTA MILITAR DE LOS TIGRES TAMILES Y LA POSIBLE EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO ÉTNICO-POLÍTICO EN SRI LANKA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7gWYvoRVUb2B1RotjbDTsOvODLIbJObIjukCUKrUMCH9MqykTiM1qfoYwPyA-vSOZ3St44ILJt0ejfNdtYP3q5HoHZnxIg0DwZ2riRJjGb4i5juXW3CYHQWZ5sbTSF8k4XFySMhLqBNRU/s1600/AUI-Sri013.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5404537417247571186" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 215px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7gWYvoRVUb2B1RotjbDTsOvODLIbJObIjukCUKrUMCH9MqykTiM1qfoYwPyA-vSOZ3St44ILJt0ejfNdtYP3q5HoHZnxIg0DwZ2riRJjGb4i5juXW3CYHQWZ5sbTSF8k4XFySMhLqBNRU/s320/AUI-Sri013.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Rubén Campos Palarea y Amaia Sánchez Caicedo</em></strong><br /><br />La muerte del líder carismático de los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE en sus siglas en inglés), Velupillai Prabhakaran, simboliza el fin de una era en Sri Lanka. El fundador de los Tigres Tamiles y sus lugartenientes más cercanos murieron en la última oleada de ataques del ejército a mediados de mayo, atrincherados en el último fragmento de territorio bajo su control en el norte de la isla.<br /><br />El conflicto entre el gobierno y los LTTE ha dejado más de 75.000 muertos y cientos de miles de desplazados a lo largo de tres décadas. Esta derrota parece poner fin al objetivo de los Tigres de establecer un Estado independiente en el norte y este de la isla (Tamil Eelam). El final de esta fase militar del conflicto podría proporcionar una oportunidad para lograr una solución política y la reconciliación nacional, pero los retos pendientes son de gran envergadura y la voluntad y capacidad para liderar esta nueva etapa del gobierno del presidente Mahinda Rajapaksa está todavía por determinarse.<br /><br />Las raíces de este conflicto étnico-político se encuentran en la difícil convivencia en esta isla de Asia meridional entre la mayoría de la población cingalesa, de religión mayoritariamente budista (alrededor de un 74% del total de la población), y la minoría tamil, de religión mayoritariamente hindú (18%), establecida sobre todo en el norte y este de la isla.<br /><br />La presencia de los tamiles, un pueblo proveniente del sur de la India, en Sri Lanka se explica por una dinámica migratoria desde tiempos muy antiguos, que se intensificó durante el dominio británico de ambos territorios en el siglo XIX para trabajar en las plantaciones imperiales de té y café. En esta época, entre la población original cingalesa se consolidó la percepción de que los británicos favorecieron a los tamiles, con puestos clave en el gobierno y en las estructuras administrativas.<br /><br />Tras la llegada de la independencia en 1948, los partidos políticos de mayoría cingalesa impulsaron una política nacionalista que generó tensiones con la minoría tamil. Algunas medidas aprobadas en los siguientes años fueron el reconocimiento del idioma cingalés como la lengua oficial del país, la modificación de los requisitos de ingreso en la universidad a fin de favorecer a la juventud étnica cingalesa y la implantación del budismo como religión oficial.<br /><br />Ante el rechazo de estas medidas por la comunidad tamil, se desarrolló en la década de 1950 un movimiento de protesta no violento encabezado por S.J.V. Chevalnayakam, que consiguió la firma de un acuerdo con el primer ministro Solomon Bandaranaike en 1957. No obstante, a causa de la presión de los nacionalistas cingaleses, el gobierno dio por roto el pacto unos meses después. Sin embargo, esto no evitó el que fuera asesinado dos años más tarde por un monje budista representativo de la facción cingalesa nacionalista más radical.<br /><br />Tras décadas en las que el conflicto no pudo canalizarse por la vía de las negociaciones políticas, el movimiento por la autodeterminación tamil alcanzó una nueva dimensión en la década de los 70 con la fundación de varios grupos militantes violentos. Entre ellos destacó la guerrilla de los Tigres Tamiles, bajo el mando de Velupillai Prabhakaran, que contó con el apoyo logístico y financiero del gobierno indio.<br /><br />Esa guerrilla ha sido una de las más organizadas internacionalmente en las últimas décadas, desde su capacidad para administrar una importante franja de territorio en el norte y este del país hasta el desarrollo de rudimentarias fuerzas navales y aéreas. Debido a su uso de atentados suicidas e indiscriminados, de niños soldados y abusos continuados de los derechos humanos en las zonas bajo su control, los LTTE fueron designados en varios países como un grupo terrorista y sus actividades se prohibieron.<br /><br />En 1987 se firmó un acuerdo entre la India y Sri Lanka para colaborar en la resolución del conflicto, en el que se incluyó la intervención militar india en la isla para garantizar un alto el fuego, a cambio de reconocer diversas reivindicaciones de la comunidad tamil. Este acuerdo no tuvo éxito y las fuerzas indias finalizaron su retirada en 1991. Entre las víctimas de los atentados de los LTTE en esta época se encuentran el primer ministro de la India Rajiv Gandhi (1991) y el presidente de Sri Lanka Ransinghe Premadasa (1993). A finales de la década de los 90, en la cúspide de su poder, los Tigres habían creado un gobierno paralelo en aproximadamente un tercio del territorio de la isla.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Las fallidas negociaciones de paz de 2002 y la última campaña militar del gobierno</span><br /><br />Con la mediación del gobierno de Noruega, se alcanzó en 2002 un nuevo alto el fuego y se produjeron nuevas negociaciones entre el gobierno y los Tigres Tamiles para una resolución pacífica del conflicto. Sin embargo, el diálogo tampoco fructificó en un acuerdo viable por la falta de una voluntad real de las partes de ceder en sus pretensiones y por las numerosas violaciones del alto el fuego.<br /><br />Los Tigres Tamiles abandonaron unilateralmente las negociaciones de paz en abril de 2003, pero su propia participación en el proceso desencadenó luchas internas a nivel militar y posteriormente a nivel político. La mayor parte del grupo ubicado en el este del país se escindió de los LTTE en marzo de 2004 y pasó a apoyar al gobierno de Colombo en su intento de reconquistar el territorio, mientras sus líderes aceptaban puestos en el gobierno central y regional de la isla.<br /><br />En 2005 llegó al poder en Colombo el nuevo ejecutivo del presidente Rajapaksa con intenciones iniciales de continuar las negociaciones de paz pero que finalmente acabó buscando una solución militar al conflicto. El intento de resucitar el proceso de paz en Ginebra durante principios del año 2006 fue en vano: el proceso finalmente sucumbió a la creciente desconfianza y a los reproches mutuos entre el gobierno de Sri Lanka y los LTTE.<br /><br />Tras la “liberación” del este a finales de 2007 por el Ejército, favorecido por las disensiones entre los Tigres Tamiles, el frente de guerra se desplazó a la zona norte del país. En enero de 2009 las tropas tomaron el control de la ciudad de Kilinochchi, que había funcionado en la última década como la capital administrativa de los LTTE. A partir de este momento, el ejército fue ampliando la campaña hasta acorralar a los Tigres en un reducido espacio al norte del país.<br /><br />Esta guerra abierta ha producido una gran crisis humanitaria, con cientos de miles de civiles atrapados entre las fuerzas militares del Estado y los LTTE y con graves violaciones de los derechos humanos por ambas partes denunciados, entre otros, por Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Mientras que los Tigres Tamiles forzaron a miles de ciudadanos a luchar en sus filas o a convertirse en escudos humanos, el ejército de Sri Lanka bombardeó de forma reiterada zonas pobladas por civiles. Según Naciones Unidas, sólo desde el inicio de la ofensiva final se han producido 6.500 muertos entre la población civil.<br /><br />Con la conquista final de las últimas posiciones de los LTTE y la muerte de su líder fundacional, la fase militar del conflicto parece haber llegado a su fin, aunque es posible que un número limitado de efectivos de los LTTE puedan estar todavía activos y dispersados por todo el país. En un discurso del 19 de mayo, el presidente Mahinda Rajapaksa ha declarado formalmente el norte del país como territorio “liberado” y ha llamado a acabar con las divisiones étnicas y religiosas con la promesa de una “solución interna para el conflicto”.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Retos para el gobierno de Sri Lanka y la comunidad tamil: la necesaria reconciliación nacional</span><br /><br />Tras la derrota militar de los Tigres Tamiles, los retos que debe afrontar el gobierno de Sri Lanka son enormes tanto a corto como a medio y largo plazo. De manera inmediata, se enfrenta a una situación humanitaria de considerable magnitud. Según fuentes gubernamentales, el número de desplazados internos recientes –mayoritariamente en el norte pero también en el este del país– se aproxima a 300.000 personas, a los que hay que sumar la población desplazada anteriormente tras décadas de conflicto armado.<br /><br />Los desplazados internos recluidos en campos bajo control gubernamental requieren de asistencia humanitaria urgente. El gobierno tiene intención de comenzar cuanto antes las labores de reasentamiento de la población a zonas anteriormente bajo control de los LTTE. Dicha tarea deberá ir acompañada de la rehabilitación y reconstrucción de un tercio del país devastado por el conflicto. Para el desempeño de tan inmensa labor el gobierno sin duda requerirá la ayuda, tanto logística como financiera, de organizaciones humanitarias y donantes internacionales.<br /><br />A medio y largo plazo, el aspecto político del conflicto todavía está pendiente de resolver. Para ello, será necesario implementar un mecanismo de reparto de poder político dentro del marco constitucional de Sri Lanka que permita a las provincias del norte y este un mayor grado de autonomía. Dicho ejercicio sólo podrá llevarse a cabo una vez se haya alcanzado un consenso político al respecto entre las principales comunidades étnicas del país. Con ese fin y en paralelo a las operaciones militares, el gobierno creó en 2006 una comisión multipartidista sobre la cuestión tamil constituida por los principales partidos políticos del sur del país. Los resultados han sido decepcionantes dado el boicot impuesto por la oposición y el principal partido político tamil.</div><br /><div align="justify"><br />Para volver a encauzar un proceso real de diálogo será indispensable llenar el vacío político dejado por los Tigres Tamiles que, pese a ser una organización armada, llegó a crear una administración paralela de facto en el norte y este del país. La Alianza Nacional Tamil (TNA), partido constituido por líderes políticos tamiles simpatizantes de los LTTE, que representaba indirectamente a los Tigres Tamiles en el parlamento nacional, debe ser tenida en cuenta. El vacío político ya ha sido ocupado en el este del país –“liberado” por el gobierno de Sri Lanka anteriormente– por el Partido para la Liberación del Pueblo Tamil (TMVP) tras su victoria en las elecciones locales de 2008 en coalición con el partido gubernamental. Ese partido tiene sus orígenes en un grupo paramilitar resultante de la división interna de los LTTE.<br /><br />Tan importante como las acciones y retórica empleadas por el gobierno frente a la población tamil y demás minorías del país lo será el papel a desempeñar por la comunidad tamil. El reto será, primero, lograr un consenso entre las facciones moderadas y extremistas dentro de la comunidad tamil, tanto dentro como fuera de Sri Lanka. Dentro de la isla existen fuertes divisiones entre representantes tamiles que históricamente han apoyado a los LTTE, aquellos que lo han rechazado con el paso del tiempo y los que ahora intentan acaparar el liderazgo político de la comunidad con el apoyo gubernamental.<br /><br />Por su parte, la diáspora tiende a estar más radicalizada que la población residente en la isla, habiendo constituido el principal apoyo político y financiero de los Tigres Tamiles. Es, además, muy influyente y está diseminada en un gran número de países occidentales, incluidos países de la UE.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Actores relevantes en la dimensión internacional del conflicto</span><br /></div><br /><div align="justify">A nivel internacional, el actor con el mayor poder de influencia sobre el gobierno de Sri Lanka y la comunidad tamil es la India, de manera que su apoyo para un nuevo proceso de diálogo es fundamental. La potencia regional ha desempeñado un papel histórico en el conflicto, en gran parte determinado por los vínculos étnicos y culturales existentes entre ambos países. Pese a haber optado por un papel convenientemente ambiguo durante los enfrentamientos militares recientes en Sri Lanka, la India ha continuado presionando a Colombo sobre la necesidad de descentralización política dentro del marco unitario del Estado, para acomodar los derechos de la minoría tamil.<br /><br />Simultáneamente al papel político y estratégico desempeñado por la India, otros actores asiáticos están desempeñando una función creciente a nivel económico y de asistencia militar al gobierno de Sri Lanka. En particular, destaca el papel de China, que ha logrado desbancar a Japón como principal donante extranjero en la isla, y de Pakistán, uno de los principales proveedores de asistencia militar al gobierno de Colombo. Esos países, al contrario que la India, que observa con recelo su actuación, prefieren evitar la intromisión política en lo que consideran asuntos internos de Sri Lanka, por lo que el gobierno se encuentra más cómodo en su relación con ellos y otros aliados como Rusia e Irán.<br /><br />En contraste, la relación entre el gobierno de Sri Lanka y los países occidentales, además de las principales organizaciones internacionales, ha estado marcada por la tensión desde que colapsara el último proceso de paz en 2006, ya que éstos han mostrado cierto escepticismo frente a la estrategia militar y política del régimen del presidente Rajapakse. En particular, le recriminan un gobierno crecientemente totalitario e intolerante frente a disidentes y minorías étnicas en el país.<br /><br />Pese al discurso anti-occidental del actual gobierno, éste continúa siendo muy dependiente de la ayuda económica de las instituciones financieras internacionales, además de los países occidentales. La UE, por ejemplo, tiene firmado un acuerdo de trato preferencial a nivel comercial con Sri Lanka y ha amenazado con rescindirlo en el caso de que Colombo no aplique ciertos acuerdos de derechos humanos.<br /><br />Más allá de las consideraciones financieras, Colombo busca consolidar su legitimidad a nivel internacional tras la victoria militar sobre los LTTE. Recientemente ha logrado sacar adelante una resolución de apoyo a su victoria frente al terrorismo en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas gracias al apoyo de otros países asiáticos, además de Rusia. Al mismo tiempo, líderes de varios países occidentales buscan el consentimiento de Naciones Unidas para llevar a cabo una investigación independiente sobre potenciales violaciones de derechos humanos por ambas partes durante los recientes enfrentamientos. En caso de progresar, dicha iniciativa supondría un duro golpe al gobierno de Sri Lanka; aunque la probabilidad de éxito es mínima considerando que Colombo cuenta con el apoyo de Rusia y China, ambos miembros permanentes del Consejo.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones<br /></span><br />Frente al triunfalismo del gobierno ante su victoria militar, se impone la necesidad de afrontar de forma prioritaria los grandes retos del reasentamiento y de un proceso político que lleve a una genuina reconciliación nacional. Sin duda, la India constituye el país con mayor poder de persuasión sobre el gobierno de Sri Lanka en este sentido, además de contar con un mayor conocimiento del conflicto. Por ello, es importante que cualquier estrategia internacional sobre Sri Lanka cuente con su apoyo –tácito o explícito–. De lo contrario, será muy difícil que ésta sea exitosa. Dicha estrategia deberá tener en cuenta que pese a haber concluido la fase militar del conflicto, todavía queda por resolver el aspecto político del mismo, basado en la descentralización del poder a nivel provincial.<br /><br />La comunidad internacional necesita continuar haciendo un seguimiento de la evolución del conflicto desde organizaciones internacionales como Naciones Unidas y la UE. Pese a ciertos obstáculos que puedan surgir por parte de los países aliados a Colombo como China y Rusia, el gobierno de Sri Lanka puede verse forzado a una actitud dialogante ya que ahora más que nunca está necesitado de la legitimidad y el apoyo internacional por motivos financieros.<br /><br />En paralelo, los países occidentales pueden desempeñar una función fundamental en lo referente a las grandes necesidades humanitarias del país. Será necesario apoyar financieramente tanto a organizaciones humanitarias locales como internacionales para que dispongan de los recursos para atender a los miles de desplazados internos recluidos en campos de forma temporal. La tarea de la retirada de minas es crucial y terriblemente costosa, y precisará especial asistencia técnica y financiera con el fin de permitir el reasentamiento de la población desplazada. El consiguiente apoyo para labores de cooperación al desarrollo a medio plazo deberá ser gradual y controlado, asegurándose de que dicha ayuda es utilizada adecuadamente.<br /><br />Respecto a los aproximadamente 800.000 tamiles que componen la diáspora y que se encuentran localizados sobre todo en América del Norte y Europa, será necesario ser mucho más estrictos con medidas legislativas para frenar las actividades ilegales de la red global de los LTTE, como se ha hecho con grupos militantes islámicos. Por otro lado, será preciso que los líderes políticos locales apoyen a dirigentes de la comunidad tamil de carácter moderado, evitando ganar votos a través de la defensa de las facciones más radicales de dicha comunidad. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-85691236187924014072009-11-15T21:54:00.002-05:002009-11-15T22:22:55.475-05:00ECONOMÍA POLÍTICA DE LA DISTRIBUCIÓN DE LOS INGRESOS DE LOS MINERALES EN ÁFRICA: ANÁLISIS COMPARATIVO ENTRE ANGOLA, BOTSUANA, NIGERIA Y ZAMBIA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikeSLYNEqr49JeOS6eJ0VS4jWcsw7zCx90LLNEycJMaptDmWLcHZxFo8PZRZq_tTPrmqjeX7ODO7cSSfkc09zxlIOxIlR8bJ42lk0d-mG4OFFOvXjapFMObq__bZ0OK_Gw9exsYg3IS8e6/s1600/SPL-C002-6364.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5404536708439446386" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 211px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikeSLYNEqr49JeOS6eJ0VS4jWcsw7zCx90LLNEycJMaptDmWLcHZxFo8PZRZq_tTPrmqjeX7ODO7cSSfkc09zxlIOxIlR8bJ42lk0d-mG4OFFOvXjapFMObq__bZ0OK_Gw9exsYg3IS8e6/s320/SPL-C002-6364.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Richard Auty<br /></em></strong><br /><span style="color:#ff6600;">Introducción</span><br /><br />A principios de los años setenta, la mediana del ingreso de los países en desarrollo ricos en recursos superaba en alrededor un 50% a los ingresos de los países con pocos recursos (Auty, 2001, p. 5).[1] Esto refleja la productividad resultante de la inversión adicional y la capacidad de importación generada por los países ricos en recursos a través de sus respectivas rentas derivadas de materias primas.[2] Sin embargo, los choques de los precios de las materias primas de 1974 y 1985 invirtieron el diferencial de los ingresos impulsando el colapso en el crecimiento de muchos países ricos en recursos, empezando por los importadores de petróleo africanos tras la subida de los precios del petróleo en 1974, arrollando a principios de los años ochenta a los exportadores de materias primas latinoamericanos y africanos (previamente considerados suficientemente solventes como para tomar prestados petrodólares reciclados) y, por último, sacudiendo a los exportadores de petróleo cuando se desplomaron los precios de este recurso mineral en 1985. Mientras que los ingresos de los países ricos en recursos se estancaron o perdieron terreno entre 1980 y 1990, los de los países con pocos recursos, continuaron aumentando.<br /><br />Entre 1985 y 1997, el crecimiento de las economías de los países ricos en recursos, tanto a gran escala como a pequeña escala, fue más lento que el de las economías de los países pobres en recursos. Las economías de los países ricos en recursos minerales fueron las que experimentaron el crecimiento más lento y obtuvieron las rentas más elevadas. El bajo rendimiento de estas economías se debe en parte a la intensificación de la volatilidad de los precios y a la concentración de los ingresos provenientes de las materias primas en el seno de los Gobiernos. La volatilidad de ingresos complica la gestión macroeconómica y es intensa en las economías basadas en los recursos minerales. Esto se debe a la dificultad a la hora de alinear la oferta y la demanda debido a la inusual intensidad de capital de la minería, que amplía los plazos de respuesta de las inversiones, de modo que la capacidad instalada, o bien se queda rezagada con respecto a la demanda, o bien lleva la delantera a esta última, ocasionando etapas de gran prosperidad y de crisis económicas (Cashin et al., 2000; Cashin y McDermott, 2002). Además, el principal vínculo interno de la minería se consigue a través de los impuestos, que van a parar a manos de los Gobiernos, los cuales, según los distintos estudios, distribuyen la renta de una manera menos eficaz que cuando ésta se distribuye a través de enlaces comerciales productivos entre numerosos agentes económicos, como ocurre con el cultivo industrial agrícola (Baldwin, 1956; Bevan et al., 1999).<br /><br />Sin embargo, después de más de una década de investigaciones estadísticas, las explicaciones acerca de la maldición de los recursos naturales, e incluso de su existencia, siguen siendo objeto de debate (Lederman y Maloney, 2007). Sachs y Warner (1995 y 1999, p. 23) consideran que los efectos del llamado “mal holandés” son los causantes de dicha maldición. Estiman que los Estados ricos en recursos implantan sus políticas comerciales al tiempo que aumenta su dependencia de las exportaciones de materias primas, con el fin de contrarrestar los efectos de la reducción de empleo ocasionados por el mal holandés. Lal y Myint (1996) demuestran que tal protección reprime a los mercados, perturba la economía y desata un colapso del crecimiento. Acemoglu et al. (2001, 2002) consideran que la calidad de las instituciones goza de una mayor importancia que los recursos naturales per se y califican a las instituciones coloniales extractivas como perjudiciales para el crecimiento económico. Posteriormente, Glaeser et al. (2004) relegan a las instituciones a una posición secundaria: consideran que las instituciones mejoran como consecuencia del aumento de los ingresos, pero no provocan dicho aumento, que se debe al capital humano y a la selección de las políticas. Más recientemente, Acemoglu y Robinson (2008) vuelven sobre sus conclusiones anteriores: reconocen la capacidad de las elites para manipular las instituciones, incluso en las democracias.<br /><br />En realidad, en los países de bajo ingreso, las instituciones, más que moldear los incentivos políticos, son un reflejo de estos últimos. Khan (2000), por ejemplo, resalta la necesidad de que los Gobiernos de muchos países de economías políticas emergentes distribuyan la renta con el fin de asegurar la cohesión política, en cuya ausencia la actividad económica no puede funcionar con eficacia. Por consiguiente, el presente análisis se centra en el modo en que se moldean los incentivos políticos. Utiliza preferentemente casos reales comparativos en lugar de análisis estadísticos porque a través de los casos reales se puede seguir la trayectoria del impacto de los caudales de renta, mientras que la mayoría de los análisis estadísticos toman a la renta derivada de las materias primas por una caja negra. Estos casos se fundamentan con utilidad en la teoría del ciclo de la renta, que sintetiza la literatura sobre la maldición de la renta (Auty, 2007) y se centra en el modo en que la escala de la renta afecta a los incentivos estatales y a la trayectoria económica. Básicamente, la teoría postula que: (1) los ingresos elevados desvían los incentivos estatales hacia la distribución de la renta a expensas de la creación de riqueza, lo que corrompe la economía, ralentiza la estructuración de las instituciones y puede provocar un colapso en el crecimiento; (2) el ciclo de la renta lleva implícito una potente inercia, de modo que la recuperación de colapsos en el crecimiento es más lenta; y (3) los efectos negativos de la renta se ven intensificados por la concentración de los vínculos comerciales relativos a las materias primas, la ideología estatalista y los conflictos étnicos, todos ellos fenómenos que reprimen los mercados, lo que constituye la causa principal de la maldición de los recursos. No obstante, hay dos premisas claras: en primer lugar, la teoría del ciclo de la renta admite la posibilidad de evitar la maldición. En segundo lugar, la maldición puede estar ocasionada por las ayudas externas (ingresos geopolíticos) y por la regulación estatal de las rentas (Tollison, 1983), así como por la renta derivada de los recursos naturales.[3]<br /><br />Los colapsos en el crecimiento y las recuperaciones de aquéllos constituyen fenómenos acumulativos que tienen lugar durante décadas (Auty, 2001). El presente documento sigue la trayectoria del impacto de la oscilación de los precios de las materias primas desde principios de los años setenta, utilizando al Estado de Botsuana como el mejor caso contrafáctico para explicar los decepcionantes resultados del ciclo de la renta en Zambia, Nigeria y Angola. El siguiente apartado define el contexto: expone la teoría del ciclo de la renta, compara las condiciones iniciales en los cuatro países y valora las fluctuaciones en sus caudales de renta. A continuación constan los análisis de cada caso en concreto. Botsuana constituye el elemento contrafáctico. Zambia demuestra cómo la ideología estatalista encauza la renta de un modo que provoca una represión de los mercados. Nigeria nos muestra cómo los conflictos étnicos pueden arrojar resultados similares, mientras que Angola ofrece un caso extremo de explotación persistente por parte de los selectos beneficiarios de la renta. El último apartado esboza las distintas implicaciones de todo ello, tanto en el ámbito teórico como en el político.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La teoría del ciclo de la renta y la situación inicial a principios de los años setenta<br /></span><br />El presente apartado, en primer lugar, expone a grandes rasgos la teoría del ciclo de la renta. A continuación, compara las limitadas condiciones iniciales de Botswana con la mayor dotación de recursos de los otros tres países. Por último, se expone una comparativa entre el caudal de renta favorablemente estable de Botsuana y los ingresos más volátiles de los otros tres Estados.<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>Exposición general de la teoría del ciclo de la renta</em></span><br /><br />La teoría del ciclo de la renta (véase Auty, 2007, para obtener una descripción más detallada) encuentra su fundamento en la observación consistente en que las rentas bajas aportan incentivos para crear riqueza porque los Estados de rentas bajas amplían sus ingresos gravando la producción creciente. De ello se derivan dos consecuencias básicas. En primer lugar, alienta a los Gobiernos a invertir en bienes públicos y a mantener incentivos de eficacia. En segundo lugar, dichos incentivos fomentan la confianza en los mercados y la observancia del principio de la ventaja comparativa, que en las economías de los países con rentas reducidas se basa en las exportaciones de productos manufacturados con un elevado coeficiente de mano de obra. La industrialización competitiva temprana elimina rápidamente el excedente laboral agrícola, generando un incremento de los salarios reales, lo que redunda en beneficio de una inversión diversificada entre la producción de mano de obra especializada intensiva y la producción de capital intensivo. La industrialización temprana también trae consigo una urbanización temprana que acelera el recorrido a través del ciclo demográfico que disminuye la ratio de dependencia/trabajador, lo que incrementa la cuota de ahorro y de inversión en el PIB. Una inversión mayor lleva a un rápido incremento del PIB per. cápita, dado que resulta eficaz debido a la competencia global. Por último, un crecimiento elevado refuerza tres mandatos frente a una gestión de gobierno antisocial a efectos de promover una creciente democratización, dado que: (1) los empresarios protegen sus inversiones luchando a través de influencias por los derechos de propiedad y el Estado de Derecho; (2) la urbanización no subvencionada refuerza el peso de la voz popular; y (3) la confianza temprana del Gobierno en gravar preferiblemente la renta, las ganancias y los gastos antes que el comercio, alienta la demanda de contar con un erario público responsable.<br /><br />En contraste con la virtuosa trayectoria propiciada por las rentas reducidas, las rentas elevadas desvían los incentivos políticos del camino de la creación de riqueza, hacia una distribución de la renta que aporta ventajas políticas más inmediatas y a menudo personales. En consecuencia, en los países de rentas elevadas, circula más caudal de renta a través de los canales del clientelismo político que a través de los mercados. Esto desvía a la economía de su ventaja comparativa, reduce la eficacia de las inversiones y ralentiza el crecimiento económico, lo que hace presagiar un colapso del crecimiento a no ser que se introduzcan reformas. La economía de los países de rentas elevadas omite asimismo la industrialización competitiva, de modo que sigue habiendo excedente laboral y aumenta la desigualdad en los ingresos, lo que refuerza los motivos estatales para utilizar la renta a efectos de incrementar el número de puestos de trabajo que no soportarían los mercados en una burocracia estatal y proteccionista de la producción. La demanda del resultante sector dependiente de la renta supera en ocasiones la oferta de renta, o bien por la caída de los precios de las materias primas o, por el contrario, porque los cambios estructurales a largo plazo reducen la dimensión relativa del sector primario. Sin embargo, los receptores de la renta se muestran reticentes a las reformas económicas porque éstas dan más cabida a los mercados que reducen la posibilidad de captar rentas, por lo que los Gobiernos consideran más sencillo a nivel político separar los rendimientos de capital y laborales del sector primario junto a la renta. Con ello se crea una trampa gigante en la que se establece una creciente dependencia de un sector primario cada vez más débil. Asimismo, retrasa la maduración política socavando los tres mandatos contra la gestión de gobierno antisocial, ya que: (1) las empresas se aseguran unos mayores rendimientos luchando por la renta a través de sus influencias, sin impulsar la eficacia y presionando por implantar el Estado de Derecho[4]; (2) el ciclo de la renta alimenta un capital social dependiente que se fundamenta en el favoritismo estatal; y (3) la renta derivada de las materias primas elimina la gravación impositiva personal y propicia la falta de consideración hacia la demanda popular de un Estado responsable.<br /><br />La inercia del ciclo de la renta entorpece la reforma: ocasiona un colapso del crecimiento y después ralentiza la recuperación. Básicamente, los colapsos del crecimiento se deben a la represión de los mercados a medida que los objetivos políticos adquieren preponderancia sobre los económicos. La represión del mercado se agudiza debido a la concentración de los vínculos comerciales en relación con las materias primas, la ideología estatalista y los conflictos étnicos. En primer lugar, la “maldición” de los recursos está íntimamente ligada a la concentración de vínculos comerciales en el ámbito del desarrollo basado en los recursos minerales, y especialmente en el petróleo, por los motivos anteriormente expuestos. En segundo lugar, la ideología estatalista refuerza el efecto de las rentas elevadas, ampliando la capacidad de los Gobiernos para hacer caso omiso de los mercados a efectos de extraer y distribuir la renta (Van der Walle, 1999). Bates (2008) expone cómo en las primeras décadas posteriores a la independencia, los Gobiernos africanos aplicaron políticas estatalistas para beneficiar a coaliciones de burócratas (incluido el ejército), sindicatos y empresarios del sector de la industria a expensas de la comunidad rural y, en última instancia, tal y como pone de manifiesto el modelo de la trampa gigante de la dependencia económica de las materias primas, también a expensas del crecimiento a largo plazo. Por último, los conflictos étnicos refuerzan los incentivos de utilizar la renta para garantizar el apoyo político. Bridgman (2008) identifica un sólido vínculo estadístico entre el crecimiento lento en países con diversidad étnica y la presión redistributiva, por la que los recursos en principio destinados a la creación de bienestar se desvían a la producción, concediendo prioridad a esta última. Sala-i-Martin y Subramanian (2003) indican que la captación de rentas parasitaria basada en la diversidad étnica repercute negativamente sobre el desarrollo, debilitando a las instituciones, mientras que Montalvo y Reynal-Querol (2005, p. 294) consideran que la pertenencia a las diversas etnias está asociada al índice de inversión, el índice de crecimiento económico y la calidad del Gobierno.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Condiciones iniciales: la dotación de recursos naturales, la ideología y la pertenencia a grupos étnicos.</span><br /><br />A principios de los años setenta, los cuatro Estados eran ricos en tierras cultivables. La economía de Angola estaba diversificada, al igual que la de Nigeria. Pero Zambia ya dependía en aquella época de los recursos minerales, cuya exportación representaba el 90% de sus ingresos, el 60% de su recaudación fiscal, la mitad de su PIB y el 20% del empleo registrado a través del multiplicador (Aron, 1997, p. 259). Las posibilidades de Botsuana eran menos favorables debido a la dotación mínima de infraestructuras y de capital humano; posibilidades aún más mermadas debido a unas condiciones pluviométricas poco fiables y a su falta de salida al mar. La ayuda exterior representaba casi una sexta parte de la reducida RNB de Botsuana, mientras que Angola y Zambia eran relativamente prósperas, aunque principalmente gracias a las comunidades de expatriados, de dimensiones considerables. No obstante, las economías de Botsuana y Nigeria experimentaron el crecimiento más sólido debido a la expansión de la minería (véase Tabla 3). La economía diversificada de Angola también era sólida, pero Zambia ya empezaba a verse en apuros, debido a los crecientes excedentes de cobre.<br /><br />En cualquier caso, las diferencias entre las distintas políticas adoptadas demostraron ser cruciales: Botsuana heredó de Gran Bretaña, cuando consiguió su independencia en 1966, una economía de mercado y una democracia parlamentaria, las cuales conservaron los gobernantes dado que su confianza en la exportación de ganado los alentaba a aplicar políticas comerciales abiertas, al tiempo que un conjunto de políticas consensuadas favorecían el pluralismo. Angola seguía siendo una colonia y los colonos blancos favorecían el mercado libre y la protección industrial limitada. Por el contrario, Zambia abrazó políticas estatalistas a partir de 1967, en parte para fomentar la propiedad pública de los activos, a falta de un sector privado doméstico bien desarrollado y una decepcionante entrada de inversión extranjera. Empleaba la renta derivada del cobre a reducir el desempleo en las zonas urbanas ampliando el número de puestos de trabajo en una producción que los mercados no sostendrían, lo que alimentó una migración de la población rural hacia las ciudades en una espiral contraproducente (Gelb et al., 1989). El Gobierno militar de Nigeria también estaba intensificando la intervención estatal con el pretexto de compensar la falta de inversión privada interna en la producción, pero, cada vez más, con el fin de crear un sistema de clientelismo político que permitiera a los líderes regionales recompensar a sus partidarios de origen.<br /><br />Los conflictos étnicos eran importantes en Nigeria y Angola, pero mínimos en Botsuana, lo que redundaba en su beneficio, y de menor importancia en Zambia. Nigeria protagonizó unos enfrentamientos étnicos que provocaron un golpe militar en 1966 por el que el poder sobre la política interna quedó en manos del ejército durante prácticamente los 33 años siguientes. En Angola, la ciudad costera de Mbundu (un cuarto de la población) había participado en la trata de esclavos de la ciudad interior de Ovimbundu (37% de la población), lo que provocó un clima de hostilidad que tras la independencia en 1975 desembocó en una violenta contienda por el poder.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Caudales fluctuantes de los ingresos: 1970-2004</span><br /><br />Los cuatro países objeto de estudio experimentaron importantes giros en sus niveles de renta derivada de los recursos naturales. No obstante, el giro de Botsuana fue positivo y también relativamente suave porque contrarrestó un declive en las ayudas extranjeras que habían comenzado siendo muy elevadas (véase Tabla 2). Zambia no tuvo tanta fortuna: los ingresos derivados del cobre cayeron bruscamente a mediados de los años setenta y la compensación de los flujos de ayuda llegó tarde. En Nigeria, los ingresos derivados del petróleo aumentaron rápidamente durante la década de los setenta y después sufrió un derrumbe absoluto, mientras que en Angola la expansión petrolera se inició en los años ochenta y se intensificó gracias a las ayudas tras la caída de la Unión Soviética en 1989. No disponemos de datos cronológicos sobre la regulación estatal de la renta, pero dado que los Gobiernos efectúan dichas regulaciones modificando los precios relativos, tiende a ser proporcional al cierre de la política comercial y al porcentaje correspondiente al sector público en el PIB. Por consiguiente, la regulación de la renta es más elevada bajo regímenes estatalistas. Ha aumentado los ingresos derivados de los recursos minerales en los momentos de auge, pero ha obstaculizado el ajuste durante las fases descendentes de la economía.<br /><br />Más concretamente, entre principios de los años setenta y principios de los noventa, Botsuana cuadruplicó la renta derivada de la venta de diamantes, lo que compensó la reducción de los flujos de ayuda exterior. El impacto global que se derivó de ello consistió en un impulso de la renta total, que, de ser una quinta parte, pasó a representar una cuarta parte del PIB, antes de sufrir una regresión y volver a situarse en un quinto del PIB a principios de la primera década del siglo XXI . En consecuencia, Botsuana fue beneficiaria de la gestión monopolista de la compañía De Beers consistente en estabilizar los precios en el mercado del diamante, una ventaja única en el seno de los países exportadores de recursos minerales. Los datos sobre la relación real de intercambio confirman la estabilidad de los ingresos de exportación de Botsuana, que únicamente sufrieron una leve caída a principios de los años ochenta, seguida de un repunte. Zambia constituye prácticamente el ejemplo contrario de Botsuana: la renta derivada del cobre, de representar un cuarto del PIB entre 1970 y 1974, pasó a representar una décima parte de dicho índice entre los años 1980 y 1994, antes de atenuarse hasta suponer sólo un 2% del PIB entre los años 2000 y 2004 (véase Tabla 2), mientras que la ayuda externa aumentó a lo largo de la década de los noventa hasta representar más de una cuarta parte del PIB. Entre los años 1980 y 1994, los ingresos combinados de la renta derivada del cobre y los flujos de ayuda en Zambia cayeron hasta representar un sexto del PIB e intensificaron el recurso del Gobierno a la regulación de las rentas.<br /><br />Ambos países exportadores de petróleo conocieron unos ingresos relativamente estables de sus recursos, pero se trata de un espejismo estadístico. Los ingresos derivados del petróleo en Nigeria se cuadruplicaron hasta representar prácticamente dos quintas partes del PIB a lo largo de la década de los setenta, y la cuota aparentemente constante posterior refleja el derrumbe en el PIB, que ocultó una grave y absoluta caída de los precios del petróleo, manteniéndose un porcentaje estacionario del PIB correspondiente al petróleo. La expansión petrolera de Angola sufrió una ralentización debido al desencadenamiento de conflictos civiles que finalizaron en 2002. A continuación, el mercado del petróleo angoleño se ha expandido rápidamente y se prevé que alcance un máximo superior a los 2 mbpd en 2011. Los ingresos derivados del petróleo en Angola representaron, de media, más de una cuarta parte del PIB durante los años noventa (cuando las ayudas eran de un 8,5% de la RNB) y aumentaron hasta constituir dos quintas partes del PIB entre los años 2000 y 2004, cuando decrecieron las ayudas hasta constituir una vigésima parte de la RNB (véase Tabla 2).<br /><br />En resumen, las previsiones iniciales para Botsuana a principios de los años setenta parecían las más problemáticas, pero posteriormente fueron más favorables porque aumentaron los incentivos para la aplicación de políticas prudentes, junto a un mantenimiento estable de los precios elevados de los diamantes y un bajo índice de conflictos étnicos, hechos estos últimos beneficiosos para el país. La economía de Zambia tampoco estaba diversificada, sino encaminada a la aplicación de políticas estatalistas y a la competitividad étnica por las rentas, hecho que resultó ser una base frágil para gestionar un importante choque negativo de los precios. La variada dotación de recursos naturales de Nigeria se vio debilitada por las agudas tensiones étnicas, que desataron un golpe militar y acrecentaron la intervención del Estado. Por último, la economía potencialmente resistente de Angola sufrió una serie de sacudidas cuando 300.000 colonos emigraron en 1976 y dejaron que los grupos étnicos hostiles lucharan entre sí por el poder.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Botsuana como el escenario de las mejores prácticas</span><br /><br />En el período comprendido entre 1970 a 1974 y 2000 a 2004, el ingreso real per cápita se multiplicó por seis en Botsuana, mientras que en Nigeria sólo aumentó en un cuarto, y tanto en Zambia como en Angola, descendió. El presente apartado sostiene que el exitoso comportamiento cíclico de la renta en Botsuana es el reflejo de una elite que encontró potencial en el seno de una sociedad consensuada para salvaguardar su posición empleando la renta para sostener la creación de riqueza a largo plazo. En las triunfantes economías basadas en los recursos minerales de países como Indonesia, Malasia y Chile encontramos cuatro políticas que las amparan, en concreto: (1) el ajuste macroeconómico oportuno; (2) el control de la captación de rentas; (3) el aumento de los ingresos de la mayoría pobre a través de la fomentación del empleo competitivo; y (4) el refuerzo de un electorado político a favor de la economía de mercado.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">La precaria dependencia del diamante en Botsuana suscita la adopción de políticas prudentes</span><br /></em><br />La potencialmente precaria dependencia que tiene Botsuana del diamante, poco más contribuyó a reforzar la tendencia de las elites exportadoras de ganado a adoptar políticas prudentes. El Gobierno reaccionó como si gestionara una economía de ingresos reducidos y buscara la creación de riqueza a largo plazo, apoyándose en una tradición política consensuada y una gestión prudente de la renta derivada de los recursos minerales a efectos de mantener su autoridad. Apenas el 5% de la superficie terrestre de Botsuana es cultivable y, además, las condiciones pluviométricas son poco fiables, al tiempo que la industrialización se encuentra refrenada por un mercado doméstico limitado y la ubicación del país tierras adentro y limítrofe con países de economías generalmente moribundas. El Gobierno abrazó desde el principio unas medidas de gestión consistentes en la realización de ajustes macroeconómicos. Estableció juiciosamente fondos de ingresos en 1972, al tiempo que se expandía el sector de la minería, a efectos de estabilizar el caudal de la renta, adaptar los ingresos a la capacidad de absorción interna, y propiciar el desarrollo local (Maipose y Matsheka, 2008, p. 523). Por lo general, asignó dos quintos de los ingresos a inversiones en el extranjero, y en 1998 acumulaba un 125% del PIB en reservas financieras (FMI, 1999). Asimismo, su reacción fue inmediata cuando se dio un breve tambaleo de los precios del diamante a principios de los años ochenta, y depreció el tipo de cambio real en un 20%, aumentó los tipos de interés, efectuó pequeños recortes en la inversión pública y pospuso el aumento de salarios en el sector público. Por el contrario, la oposición política era más característica de los países del África Subsahariana, ya que favorecía al electorado urbano a través de un gasto adicional en la creación de puestos de trabajo y de servicios sociales.<br /><br />A pesar de que la dependencia de los recursos minerales conferían al Gobierno un papel central en la economía al incrementarse el gasto público a dos tercios del PIB (Harvey y Jefferis, 1996) debido a los impuestos sobre la minería, el Gobierno adoptó la segunda política destinada al empleo eficaz de la renta a través de la limitación de la captación de renta y de la negativa a crear prestaciones insostenibles, como la protección de actividades “nacientes”, la subvención de los precios o la reducción de los impuestos. Un experimento con las empresas públicas a finales de los años ochenta, cuando surgieron los ingresos de la minería, se detuvo rápidamente y se liquidaron las empresas que estaban obteniendo ingresos indebidos (FMI, 1999). En su lugar, el Gobierno alimentó a las empresas privadas fomentando la inversión extranjera directa, a través del gasto público en bienes y servicios, y convirtiendo intencionadamente los ingresos derivados de los diamantes en capital humano (educación y sanidad) e infraestructura económica (eliminando el trabajo pendiente del descuido colonial). El coeficiente de ahorro real, generalmente positivo, indica la conversión de los ingresos derivados de recursos limitados en formas de capital sostenibles.<br /><br />Con respecto al tercer requisito político, el Gobierno utilizó la renta para promover la economía rural, que hasta finales de los años noventa acaparaba los puestos de trabajo de la mayoría de los botsuanos. Apoyó la cría de ganado orientada a la exportación, dominada por las elites, pero también impulsó a pequeños ganaderos a través de una política de autosuficiencia alimentaria que quedó obsoleta en la década de los noventa. La prudente utilización del ciclo de la renta evitó la inestabilidad política, al tiempo que la explotación de minas de diamantes impulsó la economía a un elevado índice de crecimiento entre 1970 y 1990, que no difiere mucho del protagonizado por los dragones del Este Asiático. La relación marginal entre capital y producto (ICOR[5]) conoció una media de 2,3 durante los años setenta y ochenta, lo que indicaba un uso eficaz del capital, pero empeoró alcanzando los 6 puntos entre 1990 y 1994, en parte debido al experimento estatalista, aunque posteriormente se estabilizó en un aún respetable 3,4. El crecimiento del PIB per cápita benefició a todos y, a pesar de que la distribución de los ingresos fue asimétrica, el coeficiente de Gini[6] permaneció estable a alrededor de 0,51 (Sarraf y Jiwanji, 2003, p. 15).<br /><br />Por último, el rápido crecimiento del PIB per cápita ayudó al partido gobernante a conservar la mayoría de los escaños en el Parlamento, mientras que el principal partido de la oposición, un partido urbano de izquierdas, sólo llegó a conseguir un tercio de los escaños en una ocasión y, por lo general, contó con una sexta parte de los escaños. El partido gobernante cimentó una tradición de consenso heredada (Maipose y Matsheka, 2008) y contrarrestó la lenta retracción de su firme electorado rural teniendo en cuenta la presión social, antes que reprimiéndola o comprándola a través de una regulación opaca de la renta. Por ejemplo, la pérdida de escaños en las elecciones de 1969 provocó un desarrollo rural acelerado, mientras que los fracasos electorales de 1996 presenciaron una ampliación del derecho de voto a los mayores de 18 años de edad y a los ciudadanos del país residentes en el extranjero. La distribución de los ingresos de Botsuana está asociada a los sólidos índices de eficacia del Gobierno, que han continuado aumentando en los últimos años, en comparación con países con un nivel similar de ingreso per. cápita (Collier y Hoeffler, 2006).<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>Calificación del éxito del ciclo de la renta en Botsuana</em><br /></span><br />En cualquier caso, la estabilidad de los precios del diamante facilitó tanto la gestión macroeconómica como el control de la captación de rentas, mientras que la explotación de minas de diamantes a gran escala en Botsuana limitó la posibilidad de saquear los recursos, en comparación con la extracción dispersa a pequeña escala de diamantes aluviales, más típicos de Angola y Sierra Leona. Por consiguiente, la fortaleza institucional de Botsuana queda aún por comprobar. Hill y Knight (1999, p. 313) sólo identifican dos leves movimientos descendentes de los precios entre 1980 y 1983 y a principios de los años noventa (cuando los mercados conocieron una breve oferta excesiva) y un movimiento ascendente durante una importante expansión minera a finales de los años ochenta. La ausencia de repuntes inesperados en el caudal de renta de Botsuana evitó una repentina deflagración de presiones políticas por el gasto público, mientras que la estabilidad de la renta, por su parte, evitó la necesidad de recurrir a un racionamiento brusco y draconiano de la renta.<br /><br />La economía de Botsuana sigue dependiendo de los recursos minerales, aunque aún puede darse una diversificación a través de la generación de electricidad con carbón, el pulido de diamantes, los servicios financieros y el turismo. La expansión del diamante entre 1970 y 1996 empujó el índice del mal holandés de Botsuana (calculado como el porcentaje de productos comercializables fuera de la minería en el PIB)[7] quintuplicándolo hasta alcanzar el 25,1% en 1996 (Banco Mundial, 2007a), debido en la misma medida a la desaparición de la agricultura y al lento crecimiento de la industria manufacturera. Cuando los ingresos derivados del diamante comenzaron a decaer en relación con el PIB, el Gobierno luchó a capa y espada por mantener el crecimiento económico y el empleo (Banco de Botsuana, 2006). Se han dado bajas de trabajadores especializados, pero son sobre todo el desempleo (18%) y la desigualdad de ingresos (un tercio de la población vive en la pobreza) los que resultan decepcionantes. La desaceleración económica se ha visto asociada a una caída de la proporción de votos a favor del Gobierno, que de recibir el apoyo de dos tercios del electorado, pasó a contar sólo con la mitad de los votos debido a la ampliación que realizó el Gobierno de puestos de trabajo en el sector público. Esto último, combinado con el aumento de los gastos en el virus VIH/SIDA, impulsó el déficit en el sector público (FMI, 2005a, p. 16) y recortó las reservas financieras del 125% del PIB en 1998 al 75% en 2005 (Banco de Botsuana, 2006). En consecuencia, el racionamiento de la renta plantea la necesidad de analizar más severamente las instituciones de Botsuana, y el prudente comportamiento cíclico de la renta de Botsuana, más que haber evitado un colapso en el crecimiento, quizá simplemente lo ha pospuesto.<br /><br />En resumen, los gobernantes de Botsuana han utilizado un sistema de gobierno y una práctica de la dependencia de las exportaciones consensuadas para apoyar una prudente estrategia de creación de riqueza que ha funcionado en los mercados a la hora de sostener un virtuoso ciclo de la economía política de rápido crecimiento basado en los recursos minerales. La estrategia se benefició del incentivo de crear riqueza impuesto por la precariedad de la dependencia del diamante y por una inusual estabilidad del caudal de la renta. Pero las condiciones iniciales de pobreza de Botsuana significan que su economía sigue dependiendo en exceso del aumento de la renta basada en la exportación de diamantes.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Estatalismo, artificios políticos y gestión errónea de los ingresos en Zambia<br /></span><br />El presente apartado recurre al ejemplo contrafáctico de Botsuana para analizar el colapso del crecimiento de Zambia y su lenta recuperación económica. Expone que la defensa de políticas estatalistas para aumentar la riqueza y hacer frente a la presión política fracasó en ambos casos, reprimiendo los incentivos del mercado tendentes a una distribución eficaz de los recursos y consolidando la captación de renta provista de una gran inercia.<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>El estatalismo y el colapso del crecimiento<br /></em></span><br />Zambia emprendió el camino de la independencia como democracia a manos del Partido Unido para la Independencia Nacional (UNIP, por sus siglas en inglés), que disfrutaba de una amplia autonomía y avanzó considerablemente en la creación de bienestar. Las políticas iniciales fueron prudentes: el Gobierno creó un fondo de estabilización de los ingresos derivados del cobre para adaptarse a los choques de los precios y fomentar la diversificación económica. Gestionó con eficacia un revés económico en 1965 cuando Rodesia autoproclamó su independencia con respecto a Gran Bretaña y dividió la arteria principal de transporte de Zambia. Un boom del cobre impulsó el optimismo económico. Aron (1999, p. 272, 273) considera que el boom del cobre entre 1964 y 1974 aportó al año un 20% del PIB más que a principios de los años sesenta. Alrededor del 44% de los ingresos extraordinarios derivados del cobre (el 9% del PIB anual) fue a parar a manos del Gobierno, que ahorró un tercio de aquéllos (Aron, 1999, p. 295). Sin embargo, a finales de los años sesenta, Zambia propugnó un moderno desarrollo dirigido por el Estado, con el pretexto de alcanzar la autosuficiencia y la industrialización. Centralizó el control de los insumos de agricultura y la comercialización ganadera, gestionó el tipo de cambio, protegió a los productores nacionales y, en 1971, adquirió el 51% de las minas de cobre.<br /><br />Pero el optimismo se disipó: la relación de intercambio de Zambia cayó dos tercios a finales de los años setenta (Aron, 1999, p. 260), lo que provocó entre 1975 y 1979 un shock negativo que, en comparación con los datos de los años 1971 a 1974, equivalió a unas pérdidas anuales del 30% del PIB. La consiguiente reducción de los precios se vio después agravada por una inversión insuficiente en las minas que provocó un colapso en la producción de cobre, cuya extracción pasó de ser de 698.000 toneladas en 1972, a ser de 260.000 toneladas en el año 2000 (Hill, 2004, p. 302-303). El Gobierno consideraba la minería como una fuente de ingresos y una forma de clientelismo político que utilizó para captar rentas e impulsar la creación de empleo a expensas de la competitividad (Radetzki, 1983). Dado que los ingresos derivados de los recursos minerales disminuyeron, el Gobierno captó más ingresos de la agricultura, que ya estaba aportando subsidio a los trabajadores urbanos, a menudo en el sector público, a través de los precios de los productos alimenticios, alrededor de un 30% por debajo de los precios internacionales de referencia a principios de los años setenta. Jansen y Rukovo (1992, p. 30-32) estiman que tras compensar los efectos de los controles internos de los precios, las subvenciones y otros tipos de intervención entre los años 1966 y 1990, la tasa neta media de protección del tabaco y el maíz oscilaba entre el -25% y el -40%, con tendencia creciente. Añadiendo los efectos de la volatilidad en el tipo de cambio real, la protección negativa alcanzó una media del 45% a lo largo del período, pero superó el 60% en el caso del maíz en los años ochenta, y el 68% en el caso del algodón entre 1985 y 1990. Del porcentaje de la agricultura en el PIB se deduce una transferencia anual del 5% al 9% del PIB del sector rural al Estado, lo que alimentó de manera contraproducente una migración de la población rural hacia las ciudades. Tales transferencias pueden justificarse a nivel económico si se saca provecho de la renta, en contraposición a la rentabilidad normal basada en el riesgo del capital y el trabajo de los agricultores, siempre que el Gobierno distribuya eficazmente los ingresos.<br /><br />El Gobierno se negó a emplear sus ingresos para promover la producción competitiva. Inicialmente invirtió en empresas estatales ajenas al sector de la minería, que a finales de los años setenta generaron el 60% de la inversión, el 30% de la producción y el 37% del sector laboral oficial (Jansen y Rukovo, 1992, p. 23). No obstante, las tasas de protección efectiva eran del 150% de media en 1976, y hacia la década de los años ochenta, los costos en recursos internos de bienes de consumo locales e intermedios triplicaban las cotas competitivas (Karmiloff, 1990). En efecto, la industria manufacturera de Zambia formaba parte del sector de los bienes no comercializables, que, en coherencia con la teoría del ciclo de la renta, incluía también una burocracia excesiva. El Gobierno también distribuyó la renta durante los años sesenta y setenta de un modo que duplicó el consumo público hasta alcanzar el 26% del PIB, el doble de lo esperado para la renta per. cápita de Zambia.<br /><br />Las rivalidades étnicas avivaron la excesiva intervención del Estado, dado que los líderes regionales utilizaban recursos públicos para recompensar a sus partidarios. El expandido sector público canalizaba la renta hacia las elites a través de sobornos a cambio de licencias, contratos inflados para la realización de obras públicas o decisiones urbanísticas tendenciosas para favorecer a los amigos. El Presidente reestructuró los Ministerios en un infructuoso esfuerzo por controlar la captación de renta, pero con ello comenzaron las enemistades de importantes líderes regionales, de modo que inauguró un Estado de partido único en 1972 para reducir la amenaza que suponían ciertos desertores influyentes. Esta medida no hizo más que intensificar las luchas internas por el poder en el seno del UNIP, a las que el Gobierno hizo frente incrementando la intervención estatal para impulsar la regulación de la renta (Szeftel, 2000).<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">La inercia de la captación de renta</span></em><br /><br />El UNIP conservó el apoyo político extrayendo renta a expensas de la competitividad y achacando el posterior colapso del crecimiento a los desfavorables acontecimientos externos, entre los que se encontraban el acceso cada vez más complicado a los mercados (dado que las economías de los países limítrofes sucumbieron a manos de una gestión ineficaz y de los conflictos civiles), la reducción a la mitad del precio del cobre en 1974 y 1975 y un pronunciado despunte de los tipos de interés globales entre 1979 y 1982. En coherencia con la teoría del ciclo de la renta, los beneficiarios de la renta de Zambia resistieron los recortes en el gasto público cuando los ingresos derivados de los recursos minerales cayeron al 2% de los ingresos totales entre 1976 y 1980, lo que supone una gran diferencia con el 60% que representaban dichos ingresos entre 1966 y 1970 (Aron, 1999, p. 260). El Gobierno salvó el déficit fiscal reduciendo los activos en el extranjero, que habían alcanzado el máximo del 30% del PIB a principios de los setenta. A continuación, retomó los préstamos internos a corto plazo. Mientras tanto, se dio un giro radical en la asignación del gasto público, que de la inversión pasó a destinarse al gasto ordinario a expensas de la capacidad futura para generar riqueza. Los funcionarios civiles recurrieron a la corrupción para aumentar sus salarios, que estaban en decadencia.<br /><br />El promedio del déficit fiscal entre los años 1970 y 1980 fue del 12% del PIB y el coste combinado de los subsidios al consumo y los préstamos paraestatales aumentaron hasta representar el 80% de los ingresos del Gobierno (Andersson y Mugerwa, 1993). El Gobierno aceptó a regañadientes una serie de paquetes de reforma entre 1978 y 1987 para mantener un flujo mínimo de ayuda extranjera (renta geopolítica) a efectos de sostener el gasto público. En cualquier caso, se opuso a llevar a cabo una reforma económica global por miedo a perder poder político (Jansen y Rukovo, 1992, p. 41). Siete acuerdos de estabilización respaldados por el FMI se vinieron abajo debido a la falta de cumplimiento de los mismos. El Gobierno concentró los gastos en los sueldos a expensas de los presupuestos de gastos ordinarios ministeriales y de las inversiones públicas. Los gastos per. cápita en servicios de educación y sanidad y la economía disminuyeron en términos reales.<br /><br />Las dificultades económicas y los disturbios populares de protesta por los precios de la comida impusieron por fin una vuelta a la democracia multipartita. En unas elecciones de 1992 el UNIP, que tanto tiempo había estado al mando, perdió las elecciones frente al Movimiento para una Democracia Multipartita (MMD). Las ayudas condicionales aumentaron. Pero pocas fueron sus repercusiones sobre el tipo de cambio real, que permaneció relativamente estable desde 1990 hasta 2004 porque las principales asignaciones de las ayudas (acumulación de reservas/reducción de deuda y aumento de las importaciones) lo congelaron (FMI, 2004, p. 22; FMI, 2006). El nuevo Gobierno inició la reforma y redujo con éxito la corrupción a pequeña escala, pero la extracción de renta en la cúpula del Gobierno subsistió (Szeftel, 2000, p. 217).<br /><br />El Gobierno liderado por el MMD concedió prioridad a la agricultura, que ofrecía un potencial de crecimiento considerable, dado que aglutinaba a dos tercios de la población activa pero únicamente utilizaba una cuarta parte de la tierra cultivable (FMI, 1997, p. 25). La intervención estatal en el sector de la agricultura se redujo hacia 1994 y el consejo de comercialización del maíz fue abolido en 1996. La agricultura comenzó a comercializarse al tiempo que los pequeños agricultores diversificaban sus cultivos y aumentaban las exportaciones, y, posteriormente, agricultores comerciales de Zimbabue emigraron al país en respuesta a las invasiones de sus tierras por parte de los partidarios del Gobierno ZANU-PF. El tipo de cambio se unificó en 1992 y el régimen comercial se liberalizó en el período comprendido entre 1990 y 1996 para reducir la media ponderada de los aranceles comerciales al 16%. La producción manufacturera se contrajo, a medida que la re-estructuración forzó el cierre de fábricas que no eran rentables pero expandió la producción de tabaco, de azúcar y la molienda de grano, junto con productos hortícolas, para sentar la base de la diversificación competitiva de las exportaciones alejándose de la dependencia de los recursos minerales. La base imponible se amplió para compensar la caída de los impuestos sobre el comercio y las importaciones.<br /><br />Tuvo que transcurrir una década desde el inicio de las reformas y darse un cambio en el liderazgo del MMD para que el declive económico diera un giro. Alrededor de un quinto de los candidatos del MMD eran antiguos partidarios del UNIP que tenían la posibilidad de recuperar esa oportunidad perdida de captar rentas. La privatización creó una nueva posibilidad de captar renta amañando las ventas para favorecer a los beneficiarios de información privilegiada, que se hacían deliberadamente con inmuebles estatales infravalorados. Salieron a la luz rumores de que importantes funcionarios públicos estaban abusando del cargo que ocupaban para traficar con drogas y armas. El boom de los precios de materias primas a mediados de la primera década del siglo XXI hizo que aumentaran los temores de que se pudiera ampliar la captación de rentas y se pudiera invertir el sentido de la reforma. El tipo de cambio real aumentó un 25% durante 2004 y 2005 debido a la recuperación de las exportaciones de cobre y a unas mejores expectativas a nivel macroeconómico una vez reducida la deuda (de 3.700 millones de dólares a 500 millones de dólares). Esto constituyó una amenaza para la diversificación de las exportaciones y debilitó el poder de la condicionalidad de las ayudas. Asimismo, socavó los incentivos de la reforma (hasta el siguiente colapso del crecimiento).<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Rivalidades étnicas, captación de la renta por parte de las elites y disipación de la renta en Nigeria<br /></span><br />A pesar de que la política nigeriana era menos estatalista que la de Zambia, sus rivalidades entre las distintas etnias eran más intensas y alimentaban la captación de renta a través del boom del petróleo que reprimió los mercados y desencadenó un colapso del crecimiento, que se prolongó debido a la resistencia que opusieron los receptores de la renta a la reforma económica.<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>Las rivalidades étnicas dan un vuelco a la democracia y desencadenan el desarrollo de la renta a un ritmo brutal</em></span><br /><br />Tanto los gobiernos autocráticos como los democráticos fallaron en su lucha por evitar el dominio de las elites políticas regionales sobre las aspiraciones económicas nacionales que quizá hubieran creado partidos políticos nacionales étnicamente mixtos y de fundamentados en la división de clases y no en la división de etnias (Bienen, 1988). La estructura federal inicial de tres Estados, basada en los tres grupos étnicos más amplios, demostró ser inestable aumentando los temores en la descuidada zona del Norte del país acerca de la preeminencia educativa del Sur; en el Sur, acerca de la superioridad numérica del Norte; y, entre los grupos étnicos minoritarios, acerca de la marginación. Iyoha y Oriakhi (2008) achacan el inicio de las transferencias de ingresos del Sur al Norte a la dominación colonial. No obstante, las transferencias se intensificaron tras la independencia, porque los norteños ocupaban casi siempre la presidencia y debilitaron el principio de la propiedad descentralizada de los ingresos a efectos de transferir más renta derivada del petróleo del Sur al Norte.<br /><br />La interferencia norteña en las elecciones occidentales desató protestas que desembocaron en masacres de inmigrantes sureños en las ciudades norteñas, lo que provocó un golpe de Estado en 1966. Las luchas étnicas también llevaron a la secesión de la región del Este en 1967, lo que alimentó una rápida ampliación del ejército, cuyos efectivos pasaron de ser 10.000 a ser 250.000. Posteriormente, el Gobierno militar mantuvo regímenes autocráticos hasta 1999, con la excepción de un breve retorno a la democracia entre 1979 y 1983. Los sucesivos Gobiernos federales mitigaron los intereses étnicos y perdieron el control de la captación de la renta. Entre 1974 y 1978, la distribución del espectacular incremento de los ingresos derivados del petróleo pretendía manifiestamente dispersar la renta entre los grupos étnicos a través de la inversión en infraestructuras y educación, que absorbieron prácticamente la mitad de la inversión pública (Bienen, 1988). En el boom del petróleo de 1979 a 1981 se pretendió realizar una distribución diversificada similar, que coincidió con el mandato civil. La distribución dispersa de estas rentas benefició a las elites regionales, pero gozó de la aprobación de los principales perjudicados, la mayoría rural, que aspiraba a educar a sus hijos, de manera que éstos pudieran dejar el sector de la agricultura y encontrar trabajo en las ciudades.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">El comportamiento cíclico de la renta promueve la intervención del Estado, represora de los mercados<br /></span></em><br />Las elites regionales nigerianas apoyaron las políticas de indigenización para expandir la intervención del Estado y facilitar su acceso a la renta. La expansión del clientelismo político estatal identificó los partidos políticos con las regiones étnicas, difuminó las diferencias entre las finanzas públicas, personales y de partidos (Bevan et al., 1999, p. 26) y socavó la responsabilidad del Gobierno estatal. Los políticos federales que brevemente retomaron el poder (Auty, 1990) maximizaron la utilización del ciclo de la renta recortando la retención de ingresos derivados del petróleo por debajo del 30% y limitando el papel principal de la función pública a la formulación de políticas. A principios de los años ochenta lanzaron importantes proyectos industriales propiedad del Estado que funcionaron principalmente como fuentes de dominación. Los proyectos se encontraban ubicados en cada una de las principales regiones, que ampliaron su número a expensas de las economías de escala y de los elevados costes en infraestructuras en las zonas no urbanizadas. Los costes de construcción se inflaban por especificaciones de planta demasiado elaboradas y plazos burocráticos demasiado dilatados, de modo que los costos de capital fueron cuatro veces superiores a los niveles competitivos normales. Con dichos proyectos no se podía recuperar la inversión, requerían subvenciones y redujeron la eficacia de la inversión en todos los sectores de la economía. Además, añadieron al trío inicial de los receptores de rentas, a saber, el trío formado por los políticos regionales, el ejército y los funcionarios públicos, a industriales políticamente vinculados y a trabajadores de empresas estatales.<br /><br />La distribución de la renta entre las distintas etnias en Nigeria debilitó la política macroeconómica. Inicialmente, el Gobierno federal congeló sensiblemente una fracción de los ingresos derivados del petróleo entre 1974 y 1978, pero perdió el control del ciclo de la renta y para 1978 había agotado los ahorros en el extranjero. El consumo público experimentó un modesto incremento superior a la tendencia previa al choque de los precios (un 4% de los rendimientos no petroleros) durante el boom de 1974 a 1978, pero la inversión pública aumentó un quinto más del PIB previo al choque de los sectores ajenos a la minería y más que compensó un declive en la inversión privada para aumentar la formación de capital total hasta el 27% del PIB entre 1974 y 1979. La inversión pública financió dos tercios de la inversión nacional total entre 1973 y 1990 (Moser et al., 1997, p. 37), mientras que el índice de inversión privada era insuficiente para sustituir a su volumen de capital, y aún más para ampliarlo (FMI, 2005b, p. 25). No obstante, la bonanza de los años 1979 a 1981 apenas mantuvo el índice previo al choque de formación de capital, mientras que el consumo descendió por debajo de la tendencia prevista.<br /><br />La ineficacia de la inversión estatal provocó que el ICOR de la economía global, que era de 1,7 entre 1970 y 1974, experimentara un abismal ascenso para, entre 1975 y 1979, ser de 12,2, siendo el ICOR negativo a principios de los años ochenta. La absorción de rentas era inflacionista además de ineficaz, e intensificó los efectos del mal holandés. Es más, dado que la inversión rural estatal estaba en descoordinación con los ingresos agrícolas complementarios, los rendimientos agrícolas se estancaron (véase Tabla 3) y la producción per. cápita de cultivos cayó. La fracción que representaba la agricultura en el PIB disminuyó tres veces más rápido de lo esperado,[8] mientras que la industria manufacturera creció demasiado despacio como para compensar el declive, a pesar de que estaba convirtiéndose en una prioridad de la inversión. El índice del mal holandés (que mide la desviación del porcentaje esperado de bienes comercializables ajenos a la minería) se duplicó hasta el 17,2% del PIB ajeno a la minería. Pero esto también infravalora la corrupción económica porque el sector industrial nigeriano no era globalmente competitivo.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">La inercia de la captación de renta retrasa la reforma</span></em><br /><br />En coherencia con la teoría del ciclo de la renta, la utilización del ciclo de la renta derivada del petróleo para aplacar la cólera de las elites étnicas reprimió los mercados y desencadenó un colapso del crecimiento. La represión del mercado radica en el origen de los colapsos del crecimiento. El crecimiento del PIB pasó a ser negativo, tras su desaceleración entre 1974 y 1978. Con ello se detuvo el tránsito del ciclo demográfico, de modo que persistió el elevado crecimiento de la población y se recortó la renta per. cápita. La teoría prevé que estos hechos eventualmente refuerzan los incentivos para crear riqueza, pero en Nigeria sólo empezaba a asomar tímidamente un consenso político para la reforma. La inercia de la captación de renta implicó que la generación posterior a aquélla que vivió el momento en que los precios del petróleo ablandaron a los Gobiernos estatales de Nigeria, seguía utilizando el ciclo del 48% de los ingresos nacionales de una manera poco clara para beneficiar a las elites regionales, mientras que el Gobierno federal recurría en exceso a los fondos extrapresupuestarios (Heller, 2007). Las repercusiones sobre el bienestar social y la gestión gubernamental han sido perjudiciales.<br /><br />La captación de rentas obstaculizó los esfuerzos por racionar la renta cuando flaquearon los precios del petróleo. Las elites regionales nigerianas percibían con razón que la estabilización y la reestructuración económica suponían amenazas para ellas, ya que los mercados competitivos recortan las posibilidades de extraer renta. La elite presionó para ampliar los gastos públicos, tanto en los movimientos económicos a la baja como en los momentos de prosperidad. El Gobierno federal atendió a estas peticiones suponiendo que la caída de los precios del petróleo de principios de los años ochenta era temporal y postergando el ajuste macroeconómico. Entre 1981 y 1984, el déficit del sector público alcanzó una media del 12,1% del PIB y fue financiado a través de préstamos y de emisión de moneda, hechos que avivaron la inflación. A mediados de los ochenta, una devaluación masiva del tipo de cambio triplicó la ratio de deuda neta/PIB hasta alcanzar el 120% en 1987, a años luz de la ratio del 4,5% en 1981, y el servicio de la deuda absorbió un quinto de los gastos ordinarios (Oyejide, 1999).[9] Al igual que en Zambia, el Gobierno recortó la inversión para sostener el consumo público, consiguiendo así una inmediata tregua política a expensas del crecimiento económico a largo plazo.<br /><br />Lejos de impulsar el bienestar de la mayoría pobre, el ciclo de la renta nigeriana la empobreció aún más, pero se siguió apoyando más la redistribución étnica regional, lo que favorecía a las elites locales, que la redistribución nacional fundamentada en las clases sociales, que podía beneficiar a los menos acomodados (Bienen, 1988). Los agricultores fueron los más perjudicados, ya que su capacidad para dominar el voto nacional (el sector agrícola aglutinaba el 70% de la población activa) quedaba invalidada en deferencia a las elites regionales, quizá ante la errónea expectativa de que tal captación de ingresos regionales era la mejor manera de garantizar que dichos ingresos les llegaran a través de los tradicionales sistemas sociales clientelísticos. A pesar de que el sector agrícola repuntó a finales de los años ochenta, cuando el tardío ajuste estructural redujo los impuestos indirectos sobre los cultivos, las elites regionales restaron soberanía a la política y durante los años noventa hicieron repercutir el precio del colapso del crecimiento sobre los pobres. Al final, el ingreso per capita de Nigeria en 2005 había mejorado poco con respecto al nivel que tenía con anterioridad al choque económico (véase Tabla 3), pero la creciente desigualdad de ingresos había duplicado el índice de pobreza hasta el 70% (Sala-i-Martin y Subramanian, 2003).<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La elite de Angola busca utilizar el ciclo de la renta a costa de la creación de riqueza generalizada</span><br /><br />La escasez de datos con anterioridad a mediados de los años ochenta limita este apartado a la persistencia de la captación de renta. Muestra cómo la ampliación de la renta puede apoyar los intereses de la elite a costa de la mayoría.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">El ciclo de la renta de la elite debilita el bienestar de la mayoría</span></em><br /><br />Diversas fuentes orales indican que el volumen de captación de rentas aumentó tras 1993, cuando las inesperadas victorias de los rebeldes redujeron las perspectivas de permanencia en el poder en ambos bandos del conflicto y los líderes recurrieron al saqueo corrupto. Pero una vez cesaron las hostilidades en 2002, Angola continuó utilizando los ingresos derivados del petróleo para incrementar el consumo privado, principalmente por parte de los ricos. El coeficiente de Gini, de 0,62, es excepcionalmente elevado, incluso en el caso de un país exportador de petróleo, comparado con el de Nigeria y Zambia, de 0,51, el de Camerún, de 0,45, el de Indonesia, de 0,33, y el de un país pobre en recursos como es Corea del Sur, de 0,32 (Banco Mundial, 2007a).<br /><br />El Gobierno angoleño desarrolló una forma híbrida de utilización del ciclo de la renta que maximiza la posibilidad de captar renta combinando la extracción eficaz de renta por parte de las empresas petroleras multinacionales, con un control flexible de la distribución de la renta (Auty, 2008). El FMI apunta seriamente que sigue sin justificarse un tercio de la renta petrolera entre 1997 y 2001, aunque ello no implica que todo ello lo absorbiera la captación de renta. El petróleo mantiene un nivel de gasto público en el PIB que representa el doble con respecto a países semejantes de ingresos reducidos y que continúa siendo elevado aún después de tener en cuenta unos gastos más altos en seguridad (el ejército seguía absorbiendo un 5% del PIB angoleño tras el cese de los conflictos civiles) y el 3%-4% del PIB relativo al servicio de la deuda. Junto con los descuadres en las cuentas de Sonangol, esto también implica una transferencia “oculta” considerable de PIB a los ricos porque los gastos a favor de los pobres en los sectores de la sanidad y la educación se encuentran muy por debajo de los niveles esperados (Banco Mundial, 2007c). El gasto público se infla a través de la facturación a precios superiores a los reales en la adquisición de productos, así como de contratos ministeriales y abonos a funcionarios civiles fantasma. También favorece la creación de riqueza porque la renta reduce las obligaciones tributarias (de los ricos) y subvenciona el consumo de los servicios públicos con el pretexto de ayudar a los pobres, aunque en realidad son los angoleños ricos los que consumen la mayor parte del agua y la energía subvencionadas, servicios que absorbieron un 3,3% del PIB en 2003 (Gasha y Pastor, 2004, p. 12). Además, el ciclo de la renta ha fortalecido el tipo de cambio real, que disminuye el coste de las importaciones principalmente consumidas por los ciudadanos acomodados.<br /><br />Las elites también extraen rentas indirectamente desviando la inversión de ingresos en la segunda ronda hacia monopolios de producción y de importaciones nacionales (Aguilar, 2003a). Cuando el Gobierno privatizó la producción estatal en los años noventa en respuesta a la condición de reestructurar la deuda que se le impuso por parte de las IFI para así recibir ayudas, la elite se hizo con empresas a precios infravalorados para así controlar monopolios de productos lucrativos y de importaciones, al igual que lo hicieron las elites de Zambia, Mozambique y otros países. El régimen del tipo de cambio dual permitió a los monopolistas importar productos a precios económicos al interés oficial y venderlos a elevados precios al tipo de cambio paralelo nacional, generalmente con un diferencial de 3:1 que redujo los márgenes de los distribuidores en el sector informal o no estructurado (Aguilar, 2003b; Hodges, 2004). Las grandes empresas también fueron exprimidas: los costes de producción de Cimangola estaban cuatro veces por encima de los niveles globales debido a los cánones abusivos aplicados por las compañías de servicios y otros proveedores.<br /><br />A través del control de los mercados, la elite empresarial tiene garantizados los beneficios con independencia del tipo de cambio y de las oscilaciones en los precios, de modo que se muestran indiferentes ante la necesidad de estabilizar la economía. Tal y como se ha apuntado, la sociedad acomodada podría salir perdiendo de la reforma económica porque los mercados competitivos y la transparencia en las finanzas públicas reducirían el potencial de captación de renta, así que no es de sorprender que la reforma angoleña se paralizara en la década de los noventa. El gasto estatal superaba permanentemente los ingresos, y el déficit, o bien se monetizaba, o bien se cubría a través de préstamos comerciales del exterior, utilizando ingresos petroleros futuros como garantía. La inflación resultante distorsionó los precios y disuadió de la inversión en el mercado competitivo, al tiempo que los efectos del mal holandés se agudizaban. El tipo de cambio real se había triplicado en 2005 con respecto al de 1992, año en el que el sector de la agricultura fue por última vez internacionalmente competitivo, aunque dos tercios de la población dependen aún de la agricultura para vivir. La persistencia de las luchas civiles hasta el año 2002 empeoró esta situación. El porcentaje que representa el sector de la agricultura en el PIB apenas llega a la mitad del esperado para la economía de un país de las dimensiones y el nivel de desarrollo de Angola, mientras que la industria manufacturera cubre dos tercios del porcentaje esperado (Syrquin y Chenery, 1989, p. 20 y 32). Por consiguiente, Angola se ha convertido en un país excesivamente dependiente del petróleo, producto que en 2006 generó el 96% de las exportaciones, el 81% de los ingresos estatales y el 58% del PIB (FMI, 2007, p. 44-46), aunque menos del 0,2% de los empleos (Hodges, 2004, p. 150).<br /><br />El reducido nivel de capital humano limita la diversificación económica y los incrementos de productividad necesarios para neutralizar el sobrevalorado tipo de cambio real. Todas las formas de capital se vieron afectadas por la guerra civil, dado que se abandonaron las zonas rurales, al tiempo que las redes de transporte transcontinentales, que abastecían tanto a los países vecinos del interior como a la economía doméstica, se deterioraron. En lo que respecta al capital humano, el índice de escolarización sigue siendo reducido (del 75% en las ciudades y del 50% en las zonas rurales), mientras que el porcentaje de estudiantes que llegan a secundaria está a la mitad de la media del África Subsahariana, donde es de un 67%. El índice de alfabetización también es reducido, especialmente en el caso de las mujeres. Un análisis de los salarios nos muestra que las familias cuentan con pocos incentivos para invertir en la enseñanza más allá de los niveles más básicos (Adauta de Sousa et al., 2003, p. 35).<br /><br />El crecimiento en Angola debe basarse en un elevado coeficiente de mano de obra e inicialmente en la agricultura. Pueden regarse alrededor de 6,7 millones de hectáreas, el triple de la tierra total cultivada, que en su mayor parte sigue siendo de secano (FAO, 2004b, p. 19). Un análisis de los gastos en recursos internos en 1992 (FAO, 2004b, p. 149) sugiere que los cultivos más tradicionales pueden resultar altamente competitivos con variedades de semillas selectas. No obstante, la sobrevaloración del tipo de cambio acentúa los elevados costes de comercialización, que, por su parte, debilitan la competitividad. Por ejemplo, el coste del transporte por tonelada métrica de maíz desde Huambo o Uige hasta Luanda es de 110 a 116 US$ (Kyle, 2004a), y dado que el precio en la propia explotación es de 190 US$ por tonelada (Kyle, 2004b), el precio de entrega es muy superior al de las importaciones estadounidenses de maíz, a 185 US$ en Luanda, precio que incluye el transporte y los gastos de manipulación en puerto, de 65 US$/tonelada. Los agricultores angoleños no podrán competir incluso cuando se restablezcan sus redes de transporte, a no ser que el tipo de cambio real disminuya o la productividad aumente enormemente.<br /><br />Las perspectivas de la industria manufacturera intensiva en mano de obra no son mejores que las de la agricultura. Angola ocupa el último puesto de 155 países clasificados en función del coste que les supone realizar negocios, según el Banco Mundial (2007c), y también ocupa el último puesto de 128 países en los índices de competitividad del Foro Económico Mundial. Según estas clasificaciones, Nigeria superaba a su vecina en lo referente a la gestión macroeconómica, las instituciones, la competitividad de los mercados y la capacidad de innovar. La calidad de la gestión de gobierno angoleña es peor que en diversos países africanos con la mitad del PIB per cápita del que dispone Angola, a pesar de la tendencia al alza de dicho índice con una creciente renta per cápita. </div><br /><div align="justify"><br /><em><span style="color:#ff6600;">Influencia externa menguada</span></em><br /><br />El Gobierno de Angola muestra la misma falta de interés en la gestión de activos a largo plazo que en las reformas económicas y políticas. A pesar de que el Gobierno utilizó parte de los ingresos petroleros para reducir la deuda externa del 40% del PIB al 15% del PIB entre 2005 y 2007, también captó varios miles de millones de dólares en préstamos externos de países interesados en el acceso a recursos naturales, especialmente China. Inicialmente se resistió a las presiones de las IFI para que estableciera un fondo de estabilización a favor de un banco de desarrollo estatal que facilitaría la financiación de la actividad comercial extrapresupuestaria de la elite a discreción del Presidente. Esto simplemente se añade a las comisiones nacionales controladas por la Presidencia con acceso a miles de millones de dólares bajo el insignificante control público. No obstante, el incremento de los precios del petróleo propició la creación por parte del Consejo de Ministros en 2007 de un fondo de reservas para traspasar los ingresos del Estado por encima de un precio objetivo global del petróleo de 45 US$/barril. Pero con tan sólo 200 millones de US$ depositados, el fondo angoleño ocupa el último puesto de los 44 fondos controlados por la Fundación de Fondos de Riqueza Soberana.<br /><br />La tasa media de ahorro real entre 2001 y 2005 fue de -43,6% del PIB (Banco Mundial, 2007a), lo que implica que prácticamente todo el patrimonio natural derivado del petróleo se consumió para sostener la altamente sesgada distribución de la renta. Lejos de acumular activos favorecedores de la creación de riqueza para sostener a perpetuidad el caudal de la renta petrolera, la prioridad inmediata reside en maximizar el voto del Gobierno en las elecciones parlamentarias y presidenciales previstas para 2008-2009. Angola ha llegado a la conclusión basándose en Mozambique de que la “democracia” y la utilización del ciclo de la renta en el contexto del clientelismo político son compatibles. La absorción de ingresos internos de Angola es, por lo tanto, demasiado rápida. La renta pública alcanzó el 46% del PIB en 2006, mientras que el porcentaje de ingresos procedentes de sectores ajenos al petrolero cayó del 9,0% al 6,3% del PIB. Se prevé que la producción de petróleo angoleña se estanque en 2011, pero el riesgo de que se verifique un choque negativo de los precios si los precios elevados ralentizan la economía global, refuerza la necesidad de absorber renta petrolera con la misma eficacia con la que se extrae. Sin embargo, esto requiere la presencia del incentivo de alinear los intereses de la elite angoleña con los de la mayoría pobre del país.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones: implicaciones teóricas y políticas<br /></span><br />Los casos analizados indican que la represión de los mercados está en la base de la maldición de los recursos. Sugieren que el éxito de Botsuana a la hora de gestionar un amplio y concentrado caudal de renta se debió a su actuación en los mercados a través de políticas macroeconómicas prudentes, el control de la captación de renta y la preocupación por el bienestar de los más necesitados. Tal y como sugiere la teoría del ciclo de la renta, no obstante, los débiles enfrentamientos étnicos y el rechazo de las políticas intervencionistas propiciaron este contexto. Pero la precaria situación de la dependencia mineral de Botsuana reforzó la tendencia hacia la prudencia, y la inusual estabilidad de los precios del diamante facilitó la gestión macroeconómica. Es más, el éxito de Botsuana se caracteriza por su progreso lento acompañado de una diversificación económica.<br /><br />Por el contrario, el excesivamente confiado Gobierno de Zambia se sirvió de los ingresos minerales para acelerar un desarrollo estatalista a finales de los años sesenta que pronto desajustó la economía e intensificó la dependencia de los recursos minerales. El Gobierno lo pasó mal para gestionar el uso de la renta cuando los precios del cobre cayeron en picado después de 1974. Las rivalidades étnicas exacerbaron este problema protagonizando luchas por la renta que entraban en conflicto con las reformas económicas para estabilizar y reestructurar la economía. Las hostilidades étnicas fueron más graves en Nigeria, donde los regímenes militares ampliaron la intervención estatal a la hora de distribuir la renta con el fin de aplacar a los grupos étnicos regionales, a expensas de una más eficaz absorción de la renta nacional. La economía dinámica de Angola pronto se desajustó debido a la planificación centralizada y después a los conflictos étnicos, que truncaron las perspectivas de permanencia en el poder de la elite, intensificándose así la captación de renta, que reprimió los mercados y resultó ser persistente.<br /><br />En coherencia con la teoría del ciclo de la renta, la inercia de la captación de renta retrasó la reforma en las tres economías perturbadas por las rentas, aun cuando la restauración de la democracia reactivó los controles y los equilibrios institucionales. Esto implica que una reforma económica de éxito debe complementarse con una estrategia política para alinear los intereses de la elite con los del resto de la población. La reforma de doble vía de China constituye un ejemplo de dicha estrategia: pospone la confrontación con los receptores de la renta en la economía ‘distorsionada’ (Vía 1) mientras fomenta un sector de mercado dinámico (Vía 2) y la base de apoyo político a favor de la reforma para, eventualmente, exigir y/o sobornar a los receptores de renta en el sector ‘distorsionado’.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Referencias bibliográficas<br /></span><br />Acemoglu, D., S. Johnson, y J. Robinson (2001), ‘The Colonial Origins of Comparative Development: An Empirical Investigation’, American Economic Review, vol. 91, nº 5, p. 1369-1401.<br /><br />Acemoglu, D., S. Johnson, y J. Robinson (2002), ‘Reversal of Fortune: Geography and Institutions the Making of the Modem World Income Distribution’, Quarterly Journal of Economics, vol. 117, p. 1231-1294.<br /><br />Acemoglu, D., y J. 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(2001), African Economies and the Politics of Permanent Crisis, 1979-1999, Cambridge University Press, Cambridge.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Notas:</span><br /><br />[1] La producción de cacao cayó dos quintos entre 1970 y 1982 y el aceite de palma y el cacahuete cayeron dos tercios.<br /><br />[2] Una serie de renegociaciones de deuda redujeron entonces la ratio deuda/PIB hasta el 75% en 1996, el 40% en el año 2000, y quedó completamente eliminada para 2005, gracias a la creciente renta derivada del petróleo (Budina et al., 2007).<br /><br />[3] Este argumento no sólo se basa en el caso de Botsuana: el otro ejemplo de éxito en África, Mauricio, también presenta una forma un tanto diferente de hacer circular la masa de su renta geopolítica derivada de sus favorables preferencias comerciales del azúcar y la ropa a través del sector privado antes que a través del Gobierno (Subramanian y Roy, 2003). Trabajar con mercados también es un rasgo que comparten ambas economías de éxito africanas con los cuatro dragones del Este Asiático, pobres en recursos.<br /><br /><br />[4] En 1970, los países ricos en recursos contaban con más de 0,3 ha de tierra cultivable per cápita y/o más del 40% de las exportaciones procedían de los minerales (Auty, 2001, p. 4).<br />[4] La renta se define como los ingresos residuales tras la deducción de todos los gastos de producción de un productor mundial eficaz, incluidos los rendimientos de capital de riesgo y las cargas impositivas habituales. Puede considerarse como el conjunto de ingresos extraordinarios que los productores no necesitan para mantener una producción eficaz.<br /><br />[5] Crowson (comunicación personal) apunta correctamente que los tres caudales de “renta” se definen con mayor precisión como ingresos estatales extraordinarios, es decir, ingresos que superan los niveles normales. Pero incluso el acrónimo SGR (Tasa del Crecimiento Sostenible, del inglés Sustainable Growth Rate) resulta engorroso, de modo que, en lo sucesivo, el término “renta” se utiliza con este significado.<br /><br />[6] Congden Force y Olsson (2007) muestran el modo en que las rentas elevadas motivan la captación de renta por parte de las elites a través de la debilitación de los derechos de propiedad, mientras que las rentas bajas fortalecen los derechos de propiedad para impulsar la creación de riqueza.<br /><br />[7] La relación marginal entre capital y producto (ICOR) mide la inversión requerida para lograr incrementar la producción: una ratio reducida de, digamos, 2,0 a 3,0 indica que se requieren dos o tres unidades de inversión para crear una unidad de incremento de la producción, lo que indica un uso eficaz del capital, mientras que ratios de 5,0 ó 6,0 indican una utilización ineficaz del capital.<br /><br />[8] El coeficiente de Gini mide el sesgo en la distribución de los ingresos, donde 0 indica ingresos equivalentes y 1 indica la concentración en una persona. Los Estados del bienestar de la UE “Igualitarios” presentan coeficientes de Gini de 2,5-3,0, mientras que el de muchos países en desarrollo ricos en recursos oscila entre 0,4 y 0,5, aunque hay algunos que incluso lo tienen más elevado.<br /><br />[9] El mal holandés se da cuando una gran afluencia de capital de inversión o de ingresos derivados de materias primas provocan un fortalecimiento del tipo de cambio real, de modo que los productos comercializables distintos a las materias primas pierden competitividad y posibilidades de negociación, mientras que el sector de los servicios se enfrenta a una competencia externa limitada y puede experimentar un incremento de los precios y una expansión. El proceso de rectificación de esta consecuente distorsión de la economía puede ser largo cuando disminuyen los flujos de ingresos externos, dejando, en algunos casos, una renta per cápita inferior a la existente antes del boom. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-31095746940768198522009-06-23T13:52:00.001-05:002009-06-23T13:54:19.504-05:00RELEVO EN AFGANISTÁN, OBAMA ENDOSA LA APUESTA DE PETRAEUS<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCnukItYYQo0mV0HV_XVqHuQCEFEMcmx1Fx0rnvlZ5_59xIYYng3DtKQDg01uqCpKYQZvzsmIAT-peeqvtsOQFtS-J7xaxQWCBX3KhkaCC3t7O7SUSTVbCaNTcUkTRqa9ex4bWlkRL-zkq/s1600-h/MAR-W158451.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5350598333609440210" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 213px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCnukItYYQo0mV0HV_XVqHuQCEFEMcmx1Fx0rnvlZ5_59xIYYng3DtKQDg01uqCpKYQZvzsmIAT-peeqvtsOQFtS-J7xaxQWCBX3KhkaCC3t7O7SUSTVbCaNTcUkTRqa9ex4bWlkRL-zkq/s320/MAR-W158451.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Enrique Fojón<br /></em></strong><br />El 27 de marzo de 2009, el presidente de EEUU, Barack Obama, anunció una nueva estrategia para Afganistán y Pakistán:<br /><br /><em><span style="font-size:85%;">"As President, my greatest responsibility is to protect the American people… We are in Afghanistan to confront a common enemy that threatens the United States, our friends and allies, and the people of Afghanistan and Pakistan who have suffered the most at the hands of violent extremists. So I want the American people to understand that we have a clear and focused goal: to disrupt, dismantle, and defeat al Qaeda in Pakistan and Afghanistan, and to prevent their return to either country in the future… To achieve our goals, we need a stronger, smarter and comprehensive strategy”.<br /></span></em><br />La estrategia pretende desalojar a al-Qaeda de sus santuarios, implicar a los actores regionales, acelerar la formación de las fuerzas de seguridad y defensa locales y profundizar en los elementos civiles y políticos de la estrategia que sería, así, más integral (comprehensive) que la anterior. Sin embargo, la aplicación de esta estrategia precisará mucho más tiempo y esfuerzo de lo que ha necesitado su elaboración y el presidente ha procedido a un relevo amplio de los estrategas encargados de hacerlo. Este ARI describe el proceso por el que el presidente Obama y su secretario de Defensa Robert Gates llegaron al nombramiento de los nuevos responsables: los generales Petraeus y McChrystal, su lógica estratégica y los retos y oportunidades a los que se enfrentan para aplicar la estrategia que han decidido para Afganistán y Pakistán.<br /><br />Como relata Greg Jaffe en el Washington Post, el secretario de Defensa del presidente Obama, Robert Gates, asistió en marzo de 2009 a la ceremonia de repatriación de cuatro cadáveres de militares muertos en Afganistán en la base aérea de Dover en Delaware. Los que esperaban en la pista le vieron subir a la bodega del 747 que llevaba los féretros y arrodillarse ante ellos. Al salir, su indignación fue evidente. Era la enésima vez que un vehículo humvee era destruido por un artefacto explosivo improvisado (Improvised Explosive Device, IED) y el secretario Gates preguntó con acritud por qué no se habían entregado todavía los vehículos MRAP (resistente a las minas y protegidos para emboscadas). Este episodio reciente, del que se hizo eco la prensa, constituye un indicio más de que el Departamento de Defensa no estaba contento de cómo iban las cosas en Afganistán ni en el Pentágono para apoyar las necesidades tácticas sobre el terreno.<br /><br />El 11 de mayo, el secretario de Defensa anunció el relevo del general David McKiernan por el del mismo empleo Stanley McChrystal como jefe de las Fuerzas estadounidenses en Afganistán, cargo que lleva aparejada la Jefatura de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (International Security Assistance Force, ISAF) patrocinada por la OTAN. En la posterior conferencia de prensa en el Pentágono, ni el secretario Gates ni el almirante Mike Mullen, jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor, explicaron los motivos del relevo. “Nada ha ido mal” se limitó a decir Gates. Sin embargo, el 17 de mayo de 2009, y en una entrevista para la revista Newsweek, el presidente Obama sí que justificó el relevo diciendo que había que “poner una mirada fresca” en el problema, porque “las cosas no iban bien”, una recomendación que venía del almirante Mullen.<br /><br />El general McChrystal está considerado un soldado de gran valor personal, capacidad y preparación intelectual y dedicación absoluta a sus subordinados. Un líder militar en toda regla (con la espalda y las rodillas deshechas como todo buen miembro de operaciones especiales que se precie) y con una progresión meteórica. Los miembros de operaciones especiales le conocen como The Pope (“el Papa”), un apodo que excusa mayores comentarios sobre sus méritos y ascendencia. Como responsable de las operaciones especiales conjuntas en Irak y en Afganistán, se le considera el responsable de la “caza” que acabó con el líder de al-Qaeda en Irak Abu Musab al-Zarqawi y de otra serie de éxitos menos conocidos que contribuyeron, de manera substancial, a quebrantar el poderío de dicha organización en Irak. Práctico y enérgico, dirigía las operaciones en Irak pegado al terreno y a sus hombres.<br /><br />McChrystal era, hasta ahora, director del Estado Mayor Conjunto del Pentágono, nombramiento que estuvo retenido por el Comité de Servicios Armados del Senado debido a su presunta implicación en las instalaciones clandestinas de detención en Irak y por la controversia creada por sus explicaciones sobre las extrañas circunstancias que rodearon la muerte en Afganistán del ranger, y estrella de futbol americano, Pat Tillman (éste dejó la Liga Profesional para alistarse en las unidades de operaciones especiales y su muerte se presentó como un acto heroico). Por su cargo, McChrystal era una persona de trato diario con el secretario Gates y directamente subordinado al almirante Mullen, por lo tanto, una persona que goza de la confianza de ambos. El secretario Gates tampoco ha dudado en designar como segundo de McChrystal al teniente general David Rodríguez, asesor militar del secretario, lo que refuerza su apuesta personal.<br /><br />A primera vista puede parecer extraño que, como primera medida para liderar sobre el terreno la llamada “nueva estrategia” de Obama en Afganistán –que no es otra cosa que el endose de la estrategia propuesta por el general David Petraeus, como jefe del Mando Central (CENTCOM)– se prescinda del general McKiernan, hombre de gran experiencia militar y diplomática. Su currículum parecía apropiado para liderar el tipo de estrategia elegida, una de enfoque whole of goverment y comprehensive approach, consistente en coordinar acciones entre agencias y entre civiles y militares, respectivamente, para conseguir la consolidación del Estado afgano. La implementación de ese tipo de estrategia parece que era más apropiada para la dirección de un hombre como McKiernan, ya que aunque McChrystal demostró suficientemente en Irak su capacidad de coordinación –tejiendo una amplia relación con funcionarios y agencias civiles en su calidad de jefe del Mando Conjunto de Operaciones Especiales que contribuyó significativamente a la mejora de la situación–, su experiencia no puede igualar el perfil de su antecesor en el cargo. Por lo tanto, el relevo evidencia la necesidad de contar con unas condiciones de seguridad mínimas antes de pasar a una fase más civil en la estrategia. Como es evidente, las condiciones de seguridad distan mucho de existir en este momento y esa parece que será la prioridad de The Pope: asegurar las condiciones de seguridad que permitan aplicar los aspectos más civiles de la nueva estrategia integral.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La estrategia estadounidense en Afganistán y Pakistán: atacar a unos pocos, defender a muchos y enemistarse con los menos</span><br /><br />La falta de apoyo de los aliados de la Alianza Atlántica y el empeoramiento de la situación en Pakistán han debido inducir a Petraeus a poner en práctica un plan estadounidense con las menores interferencias aliadas posibles, aunque abierto a adhesiones muy selectivas, y que cubra las contingencias en un teatro que no se circunscribe a suelo afgano, sino que incluye también la parte occidental de Pakistán (Af-Pak Strategy). No parece que estemos ante una repetición de la imposición de Gates al almirante Fallon en 2007 con el nombramiento de Petraeus como jefe de la Fuerza Multinacional en Irak (Fallon había defendido la estrategia anterior frente al cambio propuesto por Petraeus, que dependía de él). Por el contrario, el nombramiento de McChrystal parece ser una petición de Petraeus –de quien va a depender– y que ha sido apoyada por Gates y Mullen.<br /><br />A falta de mayores datos, los medios de comunicación han especulado con que Petraeus recrease en Afganistán su exitosa estrategia iraquí (la surge) pero el propio general ya ha reconocido que las condiciones entre Irak y Afganistán-Pakistán son muy diferentes. Sin embargo, los cambios en la dirección apuntan a que la estrategia pondrá en práctica un plan más agresivo de lo esperado, una vez que el general Petraeus haya identificado el tipo de insurgencia al que se enfrenta. Ese plan tendrá que ser muy diferente del de Irak porque la insurgencia afgana se practica en un entorno eminentemente rural, a diferencia de la insurgencia iraquí, que se practicó fundamentalmente en ambiente urbano. Habrá que releer a Galula y sus enseñanzas argelinas.<br /><br />Pero un plan de esa naturaleza agresiva necesita el apoyo incondicional del Gobierno paquistaní y no como hasta ahora que la insurgencia contaba con la voluntad de inhibición de las fuerzas armadas paquistaníes para resguardarse en sus santuarios. También se precisa mayor cantidad y calidad de inteligencia, por lo que se incrementarán las operaciones de esta índole (queda la duda sí en colaboración o no con los servicios paquistaníes de inteligencia tan infiltrados por el radicalismo islámico). Finalmente, y este puede ser otro cambio, las acciones “kinéticas” (violentas) se dirigirán a blancos de “gran valor” mientras se refuerza la visibilidad de la presencia militar en tareas de protección de la población, lo que exigirá un cambio de actitud y funciones en los equipos provinciales de reconstrucción (Provincial Reconstruction Teams, PRT) que actúan en Afganistán.<br /><br />En una estrategia de fuerte contenido contrainsurgente, el aspecto más delicado a diseñar es el del tipo de control de población que se debe adoptar. Recrear la experiencia iraquí en la provincia de Ambar será difícil porque no hay a la vista un grupo étnico resentido contra la opresión talibán y su imposición rigorista de la sharia. También será problemático hacerse con la lealtad de los jefes tribales porque el control talibán está extendido y se basa en la coacción y en el mensaje propagandístico de que los talibán prevalecerán sobre las fuerzas occidentales, una percepción muy difícil de contrarrestar y de la que deberá ocuparse la estrategia que se aplique, porque las batallas no sólo se ganan en el terreno sino en el imaginario colectivo.<br /><br />Un ejemplo de la situación a resolver podemos encontrarlo en la provincia de Zabul, zona prácticamente “talibanizada”. Los norteamericanos quieren ampliar una base avanzada en Karezgay, para lo que tendrían que destruir parte de un primitivo sistema de riego por canales llamado karez, lo que ha puesto en pié de guerra a la población contra norteamericanos y miembros del Gobierno afgano por igual. Los talibán, que controlan las shuras, o asambleas locales, conocen estas diferencias y las explotan de forma que se presentan como valedores de la población agraviada. Las Fuerzas Armadas estadounidenses tendrán que combatir a la insurgencia en el escenario más desfavorable para las operaciones militares occidentales: aquel en el que los talibán utilizan a la población civil como escudo y en el que la insurgencia recurre a cualquier método para disociar a la población civil de las fuerzas extranjeras. Estos métodos “ejemplares” que recuerdan a los empleados por el Vietcong, y a los de al-Qaeda en Irak, son parte de la estrategia insurgente que ya presenció el general McKiernan antes de dejar el cargo.<br /><br />Para contrarrestar este tipo de situación se requieren cuidadosas medidas de contrainsurgencia, sobre todo si los talibán basan su influencia en el control de la información, empleando como “mensaje” la “corrupción” gubernamental y, por lo tanto, en su falta de legitimidad islámica y política. El recuerdo de las disputas entre facciones étnicas que facilitaron el derrocamiento de los talibán en 2001 puede ser un elemento a explotar por los estadounidenses, pero en Afganistán existe la vieja tradición de que ante un invasor extranjero todos los afganos se unen, la última vez ante la invasión soviética.<br /><br />Como se ha indicado anteriormente, las provincias del noroeste de Pakistán están fuertemente islamizadas y con una alta presencia talibán, pero también existe esta presencia en el Punjab. En opinión de David Kilkullen, asesor de contrainsurgencia de Petraeus en Irak (2007-2008), el esfuerzo en Pakistán hay que centrarlo en el Punjab y en Sindh, que aun están bajo control gubernamental. El primer objetivo de una estrategia de contrainsurgencia sería separar esta unión estratégica, pero Afganistán no es Irak. Para empezar, las fuerzas norteamericanas y de la OTAN en Afganistán dependen de las rutas de abastecimiento que, partiendo de Karachi, atraviesan centenares de kilómetros de inseguro terreno paquistaní. De esta manera ambos espacios se hacen dependientes. El abastecimiento es muy vulnerable, por lo que se ha puesto en manos de contratistas, dada la poca confianza en las fuerzas militares paquistaníes, lo que, a su vez, ha provocado la indignación de éstos. La gestión de la carga y transporte de equipo y suministros se ha puesto en manos de oligarcas paquistaníes, que no excitan el celo de sus trabajadores. Poner en manos de las fuerzas paquistaníes la protección de los suministros, se piensa, sería parecido a dejar a los servicios secretos militares (Inter-Service Intelligence, ISI) el control de tal vital asunto.<br /><br />Nadie duda de que McChrystal tiene por delante una delicada tarea. Gestionar la actuación de fuerzas especiales y convencionales, aquellas en funciones de destrucción de blancos valiosos y las segundas en la protección de la población, requerirá paciencia y sacrificio. Una de las primeras decisiones que tiene que tomar Petraeus es si continuará o no el uso de aviones no tripulados (drones) en Pakistán. Está por ver si las bajas que estos ataques producen en la población civil, con el consiguiente rechazo a lo norteamericano, compensan las bajas de líderes tanto en el bando talibán como en el de al-Qaeda. Todos los mandos citados han expresado su preocupación por el avance talibán de abril sobre Buner, cerca de Islamabad, o por la posibilidad de que las armas nucleares paquistaníes acaben en manos fuera de control, para lo que han exigido una mayor implicación paquistaní. La seguridad nuclear y la de la propia Islamabad son otras de las preocupaciones estadounidenses. En este sentido trabaja el enviado especial para Afganistán-Pakistán, Richard Hoolbroke, que ha solicitado un incremento de la ayuda civil (7.500 millones de dólares) y militar (4.000 millones), pero el Congreso teme que los fondos destinados a la contrainsurgencia acaben desviándose hacia los programas de armamento nuclear, una preocupación que les ha reforzado la comparecencia del almirante Mullen el 14 de mayo de 2009, confirmando que Pakistán está reforzando su arsenal nuclear.<br /><br />Quiérase o no, Afganistán ha sido un teatro muy secundario en las prioridades estadounidenses debido a la preocupación por Irak. Su minusvaloración ha permitido el resurgir talibán y la permanencia de al-Queda y sus voluntarios en la vanguardia de la lucha contra los extranjeros. Durante este período, la gestión del Gobierno afgano ha sido pobre y los talibán se han infiltrado en amplias capas de la sociedad. Reforzar la actuación del Gobierno afgano será otras de sus tareas prioritarias, promocionar la percepción popular de que disponen de un Gobierno que ejerce la autoridad y no es un “títere” en manos de los extranjeros será algo fundamental, pues los talibán tratarán de imponer su “legitimidad”. Los ejemplos de los “gobiernos títeres” de Vietnam del Sur con los norteamericanos, o los sucesivos en Kabul con los soviéticos, son antecedentes que no deben caer en el olvido. Los talibán identificarán la participación en el Gobierno con “colaboracionismo” con “extranjeros” e “infieles” y extenderán la certeza de que todos aquellos que sigan sus pasos serán, en el mejor de los casos, “reeducados” (este es el mensaje escrito que dispersan las octavillas –cartas nocturnas– para desincentivar la aproximación y colaboración de la población civil con quienes les protegen y ayudan).<br /><br />No obstante, las mayores dificultades para Petraeus y McChrystal pueden venir del lado doméstico. La adopción de la estrategia surge en Irak fue un gravísimo trauma para la institución militar americana. El hecho de que un general retirado, Jack Keane, “vendiera” sus teorías con la ayuda del think tank estadounidense American Enterprise Institute al presidente Bush y que acabara imponiéndoselas a toda la cadena de mando del Pentágono –que se oponía a enviar más tropas–, fue algo inédito y difícilmente repetible. Esa situación trajo como consecuencia el cese del anterior secretario de Defensa, Ronald Rumsfeld, la destitución del anterior jefe del CENTCOM, el general John Abizaid, la promoción “hacia arriba” del general George Casey, jefe en Irak, el relevo del general Peter Pace al frente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, y un largo etcétera, que acabó en la ya mencionada “dimisión” del almirante Fox Fallon, predecesor de Petraeus al frente de CENTCOM.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones</span><br /><br />La institución militar no suele salir bien parada de estos hechos. Dentro de las fuerzas armadas de EEUU, los partidarios de que éstas mantengan su superioridad tecnológica se oponen a que se conviertan en fuerzas de ocupación y de nation-building, mientras que los partidarios de afrontar la lucha contra la insurgencia reclaman una mayor polivalencia. Los primeros temen que la contrainsurgencia acabe convirtiéndose en el concepto preponderante de la fuerza (posture) y los segundos esperan que la próxima Quadrennial Defence Review (QDR) de 2009 confirme el giro de la fuerza hacia la polivalencia, utilizando las prioridades presupuestarias para dotarse de los medios que precisan para la lucha “irregular” en la que se ven obligados a combatir.<br /><br />La “batalla de las narrativas” va a ser otro de los elementos esenciales a tener en cuenta. El conflicto en Afganistán –ahora Afganistán-Pakistán– va a ser un conflicto largo, con altibajos, con golpes de efecto de trascendencia informativa que van a impactar en la opinión pública internacional y, desde luego, en la de EEUU. Las acciones de contrainsurgencia son, en su gran mayoría, encubiertas y asuntos como instalaciones de detención, eliminación de “blancos valiosos” y “caza del hombre” constituyen una munición inacabable para la acción política doméstica y para los titulares de los medios de comunicación. Sus resultados en Argelia y Vietnam son sobradamente conocidos aunque es cierto que la conscripción se ha acabado tras la profesionalización de las fuerzas armadas. Una estrategia que plantea una opción de combate selectiva puede reavivar, de alguna forma, el sentimiento pacifista que se generó durante las operaciones en Irak y que se desactivó tras el cambio de estrategia y de estrategas. Aparcado el debate durante las elecciones de 2008, las promesas electorales de Obama se han ido matizando tras su victoria y hoy dirige esta “guerra larga” (the Long War) nombrando un especialista en contrainsurgencia para conducir las operaciones en Afganistán. La estrategia de Obama en Afganistán, pasa por el mando militar de Petraeus y McChrystal. Son sus opciones. Ha puesto su confianza en militares de prestigio y puede acabar en un fracaso pero este fracaso no será sólo de la estrategia y de los estrategas de EEUU sino también del mundo occidental.<br /><br />En el plano estratégico, existen muchas papeletas de que EEUU, al igual que en Irak, se quede solo en su esfuerzo de contrainsurgencia en un Afganistán que está irremisiblemente unido al avispero paquistaní. Obama sabe que no puede contar con los aliados europeos para luchar contra los talibán, quizá algo con británicos y franceses pero el resto serán más un lastre que una ayuda. También sabe que la acción militar debe apoyar otra de reconstrucción y desarrollo, pero ahí se abre un escenario de mayor incertidumbre que el militar, porque el resultado de la cooperación depende del aprovechamiento afgano y porque sus costes económicos unidos a los de las operaciones serán enormes, más que los de Irak. Por eso, y antes de ir más allá del incremento de 17.000 soldados, comprobará si el esfuerzo lleva a algún tipo de progreso. En este aspecto, el presidente ha declarado lo que seguramente le han transmitido los militares: que mayores incrementos de tropas no reportarán ventajas. ¿Hasta cuando el pueblo americano va a soportar la factura en botas, tesoro y sangre? Puede que McChrystal sea la última baza antes de adoptar una estrategia de salida en Afganistán.<br /><br />La creciente inestabilidad en Irak, con un marcado incremento de la violencia, producto del “encaje” político necesario para hacer eventualmente viable el Estado iraquí, puede inflamar el arco que va desde Palestina, este de Turquía, sur del Cáucaso, Siria, Irak e Irán hasta Afganistán y Pakistán. Como resultado se agravará y se hará crónica la inestabilidad en una amplia zona de Asia, donde el islamismo encuentra el caldo de cultivo para su crecimiento, donde se incuban acciones terroristas de alcance global y donde la proliferación ha encontrado fervientes partidarios. Petraeus tiene dos excelentes peones, Odierno y McChrystal. El liderazgo político no debe caer en la tentación de dar prioridad a uno de ellos en detrimento del otro. La euforia del éxito no es contagiosa, pero el derrotismo si lo es. Medir lo que debe entenderse por victoria o derrota y hacérselo comprender al liderazgo político es tarea fundamental de los tres generales.<br /><br />El presidente Obama ya conoce la diferencia que existe entre ser un candidato presidencial, un presidente “bien intencionado” y un comandante en Jefe. En el ejercicio de este último cargo está solo. Obama conoce la amenaza que supone un islamismo descontrolado y el riesgo de su acceso a las armas nucleares. Un baño de pragmatismo, al igual que tuvieron que darse sus predecesores, lo hará envejecer a medida que vaya comprobando que el mundo es como es y no como uno se lo imagina mientras se da un baño de multitudes camino de la Casa Blanca.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-45193319415376004832009-06-23T13:50:00.001-05:002009-06-23T13:51:47.304-05:00MEMORIA DE TIANANMEN: 20 AÑOS DESPUÉS<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUfKS_Agan8Ft4Qw92TtqA5fTjQDI4KGrniFMrFB8EghC7oHdwKEaP3v4BkTnAy0CsineMaYZn46YBsomp1jaAVkBrRebtFO8Cd5_DgWQUAZa3P3VwtneeqrZnIX94E2kQzlDR3nwSdcOU/s1600-h/MAR-W403200.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5350597672888097938" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 214px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUfKS_Agan8Ft4Qw92TtqA5fTjQDI4KGrniFMrFB8EghC7oHdwKEaP3v4BkTnAy0CsineMaYZn46YBsomp1jaAVkBrRebtFO8Cd5_DgWQUAZa3P3VwtneeqrZnIX94E2kQzlDR3nwSdcOU/s320/MAR-W403200.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Enrique Fanjul<br /></em></strong><br />La crisis de Tiananmen ha estado muy presente en la actuación de los gobernantes chinos en los últimos 20 años. Quizá una de las lecciones más importantes fue la necesidad de prestar atención a la potencialidad desestabilizadora del descontento social. Ha sido habitual presentar las protestas de la primavera de 1989 como un movimiento prodemocracia, sin embargo en el trasfondo se encuentra, ante todo, el descontento por los “efectos indeseados” del proceso de reforma que China había abordado desde finales de los años setenta.<br /><br />En 2006 la cadena de televisión estadounidense PBS emitió un documental, El hombre del tanque, sobre los sucesos de Tiananmen de 1989. El productor, Anthony Thomas, contó posteriormente en una entrevista que, durante la filmación en China, se reunió con un grupo de estudiantes universitarios de Pekín a quienes les mostró una fotografía de esa escena, la que da el título al documental, una de las imágenes más emblemáticas de aquellos sucesos, en la que un hombre, quizá un estudiante, se enfrenta y detiene una columna de tanques en el centro de Pekín. Según Thomas, los estudiantes no reconocieron la escena, no sabían de qué iba aquella foto. “Debe ser un desfile”, le oyó murmurar a una estudiante. La impresión de Thomas fue que la imagen no significaba nada para los estudiantes de la China actual.<br /><br />Lo anterior es un reflejo, y la consecuencia, de la política que ha mantenido el gobierno chino para borrar la memoria de los trágicos acontecimientos que sacudieron China en junio de 1989. Hoy, la mayoría de la población menor de 30 años tiene un conocimiento nulo o muy pequeño de este episodio de la historia de su país.<br /><br />Pero Tiananmen no ha podido ser borrado completamente de la memoria colectiva ni en China, como lo muestran las periódicas peticiones de las “madres de Tiananmen” para que se revisen los sucesos, ni mucho menos a nivel internacional, donde la atención sobre ellos ha persistido a lo largo de estas dos décadas.<br /><br />La crisis de Tiananmen ha estado muy presente en la actuación de los gobernantes chinos en estos 20 años. Quizá una de las lecciones más importantes fue la necesidad de prestar atención a la potencialidad desestabilizadora del descontento social. Ha sido habitual presentar las manifestaciones y protestas de la primavera de 1989 como un movimiento prodemocracia, sin mayores matizaciones. Según esta interpretación, el objetivo fundamental de los estudiantes, y de los ciudadanos que se unieron a ellos en determinadas etapas, era derribar la dictadura del Partido Comunista y establecer un régimen democrático en China. De forma mecanicista se establecieron paralelismos con las revoluciones que en aquellos años terminaron con los regímenes comunistas en Europa del Este y la Unión Soviética.<br /><br />Sin embargo, en el trasfondo de las manifestaciones y protestas que estallaron en 1989 se encuentra, ante todo, el descontento por los “efectos indeseados” del proceso de reforma que China había abordado desde finales de los años setenta. En esos primeros 10 años de reforma, las medidas liberalizadoras de la economía y la apertura al exterior habían dado lugar a un espectacular crecimiento económico –que prosiguió en las dos décadas siguientes, hasta nuestros días–. Pero las reformas también tuvieron una serie de efectos negativos. Tres fueron particularmente importantes: la corrupción, los desequilibrios en la distribución de la renta y las tensiones inflacionistas.<br /><br />Las reformas trajeron consigo un gran crecimiento económico que no benefició a todo el mundo de la misma manera. Mientras que comerciantes, empleados de empresas extranjeras, los nuevos empresarios del sector privado, etcétera, se beneficiaron de fuertes aumentos de su renta, funcionarios y trabajadores del sector estatal vieron su poder adquisitivo disminuido por la inflación. Las regiones del interior de China se beneficiaron del crecimiento de la nueva etapa en menor medida que las zonas costeras.<br /><br />Las manifestaciones de los estudiantes fueron la chispa que prendió la llama del descontento social que se había ido acumulando en la sociedad china. Más adelante, en especial entre los estudiantes, las posiciones fueron evolucionando y radicalizándose, y hubo sectores que cuestionaron las bases del sistema político, es decir, el poder del Partido Comunista. Pero se trató de sectores minoritarios: el origen auténtico del malestar que estalló en las manifestaciones de la “primavera de Pekín” de 1989 fueron los “efectos indeseados” de la reforma.<br /><br />La crisis de Tiananmen hizo comprender a los dirigentes chinos el error al descuidar esos efectos negativos. Entonces, a corto plazo, tomaron enérgicas medidas para combatirlos. Se atacó y redujo la inflación, se lanzó una campaña contra la corrupción, con castigos y condenas ejemplares. Más tarde se adoptaron medidas para incentivar el desarrollo económico de las regiones del interior.<br /><br />En la actualidad, con la crisis económica que ha tenido un fuerte impacto en China, las autoridades han mostrado de forma clara su preocupación por las consecuencias del descontento social. Así, han tomado medidas para ayudar a los trabajadores que han quedado en paro. Dentro de los planes de estímulo económico, se ha anunciado un importante paquete (de más de 100.000 millones de dólares) para ampliar la sanidad pública. En muchos casos de fábricas que han quebrado y cerrado a consecuencia de la crisis, las autoridades han intervenido y abonado parte de los salarios que se debían a los trabajadores. Qué duda cabe que en muchas de estas actuaciones subyace la preocupación por la estabilidad social, y en ello la influencia de Tiananmen ha sido decisiva.<br /><br />Hay otras lecciones que los dirigentes comunistas chinos aprendieron de los sucesos de Tiananmen, como la necesidad de mantener de puertas afuera la imagen de unidad. Durante la crisis, afloraron públicamente las divisiones existentes en el núcleo dirigente del Partido Comunista sobre la forma de afrontar la situación. El caso más importante fue el de Zhao Ziyang, secretario general del partido, que acudió incluso a la plaza de Tiananmen a reunirse con los estudiantes (acompañado precisamente del hoy primer ministro, Wen Jiabao). Las divisiones entre los dirigentes chinos dificultaron la forma de afrontar la crisis y, en última instancia, fueron en parte responsables de su prolongación y su desenlace violento. Probablemente por ello, el Partido Comunista Chino se ha esforzado desde entonces por no ofrecer signos externos de división.<br /><br />¿Y qué pasó después con el movimiento de los estudiantes? Un fenómeno llamativo es la escasa continuidad y relevancia que mantuvo, después de 1989. Muchos de los líderes estudiantiles que se exiliaron de China fundaron o se integraron en organizaciones políticas opuestas al régimen del Partido Comunista, como hicieron también algunos de los disidentes expulsados del país en los años siguientes. Ninguna de esas organizaciones ha llegado a tener una importancia mínimamente apreciable. Se han caracterizado por las divisiones y los enfrentamientos entre ellas. Su influencia sobre la evolución del país, o incluso sobre la política que aplican Estados Unidos y otras potencias occidentales hacia China, ha sido prácticamente nula.<br /><br />Es significativo comparar lo que ha sucedido en China con lo ocurrido en otros países sometidos a una dictadura y en los que también se produjeron en un momento dado revueltas populares, como Suráfrica, donde en 1976 se registraron las protestas de Soweto, y Polonia, donde a principios de los años ochenta estalló el movimiento de protesta de Solidaridad. En ambos casos, los movimientos fueron reprimidos con violencia por las autoridades.<br /><br />Pero la diferencia es que tanto en Suráfrica como en Polonia el movimiento de oposición no terminó ahí. Las revueltas surafricanas de 1976 y las huelgas y revueltas polacas de 1980 y 1981 marcaron el desarrollo de un movimiento político de oposición que, a pesar de la represión, continuó y creció. Finalmente, esos movimientos fueron claves para el cambio de régimen y la democratización que terminó imponiéndose.<br /><br />En China, por el contrario, el movimiento de oposición política, que tuvo un espectacular desarrollo en un cortísimo plazo de tiempo, no tuvo continuidad. A diferencia de Suráfrica o Polonia, no fue el germen de una oposición al régimen comunista que fuera creciendo y aumentando su importancia con el paso del tiempo, ni dentro ni fuera de China.<br /><br />Por otro lado, Tiananmen no tuvo un impacto apreciable en la evolución posterior de China, tanto económica como política. Desde el punto de vista político, no se han producido durante estas dos décadas cambios sustanciales en el régimen, que ha continuado dominado por el poder del Partido Comunista y que ha cortado con firmeza los escasos y limitados conatos de disidencia.<br /><br />Sí ha habido una progresiva y significativa extensión del imperio de la ley, de las libertades individuales de la población, de elecciones más democráticas a nivel de gobiernos locales. Pero ello no es atribuible a Tiananmen. Este proceso se había iniciado con anterioridad, y se explica en última instancia por el proceso de modernización y crecimiento económico, así como por la progresiva integración internacional de China. Es un proceso que, presumiblemente, continuará y poco a poco llevará a China hacia una inevitable democratización.<br /><br />Desde el punto de vista de la evolución de la política económica, Tiananmen tampoco tuvo consecuencias significativas. A raíz de la crisis de 1989 muchos analistas pronosticaron una involución en la política de reforma: China iba a abandonar su proceso de apertura al exterior, que era el culpable en última instancia de lo que había sucedido, volvería al aislamiento, suspendería las reformas que había abordado con audacia a partir de 1978.<br /><br />Estos pronósticos no se cumplieron. China ha seguido avanzando por la senda de la política de reforma, desarrollando un nuevo sistema económico que, aunque tiene una fuerte intervención estatal, ya no se puede calificar de “socialista”. Hubo, sí, un periodo de contención y estabilización económica tras los sucesos de 1989, con el fin de controlar la inflación y atacar los “efectos indeseados” de la reforma. Pero en 1992, Deng Xiaoping efectuó su famoso “viaje al Sur”, visitando algunas de la zonas más emblemáticas de la política de reforma, en una simbólica acción para reanudar la senda reformista con renovada energía, y en la que China se ha mantenido con firmeza hasta nuestros días.<br /><br />Durante todos estos años ha perdurado la polémica y los interrogantes sobre lo que sucedió en Tiananmen, en especial durante los primeros días de junio en los que la violencia estalló en las calles de Pekín. Ha habido discusión y polémica sobre algunos de los hechos. El mejor símbolo de estos interrogantes probablemente sea el “hombre del tanque”, aquel ciudadano anónimo que, según se pudo ver en aquellas extraordinarias imágenes, y movido probablemente por la ira y la indignación ante lo que había pasado en su ciudad, se plantó ante una columna de tanques y la detuvo.<br /><br />¿Quién era aquella persona que se ha convertido en uno de los mayores símbolos del coraje ciudadano? Y, sobre todo, ¿qué pasó con él? Las imágenes muestran cómo, al cabo de varios minutos de “enfrentamiento” ante los carros de combate, un grupo de tres o cuatro personas va en su busca, lo agarran y se lo llevan. ¿Eran policías, como apunta una versión, según la cual lo más probable es que el “hombre del tanque” fuera ejecutado poco después? ¿O eran ciudadanos que, arriesgando también sus vidas, fueron a salvarle, de forma que el “hombre del tanque” regresó al anonimato de las masas, de la calle, y salvó su vida?<br /><br />¿Cuántas víctimas hubo? Al principio, en el calor del momento, algunos medios de comunicación hablaron de miles de muertes. Luego, estimaciones más realistas cifraron las víctimas en unos centenares. Nicholas Kristof, corresponsal del New York Times, ya señaló, poco después de los hechos que, según sus cálculos, el número de muertos habría sido de una decena de soldados y policías y entre 400 y 800 civiles.<br /><br />Hubo también polémica acerca del número de estudiantes muertos en la plaza de Tiananmen. Diferentes versiones, algunas de ellas que se presentaban como de testigos presenciales, señalaron que los soldados habían entrado en la plaza disparando de forma indiscriminada contra los estudiantes, que había habido miles de muertos, que los carros de combate habían pasado por encima de las tiendas de campaña instaladas en la plaza, aplastando a muchos estudiantes que se encontraban dentro. Sin embargo, la evidencia que ha aflorado posteriormente indica que en la propia plaza hubo muy pocas víctimas, que los estudiantes que se encontraban allí, unos 3.000 0 4.000, la abandonaron pacíficamente después de una doble negociación: entre ellos, para decidir lo que hacían, y con el ejército que los rodeaba.<br /><br />Pero sí hubo víctimas en muchos otros lugares del centro de Pekín, mientras trabajadores, estudiantes, ciudadanos en general se enfrentaban, levantaban barricadas, intentaban detener como podían a las tropas que entraban en la ciudad.<br /><br />¿Tiene alguna significación el hecho de que las víctimas se produjeran en la propia plaza de Tiananmen o en las calles del centro de Pekín? En principio, que las víctimas cayeran en uno u otro lugar de la ciudad no cambia la naturaleza esencial de la tragedia. Pero dada la importancia simbólica de la plaza, el hecho de que en ella no hubiera una matanza sí tenía relevancia.<br /><br />Situada en el corazón de Pekín, a la entrada de la Ciudad Prohibida, de una enorme extensión –se dice que es la plaza más grande del mundo, con una capacidad para unas 600.000 personas– allí se encuentran el mausoleo con los restos de Mao, el Gran Palacio del Pueblo, el monumento a los Héroes del Pueblo, erigido en memoria de todos aquellos que perdieron su vida en las luchas por la liberación del pueblo chino desde las “guerras del opio” del siglo XIX.<br /><br />La plaza ha tomado su nombre de la puerta de Tiananmen (la paz celestial), que se encuentra en su parte Norte y que es la principal entrada a la Ciudad Prohibida. Desde 1949 ha sido el símbolo de la nueva China que encarnó el régimen comunista y el escenario de grandes concentraciones populares. Desde la puerta de Tiananmen, Mao proclamó la República Popular el 1 de octubre de 1949; desde allí presidió las gigantescas concentraciones de la Guardia Roja durante la Revolución Cultural. La plaza, en suma, tiene un gran simbolismo para la República Popular y, por ello, probablemente los dirigentes chinos hicieron todo lo posible para evitar que en ella hubiera derramamiento de sangre.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-81811637124285970232009-06-23T13:27:00.002-05:002009-06-23T13:49:42.409-05:00SEGURIDAD ECONÓMICA EN EL ESPACIO POST-SOVIÉTICO DE ASIA CENTRAL<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioCFal3fU4wDs5J18l8mvWliHDbfk36hGdhWySCbvgFASeNu6ehYdjtulPivxZWvWF_NDe524jnmXB2DpoFqfoFkYlRXy4x7EL-GdSt-FjddNjvVMvp2PCk7lK8DoSichw2qQX7YwjXosw/s1600-h/IOH-00199004.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5350597138540788946" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 217px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioCFal3fU4wDs5J18l8mvWliHDbfk36hGdhWySCbvgFASeNu6ehYdjtulPivxZWvWF_NDe524jnmXB2DpoFqfoFkYlRXy4x7EL-GdSt-FjddNjvVMvp2PCk7lK8DoSichw2qQX7YwjXosw/s320/IOH-00199004.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Carmen de la Cámara<br /></em></strong><br />Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguizistán y Tayikistán son las cinco Repúblicas centroasiáticas que formaban parte de la URSS hasta la disolución de ésta en diciembre de 1991. El PIB per cápita de esos países es muy bajo. Los valores registrados son bajos en términos absolutos y también en términos relativos, como se puede apreciar en el Gráfico 1, donde una comparación con el resto de países que formaban la URSS muestra que esos países, a excepción de Kazajistán, registran los niveles más bajos de todo el espacio post-soviético. Son niveles propios de economías subdesarrolladas, y, al igual que éstas, cuentan con exceso de mano de obra, escasez de capital y bajos niveles de desarrollo tecnológico.<br /><br />Si utilizamos la clasificación elaborada por el PNUD en su IDH observamos que, gracias al relativo buen comportamiento de los indicadores sobre la esperanza de vida y el nivel de educación (logros ligados a su pasado soviético), estos países escalan posiciones hasta clasificarse como países de índice de desarrollo medio. Las subidas en la posición global en el IDH respecto a la posición que ocuparían en función de su renta son de las más importantes de todos los países que analiza el PNUD, especialmente las de Tayikistán –con datos del informe de 2007-2008 sube 32 posiciones respecto al lugar que ocuparía en función de su PIB per cápita–, Kirguizistán –29 posiciones– y Uzbekistán –25 posiciones–. En contraste, Turkmenistán sólo sube cinco posiciones y Kazajistán, la república con mejor desempeño económico, sólo sube una posición. Es importante reseñar que el IDH no computa ni las libertades políticas ni los logros medioambientales, ámbitos en los cuales estos países muestran un déficit considerable y que desmerecen la escalada que registra el IDH. Además, desde que comenzaron su andadura como repúblicas independientes, cada año han descendido en su posición en la clasificación que ofrece el PNUD, de nuevo con la excepción de Kazajistán. Este retroceso es el reflejo del deterioro de las condiciones de vida de la población, que se concreta también en el aumento espectacular de la pobreza y de las desigualdades, sobre todo en áreas rurales y pequeñas ciudades y grupos vulnerables. Según datos del último informe del BERD (Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, Transition Report, 2008), el porcentaje de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza asciende al 44% en Turkmenistán, el 42,8% en Tayikistán, el 26% en Uzbekistán, el 21,4% en Kirguizistán y el 16% en Kazajistán.<br /><br />En cuanto al componente económico del desarrollo, la desintegración de la URSS tuvo efectos devastadores, con caídas de la producción entre el 30% y el 45%. Asia Central tardó al menos media década en reanudar el crecimiento (lo que ocurrió entre 1996 y 1999) y más de una década en superar los niveles de producción que tenían en el momento de la desintegración de la URSS (Uzbekistán en 2001, Turkmenistán en 2002, Kazajistán en 2004 y Kirguizistán en 2008; Tayikistán no lo ha alcanzado todavía: en 2008 todavía registró un 60% del PIB que tenía en 1989). Las altas tasas de crecimiento económico que han gozado en años recientes (alrededor del 10%) reflejan una pauta de desarrollo basada en la gran dotación de recursos naturales de los que gozan, apenas explotados en la época soviética. De hecho, si en el haber de su herencia soviética están los logros en salud y educación, no podemos dejar de constatar que en términos de medidas generalmente aceptadas de desarrollo, las repúblicas de Asia Central estaban retrasadas con respecto al resto de las repúblicas.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Punto de partida</span><br /><br />Si esos territorios fueron las colonias asiáticas de los zares, podríamos hablar en la época soviética de un “colonialismo socialista”, aunque ésta no sea una denominación exenta de polémica ni generalmente aceptada. Los estudios del modelo soviético se referían al centro, iluminando poco las dinámicas de las relaciones centro-periferia, pero la existencia de diferenciales de desarrollo regionales era un hecho en el seno de la URSS. No hay datos precisos sobre ello, ya que el acceso a la información estaba controlado y las informaciones manipuladas, pero con la Glasnost empezamos a conocer datos que revelaban divergencia más que convergencia entre repúblicas. En Asia Central, como dijo Gorbachev, “áreas enteras estaban sencillamente fuera del control del gobierno”.<br /><br />Un indicador nos habla claramente de la posición de subdesarrollo de estas repúblicas respecto a la Unión: la especialización económica regional extrema en la producción de algodón. Para empezar, la proporción de la agricultura en el PIB y de la mano de obra empleada era mucho mayor que en el resto de la URSS. Además, como no se llegaron a utilizar formas mecánicas de cosechar y otros equipamientos ahorradores de mano de obra, la reasignación ocupacional de la mano de obra no se produjo. Al revés, el porcentaje de trabajadores manuales (que se ocupaban de la recolección a mano del algodón) aumentó a lo largo de los años, dando lugar a que en los períodos entre plantación y cosecha el desempleo rural fuera uno de los problemas principales de Asia Central. Uzbekistán responde exactamente a esta descripción (era una economía de monocultivo), Turkmenistán también estaba altamente especializada así como Tayikistán, aunque ésta estaba un poco más diversificada. Kazajistán y Kirguizistán producían poco algodón, pero estaban en el “complejo productivo del algodón” ya que su industria era sobre todo de fertilizantes y producción de maquinaria agrícola.<br /><br />Dado que la producción se organizaba desde el centro (Moscú) y que toda la URSS funcionaba como una gran fábrica, lo que hoy llamaríamos deslocalización era la forma habitual de fragmentar los procesos productivos. Así, el 95% del algodón se procesaba en textiles fuera de Asia Central. En el caso de Kazajistán, el país con el subsuelo más rico de toda la región y una de las repúblicas con mayor potencial económico de la URSS, en la época soviética estaba especializado en la producción y extracción de materias primas, siendo importador de energía. Consumía petróleo de Rusia y gas de Uzbekistán. El petróleo y el gas extraídos en Kazajistán se enviaban a procesar a Rusia, mientras en las refinerías de Kazajistán se procesaba el crudo de Siberia.<br /><br />Esa organización productiva era percibida como injusta por la población. De hecho, los desacuerdos acerca de los ingresos del complejo del algodón fueron uno de los factores que impulsaron la búsqueda de la soberanía al nivel de las Repúblicas en 1990. En las reivindicaciones nacionalistas se encontraba el rechazo a la absorción de recursos locales por la burocracia central.<br /><br />En la especialización productiva heredada de la URSS podemos encontrar ya, por lo tanto, el germen de los conflictos que afectan a la región en la actualidad, y derivado de ella están la división del trabajo (la población nativa estaba relegada a empleos agrícolas mientras la población rusa dominaba los puestos administrativos y los sectores industriales) y la dualidad de las economías, especialmente en Kazajistán y Kirguizistán, donde se registró un cierto desarrollo industrial en el norte pero no en el sur (la disolución de la URSS tuvo después efectos devastadores en el sector industrial de estos dos países), lo que originó fuertes desequilibrios intersectoriales y regionales.<br /><br />Una respuesta de la población local era salir del control gubernamental del sistema de asignación y distribución. Así, la economía paralela en Asia Central fue cobrando cada vez más importancia, de modo que al final de la época soviética los mercados grises y negros privados eran moneda corriente y estaban totalmente fuera del control.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Paso a la independencia</span><br /><br />Después de la desintegración de la URSS en diciembre de 1991 los jóvenes Estados reprodujeron el modelo soviético a pequeña escala. El organismo central fue sustituido por una serie de organismos más pequeños similares a los del modelo soviético, manteniendo las características propias del modelo: control de los medios de producción, exportaciones controladas por el Estado, precios administrados, finanzas y crédito centralizados, etc. Esto requería el aislamiento del sistema financiero y la introducción de monedas nacionales.<br /><br />Como es lógico, después del colapso todas las actividades económicas de la región sufrieron las consecuencias de la ruptura del abastecimiento y la organización centralizadas. Las redes de unión económica entre las repúblicas se rompieron y los intercambios entre repúblicas de la época soviética habían de pasar a ser exportaciones e importaciones. La depresión económica de los primeros años de la independencia vendría a exacerbar la tendencia al aislamiento. En estas condiciones, las redes informales se hicieron todavía más importantes. En los primeros años de la independencia, cuando la región aún usaba una única moneda (1992-1993), las fronteras con la antigua URSS no estaban casi vigiladas y los bienes cruzaban sin apenas regulación. Incluso después de establecer las monedas nacionales y que empezase a funcionar el control fronterizo, la cobertura de las estadísticas de comercio oficiales siguió siendo incompleta.<br /><br />De esta forma, la economía paralela no sólo no se redujo sino que siguió cobrando protagonismo: el PNUD estima tasas superiores al 50% para esos países. En tales circunstancias no es de extrañar que hubiera proliferación de mafias (algunas ya existían en tiempos soviéticos). De hecho, las mafias vinieron a llenar el vacío dejado por la destrucción de las instituciones soviéticas sin que fueran creadas las instituciones propias de las economías de mercado. Por ello, implantar y hacer respetar las instituciones de mercado es el gran reto de la transformación pendiente en estos países, indispensable para avanzar hacia la seguridad económica.<br /><br />Hoy en día, esos países siguen estando muy retrasados en esta tarea. Para estimar el progreso en la transición seguiremos la valoración experta y autorizada que ofrece el BERD. En su informe anual, Transition Report, publica la valoración para cada país de algunos indicadores elegidos como representativos del progreso hacia una economía de mercado. Las valoraciones que se dan a los indicadores se expresan en puntuaciones que varían de 1 a 4,33, correspondiendo el 1 a no haber realizado ningún cambio respecto al sistema económico de partida y el 4,33 a haber alcanzado el estándar de una economía de mercado industrializada.<br /><br />Las cinco repúblicas centroasiáticas obtienen puntuaciones en general muy bajas, representativas de que, en los aspectos medidos, la transición está muy retrasada. Esto es especialmente cierto en el caso de Turkmenistán, cuyas puntuaciones coinciden en todos los aspectos con la línea de mínimas puntuaciones, lo cual es indicativo de que en este país la transición prácticamente no ha comenzado. Uzbekistán le va a la zaga, ya que casi todos los indicadores fluctúan alrededor de una puntuación de 2.<br /><br />Todos los países registran el mayor avance en la privatización a pequeña escala, en la liberalización de precios y en la liberalización comercial. Turkmenistán, el único país que ha registrado algún avance en el último año, ha sido precisamente en estos aspectos básicos de la reforma, que podríamos calificar de precondiciones indispensables para que exista una economía de mercado. Sólo en estos indicadores alcanzan una puntuación cercana a la de una economía de mercado madura. El resto de indicadores revela la insuficiente transformación estructural e institucional. La privatización a gran escala está todavía pendiente (salvo en Kirguizistán y, en menor medida, en Kazajistán) y la reforma del sector bancario y de las instituciones financieras no bancarias está en una fase preliminar.<br /><br />Las puntuaciones más bajas se registran en los ámbitos de reestructuración, governance, competencia e infraestructura. El escenario que dibuja este análisis es el de un entorno económico inestable, en el que, después de casi dos décadas desde el inicio de la gran transformación, la creación de las instituciones típicas de una economía de mercado está todavía por llegar.<br /><br />Este entorno de mercado insuficientemente desarrollado refuerza la corrupción y alimenta la economía informal ya existente. Según Transparencia internacional, Turkmenistán está entre los países más corruptos del planeta (155 sobre 158), seguido de cerca por Tayikistán (144). Las trabas que ello supone se han tratado ampliamente en sucesivos informes del BERD. En el de 2005, una encuesta realizada en colaboración con el Banco Mundial (que no pudo llevarse a cabo en Turkmenistán) trató de identificar cómo percibían las empresas el business environment. Los resultados del estudio muestran que los mayores obstáculos están en la debilidad institucional y la consiguiente falta de confianza en las instituciones, la insuficiente protección de los derechos de propiedad y la deficiente efectividad del sistema legal y judicial. Se percibe la legislación como opaca y la implantación de las leyes existentes insuficiente. Todo ello se traduce en niveles muy elevados de corrupción y de vulnerabilidad al crimen organizado.<br /><br />La economía paralela florece en ese caldo de cultivo a la vez que refuerza la corrupción, originando un círculo vicioso que limita el potencial de desarrollo de la zona. Programas de legalización de la economía paralela (como el programa aprobado en Kirguizistán para el período 2007-2010), que pretenden crear condiciones favorables para que el sector privado salga de la sombra, sólo pueden tener éxito si se emprende el saneamiento y fortalecimiento de las instituciones públicas.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Necesidad de cooperación</span><br /><br />Ante esta situación, articular la cooperación regional e internacional se vislumbra como una necesidad imperiosa para afrontar los desafíos de la transición. Serían necesarias la búsqueda de soluciones cooperativas que involucrasen a los cinco países, así como la ayuda y la cooperación externas.<br /><br />En el ámbito regional, las instituciones para la cooperación en Asia Central han proliferado a lo largo de los años sin que ninguna de las organizaciones haya sido efectiva. La cooperación se lleva a cabo en la práctica a través de vías paralelas, exactamente como se organiza la mayor parte de la actividad económica dentro de los países. De hecho, los Estados llevan a cabo una suerte de integración espontánea en la que la redistribución de factores de producción entre repúblicas se produce, pero que las estadísticas oficiales no recogen. El comercio no registrado y la migración clandestina son prácticas habituales.<br /><br />En cuanto al ámbito internacional, el interés por la cooperación con estos países se centra en la energía y la seguridad. La región juega un papel de amortiguador estratégico entre Rusia, China y Oriente Medio, pero no parece que la prioridad de los poderes establecidos y emergentes sea ayudar a esos países en los desafíos de su transición. Más bien se dibuja un panorama de competencia por los recursos y por la dominación política en la región, de consecuencias dramáticas para la estabilidad de estos países.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Reforma económica y reforma política<br /></span><br />Dado que la transición económica está enormemente retrasada y que no se vislumbran los beneficios de una cooperación regional e internacional, la falta de reforma económica y de reforma política se alimentan mutuamente, entrando en un círculo vicioso de difícil salida. Los Estados de Asia Central, regímenes clientelistas predominantemente afectados por la dominación tribal, de clanes o afiliaciones étnicas, son un obstáculo para que las reformas económicas progresen, ya que las reformas necesarias y las posibles políticas para reducir la corrupción y fortalecer el Estado debilitarían el poder de las elites. Los gobiernos autoritarios actuales no tienen ni los incentivos ni el entorno propicio para emprender las reformas económicas necesarias y afrontar las consecuencias.<br /><br />Por último, no podemos dejar de introducir otra amenaza para la seguridad económica que se vislumbra ligada a la crisis económica global, al terminar con los altos precios del petróleo y el gas que han beneficiado a Kazajistán y Turkmenistán hasta la llegada de la crisis. La bajada de los precios del petróleo afecta también a Rusia, que podría no seguir dando trabajo a los cientos de miles de emigrantes centroasiáticos que trabajan en Rusia (y que actúan como factor estabilizador, esto es, como válvula de seguridad social). Su vuelta a casa sería un factor adicional de inestabilidad social y económica.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones</span><br /><br />Nos encontramos con unas economías subdesarrolladas enfrentadas a una transición política y económica de envergadura. La herencia soviética y los vacíos institucionales derivados de una transición económica que no se ha abordado apenas exacerba la búsqueda de soluciones alternativas, que básicamente se concreta en el funcionamiento de la economía en mercados paralelos fuera de la legalidad. La proliferación subsiguiente de la corrupción y las mafias constituye una grave amenaza para la estabilidad económica. A ello hay que añadir que cada día surgen nuevos riesgos económicos ligados a la crisis y a la caída de los precios del petróleo. Las soluciones pasan por una apuesta decidida por la cooperación regional e internacional, que incentive a los Estados a realizar las reformas institucionales necesarias para que rija el imperio de la ley.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-32973811788173385212009-06-10T12:58:00.001-05:002009-06-10T13:03:07.699-05:00LA DIPLOMACIA POP: UNA MIRADA A LA DIPLOMACIA CULTURAL JAPONESA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFdeMutw5WNbf4DXktgk8fqld_okYpgvfbZKnPfGg_GKHSo2RmM4R3rizHCjnmNFwNt9cOMk9S9pIFdMmZBy0c79DZUWmwRC2qEintXUVR5FnnwO38iASoEiJzS2JO-BLPcd2ej4D52XoZ/s1600-h/F90-209287.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5345761006223270690" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 211px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFdeMutw5WNbf4DXktgk8fqld_okYpgvfbZKnPfGg_GKHSo2RmM4R3rizHCjnmNFwNt9cOMk9S9pIFdMmZBy0c79DZUWmwRC2qEintXUVR5FnnwO38iASoEiJzS2JO-BLPcd2ej4D52XoZ/s320/F90-209287.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Csilla Davalovszky</em></strong><br /><br />Las grandes líneas de la política exterior del Japón de la época de la posguerra fueron concebidas al final de la Segunda Guerra Mundial y determinadas por el hecho de que Japón salió de la misma como Estado vencido. El fin del conflicto mundial supuso para Japón algunos cambios fundamentales: la expansión militarista fue seguida por la instauración de la democracia y la paz y la rivalidad con Occidente por la cooperación con EEUU. Con la Doctrina Yoshida en el centro de su política, a partir de la segunda mitad de la década de los 40 Japón se dedicó a la persecución de un sostenido crecimiento económico. Gracias a una serie de factores, como su apuesta por la innovación tecnológica, las altas tasas de ahorro de su población, así como a la sólida ética laboral de su mano de obra, Japón no sólo recuperó su economía devastada por la guerra, sino que alcanzó un nivel de desarrollo nunca antes visto, convirtiéndose en una superpotencia económica para los años 80. Aunque el “milagro japonés” fue cuestionado en la “década perdida” de los 90, hoy día Japón constituye la segunda economía del mundo en términos de PIB y la tercera en términos de paridad de compra. El país que copió a otros Estados se ha convertido en un modelo a copiar.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La cultura en el contexto de las relaciones internacionales de Japón</span><br /><br />Aunque en el transcurso de los primeros 25 años que siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial existieron en Japón algunos programas de intercambio cultural con EEUU, se puede considerar que los orígenes de la diplomacia cultural japonesa se remontan a los años 70. Para esa década la diplomacia nipona había cumplido con “la misión histórica de reconstruir la economía y de reintegrar al país a la comunidad internacional” (Diplomatic Bluebook, 1973). Si bien la persecución de los intereses económicos seguía siendo un objetivo principal para Japón en los años 70 y también en las décadas siguientes, a partir de los 70 las críticas por parte de ciertos países asiáticos contra el carácter fuertemente económico de la diplomacia nipona llevaron a los dirigentes políticos de Japón a dar un enfoque más humano a la misma. En la edición de 1973 del ya citadoinforme anual Diplomatic Bluebook, el Ministerio japonés de Relaciones Exteriores (MOFA) declaró que en los tiempos que corrían ya no era posible conseguir los intereses económicos y políticos del país sin desarrollar un entendimiento mutuo entre Japón y los países del mundo. Temiendo a una especie de “aislamiento a la inversa”, el país del sol naciente no tuvo otra alternativa que encontrar su identidad en el nuevo orden internacional, posicionándose como un Estado que contribuía a la comunidad internacional. Así, en los años 70 el Gobierno japonés empezó a poner los intercambios culturales al servicio de la diplomacia con la misión de mejorar las relaciones de Japón con los países del Sudeste Asiático (área de cooperación bajo el paraguas de EEUU), así como de paliar las tensiones económicas producidas con los miembros de la ASEAN, principal área de actividad de las empresas japonesas. Es importante señalar que en esta primera época de intercambios culturales con Asia los países prioritarios de la diplomacia nipona no eran la República Popular China o la República de Corea, es decir, los vecinos inmediatos de Japón en los que aún persistía la memoria de la guerra, sino el Sudeste Asiático, región a la que también destinó la mayor parte de su ayuda oficial al desarrollo.<br /><br />La creación de la Fundación Japón en 1972 igualmente daba muestra de la preocupación del Gobierno por convertir el intercambio cultural en el cuarto pilar de la diplomacia nipona junto a la política, la economía y la cooperación económica. En este contexto cabe destacar que en japonés se utiliza el término “intercambio cultural internacional” (kokusai bunka koryu) para referirse a lo que en otros países es conocido como “diplomacia cultural” o “acción cultural exterior”. La razón de ello es que a diferencia de la mayor parte de los países occidentales que tienden a ver la diplomacia cultural como una herramienta para la self-projection, las actividades de intercambio cultural de Japón ponen énfasis tanto en exportar la cultura nipona al extranjero como en importar las culturas extranjeras a Japón. El Ministerio de Relaciones Exteriores proclama que Japón debe llevar a cabo la divulgación de su realidad cultural en el extranjero sin que ésta se convierta en “una campaña publicitaria unidireccional”. De este modo, el término “intercambio cultural internacional” expresa el carácter recíproco de las relaciones culturales de Japón. La predicción de Ohira Masayoshi, primer ministro de Japón entre 1978 y 1980 y autor de The Age of Culture (Bunka no jidai) de que la década de los 80 iba a ser la edad de la cultura y la internacionalización en Japón, empezó a cumplirse con la involucración de los gobiernos prefecturales, así como de las ONG y las organizaciones civiles niponas en las actividades de intercambio cultural del Gobierno central.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La cultura popular y el poder suave de Japón</span><br /><br />Paralelamente a la desaceleración de la economía nipona, a partir de los años 90 se ha producido un gran interés en el extranjero por la cultura popular japonesa (J-Pop). El manga (el cómic) y el anime (los dibujos animados), así como la música y la moda japonesas se lanzaron a la conquista del mundo y encontraron a sus más fieles aficionados (otaku) en EEUU y en Asia. El estilo de vida japonés resulta especialmente atractivo para los jóvenes asiáticos dada la proximidad geográfica y cultural de Japón. De hecho, la clave del éxito de la cultura popular japonesa en Asia se esconde en el afán de la clase media y de los jóvenes asiáticos por asumir el Japanese Way of Life, estilo de vida cosmopolita y consumista occidental copiado y mezclado por Japón con elementos de la cultura tradicional nipona, lo que Douglas McGray llama Japanese Cool en su artículo publicado en Foreign Policy (2002). El que Japón haya logrado crear con tanta habilidad una mezcla original y única de dos estilos de vida diferentes se debe al hecho de que a lo largo de su milenaria historia, el país isla ha pertenecido a dos órdenes mundiales diferentes que le han conferido una doble identidad: por un lado asiática, por su situación geográfica y su cultura y, por otro lado, occidental, gracias a los contactos que tuvo con Europa en el siglo XVI y, más adelante, con EEUU. Esta doble identidad le ha permitido convertirse en un puente (kakehashi) entre Oriente y Occidente y ha sido también un factor determinante de sus relaciones internacionales.<br /><br />Hasta el siglo XVI Japón formó parte del orden mundial asiático dominado por la hegemonía del Reino del Centro, es decir China, que ejerció una enorme influencia en el desarrollo del Estado japonés. Tras una primera toma de contacto con los europeos en el siglo XVI, Japón optó por encerrarse en sí mismo. El aislamiento (sakoku) del país se prolongó durante dos siglos, hasta 1853, año en el que el capitán estadounidense William Perry forzó con sus “Barcos Negros” la apertura de Nipón a Occidente.<br /><br />Los primeros contactos de Japón con el mundo externo se caracterizaron por producir un verdadero “choque” político, social y cultural en el país del sol naciente. Sin embargo, Japón no tardó mucho en entender que si lograba adaptarse a las circunstancias cambiantes, podría incluso sacar provecho de las mismas. De este modo, se desarrollaron en Japón tres grandes olas de modernización a lo largo de la historia, de acuerdo con las exigencias de cada época. La primera, entre los siglos VI y X, bajo influencia china, con la introducción de la escritura, del sistema judicial y burocrático, así como del budismo, del confucianismo y de varias técnicas artísticas y novedades tecnológicas. La segunda, en el siglo XIX, según el modelo occidental, con la Restauración Meiji (1868), y la consiguiente implantación de una serie de reformas (un comportamiento similar al ejercido en el orden mundial chino, pero ésta vez utilizando elementos británicos, prusianos y franceses, los más desarrollados de la época) por las que Japón no sólo logró salir del aislamiento, sino que se convirtió en una gran potencia, la única en la región asiática en sus tiempos. La tercera (y hasta ahora última) gran ola de modernización se produjo en Japón en la época de la posguerra bajo el signo del desarrollo económico e industrial y tuvo una marcada influencia estadounidense. Este elemento característico de la cultura japonesa de introducir las novedades extranjeras sin perder la identidad nipona (wakon kansai en el caso de China y wakon yousai en el caso de Occidente) es la clave de entender la capacidad de adaptación de Japón y de la sociedad japonesa a las exigencias de un mundo cambiante.<br /><br />Es probable que actualmente haya más consumidores de la cultura popular japonesa fuera de Japón que en el propio archipiélago, aunque los acontecimientos más importantes, a los que acuden aficionados extranjeros en gran número, siguen celebrándose en Japón. Asiática en sus raíces pero occidental en su apariencia, la J-Pop encarna en los ojos de los jóvenes de diversas nacionalidades la modernidad y el estilo chic japonés. La cultura popular es fácil de entender, sirve fines de diversión y es accesible por todos. Esto explica la gran popularidad de la J-Pop en Asia, Europa y EEUU. Además, es un bien que los miembros de la nueva generación, en cuyas manos está depositado el futuro de las relaciones de amistad entre los Estados y la paz mundial, piedra angular de la diplomacia nipona, pueden absorber sin dificultad, sin olvidar que la cultura popular japonesa ha creado una industria que mueve miles de millones de yenes anuales, por lo que no se puede dejar de lado su valor comercial. En este sentido, no es una casualidad que en los últimos años el Gobierno japonés haya empezado a “tomar en serio la cultura popular japonesa” (palabras de Taro Aso) y a ver en ella una herramienta idónea para la difusión de la imagen de Japón en el exterior. En países como China o Corea del Sur, que aún tienen percepciones negativas sobre la política exterior japonesa de la época de la Segunda Guerra Mundial, los dibujos animados y las telenovelas niponas están ayudando a crear una imagen más positiva del Japón de nuestros días, especialmente entre los miembros de la nueva generación. El flagelo de la guerra, así como la experiencia de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki crearon en el pueblo japonés un deseo de paz que, unido a la presión norteamericana, dieron lugar a una política exterior japonesa sumamente pacifista. El artículo 9 de la Constitución, aprobada en 1947 bajo ocupación estadounidense, establece que el pueblo japonés renuncia para siempre al uso de la fuerza como derecho soberano del Estado y que Japón nunca dispondrá de fuerzas armadas terrestres, marítimas o aéreas. Aunque en la práctica Japón dispone de una Fuerza de Autodefensa, su política de seguridad es estrictamente defensiva y sus gastos de defensa se mantienen alrededor del 1% de su PIB. Las significativas aportaciones de Japón al presupuesto de Naciones Unidas (actualmente un 20% del total), su Ayuda Oficial al Desarrollo (entre 1991 y 2000 Japón fue el mayor donante de ADO del mundo), su participación en las misiones de paz de la ONU, así como el envío de jóvenes voluntarios japoneses a países en vías de desarrollo dan muestra de la vocación pacifista del aikido State, metáfora utilizado por los autores del libro Japan’s International Relations (Routledge, 2001) por el paralelismo que existe entre este arte marcial de origen japonés basado en la no agresión y la autodefensa y el carácter discreto y no violento de la diplomacia nipona de la época de la posguerra. Al renunciar a la vertiente militar de su “poder duro” (hard power) y con el fin de completar a la dimensión económica de éste, Japón está centrando una parte de sus recursos en ejercer su “poder suave”para aumentar su peso político en el mundo.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Hacia la diplomacia pop</span><br /><br />En abril de 2006, el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Taro Aso, hizo una presentación en Tokio sobre lo que podemos considerar la nueva dirección de la diplomacia cultural japonesa. La presentación tuvo lugar en la Digital Hollywood University, reconocido centro de formación de diseño de la “vanguardia contemporánea” japonesa especializado en el contenido digital. El mensaje central de la intervención del ministro Aso puede resumirse en la frase “una diplomacia cultural que deja de lado la cultura popular no se merece ser llamada una verdadera diplomacia cultural”. El ministro destacó que no se puede sobreestimar el papel de los dibujantes y empresas exportadoras de la industria pop en la promoción y difusión de la cultura japonesa en el exterior. Consciente del enorme interés por la J-Pop en el mundo desde el anime y el manga hasta la música y la moda, el ministro calificó la cultura popular de “nuevo aliado de la diplomacia japonesa” e hizo un llamamiento a los jóvenes diseñadores a ser los nuevos agentes de la diplomacia cultural nipona. Asimismo, el ministro Aso resaltó el poder y el atractivo de la marca-país de Japón. Hizo referencia a la encuesta realizada por BBC World Service entre 2005 y 2006 en la que 31 de los 33 países encuestados opinaban que Japón tenía una influencia positiva en el mundo. Afirmó que la diplomacia japonesa debe basarse en esta buena percepción para seguir fortaleciendo la marca-país. Por otro lado, el ministro Aso invitó al sector privado a cooperar con el Gobierno en forma de asociaciones público-privadas (Public-Private Partnership) dividiendo las tradicionales tareas relacionadas con la diplomacia culturaly la diplomacia públicaentreel Ministerio de Relaciones Exteriores, la Fundación Japón y las empresas y ONG niponas.<br /><br />En su presentación, Taro Aso anunció tres proyectos ambiciosos que desde entonces se han hecho realidad: la creación del Premio Internacional Manga (2007), el lanzamiento del proyecto Embajador del Anime (2008) y el sistema Cultural Exchange Interns (prácticas en el ámbito de la cultura) para estudiantes universitarios extranjeros en las Embajadas y Consulados de Japón en el exterior. El establecimiento del premio Trend Communicator of Japanese Pop Culture en 2009 también se enmarca dentro de esta estrategia. El primer Embajador del Anime, Doraemon (el famoso gato robot cósmico del siglo XXII), viajará por todo el mundo difundiendo la imagen de Japón a través del cine de animación japonesa, en colaboración con las representaciones diplomáticas y consulares de Japón en 116 países.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La Fundación Japón</span><br /><br />El principal agente de la diplomacia cultural nipona es la Fundación Japón (JF), un organismo público dedicado a la promoción de la cultura japonesa a través de la realización de proyectos de intercambio cultural a nivel internacional dese las artes tradicionales hasta la J-Pop. Creada en 1972 como ente especial bajo los auspicios del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Fundación tiene como misión contribuir al buen desarrollo de las relaciones internacionales de Japón, promover el entendimiento mutuo entre Japón y los países del mundo, así como fomentar la amistad en el ámbito internacional.<br /><br />Además de su sede central en Tokio, la Fundación Japón cuenta con una red de 22 centros (Bangkok, Budapest, Colonia, El Cairo, Hanoi, Kuala Lumpur, Londres, Los Ángeles, Manila, Moscú, dos centros en Nueva York, Nuevo Delhi, México D.F., París, Pekín, Roma, São Paulo, Seúl, Sydney, Toronto y Yakarta) repartidos en 20 países (nueve en Asía-Pacífico, cuatro en las Américas, seis en Europa y uno en África), así como con una oficina en Kioto y dos organizaciones afiliadas en las ciudades japonesas de Urawa y Kansai (The Japan Foundation Japanese Language Institute Urawa y The Japan Foundation Japanese Language Institute Kansai). La distribución geográfica de dichos centros refleja la importancia de los países anfitriones para la diplomacia japonesa.<br /><br />En octubre de 2003 la Fundación Japón fue convertida en una institución administrativa independiente, lo que le ha impulsado a reflexionar sobre sus actividades y a reformar su método de funcionamiento con el fin de satisfacer la demanda de los tiempos que corren. Para ello, la Fundación ha elaborado planes de acción que cubren períodos de cinco años (2003-2007 y 2007-2011). El segundo plan de acción, actualmente en vigor, fija los siguientes objetivos: reducir los gastos de gestión en un 15%; reducción en un 1,2% anual de los gastos de los programas financiados por el Gobierno japonés, incrementando la cooperación con otras organizaciones pero sin sacrificar la calidad de dichos programas; aumentar la proporción de las donaciones; y mejorar la eficacia de los recursos humanos.<br /><br />Para coordinar las actividades desarrolladas por los diferentes centros de la Fundación repartidos en diferentes países del mundo, en 2008 se creó el Departamento de Proyección Exterior (Overseas Policy Planning Department) que ha permitido aumentar la flexibilidad de los proyectos y desarrollar una programación más coherente.<br /><br />Los programas de la Fundación se enmarcan en tres categorías principales: (1) intercambios artísticos y culturales; (2) cursos de lengua japonesa en el extranjero; y (3) estudios sobre Japón e intercambios intelectuales. En cuanto a la distribución de fondos entre los tres pilares, en los últimos años alrededor del 41% han sido destinados a los cursos de idioma, un 32% a los programas artísticos y culturales y un 27% a los intercambios intelectuales.<br /><br />De acuerdo con los objetivos del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Fundación Japón considera que el intercambio de personas es indispensable para crear un ambiente favorable para el diálogo intercultural y el entendimiento mutuo. En este espíritu, envía cada año a más de 50 expertos japoneses a unos 40 países extranjeros en el marco de proyectos de intercambio artístico y cultural con el fin de dar a conocer los diferentes aspectos de la cultura nipona al público general del país de destino, desde la cultura tradicional (la ceremonia del té, la caligrafía, el teatro, la literatura, la música, la arquitectura y la danza, etc.) hasta la cultura popular (el anime, el manga, la música, la gastronomía, la moda, etc). Al mismo tiempo, la Fundación cursa invitaciones a una media anual de 30 personajes extranjeros de reconocimiento nacional en sus respectivos países a pasar una estadía de un máximo de 15 días en Japón. De esta forma, los proyectos de intercambio cultural contemplan los dos sentidos, es decir, ponen énfasis tanto en exportar la cultura japonesa al extranjero como en dar a conocer la realidad de otros países a los ciudadanos japoneses.<br /><br />Asimismo, la Fundación lleva a cabo actividades clásicas de promoción cultural en las que la cultura popular cobra cada vez un mayor protagonismo: exposiciones, proyecciones de películas y de dibujos animados; participa en ferias de libro, festivales de cine, etc. Además de elaborar proyectos propios, la Fundación presta apoyo financiero e institucional a actividades organizadas por otras instituciones que pretenden dar a conocer las artes japonesas tanto tradicionales como contemporáneas.<br /><br />Según la encuesta Survey on Japanese Language Education Abroad 2006 realizada por la Fundación Japón entre noviembre de 2006 y marzo de 2007, en el período examinado 2,98 millones de personas estudiaban la lengua japonesa en 133 países diferentes del mundo. Si tomamos en consideración que existen muchas personas que estudian japonés por su cuenta, es decir, sin estar inscritas en cursos de lengua oficiales, esta cifra podía ser mucho más elevada. La encuesta refleja que a pesar de la prolongada recesión de la economía japonesa en los años precedentes, el número total de estudiantes creció un 26,4% entre 2003 y 2006, fecha de la penúltima y la última encuesta. En cuanto a la distribución regional de los alumnos, un 60% de los mismos procedían de Asia Oriental, representando la región Asia-Pacífico el 90% del total de estudiantes (30,6% en Corea del Sur, 23% en China y 12,3% en Australia). Contrariamente a lo que se podría pensar, las razones más citadas para los alumnos extranjeros para aprender japonés no fueron las económicas o comerciales sino el interés por la cultura japonesa, el deseo de comunicarse con los ciudadanos japoneses en la lengua nipona, así como el interés por el idioma. Otro fenómeno interesante revelado por la encuesta es que en los últimos años el interés por la cultura popular japonesa ha generado un interés entre los jóvenes extranjeros por la lengua japonesa. La Fundación Japón trata de satisfacer la creciente demanda de aprendizaje de la lengua japonesa con una más amplia oferta de cursos de japonés en sus centros extranjeros, así como con la organización de seminarios y otras actividades relacionadas con la J-Pop.<br /><br />La Fundación Japón fomenta los estudios de japonés en diferentes formas: concede becas y ayudas a individuos (profesores y estudiantes) para realizar estudios de la lengua japonesa en Japón, publica y difunde materiales de aprendizaje de japonés, realiza donaciones de libros japoneses y de libros sobre Japón a centros de enseñanza, además de enviar a profesores y lectores de japonés al extranjero. Asimismo, la Fundación crea portales de Internet para la enseñanza del japonés, produce materiales de aprendizaje digitales y gestiona los exámenes Japanese Language Proficiency Test (JLPT), análogo al DELE para la lengua española. En España, el interés por el japonés va en aumento, en parte debido a la afición al manga y el anime. El número de inscritos en el JLPT, que se celebra desde 1997 en la Universidad Autónoma de Barcelona y desde 2006 además en la Universidad Autónoma de Madrid, se cuadriplicó entre 1997 (205) y 2008 (848).<br /><br />En el año 2006 la Fundación financió más de 140 proyectos en el extranjero, entre ellos cursos de lengua japonesa, conferencias sobre la enseñanza del japonés y seminarios sobre Japón. La realización de conferencias, seminarios y talleres sobre temas de actualidad que requieren respuestas globales constituyen un ámbito importante de actuación de los intercambios intelectuales. En Europa, la Fundación está presente en Roma, París, Londres, Colonia, Budapest y Moscú. En España, la Fundación colabora, entre otros, con el Centro Cultural Hispano Japonés de la Universidad de Salamanca, creado en 1999 a raíz de la visita de los Emperadores de Japón en 1994. Está prevista la apertura de un centro de la Fundación en Madrid en el transcurso del año 2009.<br /><br />Mención especial merecen también los “Años de Amistad”, empleados por la diplomacia nipona para la proyección exterior. Consisten en programas culturales y de otra índole, organizados en colaboración con las Embajadas y Consulados de Japón, así como con los centros de la Fundación Japón en el exterior con ocasión del aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas o la firma de un acuerdo de cooperación, etc., entre este país asiático y otros Estados. Suelen tener un año de duración y culminan en una visita del más alto nivel. Este año se celebran dos “Años de Amistad” con cuatro países de la Europa Central y Oriental (Austria, Bulgaria, Hungría y Rumanía) y cinco países del Sudeste Asiático (Camboya, Laos, Myanmar, Tailandia y Vietnam): el Japan-Danube Friendship Year 2009 y el Mekong-Japan Exchange Year 2009.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Cooperación financiera con el sector privado</span><br /><br />Las donaciones que ha venido recibiendo la Fundación Japón de individuos y empresas constituyen una importante fuente de recursos de financiación, especialmente en los últimos años fiscales en los que ha tenido que acomodarse a ciertas restricciones presupuestarias del Estado. Desde su creación hasta el año 2006 la Fundación Japón recibió 900 millones de yenes de empresas, organizaciones e individuos que pueden agruparse en dos categorías: donaciones generales (para financiar programas de intercambio o contribuir a los gastos de mantenimiento de la Fundación, según la preferencia del donante) y donaciones “etiquetadas” (para financiar programas de intercambio concretos en Japón o en el extranjero). Dentro de la primera categoría existen dos subcategorías: Corporate Membership System (para empresas u otras organizaciones) y JF Supporters Club (para individuos o de grupos de individuos).<br /><br />Entre las diversas actividades de la Fundación Japón y del Ministerio de Relaciones Exteriores cabe destacar algunos proyectos por su carácter extraordinario:<br /><br />En diciembre de 2006 la Fundación invitó a cinco jóvenes diseñadores de moda de Asia (Filipinas, la India, Indonesia, Malasia y Tailandia) a pasar una semana en Japón para que, tras estudiar la moda y los textiles japoneses a través de intercambios directos con estilistas nipones, cada uno de ellos diseñara una camiseta que expresara el carácter único de la cultura nipona y que llevara el logotipo de la Fundación. Actualmente estas camisetas se venden en la tienda del Tokyo Metropolitan Art Museum y en tiendas de recuerdos en Japón. </div><br /><div align="justify"><br />Como continuación del programa Japanese Overseas Cooperation Volunteers, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón lanzó a principios del presente año el Programa de Voluntariado Cultural y ha enviado a voluntarios J-CAT a Bulgaria, Hungría, Polonia y Rumanía para que éstos difundan la cultura tradicional y contemporánea nipona en dichos países.<br /><br />Con el fin de llevar la cultura japonesa (taiko, danza, origami, etc.) a los jóvenes que viven en zonas remotas de Australia, en mayo de 2006 se puso en marcha el llamado WONDERBUS Japan, programa que permitió alcanzar a unos 9.000 niños australianos. </div><br /><div align="justify"><br />La Fundación Japón está utilizando las nuevas tecnologías para crear blogs dedicados a compartir las experiencias de alumnos extranjeros residentes en Japón. El sitio web Heart to Heart, lanzado en el año 2006, permite a los jóvenes chinos que están cursando sus estudios en Japón escribir y compartir sus vivencias niponas en japonés en formato de diario. </div><br /><div align="justify"><br />En la Cumbre Japón-Singapur celebrado en noviembre de 2007, los ministros de Relaciones Exteriores de los dos países acordaron crear en Singapur el Japan Creative Center (JCC), un ambicioso proyecto único en su género que pretende difundir la imagen del Cool Japan en el Sudeste Asiático bajo el lema de “Innovación y Tradición”. Una vez inaugurado en noviembre de 2009, el Centro será un espacio donde conocer el diseño, moda, gastronomía, cine de animación, arquitectura, etc., del Japón a través de programas organizados por el sector privado.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones</span><br /><br />La política exterior de Japón de los últimos 60 años se ha caracterizado por tener un estilo discreto. La apuesta por la economía como medio para reintegrarse a la comunidad internacional en la época de la posguerra hizo que Japón, anclado en su Constitución de 1947, fuera llamado un “gigante económico pero enano político”, aunque su posición como superpotencia económica le ha otorgado cierto poder político en el seno de los Organismos Internacionales.<br /><br />A principios de los años 70 el Gobierno japonés tomó conciencia de la importancia del “poder suave” y de convertir a la cultura en el cuarto pilar de su diplomacia junto a la política, la economía y la cooperación económica. La creación de la Fundación Japón (1972) se enmarcó en la nueva estrategia pública de utilizar los intercambios culturales para lograr una mayor cooperación y comprensión internacionales con EEUU (principal aliado de Japón en los campos de la economía y de la seguridad), el Sudeste Asiático y, más adelante, con Europa, así como con sus países vecinos inmediatos y con el resto del mundo.<br /><br />Hoy en día, en la era de Internet y de la comunicación de masas, la diplomacia no puede dejar de lado la influencia que la opinión pública local y extranjera ejercen en las relaciones internacionales. Ya no sólo se trata de desarrollar un entendimiento mutuo entre gobiernos, sino también de conseguir la simpatía de los ciudadanos de otros países, por lo que en Japón acción cultural y diplomacia van de la mano. El interés producido por el Japanese Cool a partir de la década de los 90 ha contribuido considerablemente a la creación de una imagen positiva de Japón en el exterior, especialmente en los países asiáticos. La inclusión en el año 2006 de la cultura popular japonesa en la estrategia de diplomacia pública en calidad de “nuevo aliado de la diplomacia”, así como la cooperación con el sector privado en este ámbito constituyen un elemento que confiere un carácter peculiar y único a la diplomacia nipona del siglo XXI.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-34623847720028505982009-06-10T12:54:00.001-05:002009-06-10T12:57:57.052-05:00UN VOTO POR LA CONTINUIDAD POLÍTICA EN LA INDIA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbfNtIDkSJF4H8C-kv9yh0Ut9Iq57NRAj28elNpE-kYiB13jdqPP5XAWXUpN-XYNJ1EKCzYngETirvkNOBMq19f9_H04X_90pJ0QanahXSxPPfFY_4GXfz-d0qTFbCNs9FX8O1_nDAYqe4/s1600-h/PNT-191205-JH0177.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5345759663991487874" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 211px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbfNtIDkSJF4H8C-kv9yh0Ut9Iq57NRAj28elNpE-kYiB13jdqPP5XAWXUpN-XYNJ1EKCzYngETirvkNOBMq19f9_H04X_90pJ0QanahXSxPPfFY_4GXfz-d0qTFbCNs9FX8O1_nDAYqe4/s320/PNT-191205-JH0177.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Antía Mato Bouzas</em></strong><br /><br />Una semana después de la conclusión del proceso electoral, Manmohan Singh juraba como primer ministro, al igual que lo hacían parte de los miembros que van a constituir el nuevo gobierno. La mayoría de 206 escaños obtenida por el Partido del Congreso (de un total de 543 de la Cámara Baja del Parlamento) le permite mantener el control de los ministerios principales con lo que, a excepción de determinadas áreas de infraestructuras y temas sociales que irán a parar a algunos de los socios de la coalición, el próximo ejecutivo va ser bastante homogéneo y sobre todo va a ser un gobierno básicamente del Partido del Congreso. Además, parte de los ministros del anterior equipo repiten, por lo que se espera continuidad. A falta de algunos nombramientos, se observa que en la composición ministerial sigue habiendo poca presencia de mujeres, cuyos cargos se restringen además a las áreas relativas a asuntos sociales y cultura. Tan sólo la aliada bengalí del Congreso, Mamata Banerjee, ha sido encargada de ponerse al frente del complejo Ministerio de Ferrocarriles.<br /><br />En líneas generales, a pesar de las deficiencias que pueda tener el sistema político y de las grandes desigualdades persistentes en el país, el proceso electoral reciente en la India es contemplado con un cierto respiro y tranquilidad, sobre todo si se compara con la convulsa situación actual que vive Asia meridional. La celebración de elecciones generales, así como los comicios que han tenido lugar en tres de los estados de la República, forman parte de un ejercicio de legitimación de la normalidad democrática. De hecho, la estabilidad que transmite a la zona la India (pese a que tenga también un significativo nivel de inestabilidad interna) contrasta con la dramática situación actual que se vive en Sri Lanka y Pakistán y la delicada situación política del vecino Nepal. Durante el proceso electoral hubo algunos incidentes, pues en algunas áreas del norte y del este del país los enfrentamientos entre la guerrilla maoísta y las fuerzas de seguridad causaron una decena de víctimas. Aún así, se puede afirmar que la convocatoria se ha desarrollado en un clima constructivo y ausente de la polarización que dominaba la escena política cinco años atrás.<br /><br />En cuanto a los datos de participación (ha habido problemas para el acceso a los mismos, pues la página web de la Comisión Electoral colapsó durante la jornada del 16 de mayo y estuvo inoperante algo más de una semana), éstos han sido similares a los de 2004, pues ha votado un 58,43% (frente al 58,07% en 2004). No obstante, el porcentaje de voto varía notablemente según los estados, pues se dan cifras de participación superiores al 80% en algunos de ellos (por ejemplo en el noreste indio, Nagaland y Tripura, que elegían un único escaño), mientras que en otros como en Jammu y Cachemira –donde existe un boicoteo a los comicios, además de las amenazas por parte de los grupos extremistas– no alcanza el 40%. Conviene tener en cuenta que la población india participa en el proceso electoral según una realidad en la que existen disparidades en la situación política y económica a nivel regional y local, así como otros factores de estratificación social y la división urbana y rural. La ausencia de estudios detallados que posean un cierto alcance o representatividad sobre algunos de estos aspectos impide ahondar en cuestiones sobre la movilización e intención de voto.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La complejidad de las coaliciones y del apoyo político<br /></span><br />Más allá de las recurrentes referencias que caracterizan las elecciones en la India –la mayor democracia del mundo, los datos que conlleva el desarrollo del magno proceso, etc.–, uno de los rasgos más significativos ha sido la transformación que ha sufrido el sistema de partidos a lo largo de las dos últimas décadas y la emergencia de las coaliciones políticas para obtener gobiernos estables. El Partido del Congreso y el Partido Popular de la India o PPI (también conocido como Bharatiya Janata Party) siguen siendo los partidos más votados, pero entre los dos consiguen el respaldo de un 50% del electorado, mientras el resto va a parar a las fuerzas comunistas, partidos menores de ámbito nacional con implantación en algunos estados (algunos agrupados sobre la base de intereses de determinados grupos sociales, como los dalits), partidos regionales y facciones escindidas de los anteriores, entre otros. La política de coaliciones tiene sus defensores y detractores: por una parte, ha dinamizado y pluralizado sustancialmente el panorama nacional, dada la necesidad de recurrir a negociaciones; por otra, ha hecho aún mucho más compleja la tarea de buscar aliados adecuados, ya que esta operación puede tener consecuencias muy dispares para los socios.<br /><br />Tal realidad da lugar a casos de evidente oportunismo político, donde el interés en asegurarse un número determinado de escaños oscurece aspectos de proximidad ideológica o de acercamiento en un programa de gobierno. Además, la formación de las coaliciones también exige una gran comprensión y tacto de la política regional, especialmente en aquellos estados donde los dos partidos principales del país no figuran entre las fuerzas capaces de liderar un gobierno, como es el caso de Tamil Nadu y Bengala Occidental y el más complejo de Uttar Pradesh. Por ejemplo, en el estado sureño de Tamil Nadu la escena política está dominada por la rivalidad entre dos partidos regionales (Dravida Munnetra Kazhagam y el All India Dravida Munnetra Kazhagam), quienes han dado su apoyo unas veces al Partido del Congreso y otras al PPI. El respaldo a una u otra formación en Nueva Delhi puede tener repercusiones en el apoyo y la formación de posibles alianzas a nivel regional. Además, las coaliciones en el centro merman en ocasiones las aspiraciones de los representantes regionales de un partido principal, como en el caso del Partido del Congreso en Uttar Pradesh. Otras veces, las adhesiones en Nueva Delhi pueden constituir un paso para promover un cambio a nivel regional, como parece ser el deseo de la líder bengalí Mamata Banerjee (All India Trinamool Congress), que ha obtenido la victoria en Bengala Occidental, de poner fin al dominio comunista en ese estado.<br /><br />La coalición que va a estar al frente del país (la alianza preelectoral), además del Congreso, está formada por varios partidos que son fuerzas importantes en varios estados, así como de varios candidatos únicos. No obstante, se debe señalar que el amplio margen de escaños obtenidos por el partido que lidera Sonia Gandhi obedece más bien a las peculiaridades del sistema electoral que a una espectacular subida de este partido. Si se confirman los datos de la Comisión Electoral, el partido del Congreso habría recibido el 27,31% de los votos, poco más que en las pasadas elecciones, cuando obtuvo un 26,53%. No obstante, la mayoría que tiene este partido hace que la adhesión de otros partidos menores o candidatos independientes no altere mucho el equilibrio de fuerzas en la alianza.<br /><br />En principio, todo parece indicar que el próximo gobierno puede ser bastante estable (recuérdese que en 2008 el equipo de Manmohan Singh se enfrentó a una moción de confianza al retirarle el apoyo las fuerzas de la izquierda), aunque también habrá que tener en cuenta la evolución de la política regional en algunos estados donde estos socios menores bien están gobernando, bien poseen una mayoría que les puede dar la llave del poder. Este puede ser el caso del Trinamool en Bengala Occidental (donde se deben celebrar elecciones dentro de un año), el Dravida Munnetra Kazhagam en Tamil Nadu (crítico con el gobierno central por la actitud de éste hacia la guerra en Sri Lanka) o la Conferencia Nacional de Janmú y Cachemira, que está apoyada por el Partido del Congreso en ese estado. Un giro de los acontecimientos en estos Estados puede alterar el equilibrio de fuerzas en Nueva Delhi, si bien es cierto que el amplio margen del partido de Sonia Gandhi y Manmohan Singh le sitúa en una buena posición para buscar alternativas, en caso de ser necesario. Por otro lado, aunque no se trata de un asunto determinante, tampoco conviene olvidar el hecho de la edad del primer ministro, de casi 77 años (algunos de los demás miembros del ejecutivo también tienen una edad similar), que debe afrontar una legislatura de cinco años. Manmohan Singh aúna un gran consenso dentro del partido, pero cabe preguntarse si habrá sorpresas en el liderazgo político, máxime cuando un candidato de los Gandhi, Rahul, se postula como un posible candidato a hacerse con las riendas del poder.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Vencedores y perdedores</span><br /><br />Los resultados escrutados el pasado 16 de mayo han situado a la Alianza Progresista Unida (APU) a 10 escaños de la mayoría absoluta. Los sondeos electorales ya daban una ligera ventaja al Congreso frente al PPI, aunque pocos se esperaban la subida de más de 60 escaños del primero. La mayoría relativamente amplia de la APU le hace prescindir de buscar acuerdos con las fuerzas de izquierda, las agrupadas en torno al Partido Comunista de la India (Marxista), y no hace necesario revalidar así el respaldo ofrecido en 2004. Durante la campaña electoral tanto los líderes del Congreso como los comunistas mostraron una ambigüedad sobre esta posibilidad, pero lo cierto es que la retirada del apoyo a la APU en julio del año pasado por parte del Frente de Izquierdas distanció a ambas fuerzas.<br /><br />Las fuerzas que componen la Alianza Democrática Nacional (ADN), agrupadas en torno al PPI, han sufrido una importante derrota, pues han quedado a más de 100 escaños de la coalición hasta ahora gobernante. Su controvertido candidato a primer ministro, L.K. Advani, no ha sido capaz de cautivar a las masas a través de su retórica populista (e hinduista) y divisiva, sobre todo en asuntos relativos al terrorismo y a las relaciones con Pakistán. El PPI ha perdido votos en estados de la India central, donde había conquistado algunas ganancias en comicios anteriores, aunque se mantiene en estados ricos como Gujarat y Karnataka. El retroceso del PPI ya se hizo evidente en varias elecciones regionales celebradas tras los atentados de Mumbai a finales del año pasado, donde el pronóstico de partida parecía augurar un ascenso de ese partido. Probablemente, los pobres resultados obtenidos provocarán no sólo un cambio en la cúpula dirigente sino también modificaciones en la orientación general del partido.<br /><br />En cuanto al Tercer Frente, éste ha quedado muy lejos de sus objetivos de erigirse como una alternativa a las dos coaliciones dominantes. La agrupación de las dos principales formaciones comunistas y otras fuerzas de izquierda –además del apoyo de otros partidos de implantación regional con líderes carismáticos como Mayawati, Jayalalitha y Chandrababu Naidu– ha obtenido 80 escaños. Sin embargo, lo más apreciable ha sido el descenso del Frente de Izquierdas, ejemplificado en el Partido Comunista de la India (Marxista) que ha pasado de 43 escaños obtenidos en 2004 a tan sólo 16. Quizá, más que cuestiones de política nacional, la pérdida de votos de los partidos comunistas hay que relacionarla con cuestiones de política regional allí donde éstos gobiernan (Bengala Occidental) o probablemente con la diferencia de voto entre las elecciones generales y las estatales (como en el caso de Kerala).<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La agenda del próximo gobierno</span><br /><br />La crisis económica mundial también está haciendo mella en el país, donde ya se han rebajado las previsiones de crecimiento del PIB del 7% al 6,5%, y es probable que ni siquiera este último dato se cumpla. Uno de los principales temas de la campaña electoral ha sido el aumento de precios de los productos alimenticios básicos, que supone una cuestión crucial para dos tercios de la población con escasa capacidad adquisitiva. Otro aspecto que sigue siendo relevante es la reestructuración del campo y la creación de puestos de trabajo, así como la mejora de condiciones de los campesinos y otros trabajadores del sector primario. La APU había introducido algunas medidas en este sentido (como la National Rural Employment Guarantee Act), pero la realidad es que en el país siguen ocurriendo tragedias como el suicidio de campesinos endeudados.<br /><br />Con respecto a la situación en las áreas urbanas tampoco parece demasiado halagüeña, dada la disminución generalizada de las exportaciones y la fragilidad de servicios que, como el outsourcing, emplean a una población joven y bien formada. Se espera que la tasa de desempleo del país aumente dados los recortes en la industria. Por ello, al presente gobierno se le plantean retos difíciles (en parte propiciados por una situación de recesión generalizada), si bien el apoyo obtenido en las urnas y la experiencia gubernativa del anterior mandato parecen respaldar su labor.<br /><br />Otro asunto que ha figurado en la última parte de la campaña electoral ha sido el terrorismo. Si bien este tema no ha dominado la agenda central de los partidos, la referencia al mismo ha sido claramente con intenciones políticas, en especial por parte del PPI, que ya lo había usado en las elecciones regionales del año pasado, con no muy buenos resultados. El discurso sobre el terrorismo ha sufrido una cierta transformación. Mientras que el PPI sigue abogando por una línea dura de reforzar la legislación y de amenazar a su vecino paquistaní, el Partido del Congreso ha puesto como ejemplo la política de presión tras los últimos atentados de Mumbai como modo de conseguir la colaboración de su vecino.<br /><br />El terrorismo, a nivel general, no supone un tema determinante para la mayoría del electorado, pero sí se trata de una cuestión que preocupa en la opinión pública. Concretamente, el terrorismo importa no sólo en su dimensión interna –reforzar la seguridad a la vez que mantener los derechos fundamentales, modificar la legislación existente, etc.–, sino también en su dimensión externa, dado que una parte del problema procede de la problemática periferia india y de los Estados vecinos, sobre todo de Pakistán. De hecho, lo que se cuestionaba al tratar el tema del terrorismo en la campaña era la política de diálogo y de contención adoptada por el gobierno de Manmohan Singh con su homólogo paquistaní a lo largo de los últimos cinco años.<br /><br />Así pues, la victoria del Congreso también posee una lectura de respaldo a una política exterior de negociación (en vez del enfrentamiento y la presión militar) como modo de crear un escenario más estable y favorable a los intereses del país. Esto resulta particularmente relevante en el caso de Pakistán, con quien parece probable que más pronto o más tarde se reanude el proceso de diálogo interrumpido a raíz de los atentados del año pasado. Los dos países, a pesar de las reticencias y el cruce de acusaciones al principio, están colaborando en la investigación de los hechos y la determinación de responsabilidades que implican a varios individuos paquistaníes.<br /><br />La otra cuestión regional que la India tiene que manejar con cierto tacto es la evolución de la situación en Sri Lanka, dada la sensibilidad que despierta en el estado indio de Tamil Nadu la situación de los tamiles hacinados en campos de desplazados en el país vecino. El gobierno indio ha adoptado una actitud comedida hacia la guerra emprendida por su homólogo cingalés contra los Tigres Tamiles: ha apoyado la acción militar, pero también ha visto con preocupación el drama de la población civil atrapada en el conflicto. Esta ambigüedad ha dado lugar a movilizaciones en el estado indio sureño a lo largo de la campaña electoral. Por el momento, el gobierno de Colombo sólo se expresa en términos de victoria, pero es parco a la hora de señalar si va a adoptar una política de reconciliación y reconocimiento de los derechos de los tamiles.<br /><br />Con respecto a la relación con EEUU, aunque es probable que se mantenga una continuidad y un diálogo fluido, éste va a depender en buena medida de cómo Washington aborde el problema afgano y la relación con Pakistán. La Administración estadounidense está imprimiendo algunos cambios generales en la política hacia la región, determinados por el deterioro de la seguridad en la zona, y a pesar de que se mantiene una actitud particularmente favorable con respecto a la India, se está prestando mayor interés a cuestiones de estabilidad general que a la pretensión de enredarse en juegos de alianzas. La India valorará el papel que la Administración Obama pueda hacer para favorecer la colaboración de Pakistán en materia de seguridad, pero no va admitir interferencias para resolver las disputas pendientes con ese país.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones</span><br /><br />Los resultados electorales respaldan la política de coaliciones como una característica cada vez más permanente de la democracia india, pero han renovado sobre todo la confianza depositada en el Partido del Congreso. En parte, la razón para ello hay que buscarla en el clima de mayor estabilidad general existente en el país durante los últimos cinco años y sobre todo en una política de consenso, tanto en el plano interno como en el externo.<br /><br />Con respecto al retroceso electoral sufrido por el PPI, éste no implica cambios para su condición de principal fuerza de la oposición y segunda fuerza política, pues el partido no se ha hundido y sigue teniendo bastante respaldo en algunos estados importantes. El PPI tendrá que afrontar cambios en su liderazgo y a nivel programático, evitando las posturas más ideológicas y las más tecnocráticas. Por el contrario, la situación se presenta más difícil para las fuerzas comunistas, que han sufrido un importante descalabro y pueden perder, además, uno de sus principales bastiones cuando se celebren las próximas elecciones en Bengala Occidental.<br /><br />Por último, a pesar de que la situación general de crisis puede afectar a las políticas del gobierno en los próximos años para los sectores más desfavorecidos, el comedimiento exhibido por el liderazgo del Partido del Congreso durante la campaña electoral ha reforzado su imagen de fuerza política responsable. Esto también tiene especiales implicaciones en el plano exterior, donde se espera que la India contribuya a la estabilidad regional mediante un clima de diálogo constructivo con sus vecinos, en particular con Pakistán. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-39472966672473051992009-06-10T12:42:00.001-05:002009-06-10T12:54:01.076-05:00ASIA: MIGRACIÓN FORZADA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibUqy1N96qxXA7kCO0tgU88asnH9UQrLH6viO6tXvDMauLDpJnUB4rSIPCo_Q-hcT8WLu04eys-vjujbVJxIDqViQL5xrtf8UMftI1F5tXWQfwLPP2OE0gB0w-Ec5tfcwfCFpU1cZeOyMv/s1600-h/CUL-ddl000720.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5345758665813224930" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 319px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibUqy1N96qxXA7kCO0tgU88asnH9UQrLH6viO6tXvDMauLDpJnUB4rSIPCo_Q-hcT8WLu04eys-vjujbVJxIDqViQL5xrtf8UMftI1F5tXWQfwLPP2OE0gB0w-Ec5tfcwfCFpU1cZeOyMv/s320/CUL-ddl000720.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Laura Rubio Díaz Leal</em></strong><br /><br />En el siglo XX la migración forzada fue parte integral del desarrollo y de la constitución de nuevos estados en Asia. (A pesar de las sutiles diferencias legales, aquí se usarán indistintamente los términos "migración forzada", "desplazamiento forzado de población" y "refugiados" para referirse tanto a las personas que han sido desplazadas por la fuerza dentro de sus países de origen [Personas Internamente Desplazadas: PID] por conflicto, persecución y proyectos de desarrollo económico a gran escala, así como a aquellas personas que han sido obligadas a cruzar una frontera internacional para escapar de alguna forma de persecución, de los efectos de guerra civil, de movimientos insurgentes y/o de catástrofes naturales.) Durante el proceso de descolonización en la región y la consecuente reorganización política, el desplazamiento forzado con intercambios masivos de población jugó un papel central en Estados como India, Pakistán y Bangladesh. La revolución comunista en China e Indochina, así como la invasión soviética a Afganistán, inmersas como estaban en el conflicto bipolar, produjeron nuevas olas de refugiados que influyeron en la configuración de fuerzas en la región. Actualmente la migración forzada es el resultado de dos fenómenos: en primer lugar, el de guerra civil y/o reacomodo político producto de los regímenes heredados del periodo anterior en países como Bhután, Myanmar, Nepal, Indonesia y Afganistán, y, en segundo lugar, de proyectos de desarrollo económico e infraestructura a gran escala que han causado desplazamientos forzados y reasentamientos involuntarios de cientos de miles de personas en India, China, Indonesia y Vietnam.<br /><br />Este ensayo intenta analizar los focos de inestabilidad producidos por la migración forzada en Asia en sus dos vertientes, e integrar el estudio de ambas para atraer la atención de la comunidad internacional a un problema viejo que hoy presenta dimensiones preocupantes. La migración forzada producida por conflicto ha contribuido en forma significativa a la inseguridad nacional y regional, y ha entorpecido el establecimiento de relaciones más estrechas y la cooperación en el seno de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ANSEA) y de la Asociación del Sur de Asia para la Cooperación Regional (SAARC, por sus siglas en inglés). En décadas recientes las instancias involucradas en el asentamiento, protección, reasentamiento y repatriación de los refugiados producidos por conflicto han sido organizaciones gubernamentales del régimen internacional para los refugiados encabezadas por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), así como un sinnúmero de organizaciones no gubernamentales internacionales y locales.<br /><br />Sin embargo, raro es el caso en que la migración forzada causada por el desarrollo se estudia (y atiende) dentro del mismo rubro que la migración por conflicto, dada la falta del ingrediente de persecución política o violencia, que constituye el criterio fundamental mediante el cual el régimen internacional para los refugiados brinda protección y asistencia a sus víctimas. Ello implica que las víctimas de desplazamiento forzado y reasentamiento involuntario producidos por proyectos de desarrollo queden a merced de los gobiernos responsables, toda vez que las instituciones financieras internacionales y/o empresas transnacionales que financian tales proyectos difícilmente asumen la responsabilidad de lidiar con los costos sociales e impactos ecológicos una vez que el proyecto ha sido concluido.<br /><br />Al 1 de enero de 2005 había 6899600 refugiados en Asia (UNHCR 2005:1-11), incluidos refugiados víctimas de persecución, y por conflicto, solicitantes de asilo y personas sin Estado. No obstante, esta estadística excluye a los desplazados por proyectos de desarrollo económico. Nada más en la década de 1990 la construcción de grandes presas hidroeléctricas en países en desarrollo en todo el mundo desplazó a alrededor de 40 millones de personas (T. Scudder, 1997). Este tipo de proyectos y sus efectos sobre el desplazamiento humano no son nuevos; sin embargo, la construcción de infraestructura hidroeléctrica en Asia en las últimas dos décadas lo ha elevado a dimensiones sin precedente (según R. Phadke, 1999, entre 1970 y 2000 sólo en China e India la cifra aumentó más de 100%). A nivel global, hay más refugiados por el desarrollo económico que por guerras y desastres naturales (M.M. Cernea, 1996). A pesar de la magnitud del problema, no es frecuente que en la literatura de la migración forzada se vincule este fenómeno al de la seguridad nacional y regional.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Migración forzada por reacomodo político</span><br /><br />El reacomodo político en los países del sur y este de Asia con problemas de migración forzada refleja la imperfección de las instituciones políticas que emergieron de revoluciones sociales o de la descolonización, incapaces de integrar a las minorías étnicas. En las últimas dos décadas la reconfiguración de fuerzas se ha manifestado en cuatro modalidades: conflictos armados en busca del cambio de régimen -- guerrilla maoísta en Nepal, insurgencia mujaidín en Afganistán e insurgencia comunista en Myanmar -- ; establecimiento de gobiernos de extrema derecha ultranacionalista que priva a minorías étnicas de participación política y de ciudadanía -- el gobierno de Myanmar en contra de los musulmanes rohingyas, o el bhutanés en contra de los hindúes lhotshampas -- ; búsqueda de representación política y/o autonomía de algún grupo étnico -- tibetanos y los musulmanes uigures de la provincia de Xinjiang en China -- ; y el caso más extremo, el intento de secesión de alguna minoría étnica -- la provincia de Aceh en Indonesia.<br /><br />Estas circunstancias han generado violencia, represión, persecución, huida y flujos de refugiados hacia los países vecinos. Ninguno de estos conflictos se ha resuelto en forma satisfactoria debido a problemas crónicos en los países de origen, así como a las restricciones, intolerancia y el semiencarcelamiento en el que viven los refugiados en los países huésped (G. Loescher y J. Milner, 2005). Algunas de estas situaciones han persistido durante más de 20 años, por lo que miles de refugiados continúan viviendo en campamentos en espera de condiciones propicias para su regreso, lo cual, inevitablemente, exacerba problemas propios de los países huésped. En el sur y este asiáticos, ninguno de los países receptores es signatario de los instrumentos internacionales para refugiados (Convención de 1951 y Estatuto de 1967 de la ONU) que protegen a los desplazados contra el regreso forzado (refoulement) a su país de origen o el maltrato en manos de fuerzas fronterizas y la comunidad local. Por ende, su seguridad y la posibilidad de que el ACNUR u otras organizaciones los asista dependen solamente de la buena voluntad del país receptor.<br /><br />En Asia destacan cuatro casos de problemas de refugiados prolongados: el de la minoría étnica lhotshampa de Bhután en el sureste de Nepal y noreste de India; el de disidentes políticos y minorías étnicas de Myanmar en Tailandia y de los musulmanes rohingyas de la provincia de Arakan de Myanmar en Bangladesh; el de los tibetanos en India y Nepal y, finalmente, el de los afganos en Pakistán e Irán.<br /><br />En diciembre de 1990, en Bhután, como estrategia de limpieza étnica motivada por el miedo al crecimiento demográfico de las minorías, el gobierno negó la ciudadanía a los residentes que no pudieran comprobar que habían llegado al país antes de 1958. Por consiguiente, alrededor de 100000 lhotshampas indios descendientes de emigrantes nepalíes fueron obligados a buscar refugio en Nepal en donde el ACNUR los acogió en seis diferentes campamentos. Dada la negativa del gobierno bhutanés de cambiar su postura, la única solución duradera ha sido la de procurar la integración de los lhotshampas a la sociedad nepalí con sus propios problemas de inestabilidad.<br /><br />Con el mismo espíritu, el gobierno de Myanmar decidió negar la nacionalidad a los musulmanes rohingyas en 1978, lo que motivó la salida de alrededor de 250000 refugiados hacia Bangladesh, donde el índice de pobreza extrema es de los más altos del mundo. En 1994, con la asistencia del ACNUR, se repatrió voluntariamente a la mayoría, no obstante las condiciones desfavorables en Myanmar. Por ello, al menos 20000 refugiados decidieron quedarse en Bangladesh en condiciones difíciles pero sin la amenaza a su seguridad. En Myanmar, la inseguridad se suma a la insurgencia comunista y al carácter represivo del régimen, ocasionando la salida de disidentes y otras minorías: más de 120000 refugiados birmanos han huido hacia Tailandia de la violencia, arrestos arbitrarios y persecución, del reasentamiento y trabajo forzado y destrucción de cosechas, para asentarse en campamentos a lo largo de la frontera o en el interior del país. Adicionalmente, 500000 inmigrantes ilegales birmanos, que desde los ochenta han salido en busca de mejores condiciones de vida, viven actualmente en Tailandia, país que disputa su frontera con Myanmar, propiciando la infiltración de refugiados, inmigrantes económicos y traficantes de drogas, aumentado la tensión en la zona.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-25927686129585376192009-06-05T14:53:00.002-05:002009-06-05T15:01:32.761-05:00LA POLÍTICA EXTERIOR INDIA: LAS DIMENSIONES GLOBAL Y REGIONAL<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSPRBwu-wmuS5tMQfnWvUyLlWwTAnfTZonpqlsjurImMadx7_gINTuodK3EcU7fMO5kZEoT3dVdaVQgjot4P1iAODdShbQck0Zu3YwIToHDO8CtKP7EmWrlOlJl2yXLTyg4wEx6tj7wjPV/s1600-h/PHL-PLS-00002849-001.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5343936077987805042" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 210px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSPRBwu-wmuS5tMQfnWvUyLlWwTAnfTZonpqlsjurImMadx7_gINTuodK3EcU7fMO5kZEoT3dVdaVQgjot4P1iAODdShbQck0Zu3YwIToHDO8CtKP7EmWrlOlJl2yXLTyg4wEx6tj7wjPV/s320/PHL-PLS-00002849-001.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Antía Mato Bouzas</em></strong><br /><br /><span style="color:#ff6600;">(1) Introducción</span><br /><br />La política exterior india ha sufrido una importante transformación durante las ya casi dos últimas décadas, desde que el país iniciara una apertura económica y política a principios de los años 90 del siglo pasado. Hasta entonces, su presencia externa se caracterizaba por ejercer un liderazgo como voz del Tercer Mundo, o de los países del Sur, crítico con la dinámica de bloques que imperaba en la época. No obstante, las fluidas y estables relaciones entre Nueva Delhi y Moscú –especialmente durante los gobiernos de Indira Gandhi y sobre todo a partir del Tratado Indo-Soviético de 1971– habían situado a India en la esfera de la órbita soviética. De hecho, además de las causas estructurales internas, el estancamiento económico del país a finales de los años 80 se debió, en parte, al colapso del que fuera su principal socio económico, la URSS.<br /><br />Desde finales de los años 80 –sobre todo durante el gobierno de Rajiv Gandhi– y principios de los 90 comienzan a observarse los primeros signos de apertura política, en especial hacia China y el sudeste asiático. Además, se producen varios intentos, con resultados ambiguos, de mejora de las relaciones con los vecinos de Asia del Sur. De hecho, en 1997 el primer ministro indio I.K. Gujral sienta las bases de unas nuevas relaciones de vecindad, fundadas en la proyección de una hegemonía pacífica y cooperativa, considerando que la preeminencia del país también conlleva mayores concesiones a sus pequeños Estados vecinos. La conocida como “doctrina Gujral”, aunque posteriormente criticada, puede considerarse como el germen de la evolución reciente de la política regional india.<br /><br />Sin embargo, es a partir de 1998, y con motivo del punto de inflexión que supuso para el país la realización de los ensayos nucleares, cuando se aprecia una mayor iniciativa exterior, acuciada en parte por la necesidad de transformar un escenario internacional adverso, pero también como un modo de reafirmación del propio estatus nuclear. Los ensayos obtuvieron un significativo respaldo a nivel nacional, pero también fueron muy criticados por un sector del ámbito académico y por el significativo movimiento anti-nuclear. Mientras que los que aclamaron la iniciativa lo hicieron fundamentalmente sobre la base de que los ensayos representaban una reafirmación del poder de la India (a la vez que era una crítica a un régimen nuclear internacional discriminatorio), los que se opusieron a la misma lo hicieron en relación a que tal acción suponía un giro de la tradición pacifista, además de considerarla innecesaria para el desarrollo de una política exterior coherente (Bajpai, 1999; Vanaik, 2005).<br /><br />Una década después, el mismo debate se ha abierto de nuevo con motivo de la firma del tratado nuclear indo-estadounidense, poniendo de manifiesto que la diferencia no está tanto entre los defensores de una realpolitik –defensa de los intereses nacionales–y los que abogan por una acción exterior normativa –en consonancia con ciertos valores asumidos–, como en el modo en que la India se pueda erigir en un actor internacional con capacidad para proporcionar inputs a ese escenario y contribuir a redefinirlo a la vez que mantiene una coherencia interna. Por otra parte, aunque la política exterior india se ha abierto en una multiplicidad de direcciones, no está claro hacia donde se dirige.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(2) Política exterior vs política interna: la India como actor internacional a comienzos del siglo XXI<br /></span><br />La principal definición que caracteriza a la India en el contexto internacional de comienzos del siglo XXI es el de potencia ascendente (Mallavarapu, 2007, pp. 99-101), es decir, un actor con capacidad de convertirse en un decisor clave en el juego de las relaciones internacionales pero que, por diversas razones, todavía no ha adquirido ese estatus. Entre las características que definen la emergencia de la India se hallan una serie de elementos que se pueden considerar como dados –es decir, que son inherentes al país– como es el caso de su gran tamaño, su gran y joven población, su riqueza y variedad de recursos naturales, así como su herencia y pluralidad cultural. No obstante, estos elementos de por sí no predisponen el mayor potencial de un país, sino que es el modo en que se utilizan y se transforman (por ejemplo, en el caso de la población, mediante la expansión del acceso a la educación, vivienda, etc.), a la vez que se combinan con otros aspectos de naturaleza más estratégica, lo que puede generar esa capacidad. En el caso de la India es de especial relevancia la existencia de un modelo democrático que, pese a sus debilidades, se mantiene estable, la importancia de una capacidad militar significativa (sobre todo aumentada por la existencia de armas nucleares) y la evidencia de un desarrollo económico que ha sido particularmente continuado a partir del cambio de siglo. Tampoco conviene olvidar el factor cultural en su sentido actual o moderno (a través de la literatura, el cine o incluso el arte culinario) pues, si bien tiene menor influencia en el quehacer político, ayuda a proyectar una determinada imagen externa del país.<br /><br />El potencial indio está en proceso de convertirse en una realidad –ya ha sido reconocido como tal en gran medida por los demás actores internacionales– y ciertamente puede contribuir a un orden internacional más estable. Por un lado, la India pretende, por encima de todo, la reafirmación en el plano externo, ser aceptada en igualdad de condiciones que los grandes poderes, lo que conlleva una pugna por ser admitida en los foros principales en los que el país aún no está presente y aceptar su estatus nuclear (Bava, 2007, p. 6). Por otro lado, la India representa un poder bastante acomodaticio al medio internacional, en el sentido que va a buscar la negociación y el diálogo frente a la acción individual. Incluso en los temas más sensibles de seguridad, como es el caso del terrorismo (y en especial el que procede de Pakistán), los gobiernos del país han recurrido a la búsqueda de una cooperación y a la acción diplomática frente al uso, por ejemplo, de una hipotética acción militar en un Estado vecino.<br /><br />Sin embargo, la condición de India de potencia en ascenso, claramente medida ésta en términos de poder y capacidad de influencia en el plano internacional, también viene a indicar que aún no reúne las características necesarias que la puedan encumbrar al selecto club de los países poderosos. Es más, si bien en principio parece que el potencial indio va en aumento, también puede ocurrir que este no llegue a consolidarse en las próximas décadas y que la India, a pesar de su relativa superioridad frente a otros Estados, se mantenga como un poder importante, pero de segundo orden (Kumar, 2008, p. 28) Las razones para ello son de diversa índole.<br /><br />En primer lugar, la potencialidad de la India descansa en la confluencia de una serie de factores, pero no en la gran supremacía de uno de ellos. En este sentido, se puede hablar de la relativa capacidad militar o económica del país, pero nada parece indicar que la India se convierta en una potencia eminentemente militar, como es el caso de Rusia, o económica, como es el caso de Japón. En segundo lugar, sigue persistiendo una significativa vulnerabilidad interna del país, plasmada en la existencia de graves desigualdades sociales (bajo nivel de alfabetización, significativos niveles de pobreza, baja inversión en salud, etc.), de una creciente polarización territorial (el crecimiento económico es desigual), de la posibilidad de enfrentamientos entre diferentes comunidades religiosas y de un gran nivel de conflictividad en la periferia (noreste indio y Cachemira). Y, en tercer lugar, aunque la estrategia india se dirige a consolidarse como un poder por mérito propio, con capacidad para transformar un entorno más acorde con sus intereses, puede ocurrir que un cambio de alineamientos en el escenario internacional, o la decisión del país de apoyar una gran alianza con otra potencia (por el momento, la India siempre como un socio menor) lo aleje de tal posibilidad.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(2.1) La dimensión interna de la política exterior</span><br /><br />El consenso interno sobre política exterior es un rasgo ampliamente discutido por los académicos indios y, de hecho, se ha puesto en evidencia a raíz de la plasmación del acuerdo nuclear indo-estadounidense en 2008. Se suele asumir que, en líneas generales, existen pocas diferencias de posición entre las principales fuerzas políticas en asuntos centrales –como el derecho a erigirse en potencia nuclear, el contencioso de Cachemira con Pakistán o incluso la necesidad de mejora de las relaciones con los grandes poderes–, pero sí hay un modo distinto de tratarlos. Por ejemplo, el gobierno del Partido del Congreso de Narasimha Rao a mediados de los años 90 optó por no realizar ensayos nucleares debido a presiones internacionales y al temor a las consecuencias de romper el consenso existente porque podría aislar al país (Talbott, 2004, pp. 31-38; Mohan, 2003, pp. 5-7); sin embargo, el recién elegido gobierno del PPI (Bharatiya Janata Party o Partido Popular de la India) en mayo de 1998 no se planteó tales limitaciones.<br /><br />Con respecto a la relación con terceros Estados, se suele aceptar que mientras el PPI es más favorable a acrecentar lazos con EEUU y pretende reforzar la materialización de una “gran política” con los grandes poderes, el Partido del Congreso presta mayor atención al factor regional (Asia Meridional) y suprarregional (más bien en el contexto asiático). Aún así, esta visión bastante extendida resulta matizable. La orientación ideológica liberal del PPI en el terreno económico está más próxima a los intereses estadounidenses, pero durante el gobierno de este partido se han realizado grandes esfuerzos para mejorar las relaciones con China (Bhattacharjea, 2003) Por su parte, el Partido del Congreso, particularmente durante la coalición de gobierno de la APU (United Progressive Alliance, Alianza Progresista Unida), ha procurado consolidar unos lazos con Washington que le han valido sonoras críticas internas. El motivo no podría definirse como ideológico, sino debido al hecho que el estrechamiento de lazos con EEUU podría haber comprometido la política exterior del país, plasmada en cuestiones como la posición de la India sobre la crisis nuclear con Irán.<br /><br />Quizá las mayores diferencias en política exterior entre las dos fuerzas principales se observan en la dimensión regional, entendiendo ésta en un sentido amplio (como Asia del Sur, Asia Central, Sudeste Asiático y África Occidental). A excepción de Pakistán, la política regional del gobierno de la ADN (National Democratic Alliance oAlianza Democrática Nacional) ha tenido un perfil bajo, mientras que la coalición de la APU ha otorgado mayor prioridad a las relaciones de vecindad para promover una mayor influencia india en su entorno inmediato, a la vez que satisfacer algunas de las necesidades de la economía nacional como aprovisionamiento de recursos energéticos y apertura de mercados y realización de inversiones.<br /><br />En líneas generales, se puede decir que desde 1998 ha habido una mayor continuidad (eso sí, con algunas modificaciones) en política exterior y que es ésta la que ha otorgado a la India una mayor presencia internacional. Los ensayos nucleares revirtieron la condición del país próxima a la de un Estado paria, pero esta situación ha sido ampliamente superada y la India es ahora aceptada como un poder responsable y cooperativo. La relativa continuidad en política exterior y la progresiva definición de unas líneas estratégicas en diversos terrenos también se ha visto beneficiada por cierta estabilidad política en los gobiernos centrales. A pesar de que éstos se caracterizan por ser grandes y heterogéneas coaliciones en torno a un gran partido (cuyo equilibrio no es siempre fácil de mantener), desde una perspectiva exterior se ha afianzado la imagen de la India como un país gobernable, en contraposición a los continuos cambios políticos que tuvieron lugar durante la última década del siglo XX. Por otra parte, y a pesar de las transformaciones socioeconómicas que están teniendo lugar, el Partido Comunista de la India (Marxista), agrupado en torno al Frente de Izquierdas (Left Front) –con cierta influencia en el ámbito académico y cultural del país–, sigue siendo una fuerza política que, aunque con pocas posibilidades de alcanzar el poder en Nueva Delhi, posee una cierta capacidad de influencia y formación de opinión en torno a asuntos que conciernen a la actividad exterior.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(2.2) Principales rasgos de la política exterior india actual<br /></span><br />La emergencia de la India en el contexto internacional ha traído consigo un interés por el tipo de actor que la India es y el papel que puede desarrollar en este escenario. Hay que tener en cuenta que hasta hace relativamente poco, la acción exterior del país resultaba bastante desconocida o hasta incomprendida. De hecho, la imagen predominante del quehacer externo de los gobiernos de Nueva Delhi oscilaba entre la defensa de un idealismo crítico con el modo dominante de gestión de los asuntos internacionales por los países más poderosos y la percepción de una India más bien defensiva y agresiva, enfrascada en una serie de contiendas regionales. Parte del problema hay que encontrarlo en la incapacidad de los diplomáticos y políticos indios involucrados en el proceso de elaboración y toma de decisiones de comunicar de manera adecuada las posiciones del país en determinados asuntos. En este sentido, no se exagera si se advierte que la India ha sido bastante incomprendida porque ha sido un actor poco conocido en su complejidad. Por otro lado, aunque el país no ha estado tradicionalmente disociado del mundo occidental (en el plano de las relaciones internacionales), la evolución política tras la independencia –y de manera más marcada a partir de la progresiva acentuación de la dinámica de bloques durante la Guerra Fría–, se ha entendido en general como una experiencia de aislamiento o crítica de Occidente (es decir, de una serie de valores preponderantes en Europa Occidental y EEUU). Hoy por hoy, estas percepciones se han modificado de manera sustancial y la India ya no es observada como un actor que se mueva por unos ideales específicos muy diferentes del resto de actores o que sea un país del “no”, si bien es cierto que en el desarrollo de la política exterior hay una constante apelación a una idiosincrasia particular de entender el escenario internacional.<br /><br />Teniendo en cuenta estas consideraciones, entre los rasgos que definen la política exterior india actual se pueden distinguir:<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>(a) La defensa del multilateralismo en el tratamiento de los asuntos</em> </span><em><span style="color:#ff6600;">internacionales</span><span style="color:#ff6600;">.</span></em> La India defiende una política del consenso para afrontar los principales desafíos globales (frente a la acción unilateral), pero también como una forma de diplomacia en la que resulta más fácil promover determinadas preocupaciones o problemas nacionales (Saran, 11/I/2006). El ejercicio del multilateralismo permite diseñar un orden más favorable a los intereses indios, no sólo porque representa un modo de abordar de manera más efectiva determinados asuntos (cambio climático, terrorismo, gestión y prevención de catástrofes, lucha contra la pobreza, desarme, etc.), sino porque también permite hacer frente a posibles equilibrios de poder (en Asia) desfavorables para el país. No obstante, esta política de cooperación no afecta a todas las áreas. Cuando se refiere al tratamiento de disputas pendientes en las que la India es parte, sigue primando la defensa de una estricta bilateralidad.<br /><br />En el caso indio, el ejercicio del multilateralismo permite promover un orden internacional en el que el escenario asiático adquiere un mayor peso, a la vez que el país ostenta un protagonismo en ese contexto. Se trata también de favorecer un orden internacional más equitativo y que tenga en cuenta las necesidades de los países en vías de desarrollo<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>(</em><em>b)</em></span><span style="color:#ff6600;"> <em>No-alineamiento, autonomía estratégica o independencia en el desarrollo de la política exterior.</em></span> La referencia al no-alineamiento sigue estando presente como un rasgo característico de la política exterior, en la medida que sigue siendo reclamado por los políticos del Partido del Congreso. No obstante, el significado de esta acepción ha cambiado de manera sustancial. Inicialmente, el no-alineamiento fue proclamado por Jawaharlal Nehru como una forma de rechazo a la emergente dinámica bipolar de mediados del siglo pasado y la defensa de una forma de autonomía para asegurar las condiciones de desarrollo económico y de seguridad de una India muy vulnerable (Behera, 2007, pp. 343-344).<br /><br />En cambio, el no-alineamiento ha sido ahora reformulado como “una cierta libertad para escoger un socio u otro”, es decir, que la India puede entrar en una serie de alianzas, pero éstas van a ser de carácter limitado. En otras palabras, prima la necesidad de una autonomía estratégica para garantizar el desarrollo de una política exterior independiente. La India puede entrar en acuerdos de asociación estratégica en ámbitos concretos con una serie de países, tal como ha venido haciendo en los últimos años con la UE, Rusia, Japón, China y EEUU, pero no contempla, en principio, una gran alianza. El principal motivo para ello es el deseo de mantener una serie de opciones abiertas, que no comprometan aspiraciones vitales del país. Así, por ejemplo, aunque la India aboga por un desarme global, mientras éste no es posible, el país precisa mejorar su capacidad militar y nuclear para disuadir o, eventualmente hacer frente, a posibles amenazas. Por tanto, el no-alineamiento no se corresponde con la defensa de un idealismo en política exterior, sino de una práctica realista que busca maximizar las posibilidades en un escenario en el que el poder viene determinado por la consecución de una serie de logros en ámbitos muy diversos, y no exclusivamente económicos y militares.<br /><br />Si bien, como ya se ha señalado, el no-alineamiento es reivindicado más bien por los seguidores del Partido del Congreso, las principales restantes fuerzas políticas comparten una visión similar de la acción exterior. De hecho, durante la negociación del acuerdo nuclear indo-estadounidense, tanto las formaciones de centro-derecha como la izquierda comunista, desde ópticas distintas, han vertido sus críticas al gobierno argumentando que el tratado comprometía la independencia de la política exterior del país.<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>(c) Diplomacia del desarrollo.</em></span> Esta diplomacia responde a una estrategia exterior encaminada a satisfacer las necesidades que la India posee en cuanto a su condición de país en vías de desarrollo, tal como lo atestiguan sus modestos indicadores sociales y el hecho de que casi un tercio de su población puede considerarse como pobre (Ganguly, 2008, p. 376). Se trata de una iniciativa que pretende actuar conjuntamente con otros países menos favorecidos en los principales foros internacionales para promover medidas en diversas áreas (cambio climático, contaminación, el proteccionismo agrícola) que tengan en cuenta sus intereses frente a los de los países ricos.<br /><br />Además, este tipo de diplomacia representa un instrumento para reconquistar una influencia que el país tenía en el mundo no-desarrollado, en particular en África, y que perdió en parte por causas asociadas al fin de la Guerra Fría y la consiguiente pérdida de importancia del Movimiento de Países No-Alineados. Por un lado, se trata de una política activa dirigida a fomentar los lazos económicos y políticos con estos países y, por otro, es una estrategia que pretende, mediante la cooperación Sur-Sur, satisfacer algunas necesidades básicas nacionales, como es la provisión de recursos energéticos y la apertura de mercados para los productos indios.<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>(d) Política de Defensa creíble. </em></span>La política de defensa creíble viene a indicar que la India no va a renunciar a la mejora y modernización de sus capacidades militares, en parte porque se halla localizada en un escenario inestable que supone una amenaza constante a su seguridad, y en parte porque la India no forma parte de ninguna alianza militar respaldada por EEUU (Sahni, 2006, p. 164). Por tanto, ante cualquier posible situación de peligro, lo más probable es que el país tenga que contar con sus propias fuerzas. La garantía de una defensa creíble aparece como una medida de prevención (de ejercicio de disuasión) ante una posible evolución violenta del contexto regional, en caso de que los medios diplomáticos no funcionen.<br /><br />Por ello, la política de defensa incluye el mantenimiento de una capacidad de disuasión nuclear (creíble) frente a un posible adversario, así como de una constante renovación y mejora del equipamiento militar, mediante la compra a terceros países, pero también con un énfasis en la producción nacional. En los últimos años está recibiendo especial atención la modernización naval –en la que la India se halla en una cierta desventaja con respecto a otras potencias con presencia en la zona como es el caso de China–, dadas las necesidades de ejercer un mayor control marítimo para salvaguardar las costas nacionales y combatir amenazas como el narcotráfico, el terrorismo o la piratería, además de proteger las rutas comerciales.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(3) La India y la relación con las grandes potencias: la India es necesaria; otra India, también<br /></span><br />Hace poco más de 10 años la imagen y la información que llegaba sobre la India a la mayor parte de los países europeos, exceptuando quizá el Reino Unido, era la relativa a la de un país distante con una propia idiosincrasia en el quehacer político, económico, social y sobre todo cultural. Hoy en día, la especificidad que la India representa ha sido asimilada y hasta cierto punto domesticada porque, por encima de todo, la India es necesaria.<br /><br />La India es necesariapara las economías de los países poderosos por su gran mercado, sobre todo el espectro variable que supone la clase media, su necesidad de creación de grandes infraestructuras (con limitadas capacidades internas en este plano) y por su mano de obra cualificada y anglohablante. El crecimiento medio de un 8% del PIB en los últimos años también representa un logro encomiable para un Estado que hasta hace poco era visto como esencialmente pobre. No obstante, aunque lo anterior representa el mantra habitual con que el país es presentado en numerosos foros, existen otros condicionantes. En la India vive una sexta parte de la población mundial y si se incluye a sus vecinos fronterizos de Asia del Sur (exceptuando China), se está hablando de un área en la que habita más de una cuarta parte de la humanidad. Por tanto, el comportamiento y la actuación del gobierno de Nueva Delhi en asuntos como cuestiones medioambientales, humanitarias, prevención de catástrofes, resolución de conflictos y aspectos militares, entre otros, va a ser trascendental para una buena parte del planeta. La India puede ser más o menos poderosa de acuerdo con los parámetros generalmente asumidos para calificar a las grandes potencias, pero su participación y colaboración resulta imprescindible en la búsqueda de un consenso en los principales problemas que afectan a la humanidad.<br /><br />Por otra parte, el país se ha convertido en un socio deseable para los Estados más poderosos, que ven en Nueva Delhi un aliado con el que poder satisfacer otros intereses de carácter más estratégico. Por el momento, la naturaleza de estas alianzas es bastante limitada, pero ha entrelazado a la India con los principales centros de poder y decisión mundiales. Sin embargo, aún se desconoce si este nuevo dinamismo se materializa en ganancias sustanciales para el país y además, concretamente, hasta qué punto Nueva Delhi es un aliado en pie de igualdad en estas relaciones y en qué medida, a través de estos acuerdos, India contribuye a redefinir el escenario internacional.<br /><br />Si bien se aprecia que las principales potencias han buscado puntos de acercamiento y cooperación con la India, no es menos cierto que en la última década Nueva Delhi ha sido particularmente activa en reforzar lazos con este grupo de países. En parte, esta actividad puede considerarse como una política de reafirmación del propio poder, aunque también como una necesidad de resolver algunos lastres que han mermado las posibilidades de crear un escenario regional e internacional más favorable a los intereses indios. El caso más evidente es el giro que han tomado las relaciones indo-estadounidenses o la sustantivación de un diálogo sino-indio, a pesar de la disputa fronteriza pendiente con China.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(3.1) India y EEUU: del desacuerdo al acuerdo nuclear<br /></span><br />La relación de la India con EEUU ha sido tradicionalmente calificada como de desencuentros, pero sobre todo ha habido un distanciamiento desinteresado por ambas partes. No obstante, desde el ámbito político-académico-burocrático indio la imagen predominante de EEUU ha sido la de admiración –dado el poder que representa– y de repulsa, en especial desde los sectores de la izquierda, ante una hegemonía calificada como opresiva con los países menos favorecidos. Estas dos visiones siguen estando presentes hoy en día, incluso desde una parte de la propia sociedad india, aunque los actuales lazos establecidos con Washington se han aceptado más o menos como una normalidad entre los dos grandes países.<br /><br />De Washington, Nueva Delhi ha buscado ante todo reconocimiento, no sólo a su dinamismo económico y capacidad tecnológica y militar, sino también en relación a su papel de poder regional y a su particular posición con respecto a Pakistán en el contencioso de Cachemira (Mohan, 2008). Este reconocimiento lo ha conseguido en parte, en tanto que EEUU ha pretendido acomodar a la India en aspectos sensibles como el nuclear y ha perfilado un acercamiento con este país no sólo para la satisfacción de intereses de la economía estadounidense, sino para otros fines más estratégicos relacionados con la distribución de poder e influencia en Asia.<br /><br />Durante la Administración de George W. Bush la cooperación militar entre los dos países recibió un nuevo impulso, en especial a partir del giro en la política regional tras los atentados del 11-S. EEUU levantó las sanciones que pesaban sobre la venta de armamento y se restableció el Grupo de Política de Defensa (India-US Defence Policy Group) –que no se había reunido desde los ensayos nucleares indios de 1998–, con el objeto de facilitar el intercambio de personal, realizar ejercicios militares conjuntos, etc. Hasta la fecha este grupo de trabajo ha celebrado ocho reuniones, con significativos resultados en el plano estratégico bilateral (Haté, Schaffer, 2007) La dimensión estratégico-militar también se ha visto reforzada por el acuerdo de transferencia de tecnología y material nuclear, que ha tenido una compleja y controvertida gestación durante casi tres años, hasta su refrendo final por el presidente estadounidense el 8 de octubre de 2008.<br /><br />Además, aunque no se puede señalar de manera expresa, se observa que EEUU se ha movido desde una posición de equidistancia sobre la cuestión de Cachemira y el problema del terrorismo en la región, hacia una mayor comprensión de las continuas acusaciones del gobierno indio sobre este tema. De hecho, Washington ha reconocido como grupos terroristas a varias formaciones que actuaban en Cachemira (entre ellas Laskhar-e-Toiba y Yaish-e-Muhammad) y ha presionado a Pakistán para que adoptase las mismas medidas, en particular durante el desarrollo de la crisis bilateral indio-paquistaní de 2001-2002. EEUU es consciente que la resolución del conflicto de Cachemira resulta crucial en la evolución del escenario regional de seguridad, pero también parece admitir, indirectamente, que existe una serie de realidades (el funcionamiento de la Línea de Control como una frontera de facto entre los dos países, la relativa acomodación de un sector de la sociedad cachemir al nuevo ambiente político) que favorecen la posición india. No obstante, sigue habiendo problemas de fondo como la cuestión de los derechos humanos en la zona y la necesidad de garantizar un marco de autonomía regional para la normalización de relaciones entre Srinagar y Nueva Delhi, que afectan a la percepción que EEUU tiene del problema.<br /><br />En definitiva, si bien puede hablarse de una normalización de las relaciones indo-estadounidenses, por el momento esta mayor interacción se ha planteado de una manera ciertamente limitada (Bajpai, 2008, pp. 44-45), con un predominio del aspecto estratégico-militar. La India se ha convertido en un socio principal en la región para Washington, si bien siguen existiendo notables divergencias entre ambos. Tales divergencias pueden acentuarse dependiendo de cómo la actual Administración norteamericana aborde algunos temas, en especial la cuestión de Cachemira y la inestabilidad en Pakistán, pero también de la evolución general de las relaciones entre EEUU y China. Además, queda por ver de qué forma concreta se sustancia de manera práctica el acuerdo nuclear indo-estadounidense.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(3.2) La política de hermandad con China<br /></span><br />En los últimos años ha resurgido con fuerza el lema que popularizó las buenas relaciones entre China y la India a comienzos de los años 50 del siglo XX, el Hindi-Chini bhai, bhai (la India y China son hermanos). La plena normalización del diálogo político de alto nivel, en parte propiciado por un proceso de negociaciones para la resolución de la disputa fronteriza pendiente, ha dado lugar a una nueva fase de entendimiento entre los dos países. No obstante, esto no quiere decir que existan fricciones, sobre todo derivadas de la superioridad militar de China, el reparto de influencias en el continente asiático y la competencia por una hegemonía en la región.<br /><br />El cómo abordar el trato con China ha sido un tema muy complejo para los políticos y los burócratas involucrados en la toma de decisiones en Nueva Delhi (Mattoo 2000, Guihong, 2006) dadas las frustrantes experiencias del pasado, que sólo se ha resuelto por el momento mediante el reconocimiento de una serie de realidades. Por una parte, se ha intentado reducir las principales fuentes de conflictividad entre los dos países y cooperar en áreas donde existen intereses mutuos. Por otra parte, se ha puesto énfasis en no renunciar a las aspiraciones nacionales en cuanto a aspectos de proyección de los intereses indios (consolidación como potencia nuclear, mayor representatividad) y adoptar una política activa para redefinir un escenario regional más favorable, incluso en la relación con aquellos países que mantienen profundos lazos con Pekín, como es el caso de Myanmar.<br /><br /><span style="color:#ff6600;"><em>(a) La normalización de relaciones y la cooperación mutua.</em></span> India ha puesto un empeño especial para revertir situaciones vergonzosas como la derivada de la famosa carta del primer ministro Atal Behari Vajpayee al presidente Bill Clinton justificando los ensayos nucleares de mayo de 1998 a causa de la amenaza china. Desde aquel episodio, ha habido un recorrido en el que tanto Nueva Delhi como Pekín han acercado posturas para la eliminación de algunos puntos de fricción existentes en la retórica exterior bilateral.<br /><br />Entre los dos países ha primado una política de reconocimiento de determinadas realidades. Así, por ejemplo, el anterior primer ministro A.B. Vajpayee afirmó que Tíbet era una parte integral de China durante una visita a este país en junio de 2003, alejándose de la tradicional ambigüedad de los políticos de Nueva Delhi en este tema. De manera recíproca, Pekín ha admitido formalmente que el territorio de Sikkim es parte de la India, dando así por válida la incorporación que tuvo lugar en 1975. De hecho, en 2006 se abrió un paso fronterizo en la zona con el objeto de favorecer el comercio bilateral. Además, el gobierno chino ha accedido hace poco a la concesión de visados a los ciudadanos de la región fronteriza de Arunachal Pradesh, bajo control indio, pero que China ha reclamado tradicionalmente como parte de su territorio.<br /><br />La resolución final del contencioso fronterizo aún sigue pendiente, pero es probable que tenga lugar en un plazo medio más como resultado de la consolidación de los lazos bilaterales que como un propio ejercicio de división del territorio en disputa. De hecho, ha sido el relanzamiento de las relaciones económicas el que pretende facilitar el diálogo político. En este sentido, el comercio entre ambos países ha experimentado un notable crecimiento, pues representaba unos 3.000 millones de dólares en 2003 y ha pasado a casi 38.000 millones de dólares en 2007. El impacto del mismo ha sido mayor para la India, ya que China se ha convertido en su principal socio comercial. No obstante, Nueva Delhi posee una balanza comercial deficitaria con su vecino, una situación que incomoda a los políticos indios y que ya ha dado origen al surgimiento de tensiones.<br /><br />Por otra parte, las relaciones sino-indias han entrado en una fase de colaboración en temas que, aunque de calado mundial, afectan de manera particular y similar a los dos grandes países asiáticos, como es el caso de la energía o la cuestión medioambiental. Se puede decir así que, de algún modo, se observa una cierta asiatización de los asuntos internacionales, aunque esta no se ha materializado todavía en ningún gran acuerdo.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">(b) Los puntos de fricción existentes.</span></em> Como se ha señalado con anterioridad, la disputa fronteriza bilateral es probable que se resuelva de manera pacífica y de mutuo consenso, pero esto no quiere decir que surjan nuevas fuentes de tensión en el futuro. Por un lado, resulta posible que se manifiesten diferencias, ya latentes, derivadas de las aspiraciones de la India de gran potencia y de su deseo de ejercer una mayor influencia en el continente asiático. Por otro, cabe la posibilidad de que surjan rivalidades motivadas por una mayor interacción entre los dos, sobre todo en el plano comercial (guerras comerciales) y por la competencia en la obtención de recursos energéticos y la seguridad de las rutas marítimas, concretamente en el Océano Índico.<br /><br />El aspecto que más inquieta a China en relación a su vecino del Sur es la cuestión nuclear. China fue muy crítica con los ensayos indios y culpó en su día a Nueva Delhi de desencadenar una nueva guerra de armamentos en Asia. Ya en fechas más recientes, en 2008, también ha vuelto a mostrar cierta desaprobación en el GSN (Grupo de Suministradores Nucleares) para facilitar la viabilidad del acuerdo nuclear indo-estadounidense (123 Agreement). Los argumentos de Pekín se basan en el hecho de que India sigue sin vincularse a los principales tratados internacionales sobre no proliferación, aunque también existen otras consideraciones derivadas de la situación de mayor incertidumbre que genera el acuerdo nuclear indo-estadounidense. En cambio, para India, las objeciones de China son indicativas de un doble rasero, puesto que este país ha contribuido al problema al facilitar asistencia al programa nuclear pakistaní.<br /><br />Por tanto, aunque se aprecia un amplio margen para la colaboración entre los dos países, ello no excluye la persistencia de diferencias sustanciales, plagadas de una significativa competencia en determinadas áreas. En este sentido, dependiendo de cómo evolucione la relación entre Nueva Delhi y su vecino del Norte, India podrá pujar por un orden internacional más asiático o no.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(3.3) La UE: el ejercicio del multilateralismo<br /></span><br />Las relaciones entre la UE (y antes con la Comunidad Económica Europea) se remontan a inicios de los años 60 del siglo pasado, pero no ha sido hasta hace pocos años cuando éstas se han dotado de un mayor contenido y, por tanto, han adquirido una cierta relevancia para ambas partes. De hecho, el cambio se ha producido a partir del lanzamiento de un Acuerdo de Asociación Estratégica el 16 de junio de 2004 que entró en funcionamiento en noviembre de 2005, y cuyo Plan de Acción Conjunta se dirige básicamente a intensificar los contactos entre ambos socios mediante el establecimiento de mecanismos de consulta y de mesas de diálogo para la cooperación política, económica, comercial y promoción de los intercambios culturales y educativos.<br /><br />Si bien las relaciones UE-India siguen estando dominadas por la importancia de los lazos comerciales, en los últimos años se está asistiendo a un creciente diálogo entre ambas partes en una serie de asuntos como son la cuestión energética, la tecnología, y el desarrollo. Se trata de áreas en las que hay una coincidencia de intereses y donde se observan mayores posibilidades de cooperación, tanto en el plano bilateral como multilateral. No obstante, también se han establecido mesas de conversaciones en otros asuntos más sensibles como en temas de no proliferación nuclear y armas de destrucción masiva, terrorismo y derechos humanos en los que ciertamente se pueden apreciar mayores diferencias.<br /><br />El principal problema del diálogo UE-India para Nueva Delhi reside en el hecho de la propia conformación de la UE como una entidad que no posee una única voz y esto es particularmente visible en los temas de seguridad (Bava, 2008, p. 107). El caso más evidente ha tenido lugar a raíz de la negociación del acuerdo nuclear indo-estadounidense. Mientras que países como Rusia y EEUU se han mostrado favorables a la cooperación en el ámbito nuclear para uso civil, la UE en su conjunto sigue defendiendo la validez de tratados como el TNP (Tratado de No Proliferación). Sin embargo, Estados miembros como Francia ya han firmado acuerdos con la India en la materia. Y de hecho, en septiembre de 2008, la mayoría de países de la UE que forman parte del GNS no realizaron objeciones al comercio de material nuclear con este país.<br /><br />Por otra parte, aunque frecuentemente se destaca la defensa del multilateralismo como un elemento central de coincidencia entre UE y la India para afrontar los principales retos globales, la comprensión de este concepto difiere entre una parte y otra, al menos en algunos asuntos. Por ejemplo, la UE y la India mantienen un diálogo sobre desarme y no-proliferación de armas de destrucción masiva y comparten visiones similares acerca de la necesidad de un desarme global, aunque difieren mucho en la práctica concreta. En ambos subyace una defensa del multilateralismo para la solución de problemas globales; pero si bien para la UE éste es un medio para llegar a acuerdos, para la India el multilateralismo supone un instrumento de reconocimiento de su poder y, por ello, de su derecho a discrepar con algunas normas vigentes. En otras palabras, la política exterior india sigue aún estando guiada por un gran sentido de autonomía estratégica (Wagner, 2008, p. 89).<br /><br />Aunque asumiendo diferencias sustanciales en algunos aspectos, también merece señalar una cierta actitud más comprensiva de la UE con el complicado escenario regional en el que la India se halla inserta. No obstante, esto no quiere decir un total respaldo a las posiciones de Nueva Delhi en algunos temas, sino que se basa en la asunción de determinadas realidades como punto de partida para la resolución de algunos contenciosos, notablemente la disputa de Cachemira. Por ejemplo, la UE ha reconocido que la resolución de este conflicto es clave para la estabilidad regional, pero en una ponencia aprobada en el Parlamento europeo el 24 de mayo de 2007 ha dado cuenta de la imposibilidad de la celebración de un referéndum de autodeterminación (una postura que ha defendido Pakistán hasta hace poco y que siguen manteniendo parte de las fuerzas separatistas cachemires) porque, según el documento, “han cambiado las circunstancias”. Sin embargo, la ponencia sigue mostrándose crítica con la situación de los derechos humanos en la Cachemira india, pese a algunas mejoras en los últimos años.<br /><br />Teniendo en cuenta estas consideraciones, se puede decir que se está produciendo un creciente entendimiento entre la India y la UE y que existen áreas potenciales de mutuo interés para la intensificación de los lazos bilaterales en los próximos años. Aun así, se aprecian notables diferencias en la percepción mutua de este diálogo. En este sentido, la UE parece demostrar mayor entusiasmo para atraer a la India como un socio responsable con el que afrontar los principales retos globales. En cambio, aunque Nueva Delhi pueda ver la relación con la UE como fructífera, se trata una alianza que por el momento va a estar limitada por el carácter no militar (la UE como unión militar) de esta organización, y la necesidad de la India de reafirmarse como un gran poder (incluyendo el aspecto militar).<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(3.4) Otros socios importantes: Rusia y Japón<br /></span><br />Además de EEUU, China y la UE, la India también ha establecido acuerdos de cooperación estratégica con otras potencias, como es el caso de Rusia y Japón. Se trata de dos Estados que han mantenido buenas relaciones con Nueva Delhi en el pasado, si bien por diversos motivos los lazos bilaterales sufrieron un revés durante la década pasada. Mientras que el trato con Rusia se resintió con motivo de la descomposición de la Unión Soviética, el trato con Japón, uno de los principales donantes de ayuda al desarrollo de la India, se erosionó como consecuencia de los ensayos nucleares de este último.<br /><br />Hoy por hoy, Nueva Delhi ha restablecido un diálogo de normalidad con ambos Estados, aunque es más probable que éste se haya debido a los esfuerzos e intereses de Tokio y Moscú que a los gobiernos indios. El escenario posterior al 11-S, la vertiginosa carrera de realineamientos que han tenido lugar en el continente asiático en los últimos años y el hecho de que India sea un vértice destacado en esta dinámica, han sido factores que han inducido a Rusia y a Japón a mirar hacia el gigante de Asia del Sur.<br /><br />En el caso de Rusia ha habido una coincidencia de intereses estratégicos, fundamentalmente derivados de los intentos del país de ganar influencia en el área asiática como modo de frenar un cierto aislamiento provocado por el ascenso de gobiernos no afines en la mayor parte de su periferia, y de manera particular tras la presencia de tropas internacionales en Afganistán. Moscú ha visto la necesidad de recomponer las relaciones con Nueva Delhi como un nuevo intento de establecer una alianza que, si bien no basada en los mismos términos de dos décadas atrás, de algún modo le otorga una capacidad de balance en la esfera asiática.<br /><br />Rusia y la India firmaron un acuerdo de asociación estratégica y varios tratados en materia de defensa y cooperación nuclear (Cherian 2000, Radyuhin 2000) durante la visita del anterior primer ministro Vladimir Putin al subcontinente en octubre de 2000. Con posterioridad, en enero de 2004, los dos países llegaron a un nuevo acuerdo por el que la India compraba a su socio un portaviones (que ya había sido empleado por la marina rusa) para reforzar su defensa naval. De hecho es el aspecto militar el que mayormente define las relaciones bilaterales, pues Rusia actúa como el principal suministrador de armamento de India (Rajagopalan, Sahni, 2008, p. 21) y además ambos cooperan en varios proyectos en esta área. No obstante, la colaboración en el ámbito nuclear también ha recibido un impulso tras la decisión del GSN del pasado 6 de septiembre de 2008 de permitir este tipo de comercio con la India. Casi tres meses después, Dimitriv Medvedev y Manmohan Singh han suscrito en Nueva Delhi un acuerdo para la construcción de varios reactores nucleares en el estado indio sureño de Tamil Nadu.<br /><br />Esta actividad diplomática demuestra que, además de los beneficios económicos, Rusia desea mantenerse como un socio prioritario de la India, quizá con vistas a establecer una relación con mayores implicaciones estratégicas a medio y largo plazo. Para la India, Rusia ha sido un aliado fiable en el pasado (como la Unión Soviética entonces) y todavía puede volver a serlo, sobre todo si el escenario asiático, ahora favorable a los intereses indios, se vuelve hostil. Por ello, frente a ese hipotético contexto, resulta necesario para Nueva Delhi no excluir a ningún socio potencial.<br /><br />Una situación similar es la que afecta a las relaciones indo-japonesas. La progresiva mejora del diálogo entre China y la India ha sido vista con cierta preocupación por Japón, dadas las tiranteces existentes entre Pekín y Tokio. Japón, como ya se ha señalado con anterioridad, posee una larga tradición de influencia en Asia Meridional, sobre todo debido a su generosa política de ayuda al desarrollo; pero los ensayos nucleares indios causaron una brecha en los lazos bilaterales. No obstante, la situación cambió a partir de finales de 2001 cuando Tokio emuló la política de Washington y levantó las sanciones que mantenía contra la India y Pakistán.<br /><br />En este sentido, se puede afirmar que las relaciones indo-japonesas han evolucionado de manera positiva en el último período. La India ha pasado de ser un país amigo como resultado de una diplomacia del desarrollo a ser considerado un potencial socio estratégico en el continente. El temor a una confluencia de intereses entre China y la India ha hecho modificar de manera significativa la política exterior japonesa hacia el país de Asia del Sur, reforzando el componente de seguridad en los lazos bilaterales, dada la coincidencia de intereses en el escenario de sureste asiático. Un claro ejemplo de ello lo constituye la Declaración Conjunta de Cooperación sobre Seguridad entre Japón y la India firmada el 22 de octubre de 2008. Tampoco conviene olvidar que la India ve en esta relación una alternativa creíble de contrarrestar la influencia china que tanto preocupa a los burócratas implicados en la toma de decisiones del país.<br /><br />A grandes rasgos, la política exterior de la India hacia las principales potencias puede calificarse de autoafirmación y de normalización de un diálogo que, aunque a veces en planos diferentes, va dirigido a afianzar al país como un actor internacional de primer orden. Se trata de una línea de acción que explicita la divergencia en algunos asuntos, aunque consiste básicamente en una política cooperativa (pues asume la participación en una serie amplia de temas). No obstante, exceptuando quizá el caso de las relaciones con China, no se observa una gran capacidad de iniciativa en el trato con los otros grandes poderes, y son más bien éstos los que parecen establecer los términos del diálogo.<br /><br />En cambio, sí se aprecian diferencias en la estrategia hacia los otros países emergentes, en concreto Brasil y Sudáfrica (agrupados por sus siglas como IBSA) y hacia la política regional. Con respecto al diálogo con los otros miembros del IBSA, la India subraya la existencia de una serie de intereses en común, derivados de la vigencia de desigualdades que gobiernan las relaciones internacionales (en el comercio, la salud, cambio climático, la representación y toma de decisiones en algunos organismos), para promover acciones conjuntas encaminadas a modificar esta realidad.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(4) La política regional: ¿un área prioritaria para los intereses de India?<br /></span><br />En el entorno de la India se aprecia una progresiva definición de un área regional o transregional prioritaria, entendiendo este término en sentido amplio, es decir, en relación a las regiones próximas al entorno de la India. Por tanto, concierne a un espacio que abarca el África Oriental, países del Golfo Pérsico, Asia Central, Asia del Sur y Sudeste Asiático. En cierto modo, puede decirse que comprende buena parte de los países ribereños del Océano Índico –agrupados en el India Ocean Rim Association For Regional Cooperation– aunque también incluye a las repúblicas centroasiáticas.<br /><br />En esta área regional prioritaria la India pretende ejercer una influencia dominante, a la vez que se trata de un escenario central para sus intereses económicos. En primer lugar, comprende una serie de países que se caracterizan por ser los principales suministradores energéticos de la India. En segundo lugar, en esta zona se aprecia una creciente actividad de las empresas indias en diversos sectores como el energético, la construcción, etc. Y, en tercer lugar, es un área que representa un importante mercado para los productos indios, particularmente en el caso de los países del Sudeste Asiático y del Golfo Pérsico. Por ello, aunque abarca territorios muy heterogéneos, se puede identificar un espacio amplio en el que la India ocupa una parte central.<br /><br />De hecho, en este espacio convergen tres de las principales estrategias políticas de Nueva Delhi que se han ido redefiniendo en los últimos años, y que son: (1) la diplomacia de la energía; (2) la política de “Mirada a Oriente”; y (3) la política de vecindad.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(4.1) La diplomacia de la energía<br /></span><br />India posee una dependencia energética en torno al 70% y la demanda de consumo de energía ha aumentado desde principios de 1980 hasta el año 2000 a un ritmo de casi el 6% anual, un porcentaje similar al crecimiento medio anual de la economía nacional (Khosla, 2005, p. 6). Por ello, una de las principales preocupaciones del gobierno es como asegurar el suministro de este tipo de recursos, sobre todo de hidrocarburos, aunque también está cobrando bastante interés las posibilidades que ofrece el sector hidroeléctrico. La diplomacia de la energía responde a la necesidad de establecer acuerdos con aquellos países que cuentan con este tipo de recursos, mediante compras o la concesión de licencias de participación a las compañías indias. No obstante, posee una significativa connotación geopolítica, sobre todo si se contempla establecer infraestructuras fijas –oleoductos, gasoductos, presas y redes hidroeléctricas– como la mejor forma de mantener un suministro continuado.<br /><br />Cuando se trata sólo de comprar y extraer recursos energéticos, principalmente hidrocarburos, no plantea mayores problemas al gobierno. La India, a través de las compañías nacionales, acude a donde se le plantean oportunidades de negocio. Así, la red de proveedores está muy diversificada e incluye países de Oriente Medio, varias repúblicas de Asia Central, Rusia, varios Estados africanos (en el Golfo de Guinea y África Oriental) e incluso América del Sur (Venezuela y el área del Caribe). La participación de las petroleras indias en estos países a veces es sólo presencial, pero en otros casos posee una gran importancia, con implicaciones para la política exterior del país. De hecho, la diplomacia energética ha estado en el centro de debate con motivo de la crisis de Darfur, dada la actitud pasiva del gobierno de Nueva Delhi para presionar a su homólogo sudanés. Se cree que esta posición se ha debido sobre todo al intento de preservar los intereses económicos nacionales, debido a la compra de la principal petrolera india de una parte de los derechos de explotación de una reserva petrolífera tras retirarse una compañía canadiense.<br /><br />Por otra parte, en lo que respecta a la construcción de una serie de infraestructuras que garanticen el abastecimiento de energía, al país se le presentan un cierto número de alternativas, dada la abundancia de estos recursos en su vecindad. No obstante, dichas oportunidades se hallan ligadas de manera estrecha con los principales problemas de seguridad del país (concretamente Pakistán) y con las difíciles relaciones con algunos de sus vecinos (Bangladesh). Pakistán parece como una opción inevitable para la construcción de gasoductos procedentes de Asia Central, aunque hay quienes defienden que es posible llegar a acuerdos con Irán y luego construir un gasoducto submarino vía la India (Mahalingam, 2003, p. 121), una opción aparentemente muy cara, o implicar a China para garantizar que Islamabad asumirá sus compromisos con Nueva Delhi.<br /><br />En la zona oriental, Bangladesh sigue mostrándose reticente a vender su gas a la India y a permitir la construcción de infraestructuras (incluso procedentes de Myanmar) en base a argumentos de vulnerabilidad territorial frente a su gran vecino. La cuestión de implicar o no, y cómo, a Pakistán es mucho más compleja, mientras que en el caso de Bangladesh puede haber un cambio de circunstancias, sobre todo si se consolida el gobierno de la actual Liga Awami, una formación más próxima a estrechar lazos con la India. Además de Bangladesh, el otro país con el cual Nueva Delhi pretende conectarse vía energética es Myanmar. Si bien en el caso birmano no parece haber grandes impedimentos políticos, de nuevo las circunstancias derivadas de la turbulenta periferia india, en este caso la conflictividad en el noreste del país y en la vecina región de Arakan, pueden obstaculizar o retrasar esta alternativa.<br /><br />Aparte de la habitual relación de la diplomacia de la energía con el sector de los hidrocarburos, también conviene tener en cuenta la relevancia del sector hidroeléctrico, donde de nuevo el entorno de la India aparece como una zona privilegiada, dada la abundancia de recursos hídricos. La gestión de los mismos, en general recursos fluviales, ha dado lugar a conflictos entre Nueva Delhi y sus vecinos, pero, por otra parte, también aparece como una fuente potencial de cooperación regional. La India se ha implicado en varios proyectos hidroeléctricos con Nepal y Bután y existen iguales posibilidades con Pakistán (Lama, 2002), si bien por el momento los dos países prefieren optar por una errática política de crear duplicidad de infraestructuras, de manera particular a la hora de explotar los recursos de los ríos de Cachemira, con el consiguiente mayor impacto ambiental. Asia Central, en especial Tayikistán, Kirguizistán y Uzbekistán, también ofrecen posibilidades para crear una red que llegue hasta la India, aunque en este caso debería incluir a Pakistán.<br /><br />Como se observa, la diplomacia de la energía está estrechamente relacionada con la política de vecindad, es decir, el modo en que la India ejerce su hegemonía en la zona y el modo en que ésta es percibida por sus vecinos. En este sentido, a Nueva Delhi se le presentan dos opciones principales: ignorar los condicionantes geográficos y adoptar una política de seguridad energética basándose en exclusiva en las capacidades del país (es decir, evitando, por ejemplo, a Pakistán), o promover la diplomacia energética como parte de la diplomacia de seguridad en la región. A pesar de que ha habido voces destacadas en el ámbito político que defienden esta segunda opción, como el anterior ministro del Petróleo, Mani Shankar Aiyar, se puede decir que la posición dominante sigue siendo ambivalente.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(4.2) La política de “Mirada a Oriente”<br /></span><br />A principios de la última década del siglo XX, los gobiernos de Nueva Delhi comenzaron a explorar la posibilidad de desarrollar lazos con los países de la ASEAN (Asociación de Países del Sudeste Asiático), principalmente por razones económicas, búsqueda de mercados, pero también de seguridad y estratégicas (Grare, 2001; Naidu, G.V.C, 2008) derivadas de la necesidad de contrarrestar la influencia china en la zona y el control de las rutas marítimas. Sin embargo, no fue hasta 1996 cuando la India se convirtió en socio en el diálogo del Foro Regional de la ASEAN, creado dos años atrás con el objeto de abordar cuestiones de seguridad de zona. Aún así, las relaciones con este grupo de países se resintieron a raíz de la materialización de los ensayos nucleares.<br /><br />La política de “Mirada a Oriente” se considera como representativa de un cambio de estrategia por parte de la India y contempla un abandono del idealismo que ha dominado hasta hace poco el modo de entender los asuntos internacionales, abogando ahora por la práctica de una realpolitik (Mattoo, 2001, p. 93). A pesar de su impulso inicial, se trata de una iniciativa que ha tenido un seguimiento desigual, si bien en los últimos años ha cobrado un mayor interés. Durante el gobierno de Manmohan Singh, se ha puesto especial énfasis en el fomento de las conexiones con la región, a través de iniciativas nacionales y el respaldo de otros proyectos de organismos internacionales.<br /><br />De hecho, esta reorientación ha dado lugar a un giro en la política hacia algunos países, como es el caso de Myanmar –desde la anterior condena del régimen a la actual comunión de intereses–, que ha recibido numerosas críticas, tanto dentro como fuera del país (Mynit, 2007). Sin embargo, entre los motivos que han podido incidir en la cúpula dirigente india se hallan realidades como que Myanmar es un Estado fronterizo, posee abundantes recursos energéticos que la India necesita, es miembro de la ASEAN desde 1997 y realiza una parte importante de su actividad comercial con estos países. Por otra parte, se trata de un Estado muy sujeto a la influencia china (militar y económicamente) y por ello una mayor participación de Nueva Delhi puede repercutir para cambiar este desequilibrio, que tiene repercusiones en la seguridad de las zonas fronterizas del noreste indio. La India también cree que, más que el aislamiento, conviene un diálogo para favorecer una apertura democrática, una actitud que también comparten la mayor parte de los Estados de la ASEAN.<br /><br />Además de la mejora de la conectividad con la región, conviene señalar el incremento de las relaciones económicas entre la India y la ASEAN, al menos hasta el desarrollo de la presente crisis. Los lazos económicos se han intensificado, de manera especial con algunos Estados como Singapur y Malasia, pero el país de Asia del Sur sigue siendo un socio modesto, más si se compara con otros como EEUU, Japón y China. Mientras que durante el ejercicio 2007/08 el comercio bilateral India-ASEAN alcanzó los 38.000 millones de dólares, el de China-ASEAN se elevó a más de 160.000 millones. En enero de este año ha entrado en vigor un área de libre mercado India-ASEAN para una serie de productos, y que se pretende ampliar al área de servicios e inversiones próximamente. No obstante, no conviene olvidar el actual contexto de crisis económica, que puede menguar las expectativas de una mayor cooperación económica con la región.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(4.3) La política de vecindad<br /></span><br />Desde la independencia, la India ha mantenido una relación difícil, excepto durante algunos períodos, con la mayoría de sus vecinos de Asia del Sur. La razón hay que buscarla en el desequilibrio que plantea la existencia de este gran poder regional rodeado en su mayor parte por pequeños Estados. La proyección de la hegemonía india en la zona, un hecho por otra parte inevitable, ha sido casi siempre percibida como una amenaza para estos pequeños vecinos, que han contemplado con temor las intervenciones de este país en la secesión de Bangladesh en 1971 y la posterior incorporación de Sikkim en 1975. Esta dinámica, junto a otros factores de seguridad regional derivados de la lógica de la Guerra Fría y la existencia de conflictos étnicos en algunos de estos Estados, ha tenido consecuencias negativas para la estabilidad y la creación de una mayor cohesión en la zona.<br /><br />A mediados de los años 90 del siglo XX hubo intentos de redefinir la relación de India con sus vecinos, sobre la base de que Nueva Delhi no debía buscar reciprocidad en estas relaciones sino que debía ofrecer más, dada su condición de poder más fuerte. Esta iniciativa surgió del anterior primer ministro indio Inder Kumar Gujral y, aunque daba cuenta de las ambiciones del país, proponía un importante replanteamiento de algunas cuestiones, como el caso de las relaciones con Pakistán.<br /><br />Tras un período de indefinición, la estrategia hacia Asia del Sur ha recibido un nuevo impulso durante el último gobierno, que ha promovido una “política de conectividad” (Saran, 9/IX/2006) en la región como base para una mayor cooperación. Esta línea de acción consiste en la creación de grandes infraestructuras de comunicación que unan a los Estados miembros de la ACRAM (Acuerdo de Cooperación Regional en Asia Meridional) y que incluye a Afganistán, Pakistán, Nepal, Bután, Bangladesh, Sri Lanka, Islas Maldivas y la India. Eventualmente, la conectividad regional (en especial por vía terrestre) estimularía el proceso de regionalización, proporcionando las bases para un mayor intercambio entre estos países. De hecho, el comercio intrarregional en el seno ACRAM sigue siendo insignificante, pues no alcanza el 5% del total del comercio de la región (Taneja, 2006, p. 1). Además, podría contribuir a desbloquear el actual impasse en el plano político en el seno de la organización, y favorecería indirectamente el acercamiento a otras regiones próximas como el Sudeste Asiático y Asia Central. La política de la conectividad mantiene el carácter central de la India de vertebrador entre Estados distantes como Pakistán y Bután o entre Sri Lanka y Bután o Nepal pero pretende, de algún modo, relajar la visión todavía predominante del territorio nacional como algo sacrosanto.<br /><br />Si bien la mejora del flujo de comunicaciones puede servir para desbloquear algunas situaciones que rozan lo anacrónico, el principal problema para los vecinos de la India sigue siendo la seguridad. Nueva Delhi debe demostrar que no representa una amenaza y que no desea interferir en los asuntos internos de estos pequeños Estados. Tal realidad posee implicaciones para la redefinición de la política exterior y de seguridad regional puesto que, al menos de manera tácita, La India sigue aceptando la máxima nehruviana de que la seguridad del país descansa más allá de sus fronteras territoriales. En otras palabras, la relativa gran debilidad de sus vecinos (no sólo frente a una amenaza externa, sino por la existencia de graves conflictos internos en la mayoría de los Estados de Asia del Sur) puede afectar a la integridad territorial de la India, en caso de una inestabilidad grave en estos Estados.<br /><br />Nueva Delhi ha adoptado una cierta flexibilidad con los Estados de la región, pero sigue sin comprometer esta visión extraterritorial de seguridad. Un claro ejemplo de ello es el acuerdo para la renegociación de los tratados de paz y amistad firmados a mediados del siglo con Bután y Nepal. Se trata de documentos de especial sensibilidad ya que afectan a la regulación de la compra de armamento por parte de los Estados del Himalaya a terceros países (esto es, distintos de la India), una cuestión que Nueva Delhi ha intentado controlar hasta ahora de un modo u otro. La India ha concluido un nuevo documento con Bután por el que permite a este gobierno comprar armamento a cualquier país, pero la cantidad y el tipo de municiones siguen estando supervisadas, de algún modo, por la India. También parece probable que el nuevo gobierno nepalí tenga intenciones de redefinir por completo los términos del documento, que ya ha causado crisis entre los dos países en el pasado.<br /><br />En definitiva, la dimensión extraterritorial de seguridad no implica de por sí una actitud intervencionista, pero supone un punto constante de fricción entre la India y sus vecinos, particularmente durante situaciones de crisis en estos últimos. Para la India también resulta difícil mantenerse al margen de determinados asuntos –como la reciente evolución del conflicto tamil en Sri Lanka–, dado que posee repercusiones en la política interna, concretamente entre el equilibrio del poder central y el de los Estados.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(5) El caso especial de Pakistán<br /></span><br />Dentro de Asia Meridional, la política exterior hacia Pakistán merece una especial atención, puesto que se trata del único país que desafía de manera abierta el poder hegemónico de la India en la zona. Pakistán supone, además, su principal amenaza real, bien sea de manera directa por parte del Estado, bien a través de individuos o grupos que se ven favorecidos por el escenario interno de inestabilidad. Por otra parte, la existencia del contencioso de Cachemira sigue condicionando de algún modo la proyección internacional de la India, si bien en los últimos años esta percepción por parte de la comunidad internacional ha cambiado de manera notable. La consecución de una cierta normalización política interna en el Estado de Yamú y Cachemira y la adopción de un proceso de diálogo con Pakistán han sido positivos en esta reorientación de la disputa. Además, la India ha obtenido algunas ganancias en torno al tratamiento de esta disputa como consecuencia del proceso de diálogo iniciado en 2004 (Schofield, 2008, p. 89).También, de manera particular, desde 2001 ha habido una creciente solidaridad o reconocimiento del problema del terrorismo de signo islamista que el país padece y que, al menos en parte, procede de Pakistán (Mohan, 2003, p. 109). Ahora bien, esto no quiere decir una completa aceptación de las tesis de los políticos y burócratas de Nueva Delhi con respecto a la percepción general de esta cuestión.<br /><br />Sin embargo, mientras que la India emerge como un modelo de democracia más o menos exitosa y un país capaz de asumir sus compromisos internacionales, la imagen de Pakistán, por el contrario, es la de un Estado que se hunde (a nivel político y económico), con un gobierno que posee poca credibilidad para hacer frente a los graves retos a los que se enfrenta el país. Nueva Delhi es consciente de esta situación, que de algún modo le beneficia, pero carece de una estrategia clara sobre cómo abordar el problema de amenaza que representa el Estado vecino. Hoy por hoy, si bien una acción militar de Pakistán no sería descartable dada la paranoia general que afecta a las relaciones indo-paquistaníes (y en este caso concreto más el ámbito político-decisorio paquistaní), lo más probable es que la principal amenaza procedente del país vecino venga en forma de acciones terroristas o, eventualmente, sea una consecuencia indirecta de un colapso de este Estado.<br /><br />Los últimos dos gobiernos de Nueva Delhi han realizado notables esfuerzos en la redefinición de una estrategia más pragmática para abordar el problema de Pakistán y esto ha beneficiado sumamente a la India. Por un lado, se han dado cuenta de que el mantenimiento de un diálogo abierto con Islamabad resulta imprescindible porque supone el único modo de acercar posturas y favorecer cambios en el núcleo duro decisorio civil-militar. Por otro, también han visto que una mayor implicación de la India en los asuntos globales y el envío de respuestas unívocas a problemas como el terrorismo o la cuestión de la proliferación nuclear, repercute de manera positiva en el modo en que las principales potencias observan la cuestión India-Pakistán.<br /><br />A pesar de estos cambios, desde la India sigue predominando una visión un poco simplista a la hora de examinar la dinámica de rivalidad con su vecino. Es cierto que algunas de las principales potencias han reconocido implícitamente una mayor responsabilidad y coherencia en la parte india: sobre todo en el aspecto nuclear, en la abstención de emplear el uso de la fuerza con su vecino pese a acusarlo de no controlar la violencia terrorista que emana de su territorio, e incluso en los esfuerzos por facilitar una normalización política en la Cachemira india. Sin embargo, no ha habido un cambio de posicionamiento en torno a la resolución del contencioso de Cachemira, que sigue siendo percibido como un asunto a resolver entre los dos países y en los que ningún tercer Estado desea tomar parte a favor de ninguno de los contendientes.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(6) Conclusiones<br /></span><br />La política exterior india actual se caracteriza por un gran dinamismo, por una mayor coherencia en la vertebración de determinadas estrategias regionales y globales y por un cierto grado de continuidad, si bien hay matices según quien gobierne en Nueva Delhi. Como resultado, la India ha ganado una mayor presencia internacional y se ha convertido en un vértice destacado de los equilibrios que se están formando, tanto en Asia como a nivel mundial.<br /><br />Ahora bien, el mayor pragmatismo por parte de los gobiernos indios en el diseño de su estrategia exterior, a nivel general, en relación a las principales potencias, no conlleva la adopción de iniciativas significativas. En otras palabras, la India ha puesto mayor énfasis en “ser aceptada” entre los grandes, según los parámetros que dominan el juego de las relaciones internacionales, que en pretender redefinir (buscando apoyos) un orden más favorable que tenga en cuenta otros condicionantes, derivados de la experiencia del país. También conviene tener en cuenta que la acción exterior se ha encontrado con el hecho de que los principales poderes, por diversos motivos, han adoptado una política de acomodar e incluir a la India.<br /><br />Además, la estrategia india sigue siendo la de mantener una cierta autonomía en el plano externo. Por ello, las alianzas que establezca siempre van a ser limitadas, puesto que, aunque no ha sido explicitado, la consigna a seguir es la de no comprometerse en asuntos en los que el país pueda ser susceptible de romper las reglas de juego en un momento dado, como es el caso de la cuestión nuclear. No obstante, esto también tiene que ver con una crítica directa a un orden internacional que se erige como desigual.<br /><br />Mientras que la “gran política” hacia los demás poderes puede considerarse esencialmente de búsqueda de reconocimiento y de normalización de relaciones, la política regional, entendida en sentido amplio, se ha convertido en el principal escenario en el que Nueva Delhi ha jugado sus cartas. La política regional de la India, en contraposición a la anterior, se caracteriza por una estrategia dirigida a convertirse en un gran poder en la zona, pero de un modo cooperativo, en el que el papel del país sea aceptado y reconocido por los otros Estados. También se trata de un escenario (el regional) en el cual los intereses inmediatos del país están en juego (de seguridad, económicos, energéticos), por lo que urgen acciones encaminadas a preservarlos. En este sentido, se puede afirmar que Nueva Delhi se muestra como un actor bastante cooperativo, aunque siguen existiendo problemas a la hora de tratar ciertos asuntos, como es la relación con Pakistán.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Referencias bibliográficas<br /></span><br />Bajpai, Kanti (1999), “The Fallacy of and Indian Deterrent”, en Amitabh Mattoo (ed.), India’s Nuclear Deterrent: Pokhran II and Beyond, Har-Anand, Nueva Delhi, pp. 150-188.<br /><br />Bajpai, Kanti (2008), “India and the United States: Grand Strategic Partnership for a Better World”, South Asian Survey, nº 15(33), pp. 33-47.<br /><br />Bajpai, Kanti, y Siddharth Mallavarapu (eds.) (2005), International Relations in India: Bringing Theory Back Home, Orient Longman, Nueva Delhi.<br /><br />Bajpai, Kanti, y Amitabh Mattoo (eds.) 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Finalmente, éste pasó una moción de censura gracias al apoyo del partido regional.<br /><br />[3] No obstante, el equilibrio interno en estas coaliciones no es fácil de mantener. El ADN sufrió una crisis política en el año 2000, pues uno de los principales socios del PPI, un partido regional, abandonó la coalición. Esto provocó la convocatoria adelantada de elecciones, pero la coalición revalidó su poder y continuó gobernando hasta mayo de 2004. Posteriormente, la coalición de la APU, agrupada en torno al Partido del Congreso, pese a la crisis política de julio de 2008 tras el abandono del apoyo de las fuerzas comunistas, también fue capaz de cumplir su mandato.<br /><br />[4] Sobre este tema, véase “India, US Revive Defence Policy Group”, The Times of India, 3/XII/2001, http://timesofindia.indiatimes.com/articleshow/568650171.cms (último acceso 15/XI/2007).<br /><br />[5] China y la India habían firmado en 1954 un tratado sobre el comercio en Tíbet, tras reconocerlo como parte integrante de China. No obstante, el gobierno indio siempre se ha movido en la ambigüedad con respecto a este tema, dadas las simpatías que despertaba en el país y al posible uso político de la cuestión, dadas las posteriores difíciles relaciones con China. No en vano, la India acogió al gobierno tibetano en el exilio y a parte de los refugiados tibetanos, y aunque no le permitió llevar a cabo actividades políticas en su territorio, su presencia era un instrumento para presionar a su vecino.<br /><br />[6] Véase, por ejemplo, “Border Trade-off: Ice Melts with Sikkim deal”, Times of India, http://timesofindia.indiatimes.com/articleshow/39907.cms; y Amit Baruat, “Accord on Opening Border Trade through Sikkim”, The Hindu, 24/VI/2003, http://www.hinduonnet.com/thehindu/2003/06/24/stories/2003062405680100.htm.<br /><br />[7] En el capítulo primero, punto seis, de la Estrategia Contra la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva de la UE se señala que el TNP debe ser preservado en su integridad.<br /><br />[8] Sobre las áreas de cooperación del IBSA, consultar la página principal de este foro, véase http://www.ibsa-trilateral.org. En cuanto a la implicación de la India en esta organización se puede consultar Greg Mills (2008), “Reflections: India, IBSA and the IOR”, Strategic Analyses, Commentaries, nº 32 (1), pp. 131-140.<br /><br />[9] Por ejemplo, el comercio terrestre entre Bangladesh y Bután y Nepal se realiza por medio de un corredor en suelo indio (con el acuerdo de Nueva Delhi), si bien de un modo limitado. En cambio, Bangladesh se ha opuesto reiteradamente a la apertura de una ruta a través de su territorio que facilite el intercambio comercial entre el principal territorio indio y la relativa área aislada del noreste. El motivo no es otro que el temor a que tal medida pueda dar lugar a una vulneración de su integridad territorial, al hallarse casi circundado por territorio indio. Cabe señalar que el noreste indio está conectado con el resto del país por un estrecho corredor en Siliguri-New Jaipalguri, que ralentiza y encarece las comunicaciones entre ambas zonas.<br /><br />[10] Sobre el contenido de este documento, consúltese India-Buthan Friendship Treaty, firmado el 8 de febrero de 2007. Disponible en la página web del Carnegie Endowment for International Peace, http://www.carnegieendowment.org/newsletters/SAP/pdf/march07/india_bhutan_treaty.pdf </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-54284560410405292502009-06-05T14:50:00.001-05:002009-06-05T14:53:22.384-05:00LA GESTIÓN DE LOS CURSOS DE AGUA INTERNACIONALES EN ASIA CENTRAL: ¿AMENAZA U OPORTUNIDAD?<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiy3csqYR55eGlezWJR6IQBMNJnr_U2Tsgimwiqb7J__NVWEHjsOss1ecqmrG1KrdHjHsrzO7Sn0h-0csTe1PjZrqfQbqqr0sEJUvdGuLneG1YR12KZpDKTLJXNepp0KdZinCi0uMnfqV6/s1600-h/PXN-PX068036.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5343934019547511746" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 253px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiy3csqYR55eGlezWJR6IQBMNJnr_U2Tsgimwiqb7J__NVWEHjsOss1ecqmrG1KrdHjHsrzO7Sn0h-0csTe1PjZrqfQbqqr0sEJUvdGuLneG1YR12KZpDKTLJXNepp0KdZinCi0uMnfqV6/s320/PXN-PX068036.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Mar Campins Eritja</em></strong><br /><br /><span style="color:#ff6600;">La identificación de los conflictos ambientales susceptibles de afectar la estabilidad regional</span><br /><br />La región de Asia Central se caracterizó tradicionalmente por su función de proveedora de materias primas. La extensión del monocultivo de algodón exigió, en la época soviética, la construcción de unas infraestructuras hidráulicas condicionadas a ese único objetivo, lo que creó una estructura altamente dependiente de la cuenca del mar de Aral y de sus ríos tributarios.<br /><br />El consumo indiscriminado de agua generó en la década de los 60 la desecación del mar de Aral, uno de los elementos esenciales para mantener y regular el balance natural y climático de la región. Paralelamente, como consecuencia del cambio climático, se está produciendo un desequilibrio muy importante en las zonas de formación de la cabecera de los ríos Amu Darya y Sir Darya, donde se ha constatado la pérdida del 25% de las reservas de los glaciares entre 1957 y 2000.<br /><br />Después de su independencia, el monocultivo del algodón sigue siendo no sólo la piedra angular de las economías y del empleo de los países de Asia Central sino también un mecanismo esencial para el control social y político mediante el cual los gobiernos y las elites políticas y económicas intercambian protección por aquiescencia política. Esta situación se agrava además por la presencia generalizada de corrupción en los distintos niveles de toma de decisión.<br /><br />Kirguizistán, Uzbekistán, Tayikistán y Kazajistán comparten la cuenca del río Syr Darya, mientras que Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajistán y Kirguizistán, además de Afganistán y la República Islámica de Irán, comparten la cuenca del río Amu Darya. El riesgo principal consiste actualmente en el conflicto de intereses existente entre los países de aguas abajo y los de aguas arriba respecto a la utilización de los recursos hídricos y a las asignaciones de los caudales. Kazajistán, Turkmenistán y Uzbekistán, situados aguas abajo, cuentan con importantes reservas de gas y petróleo –Kazajistán y Uzbekistán, además, poseen además importantes reservas de uranio–, pero son deficitarios en recursos hídricos. Por el contrario, Kirguizistán y Tayikistán, aguas arriba, son Estados deficitarios en gas y petróleo, pero cuentan con importantes reservas de agua y con una alta capacidad para la producción de energía hidroeléctrica. En un caso y otro, existen factores que tienen una relevancia evidente para la determinación del uso prioritario del agua, como el crecimiento de la población, el empobrecimiento de las zonas rurales y los movimientos migratorios provocados por la desecación del mar de Aral. Es también importante el condicionamiento de la disponibilidad del recurso en las distintas estaciones climáticas. En la práctica, los Estados de aguas abajo no ven satisfecha su necesidad de agua para la irrigación durante los meses de verano, mientras que durante el invierno padecen con frecuencia las inundaciones y otros efectos adversos debidos a la liberación de grandes cantidades de agua de los embalses en los Estados de aguas arriba, que las requieren para satisfacer la alta demanda de energía.<br /><br />La asignación de los caudales hídricos en ambas cuencas se llevó a cabo en los últimos años del período soviético, un reparto marcadamente asimétrico que sigue vigente hoy en día y que ha condicionado sobremanera las relaciones entre los Estados de la región. La misma asignación, 25 años después, ha conducido a la aparición de desacuerdos importantes entre Kirguizistán y Uzbekistán por la gestión del agua en el valle de Fergana y entre Kirguizistán y Kazajistán por las cuencas del río Chu y del río Talas y por la distribución del caudal del río Syr Darya, así como por la realización del proyecto hidrográfico en el pantano de Kok Caray en Kirguizistán. También ha generado conflictos entre Kirguizistán, Uzbekistán y Kazajistán por la construcción del embalse de Toktogul en el río Naryn en Kirguizistán; entre Kirguizistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Kazajistán por la ejecución de los proyectos de Kambarata I y II en Kirguizistán; entre Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán por la distribución del caudal en las cuencas del río Vaksh y del río Amu Darya, así como por la construcción del embalse y la planta de generación de energía hidroeléctrica de Rogun en el río Vakhs en Tayikistán; y entre Turkmenistán y Uzbekistán por el canal Kara-kum en el río Amu Darya y por la futura construcción del embalse The Golden Age en el desierto de Kara-kum en Turkmenistán.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La regulación convencional para la gestión sostenible de los cursos de agua internacionales en Asia Central<br /></span><br />En el contexto que ahora nos ocupa, el marco de referencia al nivel internacional para la gestión de los cursos de agua internacionales entre los países de Asia Central lo deberían constituir los dos principales instrumentos en esta materia, el Convenio sobre la protección y el uso de los cursos de agua transfronterizos y los lagos internacionales (Helsinki, 17/III/1992), adoptado en el seno de la Comisión Económica para Europa (CEPE), de Naciones Unidas, y el Convenio sobre los usos distintos a la navegación de los cursos de agua internacionales (Nueva York, 21/V/1997), que aún no ha entrado en vigor. Sin embargo, los Estados de Asia Central han mostrado sólo un compromiso muy relativo con respecto al desarrollo de estos regímenes internacionales, lo que resulta un indicador importante sobre el largo camino que aún queda por recorrer. Así, el convenio de 1992 sólo ha sido ratificado por Kazajistán en 2001 y por Uzbekistán en 2007 y ningún Estado de la región ha firmado ni ratificado ninguno de sus protocolos ni la enmienda de 2004. Respecto al convenio de 1997, sólo Uzbekistán lo ha ratificado en 2007.<br /><br />El marco jurídico para esos países sigue siendo el que garantiza la vigencia de los principios fijados sobre el modelo soviético, estructuralmente insatisfactorio desde el punto de vista ambiental pero que los cinco Estados centroasiáticos confirmaron de forma expresa mediante la declaración conjunta de 12 de octubre de 1991. En esta línea, Kazajistán, Kirguizistán, Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán firmaron el 18 de febrero de 1992, en Almaty, el convenio para la gestión conjunta del uso y la protección de los recursos hídricos interestatales, aplicable a todos los cursos de agua en las cuencas del Syr Darya, el Amu Darya y el mar de Aral. Mediante dicho acuerdo se creó el Comité Interestatal para la Coordinación del Agua (ICWC en sus siglas inglesas) para promover el uso racional, la protección y el control de las aguas transfronterizas. Se trata de la primera de las instituciones regionales ambientales de la etapa de la post-independencia, pero en realidad implica la continuidad de las estructuras soviéticas. Actualmente, el ICWC presenta ciertas contradicciones que limitan enormemente su capacidad. Además, en la medida en que tiene un enfoque unisectorial, el ICWC no parece ser el mejor foro para llevar a cabo acciones de carácter multisectorial ni para lograr una cierta interacción entre gobiernos, como demuestra el hecho de que desde abril de 2007 se encuentre bloqueado un acuerdo global para la gestión del agua que debía integrar a todos los Estados ribereños del mar de Aral.<br /><br />El modelo de acuerdo imperante en la región ha sido el que establece el clásico intercambio de agua por energía. Resulta de especial interés mencionar el convenio de 17 de marzo 1998, relativo al uso de los recursos hídricos y energéticos de la cuenca del Syr Darya, por el que se especificaban las transferencias hacia Kazajistán y Uzbekistán desde Kirguizistán de las cantidades de electricidad generadas adicionalmente y la compensación por el almacenamiento de cantidades de petróleo equivalentes a ese plus adicional de energía. Con un desarrollo posterior mucho menos importante, por ejemplo, Turkmenistán y Uzbekistán firmaron el 16 de enero de 1996 un convenio específico para la gestión de las aguas de la cuenca del Amu Darya. El 25 de diciembre de 1996, Uzbekistán y Kirguizistán firmaron también un nuevo convenio relativo al uso de los recursos hídricos y energéticos de las estaciones hidroeléctricas del río Naryn, en la cuenca del Syr Darya. Asimismo, Uzbekistán y Tayikistán adoptaron el 30 de mayo de 2000 otro acuerdo bilateral sobre la cooperación en materia de política hidráulica; y el 6 de octubre de 2007 se firmó un nuevo convenio entre Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán concerniente al suministro de energía a cambio de agua por parte de Turkmenistán, vía Uzbekistán, a Tayikistán durante los meses de otoño e invierno. No obstante, tales acuerdos no han servido para aligerar las tensiones en los intercambios entre los usos competitivos del agua y no disponen de mecanismos para garantizar su aplicación.<br /><br />El ejemplo en positivo de la cooperación entre países de la región lo encontramos en el acuerdo firmado el 21 de enero de 2000 entre Kirguizistán y Kazajistán sobre la utilización de las instalaciones hidráulicas para el uso de las aguas de los ríos Chu y Talas. En dicho acuerdo ambos Estados se comprometieron a la creación de una o varias comisiones conjuntas, habiéndose establecido ésta el 26 de julio de 2006 bajo el paraguas de la CEPE. En comparación con otras iniciativas regionales, su importancia para la promoción de la cooperación bilateral en el ámbito de la gestión de los recursos hídricos es innegable: en poco más de dos años se ha reunido ya cinco veces.<br /><br />En definitiva, el actual modelo de gestión de los recursos hídricos de la región favorece la dicotomía extrema entre los dos principales usos competitivos del agua, la irrigación y la producción de energía hidroeléctrica, al mismo tiempo que ignora las necesidades que con más inmediatez afectan a la población, como la disponibilidad de agua potable, su calidad o los aspectos sanitarios. Asimismo, el sector del agua sigue operando de manera totalmente independiente y sin coordinación ninguna con el sector de la energía. La gestión sostenible de ambos recursos exige la concertación de estrategias multisectoriales mediante la acción de los organismos regionales, algo que por ahora no puede afrontar el ICWC como foro de negociación interestatal, porque sólo tiene competencias en materia de recursos hídricos. Por otro lado, los acuerdos subregionales adoptados por los Estados centroasiáticos no han sabido encontrar nuevas respuestas fuera del discurso del intercambio de agua por energía y únicamente han buscado las soluciones a los problemas cuantitativos del agua mediante el recurso a más y mayores infraestructuras.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La cooperación institucionalizada para la gestión sostenible de los cursos de agua internacionales en Asia Central<br /></span><br />La gestión de los recursos hídricos compartidos ha sido objeto de atención de las organizaciones internacionales que se han creado en los últimos años en la región de Asia Central. El Fondo Internacional para el Mar de Aral (IFAS en sus siglas inglesas) es la única organización subregional que cuenta con la presencia de todos los Estados de la región sucesores de la ex URSS y que tiene el objetivo específico de gestionar el establecimiento, ejecución y seguimiento de un sistema regional de mejora, vigilancia y supervisión de las condiciones de la cuenca del mar de Aral y de sus ríos tributarios. El origen de esta organización se encuentra en los convenios que firmaron los cinco Estados centroasiáticos el 4 de enero de 1993 y el 26 de marzo 1993, mediante el que se establecía el Consejo Interestatal para el Mar de Aral (ICAS en sus siglas inglesas) como organismo de carácter consultivo. Posteriormente, el 11 de enero de 1994 se firmó la Declaración de Nuku que confirmó la validez de los acuerdos previos y mediante la cual se constituyó el IFAS para financiar las actividades y los programas del ICAS. En virtud de los acuerdos firmados el 27 de febrero de 1997, el 20 de marzo de 1997 y el 30 de mayo de 1997, ambas instituciones, el IFAS y el ICAS, se fusionaron y se dotó al IFAS de personalidad jurídica internacional. Sin embargo, el IFAS sufre también de importantes problemas de funcionamiento y de una poca capacidad de actuación, que se refleja en su éxito muy relativo en la negociación de acuerdos regionales sobre agua y energía.<br /><br />Con unos objetivos más generales, la Comunidad Económica de Asia Central (CEAC), aunque no tenía competencias directas sobre materias técnicas como la gestión del agua y la energía, sirvió inicialmente de foro para la adopción del convenio de 1998 entre Kazajistán, Uzbekistán y Kirguizistán. Desde que se transformó en 2001 en la Organización de Cooperación de Asia Central (OCAC) y se adhirió Rusia en 2004, no ha tenido mucha actividad pero ha facilitado la entrada de capital ruso en las infraestructuras de Tayikistán y de Uzbekistán. En el año 2006 esta organización se extinguió como tal, al integrarse por iniciativa rusa en el seno de la Comunidad Económica Euroasiática (EURASEC). La EURASEC, creada en el año 2000, tiene entre sus prioridades la potenciación conjunta de complejos de energía hidroeléctrica en Asia Central y la solución del problema del abastecimiento de energía eléctrica y la gestión conjunta del agua. Así por ejemplo, permitió avanzar en los proyectos de los embalses de Sangtudin y Rogun en Tayikistán y en los proyectos Kambarat I y II en Kirguizistán.<br /><br />Asimismo, la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) ha ido ampliando su ámbito de actuación hacia cuestiones de carácter económico, energético y medioambiental. Hoy en día constituye una de las iniciativas multilaterales más significativas y desde el año 2006, otorga prioridad, también, a los proyectos energéticos conjuntos, incluido el sector del petróleo y el gas y el uso conjunto de los recursos hídricos.<br /><br />Estas iniciativas han servido para aclarar la articulación de las distintas estructuras de gestión del agua en la región, pero las instituciones subregionales no han podido desarrollar todo su cometido, ya que sus esfuerzos se han dirigido principalmente a buscar la estabilidad y mantener el statu quo en la región.<br /><br />Desde una perspectiva más global, diversas organizaciones internacionales están realizando actuaciones en los países de Asia Central. Una de las acciones más importantes, por los recursos y capacidades que reúne, es la iniciativa ENVESEC (Environment & Security), que nace en el año 2003 de la mano del PNUMA, el PNUD, la OSCE, la OTAN y la CEPE. El PNUMA, el PNUD y la CEPE realizan también intervenciones directas en el ámbito de la gestión de los cursos de agua transfronterizos en los cinco Estados de la región.<br /><br />La OTAN, la OSCE y la OCDE son también activas en esta área y se encuentran actualmente ejecutando diversos proyectos. Igualmente, la primera Estrategia de la Unión Europea para una Nueva Asociación con Asia Central, adoptada en junio de 2007, además de la financiación de proyectos relacionados con las infraestructuras para la gestión del agua en el marco nuevo Instrumento de Cooperación al Desarrollo (ex TACIS) y del Programa de Monitoreo Global para el Medio Ambiente y la Seguridad (GMES), promueve en su dimensión ambiental el Dialogo Unión Europea-Asia Central sobre Medio Ambiente.<br /><br />Esas organizaciones internacionales y, en general, los donantes internacionales, han adoptado un papel en extremo relevante para la gestión del agua en la región. No obstante, su intervención sigue sin ser determinante para inducir un cambio en la posición de los gobiernos de esos países respecto a la gestión conjunta de las cuencas transfronterizas y no se ha logrado capitalizar el diálogo político generado hasta ahora. Muchas de estas intervenciones se han limitado a abordar proyectos en infraestructuras de grandes dimensiones, pero no se ha producido una acción de construcción de capacidades locales, ni se han tenido en cuenta los efectos político-sociales sobre la reforma del sector del agua y la energía que se realiza a costa del algodón. Con frecuencia, además, las autoridades gubernamentales nacionales no han asumido el coste social de todas estas transformaciones, como tampoco han demostrado su compromiso con el Estado de Derecho y la protección de los Derechos Humanos que exigen mayoritariamente estas organizaciones.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones<br /><br /></span>Hasta el momento presente los cinco países de Asia Central mantienen una cooperación regional mínima y que resulta insuficiente para garantizar una gestión ambientalmente sostenible de los recursos hídricos que comparten, puesto que difícilmente puede administrarse un sistema ecológico tan altamente integrado como el de Asia Central sobre la base de la fragmentación política extrema de la región.<br /><br />La capacidad política e institucional y el liderazgo necesarios para gestionar los cambios precisos en las cuencas hidrográficas que comparten son inexistentes y el equilibrio de poderes en la región muy relativo. Tal cosa ha llevado a unas relaciones interestatales que, en lo que afecta los cursos de agua internacionales, han facilitado el desarrollo mayoritario de grandes proyectos unilaterales en perjuicio de los proyectos multilaterales de carácter colaborativo. Lo cierto es se observa un problema generalizado de falta de gobernabilidad en el uso y la explotación de los recursos hídricos.<br /><br />Cualquier actuación al respecto exige, de entrada, una acción clara para crear las condiciones de confianza necesarias para canalizar la eventual voluntad política de los Estados de la región, como primer paso para que éstos puedan llegar a adoptar medidas concertadas en materia de gestión conjunta de las cuencas hidrográficas que comparten. Para ello es esencial tener en cuenta los cambios políticos, sociales y económicos que se están produciendo en Asia Central, que suponen también importantes retos y nuevas oportunidades para la cooperación regional. Con esta premisa, es necesario el establecimiento de un marco regional que facilite la cooperación política, la concertación y la institucionalización en el área medioambiental y energética, que, con un planteamiento basado en la noción de cuenca hidrográfica compartida, contemple todas estas cuestiones de manera multisectorial e integral. El Convenio de Helsinki de 1992 debería proveer parcialmente este marco. Su ratificación por todos los Estados de la región sería un primer paso para facilitar un cierto consenso en Asia Central respecto a los beneficios que puede aportar la cooperación ambiental regional en términos de estabilidad y seguridad. Por tanto, más allá del reto de atraer inversiones y buscar la financiación externa de las infraestructuras hidráulicas, los países de la región deben concentrarse en desarrollar un ambiente institucional propicio a la negociación que incluya la aplicación de los principios de derecho internacional que rigen esta materia, como el derecho de la participación y utilización equitativa y razonable del agua, la obligación de no causar daños sensibles al territorio de otros Estados y la obligación de cooperar mediante el intercambio de información.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-57528810276422057062009-06-05T14:30:00.001-05:002009-06-05T14:48:19.715-05:00DARFUR: EL ESTADO DE LA SITUACIÓN HUMANITARIA Y DE SEGURIDAD EN 2009<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3nlOKjYGdOl_yDAExNAuPkx2Z-ma_NGu7kfMlC40GeOG6wtAsYx2OmrWXBeNApnEYkUVvGNmc4cNt628roqW_S3Li-eFVionJgRlGhJK3g9Nm_mj3L6F0FOgIIUwQlv5lnebYnYO30GI4/s1600-h/MAR-W236340.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5343932652502828274" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 206px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3nlOKjYGdOl_yDAExNAuPkx2Z-ma_NGu7kfMlC40GeOG6wtAsYx2OmrWXBeNApnEYkUVvGNmc4cNt628roqW_S3Li-eFVionJgRlGhJK3g9Nm_mj3L6F0FOgIIUwQlv5lnebYnYO30GI4/s320/MAR-W236340.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Pedro Baños</em></strong><br /><br /><span style="color:#ff6600;">(1) Introducción<br /></span><br />Según datos de principios de 2009,[1] el conflicto en Sudán ha provocado hasta este momento el asesinato de unas 300.000 personas, que 4,7 millones dependan de la ayuda humanitaria y que 2,7 millones de ellas hayan tenido que abandonar sus hogares, convertidos en desplazados y refugiados, hacinándose en alguno de los 200 insalubres, superpoblados y peligrosos campamentos de refugiados instalados tanto en el propio Darfur como en Chad, país al que esta situación plantea graves problemas. Por si fuera poco, Darfur es una de las regiones más pobres del mundo, sufre una inexorable desertización que obliga a luchar por cada gota de agua y sus líderes padecen una crónica y patética ansia de poder personal que les hace indiferentes a los sufrimientos de los seres humanos que de ellos dependen. En definitiva, un triste escenario en el que se enfrentan norteños nómadas árabes y sedentarios agricultores africanos del sur, donde una imaginaria y delicada línea separa el islam (suní) del sincretismo cristianismo-animista, y en el que intentan sobrevivir cientos de lenguas y grupos étnicos, casi todos enfrentados entre sí.<br /><br />Si hubiera que resumir el conflicto de Darfur en pocas líneas, se podría decir que está provocado por el enfrentamiento entre los pueblos africanos habitantes de la zona y la milicia denominada janjaweed, apoyada por el centralista gobierno árabe de Sudán, el cual ha habituado a delegar en ella el trabajo sucio, con acciones claramente contrarias a las más elementales leyes del derecho internacional humanitario. De buscarse sus orígenes, no sería inexacto añadir que las causas proceden del tradicional choque entre las tribus árabes de pastores ganaderos y las tribus negras de agricultores sedentarios por el control de unos recursos naturales materializados tanto por la tierra como por los recursos hídricos –sin desdeñar el petróleo–, enfrentamientos que se han visto agravados por la implacable desertización de la zona. La situación en Darfur es un reflejo extremo de la delicada situación en Sudán –con una extensión que quintuplica la de España– en la que Darfur ocupa la zona occidental (véase la Fig. 1) y se ha visto marginada tradicionalmente de las prioridades y atención del gobierno en Jartum. También se ve afectada por el conflicto regional entre Chad, Sudán y la República Centroafricana y, en menor medida, por los conflictos internos de Sudán, al este y sur de su territorio, lo que explica la dificultad para solucionar el conflicto de Darfur al margen de la resolución de los otros.[2]<br /><br />El detonante de los enfrentamientos armados actuales fue, a principios de 2003, el ataque del Ejército de Liberación de Sudán de Minni Minawi (ELS-MM) al aeropuerto de Al Fashir, capital de Darfur Norte. El ataque provocó la indignación del gobierno y, en respuesta, un contraataque aéreo del gobierno junto con el empleo de las milicias janjaweed. Por el lado de la distensión, el Acuerdo de Paz de Darfur (Darfur Peace Agreement, DPA), firmado el 5 de mayo de 2006 entre el gobierno de Sudán y el ELS-MM, debía poner fin a tres años de luchas fratricidas; pero a pesar de la reducción de los enfrentamientos “oficiales” entre los rebeldes y el ejército sudanés, lo cierto es que han aumentado los enfrentamientos tribales –incluso entre grupos que hasta no hace mucho tiempo eran aliados–, las acciones contra las fuerzas internacionales y la presión sobre las organizaciones de ayuda humanitaria.[3] Desde entonces, los enfrentamientos armados entre el gobierno y los rebeldes no han cesado, y en el pasado inmediato se han producido ataques aéreos y terrestres sobre Darfur Este en febrero de 2008, y el ataque de las milicias del Movimiento Justicia y Libertad (MJL) a Jartum en mayo del mismo año, que dejó varios centenares de muertos en la capital. Tampoco el último Acuerdo de Doha de febrero de 2009 entre el gobierno sudanés y el Movimiento Justicia e Igualdad (MJL), bajo mediación de Naciones Unidas y la Unión Africana (UA), ha interrumpido los enfrentamientos entre los signatarios ni, mucho menos, entre los no firmantes. Por último, y aunque este Documento de Trabajo sólo estudia las operaciones principales, gran parte de la violencia ejercida procede de la violencia intertribal y de la delincuencia existente en la zona.<br /><br />La situación humanitaria no ha dejado de deteriorarse incluso con la presencia de fuerzas internacionales en la zona, pertenecientes a las misiones de Naciones Unidas, de la UA o de la UE, que protegen los campos de desplazados y el territorio por donde se desplazan. A los campos de desplazados no cesan de llegar nuevas oleadas generadas por los enfrentamientos tribales (en 2008 se registraron 317.000 nuevos desplazados frente a los 300.000 de 2007).[4] La saturación de los campos genera problemas internos de convivencia y, en ocasiones, el gobierno sudanés irrumpe en los campos creando situaciones de riesgo (el 25 de agosto de 2008 fuerzas sudanesas intentaron registrar el campamento de Kalma, Darfur Sur, donde viven 90.000 desplazados, y se produjeron 32 muertos y 85 heridos). Los problemas se han agravado tras la orden de expulsión de 13 organizaciones humanitarias internacionales y tres nacionales en marzo de 2009.[5] La degradación afecta más a los desplazados y refugiados de Darfur que a la población que vive en asentamientos, porque estos cuentan con recursos propios (su seguridad alimentaria ha mejorado del 30% en 2006 al 55% actual).<br /><br />La responsabilidad moral y material del gobierno sudanés en esta catástrofe humanitaria se ha traducido en la petición de una orden de arresto por el fiscal de la Corte Penal Internacional contra el presidente sudanés, Omar al-Bashir, por crímenes contra la humanidad –incluido el genocidio– y crímenes de guerra (por el asesinato de 35.000 civiles en cinco años y los sufrimientos –“muerte lenta”– de decenas de miles de desplazados y refugiados). Desde que el fiscal puso en marcha el procedimiento, se puso de evidencia la interacción entre la iniciativa penal y el desarrollo de los conflictos internos por la radicalización de los sectores más reacios a la presencia internacional. La tensión se ha reflejado en los obstáculos que el gobierno sudanés ha puesto al despliegue de UNAMID a partir de que el 14 de julio de 2008 se solicitara el arresto. La falta de progresos en los distintos conflictos de Sudan y, especialmente, en el de Darfur acabaron con la posibilidad de que el Consejo de Seguridad suspendiera el procedimiento a cambio de avances en materia de negociación, reconciliación y asistencia humanitaria. La orden es de difícil ejecución mientras el presidente sudanés se mantenga en el poder, lo que incentiva la continuidad en los enfrentamientos y la animosidad contra la presencia extranjera, lo que lleva a dificultar las operaciones de las organizaciones gubernamentales internacionales y a expulsar a las organizaciones no gubernamentales que prestan asistencia humanitaria, para que no se conviertan en testigos de cargo.<br /><br />Frente a este desolador panorama, se encuentra una comunidad internacional incapaz de aliviar eficazmente el sufrimiento de tantos miles de seres humanos, ni de llevar la ley y el orden mínimos que garanticen unas condiciones de estabilidad y un futuro esperanzador. Y todo ello motivado por multitud de intereses encontrados y de percepciones y aproximaciones radicalmente opuestas. Este Documento de Trabajo analiza las limitaciones de esa comunidad para solucionar el problema de Darfur desde el punto de vista de las dificultades planteadas por los actores implicados en los enfrentamientos, de las dificultades que presenta la situación humanitaria y bélica para cualquier intervención internacional, particularmente para aquellas que pretenden aliviar el sufrimiento humanitario. El estudio se centra en las repercusiones sobre la situación humanitaria y la seguridad de la región de Darfur a principios de 2009, y la dificultad de encontrar una salida debido a conflictos regionales, locales y tribales que complican cualquier respuesta de la comunidad internacional.[6]<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(2) Principales actores del conflicto</span><br /><br />En Sudán, las partes que integran el actual Gobierno de Unidad Nacional de este Estado fallido[7] surgido tras la guerra civil, mantienen posturas enfrentadas al respecto de la situación en Darfur. Sudán está controlado por el Frente Islámico Nacional, que se hizo con el país en un golpe de Estado militar en 1989 y puso al mando al actual presidente, el teniente general Omar al-Bashir. Por un lado está el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán (MLPS), un reconvertido movimiento rebelde que hasta la firma del Acuerdo de Paz apoyaba abiertamente a los rebeldes de Darfur, como parte de su política de lucha contra Jartum, y que ahora es claramente partidario del despliegue de fuerzas internacionales de pacificación en Darfur. Según datos del IISS de 2008 (Military Balance, 2009, p. 472), el SPLM cuenta con varios miles de miembros y se cree que han actuado contra las fuerzas de la Unión Africana y de Naciones Unidas para obtener armas[8]. Por otro, el Partido del Congreso Nacional (PCN), notablemente influido por el islam, e incluso con corrientes internas especialmente integristas. Su máximo representante, y actual presidente de Sudán, ha mantenido una postura de oposición a cualquier tipo de injerencia externa en Darfur, de modo más o menos directo, dependiendo de la presión de la comunidad internacional.<br /><br />Mientras que las fuerzas armadas sudanesas cuentan con unos 100.000 miembros, las milicias janjaweed disponen de 20.000 (IISS, 2009, p. 473), a las que habría que añadir los 4.000 de la milicia del Frente por la Justicia (FJ) que actúa al sur de Darfur. El gobierno de Sudán no ha dudado en emplear a las brutales milicias janjaweed, cuya traducción literal significa “demonios a caballo”, y que están mayoritariamente integrada por ganaderos árabes nómadas, bajo el liderazgo de los jefes de las tribus –llamados sheiks–, pero también por elementos marginales, salteadores de caminos y delincuentes comunes que se aprovechan de la situación de caos. Por ello, no se puede decir que formen una fuerza organizada, sino que más bien constituyen grupúsculos de combatientes de dudosa ideología y lealtad al gobierno central, el cual, sin embargo, no duda en contar con su apoyo para llevar a cabo acciones deleznables y contrarias al derecho de la guerra y a los derechos humanos,[9] sin tomar ninguna medida efectiva para proceder a su desarme –primer paso imprescindible para alcanzar unas mínimas condiciones de pacificación en la zona–. Indudablemente, estas milicias ven como una amenaza cualquier injerencia internacional, ya que no ignoran que la opinión pública está convencida de su participación activa en los hechos más salvajes y que su desarme completo se ha convertido en un objetivo clave en la estabilización de la región. Por ello, han hecho y harán cuanto esté en su mano para impedir tanto el acceso de estas fuerzas como su permanencia en la zona, ya que les va en ello su propia supervivencia y primacía. A ello se debe añadir que su carácter nómada, heredero de siglos de tradición, va a dificultar enormemente su integración en un sistema más estable o su sometimiento a áreas limitadas que vayan en contra de sus principios de libertad e independencia.<br /><br />El gobierno también dispone de las Fuerzas Armadas de Sudán, compuestas por unos 120.000 efectivos, de los cuales 115.000 corresponden al Ejército de Tierra, 1.500 a la Armada y 3.000 al Ejército del Aire. Cuenta con unos 250 carros de combate medios (la mayoría T-54/T-55), 70 carros ligeros (T-62 chinos) y 50 aviones de combate, la mayor parte de origen chino, aunque está diversificando sus adquisiciones.[10] Como fuerzas paramilitares cuenta con la rama militar del Frente Islámico Nacional, que pueden llegar hasta los 60.000 hombres. Estas fuerzas son suficientes para controlar los conflictos abiertos al este, sur y oeste de Sudán, pero no para imponerse sobre los grupos rebeldes si estos actúan simultáneamente o si, como ocurrió en mayo de 2008, pasan a la ofensiva, llegando hasta las puertas de la capital Jartum. La superioridad aérea facilita las operaciones gubernamentales pero genera más daños colaterales y víctimas civiles que efectos militares, por lo que últimamente recurre a combinar los primeros con ataques terrestres posteriores que obligan a retirarse a las fuerzas rebeldes que combaten en Darfur.<br /><br />Si bien los habitantes de Darfur nunca han constituido un grupo homogéneo ni han mostrado deseos de unificación más allá de sus tribus históricas, en 2003 surgieron con fuerza dos grupos rebeldes, que representaban, en cierto modo, el sentir general de los pobladores de esta región. Estos fueron el Ejército de Liberación de Sudán (ELS)[11] y el Frente de Redención Nacional (FRN). Sin embargo, las diferencias surgidas ante las acciones a llevar a cabo contra Jartum y sobre el Acuerdo de Paz han multiplicado la aparición de nuevos grupos y el enfrentamiento entre ellos. Entre los principales se encuentra el Ejército de Liberación de Sudán-Minni Minawi (ELS-MM), una escisión del ELS que apoyó el Acuerdo de Paz y cuyos integrantes pertenecen mayoritariamente a la etnia zaghawa. Están liderados por Minni Minawi, que da nombre al grupo. El Ejército de Liberación de Sudán-Fuerzas no Firmantes (ELS-FNF) constituye, como su propio apellido indica, la parte escindida del ELS que se negó a firmar el acuerdo de paz; su líder es Wahid al Nur. El Frente de Redención Nacional está integrado por una diversidad de grupos como el Movimiento de Justicia e Igualdad (JEM en inglés), el G-19 y la Alianza Democrática Federal de Sudán, entre otros.[12] Finalmente, el Movimiento Nacional por la Reforma y el Desarrollo (MNRD) es una escisión del JEM en 2004, al no estar conforme con el acuerdo de alto el fuego firmado en abril de ese año. Acusa al JEM de no defender las necesidades económicas y sociales de los fur y su líder es Khalil Abdullah.<br /><br />En general, la posición que mantienen los distintos grupos sobre la participación de fuerzas internacionales en la zona es diversa y, a veces, contrapuesta. Por un lado, son conscientes de que dichas operaciones deberían beneficiarles, ya que persiguen sus mismos objetivos teóricos: paz, desarme de los janjaweed, mayor autonomía, ayuda al desarrollo, etc. Sin embargo, no pocos consideran que el despliegue internacional beneficia principalmente a Jartum, consolidando la situación creada de facto, al mismo tiempo que recelan de cualquier intromisión en sus tierras ancestrales, así como en sus tradicionales estructuras sociales y de poder. Incluso dudan de que, a la larga, la ayuda humanitaria[13] vaya a beneficiar a sus precarias economías.[14]<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(3) Las operaciones internacionales con fines humanitarios</span><br /><br />La primera misión de la Unión Africana (UA) fue la Misión Africana en Sudán (African Mission in Sudan, AMIS), consecuencia del primer alto el fuego ocurrido en abril de 2004. Esta misión fue ampliando los efectivos hasta alcanzar, en junio de 2007, los 7.529 (6.145 soldados y 1.384 policías).[15] Desde sus orígenes, AMIS cosechó más fracasos que éxitos, siendo criticada por su incapacidad para asegurar la correcta distribución de la ayuda humanitaria precisa para una población tan castigada por el hambre. En su falta de eficacia tuvo mucho que ver la animadversión permanente del Gobierno sudanés que, si bien autorizó –por primera vez– una misión internacional en su territorio, nunca cejó en su empeño de dificultar su desarrollo por cualquier método, desde prolongar los trámites administrativos para los visados a poner pegas a la entrada de ciertos materiales, medios y suministros básico (como combustible), así como denegando permisos de entrada al personal de ciertas nacionalidades.<br /><br />A pesar de su buena voluntad, la organización y estructura de AMIS se demostró como un verdadero fiasco porque, para empezar, las unidades carecían de la más mínima cohesión, no existió un estado mayor eficaz y la cadena de mando estaba lejos de estar bien definida. Con una mala administración y convertida en una auténtica torre de Babel por la diversidad de intereses internos, AMIS ha sido un claro ejemplo de la incapacidad actual de la UA para llevar a cabo con éxito este tipo de misiones, y de su dependencia de la asistencia internacional para desarrollar una capacidad de intervención propia.[16] Para superar sus dificultades, la UA puso en marcha la denominada Misión Expandida de la Unión Africana en Sudán (también llamada AMIS II), con la ayuda financiera y técnica de la UE y logística de la OTAN. La idea inicial era disponer de un total de 45 equipos de observadores militares, integrado cada uno por 10 miembros, y desplegados en ocho sectores. Al final, la UA tuvo que ceder ante la dolorosa realidad, y aceptó a regañadientes el apoyo de Naciones Unidas, al que se había negado durante mucho tiempo, en un intento de lavar los trapos sucios africanos dentro de casa. Con esta decisión, se abrió la puerta al proceso de traspaso de la AMIS a UNAMID, la nueva misión conjunta (híbrida) de Naciones Unidas y de la UA.<br /><br />El gobierno sudanés siempre se ha mostrado reacio a la presencia de misiones internacionales en su territorio, aunque fuera para ayudar a la población local, y aspira a controlar la ayuda humanitaria que se envía desde fuera para reforzar su capacidad de influir a los desplazados por el régimen sudanés. Además, también ha procurado restringir el acceso de periodistas a las zonas conflictivas y coaccionado a los que han reivindicado la intervención internacional.[17] El 3 de julio de 2004, el gobierno cedió ante las presiones de EEUU, el Reino Unido y Naciones Unidas, y suscribió un acuerdo para facilitar el acceso de organizaciones humanitarias, respetar los derechos humanos, proporcionar seguridad a la población negra perseguida y conseguir una solución política al conflicto.[18] Para el caso concreto de Darfur, en noviembre de 2006, Jartum aceptó finalmente el despliegue de una fuerza UA-Naciones Unidas, denominada UNAMID, aún cuando haya hecho todos los intentos posibles para evitar su materialización. Desde el principio, Sudán mostró su total oposición a una fuerza que estuviera compuesta tan sólo por fuerzas de Naciones Unidas y se negó, especialmente, a que ciertos países no africanos participaran en la misión. Asimismo, durante mucho tiempo, el gobierno de Jartum se opuso frontalmente a que AMIS se convirtiera en una misión de Naciones Unidas, al igual que a un posible despliegue de una fuerza de paz híbrida UA-Naciones Unidas. El propio secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, en un informe emitido a primeros de marzo de 2008, reconocía el enorme retraso del despliegue de una fuerza combinada de UNAMID, como resultado tanto de la carencia de recursos vitales como de las tácticas dilatorias llevadas a cabo por el gobierno de Sudán.<br /><br />Así, y con la finalidad de apoyar la misión de la Unión Africana, Naciones Unidas aprobó, en abril de 2007, el despliegue en Darfur de 3.000 cascos azules y siete helicópteros armados. La idea era que este apoyo inicial terminara por convertirse en un contingente conjunto UA-Naciones Unidas, llegando a tener 26.000 soldados, predominantemente africanos,[19] con lo que se conformaría la mayor operación de paz de la historia de las Naciones Unidas (la anterior había sido ONMUC, en la República Democrática del Congo, con 17.000 hombres). El despliegue distribuía el apoyo de Naciones Unidas a la UA en tres fases diferenciadas: (1) Light Support Package, consistente en ayuda técnica y asesoramiento a la UA, incluyendo el despliegue de 105 soldados, 33 policías y 45 consejeros militares de ONU; (2) Heavy Support Package, materializado con el envío de expertos, material logístico y equipamientos de alta tecnología; y (3) Hybrid Operation, la cual comenzó en julio de 2007, y que debe llegar hasta los 26.000 efectivos, entre Naciones Unidas y la UA. El 31 de octubre de 2007 UNAMID comenzó sus operaciones en la zona, estableciendo su cuartel general en Al Fasher, situada en el norte de la región.[20]<br /><br />En la primavera de 2008 tan sólo había desplegados sobre el terreno 9.000 soldados. Poco a poco fueron llegando más contingentes, pero sin alcanzar nunca las cifras previstas inicialmente. Los helicópteros de combate no acabaron de llegar y padeció una carencia crónica de vehículos, medios de transmisión y de instalaciones adecuadas.[22] El 31 de julio de 2008, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 1828, por la que se prorrogó el mandato de la Operación Híbrida de la UA y Naciones Unidas en Darfur (UNAMID) por un nuevo período de 12 meses, hasta el 31 de julio de 2009. Sin embargo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, consciente y temeroso de implicarse en profundidad en el conflicto por las posibles repercusiones nacionales e internacionales, siempre ha considerado que no existe una vía de solución militar para el desastre que se vive en Darfur, por lo que ha apelado reiteradamente a las partes implicadas en el conflicto a un alto el fuego y a ir mejorando paulatinamente las condiciones de vida de la ya exhausta población.<br /><br />Tampoco la comunidad internacional ha hecho un esfuerzo especial para revertir la situación, como ha denunciado recientemente el enviado especial de la Naciones Unidas para la zona, Rudolph Adada. Por un lado, se debe tener en cuenta que las fuerzas que participan en misiones como UNAMID no están adecuadamente preparadas para este tipo de cometidos. Y ello por muchos motivos, que van desde la falta de interoperabilidad de los pocos medios aportados, a la ausencia de equipos pertinentes, la carencia de instrucción, problemas de disciplina y falta de comprensión del significado de la misión. Para muchos de los cascos azules, estas misiones son sólo una manera de obtener rápidamente un dinero extra, ya que, en ciertos países, el salario de un año en una misión de Naciones Unidas equivale al salario de toda su vida en sus naciones de origen. Lamentablemente, los países que podrían aportar las fuerzas más adecuadas y eficaces, como son los miembros de la UE, tienen demasiadas dudas y reticencias a la hora de emplear sus ejércitos en escenarios tan sumamente complejos y llenos de todo tipo de riesgos. Su única contribución directa ha sido mediante su participación en la misión de Naciones Unidas en Chad y la República Centroafricana (MINURCAT), aprobada por la Resolución 1778 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de 25 de septiembre de 2007. El despliegue, entre enero de 2008 y abril de 2009, de la operación EUFOR Chad/RCA al este del Chad y al noroeste de la República Centroafricana ha contribuido a la protección de los refugiados y desplazados en la zona, dando tiempo a que Naciones Unidas preparara el despliegue de una fuerza permanente en la zona.<br /><br />Como en tantos casos previos, la UE ha sido incapaz de actuar como un solo cuerpo desde el inicio del desastre humanitario. Los sobredimensionados y lentos órganos de toma de decisiones de este conglomerado de 27 países han demostrado, una vez más, que los intereses de sus integrantes no son siempre coincidentes, cuando no claramente dispares. Esto se hace especialmente cierto cuando llega el momento de aportar tropas sobre el terreno, y más en un escenario tan delicado y complejo como es el centroafricano. Por un lado, se podrían agrupar las antiguas potencias colonizadoras de la zona (Bélgica, Francia, Alemania, los Países Bajos e Italia), la mayoría aún con importantes intereses económicos y estratégicos en la zona, y, por lo tanto, con una compresión profunda –e interesada– de la delicada situación. En otro apartado se podría incluir a países de la UE sin ningún nexo con África, para los cuales no siempre es fácil entender en su totalidad los detalles del difícil momento que se vive en Darfur. Incluyendo en esta incomprensión no sólo a los gobernantes, sino incluso a sus ciudadanos, a los que tan sólo se ha ofrecido el aspecto superficial –no por ello menos importante, pero sí el más llamativo– del impactante desastre humanitario.[23]<br /><br />Este segundo grupo de países, si bien dispuesto a hacer cuanto sea posible por frenar el drama humano, no ha mostrado especial interés en desplegar una presencia militar que implicara una fuerte presencia de tropas europeas, arriesgando la vida de sus propios ciudadanos, por lo que abogan por que sean fuerzas regionales las que lleven a cabo las misiones, limitándose la participación de la UE al envío de ayuda humanitaria que no implique una participación directa sobre el terreno o, en todo caso, a una misión “puente”, como la de EUFOR Chad/RCA, hasta que Naciones Unidas o la UA puedan asumir la gestión.<br /><br />Para tratar de lavar su mala conciencia, y bajo la presión de amplios sectores sociales, el 28 de enero de 2008, y en el marco de la Política Europea de Seguridad y Defensa, se tomó la decisión de lanzar la operación denominada EUFOR Chad/RCA. Este proceso había sufrido grandes retrasos, pues pocos países estaban dispuestos a poner tropas en el escenario. Finalmente, la UE desplegó sobre el terreno 3.700 miembros de 19 Estados miembros, y el coste total aprobado fue de 119,6 millones de euros, además de los 229 millones de euros de asistencia a Chad y otros 137 millones a la República Centroafricana, a través del Fondo Europeo al Desarrollo a lo largo de un período de cinco años. La UE se ha encargado de contribuir a la protección de los civiles en peligro –en particular los refugiados y el personal desplazado–, facilitar la entrega de ayuda humanitaria y la libre circulación del personal humanitario, mediante la contribución a la mejora de la seguridad en la zona de operaciones, y contribuir a la protección del personal, edificios, instalaciones, movimiento y material de Naciones Unidas.<br /><br />El Consejo de la UE del 16 de octubre de 2007 nombró como jefe de la operación al teniente general irlandés Patrick Nash, al general de brigada francés Jean-Philippe Ganascia como jefe de la fuerza y al general polaco Boguslaw Pacek como segundo jefe de operaciones. La fuerza europea se desplegó al este de Chad, en la frontera con Darfur, con un destacamento multinacional en Birao (en el noreste de la República Centroafricana), y alcanzó su capacidad operativa inicial a mediados de marzo de 2008, momento que marcó el inicio de los 12 meses de mandato. La zona de operaciones de Chad se dividió en tres áreas, cada una de entidad batallón. En el norte se desplegaba un batallón liderado por Polonia, con el puesto de mando en Iriba; en el centro, un batallón francés, con base en Forchana; y en el sur, un batallón irlandés, con su cuartel general en Gozbeida. Una de las finalidades colaterales de EUFOR Chad/RCA era contribuir a establecer una fuerza policial de Naciones Unidas en Chad, la cual se encargaría de entrenar y equipar a la policía chadiana para que puedan desplegarse en los campos de refugiados del este del Chad.[24]<br /><br />La misión ha estado bien dotada de personal –tanto cuantitativa como, sobre todo, cualitativamente–, pero ha padecido escasez de helicópteros, que son el punto débil de la proyección europea, ya que los Estados miembros de la UE que disponen de ellos se resisten a aportarlos por su desgaste muy acusado en este tipo de ambiente. La misión de EUFOR Chad/RCA finalizó el 16 de marzo de 2009, al haber trascurrido el año desde su declaración de operatividad, tal y como estipulaba su mandato. Sin embargo, la mayor parte del personal de esta primera misión independiente de la UE en África se ha reintegrado en la misión MINURCAT.[25] Tras la fusión, el 16 de marzo de 2009, de la mayor parte del personal de EUFOR Chad/RCA en la misión MINURCAT (también llamada MINURCAT II) se espera que esta última alcance los 5.500 hombres. Este traspaso le da a MINURCAT una apariencia de misión militar que, sin embargo, no podrá llevar a la práctica porque su mandato es más restrictivo en lo que a las reglas de enfrentamiento se refiere (ROE) que lo era el de EUFOR, y además carece de muchos de los medios de los que disponía la misión anterior.[26] Aunque oficialmente la misión ha sido todo un éxito, para otros, sobre todo para los cooperantes sobre el terreno, la labor ha sido más propagandística que eficaz, y tan sólo ha servido para reforzar al régimen chadiano del presidente Déby.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(4) Análisis operacional de la seguridad en Darfur<br /></span><br />Los enfrentamientos armados continúan en la zona de Darfur, complicando la situación humanitaria. La tregua unilateral del gobierno sudanés de 12 de noviembre de 2008 no produjo el efecto esperado –sino el inverso– y se recrudecieron los enfrentamientos entre las milicias del Movimiento Justicia e Igualdad (MJI) y las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) en la frontera con Chad de Darfur Norte y en torno a Muhajeria (Darfur Sur). También se registraron enfrentamientos entre las milicias MJI y las del Ejército de Liberación de Sudán (ELS-MM) en Darfur Sur y entre las milicias ELS-MM y el Ejército sudanés en Graida (Darfur Sur). Los bombardeos aéreos sobre las fuerzas rebeldes afectan a la población civil y provoca su desplazamiento a los campos existentes.<br /><br />A 31 de marzo de 2009, UNAMID había desplegado sobre el terreno ya el 67% de la fuerza prevista de 19.555 miembros: 12.949 soldados, 375 oficiales, 188 observadores militares y 77 oficiales de enlace. Su operatividad se ve limitada por la falta de equipos críticos como helicópteros, transporte y reconocimiento aéreo y hospitales de campaña, y también por las restricciones de movimientos que el gobierno sudanés le impone por razones de seguridad, reales o imaginarias. En el ámbito policial sólo se cuenta con 2.478 efectivos de los 6.432 previstos, debido a las dificultades de reclutamiento. Dificultades que también cuentan para el personal civil (3.388 de los 5.557 necesarios). Con estos medios, UNAMID realiza patrullas dentro y fuera de los campos de refugiados, forma policías y colabora con las autoridades locales en los programas de protección de grupos vulnerables, como los de mujeres y niños, y en programas de impacto rápido.<br /><br />Durante el trimestre de 2009, los enfrentamientos armados se han reducido en intensidad, pero no han cesado de registrarse. El 17 de febrero de 2009, el gobierno sudanés y el Movimiento Justicia e Igualdad suscribieron un Acuerdo en Doha para crear un ambiente favorable a unas conversaciones futuras de paz, bajo la mediación de la misión UA-Naciones Unidas y el gobierno de Qatar.[27] El acuerdo pretende aliviar el sufrimiento de las víctimas de los enfrentamientos y permitir que progrese la mediación de UNAMID internacional entre los principales actores del conflicto en Darfur. Pero a pesar del Acuerdo de Doha, el informe del secretario general sobre el cumplimiento de la Resolución 1828 evidencia la continuación de los enfrentamientos.[28] Las Fuerzas Armadas sudanesas han hostigado a las fuerzas del MJI tras su retirada de las poblaciones de Muhajeriya, en Darfur Sur, y de las de Al Mallam y Dobo, en Darfur Norte. Continúan las acciones de las Fuerzas Aéreas sudanesas sobre las posiciones rebeldes, que preceden a las acciones terrestres, lo que confirma la existencia de una estrategia gubernamental para presionar sobre Darfur a las milicias rebeldes hasta hacerlas cruzar la frontera con Chad, independientemente de los daños colaterales que provoquen sobre la población civil.<br /><br />Aunque hasta ahora no se han registrado enfrentamientos entre las milicias progubernamentales janjaweed y los cascos azules de UNAMID, ésta es una opción con la que cuenta Jartum para no tener la necesidad de actuar directamente con su Ejército contra las fuerzas internacionales. Dichas milicias disponen principalmente de armas ligeras, aunque tampoco se debe desdeñar la alta probabilidad de que cuenten con ametralladoras pesadas, de misiles portátiles contra medios aéreos –muy eficaces sobre todo contra helicópteros–, ni de armas contracarro de corto y muy corto alcance (del tipo RPG-7 que se ha puesto de moda entre los piratas somalíes), capaces de penetrar los medios de transporte blindados con los que normalmente cuentan en zonas conflictivas las organizaciones internacionales no gubernamentales y las fuerzas desplazadas. En caso de enfrentamiento, la zona natural de acción de las milicias sería el campo abierto, fuera de la protección que ofrece la capital de Darfur Norte, Al Fasher, a las organizaciones internacionales gubernamentales, y donde se encuentran tanto el Cuartel General de UNAMID como las sedes de las principales de las demás entidades internacionales.<br /><br />Al riesgo anterior, hay que añadir los enfrentamientos tribales y los constantes asaltos y actos delictivos contra el personal de UNAMID y de organizaciones humanitarias. A pesar de los procesos de mediación entre los grupos tribales para fomentar su convivencia y reconciliación, se siguen registrando enfrentamientos como los que se produjeron entre las tribus ma’aliya, messeriya y birgid contra la zaghawa en octubre de 2008, las gimir del sur y de norte en diciembre de 2008, entre las fallata y habaniya, o entre los habaniya y los reizigat en marzo de 2009. En el primer trimestre de 2009 se registraron 62 actos de violencia o delictivos contra el personal o instalaciones de UNAMID, y 53 contra el resto de organizaciones internacionales no gubernamentales. Tampoco se alegran de la presencia de fuerzas y agentes internacionales los numerosos grupos de bandidos, salteadores de caminos y criminales que perpetran habitualmente sus fechorías en el territorio de Darfur y sus inmediaciones, sin respetar fronteras ni ningún derecho humano básico. Son actores cuya única finalidad de sus acciones es el inmediato beneficio económico y van a identificar inmediatamente a las fuerzas internacionales como una amenaza a su modo de vida. Esto les puede llevar a actuar contra los pacificadores, al menos contra pequeños grupos aislados o los elementos logísticos, y a cometer actos de pillaje, como la sustracción y robo de material y medios como vehículos, carburante y agua –tan valiosa allí como la gasolina–, y otros. Sus acciones también afectan al personal civil, en la medida que las acciones violentas afectan a su asistencia humanitaria.[29]<br /><br />Aparte de lo anterior, no son en absoluto descartables acciones terroristas contra las fuerzas internacionales por parte de grupos relacionados con al-Qaeda. Esta organización ha instado en diversas ocasiones a la yihad contra las fuerzas de pacificación extranjeras presentes en Darfur y contra el gobierno, en caso de que se permitiera la misión humanitaria.[30] De hecho, existe constancia de la presencia en Sudán de células extremistas de grupos foráneos, que claramente pueden llegar a representar una grave amenaza para las fuerzas. No debería olvidarse que Sudán acogió a principios de los años 90 a Ben Laden[31] dentro de su territorio, lo que motivó que en 1993 fuera incluido en la lista de países patrocinadores del terrorismo hasta 2004, por lo que es de suponer que quedan restos de la pasada influencia extremista en ciertas capas de la población, sin descartar en Darfur. La amenaza sería mucho más creíble en caso de estar presentes fuerzas “occidentales”, pero en UNAMID no hay una visibilidad de esas fuerzas, ni colectivamente como UE u OTAN, ni individualmente, salvo los casos puntuales de Italia y Canadá, y en Darfur hay mayoría de tropas africanas y musulmanas.<br /><br />Igualmente, los actos de terrorismo no han sido extraños en el violento escenario sudanés. Fuerzas, funcionarios e instalaciones del gobierno han sido objeto de múltiples ataques protagonizados por diversos grupos. Los últimos surgidos con motivo del conflicto de Darfur –como la Organización para la Yihad en Darfur, las Brigadas de la Sangre y los Exterminadores de las Fuerzas Diabólicas– han sido utilizados por Jartum para transmitir la imagen de una frontal oposición de la población local a la presencia de fuerzas internacionales, lo que para ciertos observadores parece implicar que no es nada improbable que hayan recibido apoyo del propio gobierno sudanés.<br /><br />Por otro lado, si bien la misión de las fuerzas humanitarias internacionales beneficiaría teóricamente a las fuerzas rebeldes al gobierno de Sudán, no se debe descartar, como bien se ha encargado de alentar y airear Jartum, que el tradicional sentimiento anti-occidental de la región implicara enfrentamientos entre pacificadores-humanitarios y rebeldes. Las vías de solución puede ser negociar con sus líderes, en la mayoría de los casos jefes de tribus. Con la dificultad de convencerles del beneficio que pueden encontrar en el desarrollo de la operación, y que en muchos casos va a pasar por las meras contraprestaciones materiales. Lo más complicado sería convencerles de que entregaran las armas que les dan poder y prestigio. Su propia diversidad y dispares intereses, unido a los enfrentamientos entre facciones, complican más, si cabe, el panorama. Aunque nada más sea como forma de marcar su preponderancia sobre los demás grupos, no son descartable acciones aisladas contra las fuerzas internacionales.<br /><br />Por otro lado, sería de esperar que continuaran todo tipo de trabas, más o menos legales, contra el despliegue, la presencia y el desarrollo de la operación de la fuerza humanitaria, con lo que Jartum conseguiría dar una imagen de operación torpe y fracasada, que a buen seguro provocaría el desaliento de sus gobiernos y una tremenda decepción entre la sociedad occidental. En caso de que la situación humanitaria condujera a una operación de injerencia en Darfur para proteger a la población, lo que con toda probabilidad ocurriría es que el gobierno sudanés lanzaría una fuerte campaña de desprestigio y de contrainformación de la operación multinacional, haciendo especial hincapié en la presencia de tropas no africanas-árabes-musulmanas, en su consideración de nuevos colonizadores y explotadores del ya muy esquilmado continente africano. Asimismo, el gobierno de Sudán procuraría buscar el enfrentamiento entre las tropas internacionales y grupos locales, bien sean milicias, grupos rebeldes o simplemente bandidos. Y ello con la finalidad de provocar bajas entre los musulmanes locales que pudiera luego vender ante el mundo árabe, especialmente a los islamistas más radicales, como una acción premeditada de los nuevos invasores cristianos contra los desvalidos fieles musulmanes. Si en los mismos enfrentamientos se produjeran numerosas bajas de soldados occidentales, muy concretamente europeos, el efecto entre sus sociedades de origen podría ser demoledor. Jartum no ignora que muchas de estas sociedades están ya al límite del agotamiento ante la cada vez mayor cantidad de misiones abiertas –que parecen que nunca van a poder cerrarse como no sea en falso–, y, sobre todo, por las inaceptables bajas que ocasionan. Sería un buen filón que Sudán sabría aprovechar, ante unas colectividades acomodadas y sensibilizadas con los muertos propios, y que no conciben ciertos esfuerzos, especialmente ante resultados tan poco favorables e inciertos.<br /><br />Independientemente de las acciones propagandísticas del gobierno sudanés, cualquier operación internacional sin su consentimiento se enfrentaría a enormes dificultades logísticas para apoyar adecuadamente a la fuerza que se despliegue en la zona. Tanto por la distancia a la que se encuentra Darfur de las bases logísticas de procedencia de las fuerzas como al previsible nulo apoyo de nación anfitriona y de los demás países del entorno: Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo y otras características a una operación de este tipo. Las propias condiciones sanitarias representarían un problema adicional, ya que la relación de enfermedades endémicas en Darfur es casi infinita, siendo algunas de ellas verdaderamente impactantes y de alto riesgo para un occidental. Baste decir que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva constados miles de casos de “fiebre del valle del Rift” transmitida por mosquitos o el SIDA, verdadera pandemia de toda África según Kempe.[32] Al mismo tiempo, la carencia de infraestructura hospitalaria exige un fortísimo despliegue asistencial y un muy planificado sistema de evacuación, dando alta prioridad a los medios aéreos, ante la deficiente –cuando existe– red vial, y muy concretamente a los helicópteros medicalizados para la atención intrateatro. Todo ello exigirá de un elevado grado de profilaxis e higiene personal y colectiva, tanto antes de ir a la misión (vacunas), como durante la misma (letrinas, bromatología, atención primaria…) lo que aumentará la fatiga de la misión, disminuirá el reclutamiento de personal civil no acostumbrado e incrementará su renuncia a los puestos que se desempeñan, fenómenos que ya se aprecian en los informes del secretario general.<br /><br />Como consecuencia de lo anterior, el coste de esa hipotética operación de injerencia humanitaria sería enorme. Aunque pudiera parecer lo contrario, y en contra de una opinión bastante generalizada, el mayor porcentaje del montante total de una operación no son las nóminas extraordinarias del personal participante, sino el transporte, que llega a alcanzar el 80% del gasto.[33] Por este motivo, muchos países, especialmente los menos desarrollados, no tienen inconveniente en aportar fuerzas (los gastos extra los sufraga la organización responsable, como suele ser el caso de Naciones Unidas, por lo que al país no le supone ningún desembolso especial, al tiempo que le permite llenar los secos bolsillos de sus tropas), pero sí, y mucho, en apoyar con medios de transporte, sobre todo si va a tener que correr con su alto presupuesto.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(5) Conclusiones</span><br /><br />Tras el progresivo despliegue de UNAMID, continúan los enfrentamientos y el flujo de desplazados o refugiados que provocan. La eficacia del mandato de protección de UNAMID depende de que se reduzcan los enfrentamientos entre las partes; sin embargo, gobierno, Fuerzas Armadas, rebeldes y tribus siguen confiando en el uso de la fuerza para conseguir sus fines. El secretario general de Naciones Unidas, en sus informes sobre el despliegue de UNAMID, sigue recogiendo un informe tras otro la persistencia de las hostilidades entre las partes y la violencia contra el personal y medios de UNAMID. Las expectativas abiertas por el proceso de negociación y reconciliación que nace con el Acuerdo de Doha de 17 de febrero de 2009 sólo puede fructificar si las partes llegan a convencerse de que no podrán conseguir sus objetivos por la fuerza y que sólo podrán hacerlo mediante la negociación. Pero esta convicción es muy difícil que arraigue en medio de la violencia que ha continuado tras la firma del Acuerdo.<br /><br />En el aspecto humanitario, las dificultades puestas por el gobierno sudanés a la asistencia humanitaria externa y la expulsión de las 16 organizaciones que trabajaban en la zona –acusadas de colaborar con la Corte Penal Internacional– afectarán negativamente a los desplazados y refugiados de Darfur. Tampoco ayuda la proliferación de agresiones contra el personal y bienes de las organizaciones internacionales que tratan de aliviar la situación humanitaria. La denegación de asistencia externa, combinada con la falta de atención interna, coloca a la comunidad internacional ante el dilema de asistir pasivamente al agravamiento de la situación humanitaria o intervenir por razones humanitarias en asuntos internos. Ninguna de las dos opciones es fácil porque no tendría sentido que UNAMID garantizara la seguridad de un territorio mientras su población se enfrenta a una situación grave de seguridad humana. Tampoco sería fácil aprovechar la presencia de UNAMID para garantizar la seguridad humana de la población, aunque fuera usando la fuerza, porque esta opción confirmaría la tesis del gobierno sudanés de que la presencia internacional trata de injerirse en sus asuntos internos.<br /><br />Como reconoce el secretario general Ban Ki-Moon en su Informe sobre UNAMID, la decisión de la Corte Penal Internacional de solicitar el procesamiento del presidente sudanés, Omar Hassan Ahmad al-Bashir, de 4 de marzo de 2009, va a afectar al desarrollo de la misión. Como era de esperar, la decisión del Tribunal Penal Internacional de emitir una orden de búsqueda y captura es probable que tan sólo sirva para agravar la animadversión sudanesa a la internacionalización del conflicto y reforzar la solidaridad árabe en torno al presidente sudanés, tal y como se ha demostrado en sus últimos viajes.[34] De hecho, el grupo de países afro-árabes que participa en el proceso de Doha solicitó a Qatar, a la Liga Árabe y a la Unión Africana que mediaran ante el Consejo de Seguridad para evitar el procesamiento y algunos miembros de la UA, de los países en desarrollo (Grupo de los 77), China y Rusia, han expuesto que no se debe adoptar ninguna medida contra Bashir hasta que exista una verdadera situación de paz y estabilidad en el país. El compromiso no fue posible porque el presidente al-Bashir sabe que una vez que se estabilice la situación bélica y humanitaria en Sudán, se acentuará la presión sobre su entrega a la Corte Penal Internacional, por lo que le conviene una perpetuación del conflicto.<br /><br />El conflicto de Darfur se encuentra en medio de varios conflictos regionales, locales y tribales que acentúan el deterioro de la situación humanitaria. A pesar de la estabilización en la zona fronteriza con Chad proporcionada por la misión EUFOR de la UE, la seguridad de los desplazados y refugiados depende de UNAMID y su supervivencia de la Asistencia humanitaria de las agencias de Naciones Unidas. A su vez, la asistencia y protección que prestan las organizaciones internacionales, gubernamentales o no, depende de la voluntad del gobierno sudanés, que aumenta o reduce las restricciones condicionando la asistencia humanitaria. Sin testigos externos y arropándose en la soberanía para no rendir cuenta de la desatención hacia la población de Darfur, la situación presenta un panorama desolador y frustrante para todas las conciencias bien intencionadas. La ayuda es necesaria y urgente, pero la asistencia humanitaria sólo pasa por la vía del consentimiento interno, lo que –en el mejor de los casos– alargará el sufrimiento de la población asistida, o por encima del mismo, lo que coloca a los partidarios de una injerencia humanitaria al borde de deslegitimación frente al Gobierno de Sudán y frente a los países que le apoyan.<br /><br />La gravedad y complejidad de la situación humanitaria y de seguridad de Darfur no puede solucionarse con recetas simples. La comunidad internacional movilizada –Naciones Unidas, la Unión Africana, la UE y muchos países árabes y occidentales– ha llegado al límite de sus mecanismos de asistencia formales pero no ha sido suficiente. Podrían ir más allá de esos mecanismos y considerar una operación de injerencia humanitaria pero no hay garantías de que el remedio vaya a funcionar. La dificultad de encontrar una solución explica por qué la salida más fácil al problema de Darfur sigue siendo ignorarlo.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Notas:<br /></span><br />[1] Alto Comisionado para los Refugiados y del Grupo de Expertos de Naciones Unidas (informe A/HRC/6/19), disponible en http://www.un.org/ (última visita el 12 de marzo de 2009). En otros documentos oficiales, como el Annual Threat Assessment of the Intelligence Community for the Senate Select Committee on Intelligence, de 12 de febrero de 2009, el director de Inteligencia Nacional de EEUU indica que el número de desplazados a causa de este conflicto puede llegar a los tres millones de personas (p. 36). Por su parte, Amnistía Internacional (www.amnesty.org) eleva el número de muertos hasta los 400.000. En la misma línea se pronuncian otros informes de fuentes solventes como Jane’s e International Crisis Group (www.crisisgroup.org), mientras que Jartum sólo reconoce 10.000 muertos como consecuencia directa del conflicto.<br /><br />[2] Para los antecedentes de la interacción entre los conflictos regionales y domésticos, véase Jesús Díez Alcalde y Félix Vacas Fernández (2008), Los conflictos de Sudán, Colección Conflictos Internacionales Contemporáneos, Ministerio de Defensa, Madrid.<br />[3] Entre otras, Médicos sin Fronteras ha tenido que abandonar en marzo de 2009 los programas que venían prestando asistencia médica a más de 300.000 personas en el norte de Darfur debido a la inseguridad, incluido el secuestro de cinco miembros de la organización y otros incidentes graves, unido a las trabas administrativas, hasta llegar a la orden de expulsión de Sudán.<br /><br />[4] Por ejemplo, los miembros de la tribu zaghawa desde sus poblados en Muahjeriya y Shaeria (Darfur Sur) al campo de Zam Zam (Darfur Norte), en febrero de 2009, bajo la presión de la tribu birgid que se instaló en los territorios desalojados tras incendiar las propiedades de los desplazados.<br /><br />[5] El deterioro de la situación humanitaria en el primer trimestre de 2009, especialmente a partir de la expulsión de las ONG mencionadas, se detalla en el informe de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA), Sudan Humanitarian Overview, vol. 5, nº 1, enero-marzo de 2009. En su informe sobre el despliegue de UNAMID (S/2009/201) de 14 de abril de 2009, el secretario general de Naciones Unidas indica que la medida afecta a la alimentación de 1.100.000 personas, al agua para 850.000 y al refugio de 700.000 (p. 6).<br /><br />[6] No se entra en el conflicto entre Sudán y Chad, ni en el del este de Sudaán (entre los rebeldes beja y el gobierno) o el probable conflicto que se puede reabrir con los independentistas del sur debido al reparto de las concesiones y reservas de petróleo (la lucha por el control de la ciudad de Abyei y de su entorno, donde se genera y por donde fluyen los estimados 500.000 barriles diarios que produce Sudán camino del Mar Rojo. Ni tampoco en el conflicto latente entre los gobiernos central y regional de Juba).<br /><br />[7] Sudan figura como el segundo Estado fallido en la clasificación de la revista Foreign Policy de 2008 (http://www.foreignpolicy.com). En la clasificación se incluyen indicadores como la presión demográfica, los refugiados y desplazados, conflictos grupales, elites sectarias, derechos humanos, deslegitimación, desigualdad en el desarrollo, servicios públicos, intervenciones externas y el aparato de seguridad. Sólo el indicador de economía mejora la clasificación de Sudán.<br /><br />[8] International Institute of Strategic Studies, www.iiss.org/publications/military-balance.<br /><br />[9] Los casos de violación sistemática de los derechos humanos quedan reflejados ampliamente en la bibliografía aportada, especialmente en los informes de Human Rights Watch, accesibles en http://www.hrw.org/sites/default/files/reports/wr2009_web.pdf .<br /><br />[10] De hecho, algunos analistas apuntan que los 32 carros de combate T-72 de origen ucraniano que se encontraban a bordo del barco MV Faina apresado por los piratas somalíes en septiembre de 2008, y posteriormente puesto en libertad en febrero de 2009, estaban destinados a reforzar las Fuerzas Armadas de Sudán.<br /><br />[11] Fundado por Abdel Wahid Mohamed Nur, se conocía hasta marzo de 2003 como Frente de Liberación de Darfur y mantenía una postura secesionista que reclamaba la independencia de Darfur. A partir de entonces, se constituyó en una asociación de grupos rebeldes de mayoría fur y actualmente defiende un Sudán unido y democrático (Vacas y Díez, 2008, p. 108). Según Estulin (2007), el ELS ha recibido apoyo financiero de EEUU y el Reino Unido, y su líder, John Garang, era un cristiano perteneciente a la tribu minoritaria Dinka del sur, que se había graduado en el Grinnell College (Iowa, EEUU) Los señores de las sombras, Planeta, Barcelona, pp. 108, 115 y 116.<br /><br />[12] El Movimiento de Justicia e Igualdad está formado por miembros de las tribus zaghawa y massaleit. Fue fundado en 2000, su líder es Khalil Ibrahim y ha recibido apoyo eritreo. Su manifiesto político está recogido en el “Libro Negro”, promulgado en 2001, donde denuncia el aislamiento político de Darfur, y el desequilibrio de poder y riqueza en Sudán (Vacas y Díez, 2008, p. 108). El G-19 está formado por un grupo de 19 jefes militares procedentes de otros tantos grupos rebeldes que pertenecen principalmente a la etnia fur y, en menor medida, a la massaliet.<br /><br />[13] Actualmente, se calcula que hay unos 15.000 cooperantes internacionales en Darfur, con un coste anual superior a los 1.000 millones de dólares. De ellos, unos 10.000 pertenecen a ONG y el resto a agencias de Naciones Unidas. Según datos de UNICEF, se presta ayuda sanitaria a casi cuatro millones de personas, y se da acceso a la educación a 50.000 niños y niñas (www.unicef.org).<br /><br />[14] En cuanto a la financiación de los rebeldes, The Someliland Times, el 7 de febrero de 2007, revelaba que Beijing financiaba a los rebeldes de Darfur al estar interesados tanto en el posible petróleo de su subsuelo, como en el futuro paso de un oleoducto proyectado desde Chad al Mar Rojo.<br /><br />[15] La evolución de la misión AMIS se encuentra en http://daccessdds.un.org/doc/UNDOC/GEN/N09/296/93/PDF/N0929693.pdf?OpenElement. Para información sobre la Unión Africana, ver www.africa-union.org.<br /><br />[16] La Unión Africana se enfrenta a la falta de experiencia y recursos de todas las organizaciones regionales de seguridad y ha precisado de la ayuda internacional para afrontar este tipo de misiones. En AMIS las tropas debían vivir en tiendas de campaña como los refugiados, su equipamientos no era interoperable y su pago dependía de las contribuciones de la UE, Canadá y EE.UU. Para la ayuda internacional, véase Nicoletta Pirozzi (2009), “EU Support to African Security Architecture: Funding and Training Components”, Occasional Paper, nº 76, febrero. Para las actuaciones europeas y china, véase Emma van der Meulen y Frans Paul van der Putten (2009), “Great Powers and International Conflict Management”, Netherlands Institute of International Relations Cligendael, enero.<br /><br />[17] El informe de Periodistas sin Fronteras de 2008 señala las presiones ejercidas en su capítulo sobre Sudán, Annual Report 2008, disponible en www.rsf.org.<br /><br />[18] En Sudán, Naciones Unidas ha desplegado la misión UNMIS (Misión en Sudán de las Naciones Unidas), con la finalidad de monitorizar la implementación del Acuerdo Global de Paz (CPA) entre el gobierno central y el sur del país. Esta misión le sirvió a Naciones Unidas para iniciar su presencia en Darfur con el despliegue de una Misión Avanzada, cuyo cometido era apoyar a AMIS (Vacas y Díez, 2008, p. 178).<br /><br />[19] La Resolución 1769 del Consejo de Seguridad de 31 de julio de 2007 ordenó el establecimiento de UNAMID durante 12 meses, con el fin de apoyar la aplicación pronta y efectiva del Acuerdo de Paz de Darfur, señalando que la situación “sigue constituyendo una amenaza para la paz y la seguridad internacionales”. Según la Resolución, UNAMID se haría cargo del personal de AMIS y estaría formada por un máximo de 19.555 efectivos militares, incluidos 360 observadores militares y oficiales de enlace, y por un componente civil apropiado, con un máximo de 3.722 agentes de policía y 19 unidades de policía constituidas de hasta 140 efectivos cada una.<br /><br />[20] Para antecedentes y situación de la Operación Híbrida UNAMID, véase http://unamid.unmissions.org y http://www.un.org/Depts/dpko/missions/unamid/reports.html.<br /><br />[21] Según Sarjah Bah, UNAMID, dirigida por el general Martin Luther Agwol, no tuvo capacidad para satisfacer de un modo eficaz las enormes expectativas creadas entre los civiles de Darfur porque nunca se incorporaron ni la mitad de los 26.000 hombres inicialmente previstos. Financial Times, 12/III/2008, p. 3.<br /><br />[22] A pesar de que tanto el secretario general de Naciones Unidas como el presidente de la Comisión de la UA afirmaron en julio de 2008 que se había completado el despliegue íntegro de la operación híbrida de UNAMID. Sin ir más lejos, el director de Inteligencia Nacional de EEUU señala que el gobierno sudanés sigue retrasando todo lo posible el despliegue del total de las 26.000 personas que debían componer la misión de Naciones Unidas Annual Threat Assessment of the Intelligence Community for the Senate Select Committee on Intelligence, 12/II/2009, p. 36.<br /><br />[23] La constatación de un desastre humanitario como el de Darfur, sugiere una respuesta humanitaria a la que siempre está dispuesta la UE. Sin embargo, cuando la ayuda humanitaria precisa el concurso de la fuerza para hacerla viable resulta más difícil movilizar a los gobiernos europeos para enviar la fuerza en operaciones de injerencia humanitaria –para evitar el sufrimiento humanitario de la población– o ejerciendo la responsabilidad de proteger para prevenir desplazamientos masivos de la población, organizar campos de refugiados o prevenir actos deliberados de genocidio. Ya que la Convención sobre Genocidio de 1948 obliga a intervenir en caso de probarse su existencia, los gobiernos europeos, incluido el enviado especial de Javier Solana en Sudán, Pieter Feith, en 2004, se han resistido a reconocer su existencia.<br /><br />[24] Las estimaciones apuntan a que hay unos 300.000 refugiados en Chad, repartidos en 12 campos. De ellos, unos 250.000 procederían de Darfur, y el resto de la República Centroafricana. Asimismo, la República Centroafricana acoge a unos 20.000 refugiados originarios de Darfur.<br /><br />[25] Polonia ha decidido mantener sus 400 hombres en MINURCAT la menos hasta noviembre de 2009, aunque duda sobre la permanencia de los tres helicópteros armados Mi-17, los cuales precisa para ISAF en Afganistán. Francia deja un batallón logístico de 450 hombres. Otros países, como Austria, Finlandia e Irlanda, también han decido dejar sus fuerzas para reforzar MINURCAT, al igual que Croacia y Rusia, que deja 100 hombres y cuatro helicópteros Mi-8MT. Por su parte, España originalmente adoptó la decisión de continuar con sus 87 hombres en la zona al menos hasta junio de 2009.<br /><br />[26] Inicialmente, MINURCAT fue concebida como una misión civil. Sin embargo, en enero de 2009 fue replanteada con un componente militar, como respuesta a las acuciantes exigencias de seguridad, y como único medio para consolidar los esfuerzos de estabilización logrados por EUFOR. A pesar de este traspaso de fuerzas, MINURCAT seguirá teniendo graves problemas de carencia de medios, muy especialmente aéreos. Teóricamente, debería contar con 18 helicópteros, pero por el momento sólo tiene asegurados cuatro Mi-8 rusos, y la posibilidad de otros tres polacos.<br /><br />[27] El Acuerdo de buena voluntad y fomento de confianza para la solución del problema de Darfur se gestó con la mediación de Naciones Unidas y la UA. El proceso de Doha ha permitido la liberación de prisioneros de ambos bandos y la incorporación al mismo de grupos como el SLM-Unidad, SLM-Khamees, SLM-Juba, JEM-Azraq y el Frente Unido de las Fuerzas Revolucionarias para participar en las negociaciones de paz.<br /><br />[28] http://daccessdds.un.org/doc/UNDOC/GEN/N09/296/93/PDF/N0929693.pdf<br /><br />[29] Como ejemplo de la actuación de estas bandas, desde diciembre de 2007 a abril de 2008 fueron secuestrados 60 vehículos de la agencia de alimentos de la ONU (WFP) y 26 de sus conductores, en su mayoría locales, siguen desaparecidos. Esto llevó a dicha organización a reducir sus repartos a casi la mitad, abocando al hambre a miles de habitantes de la zona ante la flagrante falta de seguridad (El País, 24/IV/2008, p. 9).<br /><br />[30] El 24 de marzo de 2009, Ayman Al Zawahiri, número dos de al-Qaeda, volvió a lanzar un mensaje instando a los sudaneses a rebelarse contra Occidente. Insistió en que todo es un complot para injerir en los países musulmanes por parte de los cruzados sionistas. Y que el objetivo en Sudán de Occidente es hacer desaparecer el islam, buscando excusas, como Darfur, para intervenir militarmente (El Mundo, 24/III/2009).<br /><br />[31] En 1996 Sudán se ofreció a entregar a Osama Ben Laden a la Administración Clinton, una oferta que EEUU rechazó de plano (Estulin, 2007, p. 122-123).<br /><br />[32] F. Kempe, “Africa Emerges as a Strategic Battleground”, The Wall Street Journal, 28/IV/2006).<br /><br />[33] Como referencia, el coste de alquilar un avión de transporte tipo Ilyushin de España a Afganistán es de 250.000 euros y tan sólo caben dos helicópteros medios o dos vehículos mecanizados de transporte de personal (tipo BMR).<br /><br />[34] Para demostrarlo, Al Bashir inmediatamente realizó una serie de viajes al extranjero. El primero, el día 24 de marzo de 2009, a Etiopía; el segundo al día siguiente, a Egipto; y el tercero, al siguiente día, a Libia. En todos casos fue recibido, y tratado con la máxima deferencia por los respectivos presidentes. Sobre las implicaciones de la orden de arresto para el conflicto, véase el informe “The ICC Indictment of Bashir: A Turning Point for Sudan?”, International Crisis Group. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-88875192964881421372009-05-20T11:55:00.001-05:002009-05-20T11:57:35.209-05:00LA CARA OCULTA DE DUBAI<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirAIZQ_ZAhQnhP0B69uEkDe0S5aOfSy63uOcWMAVOcS50ycumt2Vpd5Zu6XKAyKhVTZzQRVkDDFt47VDsWpRBBTv_Lh1im4PvzdmIKxl6wqNDMP80zDiGhyrPpqTZu3X7KeQRHbcMcE2v1/s1600-h/PIC-632114.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5337951352111321922" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 213px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirAIZQ_ZAhQnhP0B69uEkDe0S5aOfSy63uOcWMAVOcS50ycumt2Vpd5Zu6XKAyKhVTZzQRVkDDFt47VDsWpRBBTv_Lh1im4PvzdmIKxl6wqNDMP80zDiGhyrPpqTZu3X7KeQRHbcMcE2v1/s320/PIC-632114.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Raymond Barrett<br /></em></strong><br />Las embarcaciones dhows de madera atracados a lo largo de Dubai Creek navegan por rutas comerciales que tienen siglos de antigüedad, conectando esta pequeña ciudad-Estado del golfo Pérsico con el mundo exterior. Pero estos barcos han desempeñado un doble propósito en su historia. Los dhows, símbolo de la vibrante industria del transporte marítimo del emirato, han sido usados también por generaciones de contrabandistas que se han aprovechado de su posición estratégica entre Oriente y Occidente para traficar en una y otra dirección del Mar de Arabia. Ahora, a pesar del reciente cambio de identidad de Dubai para erigirse como centro neurálgico internacional de las finanzas y la educación, sigue siendo un punto de encuentro para el lado más oscuro de la economía mundial que los contrabandistas modernos usan como base para todo tipo de actividades, desde blanqueo de dinero a través de propiedades inmobiliarias y banca ilegal al comercio de opio afgano.<br /><br />Los apuros de Dubai durante la crisis financiera global sólo servirán para fortalecer este mundo de actividad criminal, según Christopher Davidson, profesor de política de Oriente Medio en la Universidad de Durham y autor de Dubai: The Vulnerability of Success (Dubai: La vulnerabilidad del éxito). “A medida que los esfuerzos de Dubai para liberalizar completamente su economía se vayan revirtiendo y su atractivo para los inversores extranjeros decaiga aún más, la atención internacional acabará por alejarse y puede resultar más atrayente que nunca para los traficantes de seres humanos y armas, y para quienes se dedican al blanqueo de capitales”, afirma. Puede que los nuevos contrabandistas de Dubai sean mafiosos indios o caudillos chechenos en lugar de los marineros de los dhows, pero la vieja estructura dual de negocios legales e ilegales sigue igual de sólida.<br /><br />Los ingredientes necesarios para que esta ciudad-Estado gozara de una próspera economía sumergida estuvieron presentes desde el principio. A diferencia de los dominios de los jeques del Golfo, ricos en petróleo, como Arabia Saudí y Kuwait, Dubai –una de las siete entidades autónomas que conforman los Emiratos Árabes Unidos (EAU)– no se construyó a base de petrodólares, o al menos no directamente; el crudo representa aproximadamente un 5% de su economía. En su lugar, la estrategia de desarrollo este emirato estuvo impulsada por el sector inmobiliario, y alimentada por un tsunami de crédito barato y exceso de liquidez. Empresas semipúblicas con estrechos vínculos con la familia Maktoum, que ostenta el poder, obtuvieron préstamos por cantidades que se estiman en 80.000 millones de dólares (unos 60.200 euros) en los mercados globales de capital para financiar promociones inmobiliarias emblemáticas como Burj Dubai y Palm Jumeirah. Pero mientras Dubai se dirigía en busca de inversores, se encontró también con algunos elementos desagradables.<br /><br />El blanqueo de dinero a través del floreciente mercado inmobiliario de la ciudad era relativamente sencillo. Las propiedades que se pagaban en efectivo podían revenderse rápidamente, a menudo antes incluso de que comenzara la construcción. El vendedor recibía entonces un cheque canjeable en cualquier lugar del mundo. No obstante, ahora que el boom inmobiliario de Dubai se ha desvanecido –el Dubai Khaleej Times ha informado de desplomes de hasta el 50% en los precios en 2009– expertos como Davidson ven signos de un cambio de estrategia de las autoridades locales, que se han centrado con un mayor énfasis en someter a juicio a empresarios corruptos, especialmente extranjeros. Aún así, y a pesar de la atención adicional, un gran número de promociones inmobiliarias esperan vacías; no son propiedad de inquilinos sino de inversores. Y el hecho de que en Dubai haya elementos criminales que pueden ser dueños de gran cantidad de propiedades se traduce en que el sector inmobiliario seguirá estando contaminado por la ilegalidad.<br /><br />La falta de regulación de los mercados económicos de Dubai ha ofrecido también un hogar seguro a sospechosos financieros y oscuros emprendedores. Este mismo mes, un grupo local de empresarios iraníes fue acusado por la justicia de EE UU de estar relacionado con la exportación ilícita de piezas de aviones militares estadounidenses a Irán. Y puede que Dubai se vea pronto forzada a tomar algunas decisiones difíciles sobre el grado en que debería controlar a los delincuentes de cuello blanco que viven en el emirato. En una reciente reunión del G-20 en Londres, los líderes mundiales hicieron un llamamiento a favor de una ofensiva contra los paraísos fiscales como las Islas Caimán, Liechtenstein... y Dubai. Pero esto pone a esta ciudad-Estado en un aprieto: si el nuevo Centro Financiero Internacional de Dubai adopta regulaciones más estrictas que sus vecinos, Bahrein y Qatar, podría perder muchos de los negocios que tanto necesita. Debe, o continuar con su actitud de laissez-faire hacia las regulaciones financieras internacionales y arriesgarse a ganarse el estatus de paria, o adoptar prácticas de control más estrictas para su sistema bancario y arriesgarse al colapso financiero. Si hacemos caso al pasado, sin embargo, no es probable que el emirato acepte medidas de regulación que recorten su crecimiento, sin importar lo “sublegal” que este pueda ser.<br /><br />De todas las malas artes que se practican en Dubai, ninguna es más peligrosa que la “conexión afgana”. Desde 2003, el cultivo de adormidera en Afganistán se ha más que duplicado, y un informe de la ONU valoró el comercio de opio en 4.000 millones de dólares en 2007. Una buena parte de este dinero está llegando a Dubai. John Cassara, ex funcionario de la CIA y autor de un reciente libro sobre financiación terrorista, describe el modo en que esta ciudad-Estado se usa como centro de intercambio para las ganancias del opio: los señores de la guerra afganos canjean esta droga por automóviles europeos de lujo, y los cargamentos de opio no se pagan en metálico sino con productos comerciales como materiales de construcción, aparatos electrónicos y comestibles que se compran en Dubai y se envían a Afganistán. Según Cassara, este tipo de transacciones son “difíciles de encontrar, como la proverbial aguja en el pajar”. Los funcionarios de Dubai tampoco ayudan mucho: Cassara acusa a las autoridades del emirato de “ceguera voluntaria” a la hora de ocuparse de este comercio oculto.<br /><br />Si Dubai quiere enmendarse, el impulso tendrá que venir del exterior –y deberá ir acompañado de una importante presión<br /><br />Gracias a su laxitud financiera, más su falta de acuerdos de extradición y lujoso estilo de vida, numerosas figuras del mundo del crimen internacional han acudido en tropel a Dubai. Desalojarlos puede resultar difícil, ya que muchos operan bajo la protección de sus respectivos gobiernos. Esto se cumple especialmente en el caso de los Estados de la antigua Unión Soviética, de África Oriental y del sur de Asia. Excepto en las excepcionales ocasiones en las que se trata de criminales de perfil alto, como el jefe del crimen de Bombay Dawood Ibrahim o el presunto traficante de armas y mercader de la muerte Viktor Bout, que sencillamente pasaron a convertirse en un motivo de bochorno, los fugitivos de la justicia rara vez son expulsados. Y su presencia ha llevado consigo un nuevo nivel de violencia al normalmente muy seguro emirato. Recientemente, un antiguo comandante rebelde checheno fue abatido a tiros en el aparcamiento de un edificio de apartamentos de lujo –el resultado de la continua lucha de poder entre grupos envueltos en las guerras de Chechenia contra la Federación Rusa.<br /><br />Si Dubai quiere enmendarse, el impulso tendrá que venir del exterior –y deberá ir acompañado de una importante presión. En el pasado, generalmente solo ha accedido de boquilla a las exigencias estadounidenses para que reforzara las sanciones a Irán o regulara el sistema de transferencias hawala. “Las autoridades hacen lo suficiente para quitarse a Occidente de encima, pero no más. Lo que en concreto les falta es iniciativa, hacer cumplir la ley y voluntad política para ir detrás de los suyos. Hasta que todo esto suceda, nada cambiará”, afirma Cassara.<br /><br />Abu Dhabi podría ayudar. Este emirato, el más poderoso de los EAU, adquirió recientemente 10.000 millones de dólares en bonos del Ejecutivo de Dubai y puede que compre otros 10.000 millones más. Esta maniobra –una acción de rescate con otro nombre– da a Abu Dhabi una posición de poder significativa sobre su más pequeño vecino y podría ser un canal indirecto para aquellos que pretenden llevar a cabo un cambio en las políticas de la familia que gobierna Dubai. Resultó revelador que a raíz de esta operación, Dubai anunciara rápidamente nuevas directrices sobre la vestimenta y el comportamiento personal de los expatriados fuera de los complejos turísticos de la ciudad –un posible guiño de compensación al conservadurismo religioso de Abu Dhabi.<br /><br />Al adoptar la desregulación y la apertura que tan fervientemente predicaban los gobiernos occidentales, Dubai es ahora un nexo para el dinero y la gente de África y Asia que busca conectarse a la economía global. Dado que ésta funciona de manera sumergida además de al descubierto, es inevitable que Dubai mantuviera una mano metida en ambas. En los últimos días, han surgido informaciones en el London Independent de que el dinero de las recompensas pagadas a los piratas que secuestran barcos en la costa de Somalia puede haber sido parcialmente lavado a través de negocios somalíes con base en Dubai. ¿Suena familiar? Esto ha formado parte de este emirato durante tanto tiempo como lo ha hecho el dhow</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-31319884549388918912009-05-20T11:19:00.001-05:002009-05-20T11:52:31.782-05:00EL EQUIPO CHINO DE RIVALES<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDKzoQYA6DCLw_L69mE4-QhUuaAm9JGXDc1ZPq0-nvMU9TzXxe-sAy9qDZ04TYdA-d3rDe6MvsCdWt6Cf5Qs0YXLqH387TzRhYjNAhFBG_2QbSb5fazPmZ-VlhlR46D_3eOZplWHrwrV61/s1600-h/IMT-1247809.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5337949890176690226" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 216px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDKzoQYA6DCLw_L69mE4-QhUuaAm9JGXDc1ZPq0-nvMU9TzXxe-sAy9qDZ04TYdA-d3rDe6MvsCdWt6Cf5Qs0YXLqH387TzRhYjNAhFBG_2QbSb5fazPmZ-VlhlR46D_3eOZplWHrwrV61/s320/IMT-1247809.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Cheng Li<br /></em></strong><br /><em>El colapso financiero promete poner a prueba el poder del Partido Comunista como no se veía desde las protestas de Tiananmen. Se trata de una fuerza dividida, en la que los principitos se enfrentan a los populistas mientras los sinólogos intentan sacar algo en claro. ¿Caerá este Gobierno diseñado para el éxito económico cuando se agote el dinero? Una guía para entendidos sobre quién maneja el timón de China.<br /></em><br />Los rostros de la veintena de políticos de alto rango que recorren los pasillos de Zhongnanhai, sede de la cúpula dirigente del Partido Comunista Chino en Pekín, muestran preocupación. Su poder se ve amenazado por algo que hace un año era inconcebible: una economía en caída libre. Las exportaciones, básicas para el deslumbrante crecimiento económico de China, bajan en picado. Miles de fábricas y empresas han cerrado, sobre todo en las prósperas regiones costeras. En la segunda mitad de 2008, 10 millones de trabajadores, junto a un millón de nuevos licenciados universitarios, se han unido a las ya gigantescas listas del paro. En ese mismo periodo, el mercado de valores chino perdió un 65% de su valor, el equivalente a 3 billones de dólares (casi 3 billones de euros). El presidente, Hu Jintao, ha afirmado que la crisis “pone a prueba nuestra capacidad para controlar una situación compleja, y la capacidad del partido para gobernar”.<br /><br />Este súbito hundimiento ha hecho que, de pronto, el Partido Comunista Chino parezca vulnerable. Desde que hace tres décadas Deng Xiaoping inició las reformas económicas, la legitimidad del partido se ha apoyado en su capacidad para hacer que la economía funcione a un ritmo vertiginoso. Si Pekín ya no es capaz de mantener una alta tasa de crecimiento ni de dar empleo a su cada vez mayor fuerza laboral, podría surgir un descontento popular generalizado e inestabilidad social. Nadie es más consciente de esta posibilidad que el puñado de personas que dirige la gigantesca economía china. Una tasa de crecimiento de dos dígitos les ha protegido de una epidemia de gripe aviar, terremotos devastadores y escándalos por la contaminación. Ahora la cuestión crucial es si están preparados para gestionar una crisis económica de estas proporciones.<br /><br />Este año se cumple el 60º aniversario de la República Popular, y el partido gobernante ya no está liderado por un único hombre fuerte, como Mao Zedong o Deng Xiaoping. Ahora el Politburó y su Comité Permanente, el órgano más poderoso, están dirigidos por dos facciones informales que compiten entre ellas por poder, influencia y control político. Por supuesto, no es ninguna novedad que existan rivalidades dentro del Partido Comunista. Pero ahora esta competencia no es un juego de suma cero en el que un ganador se lo lleva todo. Merece la pena recordar que, cuando en 2002, Jiang Zemin cedió las riendas del país a su sucesor, Hu Jintao, fue la primera vez en la historia reciente en que el traspaso de poder se hizo sin sangre ni purgas. Es más, Hu no era un protegido de Jiang; pertenecían a facciones rivales. Podría decirse que la China posDeng ha estado dirigida por un equipo de adversarios.<br /><br />Esta competición interna fue instituida como práctica del partido hace poco más de un año. En octubre de 2007, Hu sorprendió a muchos observadores cuando abandonó el procedimiento habitual de sucesión directa y designó no a uno, sino aparentemente a dos sucesores. Xi Jinping y Li Keqiang –dos líderes muy diferentes con poco más de 50 años– fueron incluidos por el Comité Central entre los nueve miembros del Comité Permanente del Politburó, donde se prepara a los gobernantes chinos. Desde entonces, el futuro papel de ambos hombres, que compartirán el poder después del próximo congreso del partido, en 2012, ha ido concretándose: Xi será el candidato a suceder al presidente, y Li sustituirá al primer ministro, Wen Jiabao. Estos dos líderes ascendentes tienen poco en común en términos de origen familiar, afiliación, habilidades para el liderazgo y orientación política. Pero ambos están muy implicados en el diseño de las políticas económicas, y se espera que lideren las dos facciones rivales sobre las que recaerá la responsabilidad de trazar la trayectoria política y económica del gigante asiático durante la próxima década y después.<br /><br />Una cosa es segura: se enfrentan a la difícil tarea de transformar con rapidez y con eficacia su arraigado modelo de desarrollo, basado en la exportación. Para lograrlo será necesario alcanzar un delicado equilibrio entre reformas innovadoras, mayor liberalización del mercado y, en ocasiones, fuertes intervenciones del Gobierno para hacer que la economía china pase a basarse en la demanda interna. Se trata de un desafío impresionante, sobre todo si se piensa que las personas al mando son tan diferentes. Será inevitable que se produzcan luchas por el poder. Pero también haymuchas posibilidades de que estos dos rivales en el día a día, conscientes de que la supervivencia del partido depende del equilibrio, aparquen sus diferencias.<br /><br />Para la cúpula del régimen, la adopción del sistema de equipo de rivales no es una elección, sino una nueva necesidad. Promocionando en 2007 a Xi y a Li, Hu subrayó la importancia de los diferentes sectores a los que cada uno representa, y la convicción de que sólo mediante el consenso se podrán evitar serias turbulencias políticas en el seno de la denominada “quinta generación” de líderes, a la que pertenecen Xi y Li. La idea de convertir a los rivales en aliados “en nombre del bien común”, como dijo Abraham Lincoln, ha sido muy difundida en los medios de comunicación chinos. Y un artículo publicado en el Diario de la Juventud de China, uno de los periódicos más populares, calificaba al “equipo de rivales” (zhengdi tuandui) de “idea brillante para lograr el consenso político con el fin de impulsar el interés común y el capital político para sobrevivir”.<br /><br />Las dos facciones podrían identificarse como los populistas y los elitistas. Ahora, los primeros están liderados por Hu Jintao y el primer ministro, Wen Jiabao.Alos integrantes de su núcleo duro, entre ellos Li Keqiang, el director de organización del partido, Li Juanchao, y el secretario del partido en Guangdong, Wang Jang, se los conoce como “tuanpai”, por haber iniciado su carrera en la Liga de Jóvenes Comunistas Chinos. La mayoría de los tuanpai –que hoy integran el 23% del Comité Central y el 32% del Politburó– ocuparon puestos dirigentes en el ámbito local y provincial, a menudo en las provincias pobres del interior, y muchos tienen buenos conocimientos de propaganda y asuntos legales. El mismo Hu es un tuanpai, y a los líderes de esta facción se les ve como sus confidentes; muchos trabajaron bajo sumando directo a principios de los 80, cuando dirigía la liga juvenil. Los tuanpai son conocidos por sus habilidades organizativas y propagandísticas, pero muestran carencias a la hora de gestionar la economía internacional. Sus credenciales no eran tan valoradas en la época de Jiang Zemin, cuando la inversión extranjera y la globalización económica se anteponían a todo lo demás, pero ahora se los considera fundamentales a causa del creciente riesgo de malestar social y tensiones políticas.<br /><br />La facción elitista surgió precisamente en la época de Yiang, y aunque sus dos principales líderes actuales –Wu Bangguo, presidente del Parlamento, y Jia Qinglin, jefe de un órgano nacional de asesoramiento político– son poco conocidos fuera del gigante asiático, se encuentran entre los cargos políticos de más alto rango del sistema. A los integrantes del núcleo duro de los elitistas de la quinta generación, como Xi Jinping, el viceprimer ministro Wang Qishan y el secretario del partido en Chongqing, Bo Xilai, se los conoce como “los principitos”, porque son hijos de antiguos altos cargos. Los padres de Xi, Wang y Bo, por ejemplo, fueron todos viceprimeros ministros. Los principitos controlan el 28% del actual Politburó. La mayoría se crió en las prósperas regiones costeras y cursó estudios en finanzas, comercio, asuntos exteriores y tecnología. Entre ellos no siempre hay relaciones fuertes de clientelismo, pero la necesidad común de proteger sus intereses –sobre todo en una época de creciente resentimiento contra el nepotismo– los mantiene unidos.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Lucha de clases</span><br /><br />Dentro del sancta santorum: Las preocupaciones por el modo enque China se enfrentará a la crisis económica impregnan el ambiente dentro de Zhongnanhai, sede central del Partido Comunista en Pekín.<br /><br />De los seis miembros de la quinta generación que actualmente tiene el Politburó, tres son tuanpai y tres son principitos. Las divergencias políticas entre ambas facciones son tan significativas como el contraste en sus orígenes, y reflejan, en gran medida, el enfrentamiento de fuerzas socioeconómicas en el país: los principitos representan los intereses de los empresarios y de la clase media emergente, mientras los tuanpai suelen reclamar que se construya una sociedad armoniosa, que preste más atención a los grupos sociales vulnerables, como los granjeros, los trabajadores desplazados o los pobres de las ciudades.<br /><br />Los programas políticos de Xi Jinping y Li Keqiang, por ejemplo, son muy diferentes. El entusiasmo de Xi por la liberalización del mercado y por el desarrollo continuo del sector privado es bien conocido en la comunidad empresarial internacional. Así que no es de extrañar que entre sus mayores preocupaciones políticas esté aumentar la eficiencia de la economía, manteniendo un alto crecimiento del PIB y profundizando en la integración de China en la economía mundial. A Xi le interesa especialmente tener contentas a las ricas élites de las regiones costeras orientales.<br /><br />En cambio, a Li Keqiang le preocupa más la difícil situación de los desempleados. Ha hecho que haya más viviendas disponibles a precios asequibles y comprende la importancia de crear un sistema rudimentario de seguridad social, empezando por la atención médica básica. El rejuvenecimiento de las provincias noroccidentales, vieja base industrial del país y una de las zonas con mayores necesidades de mano de obra, parece ser el objetivo de Li en política regional. Es muy probable que estas diferencias de prioridades entre ambos se hagan más importantes a medida que se enfrenten a cuestiones económicas acuciantes, como la manera en que Pekín debería responder a la presión extranjera sobre el valor del yuan o cómo debería aplicar el Gobierno su plan de estímulo.<br /><br />Pese a sus muchas diferencias, la quinta generación de tuanpai y principitos comparten un trauma común: forman parte de la generación perdida. Nacidos después de la fundación de la República Popular, eran adolescentes cuando en 1966 se desató la Revolución Cultural. Como consecuencia del caos político, perdieron la oportunidad de recibir una educación formal, y muchos se encontraban entre los jóvenes expulsados, chicos y chicas desplazados desde las ciudades al campo para trabajar como campesinos durante años.<br /><br />Principitos como Xi Yinping y Wang Qishan fueron enviados de Pekín a Yanán, en la provincia de Shaanxi, donde pasaron años trabajando en granjas. Tuanpai como Li Keqiang y Li Juanchao se emplearon en algunas de las zonas rurales más pobres de las provincias de Anhui y Yiangsu. Estas experiencias duras y humillantes hicieron que estos futuros líderes desarrollaran ciertos rasgos, como el aguante, la capacidad de adaptación, la previsión y la humildad. No sólo tuvieron la rara oportunidad de llegar a conocer la China rural, sino que tuvieron que adaptarse a un ambiente socioeconómico muy diferente. Este reajuste hizo que a una edad temprana aprendiesen a enfrentarse a los desafíos y a ceder.<br /><br />Si existe otro suceso que pueda competir con la Revolución Cultural en importancia en la vida de estos hombres, sin duda son los incidentes de 1989 en la Plaza de Tiananmen. No hay mucha información sobre cómo les afectó individualmente, pero pertenecen a una generación de más edad que la mayoría de los manifestantes, y entonces algunos eran dirigentes municipales o jefes de las Juventudes Comunistas. Como grupo, son conscientes de que en la cúpula dirigente hubo una profunda división de opiniones sobre cómo responder a la revuelta. También se dan cuenta de que el conflicto interno agravó la crisis y al final culminó en una respuesta brutal. Estos sucesos enseñaron dos lecciones a la quinta generación: primera, que deben mantener por todos los medios la estabilidad política, y segunda, que no deben desvelar sus divisiones a la opinión pública. Aunque las diferencias entre ellos son imposibles de ocultar, en las alturas se apoyan unos a otros, y evitan cualquier muestra de división en la cúpula dirigente, que sería un peligro para el partido y para el país.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Diversidad</span><br /><br />¿Qué nos dicen sus profundas diferencias y sus experiencias vitales comunes sobre la manera en que la próxima generación dirigirá la economía china? Las habilidades económicas de los principitos serán fundamentales para responder a los desafíos macroeconómicos presentes y venideros. Y la sensibilidad de los tuanpai, siendo como son expertos en organización y propaganda, resultará muy valiosa a la hora de responder a los problemas sociales creados –y exacerbados– por el estancamiento de la economía. La adopción del sistema del equipo de rivales puede hacer que haya menos políticas orientadas a incrementar la tasa de crecimiento del PIB a cualquier precio, y abrir paso a otras que tengan en cuenta, como es debido, tanto la eficiencia económica como la justicia social. La crisis financiera internacional ya ha hecho que el régimen sustituya el crecimiento basado en la exportación por el fomento del consumo interno, lo cual es sinónimo de afrontar las necesidades de la China rural. Un ambicioso plan de reforma agraria, aprobado en otoño de 2008, promete otorgar a los campesinos más derechos e incentivos de mercado con el fin de estimularles a subcontratar y a arrendar tierras. Esta estrategia pretende aumentar los ingresos de los granjeros, reducir las desigualdades económicas, fomentar la urbanización sostenible y, en definitiva, acabar con la centenaria segregación entre campo y ciudad. Algunos expertos creen que esta reforma de la tierra, en conjunción con el plan de estímulo de casi 600.000 millones de dólares anunciado en noviembre y que fomenta la construcción de líneas de ferrocarril y el desarrollo de infraestructuras rurales, dará un gran empujón a la economía y, si todo va bien, sacará a China de la crisis.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La próxima generación<br /><br /><em>Los populistas</em><br /></span><br />Protegidos y confidentes del presidente Hu, les preocupa resolver los problemas sociales y las tensiones políticas. Poseen una excelente capacidad organizativa y habilidades propagandísticas. Son conocidos como “tuanpai” por haber ascendido en la Liga de Jóvenes Comunistas.<br /><br /><span style="color:#660000;">LI KEQIANG<br />VICEPRIMER MINISTRO EJECUTIVO Y PROBABLE SUCESOR DEL PRIMER MINISTRO, WEN JIABAO<br /></span><br />Nació en una familia humilde, su padre era un cargo local de bajo rango. Li empezó su carrera como granjero y ascendió en la Liga de Jóvenes Comunistas Chinos. Luego cursó estudios de Derecho e hizo la tesis doctoral en Economía en la prestigiosa Universidad de Pekín. Tiene 53 años y es conocido por su entusiasmo por una “sociedad armoniosa”; a menudo hace hincapié en la necesidad de ayudar a los desempleados, proporcionar vivienda a precios asequibles y mejorar el acceso a la sanidad.<br /><br /><span style="color:#660000;">LI JUANCHAO<br />DIRECTOR DE ORGANIZACIÓN DEL PARTIDO</span><br /><br />Proviene de una familia de alto nivel, su padre fue vicealcalde de Shanghai a principios de los 60. Licenciado por la Universidad de Pekín, durante un breve tiempo estudió en EE UU, en la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard. Actualmente es jefe del poderoso Departamento de Organización, encargado de la asignación de puestos dentro del partido. Tiene 58 años y se le conoce por haber pedido mayores reformas democráticas, como permitir que la población evalúe a los cargos locales.<br /><br /><span style="color:#660000;">WANG YANG<br />SECRETARIO DEL PARTIDO EN GUANGDONG</span><br /><br />De 53 años y ahora secretario del partido en la región más rica de China, se crió en la provincia de Anhui, donde, a principios de los 80, llegó a formar parte de la cúpula dirigente. Algunos expertos atribuyen su rápido ascenso a la protección de Hu. En 2008 pronunció la expresión “emancipación del pensamiento” cuatro veces durante su discurso de toma de posesión, revelando su intención de convertir el desarrollo político en el principal objetivo en Guangdong.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">Los elitistas<br /></span></em><br />Los integrantes del núcleo duro de los elitistas recibieron formación financiera desde una edad temprana, y se los conoce como “principitos” porque provienen de las familias con mayor poder político del país. Representan los intereses de los empresarios y de las comunidades de negocios de las regiones costeras.<br /><br /><span style="color:#660000;">XI JINPING<br />VICEPRESIDENTE Y POSIBLE SUCESOR DEL PRESIDENTE, HU JINTAO<br /></span><br />Hijo de un poderoso ex miembro del Politburó, durante la Revolución Cultural pasó seis años de granjero y de secretario del partido en una aldea de la provincia de Shaanxi. Más tarde, el estatus de su familia le permitió trabajar como mishu, o secretario personal, del entonces ministro de Defensa. El currículo de Xi, de 55 años, está lleno de puestos dirigentes en prósperas ciudades y provincias de la costa, y se le conoce por ser partidario de reformas a favor del mercado y el sector privado.<br /><br /><span style="color:#660000;">WANG QISHAN<br />VICEPRIMER MINISTRO<br /></span><br />Wang, de 60 años y ex directivo del sector bancario, fue nombrado alcalde de Pekín durante la epidemia de SARS, en 2003. Se le reconoce el mérito de haber tranquilizado a la población convenciéndola de que el Gobierno controlaba la situación, a la vez que reconocía por primera vez la gravedad de la misma. Durante la Revolución Cultural trabajó en la provincia de Shaanxi y es yerno de un patriarca conservador del partido y protegido del ex primer ministro Zhu Rongyi.<br /><br /><span style="color:#660000;">BO XILAI<br />SECRETARIO DEL PARTIDO EN CHONGQING</span><br /><br />Es secretario del ayuntamiento más importante del interior de China. Hijo de uno de los ocho inmortales, viejos miembros de Partido Comunista que ostentaron un enorme poder durante los 80 y los 90, este hombre de 59 años sabe cómo desenvolverse en los medios de comunicación. Durante su etapa al frente del Ministerio de Comercio atrajo cantidades récord de inversión extranjera.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Un partido, dos sectores<br /></span><br />Las reformas agrarias son reflejo, en buena parte, de las prioridades de Hu y de la influencia de los populistas, pero los elitistas también las han apoyado. El consenso político y la consecución de acuerdos, no la lucha sectaria de suma cero, ha sido lo que ha definido los planes de estímulo y desarrollo rural. Pero la nueva dinámica puede acabar fracasando. Por ejemplo, ¿qué ocurrirá si la situación económica sigue empeorando? El sectarismo en la cúpula del régimen podría irse de las manos, quizá llegando incluso a provocar una situación de bloqueo o un enfrentamiento abierto. Las diferencias de opinión en muchos asuntos son ya tan marcadas que puede resultar cada vez más difícil lograr el consenso necesario para gobernar.<br /><br />Sin embargo, salvo imprevistos, en los próximos tres o cuatro años las ideas de los populistas prevalecerán, y la crisis empujará a los dirigentes a aumentar la intervención del Estado. Pero en 2012 puede producirse un cambio opuesto cuando, mediante una transición similar a la ocurrida entre Jiang Zemin y Hu Jintao, el principito Xi Jinping suceda a Hu. Este sistema de alternancia en los relevos en la cúspide del régimen puede crear una dinámica política saludable que evite que una facción acapare un poder excesivo. Debido a la diversidad de conocimientos, credenciales y experiencias de los nuevos líderes, los sectores rivales se darán cuenta de que necesitan coexistir para mantenerse en el poder. A fin de cuentas, ambos están interesados en que haya estabilidad social y en seguir incrementando el peso de China en elmundo. Dado el largo historial de líderes únicos gobernando a su antojo, este sistema de “un partido, dos sectores” supone un gran avance para el partido y para la población. </div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-83622793263009011242009-05-20T11:06:00.001-05:002009-05-20T11:18:43.570-05:00GUÍA DE PAKISTÁN PARA IDIOTAS<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhhqrKVtSAqeIurnasmfYW_70ikDsnpuwEsSgcvfx1ydEtA_fHDuwyD2Hpfy0HoTFFMh3rm29ynZZYUNTwyneC98xh0fVMlX1wvkrKsQ1_RYeQoXQxrQEA7hd3BK21YnoWFSUcyAE7vYLs/s1600-h/DYN-23302754.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5337941325452314930" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 220px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhhqrKVtSAqeIurnasmfYW_70ikDsnpuwEsSgcvfx1ydEtA_fHDuwyD2Hpfy0HoTFFMh3rm29ynZZYUNTwyneC98xh0fVMlX1wvkrKsQ1_RYeQoXQxrQEA7hd3BK21YnoWFSUcyAE7vYLs/s320/DYN-23302754.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Nicholas Schmidle</em></strong><br /><br /><em>Todo el mundo habla de Pakistán, pero pocos lo conocen. He aquí una guía para aclarar algunos conceptos sobre este país.<br /></em><br />Después de ocho años de una Casa Blanca que a menudo parecía ciega a las amenazas que presentaba Pakistán, la Administración de Obama parece haber comprendido la gravedad de las innumerables crisis que afectan a este país asiático. Los medios de comunicación han seguido su ejemplo y han incrementado su presencia y sus informaciones, una tendencia confirmada por la decisión de la cadena estadounidense CNN de abrir una delegación en Islamabad el año pasado.<br /><br />Y, sin embargo, el incremento de la cobertura no ha servido necesariamente para aclarar la confusión del quién hace qué a quién en Pakistán. Algunos comentaristas siguen mezclando las áreas tribales con la Provincia Fronteriza del noroeste. Y la palabra lashkars se emplea para describir a todo tipo de grupos que no tienen nada que ver entre sí, que, en algunos casos, luchan contra los talibanes, en otros combaten contra India y otros se enfrentan a los chiíes.<br /><br />Reconozco que no es fácil. Yo viví en Pakistán durante 2006 y 2007 y sólo empecé a comprender, por ejemplo, la composición tribal de Warizistán del Sur, durante el final de mi estancia. De modo que, con el fin de ahorrarles el inconveniente de tener que vivir en este país dos años para distinguir entre los wazirs y los mehsuds, el Cuerpo de Fronteras y la Guardia de Asalto, he elaborado una guía para idiotas que espero que ayude a aclarar las cosas:<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Las problemáticas tribus</span><br /><br />Si saca usted a relucir en una conversación el tema de la frontera entre Pakistán y Afganistán, seguro que impresionará a todos, sobre todo si menciona el nombre de uno o dos líderes talibanes y hace una referencia a Waziristán del Norte. Lo malo, por supuesto, es que nadie sabe si lo que está diciendo es cierto o no. El mapa de la región fronteriza está abarrotado de nombres de organismos, provincias, regiones y distritos, que a veces se cambian y se utilizan mal. Movido sólo por el interés de hacer que sea usted capaz de impresionar a sus interlocutores, voy a tratar de dejar unas cuantas cosas claras.<br /><br />En primer lugar, las Áreas Tribales bajo Administración Federal (ATAF) no forman parte de la Provincia Fronteriza del Noroeste (PFNO). Son dos entidades separadas casi en todos los sentidos. La PFNO es una provincia con una asamblea elegida, y las ATAF son zonas separadas geográficamente que están gobernadas a través de “agentes políticos”, designados por el presidente y apoyados por el gobernador de la PFNO (que también es un nombramiento presidencial). Técnicamente, los residentes en la Provincia Fronteriza del Noroeste viven con arreglo a las leyes elaboradas por el Parlamento de Islamabad, mientras que la única ley no tribal que se aplica a los residentes de las ATAF es la de las Normas sobre crímenes fronterizos, un dictado de la era colonial que prevé castigos colectivos para las tribus y subtribus culpables de perturbar la paz.<br /><br />Dentro de las ATAF, existen siete “agencias” y seis “regiones fronterizas” (RF). Las primeras son Bajaur, Mohmand, Khyber, Orakzai, Kurram, Waziristán del Norte y Waziristán del Sur; las segundas, algo más gobernadas, se aferran como lapas al borde oriental de las ATAF, e incluyen las RF de Peshawar, Kohat, Bannu, Lakki, Tank y Dera Ismail Khan, cada una denominada de acuerdo con los distritos “establecidos”con los que limitan.<br /><br />Todos los residentes de las ATAF y la inmensa mayoría de los habitantes de la PFNO son pastunes. Esta etnia es asimismo mayoritaria en Beluchistán, la enorme provincia que limita con Irán y Afganistán, llamada así por la minoría de los beluch. Además de la PFNO y Beluchistán, existen otras dos provincias en Pakistán: Punjab, poblada fundamentalmente por habitantes de etnia punjabí, y Sindh, históricamente dominada por los sindhis hasta que millones de musulmanes llegaron de India en el momento de la partición y se establecieron en ciudades como Karachi y Hyderabad. Hoy, Sindh está habitada por personas de etnia sindhi y descendientes de aquellos inmigrantes, llamados mohajirs.<br /><br />Los extranjeros no pueden entrar en las ATAF sin autorización del Gobierno. Si ven en un periódico alguna información fechada dentro de esta zona, lo más probable es que el Ejército paquistaní haya organizado un viaje sobre el terreno para periodistas. Quienes van por su cuenta, por ejemplo, a Warizistán del Sur, tienen o bien ganas de morir o bien una relación excelente con los talibanes, que son los que gobiernan de hecho Waziristán del Norte y del Sur y grandes áreas de las otras agencias y regiones fronterizas. La contumacia de los habitantes tribales no es nada nuevo. Como decía Lord Curzon, antiguo virrey de India, “ningún plan a base de parches -y todos nuestros planes recientes, bloqueos, asignaciones, etcétera, no han sido más que meros parches- resolverá el problema de Waziristán. No habrá paz hasta que el rodillo militar no recorra el país de un extremo a otro. Pero no quiero ser yo quien ponga en marcha esa máquina”.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Talibanes: ¿quién es quién?<br /></span><br />En diciembre de 2007, las diversas bandas de barbudos cubiertos de turbantes negros y con fusiles AK-47 que ocupaban las ATAF y la PFNO anunciaron que a partir de ese momento responderían a un solo nombre, Tehrik e Taliban Pakistan (TTP), o Movimiento Talibán de Pakistán. Los yihadistas paquistaníes llevan decenios utilizando ese tipo de nombres para designar grupos escindidos (muchos de los cuales pasan inadvertidos), pero algunos analistas decidieron que el TTP era el evangelio y afirmaron que, de la noche a la mañana, los talibanes se habían unido y se habían vuelto disciplinados. Mientras tanto, varios de esos analistas se han olvidado de las importantes diferencias y divisiones que existen dentro de los grupos protalibanes que actúan en Pakistán.<br /><br />Comencemos con un poco de historia. En 1996, el mulá Mohamed Omar y su grupo de talibanes -que en lengua urdu, pastún y árabe se define como “estudiantes” o “buscadores”- conquistaron Afganistán. Cinco años después, Estados Unidos expulsó al gobierno talibán y a los matones de Al Qaeda que habían trabajado bajo la protección del mulá Omar. Muchos escaparon a las ATAF, que forman parte de Pakistán, por supuesto, pero que, en realidad, están gobernadas por unas tribus cuya fidelidad, en ese caso, estaba con los talibanes y sus invitados extranjeros, la red de Bin Laden. Poco después, grupos de hombres de las ATAF habían empezado a reunirse y a cruzar la frontera para luchar contra el Ejército estadounidense en Afganistán. Los pastunes ignoran la frontera que separa a los dos países, llamada la Línea Durand por el inglés que la trazó en 1893; para ellos, la nación pastún abarca cualquier lugar en el que vivan personas de esta etnia. Por consiguiente, desde su punto de vista, luchar contra EE UU era una cuestión de defensa propia, incluso para los residentes de las ATAF. Mientras tanto, Al Qaeda estaba cada vez más arraigada en esta zona. Sus miembros, en su mayoría árabes y uzbecos, influyeron en una nueva mentalidad talibán, más agresiva respecto al Ejército paquistaní y más propensa a perturbar las tradiciones locales de las tribus.<br /><br />Baitulá Mehsud, el hombre acusado por los servicios de inteligencia paquistaníes y estadounidenses de haber organizado el asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto, es el jefe teórico del TTP. Sin embargo, tiene muchos rivales, incluso en su nativo Warizistán del Sur. En esta región viven dos grandes tribus: los mehsuds y los wazirs. Los wazirs dominan Wana, la principal ciudad de la zona. Pero el wazir que ocupa un cargo más alto entre los talibanes, Maulvi Nazir, tiene muy buenas relaciones con el aparato militar paquistaní.<br /><br />Probablemente estará usted rascándose la cabeza y se sentirá un poco confuso. Lo que pasa es que a Nazir sólo le interesa luchar contra las fuerzas de Estados Unidos, la OTAN y Afganistán al otro lado de la frontera. No forma parte del TTP y no ha intervenido en la ola de violencia que ha asolado Pakistán en los últimos tiempos. Por consiguiente, para los generales paquistaníes, es un talibán bueno, a diferencia de Baitulá Mehsud, que es, para ellos, inequívocamente malo. Éste no es más que un ejemplo de talibanes residentes en Pakistán que no necesariamente entran en la denominación de “talibanes paquistaníes” ni bajo el título de “Tehrik e Taliban Pakistan”.<br /><br />En el Valle de Swat, donde Islamabad firmó hace poco un tratado de paz con los talibanes, las fisuras entre los militantes tienen que ver más con una cuestión generacional. Swat, a diferencia de Waziristán del Sur, forma parte de la PFNO y no limita con Afganistán. A finales de los 80, un grupo que se autodenominaba Tehrik e Nifaz e Shariat e Mohammadi (TNSM), o Movimiento para el Establecimiento de la Ley de Mahoma, lanzó una campaña para imponer la ley islámica en Swat y sus alrededores. Recurrieron a la violencia contra el Estado en numerosas ocasiones a lo largo de los 90, incluida una toma del aeropuerto local y el bloqueo de la carretera principal que conecta Pakistán con China.<br /><br />Tras la invasión estadounidense de Afganistán, el líder del TNSM, Sufi Mohamed, organizó a un grupo de estudiantes de madrazas y los llevó al otro lado de la frontera para combatir contra los estadounidenses. Pero sólo regresó el propio Sufi Mohamed. Todos los que le habían seguido cayeron como mártires, o al menos eso es lo que dijo a sus padres. Fue encarcelado por el entonces presidente y jefe del Ejército, Pervez Musharraf, de modo que designó a su yerno, Maulana Fazlulá, para dirigir el TNSM en su lugar. Sin embargo, Fazlulá tenía ambiciones más amplias y reunió un Ejército de varios centenares de hombres que prometieron luchar contra el Gobierno paquistaní. La dirección del TNSM le repudió, así que se organizó por su cuenta y es hoy el segundo de Mehsud en el TTP. Durante el último año y medio, los seguidores de Fazlulá han hecho estallar bombas y han secuestrado y asesinado a cualquiera que se haya atrevido a desafiar sus dictados en Swat.<br /><br />En 2008, Sufi Mohamed parecía un moderado en comparación con su yerno. De modo que el gobierno paquistaní le pidió que hiciera de mediador. Quizá él pudiera calmar a Fazlulá. El reciente tratado firmado en Swat es entre el Ejecutivo paquistaní y Sufi Mohamed, que se ha comprometido a convencer a Fazlulá. Hasta ahora, el acuerdo se ha respetado, si no contamos a los soldados asesinados por los talibanes de Fazlulá por “no haber informado a los talibanes de sus movimientos”.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">El lío de los ‘lashkars’</span><br /><br />Quizá hayan oído últimamente la palabra lashkar y se hayan preguntado qué pintaba un personaje de ciencia ficción en Pakistán. En otoño pasado, dos noticias muy distintas tuvieron como protagonistas a lashkars que llevaron a cabo dos misiones claramente diferentes. En una, Lashkar e Taiba estaba ejecutando una campaña de violencia en Bombay; en otra, los lashkars luchaban contra los talibanes en las ATAF. En otras palabras, una tenía unos efectos terribles y la otra parecía estar haciendo algo bueno. (Ah, sí, y en otra noticia, menos leída, Lashkar e Janghvi estaba matando chiíes en la ciudad de Quetta, en el suroeste). ¿Qué quiere decir todo eso? ¿Qué es un lashkar?<br /><br />En árabe, la lengua del islam, un lashkar es una milicia tribal irregular. Por ejemplo, hay un miembro de una tribu de Warizistán del Sur que tiene un pleito con otro miembro de una tribu rival. Necesita una partida de hombres. Así que crea una lashkar. Cuando se supo en octubre que el Gobierno paquistaní estaba enviando fusiles AK-47 fabricados en China a las tribus que estuvieran dispuestas a desafiar la autoridad de los talibanes en las ATAF, dijeron que estaban enviando las armas a lashkars. Ése es el sentido tradicional de la palabra.<br /><br />Ahora bien, los grupos yihadistas de Pakistán, para glorificar sus agendas, llevan mucho tiempo utilizando la palabra lashkar en sus nombres (otros nombres árabes que suelen utilizarse para designar un Ejército son sipah y jaish.) Aunque Lashkar e Taiba está comprometido en la lucha contra los indios por Cachemira, Lashkar e Janghvi se dedica a matar chiíes, y Jaish e Mohammed parece dispuesto a matar a cualquiera. La proliferación de estas milicias terroristas adquirió tales tintes que, en enero de 2002, Musharraf se vio obligado a declarar: “Nuestro Ejército es el único sipah y lashkar en Pakistán”.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Guardias fronterizos<br /></span><br />Si había tanta confusión sobre quién era y quién no eran las verdaderas Fuerzas Armadas en Pakistán que el jefe del Ejército tuvo que intervenir para aclarar las cosas, tal vez algún militar debería aclararlas también sobre quién lucha contra quién en las ATAF. La confusión alcanzó su punto culminante en junio, cuando un contingente de fuerzas paquistaníes, llamado Cuerpo de Fronteras (CP), se enzarzó en una batalla con soldados estadounidenses del otro lado de la frontera. Las tropas de EE UU perseguían a unos talibanes que intentaban retroceder a Pakistán. La escaramuza terminó -al menos la armada, porque la diplomática no había hecho más que empezar- cuando unas cuantas bombas arrojadas por aviones estadounidenses cayeron en puestos adelantados del CF y mataron a 11 guardias fronterizos paquistaníes. ¿Que ocurre con ese Cuerpo de Fronteras? ¿De qué lado está?<br /><br />El CF es una fuerza paramilitar compuesta por unos 80.000 hombres encargados de garantizar la seguridad fronteriza, hacer respetar la ley y, cada vez más, luchar contra la insurgencia en las ATAF, la PFNO y Beluchistán (la Guardia de Asalto cumple una tarea similar en Punjab y Sindh, las provincias limítrofes con India). El Cuerpo de Fronteras cumple prácticamente todos los requisitos de la fuerza ideal de lucha contra la insurgencia: son casi todos pastunes y conocen el idioma, la gente, las tribus y el territorio mejor que cualquier soldado paquistaní o estadounidense normal. Pero su mayor ventaja es, al mismo tiempo, su mayor debilidad, porque los pastunes son conocidos por su sentimiento de comunidad; pedir a un de ellos que mate a otro, sobre todo cuando parece que es a instancias de un forastero, sea punjabí o estadounidense, sería como que nuestro jefe nos pidiera que matemos a un primo nuestro. Es imposible, ¿verdad?<br /><br />Los gobernantes paquistaníes y, antes de ellos, los británicos, eran conscientes de este problema. Para tratar de reducir al máximo los posibles conflictos de intereses, dijeron que los waziris no patrullarían áreas waziri, los afridis (con sede en la agencia Khyber y en la RF de Kohat) no patrullarían áreas afridi, y así sucesivamente. El problema de las simpatías étnicas era imposible de resolver, pero así, por lo menos, sí era posible superar las preocupaciones sobre simpatías de clan y familiares.<br /><br />En los últimos años, Washington se ha dado cuenta de la importancia del Cuerpo de Fronteras y ha intentado mejorar su capacidad de combate (tradicionalmente, un soldado del CF llevaba salwar kameez -el atuendo de pantalones anchos y túnica-, sandalias de cuero y un AK-47). Sin embargo, los problemas para llevar el dinero a las unidades del CF correspondientes han sido abundantes.<br /><br />En primer lugar, el Cuerpo de Fronteras es responsabilidad del ministerio del Interior, no de Defensa, que supervisa el Ejército de medio millón de soldados y ha recibido la mayor parte de la ayuda estadounidense desde los atentados del 11-S. El hecho de que el ministerio de Defensa controle todo lo relacionado con la ayuda significa que el dinero que Washington entrega a Islamabad para pagar a las fuerzas de seguridad paquistaníes por operaciones contra los talibanes y Al Qaeda, un dinero denominado Fondos de Sostenimiento de la Coalición, no suele llegar nunca hasta las unidades del Cuerpo de Fronteras que vigilan un puesto fronterizo en Warizistán del Sur, que son las que ocupan verdaderamente la primera línea en la llamada guerra contra el terror.<br /><br />Segundo, hay un problema de estructura de mando, porque los oficiales del CF son coroneles y generales del Ejército regular. Y, por último, está el problema de que, debido a la indignación generalizada entre los pastunes contra Estados Unidos y el gobierno de Islamabad, nadie puede saber si el CF no va a limitarse a entregar las gafas de visión nocturna y las nuevas armas a los talibanes, sobre todo cuando la supervisión por parte de funcionarios estadounidenses en las ATAF, partes de la PFNO y Beluchistán escasea tanto.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">El dedo en el gatillo<br /></span><br />El Ejército paquistaní muestra cierto relajo en los criterios de aseo y forma física, sobre todo en el caso de los oficiales. Las mañanas son para rezar y dormir; los almuerzos son buffets; y las tardes se dedican a beber litros y litros de té. O sea, no queda mucho tiempo para hacer ejercicio. ¿Y los bigotes? Cuanto más espesos, mejor. ¿Barbas? Cuanto más largas, mejor. ¿Quiere eso decir que las fuerzas de seguridad paquistaníes están formadas por fundamentalistas islámicos a los que se les hace la boca agua ante la oportunidad de lanzar unas cuantas armas nucleares? Sí y no.<br /><br />Un dato previo: casi todos los soldados paquistaníes consideran que India es su enemigo mortal y nada les gustaría más que incinerar a su vecino. Lo aprenden en los libros de texto. Y normalmente enmarcan el conflicto con India como un conflicto entre el islam y el hinduismo. De ello han hablado ya suficientemente otros autores que han escrito sobre Pakistán.<br /><br />Pero debemos comprender que la actitud antiIndia no equivale a talibanismo, a encerrar a las mujeres y apalear a los delincuentes y todo eso. Piensen en el actual jefe de Estado mayor del Ejército, el general Ashfaq Kayani, que no lleva barba, según dicen disfruta de vez en cuando de un whisky y una partida de bridge, fuma sin parar con una larga boquilla de plástico y es buen amigo de los estadounidenses. En otras palabras, no parece probable que vaya a declararse “comandante de los fieles” en un futuro próximo.<br /><br />¿Y qué pasa con el ISI? Oímos hablar mucho de este organismo de Inteligencia Interservicios, que está lleno de simpatizantes de Al Qaeda, patrocina el terrorismo regional y constituye en la vanguardia del islamismo en Pakistán. ¿No es islamista?<br /><br />Compliquemos aún más las cosas antes de ocuparnos de ese punto. El ISI es el brazo de inteligencia militar. Pero el Ejército tiene su propio brazo de inteligencia, con el confuso nombre de Inteligencia Militar (IM). Y el ministerio del Interior tiene el suyo propio: la Sección Especial. Y así sucesivamente. Hay más secciones de inteligencia en Pakistán que variedades de dal, la legumbre. Y cuando los paquistaníes corrientes sospechan que están involucradas en algo siniestro, se limitan a hablar de “las agencias”. Así no hace falta especificar cuál de ellas es responsable porque nadie tiene ni idea de quién está detrás de cada cosa, la verdad.<br /><br />¿Son los miembros del ISI más islamistas que los de cualquiera de esas otras secciones? No veo por qué. Este organismo saca a sus miembros de las filas del Ejército regular (además de algunos civiles), ese mismo Ejército que está bajo el mando de anglófilos educados en Sandhurst y aficionados al whisky Johnnie Walker etiqueta negra. Lo que diferencia al ISI no es tanto su personal como su agenda, que, en un momento dado, puede incluir llevar dinero a los insurgentes talibanes en Afganistán o entrenar a combatientes de Lashkar e Taiba para que lleven a cabo la yihad contra India en Cachemira. Se considera que esos programas benefician los intereses nacionales de Pakistán, no las preferencias religiosas de sus generales.<br /><br />Entiéndanme. No veo con ninguna simpatía a las agencias y, desde luego, no quiero que parezca que las justifico. Me expulsaron del país en una ocasión y otra vez me persiguieron con noticias en la prensa local de que me habían secuestrado. No tengo ningún afecto al ISI, el MI, la Sección Especial ni ninguno de sus siniestros afiliados. Pero no son todos iguales. Acuérdense de ello en su próxima conversación sobre Pakistán. Debemos saber de qué hablamos cuando hablemos de este país.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-79077181317845144692009-05-01T00:51:00.002-05:002009-05-01T01:00:25.315-05:00ASIA CENTRAL Y EL CÁUCASO SUR EN LA ESTRATEGIA DE LA UE<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjtYJsSfzDLGURaN8o7JrOHyTxv47w6MMdWqM81OIjIqUWjQOM_SrCAaSj5TiC11aLNscrgwLahzr65Vs9ijW5uWZVX1MpuQC5V2P983V8Wkb347WeAks1mXuyciA3ez9ThTrjlEryQOpt/s1600-h/RTB-ABC96443176.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5330731364137422962" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 211px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjtYJsSfzDLGURaN8o7JrOHyTxv47w6MMdWqM81OIjIqUWjQOM_SrCAaSj5TiC11aLNscrgwLahzr65Vs9ijW5uWZVX1MpuQC5V2P983V8Wkb347WeAks1mXuyciA3ez9ThTrjlEryQOpt/s320/RTB-ABC96443176.jpg" border="0" /></a><br /><div><br /><div align="justify"><strong><em>Natividad Fernández Sola</em></strong><br /><br /><span style="color:#ff6600;">Introducción</span><br /><br />El 8 de agosto de 2008, las tropas georgianas realizaban una incursión en la región septentrional de Osetia del sur al objeto, según declaraban, de controlar los elementos independentistas de la zona. Inmediatamente, las tropas rusas tomaban la contraofensiva, considerada desmesurada por la mayoría de países occidentales atacando a dichas fuerzas, entrando en la ciudad de Gori, a pocos kilómetros de Tblisi, y atacando el puerto de Poti, esencial para los intereses comerciales georgianos.<br /><br />Tras una intervención del presidente francés y rotatorio del Consejo de la UE, Nicolas Sarkozy, se alcanzaba un acuerdo para un cese de la violencia y vuelta a las posiciones anteriores al ataque con la finalidad de poder negociar una salida al conflicto. Lejos de cumplir con el contenido de dicho acuerdo, las tropas rusas no terminan de retirarse de sus posiciones y el desafío a Europa y a EEUU se culmina el 26 de agosto con el reconocimiento por parte rusa de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia: posición condenada inmediatamente por los países europeos por violar la integridad territorial de Georgia pero argumentada por Rusia sobre la base de la declaración unilateral de independencia y posterior reconocimiento mayoritario de Kosovo.<br /><br />El 1 de octubre la UE desplegaba su misión civil (EUMM) para verificar la retirada de las tropas rusas y el cumplimiento de los acuerdos alcanzados con las partes el 8 de septiembre.<br /><br />Es evidente que esta guerra en territorio europeo por el control de una región como Osetia del Sur tiene unas raíces que se remontan a la desintegración de la Unión Soviética y constituye una de las muchas disputas territoriales no resueltas desde entonces. Pero si comenzamos este estudio[1] con el acontecimiento de la crisis de Georgia de 2008, sin entrar en las torpezas estratégicas de los implicados o las provocaciones buscadas a países vecinos y organizaciones internacionales, es porque permite apreciar la inestabilidad de la región y la que puede generar en el resto de Europa, el juego de fuerzas de los distintos poderes, el papel de la UE y las debilidades del mismo. Este aspecto constituirá el eje central de análisis atendiendo a la evolución de las relaciones con el Cáucaso Sur y Asia Central, a los intereses en presencia y a los instrumentos para canalizarlos.<br /><br />Tradicionalmente la política de relaciones exteriores de la UE no ha tenido un papel relevante en Asia Central y en la región de Cáucaso Sur por razones políticas y económicas.<br /><br />Durante décadas, la UE –previamente la CE– ha concentrado sus esfuerzos en el exterior en las regiones más próximas o allí donde existía un vínculo histórico con un Estado miembro: países mediterráneos, Latinoamérica, países ACP y Europa Central y Oriental tras el fin de la Guerra Fría. Tras la última ampliación, y aun más con algunas por venir –como, por ejemplo, la de Turquía–, varios países euro-asiáticos se convierten en vecinos de la Unión. El territorio de la Unión puede llegar no sólo a las fronteras africanas sino a las asiáticas y a Oriente Medio. Como consecuencia, varios puntos calientes de la política internacional se situarían en este nuevo “patio trasero” de la UE, suponiendo una amenaza a la seguridad y estabilidad europeas y, como tal, un desafío para la Unión. Por lo tanto, en la actualidad la UE tiene intereses de seguridad en una periferia estable, democrática o, al menos, con estructuras de buena gobernanza.<br /><br />La Política de Vecindad actualmente vigente permite articular las relaciones de la Unión con los tres países caucásicos, no así con los cinco de Asia Central relegados al bloque de la cooperación al desarrollo.<br /><br />La actual crisis económica mundial y los acontecimientos en Georgia en el verano de 2008 ponen de relieve el papel esencial de la zona en el gran tablero internacional, principalmente si atendemos a la satisfacción de necesidades energéticas y al tradicional predominio ruso. Sin embargo, es cierto que existe el riesgo de que la preocupación por la crisis y las consiguientes reducciones de consumo lleven a Europa, entendemos que erróneamente, a postergar de nuevo el interés por la región convirtiéndose otra vez en “actor invisible” frente a la presencia fuerte de otros actores internacionales.<br /><br />El objetivo de este documento, como se ha apuntado, será poner de manifiesto los intereses europeos en Asia Central y el Cáucaso Sur, los instrumentos existentes y los que serían necesarios para alcanzarlos, los obstáculos a una presencia creciente europea y el potencial de su acción si se dan una serie de condiciones previas.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(1) Los intereses de la UE en Asia Central y en el Cáucaso Sur<br /></span><br />De una manera esquemática, puede afirmarse que los intereses de la Unión en esta zona son intereses de seguridad, energéticos y de influencia.<br /><br />Desde su independencia de la antigua Unión Soviética, los países del Cáucaso Sur (Armenia, Azerbaiyán y Georgia) y los de Asia Central (Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán) representan para Europa un desafío de seguridad así como, pese a su escasa población, un potencial mercado para la siempre tendencialmente expansiva economía europea.<br /><br />Los principales intereses que hoy tiene la UE y sus Estados miembros en la región giran en torno a la seguridad y a la estabilidad. Las amenazas a la seguridad europea pueden venir por la pervivencia de aparatos nucleares en la región, por la existencia de conflictos enquistados en la misma, por la actuación de redes de delincuencia internacional y de tráficos ilícitos en un entorno político de regímenes autoritarios, pero también, en sentido amplio, por la falta de recursos energéticos suficientes para satisfacer las demandas de hidrocarburos, gas u otras fuentes de energía de los Estados miembros de la Unión. Para hacer frente a la amenaza que representa el material nuclear en Kazajistán y en Uzbekistán, la CEEA firmaba en 2004 con estos países sendos acuerdos de cooperación en el ámbito de la seguridad nuclear y con Tayikistán otro sobre el comercio de estos productos.[2]<br /><br />Por lo que se refiere a los conflictos, los ubicados en Abjasia y en la región de Tskhivali/Osetia del Sur siguen siendo el principal impedimento al desarrollo de Georgia y contribuyen a la inestabilidad regional. La UE ha mantenido una postura inequívoca de apoyo a la integridad territorial del país si bien, tras la guerra de agosto de 2008 y la declaración unilateral de independencia de los territorios separatistas, va a resultarle enormemente difícil mantener esta postura si quiere avanzar en las negociaciones con Rusia. Desde la decisión del Consejo de 2001 sobre la resolución de conflictos, el compromiso político de la Unión en la región se vio incrementado aunque la implicación europea se ha limitado al conflicto de Osetia del Sur, donde la UE ha apoyado la Misión de control conjunta. La UE apoyó las elecciones de 2004 que dieron el triunfo a Saakashvili tras la “Revolución Rosa” y que inició el camino de las reformas democráticas. Ha buscado medios de contribuir a la resolución del conflicto y a la rehabilitación posconflicto y fruto de ello son las misiones de Estado de Derecho y la mediación de la Presidencia del Consejo de la UE, del alto representante y del presidente de la Comisión entre Rusia y Georgia tras el desencadenamiento de hostilidades entre ellas por la invasión rusa continuación de un incremento de fuerzas georgianas en la región separatista.[3]<br /><br />Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, unido a las negociaciones de ampliación a Turquía que convertirían a Georgia y Armenia en países vecinos a través de frontera terrestre, los intereses de la UE en la zona cambian radicalmente. Al convertirse en foco de inestabilidad, representa una amenaza a la seguridad europea (EES, 2003). Por tanto, como se ha indicado, la Unión tiene intereses de seguridad en que estos países sean estables, democráticos o al menos, con buenas estructuras de gobierno.<br /><br />El objetivo estratégico de la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE (PESC) de extender la zona de seguridad en la periferia europea puede verse negativamente afectado por sus problemas internos de débil institucionalización, elevado grado de corrupción, insuficiente desarrollo, pobres realizaciones en materia de democratización, Estado de Derecho y Derechos Humanos, pero también por conflictos latentes en la región susceptibles de reavivarse en cualquier momento, como hemos visto en la guerra relámpago de Georgia, cuyo último capítulo aún no se ha escrito, o por la incapacidad de sus aparatos de poder para hacer frente a crisis súbitas, por no hablar de su capacidad para provocarlas. La contención de amenazas de baja intensidad a la seguridad o de la expansión del terrorismo constituye otro interés de la UE en la zona.<br /><br />Por otra parte, los tres países del Cáucaso Sur se benefician de programas de asistencia y modernización de sus ejércitos por parte de EEUU, tras la participación de Azerbaiyán y Georgia en la coalición que intervino en Irak, su apoyo a iniciativas contra el terrorismo internacional y su participación en operaciones de mantenimiento de la paz. En estas circunstancias, Europa no puede quedar relegada de esta relación con países que representan un interés de seguridad para ella y busca o debiera buscar su participación en programas de reforma del sector seguridad (SSR), como ya ha hecho, por ejemplo, en Georgia.[4]<br /><br />Además de los intereses de seguridad de la UE en una periferia estable y con buenas estructuras de gobierno, los tres países caucásicos han visto realzado su papel internacional por razones que los convierten en más atractivos todavía para la política exterior de la UE. En primer lugar, el territorio es paso de transporte internacional de energía, por ejemplo, paso del petróleo procedente de Irán hacia Turquía. Al oleoducto Baku-Tblisi-Ceyhan ya operativo, se suman los proyectos en ejecución del gasoducto Erzurum-Tblisi-Baku y el ferrocarril Erzurum-Akhalkalali-Tblisi-Baku. Como primer consumidor de petróleo y gas procedentes del Mar Caspio, dados los frecuentes incrementos de los precios del petróleo y del gas y la impredecible pero nada halagüeña política energética de Rusia, un interés geoestratégico de primer orden para la UE es la diversificación de los canales de tránsito desde el Caspio y Asia Central hacia Europa. Si los problemas con el suministro de gas a Europa por Gazprom se multiplican, Turkmenistán y Uzbekistán son importantes para las necesidades energéticas futuras de la UE aunque a estos países les pueda interesar más el mercado chino. Asimismo, también se realza el papel de Ucrania para la diversificación de suministro de energía a Europa, habida cuenta de su participación en el gasoducto que transferiría gas desde Turkmenistán a Ucrania a través de Azerbaiyán y de Georgia.[5] Ha de resaltarse, además, la importancia de Azerbaiyán, país caucásico con menor influencia rusa, pues además de territorio de paso es también productor de petróleo.<br /><br />Como ruta alternativa a la asiática, el proyecto TRACECA busca la reducción de los costes de transporte en el creciente comercio entre Europa y Asia. Este comercio se vería favorecido por la apertura de la frontera entre Armenia y Turquía; por lo tanto, la UE, como también EEUU, tiene interés en fomentar la cooperación intra-regional entre los países del Cáucaso Sur y con Turquía, candidato a miembro de la UE.<br /><br />Finalmente, la crisis suscitada por el programa nuclear iraní vino a poner al Cáucaso Sur en situación crítica por cuanto los eventos en el país persa afectan a sus intereses y seguridad. Tanto Armenia como Azerbaiyán se muestran partidarios de una solución pacífica de la crisis, y rápida puesto que la imposición de sanciones al régimen iraní puede afectarles negativamente al desarrollar proyectos de energía conjuntos con Irán. Dada la necesidad occidental de diversificar fuentes de energía y los canales para acceder a ella, puede comprenderse fácilmente el interés creciente por el Cáucaso Sur.<br /><br />La amenaza a la seguridad de la UE, en el caso de Asia Central, viene dada más por la pobreza y la debilidad del Estado en los cinco países que por la existencia de conflictos armados no resueltos. El interés esencial de la Unión reside pues en amortiguar la inestabilidad interna y fomentar la buena gobernanza; pero también resulta estratégico apoyar la viabilidad de los Estados musulmanes moderados como estos,[6] en los que la presión del yihadismo todavía encuentra una reacción popular adversa. No debe olvidarse la pretensión unificadora de Asia Central como una “gran nación” bajo una forma político-religiosa –la Mawarah-al-nahr– encabezada por el movimiento islamista Hizb ut Tahrir, Partido de la Liberación Islámica fundado en los años 50 en Jordania, extendido por todo el mundo y dirigido desde 2003 por Ata Abu Rashta.[7] Sus postulados se centran en la creación de un Estado transnacional que abarque los cinco países de Asia Central, sin fronteras interiores y con amplia libertad de comunicación, y en la oposición activa a los distintos regímenes dictatoriales de la zona mediante una estrategia no violenta sino socializadora.[8] La reacción represiva de los gobiernos en contra de sus líderes no ha hecho sino potenciar su aceptación popular en detrimento de los imanes moderados tradicionalistas. A ello ha contribuido también la crisis socioeconómica de la región, explotada por Hizb ut Tahrir como consecuencia de la falta de un Califato.<br /><br />También en Asia Central se ha hecho patente la presencia de seguridad de EEUU a través de la base de Manás cuyo cierre han solicitado, por presión rusa, las autoridades kirguizas.[9]<br /><br />La presencia de la UE en la zona caucásica y de Asia Central pretende ser estabilizadora, pero resulta claramente insuficiente habida cuenta de las situaciones conflictivas que en ella se producen, en algunas de las cuales están involucrados importantes actores internacionales –principalmente Rusia–, y a la falta de voluntad y medios suficientes por parte europea.<br /><br />En síntesis, podría afirmarse que el principal interés europeo en la zona es el energético: en el caso de Asia Central por tratarse de países productores de recursos petrolíferos y gasísticos, y en el caso del Cáucaso Sur, esencialmente a excepción de Azerbaiyán, como paso de dichos recursos desde Asia Central hacia la UE sin tener que pasar por Rusia con el riesgo que ello conlleva de ser utilizado estratégicamente por el gigante continental, como ya ocurrió en 2006 cuando Moscú interrumpió el suministro de gas a Ucrania para forzarle a aceptar un aumento de sus tarifas provocando la consiguiente crisis política en Kiev.<br /><br />Si minimizamos el interés de seguridad es porque pese a la retórica del mantenimiento de seguridad en su periferia por parte de la UE, la misma no se ha visto seguida en la práctica más que por las misiones ya citadas en Georgia; mientras que la inestabilidad derivada de los regímenes políticos de Asia Central se percibe como amenaza más lejana si lo comparamos, por ejemplo, con la emanada de países mediterráneos, de Oriente Medio o de Afganistán o Pakistán.<br /><br />Sin embargo, como se ha señalado, la crisis económica mundial que se desencadena desde principios de 2008, con un aumento de los precios de la energía luego moderado y la guerra de Georgia, realzan el papel esencial de la zona en el gran tablero internacional (new great game).[10] En ella se juega la hegemonía de una gran potencia o la consolidación de un bloque euro-asiático con cierta autonomía o bajo un control amenazante. Por tanto y en las actuales circunstancias, y así debiera considerarlo la UE, el interés por el Asia Central va mucho más allá. Es un interés estratégico global, aunque quizá Europa aún no sea plenamente consciente de ello, centrada momentáneamente en el ahorro energético y en fase de retraimiento de inversiones en infraestructuras y transportes.<br /><br />Y es que, aunque la UE tienda a ser un actor global, actúa considerando que sus principales intereses se encuentran en su periferia más próxima, campo natural para la expansión de sus valores.[11] Probablemente esta aproximación ha sido válida desde la década de los 90 del siglo XX, pero en la actualidad un actor internacional con aspiraciones a jugar un papel protagonista en el escenario internacional no puede desentenderse de los focos donde se decide por razones diversas una porción de la hegemonía mundial.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(2) Evolución en la presencia de la UE en la zona: de la política comercial bilateral a la Política de Vecindad<br /><br /><em>(2.1) De las relaciones comerciales convencionales a la relación unilateral que representa la Política de Vecindad en el Cáucaso Sur<br /></em></span><br />Durante décadas, la UE (previamente la CE) concentró sus esfuerzos de acción exterior en las regiones más próximas o en aquéllas en las que existía un vínculo histórico con algún Estado miembro. Esta pauta de actuación exterior desembocó en una política comunitaria hacia los países mediterráneos, hacia Latinoamérica y hacia la Europa del Este tras el fin de la Guerra fría.<br /><br />Como parte de la antigua Unión Soviética, la relación de la CE con la zona fue en un primer momento inexistente debido a la falta de reconocimiento de la Comunidad por parte de la ex superpotencia soviética. Después de 1989, con la Declaración de mutuo reconocimiento entre la CEE y el COMECON se posibilitaban esas relaciones, siempre mediatizadas a través de la URSS pero, lo más importante, el proceso de desintegración de la URSS y la subsiguiente independencia de sus repúblicas abrían el camino para unas relaciones normalizadas. Por este proceso histórico, Rusia nunca ha dejado de considerar estos territorios parte de su “área natural de influencia”, percepción que no debe perderse de vista para comprender sus reacciones ante determinados acontecimientos, en particular ante las relaciones de sus antiguas repúblicas con los países e instituciones occidentales.<br /><br />Su lejanía geográfica con los límites de la Comunidad en ese momento, sus economías dirigidas y la falta de tradición comercial entre ambas partes, jugaban como elementos determinantes de las prácticamente nulas relaciones.<br /><br />La principal relación convencional con Asia Central y con el Cáucaso Sur se plasmaba en los acuerdos para el comercio de productos textiles, en el marco del Acuerdo Multifibras. Mediante dichos instrumentos la CE se autolimitada en su comercio de estos productos con los países de referencia.<br /><br />A principios de los años 90, Europa se implicará en los conflictos desencadenados tras los procesos de independencia en estos países. Posteriormente, la UE participará en su estabilización a través de la ayuda económica acordada en los acuerdos de cooperación y partenariado (PCA) con Armenia, Azerbaiyán y Georgia, y con Kazajistán, Kirguizistán, Turkmenistán y Uzbekistán, del programa TACIS, pero también a través del FEOGA, del programa de seguridad alimentaria, de asistencia excepcional, ayuda humanitaria, de la Iniciativa Europea para la Democracia y los Derechos Humanos (EIDHR) o de ayudas a la rehabilitación.<br /><br />Así, a finales de los años 90 (1995-1997) y de acuerdo a un enfoque convencional geográfico, la CE concluía los citados Acuerdos de Cooperación y Partenariado (de colaboración y cooperación según dudosa traducción al español) con estos países (los tres surcaucásicos y Kazajistan, Kirguizistán y Uzbekistán). Turkmenistán y Tayikistán carecen de estos acuerdos, en el caso del primero porque firmó el PCA pero no llegó a ratificarlo.[12] En ambos casos, el Parlamento Europeo manifiesta su negativa a aceptarlos por la situación de los Derechos Humanos. La mayoría de estos acuerdos entraba en vigor en julio de 1999. Su base jurídica son los artículos 113 y 235 del TCE. Se trata de acuerdos mixtos dado que su contenido caía en parte bajo la competencia de la CE y en parte bajo la de los Estados miembros. Sus disposiciones resultan, al menos aparentemente, muy ambiciosas y van desde el intercambio de mercancías, el libre establecimiento de sociedades, la prestación de servicios transfronterizos, la libre circulación de pagos y de capitales, hasta la libre competencia, la propiedad intelectual e industrial y la cooperación en campos tan diversos como el económico, social, legislativo, científico y cultural, financiero, obligaciones aduaneras, o, también, la prevención de actividades ilegales o la inmigración clandestina –en Georgia y en Armenia–.[13] Todos ellos contienen disposiciones que contemplan el diálogo político o la cláusula condicional democrática que autoriza a suspender el acuerdo si es violada. Su objetivo es el apoyo a la transición hacia sistemas de libre mercado y democráticos a través del desarrollo económico y del diálogo político.<br /><br />El estatuto económico de estos países viene dado por la inclusión de la cláusula de la nación más favorecida en los PCA, aplicable a partir de su integración en la Organización Mundial del Comercio.[14] Además se benefician del SPG comunitario.<br /><br />Estos acuerdos instauran varias instituciones mixtas como el Consejo de Cooperación, el Subcomité de Comercio y el Comité Parlamentario de Cooperación.<br /><br />A partir de 1999, a la relación principalmente económica con los países del Cáucaso Sur se la quiere dotar de una dimensión política, a lo que también contribuye la percepción de la zona como foco de inseguridad por terrorismo que genera la situación mundial post-11-S. Por ello, a los iniciales instrumentos convencionales tendentes al fomento de las relaciones comerciales, se suma para el Cáucaso desde 2004 el instrumento unilateral que constituye la Política Europea de Vecindad (ENP) cuyos objetivos son ciertamente más ambiciosos, extendiéndose al ámbito político-institucional y a una expansión de valores pretendidamente comunes. Al ser el resultado de una reflexión interna en el seno de la UE pero no fruto de un consenso entre los socios, como por ejemplo el proceso de Barcelona, el resultado será una cierta suspicacia y desconfianza de los terceros países hacia la iniciativa. Si, con todo, la ENP permite la mayor profundización de las relaciones con el Cáucaso Sur, conlleva una relación más residual con Asia Central, excluida de esta política y con débiles vínculos institucionales con la UE.<br /><br />Con la ENP, la Unión intenta redefinir sus relaciones con los países vecinos no candidatos, o, lo que es lo mismo, mantener la esencia de la integración evitando a la vez la creación de nuevas barreras entre la UE ampliada y los Estados miembros y reforzando la estabilidad, la seguridad y el bienestar de todos los afectados. Esta política encuentra una base legal explicita en la Constitución Europea (artículo I-57) y en el Tratado de Lisboa (artículo 8). De acuerdo con esta disposición y aunque la Política Europea de Vecindad se base en los acuerdos existentes, en nuestro caso en los PCA, se prevé la conclusión de acuerdos específicos de vecindad que incluyan derechos y obligaciones recíprocos así como posibles acciones conjuntas.[15] Aunque la situación no sería radicalmente distinta, la conclusión de estos nuevos acuerdos tendría un efecto psicológico y político[16] dada su versatilidad para adaptarse a la situación política en el país vecino en cuestión. La opción por un vínculo convencional diferente podría tener consecuencias al permitir un contenido sustantivo más amplio y la reciprocidad en derechos y obligaciones, a pesar de que la relación de vecindad se establece con países menos desarrollados que los europeos. Su similitud con los originales acuerdos de asociación previstos por el Tratado de Roma podría llevar hipotéticamente hasta el modelo más avanzado representado por el Espacio Económico Europeo (EEE).[17] El régimen presente de acuerdos no preferenciales supone reducciones de derechos de aduana de ciertos productos pero sin adaptación a las normas de la UE. La consecuencia negativa que se deriva de participar en el mercado interior es que éste implica el establecimiento de una zona de libre cambio que puede perjudicar a los más débiles en una relación entre Estados con diferente nivel de desarrollo económico. Por ello entendemos que en la Política de Vecindad es necesario un equilibrio entre ayuda económica y condicionalidad política. La cuestión es si para la UE la razón principal de esta relación es la seguridad o el mercado.<br /><br />El punto inicial de la ENP será la iniciativa del entonces presidente de la Comisión, Romano Prodi (2002), contenida en la Comunicación sobre una más amplia Europa: Neigbourhood: A New Framework for Relationship with Southern and Eastern Countries.[18] La Estrategia Europea de Seguridad (EES) de ese mismo año, contemplará de forma muy destacada la importancia de la estabilidad en la periferia más próxima a la UE. En 2004, dos comunicaciones más de la Comisión desarrollarán las bases de la Política de Vecindad y la forma en la que la Unión propone trabajar más estrechamente con estos países.[19] Georgia, Armenia y Azerbaiyán, países periféricos no candidatos a la adhesión, serán acogidos a esta política ese mismo año. El reforzamiento de la ENP para dotarla de mayor efectividad se pretende articular a partir de 2007, cuando ya los planes de acción nacionales se han suscrito y se ven los primeros frutos.[20]<br /><br />Los objetivos de la ENP se centran en la expansión de los valores de la Unión, el mantenimiento de relaciones privilegiadas con los países vecinos y la diferenciación de dichas relaciones generalizadas en función de la adecuación de dichos países a los principios y valores propugnados por la UE: democracia y Derechos Humanos, Estado de Derecho, buena gobernanza, economía de mercado y desarrollo sostenible, convencidos de su carácter universal y porque se han mostrado valiosos para la paz y el desarrollo económico a lo largo de los siglos. A cambio de una adaptación a las normas del mercado común, éstos se ven atribuidas subvenciones de los fondos del programa PHARE y actualmente del Nuevo Instrumento de Vecindad. Su falta de cumplimiento de las exigencias comunitarias o la ruptura con sus valores acarrean sin más la desaparición de la ayuda europea en cualquiera de sus formas. Se trata de una relación privilegiada si atendemos a la existente hasta ahora y la amplitud de los campos de cooperación pero no si la comparamos con las de otros países que, por ejemplo, tienen relaciones comerciales preferenciales con la UE.<br /><br />Íntimamente relacionado con estos objetivos se encuentra el de promoción de la seguridad y de la buena gobernanza. De acuerdo con la EES, la UE debe promover la buena gobernanza entre sus vecinos para hacer frente a los conflictos violentos, a los Estados fallidos con un alto grado de delincuencia organizada, a las sociedades disfuncionales y a las explosiones demográficas cerca de nuestras fronteras; y es que la estabilidad y la prosperidad de los países vecinos deben concebirse como un medio de reforzar nuestra propia seguridad, tanto en el plano externo como en el interno.<br /><br />Puede así apreciarse que los postulados de la ENP y los de la EES coinciden parcialmente en este punto, si bien ésta contempla la situación de los países vecinos como potencial amenaza mientras que la primera sigue una aproximación más positiva y participativa asumiendo el enorme reto de no generar nuevas líneas divisorias en Europa. Así, la PESD permite hacer frente a la insuficiencia de la Política de Vecindad para colmar los intereses de seguridad de la UE en la zona, como objetivo estratégico establecido por la EES.<br /><br />Si la prevención de acontecimientos en sus fronteras que puedan afectar negativamente a su seguridad o su prosperidad constituye una motivación de la UE para establecer relaciones especiales con países vecinos, el mantenimiento o la ampliación de una esfera de influencia en el área sería una segunda. Con este enfoque, la Política Europea de Vecindad se inscribe en el contexto general de armonización de la política exterior de la Unión para dotarla de mayor coherencia, tras la toma de conciencia del creciente desfase entre el poder económico de la UE y su poder político. Así concebida, la Política Europea de Vecindad no es sino una pieza más en este complejo entramado de la política exterior tendente a su adaptación a la globalización y sus efectos.<br /><br />Con esta filosofía, tras la inclusión en 2004 de Georgia, Armenia y Azerbaiyán en la ENP, la UE elaboró los correspondientes informes de cada país y, sobre esta base, se aprobaron los planes de acción (13 y 14 de noviembre de 2006). De esta manera se individualizan las relaciones por países que la ENP incluye bajo su ámbito. Los planes de acción, junto al instrumento financiero específico creado para esta política, complementan la cooperación establecida por los PCA vigentes.<br /><br />Durante este proceso, la ayuda económica a los países del Cáucaso Sur ha sido importante. Junto al PCA y a la aplicación de la Política Europea de Vecindad, Azerbaiyán es parte de un acuerdo de cooperación energética con la UE firmado el 7 diciembre de 2006.[21]<br /><br />Además, Georgia ha sido objeto de una misión de Estado de Derecho de la UE pionera: la operación EUJUST THEMIS, diseñada con la finalidad de orientar la reforma de la justicia penal y apoyar las actividades anticorrupción, asegurando el respeto de los estándares internacional y europeo de Derechos Humanos. Finalizada la misión en 2005, las reformas continúan gracias a la implicación de las autoridades locales en el proceso y a la inclusión de las recomendaciones formuladas en el Plan de Acción para este país.<br /><br />Para profundizar las relaciones con la región, en julio 2003, la Unión nombraba a un representante especial para la región del Cáucaso Sur, el embajador Heikki Talvitie. Desde febrero de 2006 un nuevo representante especial de la UE ocupa el cargo, Peter Semneby, cuyo mandato incluye como objetivos políticos la asistencia a los tres países en sus reformas políticas y económicas, la prevención de conflictos en la zona y el arreglo pacífico de los mismos, incluso mediante la promoción del retorno de refugiados y personas desplazadas internas, y el apoyo a la cooperación regional, incluyendo aspectos económicos, de energía y de transportes.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">(2.2) Asia Central: de TACIS a los instrumentos financieros de cooperación al desarrollo y de la Política de Vecindad<br /></span></em><br />Si, en términos generales, puede afirmarse que la relación de la UE con los países del Cáucaso Sur ha pretendido dar un salto cualitativo, no ocurre otro tanto con los países de Asia Central.<br /><br />Los PCA pensados para sociedades en transición no sirven hoy como instrumento único para canalizar el necesario compromiso político de la UE hacia Asia Central. La complementación o refuerzo de este régimen convencional a través de la Política de Vecindad, en los países del Cáucaso Sur no tiene parangón en Asia Central.<br /><br />El Plan de Acción de la UE para Asia Central 2002-2006 adoptó un enfoque regional cuyos programas de más relieve son BOMCA/CADAP/NADIN, TRACECA e INOGATE, gestionados por TACIS y puestos en práctica por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Oficina de las Naciones Unidas para la droga y la criminalidad, la OSCE y la Organización Internacional de Migraciones (OIM).<br /><br />El objetivo de los dos primeros es la asistencia en la gestión de las fronteras (Border Management in Central Asia y Central Asia Drug Action Plan) habida cuenta que la seguridad fronteriza y la lucha contra el tráfico de drogas constituyen los mayores desafíos de la región con un impacto directo tanto en los países de la UE como en los de la CIS. CADAP pone el énfasis de su actuación en la frontera tayiko-afgana; los países implicados colaboran con CADAP y se muestran satisfechos con los resultados.[22] El vínculo con BOMCA reside en la formación de policías de frontera. En concreto, se siguen las mejores prácticas europeas en gestión integrada de las fronteras (IBM); Kirguizistán es el país más avanzado al respecto al haber aprobado en febrero de 2008 su estrategia nacional en la materia y un órgano de seguimiento. La implicación de la UE en estos programas se basa en el convencimiento de que la cooperación a través de las fronteras es esencial para fomentar la paz y la seguridad nacionales, las relaciones comerciales, el desarrollo económico regional y el control regional de drogas. Sendas reuniones entre Kazajistán y Kirguizistán, por un lado, y Kirguizistán y Tayikistán, por otro, han permitido notables avances en la formación coordinada de policías de frontera aunque no deja de haber quien cuestiona la efectividad del fortalecimiento fronterizo y policial habida cuenta de los resquicios que el modelo tiene en la propia UE. Como la sexta fase de BOMCA se ha desarrollado en 2008, en julio de ese año se firmó el contrato para la séptima fase que cubrirá 2009 y 2010.<br /><br />TRACECA es el programa inicialmente financiado por la CE a través de TACIS para un corredor de transporte entre Europa, el Cáucaso y Asia (o la “nueva ruta de la seda”) y su principal objetivo es desarrollar las relaciones económicas, el comercio, y el transporte a lo largo de dicho corredor. De facto constituye una red de rutas de transporte multimodal que persigue su óptima integración en la Red transeuropea. Los proyectos promovidos en este marco atraen las inversiones de distintos Estados miembros de la UE. Su actuación cuenta con un acuerdo multilateral básico (registrado en las Naciones Unidas) sobre Transporte internacional para el desarrollo del corredor Europa-Cáucaso-Asia, firmado en Bakú en 1998. En el programa participan los tres Estados del Cáucaso Sur, los cinco de Asia Central, más Bulgaria, Rumanía, Moldova, Turquía y Ucrania.[23] Afganistán e Irán fueron aceptados como miembros en 2005 aunque aún no han concluido sus procedimientos de ratificación y no participan de la financiación europea. La CE financia numerosos proyectos de asistencia técnica y de inversiones tomando en consideración las necesidades especificas de cada país participante.<br /><br />Si TRACECA fue negociado en un momento difícil con los países caucásicos y supuso por ello un éxito político pues había que buscar vías para abastecer de energía a Georgia, no debe desconocerse la merma de credibilidad de la UE en este terreno por los continuos aplazamientos del proyecto; incluso puede cuestionarse la eficacia de las sumas invertidas en su desarrollo.<br /><br />INOGATE es un acuerdo marco entre 21 países (UE y Estados ribereños del mar Negro y del Caspio y sus países vecinos) para integrar los sistemas de transporte de petróleo y gas. Creado en 1995, sus principales objetivos son la convergencia de los mercados energéticos sobre la base de los principios del mercado de energía interno de la UE, reforzamiento de la seguridad energética incluyendo temas de importación y exportación, diversificación de suministro, tránsito y demanda de energía, apoyo al desarrollo energético sostenible y atracción de inversiones para proyectos energéticos de interés común o regional. Si en su origen el programa se limitaba al transporte de petróleo y gas a Europa, desde la Iniciativa de Bakú de 2004 extiende su mandato y objetivos a electricidad, y los sectores de energías renovables y eficiencia energética.[24]<br /><br />A estos programas hay que sumar la Iniciativa Europea del Agua (EUWI) en su vertiente para Europa Oriental, el Cáucaso y Asia Central (EECCA). Los principales objetivos de la EUWI para la zona son el abastecimiento y saneamiento de aguas (incluyendo infraestructuras hidráulicas) y la gestión integrada de recursos hídricos.<br /><br />Expirado el programa TACIS, principal instrumento de apoyo a la aplicación de los PCA, en 2007 la ayuda pasa a canalizarse a través del Instrumento de Cooperación al Desarrollo y Cooperación Económica (DCECI) y del Instrumento de la Política de Vecindad (ENPI) por lo que se refiere a los tres países caucásicos.<br /><br />La importancia de estos proyectos desarrollados por la UE queda relativizada si los comparamos con la presencia comercial y militar de países como Rusia, China y EEUU, pero también algún europeo como Suiza. Además, estas inversiones han de verse ralentizadas por la crisis económica y financiera mundial.<br /><br />Un diálogo político regional no ha existido hasta 2004 y, además, su envergadura es reducida, centrándose en cuestiones como el liderazgo regional de Kazajistán o los refugiados uzbekos llegados de Kirguizistán a Europa. Este diálogo político entre la Unión y Asia Central se concibe como mecanismo generador de confianza. El papel político de la UE en la región se vio reforzado por el nombramiento de un representante especial en 2005: Jan Kubis, anterior presidente de la OSCE. Entre los objetivos de su mandato se incluye la prevención y resolución de conflictos y garantizar la consistencia de las acciones exteriores de la UE. Desde 2007, un nuevo representante especial de la UE, Pierre Morel, asume esta responsabilidad con un mandato aún más amplio.<br /><br />La Presidencia alemana (2007) de la UE trabajó por la implicación estratégica de la UE en Asia Central precisamente dotando de mayor consistencia a sus políticas y operaciones en la zona. En este período se adopta la Estrategia de la UE para Asia Central 2007-2013 que se acompaña de un programa de asistencia financiera que duplica la financiación destinada hasta ahora a la región.<br /><br />En síntesis, la UE se ha configurado tradicionalmente como un actor internacional débil en Asia Central, al igual que en el Cáucaso Sur, pese a sus intereses económicos y estratégicos en la región y a su pretensión de extender la seguridad, la estabilidad y la buena gobernanza en su periferia. Queda por valorar el impacto y la importancia de la nueva estrategia.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(3) Las ventajas e inconvenientes de la Política de Vecindad como instrumento de relación: la condicionalidad y la periferia externa de la vecindad<br /></span><br />La aproximación de la UE a través de la Política de Vecindad o de la de cooperación al desarrollo, respectivamente, ignora la situación de conflictos enquistados y de situaciones internas endémicas que paralizan el desarrollo de estos países, su democratización y su estabilidad, y amenazan directamente a la de la UE.<br /><br />Con respecto al Cáucaso Sur, la política de la UE ha tenido la ventaja de proporcionar estabilidad e incentivar las reformas.<br /><br />Sin embargo, hay cuatro obstáculos a los que se enfrenta la Política de Vecindad y, en general, la aproximación de la UE al Cáucaso Sur: la pervivencia de los conflictos enquistados, las divergencias políticas entre los Estados miembros, la posible inadecuación de sus instrumentos a las circunstancias de los beneficiarios y la dificultad de la Unión para extender sus valores más allá de sus fronteras.<br /><br />Los conflictos de Abjasia y Osetia del Sur en el caso de Georgia, o de Nagorno-Karabaj en Azerbaiyán, contribuyen a la generación de un clima de inestabilidad regional que dificulta el desarrollo. Ante tales conflictos, la UE ha apoyado la integridad territorial de estos países y la actividad mediadora del grupo de Minsk, pero sin involucrarse en él ni en la resolución del conflicto de Nagorno-Karabaj. El compromiso político de la Unión en la región se vio incrementado a partir de la decisión del Consejo de 2001 sobre resolución de conflictos aunque, de facto, la implicación europea se ha limitado al conflicto de Osetia del Sur, respecto del cual la UE ha apoyado la Misión de Control Conjunta, al tiempo que se buscaban otras fórmulas para contribuir tanto a la resolución del conflicto como a la rehabilitación post-conflicto. Por tanto, en general, el papel de la Unión en el Cáucaso hasta el momento de la crisis de 2008 ha sido subsidiario respecto del desempeñado por otras organizaciones internacionales como la OSCE. La cooperación con esta organización se amplió desde 1999 al financiar las actividades de supervisión de las fronteras norte de Georgia para evitar el desbordamiento del conflicto checheno.[25]<br /><br />Otro ejemplo de la implicación negativa de los conflictos sobre los objetivos de la Política de Vecindad nos lo da la reticencia de Azerbaiyán a cooperar con Armenia debido al citado conflicto de Nagorno Karabaj. Respecto del mismo, desde 1992, la OSCE ha sido el foro principal de los esfuerzos mediadores liderados por el Grupo de Minsk (Rusia, EEUU y Francia) cuya composición nunca ha cuestionado la UE ni expresado su deseo de participar en el mismo.<br /><br />Analizando la postura de la UE, se le ha criticado por su enfoque técnico centrado en la gobernanza, en vez de adoptar un enfoque político y centrado en los actores en juego y la resolución de los conflictos larvados y que, como hemos visto, estallan en cualquier momento. De la inestabilidad latente que ello supone da idea el hecho de que Azerbaiyán esperara el resultado de la entrada georgiana en Osetia del Sur para sofocar a los rebeldes pro rusos para hacer lo propio en Nagorno Karabaj, cosa que de momento no hará.<br /><br />No obstante, han podido percibirse signos de cambio y de un mayor enfoque en la prevención de conflictos, su resolución y reconstrucción desde el plan estratégico para Georgia 2004-2006. También el mandato del representante especial de la UE incluye la asistencia para el desarrollo de una política comprehensiva hacia la región y apoyo a la prevención de conflictos y a los mecanismos de arreglo operativos en el momento. El cambio de signo más revelador es sin duda la reciente Misión de Observación en Georgia (EUMM), misión de control civil y autónoma de la UE desplegada el 1 de octubre de 2008, de conformidad con los acuerdos alcanzados el 8 de septiembre con Rusia y Georgia. La misión ha verificado la retirada de las tropas rusas en las áreas adyacentes a Osetia del Sur y Abjasia con el objetivo de contribuir a la estabilidad en Georgia y regiones circundantes y verificar el cumplimiento de las medidas de implementación del acuerdo de seis puntos alcanzado. De este modo, ha de permitir el retorno de los desplazados y refugiados, la reducción de tensiones y facilitar los contactos entre las partes y las medidas de confianza.<br /><br />Las divergencias políticas entre los Estados miembros se manifiestan particularmente respecto a la política hacia Rusia, país que incide directamente en la relación tanto con los países del Cáucaso Sur como con los de Asia Central. Ante la utilización de su capacidad energética como instrumento de dominio y su falta de voluntad para aplicar la Carta de la Energía suscrita con la UE, ésta se inhibe en las negociaciones diplomáticas abiertas y deja actuar a sus Estados miembros, cuya posición se modula de acuerdo con sus respectivas políticas exteriores. Mientras la postura de los líderes del Este de Europa y de las Repúblicas bálticas tradicionalmente aboca a la confrontación con Rusia, Francia y Alemania prefieren preservar celosamente su buena y útil relación con la potencia continental. Estas divergencias encuentran parte de su razón de ser en las distintas posturas sobre el uso de soft o hard power y en la contradicción a veces lacerante entre intereses económicos o de otro tipo y los pretendidos valores promovidos por la ENP y por la PESC. Siendo que el aprovisionamiento de combustible depende en buena medida de Rusia, está claro que Europa necesita cuidar esta relación o/y buscar proveedores alternativos. Pero el interés de la Unión en Rusia se extiende a su papel en los conflictos internacionales. Rusia es un socio estratégico que controla inversiones nucleares en Irán, mantiene con Teherán negociaciones sobre su programa nuclear, está presente en las negociaciones a seis bandas sobre Corea del Norte y mantiene su papel en el Cuarteto en el conflicto de Oriente Medio.<br /><br />Las divergencias entre Estados miembros también se ponen de relieve en iniciativas que reflejan las prioridades de política exterior de los Estados miembros en la sede comunitaria, tales como el partenariado del Este que, promovido por Polonia y Suecia, persigue el refuerzo de la cooperación regional con Ucrania, Moldova y los tres países del Cáucaso Sur.[26]<br /><br />En otros aspectos de la política hacia el Cáucaso Sur también aparecen divergencias nacionales acerca de los instrumentos a utilizar. Tal es el caso de la aplicación de la condicionalidad democrática, respecto de la cual los nuevos Estados miembros son los más radicales optando, en caso de incumplimiento, por la aplicación de duras sanciones a los países socios.<br /><br />Es evidente que la ENP con sus limitados instrumentos no puede dar adecuada respuesta a los intereses en presencia, comunes por otra parte, a todos los Estados miembros. Analizando las circunstancias en las que aplicar la Política de Vecindad, se puede cuestionar la viabilidad tanto de sus objetivos económicos como políticos. Los primeros porque el nivel económico de los países vecinos es inferior incluso al de los países candidatos, quienes acaparan el grueso de los recursos comunitarios, porque inversiones mayores tropiezan con su falta de infraestructuras para rentabilizarlas y porque sus elites políticas tienden a perpetuar sus privilegios en vez de ayudar a democratizar la economía. No es evidente que los planes de acción de la ENP tengan en cuenta estas necesidades de desarrollo participativo de todas las capas sociales de los países beneficiarios. Por lo que se refiere a los objetivos políticos, éstos se enfrentan a sociedades progresivamente radicalizadas por el efecto de los fundamentalismos en la mayoría de los casos, sin tradición de funcionamiento con arreglo a fórmulas democráticas y con deficitario respeto al valor de la persona humana.<br /><br />La cuarta objeción a la que se enfrenta la ENP es la relativa falta de credibilidad de la UE en la propagación de sus valores, cuya aceptación y seguimiento se convierte en condición sine qua non para mantener la relación de vecindad y en parámetro de la intensidad de la misma. Si bien es cierto que la Unión se ha convertido en un importante modelo de integración y en referente democrático para la región, la cuestión clave es cómo extender sus valores y contribuir al desarrollo y estabilidad de la misma. Hasta ahora, la respuesta ha sido tibia, más tecnocrática que política y sin una real implicación en la resolución de los conflictos que afectan a la zona, sin lo cual los esfuerzos económicos y de mejorar la gobernanza son baldíos o inferiores a los esperables en situación de paz.<br /><br />Los logros de la UE en la promoción de la democracia, al margen del proceso de ampliación, son ambivalentes, llegándosele a calificar como reluctant debutant en este terreno, donde se hacen presentes toda una serie de preferencias divergentes, ambigüedades y desfases institucionales en la actividad de los Estados miembros. En el Cáucaso Sur puede percibirse claramente que la promoción de la democracia queda postergada por otras prioridades como la seguridad estratégica o energética, la diplomacia estratégica o por visiones divergentes acerca del futuro de Europa y de los problemas mundiales.<br /><br />La condicionalidad tradicionalmente postulada por la UE, escasamente se ha puesto en práctica, por lo que la credibilidad europea al respecto es limitada. Por ello, la condicionalidad positiva, que conduzca a profundizar la relación con la Unión de los Estados vecinos comprometidos con los valores comunes, es elemento esencial de la Política Europea de Vecindad. La clave para que funcione reside en la existencia de incentivos suficientes para los países del Cáucaso Sur, frente a los que no cabe esgrimir la recompensa de una futura adhesión. La reciente apertura de agencias y programas comunitarios a la participación de los países vecinos se orienta precisamente en esta dirección.<br /><br />La realización de sus objetivos económicos y políticos en la zona, así como también la expansión de los valores europeos requieren de una aproximación firme y unitaria de la UE y de una estabilidad previa por la que la Unión ha de implicarse de modo más contundente. Conflictos territoriales como los que afectan al Cáucaso Sur impiden la completa realización de un sistema de buena gobernanza, transparente y con respeto a los valores que rigen en la UE (democracia, Estado de Derecho y respeto a los Derechos Humanos, incluidos los de las minorías).<br /><br />En relación con Asia Central, la primera crítica que puede hacerse es que precisamente la instauración de una política europea de vecindad que abarca hasta el Cáucaso Sur ha supuesto una marginalización expresa de estos países con respecto a la UE. Si con anterioridad las relaciones de la UE con ambas regiones se basaban en similares acuerdos de cooperación y partenariado, y para ambas la ayuda económica procedía del programa TACIS, el hecho de crear un instrumento de relación privilegiada con Georgia, Azerbaiyán y Armenia imprime un trato diferente y negativo al Asia Central. Si a ello se le suma la percepción de “tercero” y de lejanía generado por la desaparición del programa TACIS y la aplicación del ENPI (instrumento de financiación de la ENP) al Cáucaso Sur y del DCECI (instrumento de cooperación al desarrollo) a Asia Central, se entiende perfectamente la desconsideración de la UE como actor de peso en la región y el claro avance de la penetración china y de la americana.<br /><br />A diferencia de la región vecina, en Asia Central no es tan perentoria la resolución de conflictos porque sus problemas de seguridad se centran más en su proximidad a Afganistán y Pakistán, su debilidad institucional o el fracaso económico del tráfico de drogas. Pero, sin embargo, e igual que han hecho los demás actores internacionales presentes, la UE no ha abordado con determinación el tema de la democratización por temor a un resultado contrario a sus intereses. En este sentido, una desaparición de los actuales dirigentes no implicaría automáticamente la transformación de estas sociedades en pro-occidentales y preparadas para asumir la transformación democrática.<br /><br />En su momento, interpretamos que la tradicional aproximación de la UE a terceros por áreas geográficas y anteponiendo la existencia de un sistema democrático con los que se comparten unos valores estaba abocada al fracaso con Asia Central, en el corto plazo por una falta de identificación con tales principios y por la desconfianza reinante entre los países de la región que dificulta cualquier cooperación entre ellos. Partiendo de la debilidad del Estado, los índices de corrupción, el tráfico de drogas y el auge del yihadismo se llega a comprender el escepticismo social y por supuesto la nula voluntad de los gobiernos de cooperar con cualesquiera programas que condicionen la ayuda a su democratización.<br /><br />Sin embargo, no sería justo no reconocer los avances producidos en el terreno de la democratización y los Derechos Humanos, en buena medida por obra de la acción de la UE, tales como la liberación de presos políticos, el establecimiento de Comités de Derechos Humanos o la reforma del Derecho constitucional o del Derecho penal; recientemente, por ejemplo, Uzbekistán promulgaba la ley de hábeas corpus y derogaba la pena de muerte, al tiempo que invitaba al relator de las Naciones Unidas para la libertad religiosa y a la Cruz Roja a visitar las cárceles uzbekas.[27]<br /><br />En definitiva, la UE no puede renunciar a la condicionalidad democrática de su ayuda porque su actuación se basa en valores y principios que constituyen el distintivo o marchamo, incluso el valor añadido de la presencia europea;[28] también porque el Parlamento Europeo nunca lo aceptaría. Bien es cierto que para paliar los efectos negativos de postergación por preferencia de otros socios internacionales “más confortables”, la UE intenta compensar sus exigencias con mayores concesiones en otros aspectos de su relación como son la asistencia técnica, la educación y la reforma legal. Aunque Rusia o China pueden resultar más atractivos como socios comerciales y de desarrollo económico, en la base de éste se encuentra el know-how y la formación y en eso pretende centrarse la UE.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(4) ¿Puede la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) llegar adonde la Política de Vecindad no llega? La insuficiencia de la presencia europea en la resolución de conflictos: requisito previo para una solución global, estabilización y test de la credibilidad de la UE como actor internacional<br /></span><br />Una consideración del papel que pueden jugar los útiles de la política exterior y de seguridad y defensa de la UE, como complemento de los anteriores, se impone tanto por razones de efectividad, como de credibilidad y de influencia de la Unión como actor internacional.<br /><br />La cumbre extraordinaria del 1 de septiembre de 2008 tras la guerra de Georgia decidió, como hemos visto, el envío de una fuerza civil de la UE para favorecer el retorno de los desplazados internos y como medida de confianza, así como el establecimiento de una comisión internacional de encuesta sobre las causas y la conducción de la guerra. Además, definía de manera más nítida y coordinada las bases de la relación de la UE con Rusia, condenando su escalada en el conflicto, reiterando el compromiso con la integridad territorial de Georgia y condicionando futuras acciones a su cooperación con la retirada de tropas y al reconocimiento de la internacionalización de la fuerza de paz.<br /><br />Por otra parte, la Sinergia del Mar Negro[29] pretende ser una aproximación global a los problemas de la región a través del fomento de la cooperación regional en esta sub-región y tendente a favorecer las relaciones con los países del Mar Caspio, Asia Central y Europa Sudoccidental. Los ámbitos de cooperación son amplísimos e incluyen democracia, derechos humanos y buena gobernanza, movimientos de población, seguridad y conflictos enquistados, energía,[30] transporte, medio ambiente, pesca comercio, investigación y enseñanza, ciencia y tecnología, asuntos sociales y empleo, y desarrollo regional. Si puede considerarse de particular interés esta iniciativa es porque traduce en enfoque global de la UE a los problemas de seguridad al proponer una mayor implicación en los conflictos enquistados (Transdniéster, Abjasia, Osetia del Sur y Nagorno Karabaj) a través de todos los instrumentos a su alcance reconociendo el papel de la cooperación para tratar cuestiones de gobernanza, de economía, de cohesión social y de seguridad.<br /><br />La financiación de esta iniciativa depende del instrumento europeo de vecindad y asociación (ENPI), del FEDER, del BERD y del BEI, así como del Banco de Comercio y Desarrollo del Mar Negro.<br /><br />Además, la estrategia de la UE ante las situaciones de fragilidad le confiere especiales responsabilidades con respecto a los países en los que, por debilidades económicas, por carencias de gobernanza democrática, por degradación del medio ambiente o falta de acceso a recursos naturales, el gobierno no puede facilitar los servicios básicos a la población, o garantizar su seguridad o sus derechos.[31] Pretende obtener la mejor utilización de los distintos instrumentos de que dispone la UE en el ámbito diplomático, político, humanitario, de desarrollo y de seguridad. Sus fuentes de financiación son el Fondo Europeo de Desarrollo, el Instrumento de Cooperación al Desarrollo, el Instrumento Europeo de Vecindad y Asociación, el Instrumento de Estabilidad, la ayuda humanitaria, el Programa temático “Agentes no estatales y autoridades locales en el desarrollo” y el Instrumento Financiero para la Promoción de la Democracia y los Derechos Humanos.<br /><br />En Asia Central no puede hablarse de los instrumentos del segundo pilar de la UE para hacer frente a conflictos que lastran el desarrollo económico y de las instituciones políticas nacionales puesto que los problemas de seguridad se derivan, como hemos visto, de los regímenes autoritarios, de la proximidad a conflictos internacionales de envergadura o de la proliferación de tráficos ilícitos. Por ello, la PESD puede contribuir a la mejora de la situación con misiones civiles de Estado de Derecho, como la desarrollada en su día en Georgia, misiones de policía o de administración civil. En ambos casos puede estudiarse una participación en la reforma del sector de la seguridad.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(5) Progresivo debilitamiento del papel de la UE en Asia Central y en el Cáucaso Sur<br /><br /><em>(5.1) El peso de otros actores internacionales</em><br /></span><br />La posición hasta ahora mantenida por la UE en Asia Central y el Cáucaso no ha estado a la altura ni de sus intereses, ni de su importancia en la escena internacional por hacer prevalecer otras zonas con las que mantiene tradicionalmente una relación más estrecha. Mientras China, EEUU y Rusia mantienen un elevado perfil en cuanto a su influencia en la zona, el de la UE ha sido un perfil bajo que debiera de cambiar en beneficio mutuo.<br /><br />Vamos a ver esquemáticamente cuales son los trazos esenciales de la presencia en Asia Central de los tres principales –que no únicos– actores internacionales para establecer los términos comparativos con lo que hace o podría hacer la UE.<br /><br /><span style="color:#660000;">EEUU</span><br /><br />Es evidente el interés transatlántico en el espacio post-soviético por tres razones: (1) por su debilidad como Estados y los conflictos regionales que son fuente de inseguridad regional; (2) por su importancia geoestratégica como paso de los oleoductos y gasoductos; y (3) para integrar a estos países en las instituciones Euro-Atlánticas.[32] Habida cuenta de que EEUU y la UE tienen similares intereses en la zona, los esfuerzos europeos en el marco de la ENP podrían servir de base para una estrategia común transatlántica (Emerson, 2004). Incluso la EES describe algunos de los citados elementos como problemas de seguridad: Estados débiles, crimen organizado, buena gobernanza y acceso a los recursos.[33] Sin embargo, la percepción de los riesgos en EEUU y en Europa es diferente como se aprecia en los respectivos documentos estratégicos EES y NSSD. Así, el enfoque europeo pone el énfasis en la importancia de crear seguridad en su proximidad, en la que incluyen el Cáucaso Sur en una política que tiende a ser preventiva y proactiva. Es decir, la UE ha intentado promover la transición política y económica de estos países con el incentivo de su participación en el mercado interior. Mientras, EEUU, de acuerdo con la NSSD, se centra en las situaciones donde el conflicto ya ha estallado y rechaza intervenir allí donde los actores implicados no desean ayudarse ellos mismos. Utilizando los términos de Ingo y Jan, la UE tiene un enfoque centrado en la estructura (structure-centred approach), mientras que el de EEUU está más centrado en los actores (actor-centred approach). Sin embargo, en la práctica, EEUU ha realizado los cambios necesarios para hacer frente a los conflictos interestatales y ambas partes en las cumbres bilaterales anuales han declarado su voluntad de cooperar en la expansión de la democracia. A ambos se achaca su falta de consideración hacia la dinámica política de los conflictos y sus políticas excesivamente tecnocráticas. Así, ambos han optado por la OSCE como marco internacional para las cuestiones de seguridad en Moldova y Georgia incluso aunque los resultados hayan sido exiguos.<br /><br />Bajo la denominación de Great Central Asia (GCA), EEUU lanzó en 2005 una estrategia específica para Asia Central y el Cáucaso Sur. Identifica sus intereses en torno a la seguridad, el abastecimiento de recursos energéticos y la “guerra contra el terror” gestada por la Administración Bush, pero el objetivo central de la GCA es la estabilización de Afganistán, no sólo a través de la acción de ISAF, sino integrándolo económicamente con sus vecinos.[34] La necesaria estabilidad de las repúblicas centroasiáticas se canalizó a través del PfP de la OTAN, que permite facilitarles ayuda militar, adiestramiento y ejercicios conjuntos y mediante la creación del GUUAM, formado en un primer momento por Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaiyán y Moldova.[35] Por primera vez, un país de la región, Kazajistán, está desarrollando unIndividual Partnership Action Plan (IPAP), normalmente reservado a los Estados que van a iniciar negociaciones de adhesión a la Alianza Atlántica. El revés a esta política norteamericana que supone la desestabilización de Pakistán lleva a la puesta en marcha de un Road Map con un enfoque pragmático y realista, combatiendo el control monopolístico ruso en la producción energética de la zona y mejorando la colaboración con Afganistán.<br /><br />La manifestación más clara de su presencia en la zona se revela en su aspecto estratégico y militar.[36] Pero la estrategia de EEUU no está exenta de obstáculos como son la oposición rusa a la ampliación de la OTAN, las propias desavenencias de los Estados miembros de la UE con respecto a la potencia continental y la falta por tanto de una postura transatlántica. Por otro lado, nuevamente por influencia rusa, faltan infraestructuras para desviar la producción de petróleo y gas hacia el sur y, finalmente, el éxito depende de la estabilización de Afganistán y de Pakistán, objetivo en el que está más involucrado EEUU que los países europeos.<br /><br />Esta dinámica, junto la consolidación de la Organización de Cooperación de Shanghai bajo el liderazgo de la República Popular China y el nuevo posicionamiento ruso ante la política norteamericana en la zona, pueden llevar a una competencia dentro del área, creando un nuevo contexto estratégico, un nuevo “Gran Juego” de consecuencias imprevisibles.<br /><br /><span style="color:#660000;">Rusia</span><br /><br />El impacto de Rusia en Asia Central y en el Cáucaso Sur sigue siendo esencial, tanto por voluntad de los nuevos Estados que vieron su independencia como un hecho sobrevenido por el desinterés soviético de continuar la administración de esos territorios, como en su contra, ejerciendo influencias negativas y promoviendo movimientos separatistas por rusos en países que no le son tan afines, como hemos visto en Georgia tras la intervención en Osetia del Sur. Otro tanto podría decirse respecto de Azerbaiyán y el enclave de Nagorno-Karabaj. Con la declaración de independencia de Osetia del Sur y Abjasia, además de ponerse en contra de la mayoría de la comunidad internacional, Rusia ha demostrado su fuerza a cuantos pudieran dudar de ella, jugando con su superioridad energética y por tanto económica.<br /><br />Si la relación rusa con los países del Cáucaso Sur tiene puntos de fricción importantes, no ocurre en igual medida en Asia Central, donde se dejan sentir más las afinidades culturales y lingüísticas, como también los intereses de algunos oligarcas rusos. Desde un punto de vista de seguridad, Rusia lidera la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) donde se incluyen los países de Asia Central, menos Turkmenistán, junto a Armenia, Belarús y la propia Rusia. El control de la producción y distribución de energía sigue en buena medida en manos rusas.<br /><br />Su apoyo a los gobiernos dictatoriales de estos países no se debe a su afinidad política sino a una razón práctica de cortar las aspiraciones de movimientos islámicos. En este sentido, junto con China, Rusia manifiesta serios recelos a la promoción de reformas democráticas en estos países. Si bien, en la práctica, las políticas tanto de EEUU como la propia UE son más retóricas que reales, pues el mismo temor subyace en todos los actores internacionales no islámicos en la zona.<br /><br />La potenciación de la Organización de Cooperación de Shanghai es un fenómeno que ha de controlar, pues en su seno pugna con China por el dominio estratégico de Asia Central. No es de extrañar, por tanto, el reciente reforzamiento por parte rusa del Tratado de Seguridad Colectiva.<br /><br /><span style="color:#660000;">China</span><br /><br />Como muy acertadamente se ha puesto de relieve recientemente, si hay un rasgo que caracteriza y aproxima la posición de China y la de la UE en Asia Central es su carácter de actor normativo.[37] Ambas potencias intentan proyectar sus valores y modelos como pautas del desarrollo de los países de Asia Central considerando que son los más adecuados para unas relaciones internacionales civilizadas;[38] ambas aspiran a hacerlo por medios pacíficos y de soft law, como potencias civiles, a través de instrumentos económicos, políticos y jurídicos. Sin embargo, sus modelos difieren en lo económico (economía de mercado o economía dirigida),[39] en lo político (democracia liberal y sistema centralizado y de partido único) y en lo social, destacando su diferente visión sobre el papel de la democracia, los Derechos Humanos y el Estado de Derecho.<br /><br />Como la europea, la política china hacia Asia Central ha dejado clara su falta de voluntad hegemónica, pero en esta filosofía se encierra su apuesta normativa por desarrollar unas relaciones con arreglo a la ideología que China mantiene en las relaciones internacionales: no interferencia en los asuntos internos del país, tales como su modelo político, y relaciones económicas en beneficio mutuo. De ahí, que China considere las demandas europeas de democratización y respeto de los Derechos Humanos como un atentado al primero de estos principios. En realidad, bajo esta apariencia normativa se esconde sin pudor el más claro interés chino en ganar influencia en la región sin interferencias que cuestionen su propio sistema político. Siguiendo a Kavalski, puede perfilarse el interés de China en Asia Central en torno a cuatro ejes: (1) diversificación de aprovisionamiento de recursos energéticos; (2) fulminación de cualquier vínculo internacional de los separatistas musulmanes uigures de la provincia de Xinjiang y sus pares étnicos y religiosos en Asia Central; (3) promoción de las relaciones económicas y comerciales entre las provincias occidentales de China y Asia Central; y (4) demostración de la disposición y aptitud de China para convertirse en actor global.[40] De ellos, la lucha contra el separatismo uigur será lo prioritario.<br /><br />El papel creciente de China se verá favorecido por una especie de “vacío de poder” generado por la política rusa de prioridad máxima en el Cáucaso. Fruto de esta dinámica expansiva será la creación de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en 2001, organización en la que se plasman los postulados de política exterior china y en la que participan, además de Rusia y China, los países de Asia Central, menos Turkmenistán que tiene un estatuto de invitado.[41] Aunque sus objetivos prioritarios son de seguridad, principalmente de lucha contra el terrorismo, también se incluyen la cooperación política, económica, científica, energética y medioambiental.<br /><br />En el actual escenario global de crisis y habida cuenta de las reservas chinas de divisas, se especula con la posibilidad de una atención económica especial de Pekín hacia las repúblicas centroasiáticas en caso de necesidad, siguiendo el ejemplo de sus recientes inversiones en Afganistán y Pakistán, si bien no cabe desconocer la preocupación de las autoridades chinas por la ralentización del crecimiento económico.<br /><br />Se abre aquí la puerta al estudio más en profundidad de las interacciones entre actores internacionales, porque si la OCS es concebida como medio para contrarrestar las ambiciones estadounidenses en Asia Central, por su parte, la estrategia europea y fundamentalmente su rasgo de condicionalidad democrática es percibida por China como amenaza a su primacía normativa en la zona. Al mismo tiempo, EEUU y Europa son incapaces de aunar una postura en Asia Central para contrarrestar la tradicional influencia rusa y la creciente penetración china. Y, a través de la OCS, China gana en penetración de su modelo en la región dejando en un lugar secundario –sólo en la Organización– a Rusia, y adoptando un discurso en contra de la política norteamericana en la zona y en las relaciones internacionales en general contraponiendo su modelo comprehensivo de seguridad y solución de conflictos por medios pacíficos.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">(5.2) La actitud de la UE<br /></span></em><br />Frente a estas aproximaciones de los grandes actores a Asia Central, sin olvidar la de los grupos no estatales, principalmente islamistas, la UE ha mantenido hasta el presente una actitud tibia motivada por la falta de visión de la importancia estratégica de la zona y la inexistencia de fuertes vínculos históricos. En un período histórico en el que la Unión ha estado volcada en su propia ampliación, su política hacia Asia Central se ha basado en gran medida en la distancia geográfica y se ha elaborado sobre la propia visión europea de la región, desconociendo las aspiraciones y expectativas de estos países y el impacto en ellos y las interacciones de las políticas de EEUU, Rusia y China principalmente.<br /><br />Paradójicamente, la UE no ha sido consciente de su capacidad de transformar el comportamiento de otros Estados, más allá de su influencia a través de los procesos de adhesión, y cuando lo ha percibido se ha limitado a su periferia más inmediata (ENP),[42] descuidando su relación con Asia Central. Pero, al mismo tiempo, donde ha actuado, lo ha hecho con la creencia de ser un actor insustituible, carente de una visión crítica de su propio papel en el mundo. Habrá de esperarse hasta 2002 para que la Unión perciba tímidamente que, más allá de su periferia, Asia Central constituye una zona de relevancia estratégica vital para sus intereses y su propia posición como actor internacional. Idea que se consolidará con el nombramiento de un representante especial para la zona en 2005, sustituido en 2007, y con la Estrategia para Asia Central en 2007 a la que nos referimos a continuación.[43] Queda por determinar si con ello la UE acaba de conceptualizar su papel en Asia Central que no es sino un reflejo de su papel como actor internacional global in the making.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">(6) El refuerzo de la Política de Vecindad y la nueva estrategia para Asia Central, la más articulada relación con la OTAN, la OSCE y la OCS<br /></span><br />Transcurrido el tiempo suficiente para una primera valoración de los resultados de la Política de Vecindad, la Comisión daba a conocer a finales de 2007 su propuesta para un reforzamiento de dicha política.[44] En ella se propugnan una serie de ámbitos en los que es posible ese reforzamiento de relaciones políticas, económicas, financieras y de asistencia técnica con los socios que realicen las adaptaciones más profundas a la normativa y políticas de la Unión. Desde el punto de vista de la UE y de sus Estados miembros, se enfatiza la diferenciación más marcada entre los socios, se proponen pautas para una mayor integración económica y movilidad y, por lo que antes hemos indicado, se reconoce el efecto negativo que los conflictos larvados pueden jugar en la promoción de las reformas política y del desarrollo económico de los países vecinos. De ahí que la UE proponga la utilización de instrumentos del segundo pilar a este fin, tales como los representantes especiales y las misiones de policía, control y asistencia fronterizos. Sólo la utilización de todos los instrumentos disponibles de cualquiera de los tres pilares pueden incrementar la influencia de la UE y evitar las limitaciones de la gestión de crisis a corto plazo. Por eso reconoce que debe estar preparada para asumir un papel mayor en la resolución de conflictos en sus territorios vecinos (o mejor en la gestión de los mismos, pues hablar de resolución, por ejemplo en el Cáucaso Sur, no es realista atendidas las posiciones radicalmente enfrentadas sobre el estatuto de los territorios separatistas). Junto a esto se proponen reformas sectoriales y medidas de modernización en campos de tanto interés mutuo como la energía (compromiso de la UE a desarrollar el oleoducto Nabucco), el cambio climático, el transporte, I+D, educación, empleo, salud y cooperación regional. Esto, unido al aumento de los instrumentos de financiación,[45] ha de permitir a la UE incrementar su peso en la zona del Cáucaso Sur, si bien quizá más impacto político haya tenido su participación en la resolución del conflicto ruso-georgiano.<br /><br />Por su parte, la estrategia para Asia Central, aprobada también en 2007, supone la toma de conciencia por la UE de la insuficiencia de su actuación en la zona hasta ese momento y la necesidad de incrementar su peso por la importancia estratégica de la región para Europa. La Estrategia tiene el carácter de documento marco que permite a los Estados miembros desarrollar sus acciones bilaterales así como a la UE diseñar proyectos y medidas concretas para cada uno de los cinco países de Asia Central en función de sus necesidades y de los resultados en la aplicación de los PCA y de las reformas emprendidas. Los tres pivotes del Central Asia EU Strategy son los PCA, salvo para Turkmenistán y Tayikistán por la oposición del Parlamento Europeo a aprobarlos habida cuenta de la situación de los Derechos Humanos en dichos países, el establecimiento de un diálogo político avanzado y de un diálogo sobre Derechos Humanos. Junto a este planteamiento que incide en este aspecto distintivo de la UE, se pone el énfasis en varias iniciativas europeas como la de educación o la del Estado de Derecho porque de ello depende la existencia de un marco político estable y el funcionamiento de las estructuras económicas.<br /><br />La apuesta, pues, de la Unión reside en un reforzamiento de su papel normativo en el entendimiento de que es la única aproximación que puede soterrar el apoyo a los gobiernos actuales sin por ello dejar el poder en manos del islamismo de uno u otro signo. Se trata de “ganar a la opinión pública” a través de reformas que afecten claramente a su nivel y calidad de vida. De otro modo, la tesitura para ellos puede ser gobiernos corruptos que no atienden las necesidades de la población o gobiernos más atentos a estas necesidades pero que socavan sus libertades individuales.<br /><br />Las medidas propuestas requieren de un trabajo conjunto con la OSCE, el Consejo de Europa y el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.<br /><br />De ahí la necesidad de un enfoque cooperativo con dichas organizaciones, pero también con el resto de actores presentes en la zona para incrementar exponencialmente el papel de la UE que, por sí sola, es reducido.<br /><br />Finalmente, entendemos que también es necesaria una alianza con Rusia y China como actores con mayor protagonismo en Asia Central. La conveniencia de esta alianza reside en su capacidad para desactivar cualquier orientación aperturista de la Unión; así, si ésta establece un condicionamiento democrático de su ayuda, estos países no lo harán y la concederán mayor aún. Basta el ejemplo del embargo del suministro de armas a Uzbekistán por la UE que supuso un incremento de la cooperación político militar de este país con Moscú. Por otra parte, la colaboración con ellos es requerida para resolver cuestiones de mutuo interés como pueden ser las energéticas, las infraestructuras, el liderazgo en Uzbekistán y la implicación en Afganistán.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones<br /></span><br />Hasta el momento, no puede hablarse de una presencia fuerte de la UE en Asia Central, pero sí que puede apreciarse una progresiva toma de conciencia motivada por la acuciante situación del suministro energético y por la crisis económica mundial, por la guerra de Georgia y por las consiguientes tensiones en las relaciones con Rusia.<br /><br />Tras el final de la Guerra Fría, diversas potencias regionales con ambiciones globales luchan por extender su influencia y valores a zonas que consideran de interés propio. En este contexto, Asia Central vuelve a ser el centro de un nuevo “Gran Juego” (A New Great Game)[46] entre los diferentes actores internacionales: EEUU, Rusia, la UE y China.<br /><br />Los diferentes enfoques de los distintos actores en escena en Asia Central hacen difícil determinar el modelo que pueden acabar emulando los países de la zona. Esa rivalidad les lleva a proyectar su política exterior más eficaz (y coherente en el caso de la UE) a Asia Central. Pero, para la región, esta rivalidad constituye un entorno propicio para enfrentarlos y escoger de cada una de las estrategias lo que más les convenga (bandwagoning-for-profit policies).[47]<br /><br />La UE plantea su modelo normativo, una concepción normativa de seguridad, excluyendo o dejando en segundo lugar la solución militar a los problemas de la región e intentando determinar lo que es aceptable y lo que no lo es como comportamiento internacional. Sus instrumentos de acción o proyección exterior son económicos, políticos y jurídicos. Si existe una distorsión entre la voluntad democratizadora y el temor al fundamentalismo islámico, la práctica demuestra que donde menos éxito tiene esta tendencia es en los países de Asia Central donde más avanzadas van las reformas económicas. Y esta en la línea que la UE potencia. No obstante, cabe objetar de la política de la UE hacia Asia Central su carácter reactivo así como el riesgo de centrarse en el elemento geográfico y por tanto en la lejanía, en una aproximación excluyente (no son Estados candidatos, no son Estados vecinos) lo que puede dificultar la aceptación o impacto positivo del modelo de democracia liberal frente al de economía fuertemente centralizada propugnado por China.<br /><br />Finalmente, la UE debe vencer la falta de armonía y coherencia en su acción exterior para extraer toda la potencialidad posible del modelo propuesto para Asia Central. Y es que en la postura de la UE en su acción exterior en general, y en los temas donde la seguridad está implicada, en particular, prevalece más que la satisfacción de sus intereses, la búsqueda de la propia identidad europea. Identidad como actor internacional que, al tratarse de una entidad no estatal, sólo puede venir definida precisamente por el éxito en la satisfacción de esos intereses que han debido de ser previamente definidos. Si respecto a Asia Central y al Cáucaso Sur los intereses energéticos se entremezclan con los de seguridad, es necesaria una estrategia clara que pasa por asegurar la estabilidad política y económica no sobre la base del apoyo a unos gobiernos no homologables sino sobre la potenciación de las sociedades civiles respectivas y la adecuada gestión de las crisis latentes.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Referencias bibliográficas<br /></span><br />Bordachev, Timofei (2005), “Russia and EU Enlargement: Starting the Endgame”, en E. Brimmer y S. 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Political Conditionality, Economic Development and Transnational Exchange”, European Union Politics, vol. 9 (2), pp. 187-215.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Notas:<br /></span><br />[1] Una versión previa de este documento fue presentada y discutida en la reunión de 21 de octubre de 2008 del Grupo de Trabajo Asia Central del Real Instituto Elcano. La autora agradece los comentarios y sugerencias recibidos.<br /><br />[2] Acuerdo de Cooperación entre la Comunidad Europea de la Energía Atómica y la República de Kazajistán en el ámbito de la seguridad nuclear, Diario Oficial L 89 de 26/III/2004 (Cooperation Agreement Between the EAEC and the Republic of Kazakhstan in the Field of Nuclear Safety, firmado el 19/VII/1999) y Decisión 2003/744/Euratom del Consejo, de 22/IX/2003, por la que se aprueba la celebración por la Comisión de un Acuerdo de cooperación entre la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom) y el Gobierno de la República de Uzbekistán en el ámbito de los usos pacíficos de la energía nuclear, Diario Oficial L 269 de 21/X/2003; ambos países son parte del Convenio sobre protección física del material nuclear, firmado el 3/III/1980. Por otra parte, desde 1/I/2007 el Programa TACIS de seguridad nuclear ha sido sustituido por el Instrumento de Cooperación en Seguridad Nuclear (INSC) dotado para el período 2007-2013 con millones de euros. Sobre el desmantelamiento de las instalaciones y arsenal nuclear de la época soviética, véase Nicolás de Pedro (2009), “La seguridad en Asia Central y sus dilemas”, DT n º4/2009, Real Instituto Elcano, pp. 5-8.<br /><br />[3] En cuanto a dotación económica, en junio de 2004 la UE asignó 125 millones de euros a Georgia para el período 2004-2006 en la conferencia de donantes con el Banco Mundial. En julio de 2004 la UE aprobó un paquete de ayuda de emergencia de 4,65 millones de euros para ayudar a las reformas institucionales y lanzar la pionera misión de Estado de Derecho EUJUST THEMIS para la reforma de la justicia penal y las actividades anticorrupción, asegurando el respeto de los estándares europeo e internacional de Derechos Humanos. Esta misión ha continuado su trabajo después de finalizada en 2005 gracias a la implicación de las autoridades locales en el proceso de reformas.<br /><br />[4] La Reforma del Sector Seguridad es contemplada en los documentos genéricos de la Política de Vecindad y desarrollada en los planes de acción nacionales. Así, en el plan nacional de Georgia es parte de las áreas prioritarias 1, 6 y 7. Óscar Pardo Sierra, “Stabilizing the Neighbourhood: the EU Contribution to the Security Sector Reform in Georgia”, presentado en el Seminario Internacional The External Dimension of the Intra-EU Security, CIDOB, 22/II/2008.<br /><br />[5] La primera ministra ucraniana, Yulia Tymoshenko, realizaba el anuncio de construcción del White Stream Pipeline en su visita a Bruselas el 29/I/2008, gasoducto en el marco del proyecto trans-Caspio. No debe olvidarse la posición crecientemente monopolística de Gazprom en el mercado de la UE, incrementado tras acuerdos con el Gobierno búlgaro sobre el gasoducto sur, o con el gobierno español tras la visita del presidente ruso a nuestro país el 1/III/2009.<br /><br />[6] Durante los años 70, Asia Central sufrió la imposición del ateismo de Estado que llevó a la persecución del islam pacífico y abierto tradicional, el suní de la Escuela hanafí, sustituido en la década de los 90 por otro más severo, importado de universidades de Arabia Saudí, Egipto y Pakistán, que intentó acallarse por los gobiernos nacionales.<br /><br />[7] Antonio Alonso Marcos (2008), El movimiento islamista Hizb ut Tahrir (HT) en Asia Central: un desafío a la seguridad y la estabilidad (1995-2007), Madrid, UNISCI. Véase el comentario de C. Corral, “¿Un Califato en Asia Central? Movimientos actuales”, blog 113, Periodista Digital, 7/X/2008.<br /><br />[8] Cfr. con la continuidad del establecimiento administrativo de la época soviética de determinadas categorías etnográficas que determinan la acción estatal, en Nicolás de Pedro (2009), op. cit., p. 4.<br /><br />[9] Durante la operación de castigo contra el régimen talibán tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, EEUU abrió también otra base en Uzbekistán, cerrada en 2005 con motivo de la sublevación de Andijan y la acusación de instigación de la misma por EEUU hecha por el régimen de Karimov.<br /><br />[10] Emilian Kavalski (2006), “Whom to Follow? Central Asia Between the EU and China”, Turkish Review of Eurasian Studies, pp. 153-173.<br /><br />[11] N. Fernández Sola y S. Stavridis (2006), “El impacto de la ampliación, la constitucionalización y la militarización de la Unión Europea: ¿Un nuevo tipo de actor internacional?”, Geopolítica y Geoestrategia, UNED, Ceuta, p. 92.<br /><br />[12] Véase Interim Agreement on Trade and Trade-related Matters Between the European Community and the European Atomic Energy Community, of the One Part, and the Republic of Tajikistan, of the Other Part, firmado el 11/X/2004, DO L 340, 16/XI/2004. Acuerdo interino que contiene la cláusula de condicionalidad democrática. Similar acuerdo existe con Turkmenistan pero firmado el 10/XI/1999 y no vigente.<br /><br />[13] La excepción a cuanto decimos es el acuerdo con Kirguizistán, firmado en 1995 y más limitado que el resto al ser un acuerdo no preferencial en el que la ayuda era concedida por el programa TACIS (OJ L, 196/99, p. 46).<br /><br />[14] Kirguizistán es miembro de la OMC desde el 20/XII/1998, como también Georgia, desde el 5/II/2003, y Armenia, desde el 14/VI/2000. Tanto Azerbaiyán, como Kazajistán, Tayikistán y Uzbekistán tienen el estatuto de observadores.<br /><br />[15] Artículo 8 TUE según el Tratado de Lisboa: “1.The Union shall develop a special relationship with neighbouring countries, aiming to establish an area of prosperity and good neighbourliness, founded on the values of the Union and characterised by close and peaceful relations based on cooperation. 2. For the purposes of paraghaph 1, the Union may conclude specific agreements with the countries concerned. These agreements may contain reciprocal rights and obligations as well as the possibility of undertaking activities jointly. Their implementation shall be the subject of periodic consultation”.<br /><br />[16] Andreas Marchetti (2006), p. 12.<br /><br />[17] Este acuerdo preveía un tribunal como órgano de control pero el TJ declaró su incompatibilidad con los Tratados constitutivos (Opinion 1/92).<br /><br />[18] COM (2003)104 final, 11 marzo.<br /><br />[19] COM (2004) “Enlarged Europe and Neighbourhood Policy”, y COM(2004) 373 final, de 12/V/2004, “Strategy Paper on the European Neighbourhood Policy”.<br /><br />[20] “A Strong European Neighbourhood Policy”, Communication from the Commission, COM(2007) 774 final, 5/XII/2007.<br /><br />[21] Bajo la forma de: Memorandum of Understanding (MoU), Agreement for Co-operation in the Peaceful Uses of Nuclear Energy Between the European Atomic Energy Community and the Government of the Republic of....<br /><br />[22] La sede de BOMCA y CADAP se encuentra en Bishkek, con oficinas nacionales en cada uno de los cinco países. En círculos periodísticos se especula con la implicación por encubrimiento de algunas autoridades de Asia Central en redes de tráfico.<br /><br />[23] Turkmenistán participa en TRACECA pero no es parte del Tratado multilateral.<br /><br />[24] La Declaración Ministerial sobre Energía, de Astana, de 30/XI/2006, consagra esta expansión de objetivos.<br /><br />[25] La parquedad de la implicación de la UE queda de manifiesto en el discurso de Benita Ferrero-Waldner, comisaria europea de Relaciones Exteriores y Política de Vecindad ante el Parlamento Europeo, “Frozen Conflicts: Transnistria, South-Osetia, and the Russian-Georgian dispute”, Estrasburgo, 25/X/2006, Speech/06/629.<br /><br />[26] En esta línea van también la Unión para el Mediterráneo o la Sinergia del Mar Negro. Respecto al Eastern Partnership véase A. Cianciara (2008).<br /><br />[27] Todo ello lleva al levantamiento de sanciones de restricción de visados a los oficiales uzbekos responsables de la masacre de Andijan, por parte de la UE el 16/X/2008. De este modo, sólo queda impuesto el embargo de armas, lo cual no es significativo si tenemos en cuenta que ningún Estado miembro de la UE es suministrador de armas a este país.<br /><br />[28] De hecho, todos los PCA incluyen cláusulas de Derechos Humanos.<br /><br />[29] Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo, de 11/IV/2007, “La Sinergia del Mar Negro, una nueva iniciativa de cooperación regional”, COM (2007) 160 final – no publicado en el Diario Oficial.<br /><br />[30] A través de instrumentos específicos como la iniciativa de Bakú, el diálogo sobre la seguridad energética y la Política Europea de Vecindad (ENP).<br /><br />[32] Peters & Bittner (2006), pp. 149-150.<br /><br />[33] Aunque Europa y EEUU coinciden en el interés en la estabilidad de la zona y su desarrollo, su enfoque es bastante diferente en el tema energético puesto que Washington apoya el proyecto de gasoducto TAP-I (Turkmenistán, Afganistán, Pakistán y la India).<br /><br />[34] García Cantalapiedra (2008).<br /><br />[35] Desde mayo de 2005 Uzbekistán ya no forma parte del GUUAM, organización que desde 2006 se denomina GUAM y que persigue la democracia y el desarrollo económico de la región.<br /><br />[36] Sobre la reestructuración del Plan de Mandos Unificado, ibid. Hay que recordar que en 2005, EEUU cerraba su base militar en Uzbekistán y que en 2009 se anuncia el cierre de la de Manás.<br /><br />[37] Kavalski (2006), op. cit.<br /><br />[38] Thomas Díez (2005), “Constructing the Self and Changing Others: Reconsidering Normative Power Europe”, Millenium, nº 33, p. 617.<br /><br />[39] Nos referimos a la dimensión “oficial” de la economía china si bien existe una dimensión no dirigida de dicha economía representada por pequeños y medianos empresarios chinos cuyo ejemplo puede tener repercusión en países como Kazajistán o Kirguizistán. Acerca de las interrelaciones UE-China y del papel de las redes sociales presentes, véase Augusto Soto, “La UE y China: ¿podemos entendernos mejor?”, ARI nº 24/2009, Real Instituto Elcano.<br /><br />[40] Kavalski (2006), op. cit., pp. 161-162. Véase también R.W.H. Hu (2005), “China’s Central Asia Policy”, en B. Rumer (ed), Central Asia at the End of the Transition, Armonk, M.E. Sharpe, NY.<br /><br />[41] Acerca del papel de China en la OCS, véase Gracia Abad Quintanal, “La Organización de Cooperación de Shanghai o la penetración china en Asia Central”, ARI nº 30/2008, Real Instituto Elcano.<br /><br />[42] La resistencia de la UE a expandir sus relaciones exteriores fue calificada en su momento por S. Duke como “a reverse-realist paradigm” por el que, en vez de competir por el poder se evitan las posiciones de liderazgo y la responsabilidad (The New European Security Disorder, Macmillan, Basingstoke, 1994, p. 94).<br /><br />[43] Regional Strategy Paper 2002-2006 and Indicative Program 2002-2004 for Central Asia, COM (2002); posteriormente aprobado durante la Presidencia alemana de la UE en 2007: Central Asia EU Strategy. El nombramiento del representante especial se produce por la Acción Común del Consejo 2005/588/CFSP, DO L 199.<br /><br />[44] “A Strong European Neighbourhood Policy”, COM (2007) 774 final, 5/XII/2007.<br /><br />[45] Como innovación en el ENPI se incluye la puesta en práctica de programas de cooperación transfronteriza; en 2006 se introducen dos nuevos instrumentos: la Governance Facility con unos 50 millones de euros por año para 2007-2010 y la Neighbourhood Investment Facility, con análoga cantidad para empezar y 250 millones para los siguientes cuatro años y 450 millones más para el período 2011-2013.<br /><br />[46] R. Menon (2003), “The New Great Game in Central Asia”, Survival, nº 45, pp. 187-204, y Kavalski (2006), op. cit., pp. 153-173.<br />[47] Kavalski, op. cit., p. 169</div></div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-18853986369872852812009-04-29T19:31:00.001-05:002009-04-29T19:33:48.855-05:00GEOLOGÍA DEL URANIO EN KAZAJISTÁN: ASPECTOS GEOPOLÍTICOS<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1qgPYxDXzWgGGJZZLm_3FMspjmUscMthvUNbOfhWPlZNyen4EU4yX2XQ-djqCpI9nDlalf4steD6Jmm9ycujIXWbbx5HTf3C6P5dOfvPM-y9REnk6KqyVL-5Tw8vul1aK28GM_mqTvHNU/s1600-h/ISO-IS204-163.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5330276127950456930" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 160px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1qgPYxDXzWgGGJZZLm_3FMspjmUscMthvUNbOfhWPlZNyen4EU4yX2XQ-djqCpI9nDlalf4steD6Jmm9ycujIXWbbx5HTf3C6P5dOfvPM-y9REnk6KqyVL-5Tw8vul1aK28GM_mqTvHNU/s320/ISO-IS204-163.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Xavier Serra i Castella</em></strong><br /><br /><span style="color:#ff6600;">Situación económica y energética de Kazajistán</span><br /><br />Kazajistán, con una superficie de 2,5 millones de km2, es el país de mayor extensión de Asia Central y el noveno más grande del mundo. Su crecimiento anual medio ha sido, hasta la crisis reciente, del 6% y las grandes reservas en recursos energéticos y minerales hacen de su economía una de las que generan, a medio plazo, más expectativas de desarrollo económico en Asia. Actualmente cuenta con una población algo superior a los 15 millones de habitantes, con una tasa de crecimiento muy baja, pues se estima que en el año 2025 la población apenas superará los 16 millones de habitantes.<br /><br />El país mantiene fuertes vínculos con Rusia. Junto con ésta, Kazajistán formaba parte de la URSS antes de la caída del muro de Berlín. También comparten un largo recorrido fronterizo, de aproximadamente 6.800km. Alrededor del 20% de la población es de etnia rusa. Obviamente, la mayor influencia proviene del hecho de que durante décadas formó parte de la URSS. Tras el desmoronamiento del bloque soviético, Kazajistán fue la última de las repúblicas en desgajarse, pues consiguió su independencia el 16 de diciembre de 1991.<br /><br />Actualmente se están llevando a cabo grandes avances en lo que se refiere a la exploración, explotación y tratamiento de uranio, en colaboración con otros países. La estabilidad política del país y sus buenas relaciones con las grandes potencias económicas y los países vecinos le han permitido recibir importantes inversiones de capital externo y formalizar empresas conjuntas para grandes proyectos de I+D en el ámbito de los recursos energéticos. Son de destacar los proyectos relacionados con la investigación y exploración de los yacimientos de uranio.<br /><br />Durante la época soviética apenas se tuvo información en Occidente sobre la geología de este país y no ha sido hasta fechas recientes cuando se empiezan a conocer las posibilidades para abastecer al mercado mundial de recursos energéticos y minerales.<br /><br />En la esfera política, Kazajistán intenta permanecer independiente, manteniendo buenas relaciones con numerosas potencias extranjeras, incluidas China y EEUU, pero coordinando al mismo tiempo sus esfuerzos con Moscú. De este modo, puede seguir siendo un aliado regional importante para Rusia, con la que comparte fuertes intereses comerciales. En 2004 Rusia apostó por el sector del petróleo y el gas (en especial con inversiones de Lukoil y Gazprom), así como en otros sectores como la automoción, maquinaria agrícola, aluminio, etc. Sin embargo, la relación de cooperación entre ambos países en materia energética, en la que Rusia ha actuado permitiendo el transporte de los hidrocarburos kazajos a través de su territorio, se debilita en grado considerable desde que Kazajistán empieza a prescindir de la infraestructura de oleoductos y gasoductos tendida a través del territorio ruso. Kazajistán ha apostado por la construcción de grandes buques petroleros, con capacidad de hasta 60.000 toneladas, así como de una terminal portuaria en Yeraliev, a orillas del Mar Caspio, de manera que podrá transportar su crudo a Europa a través de Azerbaiyán y Georgia, mediante el oleoducto BTC (Bakú-Tbilisi-Ceyhan) y el puerto georgiano de Poti.<br /><br />Otro factor que podría contribuir a la reorientación geopolítica de Kazajistán hacia Occidente y al debilitamiento de los vínculos con Rusia es el posible tránsito, a través del territorio kazajo, de material militar y civil destinado a los contingentes de EEUU y la OTAN en Afganistán. La nueva ruta implica la necesidad de establecer un puente aéreo sobre el Caspio u organizar el servicio de buques de transporte militares entre los puertos azerbaiyanos y kazajos, con la creación de una fuerza especial de seguridad para proteger tal navegación y las terminales portuarias. Esta situación permitiría a EEUU afianzarse en la cuenca del Caspio, lo cual afectaría de forma inevitable a las posiciones regionales de Rusia e Irán.<br /><br />China también ha fortalecido sus relaciones comerciales con los países de la región centroasiática. Con Kazajistán ha promovido la construcción de un tramo de 1.300km del oleoducto transcontinental que conectará la costa del Caspio con la refinería de Dushanzi en Xinjiang (China occidental). China es además uno de los principales proveedores de bienes de consumo y de mano de obra a los países de la región.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Geología del uranio en Kazajistán</span><br /><br />El 30% de la producción mundial de uranio se localiza en rocas detríticas del tipo areniscas. En esas rocas, a su vez, se encuentran la mayor parte de las reservas y también de los recursos. El beneficio del uranio se obtiene, en su mayor parte mediante lixiviación in situ (ISL), tal como sucede en EEUU, Nigeria y Australia. Esta técnica implica la inyección de ácido sulfúrico (u otros disolventes) directamente sobre el depósito mineral a través de un pozo y la salida del mineral a través de pozos de extracción.<br /><br />Para que se formen estos depósitos en areniscas hay que partir de materiales ricos en uranio, por ejemplo rocas magmáticas como el granito o las rocas volcánicas. Estos materiales se oxidan cuando se encuentran en superficie o próximos a ella. Esto permite que el uranio también se oxide presentándose en forma de U+6, que es muy móvil. En contacto con las aguas que atraviesan estas rocas el uranio se hace soluble y fluye disuelto hacia cotas más bajas. En este caso, esas aguas llegan hasta un acuífero formado por areniscas. Se denomina acuífero a aquellas rocas lo suficientemente permeables como para que permitan la entrada, el flujo y el almacenaje de agua. En condiciones normales el uranio se conservaría disuelto hasta que las aguas encontrasen una salida; sin embargo, las condiciones geoquímicas de las areniscas presentan un ambiente reductor, lo que propicia que el uranio precipite en forma de U+4. El ambiente reductor implica la no existencia de oxígeno libre y se halla asociado a la naturaleza y abundancia de materia orgánica (presencia de elementos leñosos y carbonosos) dado que este oxígeno se ha consumido durante su descomposición.<br /><br />Las areniscas ricas en materia orgánica contienen restos fosilizados de vegetales o capas de materia orgánica autógena o generada in situ, que es la que reduce el uranio mediante bacterias que actúan como catalizador en la producción de sulfuro de hidrógeno biogénico (H2S). Cuando las areniscas son relativamente pobres en materia orgánica el ambiente reductor dado por el ácido sulfhídrico (H2S) tiene su origen en la interacción entre aguas subterráneas con elevada presión de oxígeno y la pirita (sulfuro de hierro, FeS2) presente en las areniscas. Asimismo, se da la presencia de fluidos y gases ricos en H2S, hidrocarburos o ambos que ascienden desde cotas estratigráficamente inferiores a través de una tupida red de fallas (fracturas del terreno con o sin dislocaciones) que favorecen la migración de gases. Es decir, la migración asciende desde los niveles inferiores ricos en hidrocarburos.<br /><br />En nuestro caso, las cuencas uraníferas de Chu-Sarysu y Syrdarya (pre-Plioceno), localizadas en la zona centro-sur de Kazajistán, presentan unas areniscas relativamente pobres en materia orgánica, de manera que la presencia de las concentraciones de uranio se debe al papel fundamental desempeñado por los hidrocarburos. Chu-Sarysu y Syrdarya componían una gran cuenca artesiana que se dividió en dos tras el levantamiento de la cordillera Karatau, durante el Plioceno (hace 5 millones de años). Las cuencas están rellenas de gruesas capas de areniscas que actúan como acuífero al estar encajadas entre esquistos impermeables. La mineralización, que a menudo es del tipo Rollfront, se produce en arenas que datan del Cretácico superior al Paleoceno-Eoceno (70-55 millones de años).<br /><br />La cuenca Chu-Sarysu tiene mayor mineralización que la cuenca Syrdarya y contiene mayores depósitos de uranio. Éstos se alojan en areniscas, arcillas y gravas del Cretácico tardío al Paleoceno (65 millones de años), depositadas en un ambiente continental. En la cuenca de Syrdarya la roca huésped es una secuencia de arcillas y areniscas grises formadas en condiciones marinas litorales y continentales.<br /><br />Los Rollfronts (o frentes tipo Roll) muestran una zonación geoquímica y mineral típica de los frentes de oxidación-reducción (zona de interfase) asociados a cualquier depósito de areniscas uraníferas. La zona de oxidación esta dominada por hidróxidos de hierro mientras que en la zona reductora dominan los sulfuros de hierro (pirita y marcasita). La zona rica en uranio también lo es en otros minerales como zinc, cobre, plata, cobalto, molibdeno, níquel y vanadio. En el contacto con la zona de reducción se encuentra un notable enriquecimiento en selenio.<br /><br />El mineral se extiende por zonas de 20 a 30km a lo largo del frente de oxidación-reducción, formando cintas de 50 a 800m de ancho (llegando puntualmente a los 1,7km). En sección transversal las zonas forman los Rollfronts, cuerpos tabulares y lenticulares asimétricos. Su espesor varía de 5m a más de 25m. La mineralización de uranio se presenta como Cofinita y Pechblenda dispersa en la matriz de arcilla y como relleno de cavidades dentro de las areniscas. La profundidad a la que se halla el uranio oscila entre los 100 y los 800m.<br /><br />El uranio presente en estos depósitos podría proceder de metasedimentos (roca sedimentaría sometida a condiciones de metamorfismo, es decir, elevadas presiones y/o temperaturas) y granitos Ordovícico-Silúricos (500-430 millones de años) aflorantes en la región de Tyan-Shan a lo largo de la ladera suroeste de la cuenca. Además, proporcionaba el material detrítico (arenas) para la secuencia sedimentaria que contiene la mineralización (areniscas). Otra posible fuente podrían ser los fluidos hidrotermales enriquecidos del uranio que captaban en esta región.<br /><br />La desvitrificación de tobas volcánicas (roca ligera, porosa, formada por la acumulación de cenizas u otros elementos volcánicos muy pequeños durante la erupción) intercaladas en las arenas Paleocenas/Eocenas seguramente ha sido un aporte extra de uranio para estos depósitos.<br /><br />La paleogeografía durante el Terciario y el Cuaternario y los movimientos tectónicos en los que se levantó la cordillera Karatau propiciaron un flujo considerable de aguas subterráneas que atravesaban los acuíferos desde el sureste hacia el noroeste, hacia la zona de descarga del mar de Aral, según se ha deducido por la morfología y la dirección que siguen las estructuras de tipo Roll que señalan la dirección del flujo.<br /><br />Aunque la materia orgánica en las areniscas grises de los depósitos es escasa (generalmente inferior a 0,03%–0,05%), se considera que es suficiente (junto a una menor contribución de los sulfuros de hierro) para producir grandes depósitos de uranio en estas areniscas. Se atribuye la falta de correlación directa entre el contenido de uranio y la concentración de materia orgánica a la carbonización de esta materia que provoca el escape de activos reductores orgánicos como productos bituminosos y ácidos.<br /><br />Además, estratigráficamente por debajo de los depósitos de uranio se hallan ingentes reservas de hidrocarburos cuyos gases han actuado como agentes reductores. Por tanto, las areniscas tienen poca materia orgánica facilitando una mayor entrada de aguas con uranio disuelto y el influjo de gases/fluidos (hidrocarburos y H2S) provocan una trampa geoquímica (ambiente reductor) en las areniscas propiciando la concentración de uranio en estas zonas. Los movimientos tectónicos facilitaron asimismo el flujo de estos gases y la entrada de aguas subterráneas en los acuíferos.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Uranio y energía nuclear en Kazajistán: previsiones de futuro<br /></span><br />La energía nuclear se presenta como la energía del futuro. Algunos de los datos que avalan este hecho son, por ejemplo, los siguientes: (1) el combustible nuclear es uno de los que mayor energía contiene, lo cual reduce su espacio de almacenamiento; (2) la proliferación de reactores rápidos que permiten el uso del uranio-238 y del torio-2322, además del uranio-235 (los reactores rápidos reproductores producen a su vez más combustible nuclear durante su operación del tipo ave Fénix); y (3) los reactores nucleares pueden generar hidrógeno (combustible que empieza a sustituir a los hidrocarburos) de forma industrial mediante hidrólisis y sin generar contaminantes. El alto coste energético de esta operación se compensa por las reservas casi ilimitadas de combustible nuclear.<br /><br />Actualmente, Kazajistán posee el 15% de las reservas mundiales de uranio y está potenciando la expansión de este sector minero, previendo una producción para 2010 de 15.000 toneladas, cifra que para 2018 aumentaría hasta las 30.000 toneladas.<br /><br />Sin embargo, Kazajistán debe asegurar el aprovisionamiento del ácido sulfúrico que necesita para separar el uranio de la roca. En los yacimientos australianos se necesitan generalmente unos 3kg de ácido sulfúrico para conseguir 1kg de uranio. En Kazajistán para conseguir la misma cantidad de uranio se necesitan entre 70 y 80kg debido al alto contenido en carbonato de la mena. El incendio acaecido en la fábrica que suministraba el ácido a mediados de 2007 y el retraso en la apertura de una nueva fábrica han provocado una severa escasez que ha tenido como consecuencia una drástica reducción de la producción de uranio kazajo durante el bienio 2007-2008. Esa dependencia se intentará solventar mediante la construcción de dos nuevas plantas de producción de ácido que se prevé que estén acabadas en 2009–2011, cerca de las minas Kharasan en el norte del país. Para solventar ésta situación se han previsto suministros excepcionales desde Rusia y Uzbekistán.<br /><br />Kazatomprom, la compañía nuclear nacional, controla tanto la exploración como la explotación de yacimientos, así como la importación y exportación de materiales nucleares. La empresa anunció recientemente no sólo que duplicaría la actual producción de uranio para 2015, sino también su intención de ser responsable en ese año del 12% del mercado de combustible nuclear, del 6% del de enriquecimiento y del 30% de la fabricación de combustible. Actualmente, la empresa cuenta con una planta donde produce pastillas de combustible nuclear. Por otra parte ha firmado varios acuerdos bilaterales de cooperación con Rusia y Japón, entre otros países, para el suministro de uranio a cambio de tecnología para el enriquecimiento, la exploración de nuevos yacimientos y la construcción de nuevos reactores nucleares.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones</span><br /><br />Como se ha expuesto, las condiciones geológicas de los yacimientos uraníferos de Kazajistán favorecen grandes concentraciones de éste y otros minerales aunque exigen un tipo de explotación cada vez más complejo. El aumento en la producción de uranio en los principales países productores va ligado cada vez más a la aplicación de las técnicas de explotación mediante lixiviación in situ (ISL), que generan una fuerte dependencia con respecto a la industria productora de ácido sulfúrico utilizado en el proceso.<br /><br />Por otra parte, la estabilidad interna y las buenas relaciones que mantiene Kazajistán con sus vecinos y las grandes potencias económicas le permiten, por ahora, desempeñar un papel estratégico en la industria nuclear a escala internacional, al beneficiarse del comercio y la cooperación con países como Rusia, Japón, China y EEUU. En esta línea de cooperación y desarrollo tecnológico el país ha hecho una fuerte apuesta de futuro para competir al más alto nivel en la explotación y exportación de recursos energéticos y en particular del uranio.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-42532796285676333012009-04-29T19:20:00.002-05:002009-04-29T19:31:16.787-05:00UNA NUEVA HOJA DE RUTA PARA MAURITANIA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFtvR42LmyozHMsPPs3OPqSIV7CLKgT_xx5fue5wcXnLTSNfc4-QygCNUeInevnKGRz7slCfdobyuqTdVWI6p9f8BY6TkVpdGhZu0kF4bPyr53Cg6bEO8HAIN8FK3oCHSUFbFgM8awuCig/s1600-h/XB4-702923.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5330275473816106482" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 214px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFtvR42LmyozHMsPPs3OPqSIV7CLKgT_xx5fue5wcXnLTSNfc4-QygCNUeInevnKGRz7slCfdobyuqTdVWI6p9f8BY6TkVpdGhZu0kF4bPyr53Cg6bEO8HAIN8FK3oCHSUFbFgM8awuCig/s320/XB4-702923.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Casa Árabe</em></strong><br /><br />Un nuevo golpe de Estado ha interrumpido la “frágil excepción democrática” que representaba Mauritania en su entorno geográfico desde agosto de 2005, cuando los militares acabaron con el régimen autoritario del general Mu‘awiya Uld Sidi Ahmad al-Taya‘ e iniciaron un rápido proceso de transición hacia la democracia y de devolución del poder a los civiles. En agosto de 2008, el argumento esgrimido por los golpistas ha sido el de acabar con la corrupción, salvar al país y “corregir” su trayectoria. ¿La transición democrática se había “desviado” realmente? ¿O ha sido una reacción ante una progresiva pérdida de influencia del aparato militar a medida que se afianzaba el proceso democrático? La nueva junta militar que gobierna Mauritania ha prometido un proceso de transición democrática que comenzará con las elecciones presidenciales convocadas para el próximo 6 de junio y a las que concurrirá el nuevo hombre fuerte del país, el general Muhammad Uld Abdelaziz, que reivindica para sí una “legitimidad popular” ampliamente cuestionada. El último levantamiento militar puso fin a la “primavera de las libertades y de la democracia”, una primavera que duró 15 meses. Ahora se discute cómo se articulará el retorno a la legalidad constitucional.<br /><br />A lo largo de quince meses, las autoridades surgidas de un proceso electoral calificado por observadores internacionales como democrático, libre y transparente, llevaron a cabo una tarea de gobierno que se plasmó en avances en varios campos, entre ellos en los terrenos de los derechos humanos y de las libertades públicas: la lucha contra la esclavitud a través de una nueva ley aprobada por el Parlamento; la liberalización del espacio informativo audiovisual; una nueva ley de prensa que garantizaba la libertad de expresión; el comienzo del regreso de los mauritanos expulsados a Senegal y Mali, que supuso abordar una de las páginas más negras de la historia reciente del país; la puesta en marcha de una política para luchar contra la pobreza; reformas para modernizar el Estado; mejorar el sistema de gobierno; asegurar la neutralidad del Estado en los procesos electorales y sanear la gestión de los recursos (véase Atalaya nº 1).<br /><br />Desde el golpe de 2005 se inició un proceso destinado a fortalecer las instituciones del Estado –debilitadas tras más de 20 de años de régimen autoritario–, promover la descentralización, acabar con el clientelismo y la corrupción y dotar de transparencia a la administración. Entre los logros de un nuevo régimen que, sin embargo, vio limitada su actuación por la presión de determinados círculos acostumbrados al poder durante más de tres décadas, se contaban la consecución de una verdadera alternancia política, de una justicia independiente, la participación de otros actores de la sociedad civil –durante décadas alejados de la administración pública–, la creación de mecanismos de control por parte de los ciudadanos, el progreso en el terreno de los derechos humanos (adhesión de Mauritania a las principales convenciones internacionales), la liberación de presos políticos pertenecientes a la corriente salafí y la autorización para la creación de un partido islamista. Todos estos pasos, algunos más firmes y rápidos que otros –los avances en los terrenos de la lucha contra la esclavitud o el regreso de los expulsados entre 1989 y 1991 llevaban un ritmo más lento– fueron vistos por la cúpula militar como una progresiva pérdida de su influencia.<br /><br />Este proceso se vio interrumpido el 6 de agosto de 2008, cuando varias unidades de la Guardia Presidencial protagonizaron un golpe de Estado incruento, que destituyó al primer presidente democráticamente elegido de la historia del país, Sidi Muhammad Uld al-Sheyj Abdallah, que ha permanecido detenido, primero en Nuakchot y luego bajo arresto domiciliario en su pueblo natal, hasta finales de diciembre del año pasado. El gobierno fue disuelto y el primer ministro, Yahya Uld Ahmad al-Waqef, fue encarcelado, puesto en libertad pocos días después y conducido de nuevo a la cárcel. El Parlamento, sin embargo, fue respetado ya que el nuevo régimen contaba con el apoyo de una buena parte de sus miembros.<br /><br />Las nuevas autoridades calificaron el golpe militar como “movimiento correctivo de salvación del país de la corrupción y de la manipulación de los bienes públicos” y culparon al ex presidente del deterioro de las condiciones de vida y del nivel económico del país y de intentar debilitar a la institución militar a través de la destitución de cuatro de sus máximos responsables. Así, con el argumento de luchar contra la corrupción y los corruptos, han legitimado la depuración de las instituciones y la administración para, también, acabar con los motivos que, según ellos, facilitaron la irrupción del terrorismo en la sociedad mauritana, con la esclavitud y superar las continuas crisis que habían paralizado las instituciones hasta un punto que exigía llevar a cabo rectificaciones que garantizasen el regreso de Mauritania a la vía democrática.<br /><br />El Consejo Supremo de Estado (CSE) (al- Maylis al-A‘la li-l-Dawla), formado por once militares de alta graduación encabezados por el actual jefe del Estado, el general Muhammad Uld Abdelaziz (ver Perfil), jefe de la Guardia Presidencial, y por el general Muhammad Uld al-Gazawani, jefe del Estado Mayor del Ejército, asumió la jefatura del país. Esta junta militar ha prometido la celebración de elecciones presidenciales en junio de 2009 para corregir la “desviada” trayectoria democrática iniciada hace muy pocos años, vista, sin embargo, como modélica por muchos actores regionales e internacionales.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Factores desencadenantes de la nueva crisis política</span><br /><br />Varios elementos han confluido y provocado esta nueva crisis política e institucional por la que atraviesa Mauritania desde el pasado mes de agosto.<br /><br />1. El enfrentamiento entre el Parlamento y la jefatura del Estado durante la presidencia de Sidi Muhammad Uld al-Sheyj Abdallah. El 6 de mayo de 2008, el primer ministro, al-Zeyn Uld Zeydan, presentó la dimisión de su gobierno, acosado por la oposición que le acusaba de haber formado un gabinete sin una buena representación de los partidos políticos y de mala gestión. Acto seguido, el presidente, mediante decreto, designó como sustituto a Yahya Uld Ahmad al-Waqef, líder del Pacto Nacional para la Democracia y el Desarrollo (PNDD-ADIL), quien a su vez nombró un nuevo gobierno de amplia representación en el que participaban el PNDD-ADIL, la Alianza Popular Progresista, dirigida por el presidente del Parlamento, Masuud Uld Buljayr, y dos partidos de oposición al gobierno, el islamista Agrupación Nacional de Reforma y Progreso/Tawasul, y el izquierdista Unión de Fuerzas de Progreso, junto con algunas personalidades del régimen del ex presidente al-Taya‘, buscando un equilibrio de fuerzas que diera estabilidad al gobierno. Esta acción del presidente y del primer ministro no fue bien recibida por el resto de fuerzas políticas ni por el ejército, que espoleó a sus parlamentarios afines –la cúpula militar había apoyado a sus propios candidatos en las elecciones parlamentarias, de manera que ejercía un poder en la sombra dentro de la Asamblea Nacional– a presentar una moción de censura en junio que fue considerada como un golpe contra la presidencia de la República y su gobierno.<br /><br />Las mediaciones llevadas a cabo por el presidente del Parlamento entre el jefe del Estado y la cúpula militar, especialmente Abdelaziz y al-Gazawani, no tuvieron éxito. El presidente negó al Parlamento el derecho a ejercer sus atribuciones, en este caso en concreto a presentar una moción de censura contra el gobierno por parte de 39 diputados pertenecientes en su mayoría al PNDD-ADIL –la principal formación parlamentaria que hasta entonces había apoyado al presidente–, y a otras fuerzas políticas, notablemente el Bloque de Fuerzas Democráticas, que alegaban la falta de crecimiento económico, el aumento de la pobreza, la ausencia de transparencia del gobierno en las cuentas del Estado y la presencia de políticos corruptos en el nuevo ejecutivo, que, por otro lado y según dichos parlamentarios, no reflejaba las fuerzas políticas mayoritarias en el Parlamento. El presidente amenazó en julio con disolver el Parlamento si insistían en presentar la moción, lo cual condujo a una paralización de las instituciones del Estado, especialmente la Asamblea Nacional y la presidencia de la República. Días después, al- Waqef presentaba la dimisión de su gobierno, pero el presidente le volvió a nombrar primer ministro y le encargó que formara un segundo gobierno, compuesto mayoritariamente por miembros del PNDD/ADIL, y con algunos de la Alianza Popular Progresista, sin la presencia ya del islamista Tawasul ni del izquierdista Unión de Fuerzas de Progreso. Sin embargo, las presiones no se detuvieron: la Alianza por la Justicia y la Democracia solicitó la disolución del Parlamento, los diputados del PNDD/ADIL opuestos al gobierno exigieron que el presidente fuera llevado a los tribunales y un buen número de diputados y senadores del PNDD/ADIL presentaron su dimisión; mientras que por otro lado, varias fuerzas políticas, entre ellas Tawasul, exigieron a la cúpula militar que no interfiriera en la vida política. Pero sí interfirió y finalmente el 6 de agosto protagonizó el golpe que depuso al presidente y disolvió el gobierno.<br /><br />2. El clima de violencia e inseguridad que agravó la situación interna. A finales de 2007, grupos salafíes violentos, que poco después se integraron en lo que se dio a conocer como al-Qaida en el Magreb Islámico (al-Qa‘ida bi- Bilad al-Magrib al-Islami), protagonizaron acciones armadas contra las fuerzas de seguridad y turistas extranjeros: asesinato de cuatro turistas franceses en diciembre de 2007; ataque contra la embajada israelí en Nuakchot, en el que resultó herida una ciudadana francesa; evasión de un acusado de haber participado en el ataque contra los turistas franceses; enfrentamientos en la capital entre una célula armada y la policía y el asesinato de once militares y un civil en una emboscada reivindicada por al-Qaida.<br /><br />3. El impacto, en una sociedad ya de por sí empobrecida, de la crisis alimentaria mundial que en Mauritania, al igual que en muchos otros países, se plasmó en una brusca subida de precios de productos básicos (Mauritania importa el 80% de lo que consume). También contribuyó a la crisis económica el estancamiento de la producción petrolífera (15.000 barriles diarios en lugar de los 75.000 previstos), y los efectos negativos sobre la industria turística de la violencia surgida a finales de 2007, como la cancelación, en enero de 2008, del rally París-Dakar.<br /><br />4. La destitución de parte de la cúpula militar. El presidente al-Sheyj Abdallah había recibido un gran apoyo durante su campaña electoral por parte de miembros del Consejo Militar para la Justicia y la Democracia, que en 2005 había derrocado a al-Taya‘, y, sobretodo, del entonces coronel Muhammad Uld Abdelaziz, jefe de la Guardia Presidencial, y del director de la Seguridad Nacional, el coronel Muhammad Uld al-Gazawani. Ese apoyo fue recompensado con el ascenso a general de ambos. El detonante directo del golpe de Estado fue la decisión tomada por el presidente de destituir a varios jefes militares, entre ellos a los dos anteriores, y nombrar a nuevos jefes de la Guardia Presidencial, de la Guardia Nacional y del Estado Mayor, tras semanas de continuos rumores sobre el “malestar” de la cúpula militar por el enfrentamiento entre la Presidencia y parte del Parlamento. El mismo día en que el presidente dictó el decreto de destitución, los tres altos oficiales afectados dirigieron el golpe militar. La primera decisión consistió en hacer público un comunicado en el que derogaban el decreto presidencial de destitución.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Una sociedad dividida. Los actores locales de la crisis<br /></span><br /><em><span style="color:#ff6600;">1. Los protagonistas del golpe</span></em><br /><br />Muhammad Uld Abdelaziz dirigía la Guardia Presidencial que protagonizó el golpe de Estado de 2005 contra el régimen autoritario de Mu‘awiyya Uld Sidi Ahmad al-Taya‘ y que, bajo la dirección del coronel Ely Uld Muhammad Vall y del Consejo Militar para la Justicia y la Democracia, dio paso al proceso de transición plasmado en elecciones legislativas y presidenciales transparentes y democráticas, en el diálogo nacional y en la devolución del poder a los civiles. Sin embargo, durante todo este proceso ha habido una injerencia de la cúpula militar acostumbrada, desde finales de los setenta, a controlar los resortes del Estado. En esta ocasión, la cúpula militar presentó y apoyó candidaturas de “independientes” al Parlamento y al senado, políticos vinculados a la jefatura militar –estas operaciones las llevaron a cabo miembros del Consejo Militar para la Justicia y la Democracia, especialmente Muhammad Uld Abdelaziz– quienes, a su vez, ofrecían su respaldo al propio jefe del Estado, de manera que, indirectamente, la cúpula militar tutelaba el proceso dirigido por al-Sheyj Abdallah.<br /><br />Abdelaziz no ha dejado de repetir desde que dirigió el golpe que el presidente destituido “había extendido el soborno, la apropiación de dinero público y el terrorismo y se había propuesto enfrentarse a las instituciones del ejército extirpándolas de raíz de de forma ilegal y amoral”. Es decir, las últimas decisiones de al-Sheyj Abdallah fueron vistas por la cúpula del ejército como una traición a la institución que le había apoyado y ayudado a llegar a la presidencia de la República. Quizás parte del ejército no había calculado la dimensión del proceso de democratización del país y, ante la pérdida de influencia y tutela sobre el nuevo presidente, decidió volver a la primera fila para dejar clara su importancia en el país.<br /><br />En una de sus primeras intervenciones en un medio de comunicación, Abdelaziz declaró el 10 de agosto a la cadena de televisión Aljazeera que en un plazo de tiempo sin especificar se celebrarían elecciones presidenciales. Las presiones de la comunidad internacional obligaron al Consejo Supremo de Estado a poner fecha cuanto antes a la convocatoria de comicios presidenciales que, finalmente, se celebrarán el 6 de junio de 2009. Lo que sí parece claro, tanto por la parte militar como por uno de los principales partidos mauritanos, el Bloque de Fuerzas Democráticas, es que el presidente destituido debe quedar al margen en la etapa política que ahora comienza. Eso, si las presiones de la sociedad internacional dejan de insistir en el necesario regreso de al-Sheyj Abdallah a la arena política como condición necesaria para evitar más sanciones.<br /><br />Siete días después del golpe, el Consejo Supremo de Estado (CSE) nombró primer ministro a un doctor en Ciencias Aplicadas formado en Mauritania, Marruecos y Bélgica, Maulay Muhammad Uld Laghdaf, entonces embajador en Bélgica y ante la Unión Europea, miembro del Bloque de Fuerzas Democráticas, perteneciente a uno de los grupos tribales más importantes del país –los Tajakant–, y originario de una zona con tradicional peso en la vida política mauritana –Hodh Sharqi, en el sudeste. El nombramiento fue visto como un intento de apaciguar las primeras reacciones de la UE.<br /><br />El nuevo gobierno, formado por Laghdaf a finales de agosto, está compuesto por 28 miembros, entre los que predominan los tecnócratas sin experiencia política. De los 22 ministros nombrados, cuatro estaban también presentes en el gobierno derrocado: los titulares de Justicia, Defensa Nacional, Finanzas y Asuntos Económicos y Desarrollo. Este gabinete ha dado algunos pasos en política exterior que parecen encaminados a atraerse a la opinión pública mauritana que cuestiona su legitimidad. En ese contexto debería interpretarse la decisión adoptada por el CSE en la Cumbre de Gaza, celebrada en Doha a mediados de enero de 2009, de congelar las relaciones con Israel, establecidas en 1999, como reacción al bombardeo y entrada del ejército israelí en la Franja de Gaza.<br /><br />Pero también se han anunciado una serie de medidas importantes, como el llamamiento lanzado por el ministro de Interior para realizar, en junio, un referéndum sobre la modificación de la Constitución, cuestión que rechazan las fuerzas opuestas al golpe y también algunas que apoyaron la destitución del presidente electo, como el Bloque de Fuerzas Democráticas. Dichas modificaciones incluirían la introducción de nuevos artículos para conseguir un equilibrio de poderes entre el presidente y el Parlamento, de manera que el jefe del Estado no pueda, o le sea difícil, disolver el Parlamento; conceder al Parlamento más atribuciones, entre ellas la de destituir al presidente, y traspasar algunas de las atribuciones del presidente al primer ministro.<br /><br />Algunas de estas iniciativas fueron refrendadas en las denominadas Jornadas Nacionales de Consulta, organizadas por el CSE entre el 27 de diciembre de 2008 y el 5 enero de 2009, en las que participaron los partidos y sectores que apoyaron el golpe. El objetivo de estas jornadas era dotar a las nuevas autoridades de una aureola de legitimidad, y fueron boicoteadas por los partidos opuestos al nuevo régimen.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">2. Las fuerzas del nuevo régimen</span></em><br /><br />A pesar de haber interrumpido el proceso de transición democrática, los militares han contado desde el principio con el apoyo de políticos, partidos y varios sectores de la sociedad. El propio Abdelaziz legitimó su acción afirmando que contaba con la aprobación de 55 parlamentarios (de un total de 95), 191 alcaldes (de 216) y 47 senadores (de 55). Una de las mayores autoridades islámicas del país, el imam de la gran mezquita de Nuakchot, Ahmadu Uld Mrabit, mostró su apoyo a las nuevas autoridades un mes después del golpe de Estado.<br /><br />Una serie de partidos políticos, algunos de ellos con representación parlamentaria, apoyaron desde el primer momento el movimiento militar del general Abdelaziz. Entre estas fuerzas políticas destaca, tanto por su peso político como por el papel que puede jugar en la salida de la crisis institucional, el Bloque de Fuerzas Democráticas (BFD) (Takattul al- Qiwa al-Dimuqratiyya), dirigido por Ahmad Uld Daddah.<br /><br />El BFD es el principal partido de la oposición y Daddah es un político experimentado que ha competido en varias elecciones presidenciales (1992, 2003 y 2007). En las últimas elecciones presidenciales, Daddah obtuvo el 47,15% de los votos en la segunda vuelta, frente al 52,85% obtenido por al-Sheyj Abdallah.<br /><br />El BFD, el partido con mayor representación parlamentaria que controla una quinta parte de los consejos municipales, pide pasar página, es decir, que no regrese al-Sheyj Abdallah, pero que los dirigentes militares del CSE tampoco puedan presentarse a las elecciones presidenciales de junio de 2009. La actitud de Daddah ha sido, desde el principio, ambigua: reconoció el golpe y al nuevo gobierno, anunció que estaba dispuesto a formar parte de él con unas determinadas condiciones (que no se presentaran candidatos militares, garantías de elecciones libres y democráticas, período de transición no superior a 12 meses, definición de un programa de transición tras consultas con los diferentes actores políticos del país y creación de un gobierno de unidad nacional para el período de transición), aunque luego se echó atrás al no responder el CSE a sus peticiones; participó en las jornadas nacionales de consulta, pero no reconoció sus resultados por considerar que el CSE había manipulado las reuniones.<br /><br />Tampoco el partido tiene una postura unificada: la vieja guardia de compañeros de Daddah es partidaria de boicotear al CSE y unirse a la oposición, dudando de la utilidad de unas elecciones tuteladas por la jefatura militar y con la participación de candidatos militares. Sin embargo, los “recién llegados” al partido (mayoritariamente dirigentes tribales y ex ministros que ingresaron en el BFD tras la disolución del partido de Mu‘awiyya Uld al- Taya‘) son partidarios de seguir apoyando al régimen y convencerlos de que no presenten candidaturas en las próximas presidenciales.<br /><br />Para el BFD, la solución pasa por los “tres noes”: no al regreso del anterior presidente; no a la presentación de candidaturas de militares o de miembros de las fuerzas de seguridad en las elecciones presidenciales de junio; y no a la modificación de la Constitución en las circunstancias actuales. La oficina ejecutiva del BFD presentó el 3 de febrero la Declaración para salir de la crisis, en árabe y en francés, en la que se compromete a estar abierta al diálogo con todas las partes. Para el BFD, la superación de la actual crisis política e institucional se basa en las siguientes estrategias:<br /><br />1. No regresar a la situación previa al 6 de agosto, lo que significa alejar de la vida política al presidente depuesto.<br /><br />2. Rechazar cualquier modificación de la Constitución en las circunstancias actuales.<br /><br />3. El ejército debe abandonar el poder y no debe presentarse a las elecciones presidenciales, ya que ello no hará sino acentuar el aislamiento internacional y agravar las sanciones.<br /><br />4. Garantías suficientes para la celebración de elecciones presidenciales libres y transparentes a las que no podrá presentarse como candidato ningún miembro de la autoridad de transición ni podrán apoyar a ningún candidato, al contrario de lo que ocurrió en las elecciones de 2007.<br /><br />5. La formación de un gobierno de unidad nacional que dirija el país durante el período de transición constituido por los partidos con representación parlamentaria y por todos aquellos que tengan base popular.<br /><br />6. La creación de una comisión electoral nacional e independiente consensuada que supervise el proceso electoral.<br /><br />7. El llamamiento a un diálogo inmediato entre todos los actores políticos mauritanos (CSE, partidos políticos que apoyan a la junta militar, los partidos opuestos al golpe, las otras fuerzas políticas y los parlamentarios) que cuente con el apoyo de actores regionales e internacionales, con el fin de trazar una hoja de ruta consensuada que permita al país salir de la crisis..<br /><br />El Partido Mauritano de Unión y Cambio (Hatim), de Saleh Uld Hanana, la Alianza por la Justicia y la Democracia/Movimiento de Reforma, de Sar Ibrahima, el Movimiento de Democracia Directa, de Uld Rabbah y disidentes del PNDD-ADIL, que estaban antes en la oposición, consideraron el golpe como algo necesario.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">3. Las fuerzas opuestas al golpe<br /></span></em><br />Trece partidos opuestos a la acción militar, algunos con representación parlamentaria, formaron el denominado Frente Nacional para la Defensa de la Democracia (FNDD) (al-Yabha al-Wataniyya li-l-Difa‘ ‘an al- Dimuqratiyya), el otro gran actor de la crisis. El FNDD incluye a la Alianza Popular Progresista (APP), de Masuud Uld Buljayr (presidente del Parlamento), el Pacto Nacional para la Democracia y el Desarrollo (PNDD-ADIL), dirigido por Bigel Uld Hamid, la Agrupación Nacional para la Reforma y el Desarrollo/Tawasul, dirigido por Muhammad Yamil Uld Mansur, legalizado después de las presidenciales de 2007, la Unión de Fuerzas de Progreso de Muhammad Uld Maulud, y otros nueve partidos minoritarios. Además, el FNDD cuenta con el apoyo de la mayor parte de los sindicatos y de un referente de la autoridad islámica en el país, el Centro de Formación de Ulemas (Markaz Takwin al-‘Ulama’), dirigido por el sheyj Muhammad al-Hasan Uld Dedew, dado que la ideología que sustenta a este Centro vio satisfechas algunas de sus reivindicaciones por parte del régimen de al- Sheyj Abdallah: la legalización de un partido islamista (Tawasul), la construcción de una mezquita dentro del palacio presidencial y la declaración del viernes como día festivo. Hay que tener en cuenta que Uld Dedew había sido encarcelado en varias ocasiones bajo el régimen de al-Taya‘ y que pocos días después del golpe de Estado de 2005 fue puesto en libertad por el Consejo Militar para la Justicia y la Democracia.<br /><br />Este conglomerado de fuerzas exige el retorno al orden constitucional y la restitución a sus cargos del presidente y el primer ministro depuestos, no reconoce al nuevo primer ministro y reclama la no injerencia del ejército en las cuestiones políticas. Rechazó participar en las Jornadas Nacionales de Consulta y ha anunciado que boicoteará las elecciones presidenciales, ya que sólo reconoce la autoridad legal del presidente depuesto al-Sheyj Abdallah, quien hizo pública, el pasado 22 de enero, una iniciativa para solucionar la crisis que se articula en torno a cuatro ejes de actuación: el alejamiento del ejército de la escena política; la restauración de las instituciones legítimas surgidas de las elecciones de 2006 y 2007, a través de la devolución de sus prerrogativas al presidente de la República; la Constitución como referente para abordar las cuestiones nacionales y la ejecución de las recomendaciones de la clase política, incluida la organización de elecciones presidenciales y parlamentarias anticipadas.<br /><br /><em><span style="color:#ff6600;">4. El Parlamento</span></em><br /><br />Como hemos señalado, más de la mitad de los parlamentarios apoyaron el golpe y la mayoría apoyó la formación del nuevo gobierno. A finales de noviembre, la mayoría parlamentaria aprobó introducir enmiendas en sus estatutos en virtud de las cuales se podía expulsar a parlamentarios, entre ellos al propio presidente del Parlamento, por ausencia continuada de las sesiones. De esa manera, y ese era su objetivo, podían destituir tanto a Masuud Uld Buljayr como a los parlamentarios de los partidos que conforman el opositor FNDD, ya que dichos parlamentarios consideran inconstitucional el Parlamento en ausencia del presidente del Estado democráticamente elegido y boicotean sus sesiones.<br /><br />Por lo tanto, hoy por hoy, la mayoría parlamentaria ratifica la estrategia iniciada por las nuevas autoridades a través de las Jornadas Nacionales de Consulta. Tras esas jornadas, denominadas pomposamente “Estados Generales de la Democracia”, el Parlamento, en sesión extraordinaria celebrada el 9 de enero, aprobó un documento denominado Hoja de ruta que incluía diversas estrategias de acción para salir de la crisis institucional: el establecimiento de un período de transición que debe oscilar entre 12 y 14 meses; la celebración de elecciones presidenciales libres y transparentes; la necesidad de que cualquier persona con cargo público e influencia renuncie a su cargo antes de presentar su candidatura a las elecciones; la creación de una junta electoral independiente; la introducción de enmiendas constitucionales que limiten las atribuciones del presidente; la concesión al Parlamento del derecho a cesar al presidente; la limitación del derecho del presidente a disolver el Parlamento en determinadas condiciones; introducir cambios en la forma de elegir y destituir al presidente del Parlamento; y la constitución de un gobierno de unidad nacional que dirija los asuntos del país durante el período de transición.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La sociedad internacional y la crisis mauritana</span><br /><br />Diversos organismos internacionales y potencias occidentales, afectados por la interrupción del proceso democrático en Mauritania, han adoptado diferentes posturas para buscar una solución a la crisis política e institucional del país. El principal debate entre esos organismos internacionales se centra en la conveniencia o no de imponer sanciones selectivas que, en principio, sólo deberían afectar a los miembros del CSE y del gobierno, puesto que todos están de acuerdo en la necesidad de un diálogo mauritano y de la restauración del orden constitucional, si bien los mecanismos planteados para lograrlo difieren.<br /><br />Uno de los primeros organismos internacionales en reaccionar fue la Unión Africana, que desde entonces lleva la iniciativa para buscar una solución consensuada a la crisis.<br /><br />La Unión Africana (UA) ha abordado la cuestión del golpe de Estado en Mauritania, y del golpe de Estado en Guinea (23-12- 2008) y la intentona militar en Guinea Bissau (5-8-2008), como una oportunidad para afirmar su autoridad y su rechazo a cualquier levantamiento militar que tenga lugar en el continente africano, siguiendo los principios que aparecen en su Carta Fundacional de 1999. Así, ha presionado para que pusieran en libertad al presidente destituido, ha exigido la liberación de los detenidos y la reactivación de las instituciones democráticas. La UA suspendió en agosto la condición de país miembro de Mauritania, hasta que “recobre un gobierno constitucional”, de manera que no pudo participar oficialmente en la última cumbre de la organización celebrada en Addis Abeba el pasado 1 de febrero, aunque sí estuvieron en la capital etíope dos delegaciones mauritanas: una gubernamental, presidida por el ministro de Asuntos Exteriores, Muhammad Mahmud Uld Muhammadu, y otra de la oposición, del FNDD, dirigida por Masuud Uld Buljayr, presidente del Parlamento. La reunión de la UA en Addis Abeba decidió apoyar las conclusiones a las que había llegado su Consejo de Paz y Seguridad, que exigía el retorno del orden constitucional, y las decisiones que tomara en adelante respecto a Mauritania, y por lo tanto ha reafirmado la decisión adoptada el pasado 5 de febrero sobre la imposición de sanciones individuales a los miembros del CSE y a todos aquellos que participan en la gestión del nuevo gobierno, tanto si son civiles como si son militares. Las sanciones incluyen: restricciones en los viajes, prohibición de obtención de visados, congelación de cuentas y posibilidad de persecución judicial. Y lo que puede ser más preocupante para el nuevo régimen mauritano es que la UA amenaza con internacionalizar el conflicto planteando la cuestión ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ahora bien, no hay que olvidar que en el seno de la UA hay diferentes posturas respecto a la crisis política mauritana, ya que países como Libia, Senegal, Gambia y Tanzania han mostrado una cierta comprensión hacia la agenda política del CSE, se han mostrado dispuestos a colaborar en la preparación y celebración de las elecciones presidenciales de junio y han rechazado la postura oficial de la UA que califican de excesivamente “dura”.<br /><br />El Grupo de Contacto creado a instancias de la UA y formado por la Unión Europea, la Liga Árabe, la Organización de la Conferencia Islámica, la Organización Internacional de la Francofonía y la ONU, sigue de cerca la evolución de la situación en Mauritania. En la última reunión, celebrada en París el 20 de febrero, estableció una “hoja de ruta” en la que se hace eco de las diferentes iniciativas planteadas por los actores locales, regionales e internacionales –entre ellas la iniciativa franco-qatarí, apoyada por España y Libia, de mediación entre las partes–, y que defiende la formación de un gobierno nacional presidido por la mayoría parlamentaria en el que participen todos los actores en conflicto, pero en el que el ministerio del Interior, encargado de supervisar las elecciones, y la presidencia del Parlamento estén en manos de la oposición, la dimisión de al-Sheyj Abdallah y de Abdelaziz antes del periodo fijado por la ley para la presentación de candidaturas y que el presidente del Senado, en virtud de la Constitución, sea quien dirija el país hasta las elecciones presidenciales.<br /><br />La prioridad del Grupo de Contacto es llegar a una solución consensuada que elimine las sanciones y anule la posibilidad de una internacionalización de la crisis con la intervención del Consejo de Seguridad. Esta hoja de ruta insta a un diálogo entre todas las partes bajo los auspicios de la UA; a la celebración de elecciones presidenciales libres y transparentes organizadas por instituciones con legitimidad y bajo la égida de un gobierno neutral en el marco de una solución “global, pacífica y democrática” aceptable para el pueblo mauritano y para la comunidad internacional; a acelerar el regreso al orden constitucional; a rechazar cualquier paso o iniciativa unilateral; a un diálogo político nacional de todos los partidos bajo los auspicios del presidente de la UA, el dirigente libio Muammar al-Qaddafi, con la participación de las organizaciones internacionales; a un seguimiento de los acontecimientos en el país y a una nueva valoración de la situación a finales de marzo. El dirigente libio ya ha puesto en marcha una iniciativa para mediar entre las partes con su intervención personal en la cuestión. Durante la visita que realizó a Mauritania en marzo, al-Qaddafi se reunió con las partes en conflicto, pero su iniciativa fue rechazada por el frente de oposición al nuevo régimen, ya que básicamente la mediación libia había adoptado los postulados de los golpistas: nuevas elecciones en junio a las que se podrá presentar cualquiera, incluido pues Abdelaziz, siempre y cuando renuncie al uniforme militar, y la aceptación de la nueva realidad, es decir, el derrocamiento del presidente electo al-Sheyj Abdallah.<br /><br />En el entorno del Magreb, Marruecos ha reconocido a las nuevas autoridades y Argelia ha tomado la posición contraria. En tanto que principal donante en Mauritania (117 millones de euros entre 2002 y 2007 en concepto de ayuda al desarrollo), la Unión Europea también se movilizó rápidamente ante la destitución del presidente electo. Si bien ha rechazado las medidas de excepción impuestas por la junta militar y ha amenazado en varias ocasiones con imponer sanciones si no se restablecía el orden constitucional, parece que progresivamente ha mostrado una mayor flexibilidad ante la nueva situación creada en Mauritania. Pero no por ello hay que infravalorar la labor de los embajadores de la UE en Mauritania, que desplegaron una intensa actividad diplomática tras el golpe militar basada en encuentros con el presidente el CSE, con dirigentes de partidos políticos y representantes de la sociedad civil para buscar una fórmula de consenso para salir de la crisis en virtud de los Acuerdos de Cotonou, que incluyen el respeto de los procesos democráticos y del estado de derecho. Francia ha decidido congelar sus proyectos de cooperación pública al desarrollo en Mauritania, a excepción de los programas de ayuda humanitaria y de alimentos, medida adoptada tras el anuncio de Estados Unidos de suspender toda la ayuda no humanitaria al país africano.<br /><br />La Administración estadounidense presionó, desde el principio, para que las autoridades militares pusieran en libertad al presidente destituido. Ha suspendido la ayuda militar y al desarrollo, no así la ayuda humanitaria, y ha restringido los viajes de los miembros del CSE a EEUU. Con el anterior gobierno había comenzado negociaciones para aumentar la cooperación militar, pero el entonces presidente Bush anunció en diciembre que a partir del primero de enero de 2009 se anulaba el régimen de ventajas comerciales que disfrutaba Mauritania como respuesta al golpe. Es significativo que para la celebración de la investidura del nuevo presidente de EEUU, Barack Obama, el pasado 20 de enero, la Administración invitara en Washington al ex embajador mauritano, Yahya Ibrahim, representante del gobierno del presidente destituido. En cualquier caso, EEUU ha mostrado su apoyo a las decisiones tomadas por la UA.<br /><br />Otros organismos internacionales han seguido, más o menos, los pasos trazados por la UA, la UE y EEUU. Así, por ejemplo, la OTAN ha suspendido las actividades conjuntas con Mauritania y ha exigido el retorno de la democracia al país (Mauritania es uno de los siete países miembros del Foro Diálogo del Mediterráneo que reúne a los países de la Unión del Magreb Árabe –excepto Libia–, Egipto, Jordania e Israel y los países de la OTAN), y la ONU ha exigido que el presidente destituido forme parte en la búsqueda de una salida a la crisis política.<br /><br />Sin embargo, tanto la Liga Árabe como la Comunidad de Estados del Sahel y del Sáhara, que aglutina a 28 países, entre ellos Mauritania, se han distanciado más de las iniciativas de la UA. A pesar de que el Secretariado General de la Liga Árabe emitió un comunicado expresando su gran preocupación por lo sucedido, exigiendo la preservación del proceso democrático en el país y exhortando a todas las partes a un diálogo nacional para buscar una solución política a la crisis que garantice la legalidad constitucional y el regreso de las instituciones democráticas, también ha rechazado la política de imposición de sanciones con el argumento de que afectarían al pueblo y no tendrían los resultados esperados, al igual que la Comunidad de Estados del Sahel y del Sáhara que es partidaria de que las nuevas autoridades mauritanas prosigan su proceso de regreso al orden constitucional a través de las próximas elecciones, a las que asistirá como observador.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La salida consensuada<br /></span><br />Todos los actores locales han calificado la “hoja de ruta” trazada en la última reunión del Grupo de Contacto, celebrada en París el 20 de febrero, como elemento positivo para resolver la crisis. El CSE porque aleja la posibilidad de un endurecimiento de las sanciones y hace un llamamiento a un diálogo nacional, en cuyo marco ha hecho las siguientes propuestas: la disposición de Abdelaziz a renunciar al poder y a su cargo militar antes de la celebración de las elecciones que deberán ser supervisadas por la comunidad internacional (lo cual le permitirá presentarse como candidato presidencial, presumiblemente arropado por un partido de nueva creación). También es igualmente positiva pare el FNDD, porque rechaza cualquier actuación unilateral por parte de la jefatura militar y mantiene las sanciones individuales impuestas por la UA a los miembros del CSE y del gobierno, de manera que ya se ha mostrado dispuesto a dialogar con las autoridades militares bajo los auspicios de la UA. Finalmente, también para el Bloque de Fuerzas Democráticas, porque el comunicado recoge algunas de las propuestas lanzadas por esta formación política para salir de la crisis (creación de un gobierno de unidad nacional que organice y supervise el próximo proceso electoral).<br /><br />Mientras tanto, el CSE está desarrollando una gran actividad para tratar de silenciar a la oposición del FNDD, cuyo cuartel general se encuentra situado ahora en Lemden, el pueblo natal de al-Sheyj Abdallah. Uno de los máximos exponentes de la oposición, Masuud Uld Buljayr, presidente del Parlamento, se arriesga a ser destituido, al igual que los diputados opuestos al régimen. No es el caso de la figura de Daddah y de su partido que han adoptado una postura ambigua que puede permitirles sobrevivir hasta las anunciadas elecciones.<br /><br />En conclusión, con la “hoja de ruta” del Grupo de Contacto sobre la mesa, lo único que hace falta, hoy por hoy, es cierta flexibilidad en las posturas de las partes enfrentadas, un cierto pragmatismo que ayude a encontrar la salida consensuada a la crisis política e institucional mauritana y permita retomar el proceso de transición democrática iniciado en 2005, e incluso fortalecerlo.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-13320844287634849862009-04-22T14:48:00.001-05:002009-04-22T14:58:11.819-05:00CHINA, AUSTRALIA Y LOS EE.UU. “HECHOS Y REALIDADES”<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9WQ_pJKTpX6qO7cJ_bvxs_RdI7wuEJJW5gIKWrI1Gt_9zCrDOey0PHOgZktl59WCVwmBS8Y_SCmCuyU0dYa4X5b-NVvkbcIkAni2Z4bJNycYqmiL6iEF__eNzeA5pAs9JdV433WcdDWbQ/s1600-h/LPX-u13853626.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327607503021159858" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 211px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9WQ_pJKTpX6qO7cJ_bvxs_RdI7wuEJJW5gIKWrI1Gt_9zCrDOey0PHOgZktl59WCVwmBS8Y_SCmCuyU0dYa4X5b-NVvkbcIkAni2Z4bJNycYqmiL6iEF__eNzeA5pAs9JdV433WcdDWbQ/s320/LPX-u13853626.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Gustavo Cardozo</em></strong><br /><br /><span style="color:#ff6600;">Introducción</span><br /><br />Históricamente Australia ha sido un país destacado en Asia-Pacifico. Luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, y en pleno proceso de bipolaridad, su rol en la lucha contra el comunismo en la región fue elogiado por Inglaterra y los Estados Unidos (EE.UU.)<br /><br />Años después de la participación australiana en Vietnam, el país integró la coalición encabezada por Washington en la lucha contra el terrorismo internacional en Afganistán e Irak, y en otras zonas de conflictos envió tropas para restaurar el orden como Timor oriental. Sin bien el vínculo político entre Canberra y Washington ha ido de la mano, distinta realidad se halla en la sociedad comercial. Según la visión de analistas internacionales, la alianza económica no ha llegado a su punto máximo de estrechamiento siendo el factor de mayor inestabilidad a futuro.<br /><br />Recientemente Australia y los EE.UU. celebraron el segundo aniversario del U.S.-Australian Free Trade Agreement (AUSFTA) con pocos resultados concretos. Las reiteradas protestas sobre el TLC fomentaron que la Administración Howard buscara reflotar el Acuerdo ANZUS integrado conjuntamente con Nueva Zelanda y Washington en 1951, en un intento por variar la opinión publica. En el balance, AUSFTA simboliza un mecanismo político más que económico, ya el mismo no subsanó las demandas australianas frente al proteccionismo norteamericano.<br /><br />En contraste a las ofertas económicas y políticas de Occidente, China ha optado por no ejercer demasiadas presiones. En la teoría de los “Tres Mundos” concebida por Mao Zedong, Canberra era considerado como “Segundo Mundo”; países con los cuales Beijing podía entablar un frente común contra las grandes potencias del “Primer Mundo”. Al enfrentarse el Partido Comunista Chino (PCCh) a los soviéticos en el “Tercer Mundo”, se vuelca al “Segundo Mundo”, sin embargo el gigante asiático mantuvo el status quo regional.<br /><br />Actualmente el gobierno australiano mira con reserva el ingreso de productos chinos a la región aunque se muestra dispuesto a progresar en la cooperación con Beijing, especialmente en el tema energético. Sin embargo, esta el hecho que Australia es considerado el deputy-sheriff de Washington en Asia. Canberra debe determinar los limites de su actuación, especialmente en su vinculo con la República Popular China (R.P.Ch)<br /><br />En el presente trabajo analizaremos aspectos del acuerdo de libre comercio entre Washington y Canberra, el factor económico chino y el panorama de la cooperación energética sino-australiana frente a la presencia norteamericana en Asia-Pacifico.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">1.1- Washington y Canberra: ¿Cooperación o desencuentros?<br /></span><br />Australia es considerada una de las economías más abiertas del Pacifico. El tamaño de sus exportaciones e importaciones alcanzan un nivel mundial del 1,086% y 1,208%, siendo el ritmo de avance de las ventas más lento con respecto a la elevada tasa de crecimiento de las compras internacionales (1). El mercado exterior australiano se ha apoyado en el sector agrícola fomentando una política de liberalización como parte integral de su economía. El país desarrolló TLC con Estados Unidos, Nueva Zelanda, Singapur, Tailandia, y mantiene conversaciones con China y Japón.<br /><br />Australia integra junto con otros productores agrícolas mundiales (Argentina y Brasil principalmente) el prestigioso Grupo Cairns de comercio. El interés de Canberra de plasmar el mismo se debió a la búsqueda de reformas comerciales en el seno del GATT (hoy OMC), en el rubro agricultura. Es por ello que a más de un año de la entrada en vigencia del Tratado con Washington, sectores ligados a la economía consideran que los avances no son significativos. Por otro lado, la política de comercio bilateral que EE.UU. abordó con varias naciones, entre ellas Australia, responde a la lógica norteamericana de acrecentar su potencial de negociación multilateral frente a las Rondas de Doha.<br /><br />Los ajustes del Acuerdo se iniciaron en marzo de 2003 y finalizaron en febrero de 2004: el texto final fue firmado el 18 de mayo de 2004 y entró en vigor en febrero de 2005. Según datos del Ministerio de Economía de Australia, el intercambio comercial entre ambas economías está estimado en 28.000 millones de dólares anuales (2). El TLC facilita que el 99% de los productos fabricados en Estados Unidos ingrese libre de impuestos al mercado australiano, en tanto, un 97% de los productos de este mercado accede en similares condiciones al estadounidense. No obstante, la balanza comercial continua siendo deficitaria para Canberra, representando las exportaciones el 4,7% y las importaciones el 5,7% (3).<br /><br />Delegaciones de ambos Estados trabajan en la búsqueda de ajustes en temas agrícolas. Para ello se creó un comité sobre medidas sanitarias y fitosanitarias y un grupo técnico de trabajo permanente zoosanitario y fitosanitario. Australia ha logrado acrecentar sus ventas de carne vacuna a Japón y Corea del Sur, debiendo disminuir sus envíos a EE.UU. producto de las trabas para ingresar a esos destinos. Documentos de Comercio Exterior revelan que las exportaciones al mercado norteamericano en el 2006 fueron de 24.756 toneladas, disminuyendo más del 14% en comparación con años anteriores (4). EE.UU. ha alternado el sistema de cuotas de importación entre Australia y otro gran exportador mundial de carne vacuna: Argentina.<br /><br />Canberra y Washington han encontrado en los time-table sectores sensibles como el azúcar y algodón. Con respecto al primero, Australia exportó en el periodo 2005-06 más de 4 millones de toneladas por un valor de 1.000 millones de dólares. El primer Ministro Howard debió excluir del TLC la comercialización del azúcar, mencionando al respecto: "A lo que me enfrenté durante el fin de semana es a la decisión de que íbamos a desperdiciar un acuerdo que le dará enormes beneficios al resto de la economía porque no podíamos lograr un acceso adicional para la industria azucarera" (5). En contraste, Jim Pederson portavoz de los cultivadores de caña de azúcar de Sydney, describió la decisión de dejar fuera del acuerdo al azúcar “decepcionante".<br /><br />Informes de Oxfam Internacional destacan el dumping estadounidense como el principal motivo de la caída mundial de los precios de algodón. Australia ha buscado fortalecer sus exportaciones en mercados asiáticos como; China, Japón, la República de Corea y Tailandia, frente a la competencia norteamericana. Matthew Coghlan, responsable de la Política de Comercio Regional de Oxfam, en una reunión llevada a cabo por el APEC, señaló: "Un TLC basado en el modelo norteamericano de profunda y rápida liberalización más las provisiones y compromisos con la Organización Mundial de Comercio generarán problemas.....los miembros de APEC deben avanzar con cautela antes de acogerse a un pacto comercial con Estados Unidos, ya que de hecho las negociaciones amenazan a las naciones en desarrollo con duras condiciones que tendrán un impacto negativo en su desarrollo” (6). El Acuerdo bilateral con EE.UU. continuará generando voces de alerta en tanto Washington no posibilite reducir los subsidios a su producción agrícola con millones de dólares salidos de los bolsillos de sus contribuyentes.<br /><br />El impacto de los créditos a la exportación de EE.UU. de acuerdo al panel Don Russel, Ex Embajador de Australia en EE.UU. expresó: ”It would be wrong to conclude from the foregoing that the United States is of diminishing interest to Australia.....It is true that Australia has been a major beneficiary of Asian growth, Chinese growth in particular, and that the United States has become of declining importance to Australia as an export market” (7). Los principales mercados de importación para Canberra son; EE.UU. (16,0%), Japón (12,5%), China (11,0%), Alemania (6,1%), Reino Unido (4,2%) (2003), exportando mayoritariamente a Japón (18,2%), EE.UU. (8,8%), China (8,4%), Nueva Zelanda (7,6%), Corea del Sur (7,5%) (8).<br /><br />La economía australiana también se ha basado en la creación de iniciativas tecnológicas y de innovación para sus empresas a través de su programa denominado Tecnologías Emergentes de Comercialización (COMET). El gobierno australiano inició una inversión de 100 millones de dólares durante el periodo 2004 hasta fines de 2011, fomentando la inserción de dichas tecnologías en el mercado internacional. El Tratado de AUSFTA se transformó en una herramienta de posible asociación entre corporaciones tecnológicas australianas y norteamericanas. Australia no solo posee el tercero mercado de telecomunicaciones y de Internet más extenso de Asia-Pacífico, asimismo representa una plataforma de ingreso hacia los consumidores chinos.<br /><br />El diagnóstico nos lleva a determinar que si bien Australia y Estados Unidos se asisten en temas de interés estratégico, nada hace suponer que dicha postura se mantenga en los carriles comerciales: AUSFTA motiva interrogantes. Por otro lado, el crecimiento económico de la R.P.Ch promueve al gobierno australiano a aceptar el incremento de la influencia china como el cambio más trascendental en las próximas décadas. Los vínculos que se desarrollen entre Beijing y Canberra serán decisivos en el equilibrio regional, principalmente porque Asia-Pacifico se anuncia como un escenario lleno de incertidumbres fruto de la nueva dinámica de comercio multilateral y el cambio en las relaciones de poder (9).<br /><br /><span style="color:#ff6600;">1.2- China Hacia El Pacifico Sur: asistencia y penetración económica.<br /></span><br />Luego del triunfo de Mao Zedong en 1949, las potencias Occidentales desarrollaron una estrategia de contención sobre el movimiento comunista internacional a través de la formula del “Rechazo Estratégico”10. En Oceanía, la línea Ecuatorial Sur estuvo delegada a los aliados de ANZUS, Australia (en Melanesia) y Nueva Zelanda (en Polinesia), transformando mas del 20% de la geografía mundial en “pasillos norteamericanos” o según los términos del analista en geoestrategia Halford John MacKinder en “Heartland de Euroasia” (11).<br />A fines de los ‘70 Beijing “accedió” a la influencia de Occidente en Oceanía. La R.P.Ch buscó por todo los medios que el tratado de ANZUS se mantuviera firme frente a la contención anti-soviética. Esta situación no impidió años después, cuando la caída de Moscú era inminente, que el liderato del PCCh altere su postura “pro-occidental espontánea” por una “china” (12). Empero, los esfuerzos chinos se han acrecentado en el inicio del siglo XXI en donde la potencia asiática explora acentuar sus márgenes estratégicos en el Pacifico Sur por medio de una mayor interacción económica con Australia, país tradicionalmente aliado de EE.UU.<br /><br />En una entrevista llevada a cabo al Primer Ministro australiano John Howard, por motivo de su décimo aniversario en el poder, manifestó: “Australia would be crazy not to cultivate its economic relationship with China” (13). La relación comercial entre Canberra y Beijing aumentó en más de un 248% para el 2006, en contraste, el intercambio con el mercado norteamericano solo progreso un 13%: China se perfila más significativamente para el desarrollo comercial de Australia que los EE.UU. El Director General de Asuntos de América del Norte y Oceanía de China Liu Jieyi, manifestó a la prensa: “El establecimiento del área de libre comercio entre China y Australia y entre China y Nueva Zelanda no sólo es beneficioso para la promoción del intercambio económico, comercial e inversionista bilateral sino también para el fomento del desarrollo de la región de Asia y el Pacífico y para el proceso de liberalización comercial global” (14).<br /><br />La dinámica de comercio de la economía china como exportadora mundial de manufacturas incentiva a Australia aumentar sus negocios con ese país. Durante el periodo 2003-2006 las ventas australianas al gigante asiático se ubicaron en 112 millones de toneladas, un 71% mas que años anteriores (15). El Ministro de Comercio de Australia, Hon Warren Truss aseguró: “China’s emergence as a major industrial power has been one of the most significant global developments of the past 25 years. Australia is particularly well-placed to benefit from China’s expansion because of our complementary economies and our geographical proximity” (16).<br /><br />La industria agrícola australiana ha exportado al mercado chino por montos superiores a los 1,3$ Billones (Dólar australiano)), transformándose en el tercer destino en importancia. Por su parte, la producción algodonera encontró buena recepción en los mercados del gigante asiático con ventas estimadas en 505$ millones para comienzos del 2006. Li Peng, Máximo Legislador del PCCh de regreso de su visita a Sydney, indicó sentirse complacido con el fuerte impulso de desarrollo de los intercambios bilaterales y las amplias perspectivas de progreso existentes en varios ámbitos (17).<br /><br />Australia y China avanzan en las negociaciones de un TLC que permita mejorar las posibilidades comerciales, financieras y socio-económicas entre sus pueblos. Dicho Acuerdo posibilitará eliminar o reducir gran parte de las tarifas y barreras en el intercambio bilateral. Los aranceles impuestos por China a los productos agrícolas rondan en el 15,3%, Australia aplica un promedio del 1,3% e insta a Beijing a reducir 15 puntos el arancel para carne vacuna18. Asimismo, las discrepancias están planteadas por los sectores agrícolas y de servicios chinos menos industrializados que sus pares australianos y por ello más sensibles a la competencia extranjera.<br /><br />Con respecto a los minerales industriales, las cuotas no son tan elevadas, principalmente por el gran crecimiento urbanístico que ha sufrido China en estos últimos años transformándose en un notable productor y consumidor de cemento, acero, zinc y aluminio. Chen Haoran, Presidente de la Cámara de Comercio de Importación y Exportación de Metales, Minerales y Químicos de China declaró: “Es la primera vez en más de dos décadas que las exportaciones de acero del país han sobrepasado las importaciones” (19).<br /><br />La Administración Howard además se ha interesado en profundizar los canales de cooperación en el área de servicios. Actualmente más de 81.000 estudiantes chinos realizan sus carreras de grado y post-grado en Instituciones Educativas de Australia. Esta realidad demuestra que ambos Estados poseen complementariedad y que cuentan con grandes oportunidades para la cooperación en el futuro. A inicios de 2005 Canberra le concedió a China el status de economía de mercado, con ello se espera que se concluya el TLC y el intercambio bilateral se ubique en la próxima década, según datos oficiales, en 18.200 US$ millones para Australia y 64.000 US$ millones para China (20).<br /><br />Luego del efecto Tiannanmen, la R.P.Ch amplió su integración en la región de Asia-Pacifico transformándose en un puente de comercio entre el Japón y las economías de los NIC’s (Nuevos Países Industrializados), y sirviendo como nexo entre estas y los EE.UU (21). En el caso de Australia, expertos chinos en temas asiáticos consideran que este país fue modificando su accionar en el campo de las relaciones internacionales con China, aunque en ciertas situaciones se mostró “vacilante”. Por el momento, Beijing no ha manifestado disconformidad con el accionar de Canberra esencialmente porque sus intereses no han sido afectados y no se visualiza una disputa de liderazgos en la medida que la influencia china no traspase los limites del hemisferio Occidental Sur del Pacífico, región tradicionalmente bajo influencia australiana.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">1.3- Australia y China: Nueva Esfera Oceánica..<br /></span><br />El crecimiento del PBI chino en estos últimos años fue acompañado por un incremento sostenido del consumo energético nacional. Actualmente, la R.P.Ch emplea el 11% de la producción de energía a nivel mundial, transformándose en el segundo mayor consumidor del planeta. El régimen chino ha impulsado un programa de modernización tecnológica y procedimientos para el ahorro de energía con el fin de maximizar el progreso industrial.<br /><br />China busca transformarse en una economía autosuficiente en el desarrollo de reactores nucleares. El Presidente Hintao acrecentó las alianzas con países productores de uranio a fin de garantizar el aprovisionamiento en años venideros. Sin bien Beijing ha podido cubrir sus demandas internas con la explotación de minas en la provincia de Xinjiang, también importa insumos desde la Ex Repúblicas Soviéticas y ahora lo hará desde Australia. El economista Javier Cuñat Tamarit manifiesta: “A raíz de esta circunstancia, se ha llegado recientemente a una cuerdo de cooperación con Australia en el uso pacífico de la energía nuclear y la minería de uranio. El citado pacto disminuirá el riesgo de una posible y hostil reacción china al acuerdo entre India y Estados Unidos y facilitará un inevitable entendimiento con occidente” (22).<br /><br />Beijing se encuentra en una etapa de desarrollo del sistema denominado Pebble Bed Modular Reactor (PBMR) o Reactor Modular de Lecho de Bolas a los efectos de maximizar la producción de este recurso. En este contexto, la alianza energética con Canberra puede potenciarse. Ma Kai, Ministro encargado de la Comisión Estatal de Desarrollo y Reforma del China, en el margen del Foro Boao para la Conferencia Anual de Asia, indicó: “China y Australia ya han establecido una asociación en cooperación energética que incluye un mecanismo de diálogo...Australia tiene abundantes recursos energéticos mientras China tiene un enorme potencial de mercado en recursos energéticos, lo cual hace a ambas partes mutuamente complementarias” (23).<br /><br />En el caso del Gas Natural Licuado (GNL), Beijing estableció un marco de asistencia por parte de Australia, país con abundancia de este recurso. En reunión llevada a cabo entre el Primer Ministro del Consejo de Estado Chino We Jiabao y el Mandatario Howard en Junio de 2006, se firmo un acuerdo de abastecimiento de Gas australiano por un periodo de 25 años (China es el mayor consumidor del mundo). También se prevé la exportación de carbón: el consumo chino pasó de 1.300 millones de toneladas a 1970 millones de toneladas en un periodo de cuatro años 2000-2004.<br /><br />La elección de George Bush como Presidente de los Estados Unidos incidió fuertemente en el mapa geopolítico de Asia, especialmente luego del 11-S. La R.P.Ch enfrento producto de esta realidad dos obstáculos puntuales: Primero, la inestabilidad en Oriente Medio condujo a Beijing a buscar nuevos exportadores de hidrocarburos en zonas más “estables” de África y Latinoamérica. La segunda cuestión respondió al temor chino de un aumento de la escalada de violencia en el mar meridional de China, la isla de Sumatra y el estrecho de Malaca, resultado de las disputas territoriales existentes con algunos miembros de la ASEAN con incidencias en su comercio regional.<br /><br />En el caso de Australia, este país asumió una posición de dinámica alineación con los EE.UU. en un claro intento de ocupar una posición más comprometida con Washington, independientemente de los cuestionamientos planteados por algunos países asiáticos como Malasia. Asimismo, la posición de Canberra en el vinculo energético con Beijing se amplia cada año y representa un paso estratégico en la medida que ambos países trabajen conjuntamente en las rutas comerciales oceánicas, las cuales no exentas de problemas son muy necesarias para la seguridad estratégica de ambas naciones.<br /><br />El actual desafío que presenta el entorno internacional energético, caracterizado por precios ascendentes de las materias primas, gran demanda por parte de los países en desarrollo, incertidumbre del futuro abastecimiento de hidrocarburos motivo de la inestabilidad política en regiones de tradición productora y exportadora, motivan a Australia y China a incrementar sus niveles de cooperación a los efectos de subsanar sus demandantes de energía (en el caso chino), fundamentales para garantizar la eficiencia de diversificación energética.<br /><br />Es importante precisar que los vínculos sino-australianos pueden encontrar limitaciones en la medida que Canberra se vea sujeta a la “Doctrina Bush” que Washington emplea en Oriente Medio y ahora pretende extender a Europa del Este al mejor estilo de la Guerra Fría. Si bien Australia asume este concepto (guerra preventiva) solo en caso de ver afectada su integridad territorial, la misma implicó efectos colaterales con ciertas economías asiáticas y China no siempre será la excepción. Este contexto demuestra la necesidad de profundizar el análisis sobre el papel de la energía como factor coercitivo del proceso de integración mundial y como posible instrumento de un nuevo auge del “proteccionismo” como mencionan ciertos autores (24).<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conclusiones<br /></span><br />No es posible concluir el análisis sin mencionar la evolución y perspectivas de los vínculos bilaterales entre Australia y China. Si bien la cooperación energética se ha incrementado, todavía se haya en una fase de consolidación. La extensión de los contactos político-diplomáticos y entre diversos sectores, hablan de un mutuo interés, situación que contribuye a promover un mayor conocimiento mutuo y el aprovechamiento del potencial existente para la expansión de las relaciones recíprocas. Sectores como los de tecnología nuclear, biotecnología, exploración y explotación minera, son los que presentan, escenarios favorables para la diversificación de las relaciones.<br /><br />Sin embargo, el alineamiento de Australia detrás de los EE.UU. en la lucha contra el terrorismo internacional genera incertidumbre sobre los efectos en las relaciones con la R.P.Ch a futuro. Como lo manifiesta el analista chileno Germán Toledo Labatut: “...cabe hacer presente que Australia no tiene intenciones aparentes de renunciar a un papel hegemónico en la zona del Pacífico Sur, en el cual juega un rol preponderante en las mas diversas áreas, y cuya titularidad no pretende compartir con las potencias asiáticas” (25).<br /><br />Es evidente que una década no es suficiente para extraer conclusiones definitivas acerca de los resultados que secuenciaron mayores políticas de vinculación entre Canberra y Beijing. La confirmación dependerá de la maduración de los elementos que se han ido mencionando a lo largo de este examen: es decir, el fortalecimiento y la eficacia de ambos Estados para promover la orientación de sus políticas económica-comerciales de crecimiento a largo plazo y la ejecución de una diplomacia que contribuya a un entorno regional estable.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Notas:</span><br /><br />1 Grubel, James: Australia apunta contra los subsidios de EE.UU. y EU. Reuters.<br /><br />2 Fuente, PROCHILE., Año 2007.<br /><br />3 Australian Financial Review (AFR), July 6, 2006, p. 11. 3<br /><br />4 Australia reemplaza a EE.UU. con el mercado asiático. Informe de www.AdnMundo.com. Septiembre 2007.<br /><br />5 PROCHILE, Subdirección de Planificación y Control de Gestión Gerencia Desarrollo Estratégico.<br /><br />6 Fuente: Prensa Latina. Septiembre 2006. 4<br /><br />7 Russell, Don: Economic and Business Aspects: An Australian Perspective. Chapter. In The Other Special Relationship: The United State And Australia At The Start Of The 21ST Century.<br /><br />8 Base de Datos de Comercio Exterior http://aduanas.camaras.org.<br /><br />9 Legieng, Wolfgang, “Australian-Asian Security Comments, Entrevista con jefe de la armada de la República de Singapure, de la Real Armada Australiana y de la Armada de Pakistán”. en Revista Naval Forces N. II/2003.<br /><br />10 Pheysey, Carlos Brian: “La rivalidad diplomática entre Taiwán y la R.P.Ch en las Islas del Pacífico Sur”. Revista de Estudios Chinos. Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad de Chengchi. Pag 53-68. Año 2000.<br /><br />11 Mackinder, Halford John: “ The geografphical Pívot Of Histrory”, Geographical Journal (London) 23, año 1904.<br /><br />12 García Pío: “El regreso del Dragón. Geopolítica de Asia y Pacífico”. Bogotá, Universidad Extremado de Colombia. Año 2001. 6<br /><br />13 Rosenberger, Lief: “THE UNITED STATES AND AUSTRALIA: COMPETING ECONOMIC PERSPECTIVES”. In The Other Special Relationship: The United State And Australia At The Start Of The 21ST Century.<br /><br />14 Funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores Exponen Antecedentes de Visita del Primer Ministro Wen Jiabao al Extranjero. Agencia de noticias Xinhua. Año 2006.<br /><br />15 Fuente: Banco Mundial, World Development Report, 2006. http://econ.worldbank.org/wdr/wdr2006/.<br /><br />16 Australian Government, Department of Foreign Affairs and Trade, Año 2006. 7<br /><br />17 Xinhua, año 2006.<br /><br />18 Ibidem Pág. 6.<br /><br />19 El Universal.com/Spanish.xinhuanet.com/Reforma (Internacional). Diciembre 2005.<br /><br />20 Gobierno de Australia. Australia en el Mundo 2006. 8<br /><br />21 Wang Jisi (2004). China´s changing role in Asia. Washington D.C.: The Atlantic Council of the United States. En http://www.acus.org/docs/0401-China_Changing_Role_Asia.pdf.<br /><br />22 Cuñat Tamarit, Javier:“ China Potencia nuclear y desarrollo sostenible”. Carta de Asia-Economía. Año 2006.<br /><br />24 Belmonte Escríva, José Luís: “CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DEPENDENCIA CLIMÁTICA”. 16º Jornadas Anual de Finanzas y Tesorería de la Empresa, Barcelona, 16 de Noviembre de 2006.<br /><br />25 Labatut Toledo Germán; Política Exterior de Australia en el Pacifico Sur. Universidad de Viña del Mar. Año 2003. 12<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Bibliografía<br /></span><br />- Belmonte Escríva, José Luís: “CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DEPENDENCIA CLIMÁTICA”. 16º Jornadas Anual de Finanzas y Tesorería de la Empresa, Barcelona, 16 de Noviembre de 2006.<br /><br />- Cuñat Tamarit, Javier:“ China Potencia nuclear y desarrollo sostenible”. Carta de Asia-Economía. Año 2006.<br /><br />- García Pío: “El regreso del Dragón. Geopolítica de Asia y Pacífico”. Bogotá, Universidad Extremado de Colombia. Año 2001.<br /><br />- Grubel, James: Australia apunta contra los subsidios de EE.UU. y EU. Reuters.<br /><br />- Labatut Toledo Germán; Política Exterior de Australia en el Pacifico Sur. Universidad de Viña del Mar. Año 2003.<br /><br />- Legieng, Wolfgang, “Australian-Asian Security Comments, Entrevista con jefe de la armada de la República de Singapure, de la Real Armada Australiana y de la Armada de Pakistán”. en Revista Naval Forces N. II/2003.<br /><br />- Mackinder, Halford John: “ The geografphical Pívot Of Histrory”, Geographical Journal (London) 23, año 1904.<br /><br />- Pheysey, Carlos Brian: “La rivalidad diplomática entre Taiwán y la R.P.Ch en las Islas del Pacífico Sur”. Revista de Estudios Chinos. Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad de Chengchi. Pag 53-68. Año 2000.<br /><br />- Rosenberger, Lief: “THE UNITED STATES AND AUSTRALIA: COMPETING ECONOMIC PERSPECTIVES”. In The Other Special Relationship: The United State And Australia At The Start Of The 21ST Century.<br /><br />- Russell, Don: Economic and Business Aspects: An Australian Perspective. Chapter. In The Other Special Relationship: The United State And Australia At The Start Of The 21ST Century.<br /><br />- Wang Jisi (2004). China´s changing role in Asia. Washington D.C.: The Atlantic Council of the United States. En http://www.acus.org/docs/0401-China_Changing_Role_Asia.pdf.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-39964862987158482182009-04-22T14:44:00.002-05:002009-04-22T14:48:11.627-05:00PIRATERÍA, ISLAMISMO Y ELECCIONES EN SOMALIA<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcHh9dIHKjB1-sQvJnO6zz6S_pUx6LsXO-0aDqPOydaKicvgOay1pBpf8IBPzkyIckIDbSXqzQt1K4Y7J2RCIZ47aapEUmyflzQhgb0famgrRg3TDtQZ_Mn93BRDpXFL1bdZBcRrdT4B5e/s1600-h/PHL-PLS-00003532-001.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327604933063265010" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 210px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcHh9dIHKjB1-sQvJnO6zz6S_pUx6LsXO-0aDqPOydaKicvgOay1pBpf8IBPzkyIckIDbSXqzQt1K4Y7J2RCIZ47aapEUmyflzQhgb0famgrRg3TDtQZ_Mn93BRDpXFL1bdZBcRrdT4B5e/s320/PHL-PLS-00003532-001.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Casa Árabe</em></strong><br /><br />La piratería es un fenómeno que existe desde hace siglos y que nunca ha llegado a desaparecer del todo. Lo único que ha cambiado ahora es el marco geográfico: hasta 1994, el comercio marítimo se veía afectado por los ataques piratas principalmente en el sur de China, el estrecho de Malasia y el océano Índico. Pero durante los últimos años, la piratería se ha intensificado en las costas de África amenazando una de las rutas comerciales más importantes del mundo: la que une el sureste asiático con el Mediterráneo a través del Golfo de Adén y el Canal de Suez. El 80% del comercio mundial se transporta por vía marítima y unos 16.000 barcos atraviesan este golfo cada año. Además, las ayudas humanitarias que se envían a Somalia, y de las que depende un gran porcentaje de su población, se están viendo también amenazadas. Algunos analistas señalan que el único periodo en el que los ataques piratas han disminuido ha sido durante los seis meses de 2006 en los que la Unión de Tribunales Islámicos tomó el control de buena parte del territorio somalí. ¿Puede achacarse el aumento de los incidentes marítimos al fin del control de los islamistas?<br /><br />Para entender cómo funciona la piratería, primero hay que tener en cuenta que es imposible que exista únicamente en el mar. Es decir, los piratas necesitan una base terrestre desde la que operar, a la que acudir para reponer suministros y comprar armas, un puerto en el que atracar los barcos secuestrados, un lugar donde mantener retenidas a las tripulaciones rehenes. Partiendo de este punto, es fácil entender que este fenómeno aflore en las costas de los Estados más débiles, con un escaso control sobre su territorio. Siendo así, ¿qué otro país podría ofrecer a los piratas mayor margen de maniobra que aquel en el que literalmente no existe un Estado? Somalia es el país perfecto: en guerra civil desde hace dieciocho años, con un entramado tribal complicado, sin una autoridad central y extremadamente pobre.<br /><br />Lo que se considera la Somalia histórica engloba no sólo las regiones que se encuentran dentro de sus fronteras actuales (Somalia británica o Somalilandia; Somalia italiana, el resto de la república, que incluye el territorio de Puntlandia, semi-autónomo desde 1998), sino también Yibuti (Somalia francesa, independiente en 1977), algunas regiones del territorio etíope fronterizo con Somalia y algunas zonas del norte de Kenia. Desde que cayera la dictadura de Muhammad Siad Barre en 1991, no ha habido una fuerza o grupo capaz de dar cierta estabilidad a la totalidad del país. Los clanes, subclanes y familias, agrupados en torno a señores de la guerra, se han disputado incansablemente la influencia y el control del territorio y han luchado por sus propios intereses.<br /><br />Hay que tener en cuenta también que Somalia es el escenario de la batalla territorial y de influencia que libran sus vecinos –Etiopía y Eritrea– que, debido a su propia rivalidad, han tomado parte en los conflictos internos somalíes apoyando a uno u otro bando, con lo que la situación se ha desestabilizado todavía más. Y no hay que olvidar tampoco el papel de Estados Unidos que, a pesar del fracaso de la intervención de 1993, ha seguido interesado en hacer de Somalia una de sus prioridades: en un artículo publicado en el Washington Post el 7 de junio de 2006, John Prendergast, que en época de Bill Clinton fue director de Asuntos Africanos en el Consejo Nacional de Seguridad estadounidense y Asesor Especial del Departamento de Estado, aseguró que “he visto evidencias del apoyo de Estados Unidos a los líderes de las milicias de los señores de la guerra en el nombre de operaciones antiterroristas”.<br /><br />En este estado de caos y tras innumerables conferencias internacionales lideradas en parte por el IGAD (Intergovernmental Authority on Development, asociación de 7 países del Cuerno de África), en el año 2000 se creó el Gobierno Nacional Transitorio, que no tardó en fracasar. Esta suerte de gobierno fue disuelto para dar paso, en 2004, a un Gobierno Federal Transitorio (GFT). Ambos intentos, el segundo vigente hasta hoy, adolecen del mismo problema: se han afanado en dar representación a los distintos clanes y a los señores de la guerra más influyentes, en lugar de apoyarse en formaciones políticas que pudieran luchar por una verdadera reconciliación nacional.<br /><br />En este contexto apareció la Unión de Tribunales Islámicos, cuya llegada tuvo como consecuencia un gobierno intransigente con respecto a lo que no entraba en su concepción rigorista islámica, pero también una relativa estabilidad. A pesar de que fue en 2006 cuando se hicieron presentes en los medios de comunicación, principalmente porque se habían hecho con el control de buena parte del territorio somalí, la corriente islamista tiene una amplia trayectoria. Un gran número de grupúsculos islamistas existían en aquel país incluso durante los años de la dictadura de Barre, que comenzó en 1969. Estos grupos (al-Ittihad al-Islami, Yama‘at al-Islah, Shabab al-Wahda, entre otros) jugaron un importante papel en los diversos levantamientos que se dieron contra el dictador en la década de los 70 y los 80.<br /><br />Con el colapso del Estado somalí tras el derrocamiento de Barre, los Tribunales Islámicos surgieron como pequeñas entidades que asumieron la tarea de administrar justicia, dado que la población era constantemente extorsionada por los señores de la guerra mediante el cobro de impuestos abusivos en sus negocios, peajes ilegales en las carreteras, violaciones… Poco a poco, los Tribunales fueron ampliando sus funciones y se dedicaron también a ofrecer servicios sociales, como educación y sanidad, además de crear unas milicias que se encargaron de la seguridad. En 2004, los tribunales islámicos que existían en Mogadiscio se unieron bajo el liderazgo del sheyj Sherif Sheyj Ahmad, que se convirtió en el presidente de la Unión de Tribunales Islámicos (UTI) (Ittihad al-Mahakim al-Islamiyya), de Hasan Dahir Aweis, que asumió el cargo de presidente del Consejo Consultivo, y de Aden Ayro, que se erigió en líder del brazo armado, Harakat al-Shabab (Movimiento de los Jóvenes), estos dos últimos considerados representantes del ala más radical del islamismo somalí.<br /><br />Hasta 2006, la UTI tomó y perdió reiteradamente varios enclaves del país y fue en ese año cuando se hicieron con el control de gran parte del territorio del sur de Somalia, incluida la capital. Hay que decir que la política impuesta por los Tribunales Islámicos fue bien recibida por gran parte de la población, que no podía seguir soportando el estado de caos y violencia en el que se encontraba el país.<br /><br />La UTI tuvo que hacer frente a la Alianza para la Restauración de la Paz y la Lucha Antiterrorista (ARPCT, en sus siglas en inglés), una alianza entre los señores de la guerra apoyada militarmente por Etiopía y financiada por EEUU, que veía en los Tribunales Islámicos una grave amenaza terrorista y un colaborador de al-Qaida. Fue así como, en diciembre de 2006 y tras haber acorralado y vencido a muchos señores de la guerra, la UTI fue finalmente derrotada. Tres de sus líderes, Hasan Dahir Aweis, Sherif Sheyj Ahmad y Abdelrahman Janaqow (que murió más tarde, en enero de 2007 en un bombardeo estadounidense) firmaron la capitulación el 27 de diciembre y la UTI se retiró de Mogadiscio al día siguiente.<br /><br />Casi un año después de la rendición islamista, en septiembre de 2007, el ala moderada de la UTI, liderada por Sheyj Ahmad, se reunió en Asmara –capital de Eritrea–, con líderes de la oposición somalí, y acordaron hacer frente a la ocupación etíope de Somalia y a las fuerzas del Gobierno Federal Transitorio. Se creó así la Alianza para la Reliberación de Somalia que, en junio de 2008, firmaría con el GFT los Acuerdos de Paz de Yibuti.<br /><br />El brazo militar de la UTI, Harakat al- Shabab, se hizo especialmente fuerte a partir de 2004, y acabó por separarse definitivamente de la dirección política de la UTI en 2007, tras la derrota de los Tribunales frente a las fuerzas del GFT, apoyadas por Etiopía, y tras la firma de la alianza con la oposición. Ahora, Harakat al-Shabab, que lidera diversos grupos armados insurgentes, es el principal enemigo del GFT que, tras las últimas elecciones presidenciales, está dirigido por Sherif Sheyj Ahmad (ver perfil). Harakat al- Shabab ha confirmado su intención de luchar contra el nuevo gobierno y su presidente, a quien califica de “traidor”.<br /><br />En cuanto a EEUU, justificó su intervención en este país alegando que allí se ocultan terroristas de al- Qaida. Así, hizo de Somalia uno de sus objetivos principales en la lucha contra el terrorismo a pesar de que, hasta el momento, no se ha llevado a cabo ninguna detención de esos supuestos líderes al-qaidistas. Pero más importante es el hecho de que Somalia cuenta con yacimientos de petróleo que fueron detectados por Italia y Gran Bretaña en época colonial. Si bien no se conocen las dimensiones de las bolsas de petróleo, se intuye que pueden ser prometedoras debido a la similitud geológica del terreno con el del territorio yemení. El Gobierno Federal de Transición ya ha concedido licencias de extracción a compañías extranjeras, entre ellas a los cuatro gigantes norteamericanos, Conoco, Amoco, Chevron y Phillips, que tienen permiso para hacer prospecciones en dos tercios del país.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La piratería, la pesca ilegal y la ausencia de autoridad</span><br /><br />Es cierto que la piratería ha existido ininterrumpidamente desde hace siglos, pero no ha seguido siempre las mismas pautas de actuación. Los piratas del siglo XVII abordaban un buque, se hacían con su carga, se quedaban con el barco y se deshacían de la tripulación. Ya en el siglo XX, los piratas que operan en el Estrecho de Malasia siguen otro método: asaltan un barco, toman todo lo que pueden en el menor tiempo posible (principalmente dinero o parte del cargamento si pueden venderlo posteriormente) y salen huyendo. Los piratas somalíes, en cambio, asaltan el barco para hacerse con el carguero, la mercancía y la tripulación, y piden un rescate por el conjunto que, una vez pagado, es devuelto a la compañía de transporte.<br /><br />La piratería ha vuelto a centrar el interés de la prensa internacional a raíz de dos incidentes ocurridos en 2008: el secuestro del pesquero español Playa de Bakio (abril) y el del gran petrolero saudí Sirius Star (noviembre), que llevaba un cargamento de petróleo valorado en más de 100 millones de dólares y que se dirigía hacia Estados Unidos. La piratería en ese área se ha duplicado en el año 2008, llegando, según la Oficina Marítima Internacional, a más de 120 ataques, de los que 42 han acabado en secuestro. Tradicionalmente, los piratas provenían de los puertos de Haradheere y Hobyo, en la parte central de Somalia, pero ahora muchas bases de operaciones se encuentran en la región semi-autónoma de Puntlandia, curiosamente una de las zonas más pobres del país donde, por lo tanto, el atractivo económico de la piratería es un factor determinante.<br /><br />Hay que señalar que desde 1991, dada la ausencia de cualquier tipo de autoridad y de cuerpos de guardacostas, las aguas somalíes, una de las cinco regiones marítimas más ricas del planeta, especialmente abundantes en atunes, han sido continuamente esquilmadas por barcos europeos, asiáticos y africanos, como refiere el informe sobre pesca ilegal elaborado por Chatham House. Así, muchos piratas pretenden defenderse asegurando que lo único que hacen es proteger los recursos naturales del país, cobrándose los impuestos que los barcos extranjeros deberían estar pagando. Mohammad Osman Aden, un diplomático somalí residente en Kenia, explica que “cuando el Estado somalí se derrumbó en 1991 y comenzaron a llegar las embarcaciones extranjeras dispuestas a faenar en su territorio, fueron los pescadores somalíes los que se armaron y se convirtieron en los vigilantes de las aguas territoriales de Somalia, exigiendo el pago de impuestos a los barcos que pescaban ilegalmente”. El problema, continúa Osman Aden, es que “muchos de ellos abandonaron la pesca y se convirtieron en auténticos piratas porque es una manera mucho más lucrativa de ganarse la vida, y comenzaron a atacar a todo el mundo”.<br /><br />Según el informe Closing the net: Stopping illegal fishing on the high seas (2006) del High Seas Task Force (la Fuerza Operativa de Alta Mar, organización independiente creada por ONG´s y pequeñas industrias pesqueras para estudiar y hacer frente al problema de la pesca ilegal en alta mar), se calcula que los barcos que pescan ilegalmente obtienen entre 4.000 y 9.000 millones de dólares anuales en todo el mundo, afectando especialmente al África Subsahariana y, concretamente, a Somalia. A la desintegración de la armada somalí y del cuerpo de guardacostas, hay que sumar la grave sequía que atraviesa el país y que ha obligado a decenas de miles de ganaderos nómadas a asentarse a lo largo de la costa en las dos últimas décadas. Estos asentamientos se convirtieron en pueblos de pescadores que dependen únicamente de la pesca de bajura. Pero los barcos extranjeros, desde el comienzo de su llegada, han ignorado los límites establecidos por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y se han adentrado en el mar territorial somalí para faenar. Este informe asegura que en 2005 más de 800 embarcaciones extranjeras operaban ilegalmente en Somalia, obteniendo unas ganancias anuales de 450 millones de dólares. Estos barcos no sólo están pescando ilegalmente, sino que están destruyendo el entorno marítimo somalí de manera que va a ser imposible que llegue nunca a recuperarse. Además de utilizar los métodos de pesca prohibidos por las leyes internacionales (uso de explosivos, redes rastreras etc.), con los que capturan especies protegidas y peces excesivamente pequeños, el impacto medioambiental es de una gravedad incalculable: vertidos tóxicos, derramamiento de aceites y combustibles, deterioro de los corales…<br /><br />Las autoridades somalíes, los pescadores, las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones internacionales han intentado durante años informar de las peligrosas consecuencias de estos actos, pero han sido reiteradamente ignorados. En 1995, líderes de algunos grupos políticos, junto a dos grandes ONG´s somalíes, escribieron al entonces secretario general de la ONU, Butros Butros Ghali (y a la UE, la Liga Árabe y la Conferencia Islámica) para informar de la situación y exigir alguna solución. Propusieron que, así como la Organización Internacional de Aviación Civil (ICAO, dependiente de la ONU) se hace cargo de proteger el espacio aéreo somalí, por qué no podía la Organización Marítima Internacional encargarse de las aguas territoriales hasta que existiera un gobierno somalí que pudiera tomar el control. La ONU no tomó ninguna decisión.<br /><br />Algunos observadores acusan a la comunidad internacional de ignorar esta otra parte del problema porque quieren proteger sus intereses. Mientras que la UE ha impuesto restricciones a la pesca en sus propias aguas, Asia ha arrasado sus reservas y la demanda internacional sigue creciendo, las aguas somalíes, ricas, desprotegidas y sin control son el objetivo perfecto para las flotas pesqueras de muchas naciones. Acabar con la piratería requiere también eliminar las causas locales que la favorecen y promueven.<br /><br />Son muchos los peligros que se derivan de la piratería. En primer lugar, proporciona grandes cantidades de dinero que sirven para fomentar la guerra en Somalia (y en toda la región), mediante pagos a líderes regionales influyentes (que permiten el uso de “sus” puertos por parte de los piratas), o la financiación indirecta de grupos armados. Pero, y lo que es muy importante, amenaza también gravemente la entrega de la ayuda humanitaria, que es totalmente imprescindible para dicho país (uno de los más pobres del mundo). Según la Unidad para el Análisis de la Seguridad Alimentaria de Somalia (FSAUS), organismo creado por el Programa Mundial de Alimentos, más de 3,2 millones de personas sufren hambruna y hay aproximadamente un millón de desplazados internos. Además, al recrudecimiento del conflicto armado hay que sumar la sequía que sufre el país, la devaluación de la moneda, las dificultades en el reparto de la ayuda humanitaria y el encarecimiento del agua, que hacen que Somalia esté viviendo el peor momento de los últimos 17 años. Barcos canadienses, daneses, holandeses y franceses se han dedicado a escoltar a los barcos de ayuda humanitaria que se dirigen a Somalia, pero esta solución es temporal, dado que estos países no pueden comprometerse indefinidamente y sus misiones suelen durar solamente unos meses.<br /><br />En tercer lugar, los cargueros podrían verse obligados a elegir una ruta alternativa a través del Cabo de Buena Esperanza, ruta más larga que encarecería los transportes entre 20.000 y 30.000 euros al día. Esto tendría como consecuencia inevitable el aumento de los precios a nivel internacional.<br /><br />Por último, la posibilidad de que algún petrolero pudiera hundirse durante uno de estos ataques constituye un peligro medioambiental de gran envergadura.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">¿Cómo se puede combatir la piratería?<br /></span><br />Algunos análisis, como el desarrollado por Derek S. Reveron en Foreign Policy, coinciden en señalar que acabar completamente con este fenómeno es, simplemente, imposible o, como indica Roger Middleton no existe una única y definitiva solución. La primera dificultad que existe a la hora de atajar la piratería es que la superficie de mar en la que operan los piratas es inmensa, más grande que el Mar Mediterráneo, más de cuatro veces la extensión de Francia.<br /><br />El pasado mes de noviembre, y apoyando la iniciativa del Consejo de Seguridad de la ONU (que ha aprobado 10 resoluciones sobre Somalia desde febrero de 2008), la UE aprobó la Operación Atalanta, que supone la creación de una fuerza aeronaval conjunta que trabajará para “disuadir, prevenir y reprimir” la piratería en las costas de Somalia, además de escoltar a los barcos de ayuda humanitaria que el Programa Mundial de Alimentos envía hacia aquel país. Esta fuerza constará de entre 4 y 7 buques, y se ha comprometido a coordinarse con la Combined Task Force 150, una fuerza que EEUU mantiene desplegada en la zona en el marco de la operación antiterrorista Libertad Duradera. Con todo, ni siquiera así se llegará a los aproximadamente 70 barcos que serían necesarios para controlar de manera eficaz una superficie de tales dimensiones.<br /><br />Además, la Operación Atalanta adolece de un problema de duración estratégica: la UE ha determinado que la misión tendrá una duración de un año. Normalmente, la duración de las operaciones militares debe estar condicionada por el objetivo a conseguir. Esto es: debe mantenerse activa hasta que se observe alguna mejoría en el problema que se está intentando solucionar. Los piratas, que disponen de una tecnología muy avanzada y están perfectamente informados, podrían simplemente concederse “un descanso” hasta que la operación finalice y luego comenzar de nuevo con los ataques. De hecho, en estas primeras semanas desde que comenzara la Operación Atalanta, se ha detectado un descenso del número de incidentes, pero esto puede ser un falso reflejo de lo que en realidad está ocurriendo. Otra cuestión que afecta a la Operación Atalanta es que la UE se ha prohibido a sí misma intervenir en tierra y esto hará imposible atajar realmente el problema. Como ya se ha dicho, la piratería no se desarrolla únicamente en el mar sino que es, principalmente, un fenómeno terrestre con una proyección marítima.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Las últimas elecciones presidenciales<br /></span><br />Abdallah Yusuf, que en 2004 fue elegido por el Parlamento de Transición somalí para dirigir el país por un periodo de cinco años, destituyó a mediados del pasado diciembre al primer ministro, Nur Hasan Huseyn. Según apareció en algunos medios, (como la página del Arab Reform Initiative, una red independiente de centros de investigación árabes con socios europeos y estadounidenses), con este gesto intentaba interrumpir las negociaciones de paz que seguían desarrollándose en Yibuti entre el Gobierno Federal de Transición y la Alianza para la Reliberación de Somalia, liderada por los islamistas. Pero además, a finales del mismo mes fue él quien también presentó su dimisión, asegurando que “había fracasado en su misión”. Yusuf será recordado como el hombre que, buscando apoyo para acabar con el control de la UTI, permitió la entrada de las tropas etíopes en Somalia a finales de 2006. A lo largo de 2007 y hasta la retirada total de las tropas etíopes en enero de 2009, se calcula que unos 16.000 somalíes han perdido la vida.<br /><br />Así, tras la dimisión de Yusuf, el Parlamento de Transición, que lleva varios años ubicado en Baidoa (240 Km. al noroeste de la capital), se reunió el pasado mes de enero en la capital de Yibuti debido a la situación de inseguridad, para elegir un nuevo presidente. Pero antes de la votación, los diputados decidieron, por una gran mayoría (211 votos a favor de los 220 emitidos), ampliar el número de escaños del Parlamento para poder integrar en él a los islamistas moderados y a otras personalidades de la sociedad civil. Así, la cámara pasó de tener 275 a 550 diputados.<br /><br />La Alianza para la Reliberación de Somalia anunció que presentaba la candidatura de su líder, Sherif Sheyj Ahmad, así como también se presentó el ex primer ministro, Nur Hasan Huseyn, y Maslah Ben Mohammed Siad, un militar hijo del ex dictador del país. La victoria de Sheyj Ahmad fue indiscutible: de los 425 votos emitidos en la primera vuelta, obtuvo 215. Nur Hasan Huseyn decidió retirarse de la competición tras la primera vuelta en la que tan sólo obtuvo 59 votos, quedando entonces como únicos candidatos Sheyj Ahmad y Mohammed Siad. En la segunda votación, el primero obtuvo 293 y el segundo 126.<br /><br />Como nuevo primer ministro, Sheyj Ahmad eligió el pasado febrero a Omar Abdirashid Ali Sharmarke, un ex diplomático con doble nacionalidad (canadiense y somalí), que ha trabajado para la ONU en Sierra Leona y Sudán, donde fue consejero político para el conflicto de Darfur, y fue embajador somalí en Washington. Sharmarke es visto como un “puente” entre los islamistas y la comunidad internacional. La elección de Sharmarke parece acertada en el sentido de que su padre fue el último presidente civil de Somalia elegido democráticamente (muerto en 1969 durante el golpe de Estado de Siad Barre), por lo que es todavía recordado con afecto, y porque pertenece al clan Darod, con lo que se garantiza un equilibrio fundamental entre los dos clanes mayoritarios de Somalia (Hawiya y Darod).<br /><br />En su discurso tras la jura del cargo, Sheyj Ahmad se comprometió a “acabar con la lucha interna y a alcanzar la paz con los países vecinos mediante una gestión transparente y justa (…). Nos espera un trabajo crucial; estamos ante un nuevo comienzo. Me comprometo a formar un gobierno que represente a todos los somalíes”. El nuevo presidente hizo también un llamamiento a los grupos armados: “insto a nuestros hermanos, aquellos que portan las armas, a que las abandonen, a que renuncien a la violencia y a que asuman con nosotros la tarea de construir la paz”. De la misma manera, pidió a los países vecinos una cooperación pacífica y un respeto mutuo. En una entrevista concedida a Al-Sharq al-Awsat (un diario de referencia de financiación saudí editado en Londres), Sheyj Ahmad aseguró que “la piratería es el reflejo de la ausencia de seguridad y estabilidad en Somalia” por lo que pidió “ayuda a la Unión Africana para la creación de una fuerza marítima con la que combatir este fenómeno”.<br /><br />Acabar con la piratería es prácticamente imposible, pero el único camino a seguir, al menos para reducirla, debe centrarse en dos objetivos: acabar con la pesca ilegal en las aguas somalíes y lograr que Somalia tenga un gobierno en el que poder confiar, que alcance un mínimo de seguridad y control internos y una cierta estabilidad que le permita salir de la crisis humana en la que se encuentra.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Fuentes</span><br /><br />WEBER, Annette. “Islam and Symbolic Politics in Somalia”, en Muriel Asseburg y Daniel Brumberg (Eds.) The Challenge of Islamists for EU and US Policies: Conflict, Stability and Reform. Berlin: Joint publication of German Institute for International and Security Affairs (SWP) and United States Institute of Peace (USIP), 2007.<br /><br />WOODWARD, Peter. US foreign policy and the Horn of Africa. Burlington (EE.UU): Ashgate Publishing Company, 2006.<br /><br />GUTIÉRREZ DE TERÁN, Ignacio. Somalia. Clanes, Islam y terrorismo internacional. Madrid: Catarata, 2007.<br /><br />http://www.unhcr.org/refworld/country,,,RESOLUTION,SOM,456d621e2,48464c622<br />,0.html (Resolución 1816 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre Somalia<br />adoptada en junio de 2008)<br /><br />http://www.almendron.com/tribuna/23693/aspectos-operacionales-de-la-lucha-contra-la-pirateria-en-somalia/ (Aspectos operacionales de la lucha contra la piratería en Somalia, informe del Real Instituto Elcano)<br /><br />www.opendemocracy.net/article/somalia-piracy-and-politics (Piratería y política, Open Democracy, noviembre de 2008)<br /><br />www.chathamhouse.org.uk/files/12203_1008piracysomalia.pdf (Informe de Chatham House)<br /><br />www.aawsat.com/details.asp?section=1&issueno=11000&article=502211 (Fuerza internacional para combatir la piratería)<br /><br />www.icc-ccs.org/index.php?option=com_content&view=article&id=30:welcome-to-<br />imb-piracy-reporting-centre&catid=28:home&Itemid=12 (Links al informe sobre piratería de la Oficina Marítima Internacional, Cámara Internacional de Comercio)<br /><br />www.illegal-fishing.info/uploads/1_4thUpdateandconsultationmtgMar08.doc (Informe sobre pesca ilegal en aguas de Somalia, informe de Chatham House.<br /><br />http://www1.somaliuk.com/ (Las dos piraterías de Somalia)<br /><br />www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P6-TA-2009-0026+0+DOC+XML+V0//ES (Resolución del Parlamento Europeo)<br /><br />http://africannewsanalysis.blogspot.com/2008/06/full-text-of-djibouti-agreement.html (Acuerdo de Yibuti)<br /><br />http://news.bbc.co.uk/2/hi/africa/country_profiles/1072592.stm (country profile)<br /><br />www.aljazeera.net/NR/exeres/CD8B49A1-983D-4F73-A5A7-0F2DA21FC877.htm (Análisis del Acuerdo de Yibuti)<br /><br />www.aljazeera.net/news/archive/archive?ArchiveId=330109 (Perfil de Abdallah Yusuf, ex presidente somalí)<br /><br />www.foreignaffairs.org/20070301faessay86205/john-prendergast-colin-thomas-<br />jensen/blowing-the-horn.html (EEUU en el Cuerno de África)<br /><br />http://english.aljazeera.net/programmes/talktojazeera/2007/06/200852518464063<br />0100.html (Entrevista a Sherif Sheyj Ahmad, abril de 2007)<br /><br />www.ethiotube.net/video/2475/President-Shekh-Sherif-Shekh-Ahmed-Appears-on-<br />Meet-ETV (entrevista televisada, canal etíope)<br /><br />www.gees.org/articulo/3405/29 (La Unión de Tribunales Islámicos: El nuevo poder somalí y la nueva amenaza internacional, Grupo de Estudios Estratégicos)<br /><br />www.islamonline.net/servlet/Satellite?c=ArticleA_C&cid=1227019176962&pagename<br />=Zone-Arabic-News/NWALayout (la UTI se compromete a acabar con la piratería)<br /><br />www.shareah.com/index.php?/records/view/action/view/id/2340 (Texto en árabe del segundo acuerdo de Yibuti firmado entre el gobierno transitorio y la alianza de oposición el 31 de octubre de 2008)</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-79875252147346109572009-04-22T14:36:00.002-05:002009-04-22T14:43:29.494-05:00GOLPE DE ESTADO EN MADAGASCAR<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOSKUErbj1Q9CzqILZf_-nN1Bm43jKzNdDpMKQew64lKQmjJGM88xNF3Izds8uzZTOXC6ISPGUIRGtnY53hI077pvlXRcsED_x36GdqYTyMC1jPmcCZAhJPoF4w5QRE1fQudiCKKyOap2M/s1600-h/M12-457905.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327603721389512738" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 213px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOSKUErbj1Q9CzqILZf_-nN1Bm43jKzNdDpMKQew64lKQmjJGM88xNF3Izds8uzZTOXC6ISPGUIRGtnY53hI077pvlXRcsED_x36GdqYTyMC1jPmcCZAhJPoF4w5QRE1fQudiCKKyOap2M/s320/M12-457905.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Rémi Carayol</em></strong><br /><br /><em><span style="font-size:85%;">El 17 de marzo de 2009, un golpe de Estado llevó al ex alcalde de Antananarivo, Andry Rajoelina, al poder de Madagascar. Este artículo, escrito antes de ese acontecimiento, analiza las razones políticas y los negocios turbios que llevaron al derrocamiento de Marc Ravalomanana. El nuevo presidente de facto anunció elecciones para octubre de 2010.</span><br /></em><br />Bienvenidos a “Tikolandia”, el país donde todo se compra. Así es como la oposición llamaba a Madagascar, en referencia a Tiko, la empresa que dirige el ex presidente Marc Ravalomanana. “Administra el país como a su empresa. Considera a sus conciudadanos sus empleados. ¡Pero yo no quiero ser un sirviente de Tiko!”, exclamaba recientemente Gisèle Rabesahala, presidenta de la asociación Fifanampiana Malagasy (Comité de Solidaridad de Madagascar), fundada hace casi sesenta años para apoyar a las víctimas de la represión colonial.<br /><br />Hace unos tres meses, el régimen comenzó a vacilar. A principios de enero, el joven alcalde de Antananarivo (capital del país), y actual presidente de facto, Andry Rajoelina (34 años), se puso a la cabeza de un movimiento de insurrección heteróclito. Al menos 111 personas murieron el 26 y el 27 de enero, quemadas vivas en los saqueos de los negocios, y entre 28 (según el Gobierno de entonces) y 50 (según la Cruz Roja) fueron asesinadas el 7 de febrero por la guardia presidencial cuando los partidarios de Rajoelina intentaban sitiar el palacio presidencial de Ambohitsorohitra.<br /><br />Lejos quedó la época en que Ravalomanana, apoyado por las poderosas Iglesias malgaches y armado por las instituciones financieras internacionales, reunía a varios cientos de miles de partidarios en las calles de la capital (1). Su toma del poder en 2002, manchada por irregularidades pero legitimada por el apoyo popular, había despertado esperanza después de 27 años de presidencia de Didier Ratsiraka (2). Pero el Presidente que había prometido a cada familia “un Renault 4 y una heladera” fracasó. Mientras los sueldos aumentaron un 4% por año, la inflación alcanzó el 25% anual. Más del 70% de los malgaches viven hoy por debajo de la línea de pobreza.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Conflictos de interés<br /></span><br />La oposición al régimen de Ravalomanana congregó a habitantes de los “barrios bajos”, jóvenes estudiantes salidos de la clase media, y también empresarios contrarios a la creciente influencia del grupo Tiko. Esos patrones de empresas mantuvieron financieramente el movimiento, también apoyado por los “dinosaurios”, así llamados porque integran los círculos de poder desde hace décadas. El propio Rajoelina tiene una empresa. Empezó como organizador de eventos de danza. Creador de la primera empresa de impresión digital del país, es también dueño del canal de televisión y señal de radio Viva. De hecho, la gota que rebasó el vaso fue precisamente el cierre de TeleViva, el 17 de diciembre de 2008, como consecuencia de la difusión de un discurso del ex presidente Ratsiraka desde su exilio en Francia calificado de “subversivo” por el Gobierno. “Es un canal de mierda, digámoslo claramente, pero no podíamos aceptar semejante censura”, afirmaba sin vueltas un partidario del alcalde de Antananarivo.<br /><br />Directora de marketing de la Jabonería Tropical y secretaria del Consejo Nacional Económico y Social (Conecs), una de las organizaciones patronales malgaches, Nadine Ramaroson apoya a Rajoelina. “Ravalomanana es un desastre para el país –opinaba–. Acentuó las desigualdades e hizo del dinero su único objetivo. ¡Es un diablo!” Pero, bajo la pátina de un discurso muy social, a Ramaroson, que nunca sale sin su guardaespaldas y se pasea en una enorme 4x4, le cuesta ocultar sus verdaderas motivaciones. Al abrir las fronteras y seducir a los inversores extranjeros, el ultraliberal Ravalomanana redujo significativamente el peso de las empresas locales. “Salir de una economía poscolonial basada en los monopolios y los productos de renta; algunas de las grandes familias que hicieron su fortuna durante estos últimos cuarenta años no se lo perdonan”, opina Ny Rado Rafalimanana, presidente del grupo Axius, una sociedad de comercio internacional. Este hombre de 30 años, que es también presidente de un grupo de jóvenes malgaches inversores en la energía eólica, atiende en sus flamantes oficinas ubicadas en pleno centro de la capital.<br /><br />Al multiplicar los controles fiscales, el ex presidente usó la vía legal para desmantelar varias empresas acostumbradas a prescindir de las reglas. Problema: él mismo parece haberse beneficiado con algunas comodidades. Un día (uno sólo), justo cuando un enorme cargamento “Tiko” llega al puerto de Tamatave, hace bajar las tasas de cambio. Al día siguiente, ya se ha restablecido el precio habitual. Otro día decide bajar los impuestos al aceite del que él es el primer importador; recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le había pedido explicaciones sobre ese tema, así como a propósito de un Boeing comprado en 60 millones de dólares para reemplazar el viejo avión presidencial. “Cuando se puso a importar jabón, también bajó los impuestos para el jabón. Hoy, el jabón importado cuesta más barato que el jabón de producción local”, denuncia Ramaroson, directamente afectada.<br /><br />La oposición mencionaba –sin aportar pruebas escritas– 60.000 millones de ariary (24 millones de euros) que podrían haberse ganado de no haber sido por las exoneraciones fiscales de la que se habrían beneficiado las empresas de Ravalomanana entre 2005 y 2008. En una década, la sociedad Tiko se convirtió en un conglomerado todo terreno: productos lácteos, importaciones, distribución a gran escala, construcción, hotelería, medios, piedras preciosas…<br /><br />A mediados de la década del ’90, se creó en Antsirabe, al sur de Antananarivo, una granja de cría de avestruces: Madagascar Avestruces SARL. El negocio anduvo bien hasta el momento en que Ravalomanana mostró interés por el terreno ocupado por la empresa. Aunque en 1995 se había firmado un arrendamiento enfitéutico, el Estado inició todos los trámites para expropiarlo, en el marco de una declaración de utilidad pública. Oficialmente, se suponía que se iba a construir allí un predio para ferias internacionales: una vidriera de la nueva política agrícola del país. Madagascar Avestruces SARL fue desalojada manu militari, pero el predio nunca vio la luz del día. “Hoy en día se encuentran allí los campos de maíz que alimentan las vacas lecheras de Tiko”, señala Jhary Ravaloson, director de un estudio jurídico internacional que trabajó en el caso. Él mismo recuerda que al principio se había elegido otro lugar, más al norte, para ubicar ese predio, pero que finalmente, tras la expropiación, había sido comprado… por Tiko. Hoy está ocupado por un establo.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Extremos obscenos<br /></span><br />Ankorondrano Andramaheri es uno de los “barrios bajos” de Antananarivo. Aquellos de sus habitantes que tienen más suerte trabajan en las zonas francas por un salario mensual de 50.000 ariary (20 euros), cuando la bolsa de 50 kilos de arroz cuesta 14 euros. Los demás viven del sector informal: vendedores de frutas y verduras, jornaleros, tiradores de carretas… “Aquí no se come tres veces por día, como hacen los otros malgaches, sino apenas una vez, y a veces ninguna”, indica Joseph Rakotondrasoa, presidente de una asociación de ayuda mutua. La mayoría de los niños no van a la escuela. ¡Demasiado caro! Sólo el 20% llega al bachillerato.<br /><br />Regularmente, al ritmo de los proyectos industriales u hoteleros, los habitantes de los “barrios bajos” se ven amenazados con la expulsión. “Recientemente el Presidente quiso echarlos sin ofrecerles nada a cambio, pero el tribunal les dio la razón a ellos”, contaba Harimizah Rakotoarimanana, una asistente social que trabaja en las villas miseria. Sin embargo, Ravalomanana no abandonaría su idea: lanzó una nueva operación que, bajo la apariencia de una puesta en regla de las viviendas cercanas al centro de la ciudad, desembocaría en su destrucción. La mayoría de los saqueadores que murieron a fines de enero provienen de esos barrios. De allí también vienen tanto los “partidarios” de Ravalomanana como los de Rajoelina, quienes no dudan en pagar esa carne de cañón. “¿Cómo quiere usted que no lleguen a esos extremos?”, pregunta Lucile Rabearimanana, profesora de historia contemporánea en la universidad de Antananarivo. Enfrente de las chozas de madera de la villa, del otro lado del canal que oficia de frontera con la zona industrial de Ivandry, se erige un inmenso edificio de vidrio. Adentro se exhiben Porsches, Mercedes…<br /><br />Bajo la I República (1960-1972), la diferencia de salario era de 1 a 8; actualmente ha pasado a ser de 1 a 100. El 70% de los gastos de la mayoría de los hogares se destina a cubrir las necesidades elementales; el resto sirve para pagar la escuela, la salud… En ese contexto, las cifras exhibidas por el gobierno –un crecimiento del 5% anual desde 2003– generaban dudas. Y teniendo en cuenta que son para beneficio exclusivo del mundo de los negocios, el costo de las grandes obras parece indecente: 37.000 millones de ariary (12 millones de euros) para el acondicionamiento del puerto de Tamatave y la ruta que lleva a la capital; 22.000 millones para la extensión del aeropuerto de Antananarivo; 3.300 millones de inversión de parte de un consorcio internacional, Sheritt International Corporation, para explotar las minas de níquel y cobalto de Ambatovy (noreste de Antananarivo)…<br /><br /><span style="color:#ff6600;">“Nadie fue a ver a los campesinos”</span><br /><br />El “reformismo” del hoy ex presidente afectó también al mundo rural. Hace tres años lanzó un amplio programa de modernización de la agricultura: la “revolución verde”, que debería desembocar en la triplicación de la producción alimentaria de aquí a 2012. “Pero eso exige un tiempo que la apertura de las fronteras no nos ofrece”, explica Juscelyno Jaonina Mamitiana, director regional de desarrollo rural de la región de Atsinanana. Los campesinos de la región ya tienen alguna experiencia. Por cierto, gozan de toda una serie de programas que teóricamente los ayudan a pasar de una agricultura de subsistencia a una agricultura de mercado: Proyecto de Promoción de los Ingresos Rurales (PPRR); Madagascar Action Plan (MAP), que consiste en ayudar a treinta familias a instalarse y recibir una formación agrícola; Proyecto de Apoyo al Desarrollo Rural (PSDR). Por lo demás, en 2005 el Gobierno votó una ley que apuntaba a permitirles a los campesinos que obtuvieran títulos de propiedad por las tierras que trabajan desde hace varias generaciones y que la tradición oral les adjudica.<br /><br />No obstante, es difícil que un campesino que no dispone de un euro por día para comer desembolse los 50.000 ariary (20 euros) necesarios para la instrucción del expediente, a los cuales hay que sumarles los gastos de desplazamiento de los inspectores encargados de verificar los hechos. Difícil… e incomprensible. “¿Por qué quiere usted que yo pague por un terreno que me pertenece? –se sorprende un campesino–. Mi padre, mi abuelo trabajaron esta tierra. ¡Aquí están enterrados los dos!” El descontento, en la región de Atsinanana, es más sensible en la medida en que el poder no esperó mucho antes de abrirlo a los inversionistas. Alentados por el gobierno, unos empresarios chinos emprendieron el año pasado un programa experimental para triplicar la producción de arroz en una zona de cien hectáreas. Los campesinos pensaban que parte de la producción iría a parar a sus manos; los inversores esperaban recuperar todo.<br /><br />Entre otras cosas, es también en esa región donde la firma surcoreana Daewoo Logistics pretende instalarse (3). El caso hizo mucho ruido en noviembre de 2008. Creada luego de la quiebra del grupo Daewoo en 1999, la empresa se especializa en la implementación de grandes proyectos de desarrollo. Una forma de “neocolonialismo” que consiste en cultivar, en un país rico en tierras pero pobre en divisas, los productos que necesitan los habitantes de los países pobres en tierras pero ricos en divisas. En Madagascar, las autoridades calculan que la porción de tierras laborables efectivamente cultivadas es de apenas el 8%. Así fue como, en mayo de 2008, la empresa surcoreana empezó los trámites para alquilarle al Estado malgache 1,3 millón de hectáreas para producir aceite de palma y maíz. El acuerdo estaba casi firmado cuando estalló el escándalo como consecuencia de un artículo de The Financial Times del 19 de noviembre de 2008.<br /><br />Durante mucho tiempo, Daewoo Logistics y el gobierno malgache habían negado la existencia de un acuerdo. El ex ministro de reforma hipotecaria, Marius Ratolojanahary, juraba que se trataba sólo de prospección. Sin embargo, no hay ninguna duda sobre los resultados de esos costosos estudios. “Todo se hizo en la mayor opacidad –afirma un diplomático apostado en Antananarivo que prefiere conservar el anonimato–. Los surcoreanos hicieron sus propios estudios contratando a geómetras y geógrafos. Sobrevolaron esas regiones en helicóptero. Pero nadie fue a ver a los campesinos.” En la región de Atsinanana hay 100.000 hectáreas afectadas, de las cuales 33.000 se encuentran en el distrito de Toamasina II. Sin embargo, ni Jaonina Mamitiana, el director de desarrollo rural local, ni Philibert Randriamaharitra, el jefe del distrito, fueron informados. “¡No sabemos nada de ese proyecto y nos piden que lo hagamos aceptar por la población! A mí solamente me presentaron un plan y me dijeron que lo firme”, denuncia Randriamaharitra.<br /><br />Oficialmente, los surcoreanos apuestan a la creación de unos 70.000 puestos de trabajo en todo el país y a la construcción de infraestructuras sociales como hospitales y escuelas. Los campesinos, por su parte, afirman que pelearán “hasta la muerte” para defender sus tierras: las de sus ancestros.<br /><br />Habrá que ver si el cambio de poder en Antananarivo permitirá poner más distancia entre los negocios personales y los del Estado, o si las motivaciones del derrocamiento de Ravalomana se revelan más ambiguas.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Notas:</span><br /><br />1 Fanny Pigeaud, “Madagascar, entre el mercado y la cruz”, Informe-Dipló, 27-3-06: www.eldiplo.org.<br /><br />2 Esos 27 años fueron interrumpidos por los tres años del régimen de Albert Zafy, entre 1993 y 1996.<br /><br />3 Peuples solidaires y Les Amis de la terre, Appel n° 326, Rennes, 14 de febrero al 1º de junio de 2009: www.peuples-solidaires.org y www.amisdelaterre.org.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5559953574221791828.post-86092894719971357452009-04-13T11:52:00.001-05:002009-04-13T11:54:11.991-05:00DOS MIRADAS SOBRE LA REEMERGENCIA DE CHINA EN EL TABLERO INTERNACIONAL<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAcBCaK8gvrc9v_9bDguhWl7Ltnf59C2GPXL3vqWTzzGPMjbm6ENlyyprWGDSA9k8aFy7qnfqrD96LV3Z86_GuY_KfKYqKdaTQhVRa92zoe0Z5fvBRCJYDnFjRIyh-iyZkWcYcEpr-TKXb/s1600-h/HOP-20060125-JH0625.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5324220331734605826" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 258px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAcBCaK8gvrc9v_9bDguhWl7Ltnf59C2GPXL3vqWTzzGPMjbm6ENlyyprWGDSA9k8aFy7qnfqrD96LV3Z86_GuY_KfKYqKdaTQhVRa92zoe0Z5fvBRCJYDnFjRIyh-iyZkWcYcEpr-TKXb/s320/HOP-20060125-JH0625.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><strong><em>Mariana Foglia<br /></em></strong><br /><span style="color:#ff6600;">Introducción</span><br /><br />Occidente observa entre el asombro, la preocupación y el miedo el renacimiento de China en el escenario internacional. En la última década, China creció a un ritmo superior a 9% anual, las exportaciones llegaron a 974.000 millones de dólares en el 2006 y es la cuarta potencia económica mundial detrás de Estados Unidos, Japón y Alemania con un PBI global de 2,5 billones de dólares. Asimismo, es el país más poblado del mundo: de cada cuatro ciudadanos, uno es chino.<br /><br />Desde el punto de vista militar, el Ejército se ha modernizado mucho en los últimos años y desde el punto de vista político el peso de China en el mundo también ha ido ascendiendo, pues participa activamente en los mayores foros internacionales y su creciente protagonismo ha conducido al país de la introspección a una mentalidad de gran potencia.<br /><br />De cara a estos sintetizados datos, comprender el ascenso de China y su posible impacto sobre la distribución de poder en el sistema internacional resulta esencial a la hora de estudiar la dinámica actual de las relaciones internacionales. En función de ello, en el presente trabajo se analizan las dos tesis centrales sobre el auge de China y que pretenden explicar hacia donde se dirige el gigante asiático: la tesis de la “amenaza”, tal como es percibida por analistas y políticos occidentales, especialmente estadounidenses; y la teoría del “ascenso pacífico”, desarrollada por especialistas chinos del entorno del presidente Hu Jintao.<br /><br />Cabe aclarar que aquí se concibe el ascenso de China como una “reemergencia” o “renacimiento” más que como un “auge”, pues el peso de China en la economía mundial era muy elevado hasta finales del siglo XIX, se estancó a principios del siglo XX para volver a aumentar desde finales de los años setenta con la reforma económica. En otros términos, “China va camino, en el mejor de los casos, de recuperar el peso económico que ya tenía en el último tercio del siglo XIX” (2).<br /><br />Si bien muchos interrogantes surgen a partir de la temática bajo estudio - ¿desplazará China a Estados Unidos como potencia mundial?; ¿se definirá la distribución de poder internacional mediante una confrontación bélica?; ¿cuál es la verdadera magnitud del desarrollo de China?, ¿cuáles son las perspectivas para la región?, etc.- por cuestiones de espacio en las siguientes páginas solo se pretende poner de manifiesto cual es el estado del debate, reconociendo su importancia para el devenir futuro del tablero internacional.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La “amenaza” china</span><br /><br />En Estados Unidos, el lema de la amenaza china asocia a “los que temen la emergencia de una potencia económica rival y a los que están obsesionados con la democracia” (3). Entre sus adeptos se incluyen miembros de Congreso (como Dana Rohrabacher), neoconservadores (como William Kristol), académicos (como Rober Kagan, Ross Munro o Richard Bernstein) y periodistas (como Hill Gertz del Washington Times) (4). Todos, aunque con diversos matices, defienden la idea de que China es la mayor amenaza para la seguridad americana. Como señala Pablo Bustelo (5), la tesis de la “amenaza” de China se expresa esencialmente en tres enfoques.<br /><br />√ Enfoque realista: desde esta óptica la amenaza china es inevitable, tanto por la experiencia histórica del siglo XX como por las grandes dimensiones de China. Partiendo de que el auge de las grandes potencias crea inestabilidad en el sistema mundial, algunos analistas norteamericanos ponen especial énfasis en el carácter no democrático del régimen de la República Popular China para destacar una visión pesimista en cuanto a su desarrollo. Dos exponentes de esta visión son Richard Bernstein y Ross Munro (6), quienes fundamentan que China emerge como un poder rival de Estados Unidos en el Pacífico y que las metas establecidas por el país asiático son contrarias a los intereses norteamericanos. Su visión es pesimista sobre el devenir de las relaciones bilaterales sino-nortamericanas en el futuro: son países rivales, con intereses en conflicto y una guerra entre ellos es siempre posible, rivalidad que tendrá incluso un efecto global, obligando a los demás países a tomar posición en la contienda al estilo guerra fría.<br /><br />√ Fricciones con Estados Unidos: en sintonía con el enfoque anterior, son significativas las percepciones desde la propia administración norteamericana. Robert Zoellick, número dos del Departamento de Estado, ha acusado a Pekín de crear un “caldero de ansiedad” en el mundo e incluso ha instado al gobierno chino a diseñar una política exterior menos dirigida a defender sus intereses particulares y más orientada a promover la prosperidad y la paz en el mundo. En el mismo tono, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha señalado varias veces que los gastos militares chinos son mucho más altos que los oficialmente reconocidos, sin tener China una amenaza que implique tal despegue militar.<br /><br />√ La idea de que China está esperando a desarrollarse para dominar el mundo: según este enfoque, China se está preparando, incrementando su poderío económico, para finalmente mostrar abiertamente sus tendencias hegemónicas.<br /><br />Ante este panorama alarmista y pesimista con eje en el catastrofismo, los defensores de la amenaza china pretenden focalizar la atención del Congreso norteamericano en la modernización del Ejército chino, la pérdida de hegemonía militar estadounidense en la región asiática, los daños procedentes de la entrada de China en el mercado global, su alianza con Rusia y otros “Estados Fallidos”, la necesidad de movilizar un fuerte apoyo a Taiwán y prestar atención en la opresión a los derechos humanos y libertades por parte del gobierno chino (7).<br /><br />Uno de los analistas más importantes sobre la tesis de la amenaza es David Shambaugh, Director del China Policy Program de la Universidad George Washington. Este especialista señala que China y Estados Unidos recientemente han mejorado sus relaciones especialmente en el plano económico pero las tensiones persisten y pueden conducir a un conflicto en cualquier momento. En función de ello la próxima administración norteamericana deberá rediseñar su agenda respecto a China, especialmente en lo concerniente a Taiwán (8).<br /><br />En relación a Europa, la teoría de la amenaza es en gran medida más moderada y se limita al ámbito económico más que al de seguridad, con énfasis también en sus críticas a las condiciones de los derechos humanos en China. Con lo cual podríamos afirmar que el centro ideológico de la tesis de la amenaza china tiene su motor en Estados Unidos.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">La “oportunidad” china<br /></span><br />La teoría del “ascenso pacífico” surge para dar respuesta a la tesis de la amenaza, y ha sido desarrollada por especialistas chinos en Relaciones Internacionales con el apoyo de la dirección actual del Partido Comunista Chino y del actual gobierno. Su mayor idéologo es Zheng Bijian (9), quien en sus “Diez puntos de vista sobre el ascenso pacífico de China y sobre las relaciones entre China y Europa” (10), ha sintetizado esta postura pretendiendo aclarar hacia donde se dirige China. Dicha visión puede ser sistematizada en tres pilares centrales:<br /><br />1) El ascenso pacífico de China se refiere a un ascenso integral para llevar a cabo la gran revitalización de la nación china cuyo objetivo es ser beneficioso no sólo para el propio país sino para la comunidad internacional toda. “China no tiene la intención ni de desafiar ni de subvertir el orden internacional político y económico ya existente (…). No buscamos la hegemonía ni en el pasado, ni ahora, ni nunca jamás en el futuro cuando hayamos alcanzado el desarrollo. Hemos convertido ya en una premisa básica de nuestro Estado la de no pretender nunca la hegemonía” (11).<br /><br />2) China se enfrenta a numerosos desafíos en su ascenso (escasez de recursos, deterioro medioambiental y desproporciones económicas), los cuales serán transcendidos mediante una nueva industrialización, participando activamente en la globalización económica y construyendo una sociedad socialista armoniosa.<br /><br />3) El ascenso pacífico se sustenta en el multilateralismo y el uso de medios políticos para resolver las disputas internacionales, valorando la diversidad y la tolerancia entre distintas civilizaciones. China no sólo respeta y respetará el orden internacional vigente sino que además contribuirá sustancialmente a su desarrollo, con la apertura de un mercado enorme, la ayuda a países más pobres, el fortalecimiento de la seguridad internacional y una participación activa en el tratamiento colectivo de los desafíos transnacionales.<br /><br />El uso del término “auge pacífico” ha generado un debate entre los académicos chinos en cuanto a su utilidad para explicar los pasos del gigante asiático. Como señala Evans Madeiros, entre las discusiones al respecto se señala que el término puede ser una mala señal para Taiwán en sus aspiraciones separatistas, que es demasiado temprano para hablar de auge o ascenso y que la frase puede generar resquemores en la región al connotar un poder en transición. En función de ello el presidente Hu Jintao ha introducido el término “desarrollo pacífico”, señalando que “estamos decididos a asegurar un marco internacional pacífico y un entorno nacional estable que permita concentrarnos en nuestro desarrollo y, con él, contribuir a la paz y al desarrollo del mundo” (12).<br /><br />En cuanto a las relaciones con EEUU, los teóricos del “ascenso pacífico” señalan que China no busca la rivalidad con Washington y que la convivencia es perfectamente posible porque el poder internacional no se ejerce en un juego de suma cero sino en uno en el que ambas partes pueden ganar”13. En esta dirección apunta Wang Jisi (14) en su artículo “China`s Search for stability with America” donde señala que ambos países se necesitan mutuamente pues a pesar de sus diferencias comparten una unidad de intereses que hace inviable una lucha armada entre ambos.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Hacia una “interpretación china” sobre las aspiraciones chinas<br /><br /></span>Tal como uno de los más destacados especialistas en Asia, el Prof. irlandés Sean Golden, China resiste la imposición de modelos ajenos, tradición milenaria que tiene raíz en el pensamiento político, económico y social chino (15). La propagación de los valores occidentales en las sociedades chinas conduce ciertamente a una creciente convergencia estratégica entre China y Occidente, pero las divergencias cognitivas seguirán persistiendo, pues ambas culturas tienen una diversa visión del mundo. Tal es así que la apertura china a la modernidad se construye sobre la visión china de ver y percibir el mundo y su lugar en él, siendo una herramienta para consolidar su destino milenario.<br /><br />Desde Occidente se intenta proyectar un modelo único calificando a toda alternativa como resistencia, amenaza o peligro. De aquí que el crecimiento del gigante asiático sea visto con resquemor dando origen a tesis fatalistas como la de la “amenaza china” arriba desarrollada. Asimismo, “la creencia de que China será una amenaza hace que se interprete la más mínima acción de fortalecimiento de su poder como una indicación de que tal amenaza se está gestando” (16), al estilo profecía autocumplida.<br /><br />Tal como sugiere el título de este apartado, para comprender hacia donde se dirige China a nivel internacional, es esencial conocer su sistema de valores y percepciones, pues intentar comprender a China en clave occidental puede conducir a conclusiones erróneas.<br /><br />Si bien no es el objetivo de este trabajo profundizar en el sistema de valores chino, cabe mencionar aquí la importancia de la centralidad y los círculos concéntricos, lo que implica que China es el centro del mundo y esta concepción se aplica a todas las cuestiones culturales (17). De aquí que resulte claro que China efectivamente busca un lugar destacado a nivel internacional como potencia, -es incluso su destino milenario- pero esto no implica que vaya a hacerlo de manera violenta como lo hicieron Alemania y Japón en el pasado.<br /><br />De la misma manera, China no tiene una historia de expansión territorial y de agresiones exteriores, lo que implica que una interpretación sobre China en este sentido es fruto de una concepción meramente occidental, cuya la historia es la de la expansión, manifestada mediante el intento continuo de imponer sus modelos sociales y valores occidentales. Es precisamente el expansionismo uno de los cinco pilares del sistema de valores occidental identificados por Zhu – los restantes son la salvación, el individualismo, liberalismo y utilitarismo- (18), lo que no predice el accionar chino sino el propio occidental.<br /><br />Como señala Fernando Delage, China puede sentirse incómoda con la idea de un orden mundial dominado por Estados Unidos, pero no intentará transformarlo mediante el uso de la fuerza porque un sistema internacional estable es la condición indispensable para asegurar su crecimiento. Fue su apuesta a la globalización (apertura de su economía, adhesión a la OMC) la clave de su desarrollo económico, con lo cual más que intentar cambiar el sistema internacional, lo que está demostrando China es una gran capacidad para utilizarlo de manera que responda a sus propios objetivos (19).<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Consideraciones finales</span><br /><br />A lo largo de este trabajo se ha pretendido destacar las opiniones de algunos de los especialistas más entendidos en los estudios sobre China sobre un tema tan sensible como el lugar del gigante asiático en el tablero internacional.<br /><br />Como escribió hace siglos el gran pensador Tucídides, “creer en el carácter inevitable de un conflicto, acaba volviéndolo ineluctable”. En este sentido, considero que la “tesis de la amenaza” defendida en los círculos políticos y académicos norteamericanos no reflejan un conocimiento acabado sobre los valores y tradiciones chinas, sino todo lo contrario: son un espejo de la propia forma de ver el mundo en clavo occidental.<br /><br />Desde mi punto de vista, China – consciente de su tamaño, poder y sed de grandeza- va dando pasos estratégicos para erigirse en potencia económica mundial, ese es su norte y el mismo implica balancear el poder norteamericano. Pero en un mundo interdependiente, China y Estados Unidos se necesitan mutuamente y las posibilidades de guerra disminuyen en la medida en que crece el intercambio comercial entre ambos países.<br /><br />Una mayor comprensión entre ambos actores, con énfasis en la comunidad de intereses que los unen más que en las divergencias que los separan, será la clave para la construcción de un lazo armonioso entre ambos polos de poder en el siglo XXI.<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Notas:<br /></span><br />2 BUSTELO, Pablo. “El auge de China: ¿amenaza o “ascenso pacífico”?. ARI Nº 135/2005. Publicado el 10/11/2005. Real Instituto Elcano.<br /><br />3 FERNANDEZ, Sophie. “¿Es China una amenaza para la seguridad global?”. Tesina de fin de curso Master en Relaciones Internacionales del IBEI. Diciembre de 2005. Página 23.<br /><br />4 Los adeptos a esta tesis también son conocidos como “Blue Team”, en relación a el film Wargames.<br /><br />5 BUSTELO, Ibídem.<br /><br />6 BERNSTEIN, Richard; MUNRO, Ross H. “The Coming Conflict With China”. New York: Alfred A. Knopf, 1997.<br /><br />7 FERNANDEZ, Sophie. Ibidem. Página 24.<br /><br />8 SHAMBAUGH David. “Powershift. China and Asia’s new dynamics”. Berkeley: University of California Press, 2005.<br /><br />9 Zheng Bijian fue vicepresidente ejecutivo de la Escuela Central del PCC y presidente actualmente de un think tank próximo al hoy presidente Hu Jintao<br /><br />10 Conferencia pronunciada durante el acto organizado por el Real Instituto Elcano el<br /><br />12 de diciembre de 2005.En http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/867/867_DiscursoZheng.pdf<br /><br />11 BIJIAN, Zheng. Ibídem.<br /><br />12 En DELAGE, Fernando.”El nuevo contexto de la política exterior china”. ARI Nº 93/200. Publicado el 07/09/2007. Real Instituto Elcano. En www.realinstituoelcano.org<br /><br />13 BOTELO, Op. Cit.<br /><br />14 Director del Instituto de Estudios Internacionales en la Escuela del Partido Comunista Chino.<br /><br />15 GOLDEN, Sean. “Percepciones y sistemas de valores como factores de desarrollo y transición en Asia”. En Sean Golden y Max Spoor (Eds.), Desarrollo y Transicion en Asia. Barcelona: CIDOB y Ediciones Bellaterra, 2005.<br /><br />16 BOTELO, Op. Cit.<br /><br />17 OLIVIER FAURE, Guy. “La sociedad china y la nueva cultura emergente”. En Multilateralismo versus unilateralismo en Asia: el peso internacional de los “valores asiáticos”. España, CIDOB, 2004.<br /><br />18 MAJIE, Zhu. “Cultural impact on international relations”. Cultural Heritage and Contemporary Change, Series III, Asia, Volume 20.<br /><br />19 DELAGE, Op. Cit.<br />Centro Argentino de Estudios Internacionales www.caei.com.ar<br />Programa Asia-Pacífico<br /><br /><span style="color:#ff6600;">Bibligrafía</span><br /><br />• BATES, Gill, “Rising star: China’s new security diplomacy”. Washington: Brookings Institution Press, 2007,<br /><br />• BERNSTEIN, Richard; MUNRO, Ross H. “The Coming Conflict With China”. New York: Alfred A. Knopf, 1997.<br /><br />• BUSTELO, Pablo. “El auge de China: ¿amenaza o “ascenso pacífico”?. ARI Nº 135/2005. Publicado el 10/11/2005. Real Instituto Elcano.<br /><br />• Conferencia pronunciada durante el acto organizado por el Real Instituto Elcano el 12 de diciembre de 2005.En http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/867/867_DiscursoZheng.pdf<br /><br />• DELAGE, Fernando.”El nuevo contexto de la política exterior china”. ARI Nº 93/200. Publicado el 07/09/2007. Real Instituto Elcano. En www.realinstituoelcano.org<br /><br />• Documentos CIDOB. Asia; 17. Luis Francisco Martínez Mont. “Los Estados Unidos y el ascenso de China. Implicaciones para el orden mundial”.<br /><br />• FERNANDEZ, Sophie. “¿Es China una amenaza para la seguridad global?”. Tesina de fin de curso Master en Relaciones Internacionales del IBEI. Diciembre de 2005.<br />• GOLDEN, Sean. “Percepciones y sistemas de valores como factores de desarrollo y transición en Asia”. En Sean Golden y Max Spoor (Eds.), Desarrollo y Transicion en Asia. Barcelona: CIDOB y Ediciones Bellaterra, 2005.<br /><br />• MAJIE, Zhu. “Cultural impact on international relations”. Cultural Heritage and Contemporary Change, Series III, Asia, Volume 20.<br /><br />• OLIVIER FAURE, Guy. “La sociedad china y la nueva cultura emergente”. En Multilateralismo versus unilateralismo en Asia:<br />Centro Argentino de Estudios Internacionales www.caei.com.ar<br />Programa Asia-Pacífico<br />el peso internacional de los “valores asiáticos”. España, CIDOB, 2004.<br /><br />• SHAMBAUGH David. “Powershift. China and Asia’s new dynamics”. Berkeley: University of California Press, 2005.</div>Carlos Alvarez Calderónhttp://www.blogger.com/profile/17871748798698216429noreply@blogger.com0