martes, 29 de abril de 2008

LOS CAMBIOS DE LATINOAMÉRICA Y LAS RELACIONES ENTRE CHINA Y LATINOAMÉRICA


Zhang Xinsheng

¿Qué es América latina para los chinos?

Desde la década de 1980, a medida que el mundo sufría grandes cambios, en América Latina ocurrieron renovaciones en las áreas política, económica y social. Las renovaciones de América Latina se puede resumir, en lo político, en una transición de poderes militares y autocráticos a los de civiles elegidos; y en lo económico, de modelos económicos de predominio estatal y de carácter interno a los de liberalización con el neoliberalismo como guía y orientación.

La otra renovación importante que se dio en América Latina fue el progreso a grandes pasos del proceso de integración económica regional. En la época del desarrollo profundo de la globalización económica, los países latinoamericanos, con el objetivo de afianzar la unidad y cooperación y de perseguir el desarrollo, se dedicaron desde los años sesenta a la promoción de la integración económica regional; y con la reforma y el crecimiento económico de los años ochenta y noventa, el proceso de integración se ha reanudado y ha avanzado notoriamente. En la actualidad ya se ha configurado un sistema de integración regional, que comprende una serie de organizaciones, tratados y mecanismos de integración regional, para aumentar la cooperación económico-comercial entre los países miembro de diversas organizaciones, tales como los organismos subregionales del Mercosur, la Comunidad Andina, el Mercado Común de Centroamérica (MCCA), el Mercado Común del Caribe (conocido también como Caricom) y la Asociación de Integración Económica de América Latina -- en calidad de organización coordinadora y orientadora de integración económica de toda la región -- , que aún desempeña cierto papel; además, hay una gran cantidad de tratados de libre comercio bilaterales y multilaterales, acuerdos de complementariedad mutua y de promoción y protección de inversiones. Actualmente, todos los países latinoamericanos ya han sido incluidos en uno o más mecanismos de integración regional.

Por otra parte, la supuesta Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) aún está presente como una opción de los países. México, Chile y los países centroamericanos han firmado tratados de libre comercio con Estados Unidos. Se trata de una situación de existencia paralela del proceso de integración regional y el de integrarse con Estados Unidos.

Promovida por estas renovaciones, la situación interna de los países se ha estabilizado, las economías se han desarrollado y se han registrado progresos en algunos sectores económicos, zonas y países, mientras ciertos grupos sociales han elevado su nivel de vida. Sin embargo, la unilateralidad del pensamiento económico del neoliberalismo produce muchos desvíos. Ciertas medidas de apertura y de reajuste, tomadas por algunos gobiernos, en formas demasiado radicales y rápidas, también generan desequilibrios graves entre la economía y la sociedad: la inestabilidad del proceso de crecimiento económico, la polarización entre los pobres y los ricos, el desequilibrio del desarrollo entre diversos sectores económicos, zonas y países. Entrando en el nuevo siglo, el entorno de la división social sigue sin sufrir mejora, y aunque las situaciones políticas se mantienen estables en general, aún existen múltiples elementos de inestabilidad. En cuanto a la integración regional, son obvias las debilidades ocasionadas por las diferencias entre diversos países; las contradicciones de la integración intrarregional y la integración de las Américas, que encarna la diferencia entre los países latinoamericanos y Estados Unidos, sigue viéndose con claridad, ya que desde 2004 las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de las Américas se estancaron.

La situación actual de América Latina

Los 33 países latinoamericanos forman parte importante del mundo en desarrollo, y han desempeñado papeles muy importantes en los sucesos de la historia moderna y del tiempo actual del mundo. Muchos países latinoamericanos atravesaron por largos periodos de esclavitud y dominación colonialistas, así como de control e intervención imperialistas; también han realizado guerras para conquistar la independencia nacional y la liberación popular, y luchas en contra de la dominación imperialista. En el mundo actual, en que la globalización económica avanza a fondo y el terrorismo internacional constituye una amenaza para toda la humanidad y, al mismo tiempo, se entrelazan la multipolarización política del mundo y el unilateralismo, los países latinoamericanos se están esforzando por lograr un desarrollo equilibrado e integral en aspectos socioeconómicos y por promover el establecimiento de nuevos órdenes internacionales más justos y razonables.

Desde el ángulo político-académico, generalmente, se considera a América Latina como un conjunto integral por cuatro razones: 1) los 33 países latinoamericanos se ubican geográficamente en el hemisferio occidental, al sur de Estados Unidos; 2) estos países padecen las mismas o similares experiencias históricas, y tienen similitudes en aspectos de historia, cultura y raza; 3) los diversos países latinoamericanos se encuentran actualmente en procesos semejantes de desarrollo económico y social y, por ende, persiguen objetivos políticos comunes o similares en el interior y abrigan aspiraciones internacionales semejantes, y 4) las relaciones entre estos países son muy estrechas, al grado que se está constituyendo una serie de mecanismos de integración económica y de coordinación política. Estos cuatro elementos siguen siendo inalterables, y la integridad y similitudes del continente latinoamericano son aún las bases y argumentos para manejar las situaciones latinoamericanas.

Sin embargo, vale la pena mencionar las nuevas tendencias al respecto, en tiempos actuales: la globalización económica marcha sin cesar y el desequilibrio en el desarrollo se destaca cada vez más; entre los países de América Latina y del Caribe aparecen diferentes tendencias de intereses y de relaciones exteriores, de donde se derivan divisiones de intereses estatales y diferencias en políticas con el exterior. Lo anterior se demuestra con los hechos siguientes: 1) los países latinoamericanos y caribeños están formados por diversos grupos subregionales y, aunque se intercambian y se infiltran entre sí, existe una desarticulación entre diversas subregiones; 2) no hubo grandes avances en la promoción del proceso de integración de toda la región latinoamericana y caribeña; hemos visto un comienzo con la Comunidad de Países Sudamericanos, pero tanto la voluntad política como las medidas de integración política de la región no alcanzan los fines esperados; 3) se han ensanchado las diferencias en las relaciones con el exterior entre los diversos países -- México, por ejemplo, con un porcentaje muy alto en sus exportaciones (90%) a América del Norte, sobre todo con Estados Unidos; Chile maneja una tercera parte de sus exportaciones a cada una de las regiones de las Américas, Europa y Asia del Este, lo que es de gran importancia; y en México, América Central y el Caribe predominan las inversiones estadounidenses, mientras en América del Sur, las de Europa -- , y 4) hubo opiniones diferentes entre los países latinoamericanos sobre importantes temas internacionales, tales como la reforma de la Organización de las Naciones Unidas.

Las cada vez más evidentes diferencias antes mencionadas y las diferencias inherentes, tradicionales e históricas entre diversos países -- por ejemplo, las disputas fronterizas y territoriales entre algunos de ellos -- hacen que la gente cuestione cada vez más la identidad y la integridad de América Latina.

La tendencia al distanciamiento entre las naciones latinoamericanas es producto del desarrollo de la situación mundial. Por una parte, la globalización económica, basada en el sistema económico de mercado de múltiples países, ha promovido el crecimiento económico internacional y ha afianzado las relaciones de interdependencia de diversas regiones y países del mundo, y por la otra, las participaciones de diversos países en la globalización han sido muy desequilibradas, además de que cada vez se hacen más grandes las diferencias y brechas entre varios países y regiones, y entre diversas zonas, sectores económicos y grupos de gente dentro de los países.

Actualmente, estas diferencias y brechas entre los países latinoamericanos se encuentran en segundo lugar, ya que aún predominan la cooperación y voluntad de integración, pero hay que estar atentos para manejarlo a cada momento.

América Latina y el mundo

En la actualidad, la situación mundial se caracteriza por sus complicaciones e incertidumbres; tanto los problemas de seguridad tradicional como los de la seguridad no tradicional revisten un carácter urgente. En especial, en el campo político se entrelazan la tendencia a la unipolarización de la política mundial representada por Estados Unidos y la de muchos esfuerzos de diversos países por promover la multipolarización política del mundo. Aún predominan la coexistencia, el intercambio, la negociación y la cooperación. Sin embargo, no hay que menospreciar las diferencias, las divisiones, el contraste y la confrontación. Después de los ataques del 11 de septiembre, el tema del terrorismo internacional desvía y acapara la atención de la gente; las guerras desencadenadas por Estados Unidos contra Afganistán e Irak constituyen un cambio muy significativo de la situación mundial tras la desintegración de la Unión Soviética y el término de la Guerra Fría, lo cual influye mucho en la situación mundial, incluida la de América Latina.

Por otra parte, para los países latinoamericanos, al ser naciones en desarrollo, las tareas más importantes son, como siempre, la conquista del desarrollo económico-social equilibrado y el establecimiento de órdenes internacionales más justos y razonables. En ese proceso, se necesitan recursos financieros, tecnologías, mercado de comercio e inversiones, así como el entendimiento, el apoyo y políticas adecuadas de parte de Estados Unidos. Estados Unidos cuenta con importantes intereses políticos, económicos y diplomáticos en América Latina, y en ciertos tiempos o periodos puede otorgar atención a problemas relevantes de América Latina, como el tráfico de drogas en Colombia, las conductas de Cuba y Venezuela, el tema del supuesto Tratado de Libre Comercio de las Américas, etc., pero con el objetivo de salvaguardar los intereses estadounidenses y, concretamente, para asegurar que la situación quede dentro de su control. Ahora, Estados Unidos se preocupa más por la guerra contra el terrorismo y la seguridad de su territorio; la atención principal de Estados Unidos no se dirige hacia América Latina ni antes ni después del 11 de septiembre, como tampoco en la actualidad.

China y América Latina

China siempre aplica una política exterior de independencia, autonomía y paz. Los amplios países del Tercer Mundo, incluidos los de América Latina, constituyen la base de las relaciones exteriores de China. Las relaciones entre China y América Latina se desarrollan, desde la década de 1980, a una rapidez sin precedentes, y se basan en los cinco principios de coexistencia pacífica, a saber: respeto mutuo a la soberanía e integridad territorial; no agresión; no intervención en los asuntos internos; igualdad, y beneficio recíproco y coexistencia pacífica.

Las relaciones entre China y América Latina se desarrollan sobre las bases nacionales muy sólidas de China y de los países latinoamericanos. Por parte de China, se registró, desde finales de los años setenta, el comienzo de la aplicación de políticas de reforma y apertura que impulsaban con gran ímpetu el desarrollo económico y el progreso social, y con la creación y salvaguarda de entornos regionales e internacionales de seguridad y estabilidad; mientras en América Latina, los diversos países que la conforman se esfuerzan, desde los ochenta, por impulsar reformas de mercado, liberalización y privatización, así como la apertura hacia el exterior. En cuanto a las relaciones con el extranjero, se aplica una política exterior basada en el pragmatismo y la diversificación. De los cambios internos de ambas partes se derivan las condiciones favorables para el desarrollo de grandes avances en las relaciones entre China y América Latina, ya que ambos ven la explotación de relaciones recíprocas como medio específico para crear un ambiente favorable internacional. Desde los años noventa, hay cada vez más visitas bilaterales de dirigentes de alto rango; se establecen mecanismos gubernamentales de promoción de relaciones recíprocas entre China y una serie de países y organizaciones latinoamericanas. Ha sido muy llamativo el desarrollo de la cooperación económico-comercial entre China y los países latinoamericanos: el volumen del comercio ha aumentado de menos de 3000 millones de dólares estadounidenses a finales de los ochenta hasta 40000 millones en 2004, con un crecimiento anual promedio de dos dígitos, y también han sido cada vez más frecuentes las cooperaciones e intercambios científico-tecnológicos, culturales, sociales y de personal. En el nuevo siglo, con el empuje del crecimiento rápido y duradero de la economía china y la recuperación y crecimiento económico de los países latinoamericanos, las relaciones económico-comerciales han crecido con más rapidez; el promedio anual del aumento del comercio ha sido de 50%. Actualmente, los principales socios de cooperación económico-comercial de China en América Latina son: Argentina, Brasil, Chile, México y Panamá. Las consultas y el diálogo político en torno a importantes temas internacionales entre China, por una parte, y Argentina, Brasil, Chile, México y otros países latinoamericanos, por la otra, avanzan sin dificultades. Mirando hacia adelante, se puede afirmar que hay enormes potencialidades en las relaciones sino-latinoamericanas, lo que se basa en: 1) desde la crisis financiera de Asia del Este, China se ha esforzado por ampliar las necesidades internas, contando en ello consumos e inversiones interiores, para sostener un crecimiento económico de alta velocidad y duradero, promoviendo así la transición de un modelo de crecimiento que alimenta las exportaciones a un modelo de crecimiento basado en las necesidades locales; se prevé que por parte de China se mantendrá una necesidad muy activa de los productos latinoamericanos, como son los productos mineros, agrícolas, energéticos y manufacturados, y que será muy favorable para el desarrollo de las relaciones de cooperación entre ambas partes; 2) ya está firmada una serie de acuerdos y tratados de cooperación económica, comercial y científica entre China y países latinoamericanos como México, Brasil, Argentina, Cuba, Chile y Venezuela, etc., y con la entrada en vigor de estos acuerdos se promoverán las relaciones económico-comerciales entre ambos lados.

Por otra parte, existen aún problemas y dificultades en las relaciones sino-latinoamericanas, a saber: 1) el conocimiento y entendimiento mutuos entre diversos sectores sociales y distintos niveles administrativos no alcanzan aún los objetivos esperados, y todavía falta la consulta y el intercambio de opiniones sobre importantes temas internacionales, por lo que habría que afianzar coordinaciones sobre problemas como la reforma de la ONU, las negociaciones del comercio mundial, la lucha contra el terrorismo, los derechos humanos y las cooperaciones Sur-Sur, etc.; 2) con respecto a las relaciones económico-comerciales, existen entre China y diversos países y subregiones latinoamericanas ciertas semejanzas en cuanto a productos, exportaciones y estructuras económicas, ya que se necesitan esfuerzos de ambas partes para explotar y abrir nuevas áreas de cooperación a fin de que las relaciones sean más sostenibles, y 3) existe un desequilibrio de relaciones entre China y varios países y subregiones latinoamericanos: con países sudamericanos hay más complementariedad, y con los países centroamericanos y México, hay cierto grado de competencia.

Además, el problema de Taiwán aún limita las relaciones entre China y algunos países latinoamericanos que mantienen "relaciones diplomáticas" con Taiwán. Las autoridades de Taiwán aprovechan a estos países para poner en práctica en foros internacionales actividades de "deschinización" y a favor de la "independencia de Taiwán", todo lo cual constituye un desafío para la seguridad, la integridad territorial y la dignidad nacional china. China no intenta intervenir en los asuntos internos de estos países que mantienen relaciones oficiales con Taiwán; al contrario, alberga buena voluntad hacia ellos; ya que son países en desarrollo, pueden tener mucho en común con China en temas políticos, económicos y en importantes asuntos internacionales. Se esperaría que tanto China como estos países puedan mostrar perspicacia política para superar de común acuerdo el obstáculo político del problema de Taiwán, y normalizar sus relaciones para gozar de grandes espacios de cooperación.

En resumen, con condiciones más favorables, como los sólidos argumentos anteriores, enérgica voluntad, medios y mecanismos adecuados y sólidas bases como las actuales, se prevería un gran desarrollo dentro de poco tiempo de las relaciones entre China y las naciones latinoamericanas.