martes, 26 de agosto de 2008

COMICIOS MUNICIPALES EN EGIPTO ¿ELECCIONES SIN ELECCIÓN?


Casa Arabe

El pasado 8 de abril se celebraron elecciones locales en Egipto en un clima tenso debido al deterioro de las condiciones socio-económicas que han llevado a los obreros del textil a una serie de huelgas y manifestaciones y en un controvertido marco político y electoral.

Las asambleas locales constituyen una institución en la vida administrativa egipcia con una larga tradición. La Constitución de 1923 estipuló un régimen de administración local en los artículos 132 y 133, completado después en la Constitución de 1971, que dividía al país en unidades administrativas con cinco niveles cada una: gobernación (muhafaza), región (markaz), ciudad (madina), distrito (hayy) y pueblo (qaria). Más tarde, se regularían en virtud de la Ley 43/1979, aunque sin alcanzar el objetivo de descentralización que en principio la motivaba.

En abril de 2006 se debían haber celebrado elecciones municipales. Sin embargo, el 14 de febrero de 2006 el parlamento egipcio aprobó, con 348 votos a favor y 196 en contra, una propuesta del presidente de la República, Hosni Mubarak, para aplazarlas dos años en pro de introducir modificaciones en la Ley de Administración Local para que las asambleas locales gozaran de mayores atribuciones e iniciar así el proceso de descentralización. También se quería instaurar un sistema electoral alternativo al de las listas individuales, problemático a la hora de elegir a los cerca de 52.000 representantes locales.

Varios factores explican la importancia que revestían estas elecciones municipales de abril de 2008 en relación con las anteriormente celebradas. Eran las primeras elecciones municipales que tenían lugar en aplicación de las enmiendas constitucionales aprobadas en marzo de 2007. Concretamente el artículo 76 establece que cualquier candidato independiente que quiera presentarse a las elecciones para la Presidencia de la República, además de tener el apoyo de 65 miembros de la Asamblea del Pueblo (Congreso de Diputados) y 25 del Consejo Consultivo (Majlis al-Shura), debe también lograr el apoyo de 140 miembros de los consejos locales de las gobernaciones (a condición de que sean de 14 gobernaciones distintas). Esta nueva legislación daba un poder cualitativo a las municipales de cara a las importantes elecciones presidenciales.

Asimismo, aunque la prometida nueva ley de descentralización que daría más poderes a los consejos locales no se ha aprobado, todo parece indicar que se hará en un corto período de tiempo, de manera que el voto municipal podría adquirir mayor interés político. No obstante, hay que tener en cuenta que la gran atribución de poderes sobre la administración local de los que gozan los gobernadores de provincia, de designación presidencial, diluye considerablemente el alcance de dicha descentralización.

La ley que regula estas elecciones (49/1979) da un gran poder a las autoridades gubernamentales en la organización de las principales fases del proceso electoral, ya sea en la nominación de los candidatos, la campaña electoral o la verificación del escrutinio. En consecuencia, la tensión prevaleció en todo el proceso. De los más de 5000 candidatos que presentaron los Hermanos Musulmanes, sólo 21 fueron admitidos; y de los 4000 que presentaban los otros partidos de oposición (1700 el partido liberal de al- Wafd, 600 el partido de izquierdas al-Tagammu‘ y 700 el también liberal al-Gad) sólo 1200 consiguieron registrarse. Incluso en las filas del partido gubernamental, Partido Nacional Democrático (PND), hubo conflictos entre distintos pretendientes a las candidaturas (y finalmente 600 dimitieron), lo que ha sido interpretado como parte de las tensiones que vive el partido gubernamental desde hace un tiempo, dividido entre diversos sectores que tratan de imponerse ante la futura sucesión del presidente de la República.

La Ley 18/2007 que regula el papel de la Junta Superior Electoral le da una escasa autonomía y el papel del ámbito judicial como garante del proceso ha quedado muy disminuido tras las enmiendas constitucionales, de manera que la supervisión del mismo ha quedado excesivamente centrado en los ministerios de Interior y de Desarrollo local, así como en los gobernadores provinciales. Doce organizaciones de la sociedad civil egipcia obtuvieron del Consejo Nacional de Derechos Humanos el permiso para supervisar el proceso electoral. Los informes de estas organizaciones, como los del Centro Egipcio de Derechos de Mujer o la Asociación Egipcia para el Desarrollo Democrático, expresaron los obstáculos con los que se encontraron en su labor de supervisión y las múltiples irregularidades que constataron durante el proceso.

Los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza política de oposición con 88 diputados en el Parlamento, anunciaron el 21 de febrero su participación en las elecciones. El Guía General, Muhammad Mahdi Akef declaró en conferencia de prensa que participaban para "salvar a la nación", renunciando a su eslogan El islam es la solución en favor de otros sobre la lucha contra la corrupción y el alza de precios. Con el objetivo de generar un estado de movilización en la vida política, al-Tagammu‘ dijo lo propio ese mismo día, al igual que al-Wafd, el Partido Naserista y el Frente Democrático, anunciando una coordinación entre todos ellos.

Sin embargo, el día anterior a la cita electoral el liderazgo de los Hermanos Musulmanes anunció que por el acoso sufrido, reduciéndose su número de candidatos y aumentando el de detenciones entre sus filas, se retiraba de los comicios y llamaba al boicot.

El número de escaños en juego en los consejos locales de las 28 gobernaciones (muhafaza) egipcias, y en sus diferentes niveles, era de 52.000, a los que concurrieron unos 57.000 candidatos, de ellos 52.000 pertenecientes al Partido Nacional Democrático. La participación, según observadores y oposición, osciló entre el 1% y el 5%, según la prensa oficialista entre el 5% y el 10%, y según fuentes del PND ascendió al 30%.

"Elecciones sin elección" ha sido una de las frases más repetidas por los políticos de la oposición, dado que en numerosos distritos electorales no hubo votaciones debido a la presencia de un único candidato que obtuvo su puesto de forma directa. Del total de escaños, 44.000 fueron adjudicados directamente por falta de otros candidatos. Así pues, sólo quedaban 8.000 escaños objeto de elección entre 10.000 candidatos, pero de esos 8.000, 6.000 fueron también adjudicados a un único candidato tras concretarse acuerdos entre el PND y algunos partidos de oposición para el reparto de los escaños sin recurrir a la votación. De manera que las elecciones reales han sido por 2.000 puestos (4% del total).

Las fuerzas políticas que participaron en las elecciones fueron: Partido Nacional Democrático, al-Wafd (rama Mahmud Abazha); al-Wafd (rama Nuuman Yumaa); Partido Naserista, al-Tagammu‘, al-Yil al-Yadid, Misr al-Arabi al-Ishtiraki, al-Gad (rama Musa Mustafa Musa), al-Gad (rama Ayman Nur), al-Yumhuri al-Hurr, al-Yabha al-Dimuqratiyya (rama Osama Gazali Harb), al-Yabha al-Dimuqratiyya (rama Muhammad Anwar Esmat al-Sadat), al-Dusturi y al-Ahrar. Los Hermanos Musulmanes y varios partidos minoritarios como Hizb Misr 2000, Hizb al-Umma y Hizb al-Salam al-Duwali, boicotearon las elecciones. Además de las fuerzas políticas, otros candidatos se presentaban como independientes. Los resultados no sorprendieron a nadie: el Partido Nacional Democrático consiguió 51.000 escaños. El resto, unos 1.000, se repartieron entre los diferentes partidos de oposición siendo al-Wafd el que más representantes obtuvo (242).