miércoles, 23 de abril de 2008

INDIA Y AMÉRICA LATINA: EL REDESCUBRIMIENTO DE SUS VALORES E INTERESES


Julio Faesler Carlisle

El conocimiento de las historias y las culturas permiten comprender las relaciones internacionales. América Latina y la India atesoran sus arraigadas y multifacéticas herencias históricas y culturales. Los Vedas y los Upanishads, los registros de los aztecas y mayas, los grandes templos del monte Abu, Tanvanjour o Chichén-Itzá y Teotihuacan en México, o el Machu Pichu de los incas trascienden los siglos y aún están con nosotros.

Se han planteado teorías de qué tan lejos se remontan nuestras relaciones. El doctor B. Chakravarti considera que hay una cepa común de los indios y los amerindios. También hay indicios genéticos reconocibles en las espaldas de los infantes mayas que nos recuerdan las de sus antepasados centroasiáticos que cruzaron el puente terrestre de las Aleutianas o navegaron en las desoladas aguas del Mar de Bering hace más de 20000 años. Los polinesios vinieron de las costas de los modernos Perú y Chile y así se cierra el círculo.

Quizá exploradores y misioneros procedentes de Asia llegaron al continente americano antes de que Cristóbal Colón, por error, tomara a la isla de La Española como parte de India a finales del siglo XV, confiando en que no estaba a más de 10 jornadas del Ganges.

Durante 300 años, imponentes galeones salieron de México y navegaron el Pacífico para llegar a India y China desde mediados del siglo XVI. La Compañía de Indias española comerciaba con Filipinas, Macao y China. Desde Manila (gobernada por el virrey de la Nueva España), llegaron a España, a través de América, algodón de Cambay, Gujerate y Sindi; especias de la costa de Malabar y diamantes y rubíes de Vijaynagar.

Acapulco y El Callao, los puertos del Pacífico de México y Perú, realizaban ferias para recibir la llegada anual de la "Nao de la China" con sus cargamentos de especias y telas destinadas a Sevilla y que se volvió el imán comercial de la Europa renacentista. En México, todos se habituaron a los diseños y sabores indígenas.

El reencuentro

En los años siguientes, India y América Latina comerciaron esporádicamente y sobre unas cuantas mercaderías específicas como algodón, especias, gemas, metales preciosos y obras de arte.

En la actualidad recorren los mismos caminos petróleo, productos de acero, sustancias químicas, vehículos de transporte, aparatos electrónicos, textiles y servicios de información. Las compras latinoamericanas de productos indios se han elevado a 1455 millones de dólares estadounidenses (2001-2001), lo que equivale a 2.2% de las exportaciones de India. Estas ventas a América Latina representan 0.25% de las importaciones totales de la región. Las importaciones indias de América Latina ascendieron a 989 millones de dólares, sólo 1.5% de las importaciones totales del país asiático. El comercio de India con la región latinoamericana se realiza sobre todo con Brasil, México, Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela. El comercio exterior contribuye con 41% al PIB latinoamericano y, en el caso de México, con 64.5%, en comparación con 25.7% para India.

Más específicamente, México exportó 465.6 millones de dólares en 2003, de los que la mayor parte fue petróleo crudo (435.3 millones); el resto fue de sustancias químicas, minerales, juguetes, nylon, fibras y maquinaria. México importó 564.1 millones de dólares sobre todo en textiles, prendas de vestir, partes de repuesto, motocicletas, sustancias químicas, fertilizantes, productos farmacéuticos y tintes.

La economía india se basa predominantemente en la base rural, que captura prácticamente 70% de una fuerza de trabajo de 400 millones de personas y contribuye sólo con 25% al PIB. El sector manufacturero de la economía de India es de 15.9% en productos alimenticios y verduras y bebidas, 9.8% corresponde a textiles, maquinaria y productos eléctricos, 2.9% a prendas de vestir y materiales para tinción, y 10.1% a metales básicos. En el rubro fabril, 12.7% está en el sector público (16695 plantas), 85.3% (112001) son totalmente de propiedad privada y 1.4% (1834 plantas) son sociedades conjuntas o cooperativas.

La industria y los servicios emplean a un tercio de la fuerza laboral potencial de India y aportan 48% del PIB. En el periodo de 2001-2002, hubo 3.4 millones de unidades industriales de pequeña escala en India, que daban empleo a 19.2 millones de personas y contribuían con 34% de las exportaciones totales.

Las exportaciones indias, de alrededor de 12% del PIB de 477300 millones de dólares, son pocas en comparación con el enorme tamaño del país. En 2003, las exportaciones totales de mercancías de origen indio fueron de unos 58000 millones de dólares. Las exportaciones de India, contando los servicios, fueron de 66700 millones de dólares en el periodo de 2002-2003, de las cuales 11400 millones fueron a la Unión Europea y 11800 millones al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Los principales productos de exportación fueron té, textiles y sustancias químicas orgánicas. Las importaciones ascendieron a 61300 millones de dólares, de los cuales 17000 millones se destinaron a la adquisición de petróleo, y entre ellas se contaron 22 millones de toneladas métricas (TM) de petróleo crudo. En bienes de capital se gastaron 12700 millones.

La explicación de las bajas cifras de exportaciones para un país con 1027 millones de habitantes es justamente el hecho de que el creciente mercado interno, en el que la clase media creció de 170 millones a mediados de los noventa (18% de la población) a no menos de 350 millones en 2003, está absorbiendo la mayor parte de la producción interna en casi todos los sectores. Para 2007 deberá representar unos 450 millones.

En 2001, el número de televisores en India por cada 1000 personas fue de 83 en contraste con los 283 de México. Otros índices: por cada 1000 habitantes fueron 83 líneas telefónicas en India contra 137 en México; hubo 58 computadoras con 7000 huéspedes de internet en la India, contra 68.7 computadoras con 3636 huéspedes de internet en México. China sólo tenía 19 computadoras por cada 1000 habitantes, pero anunció tener 33700 huéspedes. Estos datos apuntan a las oportunidades que tienen las firmas latinoamericanas para operar en India. También apuntan al surgimiento de clases urbanizadas.

El crecimiento de la clase media de India fue un factor importante durante las elecciones de 2004. El partido BJP [Bharatiya Janata Party] esperaba mantenerse en el gobierno cortejando a los nuevos consumidores al destacar su mejor nivel de vida mediante una campaña centrada en el eslogan de una "India resplandeciente". Por su parte, el Partido del Congreso y sus aliados tuvieron éxito al mantenerse cerca de las clases rurales que siguen conservando el banco de votos decisivos en la política india.

La industria india empezó durante el Raj Británico, aunque estuviera, naturalmente, orientada a la producción para el mercado interno que no competía con la metrópoli. Los productos destinados al mercado interno gozaban de una elevada protección arancelaria que se continuó hasta bien entrado el siglo XX. Cuando llegó la Independencia en 1947, los hombres de negocios más importantes se reunieron en Bombay para establecer y construir una India económicamente independiente. Los grandes capitanes de la industria india como Tata, Birla, Sri Ram y Shroff acordaron lo que después se conocería como el Plan Bombay, que persigue una industrialización rápida y autosuficiente.

Su filosofía no llegó tan lejos como la Swadeshi de Mahatma Gandhi, que predicaba la restricción de las necesidades personales a lo que podía obtenerse en el vecindario, pero ciertamente había la intención de asegurar que a India no le faltara ningún producto importante que requiriera en cualquier momento.

Prefirieron endeudarse o pedir prestado que aceptar la inversión extranjera directa. No admitieron la propiedad extranjera en áreas esenciales como la banca, los seguros, la energía o el transporte. En donde sea que existiera aquélla, el área debía ser nacionalizada. Gurdarshan Dass señala que si otros países en ese tiempo querían una rápida industrialización mediante la intervención estatal, la India quería lograr este propósito a través de medios democráticos.

Los Planes Quinquenales de aquella época eran una combinación del proteccionismo de Gandhi de la industria nacional con el acento socialista de Nehru en la industria pesada.

Un episodio muy sorprendente de este impulso por la independencia tuvo lugar cuando India desdeñó con valentía atenerse al Plan de Ayuda Alimenticia (PLO 480) de Estados Unidos y decidió llevar la agricultura a una nueva dimensión. Los años de 1966 y 1967 habían sido de severas levas y una hambruna generalizada amenazaba al país. El gobierno de Lal Shastri no estaba dispuesto a seguir pagando los costos políticos de depender de la interesada benevolencia de Estados Unidos. Para fortuna de India, el equipo de científicos de Norman Borlaug estaba desarrollando y probando semillas mejoradas en Chapingo, en el CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo-México). En 1968 se enviaron a India 18000 TM de semillas enanas de trigo y a ello se aunó una intensa promoción del uso de fertilizantes. Al cabo de dos años el espectro de la hambruna había desaparecido e India estableció su autosuficiencia alimentaria.

En el periodo 1996-1997 se produjeron 199.3 millones de TM de granos para la alimentación. En 2003 unas existencias de 70 millones de TM de granos contaban como cifras de excedentes. Hoy los problemas no son por escasez sino por resolver la logística de almacenamiento, transporte y distribución. El no tener que dedicar el intercambio con el exterior a la compra de alimentos en los mercados internacionales es uno de los factores que ha permitido a India gozar de un elevado nivel de reservas, como la marca de 120000 millones de dólares en octubre de 2004.

El empresariado indio y el gobierno de su país impulsan sus exportaciones a todo el mundo con el propósito de alcanzar, en los próximos dos años, al menos 1% del comercio mundial a partir de su actual proporción de 0.7%. El Instituto Indio de Comercio Exterior, homólogo del extinto IMCE (Instituto Mexicano de Comercio Exterior), capacita personal en técnicas modernas, realiza investigación sobre comercio exterior y divulga información sobre sus hallazgos.

Existen Consejos de Promoción de la Exportación instituidos por el Ministerio de Comercio y registrados como organizaciones no lucrativas con funciones consultivas y ejecutivas. Asisten en campos como la ingeniería y las industrias farmacéutica y pesada. Ofrecen importantes apoyos y servicios a organizaciones y compañías privadas y públicas que buscan oportunidades en los mercados extranjeros. Estos apoyos pueden ser pasajes de avión, alquiler de puestos de exhibición y relaciones públicas y publicidad.

La Federación de Organizaciones Indias de Exportación (FIEO, por sus siglas en inglés) ayuda a las casas comerciales y exportadoras reconocidas por el gobierno. Otras dependencias son la Agencia de Fomento de la Exportación de Productos Agrícolas y Alimentos Procesados y la Agencia de Fomento de la Exportación de Productos Marinos.

Es preciso hacer mención de las ocho Zonas Económicas Especiales (SEZ, por sus siglas en inglés) dirigidas específicamente a la promoción de los exportadores y a proporcionar un "ambiente competitivo y libre de disputas" a los exportadores como enclaves "sin aranceles". En 2004 se autorizaron 18 SEZ más.

Los países latinoamericanos han sido objeto de una promoción específica por parte de los ministerios de Comercio y Asuntos Exteriores. La labor busca, por ejemplo, incrementar las ventas de productos indios a México hasta por 700 millones de dólares en el futuro próximo.

India y América Latina ya han reconocido el creciente potencial económico de una y otra. Por un lado, los empresarios están aprendiendo más sobre el mercado de la clase media india, de 300 millones de personas, y viendo en el potencial de India a un socio y colega en inversiones y en la investigación científico-industrial. El turismo es más frecuente y el número de visas otorgadas a los ciudadanos indios para viajar a México, contando en ello las impresionantes celebraciones matrimoniales en sitios de recreo como Cancún, se ha elevado en los dos últimos años.

Los industriales indios son muy activos en América Latina y muchos de ellos planean transformar sus actuales agencias y distribuidoras en industrias y servicios conjuntos. Los programas de integración regional agregan dinamismo a estas perspectivas y promueven la construcción de sólidas asociaciones.

Áreas de libre comercio

La integración regional incrementa las expectativas de comercio, inversión e investigación. Los 21 países de la Cuenca del Pacífico (englobados en el APEC: Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) tienen una población de 2500 millones de personas y un PIB de 18 billones de dólares, lo que representa 60% del PIB global y 47% del comercio mundial. Chile, México y Perú se reúnen con regularidad en el APEC en los niveles ejecutivo, parlamentario y empresarial. Y hay quienes prevén un área sin aranceles para la Cuenca del Pacífico hacia 2010 para los miembros desarrollados de ese foro y, más tarde, en 2020, para todos.

La comunidad de negocios india reconoce que México saca provecho de su envidiable situación geográfica. Es el país con el mayor número de tratados comerciales en el mundo, abarcando Europa, Asia y América Latina. El Programa PPP (Plan Puebla-Panamá) lanzado por el presidente Fox construirá infraestructura en América Central y llegará hasta Colombia.

Los acuerdos bilaterales y regionales latinoamericanos pueden alentar los esfuerzos de los industriales y los sectores de servicios indios que quieran colaborar con sus homólogos latinoamericanos para compartir los mercados y realizar investigaciones conjuntas.

Por otro lado, la participación de India en las integraciones económicas regionales no sólo destaca su fe en el continente asiático del siglo XXI, sino que también es la contraparte de la estrategia geopolítica latinoamericana.

En cuanto al papel de India en Asia, en una reciente reunión en Nueva Delhi, el primer ministro Manmohgan Singh destacó ante el Comité de Empresarios la necesidad de exportar más y atraer mayores inversiones al país, además de los 4800 millones de dólares recibidos entre 2002 y 2003 como inversión directa privada y de los casi 1000 millones en inversiones de cartera. El primer ministro destacó las oportunidades que ofrecen a los empresarios indochinos los proyectos que llevarán más de 155000 millones de dólares a infraestructura en India en los próximos 10 años. Especificó que 55000 millones serían para aeropuertos y caminos, 75000 millones para proyectos de energía y 25000 irían a las telecomunicaciones.

Los miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ANSEA) decidieron formar una Comunidad Económica Asiática que reduciría las barreras arancelarias y, con ello, comerciaría dentro de sus fronteras al menos 30000 millones de dólares para 2007. Esta comunidad, con Japón, China y Corea, abarcaría una mitad de la población mundial y sus reservas internacionales serían mayores que las de la Unión Europea, si juntamos la potencial Área de Libre Comercio de las Américas.

Este gigantesco proyecto incluiría el Área de Libre Comercio de BIMSTEC (siglas en inglés de Bangladesh, India, Myanmar, Singapur y la Comunidad Económica de Tailandia), con un PIB de 750000 millones de dólares y una población de 1300 millones de personas, e implementaría la decisión de la Conferencia de Bogor de 1994 de crear una Comunidad Económica de la Bahía de Bengala y, en el largo plazo, una moneda común para el sur de Asia sustentada en un Fondo de Reservas de Asia del Sur.

Otro importante plan se refiere al tratado firmado en Shanghai hace unos meses para crear un camino de Tokio a Estambul, de 14000 kilómetros, como una restitución del fabuloso Camino de la Seda, a fin de conectarlas con un nuevo capítulo de su historia.

Estas grandes visiones bien pueden engranarse en la Comunidad de la Cuenca del Pacífico del APEC con América Latina para constituir la más impresionante conjunción de recursos del planeta.

Los esquemas de integración regional, ya en marcha en las dos áreas, están ejerciendo un inevitable impulso gravitacional recíproco. El Acuerdo Marco que India firmó recientemente con el Mercosur y el Acuerdo Comercial rubricado con la subregión andina son los primeros ejemplos. La alianza estratégica de India con Brasil y Sudáfrica para crear el "Eje Arco Iris" IBSA (las iniciales de los tres países) podría crecer al incluir a China, Rusia y México y satisfacer así los programas hoy en curso en Asia. Están en preparación nuevos proyectos oceánicos para el trayecto India-América Latina, en el que se toca Sudáfrica y luego sigue hasta Santos, Rio de Janeiro y Buenos Aires. En el Pacífico también tendrán más tráfico Manzanillo, Mazatlán, Guayaquil, El Callao y Valparaíso.

Integración y globalización

El propósito de la integración regional, en la medida de su diferencia con la globalización, es unir mercados vecinos y, con ello, fortalecer la capacidad de los productores nacionales de encarar la competencia mundial. La globalización tiene una finalidad distinta. No es un instrumento para el desarrollo social equitativo. La globalización no es en sí misma un remedio contra la pobreza, sólo facilita las comunicaciones y transacciones a los operadores de negocios. Si se aplica en forma indiscriminada, obstaculizará e incluso frenará el progreso nacional general.

Las masivas importaciones de los países en vías de desarrollo, en respuesta a las fuerzas del libre mercado, han desestabilizado sectores económicos completos y provocado enormes flujos migratorios que ponen en riesgo, irónicamente, la estabilidad incluso de algunos de los propios países desarrollados.

Los dinámicos mercados del Tercer Mundo son los objetivos primordiales de los países industrializados cuyos intereses han predominado en las rondas del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) y, después, de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Dichos mercados tienen una importancia decisiva para el mantenimiento de los niveles de vida en los países desarrollados.

El "nivel cancha" tan insistentemente buscado por los promotores de la globalización universal resulta de reducir o eliminar los obstáculos arancelarios y no arancelarios a las importaciones. Al aceptar esta consigna en el curso de los años, buena parte del arsenal arancelario de América Latina se ha gastado en las rondas del GATT y de la OMC, sin dar la debida atención a las débiles condiciones de sus propios sectores agrícolas y de manufactura local. Las barreras arancelarias en México, por ejemplo, se han reducido drásticamente y se ha eliminado la exigencia de permisos para las importaciones.

Una mayor selectividad, y no el mero desmantelamiento de los aranceles, deben ser los criterios en las futuras negociaciones comerciales para garantizar que todas las concesiones otorgadas a los países en vías de desarrollo se relacionen realmente con sus propios intereses de desarrollo.

La integración regional puede ofrecer alternativas para fortalecer la competitividad de los sectores más débiles si se establecen calendarios diferenciados para la reducción de aranceles de acuerdo con los niveles de desarrollo, en vez de exponerlos en forma prematura y sin protección al mercado abierto internacional. Será de la mayor utilidad que los administradores públicos y privados de América Latina e India sostengan consultas activas entre sí a fin de intercambiar experiencias e ideas en torno a las rondas comerciales en la OMC y otros organismos.

Asociaciones comerciales

Las relaciones económicas entre India y América Latina no deberán limitarse al comercio. Son obvias las oportunidades de mercado en la floreciente clase media india, que es equivalente a dos tercios del tamaño del mercado latinoamericano entero. A la inversa, el exportador indio está listo para entrar a estos mercados y, desde luego, a través del TLCAN, a los de Estados Unidos y Canadá.

Cada vez es mayor el flujo de negociantes y personal técnico indios hacia América Latina en varias áreas: productos farmacéuticos, partes de automóviles, sustancias agroquímicas, textiles y de la industria del vestido, tecnología de la información y otros servicios. Las firmas de consultoría se están estableciendo en América Latina en los campos "permitidos por la información". Muchos empresarios de India y América Latina han asistido a escuelas de comercio en Estados Unidos y Europa y aplican las estrategias mercantiles que aprendieron. El lenguaje comercial y hasta la semiótica son un puente común.

Estos son los primeros pasos hacia unos lazos más firmes y permanentes. Luego seguirán las asociaciones de agricultores, industriales y prestadores de servicios. Los contratos de intercambio de información, colaboración tecnológica, empresas conjuntas, inversiones de cartera, etc., posibilitan que se compartan los mercados y los recursos. Los hombres de negocios tanto de India como de América Latina deben buscar socios en los países que visitan.

Establecer operaciones sin contar con apoyo local, sin conocer los medios y las personas adecuados es, en el mejor de los casos, una propuesta insegura. Los competidores pueden destruir cualquier logro si no hay ningún socio que comparta los riesgos o, por lo menos, asegure la lealtad al producto. Son las asociaciones, y no las meras estadísticas, las que consolidan y aseguran los MOU [siglas en inglés de Memorandums of Understanding], los contratos, los acuerdos y los tratados.

Investigación y servicios

India logró la seguridad alimentaria en 1968 mediante la "Revolución Verde", con las semillas de trigo mejoradas mexicanas. Hoy, la colaboración latinoamericana, por ejemplo de Chile, podría referirse a la "segunda revolución verde" programada, consistente en la diversificación de cultivos, la irrigación, la agricultura seca, la distribución de aguas, el tratamiento de verduras, frutas y flores, los productos lácteos, el cultivo de peces y camarones, el empaque comercial, el almacenaje y la logística.

Ya comenzó con Venezuela y Brasil la cooperación en materia de tecnología petrolera en cuanto a extracción y refinación. También de manera oportuna ya se empieza la aplicación de las experiencias en México e India sobre fuentes de energía alternativas, como las eólicas, solares y geotérmicas.

La investigación en biotecnología para obtener medicamentos más baratos y efectivos para combatir pandemias está avanzando en América Latina en países como Brasil, Cuba y México. La megadiversidad plantea la necesidad de proteger a las comunidades nativas locales cuyos conocimientos tradicionales sobre identificación y uso de los materiales, valiosos en términos farmacéuticos, no son ni reconocidos ni recompensados. En ambas áreas, debemos coordinar nuestras políticas sobre patentes.

Desarrollo humano

Las personas son el recurso más poderoso. El comercio y la economía pueden ser muy importantes, pero la alimentación, la educación y la capacitación son el principio y el fin de todo desarrollo.

Los programas de nutrición prenatales e infantiles, seguidos de una educación general que acentúe el desarrollo de las áreas rurales, hacen de la población el capital principal. Asia y América Latina pueden aprender mutuamente de sus logros. Ofrecer más educación primaria y secundaria, junto con cursos de aprendizaje y capacitación en los puestos de trabajo, debe considerarse como una inversión a mediano plazo con un rendimiento seguro en 15 años. Y éstas son áreas ideales para la colaboración. Los cursos de capacitación para profesores, como los realizados en varios países latinoamericanos como Argentina, Costa Rica y Colombia, serían de mucho provecho en India, como lo es también el uso de equipos modernos de comunicación en las labores educativas.

Ejemplos interesantes directamente aplicables en los países de América Latina son la experiencia india en el nivel local del desarrollo de las comunidades: la organización de microahorros y microcréditos, los movimientos cooperativistas junto con el Panchayat Raj en la base misma de la democracia india, los sistemas de votación electrónica así como los centros de e-gobierno.

Un número cada vez mayor de organizaciones voluntarias en India y América Latina se ocupan de necesidades sociales cruciales. Con frecuencia hay empresas indias que apoyan los programas sociales de entidades públicas y religiosas, o los suyos propios. Muchas son destacados modelos para el mundo por su compromiso social. Algunas están en contacto con fundaciones internacionales y también deberían enlazarse con organizaciones privadas latinoamericanas, como las que existen en Venezuela, Colombia y México.

Metas internacionales comunes

En el siglo XXI India será un escenario central de los acontecimientos mundiales en un ambiente internacional particularmente amenazado. El actual unilateralismo es un fenómeno tan inestable y transitorio como lo fueron otras correlaciones de fuerzas en el pasado.

El Tratado de Tlatelolco, que declara que América Latina ha de ser una zona libre de armas nucleares, la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, la Convención contra la Corrupción y el actual papel de América Latina en el proceso de reforma de la Carta de las Naciones Unidas son ejemplos de su compromiso con el progreso y la seguridad del mundo.

América Latina e India seguirán ayudándose mutuamente para contribuir a la paz y el desarrollo mundiales a través de consultas sobre la eliminación del terrorismo, la no proliferación de armamento nuclear, programas de alimentos y salud, la protección de los derechos de las minorías y la atención a los flujos migratorios, el medio ambiente, la educación universal, las políticas para combatir el desempleo, el desarrollo de los recursos humanos, asuntos migratorios, la administración del agua y las fuentes de energía renovables.

Los grupos parlamentarios latinoamericanos e indios pueden reunirse con cierta regularidad para compartir experiencias respecto de sus legislaciones específicas relacionadas con los problemas internacionales.

India y América Latina están unidos en los principios Panchsheel: respeto de la raza, creencias y pensamiento, no intervención, no agresión y paz como instrumentos de la conciliación. El compromiso de India con el secularismo y la tradición de América Latina de respeto a todas las ideologías dan aliento a nuestras contribuciones a la paz, la justicia y la seguridad en una era llena de agitaciones. India y América Latina comparten un brillante futuro.